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domingo, 8 de octubre de 2023

Mientras la pandemia hacía estragos, el sur global carecía de vacunas. Nunca más, prometen los investigadores

Publicado en SinPermiso
https://sinpermiso.info/textos/mientras-la-pandemia-hacia-estragos-el-sur-global-carecia-de-vacunas-nunca-mas-prometen-los



Mientras la pandemia hacía estragos, el sur global carecía de vacunas. Nunca más, prometen los investigadores

Amy Maxmen

07/10/2023

Una  vez que quedó claro que las naciones ricas se ayudaron  a sí mismas con las vacunas contra el coronavirus, mucho antes de que las naciones más pobres tuvieran acceso, los investigadores de África, Asia y América del Sur se unieron a la Organización Mundial de la Salud en una afirmación: Nunca más, se permitirían estar a merced del mundo occidental mientras un patógeno mortal atravesaba sus regiones.

Lanzaron una iniciativa en expansión que incluyó a empresas e institutos en 15 países de ingresos medios en el Sur del mundo, la mitad del mundo que anhelaba las vacunas contra el coronavirus en 2021,  cuando por el contrario los países ricos almacenaban dosis. Los grupos tenían como objetivo desarrollar su capacidad para producir vacunas de ARN mensajero. Las primeras vacunas protegerían contra el coronavirus. Y después de eso, esperaban generar vacunas de ARNm contra otras enfermedades, como la fiebre amarilla, la tuberculosis y cualquier virus aterrador que surja a continuación.

Ahora, dos años después del inicio de la iniciativa, el mercado de las vacunas contra el coronavirus ha disminuido, y los gobiernos han centrado su atención en otras emergencias, como la guerra en Ucrania. Pero los grupos involucrados en el proyecto siguen avanzando. Lanzado el centro de transferencia de tecnología de vacunas de ARNm, destinado a reflejar su intención de compartir la tecnología de ARNm, la iniciativa se diferencia  del modo típico competitivo de desarrollo de medicamentos en el que las empresas mantienen los descubrimientos en secreto.

En un césped mullido de la ladera de la carretera donde se encuentra la sede de la OMS en Ginebra, el coordinador del proyecto de esa agencia reiteró el compromiso de la organización en un evento paralelo el 23 de mayo en la Asamblea Mundial de la Salud. Él y otros discutieron ideas sobre cómo el centro se mantendría a flote después de que se agoten los iniciales  117 millones de dólares en fondos.

El daño causado por la desigualdad mundial de las vacunas en 2021 todavía estaba fresco en la mente de la gente en Ginebra. Un estudio estima que causó más de 1 millón de muertes en el sur del mundo. También resultó en un daño duradero a los sistemas de salud ya débiles y según afirmaron algunos científicos, dio lugar a las variantes  delta y omicron del coronavirus, y que la India y el sur de África se enfrentaron a oleadas sin posibilidad de ser mitigadas de covid-19.

“El Covid ha puesto una lupa sobre las fisuras y grietas de nuestro mundo”, dijo Ayoade Alakija, copresidente de la Alianza Africana para la Entrega de Vacunas, un grupo establecido por la Unión Africana que tiene como objetivo garantizar que el continente pueda acceder a las vacunas contra el coronavirus y otras amenazas para la salud. “Este mundo es profundamente, profundamente injusto e inequitativo”.

Para evitar una repetición, las grandes compañías farmacéuticas, con sede predominantemente en los Estados Unidos y Europa Occidental, están construyendo puestos de avanzada en los países africanos y han firmado un compromiso de reservar dosis para los países más pobres durante futuras pandemias.

Por el contrario, las empresas e institutos más pequeños que participan en la iniciativa del centro son de propiedad y están operados localmente, lo que garantiza que las vacunas que esperan producir servirían primero a las personas de esas regiones.

La pandemia dejó una lección duradera: los intereses nacionales superan a las intenciones altruistas, dijo Sotiris Missailidis, director de innovación del instituto de investigación gubernamental Bio-Manguinhos/Fiocruz en Río de Janeiro, el centro brasileño incluido en la iniciativa.

“La pandemia nos mostró que no se puede depender de los demás cuando todo el mundo está compitiendo por un recurso”, dijo Missailidis. “Necesitamos hacer lo nuestro”.

Desde el inicio del proyecto, los centros de Argentina, Bangladesh, Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Vietnam han construido laboratorios para desarrollar vacunas de ARNm. A principios del próximo año, Brasil espera comenzar los ensayos clínicos de su vacuna de ARNm contra el coronavirus.

