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miércoles, 9 de abril de 2025

LIBRO: Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano

Publicado en Blok de Bid
https://www.ub.edu/blokdebid/es/node/1383 






Hacia una subjetividad editorial femenina

Mié, 02/04/2025 

Alfredo Lèal
Instituto de Investigaciones Bibliográficas. UNAM

Szpilbarg, Daniela; Mihal, Ivana. Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano [en línea]. Bogotá: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe – Cerlalc, 2024. 61 p. <https://cerlalc.org/publicaciones/participacion-de-las-mujeres-en-el-sector-editorial-latinoamericano/>. [Consulta: 26.3.2025]. ISBN (PDF): 978-958-671-275-0. 



Presentado a la manera de un informe que da cuenta de la investigación piloto llevada a cabo en el sector editorial de Argentina, Colombia, Chile, Guatemala y Perú por las investigadoras Daniela Szpilbarg e Ivana Mihal, este trabajo dista mucho de limitarse a ofrecer una somera descripción de la Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano, mostrándose más bien como, cuando menos, un inmejorable punto de partida para ulteriores investigaciones en el campo de los estudios del libro y la edición. Empleando herramientas sociológicas, principalmente encuestas y gráficas, tanto como un enfoque metodológico comparativo fuertemente anclado en la teoría feminista, con especial atención al modo en que en ésta se ha pensado, por ejemplo, en la categoría de trabajo, Szpilbarg y Mihal le ofrecen al lector y la lectora –especialista o no en temas de edición– un diagnóstico crítico en torno a la importancia de entender, documentar y, por supuesto, transformar las condiciones de la mujer en el sector editorial de América Latina.

De los cuatro apartados, el primero le sirve a las investigadoras para plantear sus hipótesis de trabajo, sustentadas en un diálogo horizontal con otras investigaciones que hoy día, a pesar de ser ciertamente recientes, resultan centrales en el desarrollo del estudio de los modos y alcances, materiales tanto cuanto simbólicos, del trabajo de las mujeres en el sector editorial, como lo son los trabajos de Marina Garone (Las mujeres y los estudios del libro y la edición en Iberoamérica, Universidad de Los Andes, 2023) o Ana Gallego Cuiñas («Femedición: hacia una práxis editorial feminista en Iberoamérica», Iberoamericana, 2022). Luego de establecer el estado de la cuestión, Szpilbarg y Mihal plantean que «el género determina no solamente las condiciones de trabajo en las editoriales, sino que también influye [en] otros aspectos que se expresan en las decisiones y políticas editoriales» (p. 14), por lo cual «es necesario considerar [a las editoras] como agentes intelectuales y, en esa medida, es preciso indagar por la experiencia de las mujeres en tanto editoras, frente a la tarea de selección e intervención sobre los textos» (p. 14).

De este modo, los datos que arrojan las encuestas realizadas son fundamentales para que, en las secciones 2 y 3, se establezca el soporte empírico sociológico para la sección 4, por mucho la más interesante del informe, sobre todo por el modo en que los números y porcentajes diagramados en gráficas adquieren, si no un rostro, sí una cierta familiaridad para todxs quienes investigan los procesos y políticas editoriales en América Latina. De esta manera, en un apartado que «recupera las opiniones, percepciones y experiencias con base en sus trayectorias como mujeres editoras, las cuales revelan una compleja interrelación entre los aspectos laborales y personales de las editoras, y ofrecen una visión rica y matizada de las condiciones de trabajo en el sector editorial» (p. 34), las investigadoras nos ofrecen un documento sociológico para lo que, con base en su texto, podríamos denominar la subjetividad editora femenina.

La definición de dicha subjetividad no es, creemos, asunto menor. Por el contrario: entenderla, documentarla y problematizarla resulta harto necesario en un ecosistema donde los libros de Carlos Barral, Jorge Herralde o Guillermo Schavelzon son mercancías que casi de inmediato encuentran su público lector –constituyendo, de paso, un género específico de las memorias culturales, como lo proponen Ana Gallego Cuiñas y Jorge J. Locane, coordinadorxs del dossier «Poéticas de editor/a: aproximaciones críticas para la demarcación de un género» de la Revista de Estudios Hispánicos, 2024–, mientras que nombres como Carmen Balcells, Esther Tusquets o Beatriz de Moura siguen más bien asociándose con el boom, es decir, con el éxito comercial de cuatro escritores hombres, cuatro «machos alfa», para usar la expresión que al respecto diera Roberto Bolaño. Baste decir que, de las tres, sólo Tusquets es autora de un libro de su experiencia como editora: Confesiones de una editora poco mentirosa (RqueR, 2005), desde cuyo título se perciben empero los ecos dieciochescos de aquellas mujeres que, en los salones literarios, se posicionaban en un campo controlado por los hombres.

