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viernes, 21 de noviembre de 2025

LaTeX en Ciencias Sociales: manual esencial para editores [ en portugués ]

Descargue aquí: https://omp-editora.prd.ibict.br/index.php/edibict/catalog/view/377/519/2749




LaTeX en Ciencias Sociales: manual esencial para editores

El manual “Guia LaTeX para editores das Ciências Sociais: estrutura, estilo e boas práticas editoriais” ofrece una propuesta accesible basada en normas brasileñas y alineada con la Ciencia Abierta y la accesibilidad digital.

El recurso cubre desde los fundamentos de la estructura de artículos según la ABNT, hasta la aplicación del LaTeX para mejorar la presentación, calidad y visibilidad de las publicaciones en ciencias sociales.

Especialmente valioso para equipos editoriales que gestionan revistas académicas sin grandes recursos: el manual apuesta por flujos automatizados, publicación ética y reconocimiento global del conocimiento.

Consulta el recurso aquí: https://omp-editora.prd.ibict.br/.../edi.../catalog/book/377

Editora del recurso: Instituto Brasileiro de Informação em Ciência e Tecnologia - IBICT

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Bernardo Dionízio Vechi
Instituto Brasileiro de Informação em Ciência e Tecnologia (Ibict)
https://orcid.org/0000-0002-7727-3889
Lucas Rodrigues Costa
Instituto Brasileiro de Informação em Ciência e Tecnologia (Ibict)
https://orcid.org/0000-0002-0973-4866
André L. Appel
Instituto Brasileiro de Informação em Ciência e Tecnologia (Ibict)
https://orcid.org/0000-0002-9608-803X
Milton Shintaku
Instituto Brasileiro de Informação em Ciência e Tecnologia (Ibict)
https://orcid.org/0000-0002-6476-4953
Palavras-chave: LaTeX, Editoração eletrônica, Práticas editoriais, Acessibilidade digital, Periódicos científicos

Sinopse

Este guia foi elaborado para apoiar editores, pareceristas e autores das ciências sociais e humanas que desejam utilizar o LaTeX como ferramenta de apoio à editoração científica, especialmente em seus periódicos. O objetivo é apresentar uma proposta acessível, tecnicamente embasada e alinhada às normas brasileiras, com ênfase na estrutura, na clareza textual e na qualidade da apresentação, na medida em que grande parte dos usuários do LaTex é vinculada às ciências rígidas e tecnologias. 

A abordagem adotada não parte de premissas técnicas ou programacionais. Em vez disso, considera as recomendações de boas práticas da comunicação científica brasileira, articulando o uso do LaTeX com as normas da Associação Brasileira de Normas Técnicas (ABNT - NBRs 6021, 6022, 6023, 6024, 6027 e 10520), aos princípios da Ciência Aberta e as exigências de acessibilidade e visibilidade em ambientes digitais (WCAG 2.1).

O conteúdo do guia está organizado de forma didática e progressiva. Primeiro,  apresenta a estrutura normativa dos artigos científicos segundo a ABNT, contextualizando os elementos obrigatórios e opcionais. Em seguida, introduz o LaTeX de forma geral, destacando seu funcionamento baseado em marcação e suas vantagens para a editoração científica. Com isso, atende embasa o guia com as orientações da ABNT e sua aplicação no LaTec. 

Depois, reúne um conjunto de boas práticas editoriais em LaTeX, com orientações sobre cabeçalhos, autoria, citações, tabelas, figuras, acessibilidade e identidade visual. Por fim, apresenta o modelo proposto, desenvolvido especialmente para artigos científicos em português, compatível com a ABNT e pronto para uso em equipes editoriais que buscam padronização, automação e qualidade na publicação de seus conteúdos.

Se você nunca abriu um arquivo no formato .tex, tudo bem. Este guia foi feito para te acompanhar desde o começo. E se já usa o LaTeX, aqui pode encontrar dicas para tornar seu fluxo mais limpo, normatizado e preparado para crescer.

martes, 2 de septiembre de 2025

Academia mexicana: entre endogamia y colonización

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/08/28/opinion/academia-mexicana-entre-endogamia-y-colonizacion 



Academia mexicana: entre endogamia y colonización
28 de agosto de 2025 

La academia mexicana arrastra un mal que la corroe desde dentro: la endogamia. Lo que alguna vez se pensó como autonomía para defender a las universidades del poder político derivó, en numerosos casos, en un sistema cerrado donde rectores, directores generales o presidentes y cuerpos colegiados se eligen, se suceden y se protegen entre sí. Un espacio crítico se volvió sumiso. 

