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viernes, 8 de diciembre de 2023

La United Nations University de la ONU alerta sobre los peligros de los Rankings

Publicado en  Espacios de Educación Superior
https://www.espaciosdeeducacionsuperior.es/14/11/2023/el-aprendizaje-permanente-en-el-empleo-publico-2/


La United Nations University de la ONU alerta sobre los peligros de los Rankings

ESdiES --- FONDO Gestión y administración·14 de noviembre de 2023

En artículos recientes hemos recogido opiniones sobre las limitaciones de los ránquines universitarios, la inmensa burocracia que vive de imponer indicadores de calidad, o cómo deberían rediseñarse las herramientas de clasificación de universidades. Un grupo de expertos convocado al efecto por Naciones Unidas ha emitido una declaración sobre el impacto de los ránquines universitarios globales en la educación superior.


PABLO ACOSTA-GALLO


Los antecedentes

Ha circulado estos días una nota de prensa de la Universidad de Naciones Unidas que da cuenta de las conclusiones a las que ha llegado un grupo de expertos que han analizado cómo operan y qué efectos tienen las listas de clasificación de universidades.

La Universidad de Naciones Unidas (UNU) es un organismo autónomo de la ONU que nació en 1973 para dar cumplimiento a una resolución  de la Asamblea General. Fue concebida bajo el signo de la más absoluta independencia académica con la misión de estrechar lazos con la comunidad universitaria internacional. Es una universidad peculiar, pues no tiene estudiantes propios ni emite títulos, sino que realiza su labor a través de una red de centros y programas de investigación y de formación, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.

Uno de estos centros de investigación es el Instituto Internacional para la Salud Global de la Universidad de las Naciones Unidas (UNUIIGH), que convocó un Grupo de Expertos Independientes (IEG) formado por 16 expertos de 16 distintas universidades del mundo. El resultado de sus trabajos es el documento titulado Statement on Global University Rankings.


Contenido de la Declaración: 5 hechos clave

La Declaración se basa en los siguientes hechos:

1. El primer ranking universitario mundial se publicó en 2003.

2. Desde entonces, ha crecido de manera sostenida el número de productores de rankings universitarios globales y de otro tipo, que en 2023 suman la cifra de 60. La clasificación de universidades se ha convertido por tanto en un negocio rentable para algunos.

3. Los rankings globales más influyentes son elaborados por solo 4 empresas privadas: Quacquarelli Symonds, Times Higher Education (propiedad de un fondo de inversión), la consultora ShanghaiRanking y el periódico norteamericano U.S. News & World Report. Sus respectivos productos son QSWorld University Rankings, THE World University Rankings, Academic Ranking of World Universities y U.S. News Best Global Universities Rankings.

4. Actualmente hay alrededor de 21.000 instituciones de educación superior en el mundo. Los rankings universitarios mundiales más completos incluyen solo unas 2.000 instituciones.

5. El Top 100 en el ranking global de QS, Shanghai Ranking Consultancy y THE están en gran medida manipulado. Muy pocas instituciones nuevas llegan alguna vez a ese grupo, aunque pueden variar posición dentro del mismo.

6. Los principales rankings universitarios mundiales favorecen a las instituciones orientadas a la investigación de los países más ricos de habla inglesa del hemisferio norte, que son mayoría en el Top 100.

Los principales clasificadores de universidades son empresas privadas que alimentan un próspero negocio

Y 9 poderosas razones:

Los expertos señalan en su informe las siguientes nueve razones por las que los rankings universitarios son problemáticos:

1. Los rankings universitarios globales son conceptualmente inválidos

Una clasificación competitiva no puede reflejar de forma precisa y adecuada la calidad y el valor de las universidades. El desempeño de la enseñanza, la investigación y una amplia gama de otras funciones universitarias no se pueden combinar de manera significativa en un solo indicador compuesto, y cualquier método que intente hacerlo siempre será arbitrario y cuestionable. El método utilizado prescinde del entorno geográfico, económico, cultural y social en el que opera cada institución e ignora las diversas misiones, las distintas fortalezas y los contextos únicos en los que se desenvuelve cada universidad.

2. Las clasificaciones universitarias mundiales se basan en datos y métodos defectuosos y poco transparentes

Los datos y métodos utilizados en las principales clasificaciones universitarias mundiales son defectuosos. Dependen en gran medida de juicios subjetivos obtenidos de muestras aleatorias no suficientemente representativas. También plantea problemas el recuento de citas y su uso como medida de la calidad de la investigación. No se publica información suficiente sobre la metodología de investigación utilizada y los conjuntos de datos tampoco son de acceso público, siendo generalizada la falta de transparencia. A medida que mejora su posición en los rankings, dejan de ser una medida del desempeño real y se convierten en un indicador de la capacidad de una universidad para «jugar el juego» de competir en los rankings.

