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jueves, 5 de octubre de 2023

MÉXICO: presupuesto educativo 2024: “razonable y congruente” o “un desastre para el país”.

Publicado en CAMPUS
https://suplementocampus.com/presupuesto-2024-i/



Presupuesto 2024 / I

21 septiembre, 2023 por 

Diversos sectores del gasto en educación, ciencia y tecnología se alejan del promedio del crecimiento que el PEF debería tener para este año

El pasado viernes 8, el gobierno federal, por conducto del secretario de Hacienda, presentó ante el Congreso el llamado Paquete Económico para el próximo año. El Paquete se integra por tres documentos principales: los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Éste, materia principal de las presentes líneas, asciende a 9,022 billones de pesos, representando un incremento real (una vez descontada la inflación) de 4.3 por ciento. En su alocución, el secretario Ramírez de la O destacó los tres ejes fundamentales de ese documento: a) “el fortalecimiento de la red de protección social a favor de grupos de la población desatendidos y en condición de pobreza”; b) las reformas de orden laboral y las políticas salariales implementadas; c) el impulso a la infraestructura del país, principalmente la correspondiente a la región sur-sureste.

Los tres ejes, según el funcionario, han permitido a lo largo del quinquenio enfrentar las condiciones de pobreza de la población, reducir la desigualdad, así como impulsar proyectos de infraestructura a la zona del país “que estuvo al margen del desarrollo nacional por décadas”.

A manera de resumen, algunos datos del documento permiten describir el contexto en el cual puedan observarse, con mayor detalle, algunos aspectos relacionados con los sectores de educación, ciencia y tecnología. Entre los principales (todos ellos referidos a 2024) se cuentan los siguientes:

• El Producto Interno Bruto debiera crecer a una tasa media de 2.5 por ciento, un poco menor a la estimada por la SHCP para el presente año. La inflación se reduciría de 4.5 al 3.8 por ciento. El tipo de cambio respecto al dólar se situaría en $17.60. La tasa de interés se estacionaría en 9.5 por ciento y el barril de petróleo se vendería a $56.70 dólares, casi 10 dólares menos que en este 2022. En términos generales, aún los analistas críticos a la política económica gubernamental han estimado positivo lo presentado al Congreso.

• El PEF tiene, empero, varias presiones que explican la razón para que algunos programas y proyectos no tengan las asignaciones adecuadas para un desarrollo eficaz, o para que no se cumpla con compromisos asumidos desde cinco años atrás. Entre esas presiones se encuentran: a) el gasto en pensiones (las contributivas, como IMSS; y las distributivas, como adultos mayores) asciende a 1.99 billones, una quinta parte del PEF y tendría un crecimiento muy dinámico (y peligroso de no realizarse una reforma fiscal, agrego yo) de 4.2 por ciento para cada año venidero, como lo advierte la SHCP (“Supuestos de finanzas públicas de mediano plazo”); b) los Requerimientos Financieros del Sector Público (lo que hay que pagar de intereses y servicio por la deuda gubernamental) ascendería en 2024 a 1.6 billones de pesos, casi un 12 por ciento más que en este año. En lo que va del sexenio la deuda total del sector público ha pasado de 11 billones, en 2019, a 14.2 en julio de este año; c) la transferencia a las entidades federativas ascienden a 2.56 billones, casi un 13 por ciento más que en el presente año.

• Los llamados programas y proyectos prioritarios (estelares, o del Presidente) significan, en el caso de los primeros para el próximo año, alrededor de 800 mil millones, y el de los segundos, 220 mil, un total superior al billón de pesos. Entre ellos destaca la Pensión para Adultos Mayores, con 465 mil millones, siete por ciento más que en 2023. Dentro de estos programas están cuatro del sector educativo, entre ellos: Becas (88 mil millones), la Escuela es Nuestra (28 mil), Jóvenes Construyendo el Futuro (24 mil), Universidades para el Bienestar (1,600); un total de 142 mil millones.