El rector o director rara vez llega con libertad. Desde el inicio se le impone no incomodar a los grupos que lo llevaron al cargo. Quien los desafía enfrenta aislamiento, desprestigio o destitución. 

En varias universidades estatales, la endogamia devino cacicazgo. Familias dominan plazas y convierten la institución en botín político. Incluso las instituciones más prestigiadas no están exentas. La endogamia puede disfrazarse de formas refinadas, pero conserva la lógica de exclusión. Una élite académica se reproduce con privilegios, margina al disidente y premia al sumiso. Con el tiempo esa élite se convierte en casta. Muchos dejan de enseñar o investigar y viven de recursos públicos. 

Existen espacios con prácticas abiertas, pero son excepciones. La endogamia sofoca la competencia e impide la innovación. 

De ahí la desconexión con el país. Los concursos de plazas suelen diseñarse de forma restrictiva, lo que excluye a quienes no pertenecen a los grupos dominantes. Así, el talento nacional se desperdicia en lugar de aprovecharse. Los estudiantes reciben planes obsoletos y los críticos quedan aislados. La sociedad recibe diagnósticos que no cambian la realidad. 

En el plano internacional, la academia mexicana casi no es tomada en serio. Fuera se la percibe como un aparato que produce papeles y estadísticas, sin debates de fondo ni aportaciones originales. Se habla de internacionalización, pero se repiten fórmulas que sostienen una ilusión de modernidad. México simula pertenecer al circuito académico. La simulación se ha vuelto su sello de exportación. 

El mito de la autonomía funciona como escudo. Se habla de independencia frente al poder político, pero en la práctica se trata de autonomía de camarillas sin rendición de cuentas. Cuando hay fraudes o nepotismo, las soluciones son cosméticas. 

El contraste internacional es claro. En Estados Unidos los presidentes se designan con externos; en el Reino Unido los vicechancellors se nombran con consejos mixtos. En México, aunque las juntas de gobierno incluyen externos, suelen ser aliados del rector. El círculo endogámico se recicla y los externos sólo aparentan pluralidad. 

En el sexenio anterior se intentó limitar privilegios, pero la reacción de la élite académica fue tan virulenta que frenó cualquier posibilidad de cambio. En el actual, lejos de corregir ese rumbo, se optó por la conciliación: en lugar de transformar las estructuras de poder, se prefirió coexistir con ellas. 

Los contrasentidos se multiplican. La autonomía, pensada como defensa frente al poder político, terminó convertida en escudo de camarillas. Las universidades, que deberían ser semilleros de conocimiento, funcionan como feudos endogámicos donde se heredan plazas y se premia la obediencia. 

Otro contrasentido está en el crecimiento del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores. México multiplicó doctores, artículos y miembros, pero el país siguió estancado: el PIB apenas creció, la innovación no despegó y la desigualdad persiste. Ese auge respondió a la lógica neoliberal impuesta por el Banco Mundial: acumular “capital humano” y cumplir indicadores externos. La evaluación se volvió simulación y la colonización académica se consolidó en la dependencia de métricas foráneas. 

Cuando se revisa el panorama por áreas del conocimiento, la conclusión es clara. En ingenierías, ciencias exactas o médicas, los artículos no se traducen en innovación. La investigación se acumula en revistas sin generar patentes. Y en las ciencias sociales prevalece la dependencia intelectual: se repiten teorías importadas ajenas a la experiencia mexicana. Colonizadas por marcos extranjeros, estas disciplinas renunciaron a pensar por sí mismas. 

Las élites académicas mexicanas han preferido apoyarse en el aval de centros de prestigio extranjeros, lo que refuerza la dependencia y reproduce un pensamiento funcional a intereses ajenos. 

México tiene más académicos y publicaciones que nunca, pero no más desarrollo. La endogamia, junto con la colonización académica, son dos de los factores que impiden que el conocimiento se traduzca en progreso. En lugar de abrir espacios al talento, la innovación y la creatividad, las instituciones han optado por sofocar la competencia, premiar la obediencia y apoyarse en el colonialismo intelectual. El resultado es una academia que reproduce mediocridad. 