3. Las clasificaciones universitarias mundiales están sesgadas hacia la investigación, las materias STEM y los académicos y universidades de habla inglesa

Un examen detenido de las metodologías utilizadas muestra un fuerte énfasis en la métrica de investigación y en las materias de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM). Además, están sesgadas hacia los países, instituciones y revistas de habla inglesa. Se desprecia la importancia de otras misiones universitarias, incluida la enseñanza, pero también de las humanidades y las ciencias sociales, y de la investigación y la enseñanza en idiomas distintos del inglés. Al marginar y devaluar otras culturas epistémicas y formas de creación de conocimiento, las clasificaciones globales reflejan y refuerzan una forma de colonialismo dentro de la educación superior.

4. Las clasificaciones universitarias mundiales tienen un sesgo colonial y acentúan las desigualdades globales, regionales y nacionales

Los criterios y métodos utilizados en las clasificaciones universitarias globales reflejan perspectivas, estándares y tradiciones que favorecen a las universidades más ricas, más antiguas, más grandes y más intensivas en investigación del hemisferio norte y refuerzan diversas desigualdades y prejuicios arraigados en las historias coloniales.

Las clasificaciones universitarias mundiales están sesgadas hacia la investigación, las materias STEM y los académicos y universidades del mundo anglosajón

5. Los rankings universitarios mundiales socavan el desarrollo de la educación superior como institución global

El enfoque en el desempeño de las universidades a título individual desvía la atención del sector de educación superior en su conjunto. En lugar de fomentar la responsabilidad compartida y la cooperación, las clasificaciones incentivan a las universidades y al personal académico a competir y priorizar actividades que mejoren sus propias posiciones, negando su participación en el sistema.

6. Las clasificaciones universitarias mundiales presionan a las universidades para que se adapten a ciclos de evaluación frecuentes y de corto plazo

Las principales empresas publican sus clasificaciones globales de universidades con frecuencia y regularidad, normalmente una vez al año. Esto crea un entorno en el que las universidades se ven presionadas a esforzarse constantemente por mejorar su posición en relación con otras universidades, priorizando el corto plazo sobre el medio-largo, incluso si las mejoras de un año a otro son estadísticamente o en términos reales insignificantes. Esto es costoso y consume grandes cantidades de tiempo y recursos escasos.

7. Los rankings universitarios globales producen una ansiedad reputacional que afecta negativamente el comportamiento universitario

La preocupación a menudo aguda, constante y exagerada por las clasificaciones puede llevar a un estado de ansiedad y estrés constante dentro de las universidades. Se  hacen más frecuentes los comportamientos desviados, como que las universidades paguen a sus científicos para que publiquen en revistas de alto impacto o prioricen las puntuaciones de citas al contratar personal académico. También puede conducir a olvidar la propia misión institucional, a una excesiva marca corporativa y a involucrarse en la manipulación y fabricación de datos y otras formas de fraude.

Las metodologías utilizadas son defectuosas e intencionalmente opacas, eludiendo la verificación por terceros

8. Los rankings universitarios mundiales son extractivos y explotadores

Los principales clasificadores a nivel mundial son principalmente empresas privadas, cuyo interés en la educación superior está impulsado o al menos fuertemente influenciado por la necesidad de maximizar las ganancias. Esto alinea efectivamente a los clasificadores con las principales empresas editoriales como Elsevier, Clarivate, Wiley y Springer, que en las últimas décadas se han convertido en empresas de análisis de datos con márgenes de beneficio crecientes.

Extraer datos, tiempo y otros recursos de las universidades y el sector público, al tiempo que generan demanda de productos y servicios de análisis y consultoría, son el núcleo de su modelo de negocio. La desviación de recursos de las funciones académicas centrales que crea este modelo de negocios también coloca a las universidades y gobiernos con presupuestos limitados en una desventaja aún mayor.

9. Los clasificadores universitarios tienen un conflicto de intereses

Dado su modelo de negocios, los principales clasificadores se encuentran claramente en una posición de conflicto de intereses. Aunque afirman brindar un juicio imparcial sobre el desempeño de las universidades, su principal objetivo es vender publicidad y productos y servicios relacionados con el desempeño a las mismas universidades que están clasificando. Este conflicto de intereses se ve agravado por la falta de una transparencia adecuada que permita algún nivel básico de rendición de cuentas y escrutinio público de sus operaciones. Al vender servicios de consultoría a gobiernos y otras partes interesadas, los principales clasificados a nivel mundial también pueden reforzar aún más su prominencia y papel en el sector.

Llamada a la acción

Descrito el anterior panorama, la Declaración hace una llamada a la acción basada en las siguientes recomendaciones:

1. Crear conciencia sobre los problemas y daños que ocasionan los rankings universitarios globales.

2. Fomentar y adoptar alternativas positivas

3. Desvincularse de prácticas extractivas, explotadoras y no transparentes

Entre las medidas propuestas destaca la adopción de otros sistemas de evaluación institucional, entre los que cabe destacar dos:

1. More Than Our Rank, iniciativa que reconoce una definición más amplia y diversa de éxito o calidad universitaria y brinda una oportunidad para que las universidades destaquen las múltiples y diversas formas en que sirven a la sociedad que no se reflejan en su posición en el ranking.

