jueves, 15 de junio de 2023

MÉXICO: El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/ IV

Publicado en CAMPUS. Suplemento sobre Educación Superior
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El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/ IV
15 junio, 2023 por 
Después de cancelado el Consejo Nacional de la Educación Superior y la Investigación Científica y sus funciones fueron, en gran parte, retomadas por la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica

Parte I
Parte II
Parte III

Al término del gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) se cancelaron las actividades del Consejo Nacional de la Educación Superior y la Investigación Científica (CNESIC) establecido por el Ejecutivo en 1935. El relevo gubernamental, encabezado por Manuel Ávila Camacho (1940-1946), reorientó la política de fomento a la ciencia y la tecnología mediante varias disposiciones relevantes. En primer lugar, como parte de la restructura de la SEP, se dispuso a organización de una Dirección General de la Educación Superior y la Investigación Científica, dentro de la cual un Departamento de Investigación Científica (DIC). Dentro de esta estructura, en operación a partir de 1941, se cumplirían las funciones de planeación, programación y presupuesto para el fomento de la educación superior pública y el desarrollo científico y tecnológico nacional. Al frente de la nueva dirección fue designado el profesor Jesús Díaz Barriga, lo que establecía un hilo de continuidad con el proyecto cardenista; no obstante, Díaz Barriga fue reemplazado por el biólogo Isaac Ochoterena a finales del mismo año.

Desde el DIC se proyectó la creación de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica (CICIC), cuyo decreto de creación fue promulgado el último día de 1942 y duraría en ejercicio toda la década de los años cuarenta. De su naturaleza e importancia nos ocuparemos más adelante.

La política de Ávila Camacho se redondeó con un importante impulso a las universidades públicas, con la restauración del vínculo político con la Universidad Nacional y mediante la creación de nuevas instituciones, que buscaban atraer a la órbita del Estado a intelectuales marginados por los gobiernos revolucionarios, así como a una nueva generación de científicos. En este aspecto resalta la creación, en 1943 de El Colegio Nacional, cuya nómina original incluía los siguientes nombres: Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Enrique González, Ezequiel Chávez, Antonio y Alfonso Caso, Isaac Ochoterena, Mariano Azuela, Ignacio Chávez, Manuel Sandoval Vallarta, Manuel Uribe, Ezequiel Ordóñez, Carlos Antonio de Padua, Diego Rivera y José Clemente Orozco. También en la gestión de Ávila Camacho la Casa de España en México se convirtió en El Colegio de México y gradualmente fue cobrando el perfil de institución dedicada a la docencia e investigación en humanidades y ciencias sociales.

En cuanto a la CICIC cabe apuntar que su norma fundacional replicaba varias de las disposiciones presentes en el acuerdo de creación de la CNESIC, como fungir de órgano consultivo del Ejecutivo Federal, procurar la coordinación de las instituciones de investigación científica y promover la investigación orientada a la solución de problemas nacionales. No obstante, también estableció entre las competencias del órgano la colaboración con la iniciativa privada (empresas industriales y agrícolas), la fundación de nuevos laboratorios de investigación científica “para el estudio de los problemas de la industria y la agricultura”, así como el establecimiento y sostenimiento de “laboratorios e instituciones de investigación en las ciencias puras, que se consideren de importancia para el desarrollo científico del país”.

Del mismo modo, la ley del CICIC contemplaba el fomento a las publicaciones de carácter científico, la integración de bibliotecas especializadas en diferentes disciplinas, así como la provisión de becas para la preparación de especialistas en ciencias y humanidades. En cuanto a los derechos por las patentes que se autorizaran, en dicha ley se estableció la opción de copropiedad entre el CICIC y las instituciones en que se hubieran generado las invenciones objeto de registro.

Se menciona en el libro Construyendo el Diálogo entre los Actores del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, editado por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico en 2013 (Rosalba Casas, et al), que “la CICIC se organizó en cinco campos de investigación científica, cada uno coordinado por destacados científicos que participaban en ella o en otros organismos. Tal era el caso del doctor José Zozaya, quien coordinó hasta 1948 el campo de la Biología; el doctor Manuel Sandoval Vallarta, al frente del área Físico-Matemáticas; el ingeniero Monges López dirigiría el área de Geología; el doctor Fernando Orozco, primero, y después el químico Rafael Illescas Frisbie coordinarían el área de Química; posteriormente el ingeniero León Ávalos Vez sería responsable del área de Ciencias Aplicadas” (pág. 38).

Cada año la CICIC publicó un anuario que contenía reportes sobre el avance de los proyectos auspiciados, artículos de investigación, así como resultados de los desarrollos tecnológicos en proceso. Bajo su iniciativa, se creó en 1946 el Instituto Mexicano de Investigaciones Tecnológicas (IMIT) y en 1948 los Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial (LANFI). Las actividades de investigación que se desarrollaban, aun de manera incipiente, en la Universidad Nacional recibieron el respaldo del régimen —tanto en el periodo de Ávila Camacho como durante el régimen de Miguel Alemán— y la máxima casa de estudios fue un componente efectivo para el despliegue de la política científica. En la Ley Orgánica de la UNAM, aprobada en 1944, además de recuperar el título de “nacional” escamoteado en la autonomía de 1933, se establecieron varias disposiciones relacionadas con la práctica de investigación. Una de las más importantes, la “libertad de cátedra e investigación” como parte de los principios universitarios; también la creación de dos consejos de investigación, uno para ciencias y otro para humanidades. Con base en esa estructura básica, la Universidad organizaría sus tareas de investigación, potenciadas, poco después, con la creación de la Ciudad Universitaria en 1953.

El ciclo del CICIC se cierra en 1950, será sustituido por el Instituto Nacional de Investigación Científica, antecedente inmediato del Conacyt.







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