En ese contexto presupuestal varios sectores del gasto se alejan del promedio del crecimiento que el PEF tendría para 2024 (4.3 por ciento). Así, por lo que toca al sector educativo, éste tiene una asignación de 425 mil millones. En términos reales, un crecimiento de un uno por ciento, el cual no alcanza a compensar las pérdidas de 2020, ocasionadas por la pandemia. De acuerdo con la SHCP, y utilizando las clasificaciones administrativas del gasto y la funcional del mismo, aplicado al periodo 2017-2023, el sector habría tenido una reducción de 3.4 y 6.1, respectivamente.

Para el sector de ciencia y tecnología los resultados son muy parecidos, aunque todavía más a la baja. Por lo que toca a la clasificación administrativa, la variación en el trayecto 2017-2023 es de menos 75.5 por ciento. En la segunda de las clasificaciones, se trata de una reducción de 13.9 por ciento en las asignaciones.

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Presupuesto 2024/ II: La Polémica
5 octubre, 2023 por 

Los juicios hacia este proyecto presupuestal van desde considerarlo un “presupuesto razonable y congruente”, hasta el de quienes consideran que representará “un desastre para el país”. Presentamos un análisis

En la primera parte de esta temática se describió al conjunto de instrumentos en que se inserta el proyecto presupuestal del próximo año, la presentación que del mismo hizo el secretario de Hacienda ante el Congreso de la Unión, algunas características distintivas de ese documento, así como las presiones que desde ahora se advierten como condicionantes, en buena medida, de la marcha de las finanzas públicas y la economía del país para 2024.

Entre esas “presiones” incluí el salto enorme que representan los gastos correspondientes a: a) las pensiones, contributivas y distributivas, de casi dos billones de pesos; b) el crecimiento de la deuda pública neta (interna y externa) del sector público, de 11 billones en 2018 a 14.2 billones en julio de este año; c) el costo financiero de esa deuda, 1.6 billones (lo que hay que pagar cada año por los intereses y servicios correspondientes); d) el déficit público en que se incurre para igualar ingresos con egresos para 2024, 5.4 por ciento del PIB, alrededor de 2 billones, el más alto desde 1987 (aquél año en que la inflación alcanzó un 159 por ciento, contrastante con el 4.5 por ciento en que, se estima, cerrará en este 2023).

Estos cuatro factores, principalmente, han abierto una polémica enorme entre analistas de distintas tendencias, acompañadas por las explicaciones del propio secretario de Hacienda. En este polarizado México en materia ideológica, el presupuesto no se salva (no tendría por qué). De tal modo que los juicios van desde un “presupuesto razonable y congruente”, hasta el de quien califica a ese instrumento como el causante de “un desastre para el país”.

El principal debate se sitúa en esos casi dos billones en que se endeudará la Hacienda pública para equilibrar ingresos con egresos y que significa 5.4 puntos del PIB. Los críticos arguyen que eso compromete seriamente las finanzas públicas para los próximos años. Por el contrario, analistas destacados por su objetividad difieren de esas visiones. Así, por ejemplo, se dice que: “no se ve en el escenario una crisis en el 2024, al menos derivada del mayor déficit fiscal… se está lejos de ser un desastre” (Enrique Quintana, El Financiero, 20 de septiembre y 3 de octubre). O, quien califica al presupuesto 2024 con las notas muy positivas de: “realista, responsable y revelador” (Gabriel Casillas, El Financiero, 19 de septiembre).

La SHCP, por conducto del secretario Ramírez de la O y el subsecretario Yorio, han argumentado que ese 5.4 por ciento se debe a: a) al incremento de las tasas de interés; b) al índice de inflación; c) al hecho que no se recibieron remanentes por parte del Banco de México. Simultáneamente se explica que ese “déficit fiscal mayor” no es un tema preocupante, toda vez que: a) la deuda total, que ascenderá al 48.8 por ciento del PIB para 2024, “será menor del pico que alcanzó en 2020”. Este nivel de deuda es bajo “y tiene mucho margen y mucha flexibilidad”; b) “el déficit es de una sola vez… no es un déficit permanente y esto prácticamente no desvía a México de su senda de sostenibilidad fiscal”; c) se contará con las coberturas petroleras que cada año se contratan; d) el Fondo Monetario Internacional tiene abierta una línea de crédito contingente por 47 mil millones de dólares; e) el Banco de México tiene como reservas 204 mil millones de dólares.