2. U-Multirank, iniciativa no comercial financiada principalmente por la Comisión Europea que no produce una clasificación basada en un único indicador compuesto, sino que clasifica a las universidades en cinco áreas de desempeño para brindar una imagen más justa del desempeño y mostrar fortalezas y perfiles específicos de cada universidad.

Las clasificaciones globales prescinden de los entornos únicos en los que opera cada institución y de su misión

Conclusión

En definitiva, la Declaración de Expertos comisionada por la UNU dibuja un duro panorama en el que las instituciones de educación superior se ven impelidas a perder su misión y su personalidad en la lucha por ascender en unas clasificaciones injustas y depredadoras.

Dada la cantidad de evidencias que se aportan, no se puede calificar de opinativa la Declaración, en cuyas conclusiones se considera que una respuesta adecuada a la creciente y perniciosa influencia de las clasificaciones universitarias globales requiere acciones simultáneas e idealmente coordinadas por parte de múltiples partes interesadas en todos los niveles.

Las acciones pueden ser emprendidas por académicos y administradores individuales, universidades que trabajen de manera independiente y colectiva e instituciones nacionales e internacionales responsables de la política y gestión de la educación superior. Se trata de escapar de una versión estrecha y simplista del éxito que pasa por alto muchas de las ricas y vitales contribuciones que las universidades hacen a la sociedad.


PABLO ACOSTA

Es profesor de la Universidad Rey Juan Carlos

Twitter @AcopabloAcosta



 

jueves, 9 de noviembre de 2023

Colonialidad y rankings universitarios

Publicado en CAMPUS. Suplemento sobre educación superior
https://suplementocampus.com/colonialidad-y-rankings-universitarios/


Colonialidad y rankings universitarios

9 noviembre, 2023 por Marion Lloyd

Un estudio desmitifica la búsqueda por la "mejor universidad" como una meta que en realidad afecta la calidad educativa

Lejos de mejorar la calidad de la educación superior, los rankings universitarios reproducen un poderoso mito: que puede existir tal cosa como la “mejor universidad”. Al favorecer un solo modelo de institución —la universidad de investigación anglosajona, del cual Harvard es el ejemplo por excelencia—, las clasificaciones jerárquicas perpetúan estructuras coloniales y promueven una “carrera armamentista” en la academia, en detrimento de la equidad y las prioridades locales y nacionales, sobre todo en el Sur Global.

Esta es la conclusión de una declaración emitida el 1 de noviembre por el Grupo de Expertos Independientes (IEG, por sus siglas en inglés), convocado por el Instituto Internacional de Salud Global de la Universidad de las Naciones Unidas (IIGH-UNU). El grupo, conformado por 16 especialistas de seis continentes, incluyendo a esta columnista, se suma a una creciente campaña global por desmitificar y deslegitimar el modelo de las clasificaciones. El documento plantea dos argumentos centrales: que las metodologías de los rankings son arbitrarias y que privilegian una visión colonialista de “calidad” en la educación superior.

“Los criterios y métodos empleados por los rankings internacionales de universidades reflejan perspectivas, estándares y tradiciones que favorecen a las universidades del Norte Global, más ricas, más antiguas, más grandes, y más orientadas a la investigación; y refuerzan varias desigualdades y prejuicios arraigados en las historias coloniales”, dice el Statement on Global University Rankings

Asimismo, afirma: “Al marginalizar y devaluar otras culturas epistémicas y formas de creación del conocimiento, los rankings internacionales reflejan y refuerzan una forma de colonialidad en la educación superior. Además, el sesgo hacia la ´investigación de punta´ aleja a las universidades de tipos de investigación más prácticos, orientados a la acción, y con mayor relevancia para las verdaderas necesidades del mundo real, las políticas y los programas”.

Como ejemplo, apunta a la obsesión de gobiernos en Asia, África, y, en menor medida, América Latina, por crear “universidades de clase mundial”, en su afán por competir en los rankings. En el proceso, desvían escasos recursos hacia un grupo selecto de instituciones, en detrimento de los sistemas en su conjunto y de prioridades locales.

Entre áreas no prioritarias para los rankings están los programas en salud pública, que no suelen generar publicaciones de alto impacto. Sin embargo, son vitales para el bienestar de las sociedades, como demostró la pandemia por covid-19. Esta, señaló la declaración, “mostró la importancia particular de las universidades para proporcionar evidencias y análisis sobre la salud pública, tanto para los diseñadores de políticas, como para el público en general. Del mismo modo, evidenció lo indispensables que son las universidades, su personal y los estudiantes, para brindar ayuda a los trabajadores de la salud y las comunidades locales”.

No obstante, en vez de promover las funciones sociales de las instituciones, los rankings han fomentado lo que Jürgen Enders, catedrático de la Universidad de Bath, ha denominado una “carrera armamentista” en la academia. “En vez de impulsar la responsabilidad compartida y la cooperación, los rankings incentivan a las universidades y los académicos a competir y priorizar actividades que mejoren sus propias posiciones. Como resultado, pueden debilitar mejoras sistémicas y limitar la capacidad de la educación superior para enfrentar retos sociales de forma colectiva”, afirma la declaración.