Los centros que se lanzaron en países con sectores biotecnológicos más pequeños, como Senegal y Túnez, han instalado nuevos equipos para llevar a cabo investigaciones sobre vacunas de ARNm que podrían atacar enfermedades como la fiebre del valle del Nilo y la leishmaniasis.

Los Estados Unidos no han financiado la iniciativa hasta ahora. La mayor parte de los fondos del programa provienen de Canadá, Francia y la Comisión Europea.

Barrena Graham, un virólogo que dirigió el desarrollo de vacunas de ARNm en los Institutos Nacionales de Salud, es asesor de la iniciativa del centro, porque cree que podría ser crucial para frenar la próxima pandemia. Si los centros pueden producir vacunas de ARNm rápidamente cuando surjan nuevos patógenos, podrían evitar que los brotes localizados se propaguen por todo el mundo.

“Es en el mejor interés de todos si más lugares pueden encontrar soluciones a sus propios problemas regionales”, dijo Graham.

Para que eso suceda, los centros deben permanecer abiertos y operativos desde ahora hasta cuando explote el próximo brote.

“Nuestra mayor preocupación es que dentro de 10 años, de repente tengamos otra pandemia, los llamamos y dicen: ‘Oh, ¿esa instalación? Bueno, estacionamos los coches allí ahora'”, dijo Martin Friede, coordinador de investigación de vacunas de la OMS. Pero el camino por delante puede ser largo. Además de desarrollar vacunas y plantas para producir vacunas  en grandes cantidades, varios países deben fortalecer sus agencias reguladoras para garantizar que las vacunas sean seguras.

La complejidad del proyecto refleja los problemas que se está intentando resolver. No se trata simplemente de construir plantas de fabricación de vacunas, dijo Jean Kaseya, director general de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades. “Estamos hablando de creación de empleo, estamos hablando de crecimiento económico”.

Para otros, el objetivo de la iniciativa es alterar un desequilibrio fundamental que ha dejado repetidamente al sur global dependiente del norte. Durante décadas, los tratamientos que salvan vidas han llegado a los países en desarrollo. A medida que la epidemia del VIH aumentó en África a principios de la década de 2000, cientos de miles de personas murieron sin acceso a medicamentos antirretrovirales que llegaron al continente solo varios años después de que estuvieran ampliamente disponibles en Australia, los Estados Unidos y Europa Occidental.

Una barrera que ha impedido que muchos países de bajos ingresos produzcan sus propios suministros es el gasto del desarrollo y la producción de vacunas.

Las tecnologías de vacunación tradicionales se basan en la inactivación de virus vivos o en el cultivo de proteínas dentro de grandes cubas de células vivas o dentro de huevos de gallina frescos. Estos pasos requieren mucho espacio, equipo y procesos biológicos que son complicados y pueden fallar.

Graham considera que la tecnología de ARNm es un posible cambio de juego porque se basa en procesos químicos más predecibles con una huella de fabricación más pequeña. Significa que los laboratorios pequeños pueden generar candidatos a vacunas para probar de una forma  más rápida, ahorrando tiempo y dinero.

Pero las vacunas de ARNm hasta ahora han demostrado ser efectivas solo contra el coronavirus. En abril, científicos de unos 20 países se reunieron en el centro insignia de la iniciativa, una pequeña empresa de biotecnología llamada Afrigen Biologics and Vaccines, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Durante unos largos días, investigaron qué tipo de vacunas de ARNm se pueden tratar  de crear ahora que la demanda de vacunas contra el coronavirus ha disminuido.

Afrigen había logrado reproducir la vacuna contra el coronavirus de ARNm de Moderna en enero de 2022 basándose en información disponible públicamente, después de que la compañía se negara a licenciar su tecnología para la iniciativa. Desde entonces, Afrigen ha estado ajustando la receta y estudiando la protección de la vacuna en roedores. Pero Petro Terblanche, CEO de Afrigen, dijo que la compañía ya no planea probarlo en ensayos clínicos porque son logísticamente complicados ahora que la mayoría de los sudafricanos han sido infectados o vacunados. Además, la demanda de vacunas contra el coronavirus es ahora baja en Sudáfrica.