Con relación a estas explicaciones, varios analistas discrepan de que esa especie de “medicina amarga, pero leve” de 2024 sea suficiente para aliviar las presiones de los años subsiguientes. El propio Quintana (El Financiero, 3 de octubre) indica: “las presiones derivadas de los mayores pagos por pensiones, así como del programa para adultos mayores, hacen insostenible dejar sin cambios la estructura fiscal en el país para el futuro próximo… la oportunidad para realizar ese cambio vendrá en el curso de 2025”.

Pero no todo es déficit fiscal. La polémica se extiende a un tema jurídico-político adicional, muy delicado. Legisladores de la oposición y algunos analistas han expresado que existe una violación constitucional porque parte del déficit en que se incurrirá para 2024 se utilizará en financiar lo que se denomina gasto corriente, cuando debía estar destinado exclusivamente a inversión pública. El asunto podría llevar a una controversia constitucional que sería resuelta en la Suprema Corte de Justicia. Esta, desde la época del presidente Fox, ya hizo un pronunciamiento, aunque ambiguo, que tendría impacto como un importante precedente.

martes, 3 de octubre de 2023

Desfinanciar la ciencia en el Sur afecta a todo el mundo

Publicado en SciDevNet
https://www.scidev.net/america-latina/news/desfinanciar-la-ciencia-en-el-sur-afecta-a-todo-el-mundo/?utm_source=SciDev.Net&utm_medium=email&utm_campaign=14146693_2023-10-03%20Weekly%20Email%20Digest%20-%20Am%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20Template.%20For%20no%20topic%20preferences&dm_i=1SCG,8F7NP,665LFG,YRKAI,1


03/10/23
Desfinanciar la ciencia en el Sur afecta a todo el mundo

De un vistazo
- Cambiar la estructura financiera internacional es necesario para aumentar actividades científicas en países de bajos y medianos ingresos

- La proclama fue realizada por expertos reunidos en Asamblea General de la ONU

- Alegan que la calidad y aplicabilidad de investigaciones de América Latina y el Caribe debe tener más reconocimiento


Por: Claudia Mazzeo


El desequilibrio en el financiamiento mundial en investigación y desarrollo sigue fluyendo del Norte global al Sur global, creando estancamiento en salud y educación, y aumentando la pobreza en países con menos recursos, según un informe y un reciente debate impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Esto está afectando las metas para 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por ese organismo y suscriptos por unos 200 países. Más del 50 por ciento de esas metas registraron avances débiles o insuficientes, y el 30 por ciento se estancaron o invirtieron.

En el marco del 78º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU realizada en Nueva York, a finales de septiembre, la preocupación fue recogida por un panel de expertos que señaló que para generar un cambio radical será necesario modificar la estructura financiera internacional que aumente el volumen de actividades científicas concebidas e implementadas en países de bajos y medianos ingresos.

“Cuando los investigadores del Norte global producen investigación se entiende como si fuera universal, mientras que cuando la investigación se hace en el Sur global, entonces solo es local y aplicable a esos entornos”.Andrea Ordóñez Llanos, directora ejecutiva de Southern Voice

Un informe de la ONU abordado en ese evento, “Tiempos de crisis, tiempos de cambio. Ciencia para acelerar las transformaciones hacia el desarrollo sostenible”, señala que 40 por ciento de los países en desarrollo padecen graves problemas de endeudamiento, con costos hasta ocho veces superiores a los de países desarrollados.