¿Solución o parte del problema?
No es la primera vez que se señalan los efectos no deseados de estos sistemas de clasificación. Prácticamente desde 1983, cuando la revista norteamericana U.S. News & World Report comenzó a publicar el ranking de “Best Colleges” (mejores universidades), han surgido críticas por parte de las universidades y especialistas en políticas de educación superior. No obstante, con la publicación de la primera clasificación global, el “Academic Ranking of World Universities” (publicado por la consultora ShanghaiRanking), en 2003, han cobrado cada vez mayor fuerza; siguieron los rankings mundiales del Times Higher Education (THE) y Quaquarelli Symonds (QS), en 2004 y 2009, respectivamente. Actualmente existen más de 60 ranqueos internacionales, muchos de ellos producidos por las mismas tres empresas, las cuales cobran por realizar consultorías a las universidades —en un claro conflicto de interés—.

Para los proponentes de los rankings, estos sirven para mejorar la calidad de las instituciones, orientar a hacedores de políticas universitarias y proveer información objetiva a estudiantes y sus familias. Para los críticos, sin embargo, prometen una ficción de calidad, a través de metodologías arbitrarias (que incluyen encuestas de opinión), cambiantes y esencialmente inútiles. Peor aún, promueven prácticas deshonestas por parte de las universidades, en el afán por mejorar sus posiciones.

A finales del año pasado, varias de las universidades más prestigiadas de Estados Unidos anunciaron que dejarían de proveer información a los distintos rankings producidos por U.S. News & World Report, desatando un boicot por parte de decenas de instituciones estadounidenses. En julio de 2023, los ministros de educación de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica —los llamados países BRICS—, anunciaron planes para crear su propio ranking, para contrarrestar los sesgos de los sistemas actuales. Y en septiembre, la Asociación Europea de Universidades presentó una declaración condenando el mal uso de las clasificaciones por parte de ministros de educación y otros actores relevantes. El mismo mes, la Universidad de Utrecht, en Alemania, anunció que dejaría de participar en el ranking del Times Higher Education, citando las “prácticas altamente cuestionables”, e incitó a sus pares a seguir su ejemplo.

El atractivo de los rankings
Pero si los problemas con los rankings son bien sabidos, ¿por qué el modelo sigue en crecimiento? Desde 2005, cuando se aprobó una serie de lineamientos por parte del Grupo Internacional de Expertos en Rankings (IREG, por sus siglas en inglés), el número de clasificaciones internacionales ha aumentado de 6 a 63, según un recuento de la Dirección General de Evaluación Institucional de la UNAM. Se incluyen nuevas clasificaciones por región, áreas de conocimiento y tipo de programas, entre otras.

Según Riyad Shahjahan, un experto en rankings de la Universidad Estatal de Michigan y miembro del IEG de la UNU, los rankings responden a un deseo de los seres humanos de ordenar el mundo. Argumenta que el modelo es “altamente pegajoso”, ya que provee respuestas aparentemente fáciles a preguntas difíciles. Tan es así, que muchos gobiernos los utilizan para determinar la asignación de becas para estudios en el extranjero, así como para otorgar visas de trabajo. Por ejemplo, en Holanda y Dinamarca, los egresados de las instituciones mejor ranqueadas reciben puntos extra en sus solicitudes de visa. Las clasificaciones también influyen en la asignación de recursos dentro de las instituciones, privilegiando las áreas de investigación por encima de la docencia y la extensión universitaria. En algunos casos, como Francia, los gobiernos inclusive han fusionado universidades existentes con tal de mejorar su presencia en los rankings, que tienden a favorecer las instituciones de mayor tamaño.

¿Qué hacer contra estas clasificaciones?
Si los propios expertos concuerdan en que la eliminación de los rankings “no es inmediatamente factible”, ¿cómo combatir los efectos perversos de estos sistemas? Según el grupo de la UNU, cualquier estrategia debe involucrar campañas para educar a los distintos actores: gobiernos, organizaciones internacionales, universidades, medios de comunicación, padres de familia, y estudiantes. Entre las propuestas está que las universidades dejen de proveer información a estas empresas y publicitar los resultados favorables en sus páginas institucionales. Así hizo la UNAM recientemente, cuando fue colocada en el lugar 93 del mundo, y primero en Hispanoamérica, en el ranking QS 2024. Lo que no mencionó, sin embargo, es que fue ubicada en el rango 801-1000 del ranking mundial del Times Higher Education de 2024. A su vez, las autoridades educativas deberían dejar de utilizar los rankings como referencia en la asignación de recursos y el diseño de políticas universitarias.

En conclusión, todos estos grupos “deben luchar para evitar la fascinación por el prestigio, conociendo mejor las limitaciones conceptuales, metodológicas, y éticas, entre otras, de los rankings internacionales de universidades”.

jueves, 28 de septiembre de 2023

Universidades de ALyC en Ranking Times Higher Education

Publicado en CAMPUS. Suplemento sobre Educación Superior
https://suplementocampus.com/las-universidades-de-america-latina-figuran-entre-la-elite-universal-en-la-clasificacion-mundial-de-universidades-2024-de-times-higher-education/



Las universidades de América Latina figuran entre la élite universal en la Clasificación Mundial de Universidades 2024 de Times Higher Education

27 septiembre, 2023 por 

La universidad mejor clasificada de América Latina es una universidad brasileña, la Universidad de São Paulo, que casi se encuentra entre las 200 mejores del mundo.

