Mostrando entradas con la etiqueta Centros de datos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Centros de datos. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de noviembre de 2025

Inteligencia artificial y extractivismo digital: quién gana con los data centers en América Latina

Publicado en El País
https://elpais.com/america/2025-10-17/inteligencia-artificial-y-extractivismo-digital-quien-gana-con-los-data-centers-en-america-latina.html




Inteligencia artificial y extractivismo digital: quién gana con los data centers en América Latina

OpenAI ha anunciado la construcción de un mega datacenter en Argentina, el último de este tipo en la región. Los gobiernos deben exigir participación local y condiciones de reinversión que prometan más que acceso gratuito a ChatGPT

 Natalia Zuazo

En julio de este año, volé 11.000 kilómetros desde Buenos Aires para hacer un curso sobre políticas y derecho de la inteligencia artificial en la Universidad de Lovaina, una enorme estructura neogótica fundada en 1425 donde hoy, en sus varios campus, 57.000 estudiantes cursan las disciplinas más variadas. Al promediar la formación, la directora nos dividió en grupos y nos dio la consigna para un examen con defensa grupal: “La huella ambiental está sobrevalorada”. Y entré en pánico. Pero allí estaba, frente a un ejercicio académico clásico y efectivo: sostener una postura con argumentos, aunque no sean los propios.

Puestos a trabajar, les confesé a mis compañeros que sería difícil defender un argumento por todos lados insostenible. Como latinoamericana, seguía las noticias sobre el impacto socioambiental de nuevos centros datos construidos en los últimos años en Querétaro (México), Santiago (Chile) o Río Grande do Norte (Brasil), que se sumaban a los desarrollados en regiones de escasez de agua probada, como Arizona (Estados Unidos) o Aragón (España).

Con poca evidencia, mi grupo delineó sus argumentos: que todavía no existen en el mundo métricas comunes para medir el impacto ambiental de la IA, que era imposible separar las huellas de la IA de otras tecnologías asociadas a ella, que otras industrias contaminan mucho más (este me hacía sentir en segundo grado de primaria) y que siempre las tecnologías cuando se empiezan a desarrollar causan más impacto que beneficios. Mi grupo aprobó. Afortunadamente, el examen final fue un ensayo donde defendí otra idea: si el debate de las políticas tecnológicas sigue estancado en el falso dilema de la regulación que frena la innovación, las grandes empresas tecnológicas seguirán avanzando, de mano de aliados locales, a los que poco les interesa el buen vivir de sus comunidades.

El mega datacenter del optimismo

Tres meses después, la mañana del feriado por el Día de la Diversidad Cultural (que el presidente Javier Milei volvió a llamar Día de la Raza), Sam Altman, CEO de OpenAI, anunció una inversión de 25.000 millones de dólares para construir un mega datacenter en algún lugar de la Patagonia Argentina. La noticia se conocía luego de una negociación políticoeconómica del presidente argentino con Donald Trump donde Scott Bessent, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, había afirmado que su país “estaba comprando barato” para “vender caro”. Bessent no aclaró a qué mercancías se refería, pero horas después Altman reveló un acuerdo preliminar para construir infraestructura de inteligencia artificial y capacidad de cómputo para su empresa. El proyecto, señaló, sería parte de Stargate, con su socio Oracle y sus financistas de riesgo, la japonesa SoftBank y la emiratí MGX. En Argentina, una poco conocida Sur Energy (con un reconocido empresario tech, Emiliano Kagierman detrás), se encargaría de la gestión local.

El proyecto, que promete producir 500 MW de potencia en su fase final, además podría beneficiarse del RIGI, una ley aprobada durante el gobierno de Milei para que, a cambio de divisas extranjeras, que se les garantice a los empresarios 30 años de exención de todo tipo de impuestos y protección ante disputas, no obligación de contratar empleo local y condiciones laxas para la compra a proveedores locales. 

Días después, con Milei y Trump desde Washington en las pantallas, OpenAI publicó un comunicado oficial: “Este hito va más allá de la mera infraestructura; se trata de poner la IA en manos de más personas en todo Argentina”. En ninguna parte del posteo se hablaba de empleo, contratación de producción industrial local, evaluaciones de impacto ambiental o control de infraestructura estratégica.

Aun cuando el acuerdo parecía “del siglo XVI, cuando la plata del Potosí financió imperios europeos y dejó a la región en la pobreza” (como escribió el ingeniero Luis Papagni), gran parte del mundo tecnológico expresó su euforia. “Esto va a traer otras inversiones. Donde llega OpenAI, llegan otros”, dijo un speaker de marketing digital en la televisión, mientras otros periodistas y panelistas asentían. ¿Cómo se podría comprobar ese beneficio para nuestro país, sin regulaciones más claras y evaluaciones de impacto socioambientales? El optimismo mediático era tal que la pregunta por ahora no tenía lugar.