La mitad de ellos dedica más del 1,5 por ciento del PIB y el 6,9 por ciento de los ingresos públicos al pago de intereses, con un fuerte aumento en la última década. Cerca de 3.300 millones de personas viven en países que gastan más en el servicio de la deuda que en salud o educación, expresa ese informe.

Según el panel “Diálogo de alto nivel sobre financiación para el desarrollo”, la calidad y la aplicabilidad de las investigaciones realizadas en instituciones de América Latina y el Caribe debe ser objeto de un reconocimiento más amplio.

“Cuando los investigadores del Norte global producen investigación se entiende como si fuera universal, mientras que cuando la investigación se hace en el Sur global, entonces solo es local y aplicable a esos entornos”, dijo Andrea Ordóñez Llanos, directora ejecutiva de Southern Voice, una red de think tanks en el Sur global.

Pablo Kreimer, director del Centro de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Maimónides, en Buenos Aires, señala que ello se debe a que la mayor parte de las agendas se definen según los intereses de las agencias de financiamiento globales o localizadas en países más desarrollados.

Agrega que los actores capaces de utilizar el conocimiento desde el punto de vista productivo (empresas y estados, entre otros) son más fuertes y activos en los países hegemónicos, mientras que en el Sur global se producen a menudo conocimientos que no responden a las necesidades locales, o bien, cuando están enfocados a cuestiones estratégicas, esos desarrollos son ignorados.

Para el especialista, la capacidad de generar financiamientos sustentables a largo plazo está desigualmente distribuida y los consorcios de cooperación internacional parten de esas asimetrías, sin estimular la conformación de un tejido de actores (empresas, organismos públicos) capaces de industrializar los conocimientos científicos en países periféricos.

“Los inconvenientes se plantean tanto en la conformación de agendas de I+D como en los mecanismos de uso o industrialización de los conocimientos. Así, los conocimientos producidos en países periféricos parecen ser ‘más específicos’ no tanto por su naturaleza, sino por el contexto en el que pueden ser apropiados”, dice Kreimer a SciDev.Net.

“Con escasos recursos es habitual que a la hora de financiar se privilegien las investigaciones orientadas a resultados que sean pertinentes localmente”Darío Codner, especialista en estrategias de innovación y tecnología e integrante de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina

Darío Codner, especialista en estrategias de innovación y tecnología e integrante de la Universidad Nacional de Quilmes, en Buenos Aires, coincide en que el conocimiento científico desarrollado por países de la región fluye de manera asimétrica hacia los países centrales debido a un entramado productivo capaz de absorber o apropiarse de los resultados.

“Por otra parte, el financiamiento científico de la región difiere tanto en volumen como en integración respecto de los países centrales, con muy baja participación del sector privado. Con escasos recursos es habitual que a la hora de financiar se privilegien las investigaciones orientadas a resultados que sean pertinentes localmente”, agrega.

Desde otra perspectiva, Fernando Peirano, presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina, dice a SciDev.Net que aún con bajos presupuestos, los científicos argentinos están contribuyendo al acervo universal de conocimiento, colocándose a la par de los países más desarrollados, según el ranking Scimago.

Afirma que el desarrollo de capacidades debe combinarse con proyectos y agendas comprometidas con los problemas propios de sociedades que presentan fuertes desigualdades, escasez de recursos públicos y privados y debilidades institucionales.

“Resulta imprescindible combinar ambas dimensiones, excelencia y pertinencia, brindar desde el Estado apoyo y orientación para avanzar en ambos frentes”, destaca.

Como ejemplo de esta combinación, cita el proyecto de desarrollo de una vacuna contra la COVID-19 diseñada y producida en Argentina mediante una tecnología que califica de “conveniente”.

“No se trata de las más avanzadas, como en RNA mensajero, sino de una plataforma madura que aprovecha proteínas recombinantes y ofrece una respuesta estable, segura y eficaz, con ventajas en cuanto a costo, conservación y aplicación”.