La universidad mejor clasificada de México es el Tecnológico de Monterrey, que ocupa el cuarto lugar más alto de América Latina en el grupo 601 a 800 (junto con tres universidades brasileñas: Universidad Estatal Paulista (UNESP), Universidad Federal de Río de Janeiro y Universidad Federal de Río Grande del Sur). Dentro del grupo 801 a 1000, hay ocho universidades en América Latina: la Universidad de los Andes y la Universidad de la Costa de Colombia; la Universidad de Chile en Chile; Universidad Nacional Autónoma de México en México, y las otras cuatro universidades de este grupo son de Brasil, incluidas la Universidad Federal de Minas Gerais, la Universidad Federal de Santa Catarina, la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP) y la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río).

En la vigésima edición del ranking, se clasifican 1904 universidades, frente a las 1799 del año pasado, de 108 países y regiones. La Clasificación Mundial de Universidades 2024 de THE es la clasificación universal más completa, exhaustiva y equilibrada que evalúa a las universidades con un alto nivel de investigación en función de 18 indicadores de rendimiento que cubren sus misiones principales de enseñanza, investigación, transferencia de conocimiento e internacionalización. 

Las universidades mejor clasificadas:
• En Perú es la Universidad Peruana Cayetano Heredia, que se encuentra en el grupo 1001 a 1200.
• En Ecuador es la Universidad San Francisco de Quito, en el grupo 1001 a 1200.
• En Jamaica es la Universidad de las Indias Occidentales, en el grupo 1001 a 1200.
• ·En Costa Rica es la Universidad de Costa Rica, en el grupo 1201 a 1500.
• En Puerto Rico es la Universidad de Puerto Rico, en el grupo 1201 a 1500.
• ·En Argentina son la Universidad Nacional del Litoral, la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional de San Martín, en el grupo de 1501+.
• En Cuba esla Universidad de La Habana, en el grupo de 1501+.
• En Venezuela es la Universidad de los Andes, Venezuela, en el grupo de 1501+.

Las principales 10 universidades de Brasil obtienen buenos resultados, y la Universidad de São Paulo está muy cerca de situarse entre las 200 primeras. La Universidad de Campinas, la Universidad Federal de Río de Janeiro y la Universidad Estatal Paulista (UNESP) mejoraron significativamente este año: la primera pasó del grupo 401 a 500 el año pasado al 351 a 400, y las dos últimas pasaron del grupo 1001 a 1200 el año pasado al 601 a 800.

Las principales 15 universidades de América Latina en la Clasificación Mundial de Universidades 2024 de THE s
• Universidad de São Paulo
• Universidad de Campinas
• Pontificia Universidad Católica de Chile
• Universidad Estatal Paulista (UNESP)
• Universidad Federal de Río de Janeiro
• Universidad Federal de Río Grande del Sur
• Tecnológico de Monterrey
• Universidad de Los Andes, Colombia
• Universidad de Chile
• Universidad de la Costa
• Universidad Federal de Minas Gerais
• Universidad Federal de Santa Catarina
• Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP)
• Universidad Nacional Autónoma de México
• Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río)

Puede ver la Clasificación Mundial de Universidades de Times Higher Education completa en https://www.timeshighereducation.com/world-university-rankings/2024/world-ranking
.

Brasil tiene el mayor número de universidades en la clasificación de América Latina este año, con 56. Chile ocupa el segundo lugar, con 28 universidades, frente a las 23 del año pasado. Colombia ocupa el tercer lugar con 21, y México, el cuarto con 20.

Se han realizado varias actualizaciones en la metodología de la Clasificación Mundial de Universidades 2024 para incluir niveles sin precedentes de amplitud, profundidad, detalle y evaluación de los datos, lo que la convierte en la clasificación más rigurosa y sólida de su clase en el mundo.

Este año hay 18 indicadores de rendimiento nivelados (frente a los 13 del año pasado), que se agrupan en cinco pilares: enseñanza, calidad de la investigación, entorno de investigación, perspectiva internacional e industria. Entre las cinco nuevas métricas, se incluyen tres que analizan la calidad de la investigación y una que examina las patentes en el pilar de la industria. 

La mayoría de los pilares en Brasil muestran una tendencia alcista positiva, excepto el puntaje de la industria.

Phil Baty, director de Asuntos Globales de THE, manifestó: “En general, vemos una mejora constante de las universidades en América Latina, y algunos países tienen un rendimiento mucho mejor que el año pasado.

Brasil es el país con mejores resultados de la región este año, con una universidad muy cerca de entrar entre las principales 200 –lo que sería una primicia para América Latina–, y tiene varias instituciones que están ascendiendo entre los grupos.