¿Extractivismo o producción?

La pregunta, aunque vieja, sigue siendo fundamental. Argentina (y otros países de la región) tienen condiciones más que atractivas para las inversiones de las big tech: extensos kilómetros con poblaciones limitadas, zonas con agua y minerales, centrales nucleares e hidroeléctricas, personal altamente calificado formado en universidades públicas de prestigio mundial. Por su parte, OpenAI tiene un problema crucial en la dependencia de capacidad de cómputo con empresas como Google Cloud, Amazon Web Services, Azure y Oracle. Hasta para un negociador novato sería clara la ventaja estratégica para nuestros países. O, al menos, la posibilidad de un intercambio con condiciones más exigentes. SoftBank, que fue también un importante inversor de Uber, lo sabe: la empresa de transporte tuvo que flexibilizar sus condiciones para poder operar en ciudades como Madrid, Barcelona o Londres, permitiendo sistemas híbridos que no ahogaran a los conductores locales.  

En el caso del impacto ambiental, los datos son elocuentes. En Querétaro, en las áreas donde funcionan estas instalaciones, el Gobierno tuvo que racionar el agua y hay familias que reciben el servicio apenas cada tres días. Además, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se vio obligada a aumentar en un 50% la capacidad de generación de las centrales eléctricas aledañas (que utilizan combustibles fósiles) debido al consumo de los datacenters. Está claro: en el caso de las tecnológicas, pero también en el de otras industrias con consumo intensivo de recursos como la minería, se necesitan hacer intercambios. Para algunas regiones con décadas de pobreza y falta de trabajo, la llegada de las inversiones se presenta como una oportunidad, al menos momentánea, de progreso. El trade-off no es sencillo. Sin embargo, para que ese beneficio no sea momentáneo, se necesita algo más que la fe en “el derrame” económico. Los gobiernos nacionales y locales deben exigir, por ejemplo, participación local en empleo e insumos, y condiciones de reinversión futura que prometan más que un acceso gratuito a ChatGPT para la gente del lugar, como sucedió en Emiratos Árabes con la construcción de un datacenter Stargate.

Finalmente, nada de esto ocurre en el vacío. Desde que asumió, el Gobierno de Milei mantiene una disputa con las universidades públicas, a las que les niega la actualización presupuestaria que les corresponde según la ley, que equivaldría a una ínfima parte de una inversión como la propuesta por OpenAI. Los socios locales de la iniciativa, como Emiliano Kagierman, son referentes mundiales de las tecnologías formados en esa universidad y sistema público de ciencia que hoy lucha por su subsistencia. El CEO de esta exitosa compañía de innovación satelital lo reconoció: “Nosotros pudimos hacerlo porque existían (en Argentina) 40 años de inversión sistemática en tecnología, en el sector espacial y en el nuclear”. Y admite que, para su empresa, el apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el INVAP, una empresa dedicada al desarrollo de tecnologías complejas, “son un caso de libro de lo que el Estado puede hacer para abrir oportunidades y aportar capacidades”. Tal vez el verdadero progreso consista en que una parte de esas inversiones vuelva al origen: a ese sistema de universidades y ciencia pública que, aun en crisis, sigue siendo la razón por la cual hoy formamos parte del mapa global de la inteligencia artificial.

Natalia Zuazo es coordinadora del Programa de Tecnología, Política y Comunicación de FLACSO Argentina.



lunes, 27 de octubre de 2025

ARGENTINA: elecciones legislativas y geopolítica digital (Uranio, Centros de datos, China...)

Publicado en dpl news
https://dplnews.com/elecciones-legislativas-de-argentina-un-suceso-de-geopolitica-digital/





Cómo las elecciones legislativas de Argentina resultan un suceso de geopolítica digital

Paula Bertolini  Oct 23, 2025

Este domingo 26 de octubre se celebran elecciones legislativas en Argentina, un proceso que debiera ser doméstico pero termina siendo el escenario de una trama geopolítica y económica que involucra a las principales potencias del mundo. En un contexto de volatilidad financiera y vencimientos de deuda pública, Donald Trump condicionó el rescate financiero para Argentina de 20,000 millones de dólares a que Javier Milei triunfe en las elecciones. A cambio, Washington buscará reforzar su influencia en sectores estratégicos, como telecomunicaciones y energía, y contrarrestar la presencia de China en la región. Tras el acuerdo, el secretario del Estado del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, afirmó que Milei está “comprometido a sacar a China de Argentina”.