Peirano afirma que esa iniciativa otorga al país soberanía sanitaria y le permite contribuir con otros países en desarrollo, en especial de América Latina, en cuanto al acceso a esta vacuna que aún hoy sigue siendo esencial.

Este artículo fue publicado por la edición global de SciDev.Net e incluye reporteo adicional de la edición de América Latina y el Caribe.

lunes, 9 de enero de 2023

CHILE comienza a revertir baja inversión en ciencia y tecnología

 Publicado en SciDevNet

https://www.scidev.net/america-latina/news/chile-comienza-a-revertir-baja-inversion-en-ciencia-y-tecnologia/?utm_source=SciDev.Net&utm_medium=email&utm_campaign=13711232_2023-01-09%20Weekly%20Email%20Digest%20-%20Am%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20Template.%20For%20no%20topic%20preferences&dm_i=1SCG,85VNK,665LFG,XGDMP,1


03/01/23

Chile comienza a revertir baja inversión en ciencia y tecnología

De un vistazo
  • Presupuesto 2023 de CyT es de US$ 88 millones, un aumento de 9,6 por ciento respecto al año anterior
  • Inversión del sector venía en descenso desde fines de la pasada década
  • Mayores partidas irán a formación de capital humano, desarrollo institucional y difusión del conocimiento

[SANTIAGO] Cuando Gabriel Boric asumió la Presidencia de la República de Chile, en marzo pasado, dejó en claro su intención de elevar la inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI) del país de 0,34 por ciento a 1 por ciento del PIB al término de su mandato de cuatro años.

Este año, como punto de partida para alcanzar ese objetivo inyectará 76 mil millones de pesos (alrededor de US$ 88 millones) al presupuesto público del sector para 2023, lo que representa un incremento de 9,6 por ciento respecto del año previo.

De ellos al menos 53 mil millones irán directamente al ministerio del ramo mientras que el resto se repartirá en proyectos relacionados con los ministerios de Energía y Economía, confirmaron fuentes a las que SciDev.Net tuvo acceso.

De esta forma, de un total de casi $514 mil millones (US$ 595 millones) al que asciende el presupuesto 2023 del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, las mayores partidas se destinarán a formación de capital humano avanzado (18,94 por ciento), desarrollo de la institucionalidad sectorial (5,38%) y vinculación con el medio y difusión del conocimiento (5,19%).

“Este aumento de inversión en ciencia y tecnología es histórico. Es la clara señal de que, para este gobierno, es imprescindible dar un salto en estas materias y poner ahí no solamente intenciones y buena voluntad”, destaca a SciDev.Net la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e innovación Silvia Diaz.

Detalla que por ejemplo gran parte del incremento se destinará al financiamiento del programa Fondo de Innovación, Ciencia y Tecnología (FICYT). “Eso significa poner el foco en determinados proyectos e investigaciones de gran impacto”, dice.

Adelanta que “con este presupuesto podremos participar de manera activa en el impulso del modelo de desarrollo productivo sostenible, con foco en instituciones públicas estratégicas que nos den la capacidad y la mejora suficiente para fortalecer su innovación”.

Para la presidenta de la Academia de Ciencias, la bióloga Cecilia Hidalgo, se trata de una señal positiva si se considera que el gasto público en ciencia ha venido experimentando disminuciones casi sucesivas desde fines de la década pasada. “Cualquier aumento es bienvenido porque no podemos seguir con las bajas anteriores” dice la científica.

lván Suazo, Vicerrector de Investigación y Doctorados de la Universidad Autónoma de Chile, una de las cinco universidades privadas del país con mayor número de alumnos, reconoce que el aumento del presupuesto va en la dirección correcta, pero es insuficiente.

“Todavía estamos por debajo de países como Cuba o Venezuela, incluso bajo el promedio de América Latina que está en 0,56 por ciento, y muy lejos del promedio de la OCDE que está en 2,78 por ciento”, precisa.