Las métricas más exhaustivas de este año han examinado y analizado más a fondo el rendimiento de las universidades en la investigación como uno de los pilares y, en el caso de muchas universidades de América Latina, los resultados no han sido positivos, ya que esas universidades están cayendo en la clasificación.

Debo señalar que la mayoría de las universidades del resto del mundo han mejorado a un ritmo mayor que sus homólogas latinoamericanas, lo que hace que sea mucho más difícil para las instituciones de educación superior de la región mantenerse en la clasificación.

En THE, queremos que las universidades latinoamericanas no se queden atrás e instamos a muchas más a que se hagan oír y participen en la clasificación del próximo año para compararse con las mejores del mundo, en la clasificación más rigurosa y confiable del mundo”.

La Universidad de Oxford del Reino Unido es la universidad mejor clasificada del mundo en la Clasificación Mundial de Universidades, con la Universidad de Stanford en segundo lugar, lo que la convierte en la universidad mejor clasificada de los Estados Unidos. En tercer lugar se encuentra el Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Las principales 10 universidades del mundo según THE
• Universidad de Oxfors
• Universidad de Stanford
• Instituto de Tecnología de Massachusetts
• Universidad de Harvard
• Universidad de Cambridge
• Universidad de Princeton
• Instituto de Tecnología de California
• Universidad Imperial de Londres
• Universidad de California, Berkeley
• Universidad de Yale 

La Clasificación de Universidades de América Latina 2023 de THE, que se publicó en julio y está especialmente nivelada para la región, consta de una lista de 197 universidades de 15 países. La Pontificia Universidad Católica de Chile fue la universidad mejor clasificada. En segundo lugar quedó la Universidad de São Paulo, de Brasil. La Universidad de Campinas, también de Brasil, ocupó el tercer lugar. En cuarto lugar quedó la universidad mexicana Instituto de Tecnología de Monterrey. 

jueves, 17 de agosto de 2023

ARGENTINA: Por qué tantos jóvenes de AL van a Argentina a estudiar Medicina... y la paradoja del éxodo de médicos en el país

Publicado en BBC News
https://www.bbc.com/mundo/articles/c72wgzy1kw5o



Por qué tantos jóvenes de América Latina van a Argentina a estudiar Medicina (y la paradoja del éxodo de médicos en el país)

  • Veronica Smink*
  • Role,BBC News Mundo, Argentina
  • 17 agosto 2023

En las últimas dos décadas Argentina ha sido un imán para jóvenes de América Latina que quieren seguir una carrera universitaria.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es el país de la región con mayor cantidad de estudiantes internacionales.

El Ministerio de Educación argentino estima que la cifra de universitarios extranjeros se cuadruplicó desde 2006, llegando a casi 118.000 en 2021, la cifra más reciente (esto equivale al 4,3% del total de estudiantes en el sistema universitario).

La vasta mayoría -el 96%- son latinoamericanos y una de las carreras más populares es Medicina.

Es la que eligen la mayoría de los jóvenes brasileños que llega del país vecino, quienes representan el contingente más grande de alumnos extranjeros (son más de un cuarto en las carreras de grado).

Aunque también hay estudiantes de muchos otros países -los peruanos son el segundo grupo más grande en carreras de grado, seguido por los colombianos, bolivianos, paraguayos y venezolanos- la cantidad de brasileños estudiando Medicina en Argentina resulta llamativo.

Después de todo, a diferencia del resto de los latinoamericanos, ellos hablan otro idioma.

Y no solo tienen ese desafío extra. Quienes se gradúan en una universidad argentina deben luego revalidar su título para poder ejercer en su país.

¿Por qué entonces es tan popular estudiar Medicina en Argentina?

Mientras que en Brasil y otros países de la región la vasta mayoría de estudiantes universitarios termina cursando en una universidad privada debido a lo difícil que es conseguir un cupo en las pocas instituciones estatales, Argentina es famosa por su gran sistema de educación superior pública.

Instituciones como la prestigiosa Universidad de Buenos Aires (UBA) son gratuitas para los estudiantes de grado, incluso si son extranjeros.

También hay universidades públicas de renombre en otras ciudades argentinas como La Plata, Rosario y Córdoba.

Según las estadísticas del Ministerio de Educación, tres cuartos de los estudiantes extranjeros de carreras de pregrado y grado optan por universidades de gestión estatal.

En la UBA, los estudiantes internacionales representan el 9,5% del total, según esa institución. Pero hay otras universidades más pequeñas donde el porcentaje de extranjeros es mucho más alto.

El diario Clarín reportó a comienzos de año que uno de cada dos estudiantes que se anotaron este año en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) venían del exterior.

La gratuidad de la educación fue uno de los motivos que llevó a la brasileña Nattascha Dumke, de 30 años, a mudarse a la capital argentina para seguir sus estudios de Medicina.

Nattascha le contó a BBC Mundo Brasil que, dado que se formó en una escuela pública brasileña, "no tenía una buena base" como para conseguir una plaza en una universidad pública en su país.

Y tampoco tenía capacidad para pagar una privada, que en Brasil y en muchos países de la región están fuera del alcance de muchas familias de clase media o trabajadora.