Contexto

Argentina celebra elecciones legislativas de medio término en las que se renovará la mitad de la Cámara de Diputados (127 de 257 bancas) y un tercio del Senado (24 de 72 escaños). La votación será clave para definir el equilibrio de poder en el Congreso y determinar si el oficialismo de Javier Milei logra consolidar su agenda de reformas económicas y políticas. Además, las elecciones servirán como un termómetro del apoyo social al gobierno en medio de turbulencias económicas y la fuerte polarización política. El ajuste económico del gobierno viene perdiendo apoyo social, y aunque la inflación quedó establecida en torno a 2% mensual, el Banco Central debió aumentar las tasas de interés para proteger el principal ancla contra la inflación: el tipo de cambio.

En este contexto, días atrás se confirmó, en un hecho histórico, un rescate financiero de Estados Unidos (el país norteamericano solo hizo dos rescates en la región, a México en la crisis del tequila en 1994 y a Uruguay en 2003): anunció que otorgará a Argentina un swap por 20.000 millones de dólares, el cual el Tesoro estadounidense y el Banco Central argentino intercambiarán monedas —dólares por pesos— para reforzar las reservas internacionales y tratar de estabilizar el tipo de cambio. En la práctica, este mecanismo actúa como una línea de liquidez que el gobierno puede usar para intervenir en el mercado y contener la volatilidad cambiaria.

El gobierno argentino logra acceder al swap con Estados Unidos tras una serie de negociaciones encabezadas por el ministro de Economía, Luis Caputo, en el marco de una estrategia bilateral impulsada directamente por los presidentes Javier Milei y Donald Trump. Además, surgió la promesa de una línea de crédito adicional, también de 20,000 millones de dólares, liderada por bancos, aunque aún pendiente de estructuración y garantías.

Condicionamiento: elecciones y China

Trump fue categórico al vincular la ayuda financiera de Estados Unidos al resultado de las elecciones legislativas. Durante su encuentro con Javier Milei en Washington la semana pasada, el presidente estadounidense expresó su respaldo al mandatario libertario, pero advirtió que el apoyo económico dependerá de que el oficialismo gane en los comicios.

Si bien aún no se conocen las condiciones del intercambio, la presencia china en Argentina es un tema relevante para Estados Unidos.  En una entrevista con Fox News, Bessent afirmó que Milei está “comprometido a sacar a China de Argentina”. Posteriormente, escribió en redes sociales: “No queremos otro Estado fallido o liderado por China en América Latina”.

Estas declaraciones desataron una inmediata reacción de la embajada china en Buenos Aires, que calificó los dichos de Bessent como propios de una “mentalidad de Guerra Fría” y una injerencia que pone en riesgo la soberanía latinoamericana. Desde el gobierno argentino buscaron bajar el tono a la tensión: en una entrevista televisiva reciente, Javier Milei aclaró que su administración no tiene previsto romper vínculos diplomáticos ni comerciales con China.

Según publicó este 22 de octubre The Wall Street Journal, la administración de Trump ha dejado claro a Milei que espera una limitación de los vínculos con China. El interés de Estados Unidos se extiende a sectores como las telecomunicaciones y el acceso a Internet. Según la publicación, funcionarios del Tesoro han transmitido a altos cargos argentinos su deseo de que empresas estadounidenses sean el principal proveedor de estos servicios, desplazando a compañías chinas. La nota menciona que Telecom Argentina recibió recientemente un préstamo de 74 millones de dólares del Bank of China, y que Huawei brinda infraestructura 5G a los principales operadores del país.

El interés en el uranio

El trasfondo geopolítico es aún más delicado. The Wall Street Journal sostiene que Washington busca limitar el acceso de Beijing a recursos naturales y tecnológicos clave, entre ellos el uranio.

El uranio ha adquirido una nueva relevancia global. En un mundo donde la Inteligencia Artificial (IA) demanda una capacidad energética sin precedentes, la energía nuclear se posiciona como una fuente limpia, escalable y sustentable para alimentar los grandes Centros de Datos.

La necesidad de garantizar suministro continuo para la IA ha revalorizado el papel del uranio en la seguridad energética mundial, al punto de convertirse en un recurso tan codiciado como el litio o las tierras raras. Este año, Estados Unidos reactivó iniciativas de energía nuclear debido a esta demanda.