Baja inversión, pero alta calidad

No obstante, Cecilia Hidalgo reconoce que se ha producido una inusual situación: “Si uno mira la inversión de todos los países de la OCDE, Chile está junto con México y Colombia con menos del 0,5 por ciento, y si se observa el número de científicos por cada mil habitantes que trabajan también estamos muy por abajo”, señala.

“Pero si uno mira el impacto de las publicaciones chilenas en un período de varios años, Chile está casi en el promedio de la OCDE y si tomamos el impacto dividido por la inversión salimos del promedio de todos los países por lejos. Estamos generando ciencia muy buena con muy poca inversión”, destaca.

Esto significaría que no necesariamente una baja inversión en ciencia trae como consecuencia mala ciencia, pero en este caso los resultados son producto de mucho esfuerzo.

Para el director del programa de bachillerato de la facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Jorge Babul, más allá del monto que es necesario inyectar, también hay que hacer un trabajo en la formación de los investigadores.

“No veo un plan de desarrollo para la formación de científicos, donde tiene que haber un puente entre la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y las universidades del país. Hoy tres universidades se llevan la mayor parte de los fondos de investigación y de los becarios, pese a que hay varias otras universidades estatales que también están haciendo ciencia”, critica.

En Chile actualmente existen 56 instituciones de estudios superiores que se dividen en dos categorías: las llamadas «universidades tradicionales», integradas por 18 universidades públicas y 9 universidades particulares creadas antes de 1980; y 27 universidades privadas creadas después de ese año. El Gobierno de Boric ha puesto énfasis en que priorizará la educación pública.

Suazo prefiere mayor amplitud en la distribución de los recursos, es decir que no se omita a los planteles privados. “La ciencia es competitiva y se debe privilegiar el financiamiento de los mejores proyectos, que agreguen valor a la matriz productiva, que generen más conocimiento y esto tiene poco que ver con la naturaleza jurídica de las instituciones que producen este desarrollo”.

Para el académico, “el crecimiento necesariamente pasa por una mayor inversión privada en innovación e investigación, “y eso no se está haciendo”.

“El gobierno se comprometió a subir a 0,7 por ciento del PIB la inversión estatal al final de su periodo y hacer esfuerzos para que el sector privado ponga el otro 0,3 por ciento, pero no sabemos cómo lo va a hacer”.
Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia de Ciencias de Chile

Mientras no se incorpore de manera sistemática a la inversión privada en investigación e innovación no vamos a poder crecer de manera significativa, subraya, y destaca que el proyecto de reforma tributaria va en el sentido correcto.

“La propuesta, que actualmente se debate en la Cámara de Diputados, busca incorporar un 2 por ciento del crédito tributario para la inversión en investigación y desarrollo. Si eso se aprueba va a significar un verdadero cambio en la matriz de inversión en ciencia”, asegura.

Cecilia Hidalgo es escéptica respecto de la participación de los privados. “El gobierno se comprometió a subir a 0,7 por ciento del PIB la inversión estatal al final de su periodo y hacer esfuerzos para que el sector privado ponga el otro 0,3 por ciento, pero no sabemos cómo lo va a hacer”, indica.

“¿Cómo convencemos [al sector privado] de que lo ponga cuando históricamente ha sido súper renuente a aportar a la ciencia, tecnología e innovación? Están cómodos, no se imaginan para qué se necesita más inversión, más innovación en ciencia, sobre todo la ciencia básica que no les interesa para nada”, concluye.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net

viernes, 8 de octubre de 2021

Soberanía científica: ¿sin científicos?

 

Soberanía científica: ¿sin científicos?

Históricamente México ha invertido poco y mal en CTI. Para el 2022 la inversión pública federal propuesta para CTI es 35% menor a lo aprobado en el 2015…

Lectura: 3 min (1083 Palabras)

La anhelada soberanía científica sólo se logrará, obviamente, formando a más científicas y científicos mexicanos, brindándoles oportunidades y seguridad laboral para desarrollar sus investigaciones y, de paso, siendo mejor pagados. De modo que, si la meta nacional es lograr la soberanía científica, no vamos por buen camino.