En este sentido, es importante lo que el estudio de Szpilbarg y Mihal nos demuestra, en tanto la mujer editora, si la entendemos en cuanto subjetividad, se construye a sí misma: «es con el paso del tiempo que las mujeres fueron habilitadas o se habilitaron a sí mismas a tomar un rol que, más allá́ de lo ejecutivo o resolutivo, conllevaba tomar decisiones en cuanto a la construcción del catalogó, por medio de contratación de textos o adquisición de textos de otras lenguas para publicar traducciones» (p. 36). Historiar la subjetividad editora femenina implica, primero, debatir todo argumento que pretenda que dicha habilitación no es restrictiva de las mujeres. Por ello resulta indispensable, como lo hacen ver las autoras del informe, constatar «la confirmación de la feminización del trabajo editorial […] [la cual] se visualiza en el elevado número de mujeres que forman parte de los equipos editoriales, incluso en los grandes grupos empresariales» (p. 37), pero sobre todo en la medida en que, como lo demuestra el testimonio de varias de las editoras entrevistadas, «la feminización de la labor en la edición contemporánea se asocia a la precarización laboral, y como consecuencia de condiciones económicas menos redituables» (39). 

Así pues, mientras que, en palabras de una entrevistada, «los hombres hablan siempre en singular», siendo quienes, al final, se quedan con los créditos ante el público por los logros de una u otra editorial o sello, es un hecho que, en la voz de otra editora: «el mundo editorial en América Latina no ha sido nunca un mundo de hombres, sino un mundo lleno de mujeres, pero son los hombres los que salen en la foto. Eso ha cambiado, pero no en el mundo corporativo» (p. 43). Esto nos permite vislumbrar algunos derroteros críticos, por ejemplo, para el ámbito de las investigaciones –y ni qué decir en reseñas de índole más bien periódica– donde pocas veces se considera que una mercancía editorial que, ante el público, aparece como producto del borrado y la superación de las desigualdades de género, tiene, en su proceso productivo, una dinámica propiamente patriarcal. La oferta masificada de autoras, por ejemplo, de la literatura latinoamericana –Luiselli, Scweblin, Enriquez…–, no sólo no logra subsanar dichas instancias desigualmente construidas en la trastienda editorial, sino que de algún modo las replica vis a vis con otras mujeres cuyas obras se editan en editoriales significativamente más pequeñas y menos poderosas que Planeta o Random House.

De esta manera, en palabras de una de las entrevistadas, así como «los superjefes son varones» (p. 44), ¿podemos decir que las «superautoras» producen un efecto de feminización hacia aquellas que publican en editoriales medianas o pequeñas, convirtiendo el salto al gran conglomerado de sellos –absorbidos, por cierto, mediante una lógica que no puede sino concebirse en términos de neocolonialidad, en el sentido en que, como afirma Maurizio Lazzarato, «el primer botín del colonizador es la lengua del colonizado»– en otro techo de cristal? ¿Cómo pensar los casos de la mexicana Brenda Navarro, la ecuatoriana Mónica Ojeda o la uruguaya Fernanda Trías? Nos parece sumamente revelador que esta feminización sea incluso enunciada en la opinión de una editora chilena, quien afirma que hay menos mujeres en el catálogo a su cargo porque «a las mujeres hay que perseguirlas para que envíen manuscritos, en cambio los hombres envían y envían. Las mujeres, quizás por miedo, vergüenza o menos determinación que los hombres, envían mucho menos» (p. 48). Recuperamos las palabras de las propias Szpilbarg y Mihal, para quienes «resulta significativo que una de las editoras entrevistadas mencione que las mujeres no envíen tantos materiales por “miedo o vergüenza”, ya que en algunas otras entrevistas se habla de que las mujeres, por su dedicación a las tareas del hogar, necesitan de más tiempo para finalizar obras para presentar a las editoriales» (p. 48).