Si el uso de los recursos públicos destinados a la academia se sometiera a un veredicto democrático, el fallo sería implacable: demasiado dinero gastado, demasiados privilegios acumulados y muy pocos resultados para la sociedad. La academia mexicana, atrapada entre endogamia y colonización, ha convertido la investigación en un costo social estéril. El conocimiento, sostenido con el esfuerzo colectivo de millones, no se traduce en innovación, ni en desarrollo ni en justicia. 

*Director del CIDE

jueves, 1 de mayo de 2025

MÉXICO: las ciencias sociales, colonialismo académico o soberanía epistemológica

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/04/21/opinion/pensar-desde-mexico-o-resignarnos-a-la-deriva




Pensar desde México o resignarnos a la deriva

José Romero*
21 de abril de 2025 00:01

Por décadas, México ha aspirado a la independencia económica y la soberanía política. Sin embargo, esa aspiración seguirá siendo inalcanzable mientras pensemos con categorías ajenas. No se puede transformar un país con ideas diseñadas para sostener la hegemonía de otros. Pensar con cabeza propia no es un lujo académico: es una necesidad histórica. Sin pensamiento propio, la Cuarta Transformación (4T) no sólo corre el riesgo de fracasar, sino de dejar al país atrapado en una peligrosa deriva sin rumbo.

Durante demasiado tiempo, nuestra realidad ha sido interpretada a través de teorías nacidas en los países anglosajones, formuladas para justificar el libre comercio, el neoliberalismo y una democracia sin contenido social. Hoy, cuando ese poder geopolítico se debilita, las universidades del norte global insisten en exportar sus viejos paradigmas como si fueran fórmulas universales. Ello no es reciente. Las ciencias sociales mexicanas nacieron bajo tutela. Aunque se enseñan en español y se aplican al contexto nacional, sus fundamentos teóricos, jerarquías institucionales y referentes intelectuales son, en su mayoría, importados. En nombre de la “universalidad” del conocimiento, nuestras universidades adoptaron sin crítica marcos pensados para otras realidades.

El colonialismo académico impuso una regla tácita: el saber legítimo es aquel que se produce en inglés, se publica en revistas extranjeras y se ajusta a los criterios de Harvard o el MIT. Bajo esta lógica, se forma a los estudiantes para buscar validación externa, se prioriza citar a autores del norte y se relega el pensamiento latinoamericano al margen. Esta dependencia se reproduce muchas veces sin conciencia, pero con efectos profundos.

En muchas facultades es posible graduarse en economía sin haber leído a Furtado, Prebisch o Marini, pero dominando la teoría de juegos o el equilibrio general. Se enseñan políticas públicas diseñadas para países sin pobreza estructural y se imponen modelos de gobernanza que ignoran cómo opera el poder en nuestros contextos. La historia se reduce a cronologías institucionales; la economía, a manuales que suponen un país plenamente industrializado, y la sociología, a modas foráneas que poco explican nuestras desigualdades.

Esta desconexión se refleja en los sistemas de incentivos. El prestigio académico no se construye pensando desde México, sino hablando como Harvard. El Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII) y los programas de estímulos valoran más un texto técnico en inglés que una propuesta sólida con impacto nacional. Así, la lógica de los indicadores termina desplazando la de la transformación. Se premia publicar más que incidir, repetir más que comprender, citar más que crear.

Mientras, el pensamiento crítico latinoamericano permanece marginado. Incluso la historia económica que se enseña excluye nuestras propias experiencias. Figuras como Víctor Urquidi, David Ibarra, Carlos Tello, Arturo Warman, Bolívar Echeverría y Enrique Dussel, quienes pensaron desde México y América Latina con rigor estructural y mirada crítica, han sido desplazadas del centro académico. Esta exclusión no es técnica: es política. Busca evitar que las ciencias sociales se conviertan en herramientas de emancipación.

Por eso, descolonizar las ciencias sociales no es un gesto simbólico ni una moda ideológica: es una urgencia. Sin soberanía epistemológica, no puede haber soberanía política ni económica. Un país que no se piensa con cabeza propia está condenado a vivir bajo proyectos ajenos. Y una academia desvinculada de su pueblo no cumple su función pública.