El número de investigadores por millón de habitantes en México es de los más bajos en América Latina: apenas 315. La media de la región es de 514 investigadores, Argentina tiene 1,211; Brasil, 887; y Uruguay, 696 (UNESCO). Si ya hablamos de países desarrollados, EE.UU. tiene 4,400 y Corea 7,900 investigadores por millón de habitantes. Nótese que este país asiático, en los años 80, tenía un nivel de desarrollo similar al nuestro y ahora es una potencia científica que registra 14 veces más patentes que México: 218,975 versus 15,941, respectivamente. Además, el 92% de las patentes registradas en nuestro país son para extranjeros(as). Como la 16° economía mundial, México no merece ese rezago.

Para acercarnos a los niveles de “capital científico” de Brasil y Uruguay, requeriríamos alrededor de 40 mil nuevos investigadores en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Probablemente hacia allá apunte el aumento presupuestal para el SNI, de 26% en términos reales, en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF, 2022); el mayor incremento en por lo menos los últimos 10 años. Es una buena señal, pero no será suficiente si no se complementa con otras políticas, principalmente para el impulso al posgrado en México.

La matrícula de educación superior prácticamente se ha duplicado en los últimos 10 años en México, llegando a 5 millones de estudiantes; no obstante, la participación del posgrado sigue siendo muy baja. Sólo ocho de cada 100 estudiantes universitarios están en posgrado y sólo uno de cada 100 está cursando un doctorado. Esta relación se ha mantenido sin cambios durante la última década. En ese sentido, no es de extrañar que, por ejemplo, Brasil gradúe a más del doble de doctores que México, o que en comparación con EE.UU. la relación sea de 7 a 1 (OCDE).

Formamos pocos investigadores y a quienes formamos se concentran en áreas “tradicionales”. Fortalecer las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) continúa siendo uno de nuestros grandes retos. Si bien el 29% de los investigadores vigentes en el SNI están en áreas STEM, apenas el 12% de los estudiantes de posgrado están en estas disciplinas; porcentaje muy bajo para un país que aspira a la soberanía científica y la innovación tecnológica. En contraste, en países como Corea el porcentaje de estudiantes en STEM es de 24% y en Francia, 28% (OCDE).

Las universidades son actores clave para fortalecer la capacidad de producir conocimiento y tecnología propios. En México, las instituciones de educación superior públicas aportan alrededor del 50% del gasto total en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) (UNESCO). Sin embargo, la política presupuestal de los últimos años ha acentuado el rezago y la desinversión en este importante sector estratégico. La gráfica 1 muestra cómo, en los últimos seis años, el peso y la relevancia de la educación siguen cayendo respecto al PIB nacional; no parece ser una prioridad nacional.

Gráfico 1. Gasto Federal en Educación, Educación Superior y CTI como porcentaje del PIB

Gasto Federal en Educación
Fuente: Elaboración propia con información de los PEF de 2015 al 2021, el PPEF 2022 y los CGPE 2022 (Disponibles en: https://cutt.ly/nW1g4wA).

El peso relativo de la educación superior, la ciencia y la tecnología es cada vez menor respecto al total del presupuesto disponible (gasto programable). Otras áreas ganan terreno mientras que la educación y la ciencia se rezagan. De cada 100 pesos disponibles en el ejercicio fiscal 2022, se destinará apenas 16.8 a la función educativa. De estos, 2.9 pesos serán para educación superior y posgrado, y apenas un peso para CTI (véase gráfico 2).

Gráfico 2. Gasto en Educación, Educación Superior y CTI como porcentaje del Gasto Programable Neto de los PEF

Gasto Programable Neto de los PEF
Fuente: Elaboración propia con información de los PEF de 2015 al 2021, el PPEF 2022 y los CGPE 2022 (Disponibles en: https://cutt.ly/nW1g4wA).