Si partimos, pues, del hecho de que una autora publicada en un sello trasnacional tiene, generalmente, un compromiso por más de una obra, mientras que una autora que publica, por ejemplo, en una editorial independiente –la chilanga Polilla Editorial o la madrileña Piezas Azules–, tiene la opción de firmar sólo por dicho material, cabe preguntarse por los problemas sistémicos que persisten en la consideración y el lugar que se le da a unas y otras obras en la crítica. Las autoras del informe lo sintetizan en este cuarto apartado, en el que se evidencia que, allende los resultados cuantitativos, siguen persistiendo «dinámicas de poder que jerarquizan los géneros aún en el presente, sobre todo, en el ámbito corporativo» (p. 50). Entender estas dinámicas resulta fundamental para la crítica, que, a pesar de la extensa oferta editorial, comúnmente toma como casos paradigmáticos sólo aquellas obras de los grandes sellos. 

El hecho de que en el informe se insista en que es el ámbito corporativo –que, recordemos, para el caso de la literatura latinoamericana, está poco menos que monopolizado por los capitales de Bertelsmann y Lara Hernández– donde persisten estas dinámicas de poder, razón estructural de la desigualdad, nos tiene que ayudar a, por lo menos, visibilizar que mientras la finalidad de la edición sea, como lo es bajo el sistema capitalista neoliberal –y, hoy día, bajo el modelo del capital en la nube o «tecnofeudalismo» propuesto por Cédric Durand y Yanis Varoufakis, en consonancia con el «capitalismo de la vigilancia» de Shoshana Zuboff–, la generación de plusvalor, ya sea mediante la ganancia o mediante la renta, la participación de la mujer en los ámbitos productivo y consuntivo no dejará de estar mediada por una instrumentalización de «la mujer» propiamente patriarcal. En suma, debemos cuestionarnos si lo que se nos vende como inclusivo o a veces hasta abiertamente «feminista» lo es en realidad. Y esto lo decimos haciendo eco de Szpilbarg y Mihal, quienes cierran su informe indicándonos la importancia de que «los diagnósticos [de su informe] contribuyan a emprender acciones que sirvan para cerrar las brechas, asimetrías y desigualdades que todavía persisten» (p. 57). Propongo una primera acción: leer y difundir este trabajo de Daniela Szpilbarg e Ivana Mihal. 

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria

jueves, 26 de diciembre de 2024

CHILE patenta tecnología en tratamiento del cáncer y revalida su liderazgo en el área

Publicado en BiobioChile
https://www.biobiochile.cl/noticias/salud-y-bienestar/cuerpo/2024/12/20/investigadores-chilenos-patentan-en-ee-uu-innovacion-que-reduce-tiempos-para-tratar-el-cancer.shtml 



Viernes 20 diciembre de 2024 | 

Investigadores chilenos patentan en EE.UU innovación que reduce tiempos para tratar el cáncer


La industria biotecnológica chilena sigue destacándose a nivel mundial con un desarrollo innovador en el área de la salud.

Investigadores de la Universidad de La Frontera (UFRO) lograron obtener una patente en Estados Unidos por los próximos 20 años para una tecnología revolucionaria destinada a la detección y tratamiento del cáncer mediante rayos X biomarcados con nanopartículas metálicas.

El sistema patentado, denominado COXIRIS (Sistema Confocal de Rayos-X de Ortovoltaje que Induce Radiación), permite identificar y tratar tumores de manera simultánea.

El proceso comienza con la inyección de nanopartículas metálicas o una solución de oro en el torrente sanguíneo, que se concentra selectivamente en las células cancerígenas. Esto permite visualizar y tratar las áreas afectadas mediante radiación focalizada, reduciendo significativamente el tiempo entre el diagnóstico y el tratamiento.

El director del Centro de Excelencia en Física e Ingeniería en Salud de la UFRO, Rodolfo Figueroa, destacó que la tecnología permite realizar tratamientos más precisos y con menor toxicidad radiológica.

“Incorporamos al organismo un preparado inocuo que se adhiere a los tumores a través de los anticuerpos cancerígenos, permitiendo aplicar radiación de manera efectiva en la zona marcada”, explicó.

Beneficios y próximos pasos

A diferencia de los tratamientos convencionales, que implican varias etapas entre el diagnóstico y la intervención, COXIRIS ofrece una solución inmediata gracias a su capacidad teranóstica (diagnóstico y tratamiento simultáneo).

Esto reduce los riesgos asociados al crecimiento y cambio de posición de los tumores durante los periodos de espera.