Aún así, dijo, el proceso de desarrollo de una vacuna similar a la de Moderna ha permitido a la compañía construir sus instalaciones para cumplir con altos estándares internacionales de seguridad en la producción de vacunas de ARNm. Han comenzado la investigación sobre una vacuna de ARNm contra la tuberculosis, que se dirigiría a algunas proteínas de la bacteria de la tuberculosis, identificada en la Universidad de Ciudad del Cabo.

La tuberculosis es uno de los principales asesinos en el país, causando unas 58 000 muertes en 2019. Aunque el impacto de una vacuna sería masivo, Terblanche espera que el desarrollo pueda llevar una década porque la bacteria de la tuberculosis es biológicamente más complicada de atacar con las vacunas que muchos virus, incluido el coronavirus SARS-CoV-2. Por lo tanto, Afrigen también está investigando el potencial de una vacuna de ARNm contra el virus que causa la fiebre del valle del Nilo, en colaboración con el centro de Senegal.

En Brasil, en el centro del instituto Fiocruz, los investigadores se atrevieron a no reproducir la vacuna de Moderna porque el país, con una gran población de ingresos medios y, por lo tanto, un mercado considerable, se enfrenta a barreras de patentes más altas. Mientras que Moderna prometió no hacer cumplir sus patentes en el centro en Sudáfrica, la compañía no proporcionó tal garantía en América Latina.

Otra barrera, dijo Missailidis, fue que cuando los brasileños estaban desesperados por las vacunas contra el coronavirus en 2021, Fiocruz firmó un acuerdo con la compañía farmacéutica británica AstraZeneca prometiendo que no fabricarían vacunas producidas originalmente en otros países a cambio de una licencia para producir las vacunas de AstraZeneca. Como resultado, es posible que no puedan transferir la vacuna de ARNm que sus colaboradores sudafricanos han fabricado.

Aún así, la inmunóloga brasileña Patricia Neves estaba entusiasmada hace unos meses con los últimos resultados de su equipo en Fiocruz. Una vacuna de ARNm basada en un fragmento diferente del coronavirus que las dirigidas por Moderna y otros grupos, había provocado fuertes respuestas inmunitarias en ratones. Y estaban probando una vacuna relacionada que incluye instrucciones genéticas que dirigen al ARNm para que se replique dentro de las células. En teoría, eso reduciría la cantidad de vacuna necesaria por dosis, reduciendo los costos.

El centro brasileño espera a principios del próximo año comparar a uno de sus candidatos a vacuna de ARNm con las dosis de refuerzo de Moderna o Pfizer en los rastros clínicos. Si resulta ser tan efectivo, Missailidis dijo que el gobierno brasileño probablemente compraría las vacunas de Fiocruz porque serían menos costosas.

“Como institución pública, solo podemos añadir un margen del 20 por ciento por encima del costo de producción cuando vendemos al gobierno”, dijo Missailidis. Estimó un precio de alrededor de 1,50 $ por dosis, en comparación con más de 20 $ para los productos de las grandes compañías farmacéuticas.

El grupo también ha comenzado a explorar la leishmaniasis.

Mientras tanto, el centro en Bangladesh, en la empresa de biotecnología Incepta Pharmaceuticals, espera desarrollar una vacuna para proteger a los niños contra la forma más mortífera de diarrea causada por los rotavirus. Aunque eso parece biológicamente factible, dijo Friede, esa vacuna podría tener dificultades para encontrar un mercado porque las vacunas genéricas contra el rotavirus, hechas en plataformas más tradicionales, cuestan menos de 1 dólar por dosis.

Las realidades del mercado son lo más importante para Friede porque participó en un proyecto hace 17 años para construir instalaciones de producción de vacunas contra la gripe pandémica en todo el sur del mundo. Para 2016, solo un par de las instalaciones conservaron la capacidad de producir las vacunas en caso de que surgiera otra pandemia de gripe.

Friede dijo que esta vez, el resultado puede ser diferente dada la eficiencia de la tecnología de ARNm. Las vacunas contra la gripe requerían que las plantas almacenaran continuamente miles de huevos de gallina frescos y fertilizados pedidos a los agricultores por adelantado. Cuando las vacunas no estaban en demanda, los huevos se desperdiciaban.

Otra razón para la esperanza es que la iniciativa de ARNm ha sostenido el interés de grupos influyentes, incluido el mayor comprador de vacunas para países de bajos ingresos, la alianza de vacunas Gavi. Gavi ha prometido apoyo al ofrecerse a pagar más por las vacunas producidas en África, aunque no ha contribuido con dinero al esfuerzo, como lo hizo con la Operación Warp Speed en los Estados Unidos, ni ha especificado el tamaño del pago adicional.