En este contexto, Argentina tiene también su propia estrategia: el Plan Nuclear. El país busca desarrollar reactores modulares pequeños (SMR) capaces de abastecer con energía nuclear los Centros de Datos que demandará la IA. Según el presidente de Nucleoeléctrica, Demian Reidel, Argentina podría encender sus primeros reactores en cinco años, y ya cuenta con una patente registrada en Estados Unidos (ACR-300, de INVAP) para liderar este nuevo paradigma energético.

La coincidencia temporal entre este avance nuclear y el anuncio de Stargate Argentina, el proyecto presentado por OpenAI junto a Sur Energy para instalar un Centro de Datos de 500 MW, no es menor. Aunque la compañía aclaró que no invertirá directamente, el gobierno argentino celebró la iniciativa como un paso clave para posicionar al país como hub tecnológico regional.

Con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, el tablero argentino se juega mucho más que la renovación de bancas en el Congreso. Se define, en buena medida, la dirección geopolítica del país en los próximos años: si consolidará su vínculo con Estados Unidos y el sector privado norteamericano o si intentará mantener un delicado equilibrio entre dos potencias que ven en su territorio una pieza clave para el futuro energético y digital del planeta.



    Directora de DPL News.

    Periodista y analista especializada en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones con más de 10 años de experiencia. Encargada de la visión estratégica de los contenidos de la agencia informativa. Sigue los temas de política pública y regulación TIC, negocio telco de América latina, 5G, satélites, Nube, espectro, IoT, Open RAN, Edge y verticales de tecnología. Correo de contacto: pbertolini@digitalpolicylaw.com



    lunes, 6 de octubre de 2025

    BRASIL quiere ser un top en la geopolítica de centros de datos y tiene cómo hacerlo

    Publicado en El Economista
    https://www.eleconomista.com.mx/empresas/brasil-quiere-top-geopolitica-centros-datos-hacerlo-20251001-779663.html 



    Brasil quiere ser un top en la geopolítica de centros de datos y tiene cómo hacerlo

    Los centros de datos son infraestructuras esenciales para la transformación digital, porque sustentan la economía y la vida cotidiana de las personas, pero también son vistos como herramientas de geopolítica.

    Por: Nicolás Lucas-Bartolo

    Publicado: 01.10.2025 

    São Paulo.- Son cuadrados, gélidos y, quizá, aburridos, acepciones que nada tienen que ver con la discreción, porque en Futurecom su existencia marcó el ritmo de dos jornadas de conferencias, reflejo de cómo ellos están ganando valor en la industria de telecomunicaciones y nuevas tecnologías.

    Se trata de los centros de datos, una industria con perspectiva de generación de mercado por casi 585,000 millones de dólares a nivel global para el año 2032, según primeras valoraciones de Newmark.

    Pero esa cifra no fue lo que motivó tanto que su nombre sonara en una docena de conferencias de éste, que es el foro de telecomunicaciones de mayor tradición en América Latina, sino cómo Brasil puede ser un nuevo actor de relevancia mundial por disponer estratégicamente de centros de datos en su territorio, esto cuando las empresas tecnológicas de Estados Unidos desafían a la ley de Brasilia; cuando Europa todavía intenta sujetar a la inteligencia artificial con una regulación más apretada y cuando Trump veta a Huawei del mercado telecom estadounidense.

    Y claro, también, cuando la inteligencia artificial generativa y el Internet de las cosas demandan más capacidades de infraestructura, una oportunidad dorada de negocio para Brasil.

    Estas infraestructuras son hoy la base para la economía digital, pues allí, en la nube que soportan los centros de datos, están las informaciones más sensibles de las personas, las empresas y los gobiernos, aun cuando los consumidores todavía creen que los centros de datos sólo almacenan y procesan información para hacer más ágil todo.

    Aunque también es así, los centros de datos se han vuelto herramientas para la diplomacia y el poder blando, y Brasil sabe muy bien de ello, pues por algo el Índice Global de Poder Blando de Brand Finance puso a Brasil como el país número 31 con el mayor poder de influencia en este campo para el año 2025. México quedó en lugar 42.

    Después de todo, es interesante saber que en el año 2024, Estados Unidos concentró el 40% de los centros de datos dispuestos por todo el mundo, y a ese país le siguió China, con el 30% de los complejos; en tanto que América Latina es más discreta en este rubro.

    A su escala, Brasil ya es un actor importante en centros de datos. Campinas, Brasilia, Porto Alegre y Fortaleza son las joyas de Brasil en la materia. Estimaciones de JLL Consulting indican que Brasil atraerá 1,500 millones de dólares en inversión en centros de datos para el 2026 y alrededor de 2,000 millones de dólares en 2027.