Actualmente, las pruebas realizadas en modelos experimentales han demostrado la capacidad del sistema para detectar anomalías a profundidades de entre cinco y siete centímetros. El equipo trabaja para ampliar este rango a diez centímetros y optimizar los tiempos de aplicación. Próximamente, iniciarán ensayos en animales pequeños, con miras a realizar pruebas clínicas en humanos en el futuro cercano.

La obtención de esta patente no solo representa un respaldo a la innovación tecnológica, sino que también abre la puerta a posibles transferencias tecnológicas en el mercado estadounidense.

Además, los investigadores esperan lograr patentes similares en Europa, particularmente en España, Francia y Alemania, consolidando a Chile como un referente en biotecnología aplicada a la salud. 



lunes, 17 de abril de 2023

ALyC: problemas por la alta rotación de ministros de ciencia

Publicado en SciDevNet
https://www.scidev.net/america-latina/news/alta-rotacion-de-ministros-de-ciencia-un-factor-que-afecta-al-sector/?utm_source=SciDev.Net&utm_medium=email&utm_campaign=13880866_2023-04-17%20Weekly%20Email%20Digest%20-%20Am%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20Template.%20For%20no%20topic%20preferences&dm_i=1SCG,89IJM,665LFG,XYC4M,1




17/04/23
Alta rotación de ministros de ciencia, un factor que afecta al sector
De un vistazo
  • En Chile, en poco más de 400 días, tres ministros de Ciencia y Tecnología han ocupado la cartera
  • Pero no es el único país latinoamericano con una alta rotación de ministros del sector
  • Constantes cambios son otra evidencia de poca importancia que el poder político da a la ciencia



[SANTIAGO DE CHILE] Los cambios constantes de ministros de Ciencia y
Tecnología son un factor adicional que contribuye a darle inestabilidad a las
políticas científicas y generan incertidumbre en los sectores involucrados,
según especialistas latinoamericanos en gestión pública de la ciencia
consultados por SciDev.Net.

Por ejemplo en Chile, en poco más de 400 días que lleva el régimen del 
presidente Gabriel Boric se han cambiado tres ministros de Ciencia, Tecnología,
Conocimiento e Innovación.

El último ocurrió el 10 de marzo pasado, cuando nombró a la abogada Aisén
Etcheverry, quien se desempeñaba hasta entonces como presidenta del Consejo
Nacional de Ciencia, Tecnología y Conocimiento e Innovación, cargo que ha sido
asumido por la removida ministra Silvia Díaz.

“Preocupa que cada persona que ocupa este cargo implementa nuevas medidas
lo que necesariamente conlleva una gran inestabilidad en el sistema. Más aún
considerando que con cada ministro o ministra se establece un diálogo, se llega a
acuerdos con la comunidad científica, pero todo queda en nada al cambiar la
 autoridad”, comenta a SciDev.Net Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia de
Ciencias de Chile
.

Pablo Astudillo, biólogo fundador del movimiento Más Ciencia Para Chile
y uno de los científicos que trabajó activamente para la creación del ministerio,
considera negativo que haya una rotación tan alta de ministros en una cartera
tan nueva (comenzó a operar en octubre de 2019).

“Los científicos seguimos viviendo una situación tan crítica como cuando todavía
no existía un ministerio y eso me parece que es grave porque si tu objetivo es
poner la ciencia al servicio del desarrollo me parece que es muy evidente que
en primer lugar necesitas una ciencia que movilizar para lograr tus objetivos”, opina.

Astudillo considera que el ministerio ha tenido un foco muy disperso en distintas
iniciativas: “aparece en distintas mesas liderando distintas políticas pero no se
preocupa de su ámbito sectorial y, por lo tanto, esto nos lleva a un segundo
problema: que se está depositando mucha expectativa en lo que puede hacer
el Ministerio de Ciencia y quizás no se está aprovechando que sean los ministerios
 sectoriales los que aprovechen los conocimientos científicos que pueda movilizar
el ministerio para sus propios objetivos”.

Por su parte Andrés Couve, quien fue el primer titular de la cartera en Chile durante
 el gobierno de Sebastián Piñera (2019-2022), opina que “promover la ciencia y la
 tecnología y su rol en el desarrollo del país realmente tienen que ser política de
 Estado porque es un desafío de largo plazo. La investigación científica y su
transferencia son transiciones que son lentas porque el conocimiento científico
demora en generarse”.