Crear un mundo más equitativo para las vacunas ya no es una cuestión de innovación tecnológica, dijo Graham. “Tenemos la ciencia para hacer las cosas correctas si tuviéramos la voluntad política”.

prestigiosa periodista científica norteamericana radicada en San Francisco, es colaboradora de la revista 'Nature', así como de otras importantes publicaciones generalistas o especializadas, como 'The Lancet', 'ScienceNews', 'Global Health Now', 'The New York Times', 'Newsweek', 'Foreign Policy' o 'Wired'.

Fuente
:



jueves, 1 de junio de 2023

The Washington Post: En la próxima pandemia, dejemos que Cuba vacune al mundo

Publicado en Cuba Debate
http://www.cubadebate.cu/especiales/2023/06/01/the-washington-post-en-la-proxima-pandemia-dejemos-que-cuba-vacune-al-mundo/

Fuente originalThe Washington Post https://www.washingtonpost.com/opinions/2023/06/01/pandemic-vaccines-cuba-who-planning/

The Washington Post: En la próxima pandemia, dejemos que Cuba vacune al mundo

¿Cómo puede la humanidad evitar que la próxima pandemia sea tan desastrosa como esta, en la que han muerto hasta 15 millones de personas? La semana pasada, los países de la Organización Mundial de la Salud se reunieron en Ginebra para comenzar a debatir un acuerdo de preparación para una pandemia. Un objetivo principal es desarrollar rápidamente nuevas curas y vacunas, y la capacidad de entregarlas a todos en el planeta.

Si bien nadie sabe aún qué recomendaciones hará la OMS en última instancia, es posible predecir una cosa que no recomendará: aliviar las sanciones de EE.UU. a la industria biotecnológica nacional de Cuba, que tiene los medios para desarrollar vacunas y tratamientos de vanguardia y compartirlos con países para los que es imposible pagar los precios premium de las compañías farmacéuticas del Primer Mundo.

Esto es un error.

Durante la crisis de la covid-19, Estados Unidos tuvo la posibilidad de compartir su tecnología de vacunas con el mundo, y no hacerlo prolongó la pandemia en el país y en el extranjero.

En junio de 2022, un alto funcionario de la Administración de Biden admitió que la variante omicron, que ha sido responsable de más de 300 000 muertes en Estados Unidos y más de 1.5 millones en todo el mundo, podría no haber surgido si el mundo hubiera estado lo suficientemente vacunado en 2021.

Lo que es menos conocido es que Cuba tuvo la misma oportunidad de ayudar a vacunar al mundo. La historia de cómo Cuba fue bloqueada sistemáticamente en su búsqueda para hacer que sus propias vacunas altamente efectivas estuvieran ampliamente disponibles ofrece lecciones cruciales.

El capítulo más reciente de esta historia comenzó en el verano de 2021. La variante delta estaba devastando India y abriéndose camino alrededor del mundo. Las nuevas vacunas ofrecieron esperanza, pero los países con menos recursos no pudieron obtenerlas por amor o dinero.

Si bien Estados Unidos y Europa donaron dosis, sus esfuerzos apenas fueron suficientes para resolver el problema global. Fundamentalmente, estos Gobiernos no pudieron persuadir a las empresas a las que habían financiado para que compartieran las tecnologías que podrían haber permitido a otros países fabricar vacunas por su cuenta.

En este panorama sombrío, fue sorprendente saber que Cuba había creado dos vacunas efectivas contra el coronavirus desde cero y luego prometió compartir su propiedad intelectual en todo el mundo.

“Nos dimos cuenta de que no íbamos a tener dinero para comprar vacunas para nuestra gente, así que tuvimos que hacer las nuestras, y teníamos que hacerlo en muy poco tiempo”, nos dijo recientemente Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma.

En agosto de 2021, uno de los laboratorios de BioCubaFarma también produjo un refuerzo. Ambos demostraron más del 90% de eficacia, a la par de las principales vacunas occidentales.

El costo de desarrollar estas vacunas fue de 50 millones de dólares, según BioCubaFarma, muy por debajo de los miles de millones invertidos por el Gobierno de Estados Unidos y los cientos de millones invertidos por Alemania en las suyas.