"Las (universidades) privadas comenzaban en 8.000 reales (cerca de US$1700) y había algunas que costaban 12.000 reales (US$2500)", señaló Nattascha.

Hizo los números y estimó que, si no tenía que pagar por la universidad, podía alquilar un lindo departamento en Buenos Aires y vivir por menos de lo que hubiera gastado pagando por sus estudios en su país de origen.

En 2018 hizo las valijas y comenzó a estudiar Medicina en la UBA.

Peso débil

Al igual que ella, muchos de los latinoamericanos que llegaron para cursar una carrera en Argentina no solo aprovechan la educación gratuita. También sacan provecho del ventajoso tipo de cambio, que es muy favorable para los extranjeros, haciendo que el costo de vida sea bajo.

Y es que el peso argentino es, después del bolívar venezolano, la moneda que más se devaluó en América Latina en las últimas dos décadas.

Gracias a esto, quienes vienen del extranjero encuentran que alquilar y comer en este país es más barato que en el suyo.

Es la experiencia de María Alice de Oliveira, de 22 años, quien llegó poco antes de la pandemia de covid-19 a la ciudad de Rosario para estudiar Medicina.

Maria Alice le contó a BBC News Brasil que, incluso pagando una universidad privada y sin poder trabajar, debido a su pesada carga de estudio, podía tener una buena calidad de vida gastando menos de US$700 al mes.

El mismo cálculo hizo Mariel Ramos, una paranaense de 33 años, quien cursa Medicina de noche en la Universidad Abierta Interamericana (UAI) para poder trabajar de día.

"Pago 1.000 reales (unos US$210) al mes por mi universidad y esa fue la mejor opción para mí. Tengo una vida social muy activa, me gustan los buenos restaurantes", contó sobre su experiencia viviendo en la capital argentina.

No son la únicas que encontraron que las cuentas les cierran incluso teniendo que pagar una universidad privada: las estadísticas muestran que casi el 40% de los brasileños que estudian en Argentina cursan en una institución privada.

Entre ellos está la propia Nattascha, quien después de tres años en la UBA sintió que le faltaba un poco de estructura y cambió por la Facultad de Medicina de la Fundación Barceló, donde empezó a pagar US$125 al mes.

Acceso fácil

Pero, que sea barato no es el único incentivo para estudiar en Argentina. Tampoco es el más importante para muchos.

La ventaja principal que más citaron los estudiantes extranjeros consultados por la BBC sobre por qué estudian en este país es su accesibilidad.

Mientras que en el resto de la región se suele tomar difíciles exámenes de ingreso para entrar a las mejores universidades, la mayoría de las argentinas, en especial las públicas, tienen un sistema mucho menos exigente.

Los alumnos que ingresan deben tomar un curso donde aprenden una cierta cantidad de materias -un "ciclo básico común", que puede durar desde unos meses a un año- y una vez que aprueban estas materias ya pueden empezar su carrera específica.

“En mi universidad tomé un curso de ingreso que tenía materias que involucraban Química, Física, Biología, Anatomía y para los extranjeros hay Español", contó Maria Alice, quien estudia Medicina en el Instituto Universitario Italiano de Rosario.

Según ella, si se hubiera quedado en Brasil hubiera tenido que invertir "seis años en el curso de preparación, porque ese es el promedio para aprobar (el examen de ingreso) en una universidad pública".

Diogo Alves Schmidt, de 20 años, probó el "frenético" curso preparatorio preuniversitario brasileño antes de decidir cortar por lo sano y empezar Medicina en la UBA.

“Llevaba un ritmo en el curso preparatorio que hoy considero sumamente tóxico, y que te consume la salud mental. Lo mejor es no tener exámenes de ingreso”, afirmó.

Por su parte, Gabriela Landini, de 18 años, quien también estudia Medicina en la UBA, dijo que conocía "gente que hizo un curso preparatorio durante cuatro años, se dio por vencido y cambió de carrera”.

Calidad

Otro factor resaltado por quienes estudian en Argentina es la buena calidad de la enseñanza.

Es una de las virtudes que destaca AC Estudios en el exterior, una consultora colombiana que -como su nombre indica- asesora a quienes quieren seguir una carrera fuera de su país. Su sitio en internet tiene varios videos que promocionan estudiar Medicina en Argentina.

En uno de ellos, Katherin Martel, una peruana que utilizó los servicios de la consultora para empezar a estudiar Medicina en la UBA en 2022, afirma que "uno de los beneficios de estudiar en Argentina es el aspecto académico de brindarte una de las mejores universidades dentro de Latinoamérica".

Martel elogia la "exigencia académica" de la universidad pública argentina, destacando su buena infraestructura, con "ambientes muy cómodos y acceso a la Red de manera gratuita en muchos de ellos", lo que brinda "las posibilidades y todas las herramientas para poder estudiar".

La joven, procedente del Departamento de Junín, en el centro de Perú, también resalta que llegar a la universidad y moverse por Buenos Aires es sencillo, ya que hay una gran red de transporte público, algo que también existe en las otras ciudades universitarias que tiene el país.