Además, en el PPEF 2022 el subsidio para las instituciones de educación superior públicas apenas supera la inflación estimada. No obstante, el conjunto de universidades públicas estatales acumula una pérdida de más de 27 mil millones de pesos desde el 2015 (unos 1,350 mdd). A esto hay que agregarle que prácticamente han desaparecido todos los fondos extraordinarios de concurso, al acumular, desde 2016, un recorte del 99%.

Un elemento problemático adicional dada la incertidumbre que atraviesan las universidades públicas en México, son las posibles externalidades del mandato constitucional de “obligatoriedad” y “gratuidad” en la educación superior. Siendo ambas metas loables, si no hay mecanismos resarcitorios eficaces por parte del Estado, que compensen la caída en los ingresos propios de las instituciones educativas, éstas podrían reducir su oferta de posgrados –sobre todo de programas STEM– para concentrarse en el pregrado, de menor costo y con mayor presión social para que aumenten los espacios. Toda política tiene consecuencias, no siempre son las deseadas.

En suma, históricamente México ha invertido poco y mal en CTI. Para el 2022 la inversión pública federal propuesta para CTI es 35% menor a lo aprobado en el 2015; la pérdida acumulada en este período equivale a más de todo el presupuesto anual para CONACYT y cuatro veces el gasto presupuestado para el SNI. Con las cifras actuales de inversión pública –y privada–, no podemos hablar de desarrollo, mucho menos de soberanía científica. La inversión pública federal será de apenas el 0.2% del PIB, más la inversión privada de apenas 0.07%; esto nos pone muy por debajo del 1% del PIB que establece la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Es impostergable una gran reforma al posgrado en México, de la mano de las universidades, que al menos lleve a duplicar el número de estudiantes y futuros científicos, sobre todo en áreas STEM. Necesitamos ajustar el rumbo de la educación superior, la ciencia y la tecnología, a partir de una visión largo aliento, donde haya más inversión y certidumbre presupuestal. Si no damos pasos claros, la soberanía científica será una mera utopía. 

domingo, 3 de octubre de 2021

Indicadores de Ciencia y Tecnología RICYT actualizados


Ya están disponibles los indicadores actualizados de RICYT

Ya se encuentran disponibles los indicadores actualizados de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT). Se trata del resultado del relevamiento anual de información estadística a los países que la integran.

Acceda aquí a la batería completa de indicadores actualizados.

Inversión en I+D de América Latina

Algunos datos destacados

  • Los recursos económicos destinados a I+D se mantuvieron estables en 2019 en relación con el año anterior, tanto en América Latina como en Iberoamérica. Sin embargo, en América Latina,  a pesar de esta estabilización luego de la caída de los años 2016 y 2017, los valores de 2019 fueron aún inferiores a los de 2013.
  • El estancamiento de la inversión latinoamericana en I+D contrasta con una leve evolución positiva del PBI hasta 2019. Como consecuencia, la inversión en I+D en relación con el PBI pasó del 0,58% al 0,56%.
  • A diferencia de lo que ocurre en los países más desarrollados, el 56% de la inversión en I+D de América Latina es financiada por el gobierno, mientras que la participación empresarial se reduce al 37%.
  • La cantidad de investigadores en América Latina continúa expandiéndose a pesar de las restricciones económicas, superando en 2019 el millón de personas. El 74% de ellos están radicados en universidades, dando cuenta de la importancia de la educación superior en la I+D regional.
  • La producción científica de los países latinoamericanos sigue creciendo en la base de datos SCOPUS, alcanzando los 170.000 artículos en 2019. El crecimiento está impulsado por varios países de la región y se destaca el caso de Chile, que desplazó a Argentina del tercer puesto, detrás de Brasil y México.

Visite también nuestro explorador de indicadores y nuestras infografías actualizadas


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http://www.ricyt.org/category/indicadores/

Indicadores de contexto

Indicadores de Educación Superior
Indicadores bibliométricos
Indicadores de innovación
Indicadores de percepción pública

 

Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...