Sorprendentemente, Cuba finalmente exportó casi tantas dosis de vacunas como las que usó en el país, abasteciendo a Venezuela, México, Vietnam, Siria, Nicaragua, Bielorrusia e Irán. Pero aunque muchos países de África y el sur de Asia también necesitaban vacunas desesperadamente, no aprovecharon la oferta de Cuba.

Para explicar por qué no lo hicieron, debemos remontarnos a 1962, cuando entró en vigor el embargo económico [bloqueo] estadounidense contra Cuba. Desde entonces, las sanciones cada vez mayores que Estados Unidos ha reforzado mediante la aplicación de una presión política y financiera constante, han aislado a Cuba no solo de Estados Unidos sino también del mundo. Las severas sanciones por violar esas medidas de EE. UU. han hecho que las instituciones y los Gobiernos las cumplan de manera rutinaria.

Cuba podría haber pedido a la OMS certificar sus vacunas para facilitar que otros países las compraran con ayuda internacional. Pero no pudo permitirse comprometerse con la OMS después de que el presidente Donald Trump no solo revocó las reformas de sanciones leves introducidas por su predecesor, sino que también designó a Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo.

Esto ha significado que, incluso en países donde es legal realizar transacciones con Cuba, pocos bancos estén dispuestos a arriesgarse a fuertes multas y sanciones penales por ser percibidos como partidarios del terrorismo.

Las relaciones Cuba-EE.UU. son un cable vivo político, pero los nuevos tiempos exigen nuevas medidas. El mundo ha cambiado desde 1962. El espectro que lo acecha hoy no es el comunismo, sino otra emergencia sanitaria mundial.

Hay pocos indicios de que la Administración Biden presionará a las compañías farmacéuticas estadounidenses para que compartan sus inventos médicos con el mundo. Pero el presidente Biden podría dar un paso gigantesco hacia la seguridad sanitaria mundial revirtiendo las políticas draconianas de la Administración Trump hacia Cuba.

Si fuera más allá, al permitir nuevas excepciones en el régimen de sanciones de Estados Unidos, entonces Cuba podría seguir desarrollando, y compartiendo, vacunas y tratamientos innovadores para las enfermedades del mundo.

Más de tres años después, es obvio que el mundo reaccionó mal ante la aparición del coronavirus, que se perdieron vidas innecesariamente. Pero ahora hay tiempo para prepararse para la próxima pandemia, para establecer un rumbo hacia una distribución más equitativa de las tecnologías médicas. El antiguo embargo [bloqueo] de Estados Unidos no solo está perjudicando a Cuba. Está lastimando al mundo.

(Tomado de The Washington Post)

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Opinion 
Next pandemic, let Cuba vaccinate the world

By 
 and 
June 1, 2023 


Achal Prabhala is the coordinator of the AccessIBSA project, which campaigns for access to medicines in India, Brazil and South Africa. Vitor Ido is a program officer in the Health, Intellectual Property and Biodiversity Program at the South Centre in Geneva.


How can humanity prevent the next pandemic from being as disastrous as this one, in which as many as 15 million people have died? This past week, countries of the World Health Organization met in Geneva to begin debating a pandemic preparedness accord. A primary aim is to quickly develop new cures and vaccines, and the capacity to deliver them to everyone on the planet.


While no one yet knows what the WHO will ultimately recommend, it’s possible to predict one thing it will not: easing U.S. sanctions on Cuba’s homegrown biotech industry, which has the wherewithal to develop cutting-edge vaccines and treatments and share them with countries unable to afford first-world pharmaceutical companies’ premium prices.


This is a mistake.

During the covid-19 crisis, the United States had the opportunity to share its vaccine technology with the world, and its failure to do so prolonged the pandemic at home and abroad. In June 2022, a senior Biden administration official admitted that the omicron variant, which has been responsible for more than 300,000 deaths in the United States and more than 1.5 million globally, might never have emerged if the world been sufficiently vaccinated in 2021.


What is less known is that Cuba had the same opportunity to help vaccinate the world. The story of how Cuba was systematically blocked in its quest to make its own highly effective vaccines widely available offers crucial lessons.

The most recent chapter of this story began in summer 2021. The delta variant was ravaging India and making its way around the world. New vaccines offered hope, but the most under-resourced countries could not get them for love or money. While the United States and Europe donated doses, their efforts were hardly enough to solve the global problem. Crucially, these governments could not persuade the companies they had financed to share the technologies that could have enabled other countries to make vaccines on their own. In this grim landscape, it was astonishing to learn that Cuba had made two effective coronavirus vaccines from scratch, and then vowed to share its intellectual property worldwide.