La descolonización exige rupturas. Primero, con el canon teórico dominante. Es indispensable recuperar nuestras propias tradiciones intelectuales, incluyendo a quienes pensaron el desarrollo desde aquí con compromiso y rigor. También debemos aprender de las experiencias exitosas de Asia, donde se construyeron capacidades nacionales y se adaptaron conocimientos externos a las condiciones locales. No se trata de idealizar modelos ni de mirar al pasado con nostalgia, sino de pensar críticamente desde el presente.

Segundo, urge transformar los sistemas de evaluación. El SNII, las universidades y las agencias científicas deben dejar de premiar exclusivamente la publicación en revistas extranjeras. Hay que valorar la incidencia social, la formación de cuadros comprometidos y los diagnósticos útiles. La ciencia útil no es la que más se cita, sino la que más transforma.

Tercero, necesitamos construir nuevas instituciones del saber: centros de pensamiento, observatorios de políticas públicas, escuelas de formación conectadas con el país real. El conocimiento debe volver a circular entre academia y sociedad. El aula no puede ser un refugio de neutralidad, sino un espacio de interrogación crítica y acción colectiva.

Cuarto, es indispensable repolitizar las ciencias sociales. Fingir una objetividad tecnocrática sólo perpetúa el statu quo. Pensar desde México implica tomar partido: por la justicia, el desarrollo y la soberanía. Y tomar partido, hoy, es un acto de dignidad intelectual.

Finalmente, debemos transformar el horizonte de sentido de la academia: estudiar para transformar, investigar para contribuir, enseñar para liberar. México no será soberano mientras dependa de centros extranjeros para pensarse. La batalla por el conocimiento es también la batalla por el futuro.

La 4T no podrá consolidarse sin una transformación intelectual que la sustente. No basta cambiar instituciones: hay que construir una ideología propia que le dé sentido, horizonte y dirección. Mientras sigamos presos de modelos que ignoran nuestras realidades, el proyecto corre el riesgo de vaciarse de contenido. Si no comenzamos a pensarnos desde nosotros mismos, quedaremos atrapados en una deriva sin rumbo: sin visión, sin proyecto y, finalmente, sin país.

*Director del Cide

domingo, 11 de agosto de 2024

Si los autores tienen que pagar, la mayoría de las investigaciones en humanidades nunca serán de acceso abierto. El modelo "Subscribe to Open"

Publicado en THE Times Higher Education
https://www.timeshighereducation.com/blog/if-authors-must-pay-most-humanities-scholarship-will-never-be-open-access 


Si los autores tienen que pagar, la mayoría de las investigaciones en humanidades nunca serán de acceso abierto


Según Christina Lembrecht, la escasez de fondos significa que sólo el sistema "Subscribe to Open", impulsado por las bibliotecas, es viable fuera del ámbito de las ciencias.


8 de febrero de 2024


Christina Lembrecht 


Hace cinco años, buscaba la manera de convertir en acceso abierto una de nuestras revistas de humanidades por suscripción. Mientras viajaba en tren a una conferencia, investigué diferentes opciones. Si encontrábamos una solución para esta revista, tal vez podríamos aplicar el mismo enfoque a otras. Pero ya tenía claro que los modelos tradicionales de AA no eran los más adecuados.


Fundada en 1749, De Gruyter es una de las editoriales académicas más antiguas del mundo. Cada año publicamos unos 1.500 libros y artículos en 330 revistas de suscripción y 120 de acceso abierto, el 70% de las cuales se refieren a disciplinas de humanidades o ciencias sociales.


El problema al que me enfrenté en ese tren es uno al que se enfrentan todos los editores de humanidades y ciencias sociales (CSH): a saber, que los modelos disponibles para la transición al AA se han desarrollado para las disciplinas STEM. En concreto, aunque las características de la financiación de las STEM implican que el modelo de tasas por procesamiento de artículos (APC) puede funcionar bien, dista mucho de ser la solución universal.


El modelo APC funciona sobre la base de que el investigador individual o la institución dispone de financiación para la investigación en cuestión, pero muchos autores de FSS luchan por conseguir dinero para su investigación. Para los que carecen de financiación, ¿quién va a pagar el coste de la publicación?