Por último, cita la cuarta gran razón por la que ella y muchos de sus pares eligen estudiar en Argentina, además del costo, la accesibilidad y la calidad: "el país te da la oportunidad de poder trabajar", destaca, en referencia a lo fácil que es obtener la documentación como residente temporal, que te permite trabajar legalmente.

En esto -detalla- también ayuda la "flexibilidad de horarios" que ofrecen instituciones como la UBA, que permiten que uno elija "qué horario te es más fácil poder estudiar".

Dayana Almirón Ramírez, una peruana radicada en Argentina que cursa primer año de Medicina en la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) -donde la mitad de sus compañeros son extranjeros- menciona que los estudiantes internacionales reciben "mucho apoyo".

"Por ejemplo, hay un comedor universitario al que todos tienen acceso, donde pagas 240 pesos (menos de medio dólar de mercado) por un plato de comida", le cuenta a BBC Mundo.

También resalta la calidez de los profesores, que "ayudan a los que vienen de afuera", explicando los términos locales que quizás les cueste entender.

Paradoja

Pero, aunque los estudiantes extranjeros dicen sentirse bienvenidos y cómodos estudiando en Argentina, el número creciente que cursa en universidades públicas -financiadas por los impuestos de los contribuyentes-, genera algo de polémica en este país, que atraviesa una grave crisis económica, con una inflación anual que supera el 113%.

Recurrentemente surgen críticas desde algunos sectores que cuestionan que el gobierno, que está tratando de bajar su déficit fiscal, no les cobre a los estudiantes foráneos que hacen carreras de grado en instituciones de gestión estatal (los posgrados sí se pagan).

No obstante, el consenso en el ambiente educativo es que la multiculturalidad es algo positivo.

“Los extranjeros que vienen al país son bienvenidos y mejoran nuestra educación porque posibilitan el intercambio con nuestros universitarios y nos permite también que los argentinos cursen carreras de grado y posgrado en el exterior", tuiteó el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, a finales de junio, la última vez que resurgió la controversia sobre este tema.

Pero, más allá de este debate sobre si Argentina debería estar formando a profesionales que luego, en la mayoría de los casos, no se quedan a ejercer en el país, lo llamativo es la paradójica situación en la que se encuentra el sistema de salud argentino.

Porque, mientras el país se ha convertido en un prolífico y reconocido formador de médicos, esa profesión atraviesa su peor crisis en muchas décadas.

Conseguir turno para ver a un médico hoy se ha convertido en una odisea en Argentina, con esperas que suelen durar meses. Las causan son múltiples, pero todas tienen en común los problemas económicos.

Por un lado, la caída en los salarios ha hecho que un gran número de profesionales deje de atender en los servicios públicos de salud o a través de los populares sistemas de obras sociales y prepagas que utilizan la mayoría de los argentinos.

Según la Confederación Médica de la República Argentina, cerca del 15% de los profesionales que atendían a través de prestadores decidieron empezar a hacer consultas privadas, cobrando honorarios que solo son accesibles para los sectores más acomodados.

A la vez, el diario La Nación reportó en julio sobre "el fenómeno de los médicos que cruzan a países limítrofes a cubrir guardias que duplican sus ingresos".

Según la investigación de ese medio, el creciente número de profesionales que cruzan algunos días al mes a trabajar en lugares como Chile, Paraguay y Uruguay representa "otra modalidad de éxodo de profesionales de la salud" que causa "preocupación".

Otro problema que reportan las autoridades sanitarias argentinas es que está cayendo el número de residentes en ciertas especialidades que requieren muchos años de formación y se consideran menos redituables.

En particular en pediatría, un déficit que causó problemas durante el reciente brote de bronquiolitis que desbordó a varios hospitales.

A finales de 2022, el presidente de la Sociedad Argentina de Pediatría, Pablo Moreno, advirtió a través de una carta pública que casi un tercio de las vacantes en la residencia de esa especialidad estaban vacías.

Este problema se vincula fuertemente con otro fenómeno que se está viendo en los últimos años en Argentina: el gran número de médicos argentinos graduados que buscan mejores oportunidades en el exterior.

Micaela Gutman es una de ellas. Con el diploma de médica que obtuvo hace nueve meses bajo el brazo, se acaba de mudar a Alemania junto con dos compañeras, para hacer su residencia allí.

"Buscamos alternativas fuera de Argentina porque la situación del país es muy complicada", le contó a BBC Mundo.

"Los salarios no cubren la alta inflación mensual, por lo que la calidad de vida termina siendo muy pobre".

"Queríamos garantizarnos una mejor calidad de vida sin la explotación laboral que experimentan los trabajadores de la salud. Por eso, a pesar de que amamos a Argentina, su gente y sus costumbres, decidimos dejar atrás a nuestras familias y amigos y dar un salto de fe en un país que ofrece más cuidado, seguridad, estabilidad económica y oportunidades de crecimiento personal", explicó la flamante médica de 28 años.

*Con reportería de Priscila Carvalho para BBC News Brasil

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