“We realized we wouldn’t have the money to buy vaccines for our people, so we had to make our own, and we had to do it in a very short time,” Rolando Pérez Rodríguez, the director of science and innovation at BioCubaFarma, told us recently. In August 2021, one of BioCubaFarma’s laboratories also produced a booster. Both demonstrated more than 90 percent efficacy, on par with the leading Western vaccines.

The cost of developing these shots was $50 million, according to BioCubaFarma, far less than the billions invested by the U.S. government and the hundreds of millions invested by Germany in theirs.


Remarkably, Cuba eventually exported almost as many vaccine doses as it used at home, supplying Venezuela, Mexico, Vietnam, Syria, Nicaragua, Belarus and Iran. But while many countries in Africa and South Asia also desperately needed vaccines, they did not take advantage of Cuba’s offer.


To explain why they did not, we must go back to 1962, when the U.S. economic embargo against Cuba went into effect. Since then, escalating sanctions, which the United States has enforced by applying steady political and financial pressure, have isolated Cuba not just from America but also effectively the world. Stiff penalties for violating U.S. sanctions have ensured that institutions and governments routinely over-comply with them.

Cuba could have asked the WHO to certify its vaccines to make it easier for other countries to buy them with international aid. But it couldn’t afford to engage with the WHO after President Donald Trump not only reversed the mild sanctions reforms introduced by his predecessor, but also designated Cuba a state sponsor of terrorism. This has meant that, even in countries where it is legal to transact with Cuba, few banks are willing to risk hefty fines and criminal sanctions for being perceived as supporting terrorism.

Cuban-American relations are a political live wire, but new times call for new measures. The world has changed since 1962. The specter haunting it today is not communism but another global health emergency. There is little indication that the Biden administration will pressure U.S. pharmaceutical companies to share their medical inventions with the world. But President Biden could take a giant step toward global health security by rolling back the Trump administration’s draconian Cuba policies. If he went further by allowing for new exceptions in the U.S. sanctions regime, then Cuba could keep developing — and sharing — innovative vaccines and treatments for the world’s diseases.

More than three years on, it’s obvious that the world reacted poorly to the onset of the coronavirus, that lives were unnecessarily lost. But there is time now to prepare for the next pandemic, to set a course toward a more equitable distribution of medical technologies. The United States’ age-old embargo is hurting not just Cuba. It’s hurting the world.

martes, 31 de enero de 2023

MÉXICO: La politización de la ciencia: ¿por qué los mexicanos rechazan la vacuna cubana Abdala?

Publicado en Sputnik
https://sputniknews.lat/20230131/la-politizacion-de-la-ciencia-por-que-los-mexicanos-rechazan-la-vacuna-cubana-abdala-1135055424.html?utm_source=push&utm_medium=browser_notification&utm_campaign=sputnik_inter_es


La politización de la ciencia: ¿por qué los mexicanos rechazan la vacuna cubana Abdala?

Daniela Díaz

"Ineficiente", "vacilada" , "apoyo al régimen cubano" son algunos de los calificativos que se han dado en redes desde México respecto a la vacuna cubana Abdala, una dosis que la evidencia científica catalogo como efectiva para evitar los casos graves de COVID-19, pero que se ve obligada a enfrentar un proceso de politización del tema de salud.

Cuba es, hoy por hoy, el único país de América Latina y el Caribe que desarrolló no una sino cinco vacunas contra COVID-19:, Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, Mambisa y Abadala, siendo esta última la más avanzada en cuando a pruebas y observaciones y una de las que se aplican en territorio mexicano como refuerzo contra el virus.

A pesar de que la isla cuenta con un destacado historial en cuanto a desarrollo biotecnológico reconocido mundialmente, la vacuna no ha tenido éxito en territorio mexicano, a donde desde hace casi dos meses llegaron más de 4 millones de dosis para vacunar a los ciudadanos adultos de todo el país que busquen reforzar su esquema.

¿Cómo Cuba logró, en menos de tres años, desarrollar cinco vacunas contra un virus nuevo? ¿Qué hay detrás de las críticas en contra de la Abdala? Sputnik consultó a científicos, expertos y ciudadanos para hablar sobre los mitos, las pruebas, las críticas y los efectos de la vacuna cubana.