Además, las becas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas siempre se han basado principalmente en la realización y publicación de investigaciones originales. Las becas de CSH son diferentes y más diversas. Suele surgir con el tiempo a través del debate, el comentario y la revisión. Una revista típica de humanidades de nuestra cartera comprende un 50% de investigación original y un 50% de "artículos no relacionados con la investigación". En pocas palabras, nadie financia a nadie para que escriba cartas, reseñas de libros y comentarios, así que ¿qué ocurre con estos campos esenciales de la academia en un modelo de pago por publicación? 


Los "acuerdos transformativos" tampoco son necesariamente la clave del acceso abierto universal, como algunos han sugerido. Para nosotros en De Gruyter, pronto se hizo evidente que los autores de las instituciones afiliadas no estaban publicando suficientes artículos en acceso abierto para hacer sostenibles nuestros acuerdos transformativos, y mucho menos para impulsar la transformación a gran escala, a pesar de que más de 700 instituciones de 25 países participaban en acuerdos. El resultado fue que sólo alrededor del 8% de nuestros artículos procedían de acuerdos transformativos en 2021. 


Esto parece ser indicativo de una tendencia más amplia. Los primeros países europeos, así como cOAlition S, han anunciado el fin de su financiación de los acuerdos transformativos debido a su escaso éxito a la hora de impulsar la transformación del acceso abierto a gran escala. Los acuerdos transformativos suelen generar costes insosteniblemente elevados para muchas instituciones y la complejidad administrativa del modelo se ha identificado como un grave problema en toda la comunidad. Los acuerdos transformativos tampoco ofrecen ninguna solución a las instituciones menos financiadas, como se ha señalado a menudo. En resumen, decidimos que necesitábamos un modelo alternativo. 


A menudo se dice que pensamos mejor cuando estamos haciendo algo que no sea estar sentados en la mesa. En ese viaje en tren, me intrigó un nuevo y, en aquel momento, poco conocido enfoque del acceso abierto llamado "Subscribe to Open" (S2O), así que cuando volví a la oficina empecé a profundizar.


S2O consiste en hacer que un título sea de acceso abierto durante un año determinado cuando un número suficiente de bibliotecas renuevan sus suscripciones. Esto tiene dos ventajas principales para las becas de CSH. En primer lugar, no supone ningún coste para el autor, lo que significa que todos los autores pueden publicar con independencia de su institución, ubicación o medios económicos. En segundo lugar, permite financiar la revista en su totalidad, manteniendo el contenido esencial "no relacionado con la investigación" que tanto valoran los especialistas en CSH.


Primero utilizamos S2O en un proyecto piloto para convertir solo una revista. La transición tuvo resultados positivos, por lo que ampliamos el experimento a 11 y luego a 16 revistas en 2023. El año pasado anunciamos que adoptaríamos S2O para la transición del 90% de nuestra cartera de revistas de suscripción en los próximos cinco años.


Confiamos en que la adopción de S2O a gran escala funcionará para nosotros porque, hasta ahora, nuestras experiencias y las reacciones de los clientes y la comunidad han sido abrumadoramente positivas. Los cambios han sido bien acogidos por los consejos editoriales de las revistas. El uso de las revistas que hemos cambiado se ha multiplicado por seis y el número de países que acceden a los contenidos se ha duplicado.


Y lo que es más importante, las instituciones han seguido apoyando los títulos. El problema de los "free riders", es decir, de las bibliotecas que cancelan sus suscripciones sabiendo que pueden seguir accediendo gratuitamente a una revista en cuanto ésta pase a ser de acceso abierto, nos ha parecido hasta ahora meramente teórico. Nuestra experiencia es que las bibliotecas quieren cooperar y están dispuestas a apoyar el acceso abierto.


Lo más probable es que el modelo evolucione en el futuro y tendríamos que pensar en cómo hacerlo sostenible a largo plazo, también a la espera de la evolución del panorama de la financiación. Pero ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él.


Seguimos aprendiendo cada día después de cinco años de andadura en el campo del AA. Pero una cosa está clara. Mientras que los APCs pueden ser la clave para la publicación STEM, HSS necesita un enfoque nuevo y diferente. S2O parece ser la opción más sostenible e inclusiva, no sólo para nosotros, sino para todos en la comunidad de las comunicaciones académicas. 