    Estas son inversiones confirmadas y la matriz de la china TikTok valora hasta 10,000 millones de dólares de inversión para centros de datos en Brasil. Para dimensionar ese dato: México espera atraer alrededor de 9,200 millones de dólares en cinco años a nivel industria total de centros de datos, por eso toma importancia cuando a Futurecom va un ministro del Estado brasileño para dialogar con la industria de telecomunicaciones sobre tributación, subsidios y “cajas”, la imagen más común de los centros de datos.

    “Lo importante es el potencial de Brasil para convertirse hoy en un centro”, dijo en Futurecom, Renan Lima, presidente de la Asociación Brasileña de Centros de Datos (ABDC). Lima incluso sugirió que es necesario que Brasil se refuerce en centros de datos por un tema de interés nacional, pues el 60% de la computación de la nube que usa Brasil, está fuera de Brasil.

    Allí, en Futurecom, los industriales de las telecomunicaciones y nuevas tecnologías coincidieron en que Brasil está en un momento idóneo para atraer mayores inversiones en centros de datos: Brasil es un país líder en el Sur global; su economía es motor en América del Sur; sus buenas relaciones se extienden culturalmente hasta África y en las particularidades de telecomunicaciones, cuenta con condiciones suficientes para superar obstáculos como política regulatoria, tributación fiscal, conectividad y energía.

    ReData es la apuesta de Brasil para ganar posiciones en los centros de datos. ReData es un régimen especial de Brasil para estimular a la industria de centros de datos en materia fiscal, regulación, investigación y nuevos desarrollos tecnológicos e impulso a energías limpias, con fin de atraer inversión, crear capital humano y crecer la economía digital aquí.

    “El gobierno de Brasil necesita gobernanza de datos y ReData es una forma de incentivar la creación de centros de datos para la información gubernamental sensible, para que los datos permanezcan dentro de Brasil, por lo que los centros de datos se vuelven muy relevantes”, dijo el coordinador de Infraestrutura de data centers del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, Bruno Gonçalves.

    “Brasil es hoy por hoy, y con mucha diferencia, el mercado más grande de América Latina: Un mercado con más de 200 millones de personas. Y si ReData no hubiera existido, Brasil seguiría siendo el centro de América Latina, pero con ReData, Brasil podría convertirse ahora en uno de los centros globales”, dijo en Futurecom el presidente de Equinix en Brasil, Victor Arnaud.

    La Asociación Brasileña de Centros de Datos hace el recuento de que Brasil alberga actualmente unas 162 unidades de centros de datos en operación por todo el país. el sureste de Brasil acogería el grueso de los centros del país, con unas 110 unidades; luego seguiría el sur, con 27 complejos; más atrás está el noreste, con 15 unidades; el oeste y el norte, con una decena entre ambas regiones, si bien el potencial de Brasil en este campo está para crecer y también su influencia:

    “Hay inversionistas que invertirían 1,000 millones de dólares en un centro de datos y tenemos clientes internacionales que ya nos han contactado para hablar con el gobierno”, acompañó el director de ingresos y jefe de estrategia en Ascenty, Marcos Siqueira.

    Los centros de datos son un pilar de infraestructura y de conectividad, en el objetivo de Brasil de dar un salto importante en el procesamiento de información, en su objetivo de transformación digital, es por ello que ReData es una “iniciativa positiva”, si bien no es posible advertir desde ahora que ReData “resolverá todo”, consideró el presidente de la Asociación de Empresas de Tecnologías de Información y Comunicación y Tecnologías Digitales de Brasil, Alffonso Nina, pues el factor energético también es importante de resolverlo.

    Así, a través de un suministro de energía estable y una regulación moderna, el Brasil puede ser líder en una nueva geopolítica de datos, coincidieron los industriales en Futurecom.

    “El Brasil tiene un papel central en el avance de la conectividad en América Latina, particularmente con respecto a los centros de datos. Vemos que Sao Paulo, Río de Janeiro y Fortaleza, específicamente, se han convertido en hubs esenciales para quien quiere conectar con el mercado brasileño y para desarrollar el perfil de Brasil como un líder regional y mundial durante la transición de tecnologías de inteligencia artificial”, dijo Peter Wood, analista de investigación senior en TeleGeography.

    Inteligencia artificial y extractivismo digital: quién gana con los data centers en América Latina

    Publicado en  El País https://elpais.com/america/2025-10-17/inteligencia-artificial-y-extractivismo-digital-quien-gana-con-los-data-centers-...