Cuba, un parteaguas médico en América

En 2016, las coberturas del Esquema Nacional de Inmunización (ENI) alcanzaron entre 99 y 100% en la Isla para casi todas las vacunas. Esto, Cuba lo logró en poco más de 50 años.

Y es que si en algo se destaca la isla es en su sistema de salud, que de acuerdo con el Centro Nacional para la Información Biotecnológica ​ es parte de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, ha permitido que seis enfermedades, dos formas clínicas graves y dos complicaciones graves, sean eliminadas y las restantes mantengan tasas de incidencia y mortalidad que no constituyan un problema de salud.

"En Cuba, la vacunación es gratuita, de acceso universal, está integrada en la atención primaria de salud, y el compromiso y la voluntad política con la salud de la población se vehiculizan mediante un sistema de salud integral. La información y la vigilancia epidemiológica son sistemáticas, confiables y sensibles", señala el centro.

En entrevista con Sputnik, Hellen Yaffe, profesora de historia económica y social en la Universidad de Glasgow especializada en el desarrollo cubano y latinoamericano, aseveró que Cuba es un país que cuenta con un largo historial de desarrollo de vacunas las cuales desde hace décadas de usan en otros países de América Latina.

"Cuba es un país que produce muchas de las vacunas que usamos en América Latina en el esquema. Tal vez la gente que acude a vacunarse a los centros públicos de salud ni siquiera saben que las vacunas son de origen cubano", señaló la también autora de ¡Somos Cuba! Cómo ha sobrevivido un pueblo revolucionario en un mundo postsoviético.

En la Isla, resalta la experta, la salud es un derecho humano que está garantizado para todos sus ciudadanos, mientras que en el resto de América Latina es el sector privado el que impera, por lo que el derecho a la salud se ha convertido en un lujo.

De acuerdo con Yaffe, Cuba es un país que se ha colocado a la vanguardia médica y científica de América Latina y el Caribe, y el factor que ha jugado a su favor es su propio modelo económico, político y social.

"No tiene intereses privados, no hay especulación económica alrededor del sistema de salud porque todo está financiado por el Gobierno", señaló la académica e investigadora en entrevista con Sputnik.

Al respecto, Mauricio Rodríguez Álvarez, médico cirujano mexicano egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México en donde es profesor en el Departamento de Microbiología y Parasitología, destaca que uno de los argumentos más sólidos en la defensa de la vacuna cubana es precisamente el legado que tiene la isla en cuanto al desarrollo de sus propias vacunas.

"Cualquiera que ponga en una balanza y ponga a competir a México y a Cuba en cuanto a vacunas, pues pierde México porque Cuba desde hace más de 30 años produce sus propias vacunas, Cuba exporta vacunas a Unicef, a la Organización Panamericana de la Salud, a muchos otros países y todas esas vacunas pasan en las autoridades regulatorias de todos los países donde se usen", sentenció.

Además, el también vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM, indicó que Cuba tiene precalificados por la Organización Mundial de la Salud dos vacunas desarrolladas por el mismo centro en donde se produce la Abdala.

El rechazo (sin sustento) de los mexicanos

De los cuatro millones de dosis que llegaron a México, más de 400.000 se repartieron a los centros de salud de la capital del país a finales de diciembre. Para el 26 de enero, de acuerdo con el dato más actualizado de la Secretaría de Salud local, en la ciudad se habían administrado 116.186 dosis; es decir, tan solo el 29% de las vacunas disponibles han sido usadas.

De acuerdo con los expertos, el rechazo hacia la vacuna por parte de los ciudadanos mexicanos es más un tema político-ideológico, que algo basado en la ciencia y en la evidencia médica, esto a pesar que las críticas han llegado incluso por parte de expertos de la salud, sobre todo del sector privado y personajes de la oposición.

Abdala México vs Cuba.png


"Parece ser que las críticas en contra de la vacuna Abdala tiene tintes políticos, o al menos basadas están basadas en la ciencia ni en la evidencia médica porque la evidencia médica nos dice que las vacunas cubanas, tanto la Abdala y la Soberana son extremadamente seguras y eficientes contra el COVID-19", dijo Hellen Yaffe.

Con ella coincide Mauricio Rodríguez, quien destaca que uno de los puntos en contra que los críticos de Abdala destacan es que ésta no está reconocida ante la OMS; sin embargo, señala que dicho proceso lleva años y además muchas empresas e institutos ni siquiera tienen capacidad de cubrir los requisitos. En el caso de la vacuna cubana, el experto indica que la capacidad de producción de la Isla es tan poco que ni siquiera les interesa entrar a otro mercado, pero eso no quita su efectividad.