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If authors must pay, most humanities scholarship will never be open accessScarce funding means only the library-driven Subscribe to Open scheme is viable outside the sciences, says Christina Lembrecht

February 8, 2024


Christina Lembrecht 


Five years ago, I was searching for a way to transition one of our subscription humanities journals to open access (OA). While travelling by train to a conference, I researched different options. If we could find a solution for this journal, then perhaps the same approach could be used for more. But it was already clear to me that traditional OA models weren’t the right fit. 

Founded in 1749, family-owned De Gruyter is one of the oldest academic publishing houses in the world. We publish around 1,500 books and articles in 330 subscription journals and 120 open-access journals every year, 70 per cent of which cover humanities or social science disciplines.

The problem I grappled with on that train is one that all humanities and social science (HSS) publishers face: namely, that the models available for OA transition have been developed for STEM disciplines. In particular, while the characteristics of STEM funding mean that the article processing charge (APC) model can work well, it is far from the being the universal solution.   

The APC model works on the basis that the individual researcher or institution has funding for the research in question – but many HSS authors struggle to secure money for their research. For those without funding, who is going to pay for the cost of publication?

Furthermore, STEM scholarship is and always has been predominantly based around conducting and publishing original research. HSS scholarship is different and more diverse. It often emerges over time through debate, commentary and review. A typical humanities journal in our portfolio comprises 50 per cent original research and 50 per cent “non-research articles”. Put simply, nobody funds anyone to write letters, book reviews and commentary – so what happens to these essential fields of scholarship under a pay-to-publish model?  

Nor are “transformative agreements” necessarily the key to universal open access, as some have suggested. For us at De Gruyter, it quickly became apparent that authors from affiliated institutions were not publishing enough open-access articles to make our transformative agreements sustainable, let alone drive transformation on a large scale, despite more than 700 institutions in 25 countries participating in agreements. The result was that just about 8 per cent of our articles came from transformative agreements in 2021. 

This seems to be indicative of a larger trend. The first European countries, as well as cOAlition S, have announced an end to their funding of transformative agreements because of their limited success in driving open access transformation on a large scale. Transformative agreements often result in unsustainably high costs for many institutions and the administrative complexity of the model has been identified as a serious issue across the community. Transformative agreements also offer no solution to less well-funded institutions, as has often been noted. So, in sum, we decided we needed an alternative model.   

It is often said that our best thinking comes when we’re doing something other than sitting at our desks – this is certainly true for me. On that train journey, I was intrigued by a new and, at the time, little-known approach to OA called Subscribe to Open (S2O), so when I was back in the office I started to dig deeper.

S2O involves making a title open access for a particular year when enough libraries renew their subscriptions. This has two main advantages for HSS scholarship. First, it involves no cost to the author – which means that all authors can publish regardless of their institution, location or financial means. Second, it supports the journal in its entirety, sustaining the essential “non-research” content that HSS scholars value so highly.  

We first used S2O in a pilot project to convert just one journal. The transition had positive results, so we extended the experiment to 11, then to 16 journals in 2023. Last year, we announced that we would adopt S2O to transition 90 per cent of our subscription journal portfolio over the next five years.

We are confident that adopting S2O at scale will work for us because, so far, our experiences and the reactions from customers and the community have been overwhelmingly positive. The changes have been welcomed by journal editorial boards. Usage of the journals we have switched has increased six-fold and the number of countries accessing the content has doubled. 

Most importantly, institutions have continued to support the titles. The problem of free riders – where libraries cancel their subscriptions knowing that they can keep access to a journal for free as soon as it switches to open access – has remained merely theoretical for us so far. Our experience has been that libraries want to cooperate and are willing to support open access.

The model will most likely evolve in the future and we would need to think about how to make it sustainable in the long run, also pending the further development of the funding landscape. But we will cross that bridge when we get there.

We’re still learning every day five years into our OA journey. But one thing is clear. While APCs might be the key for STEM publishing, HSS needs a new and different approach. S2O seems like the most sustainable and inclusive option, not just for us, but for everyone in the scholarly communications community.  


LaTeX en Ciencias Sociales: manual esencial para editores [ en portugués ]

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