De acuerdo con The Lancet, la vacuna Abdala demostró ser ampliamente efectiva para prevenir casos graves de la enfermedad de COVID-19.

"La vacuna de la subunidad de la proteína Cuban Abdala fue altamente efectiva para prevenir enfermedades graves y la muerte por COVID-19", se lee en el artículo publicado en septiembre de 2022.

Ante los señalamientos y exigencias por parte de un sector de la población que solicita vacunas bivalentes, el doctor Rodríguez Álvarez señala que más que una decisión de Gobierno, lo cierto es que las grandes potencias económicas, como EEUU y los países de la Unión Europea han acaparado el mercado de dichas dosis.

"Tampoco hay disponibilidad de vacunas en el mercado. En México no ha venido Pfizer a registrar su vacuna a México, por ejemplo; Moderna tampoco; entonces no podemos traer vacunas que no se han registrado. AstraZeneca ya no se está produciendo, la CanSino ahorita las están ocupando en China", explicó.

"No solo es: yo creo que está es la mejor, tráigansela; va mucho más que eso. Pfizer y Moderna tienen su mercado asegurado en Estados Unidos y un poco en Europa, entonces a ellos en realidad no les interesa venir a México o traer vacunas a México, ellos están contentos con lo que tienen de ventas en sus países", agregó. "Vacunas no hay tantas, por eso hay un momento en el que tenemos que decir: ponte la vacuna que haya disponible y que cumple con los requisitos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) porque la misma Cofepris que revisó la de Pfizer, es la misma que revisó la Abdala", sentenció.

"La rusa, las chinas y la cubana: hay una clara tendencia en desacreditarlas"

Verónica Mondragón, editora mexicana de 37 años de edad, se vacunó a principios de enero con Abdala en un centro de salud de la alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. En entrevista con Sputnik, la mujer indica que ella dio prioridad a su deseo de obtener un refuerzo de vacuna a los comentarios en contra de la dosis; sin embargo, apunta, sí notó la poca demanda por parte de los ciudadanos y los intentos de desacreditación.

"Me dio la impresión de que muy pocas personas se la estaban poniendo", dijo Verónica en entrevista con este medio. "Sí he visto que con algunas vacunas, o sea, la rusa, las chinas y ésta hay una clara tendencia en desacreditarlas".

Aunque en el caso de Mondragón el proceso de vacunación fue fácil y rápido, para Luis Martínez, diseñador gráfico de 39 años, acceder a una dosis no fue del todo accesible; pues para abrir una caja con 10 dosis, en un centro de salud de la alcaldía Azcapotzalco, solicitaban que se juntara dicho número de personas.

Ante el requisito solicitado en dicho centro de salud, Luis tuvo que ir a formarse un par de días en espera de que otras nueve personas se interesaran en vacunarse. Al final, Martínez obtuvo una dosis de Abdala y no presentó ningún tipo de reacción a la vacuna. 

Victoria Campos también se puso el refuerzo con Abdala, pero no solo eso; la especialista en genética evolutiva e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México también ha emprendido un esfuerzo desde su cuenta de Twitter para desmitificar la información en contra de la vacuna cubana.

"Igual hicieron un drama con Sputnik, con CanSino. Yo creo que la ciencia no pertenece a un país, es de la humanidad, así como lo dijo Luis Pasteur. Pienso que no hay que discriminar su una vacuna viene de uno u otro país, tampoco podemos denostar la ciencia", dijo.

En entrevista con Sputnik, Cárdenas señala que las críticas en contra de la vacuna cubana tienen un trasfondo político y advierte que muchos de las críticas en contra de Abdala incluso caen en un discurso antivacunas.

"La reticencia la vacunación tiene dos movimientos uno el fundamentalista, que es el que vemos de estos expertos que emiten su opinión en redes sociales, que dicen que la vacuna no es efectiva y le ponen pretextos a los artículos científicos que ya han salido como si ellos fueran los revisores de los artículos. Ese nuevo movimiento tiene tintes antivacunas y contextos geopolíticos", señala.

A México arribaron el pasado 25 de noviembre más de cuatro millones de dosis de Abdala, mismas que comenzaron a aplicarse en diciembre en medio de un repunte de casos en el país, que a pesar de enfrentar una nueva ola de contagios ha optado por no reforzar su esquema de vacunación.

Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...