“No conozco las razones por las cuales los ministros recientes han durado poco.
Creo que siempre en los gobiernos, en los gabinetes hay razones para hacer
cambios que generalmente son complejas, son equilibrios políticos muchas veces”,
señala Couve a SciDev.Net en conversación telefónica.

Tras recordar que estos son cargos de exclusiva confianza del Presidente de
la República añade que estos cambios “afectan significativamente la continuidad
de una política científica. Lo que sí puedo decir es que no es lo que necesitamos”,
señala Couve, quien actualmente volvió a sus labores como docente en la facultad
de Medicina de la Universidad de Chile.

Más allá de los cambios de ministros

Y si bien el de Chile es un caso extremo, no es la excepción en Latinoamérica,
donde también se han presentado casos similares en Brasil y Costa Rica en
los últimos años.

Para Helena Nader, presidenta de la Academia Brasileña de Ciencias, la alta
rotación ministerial influye en el sector, pero es solo una parte del problema y
no solo de Brasil sino de toda la región.

En su país, desde la creación del ministerio, en 1985, han pasado por el cargo
24 ministros, un promedio de un ministro cada 1,5 años. Muy pocos titulares se
mantuvieron en esa cartera por más de tres años, mientras que 18 no alcanzaron
a permanecer un año. En el caso de Costa Rica, el ministerio se creó en 1990
y desde entonces han pasado por el cargo 16 ministros. El promedio en el cargo
es de 2 años.

Para Nader, el verdadero problema es que más allá de la alta rotación, los
científicos “todavía no estamos siendo considerados por los que están en el poder.
Ellos no ven a la ciencia como algo relevante”.

“Muy a menudo el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación es uno de
los últimos en elegir a su ministro. No se considera importante”, afirma Renato
Janine Ribeiro, quien fue ministro de Educación de Brasil en 2015 y actualmente
preside la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC).

Admite que el ser o no científico no necesariamente define si un ministro será
bueno o malo, ya que ha habido políticos que han sido muy buenos ministros de
ciencia.

Nader insiste en que más allá del desempeño de un ministerio lo que importa es
que los representantes de la ciencia sean bien considerados y comenta que
Estados Unidos no tiene un ministro de Ciencia, pero sí un asesor de alto nivel
el presidente, e instituciones sólidas como la National Academy of Science o
la National Academy of Engineering, con más de 1.000 empleados cada
una prestando apoyo tanto al Congreso como a la Presidencia.

“Nadie piensa allá que la ciencia no es relevante, lo mismo en el Reino Unido
o en la Unión Europea. Acá tenemos ministros, pero no cuentan con el apoyo
necesario”, sentencia.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y
el Caribe de 
SciDev.Net

***************

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lunes, 16 de enero de 2023

CHILE: líder en velocidad de Internet

Publicado en Xataka
https://www.xataka.com/otros/chile-tiene-internet-rapido-mundo-asi-ha-conseguido



Chile tiene el Internet más rápido del mundo. Así lo ha conseguido

Cuando toca hablar de velocidad de Internet de banda ancha fija, Chile es un actor a tener muy en cuenta. Así lo constata el último estudio de OOKLA, que en su índice global Speedtest —con datos tomados entre noviembre de 2021 y noviembre de 2022— deja especialmente bien parado al país sudamericano, al que sitúa en lo más alto de su TOP 10, por delante de China o Singapur.

La pregunta del millón es: ¿Por qué?

¿Qué dicen los datos? Que Chile se adelante en velocidad de banda ancha fija al resto de países analizados en el informe de OOKLA. Sus técnicos anotaron allí 216.46 megabits por segundo (Mbps), dato con el que supera al resto de países que conforman el TOP 10, una lista que completan China (214.58 Mbps), Singapur (214.23) y Tailandia (205.63), entre otros. En el ránking se cuelan por ejemplo EEUU, con 189.48, Hong Kong (194.35) o Emiratos Árabes (186.76 Mbps).

¿Es el primer estudio en destacar a Chile? No. Para su estudio, OOKLA analizó el período comprendido entre noviembre de 2021 y 2022. En su ranking de 2021 Chile figuraba ya en un lugar relevante, aunque limitado al segundo puesto, por debajo de Singapur. En cualquier caso no es el único informe que destaca la velocidad del país latinoamericano. En marzo de 2022 la web Uswitch publicó su propio balance sobre las naciones de la OCDE que disfrutan de una banda ancha más rápida y a la cabeza situaba a Chile, con una velocidad media de descarga de 189.36 Mbps.

Otro documento interesante es el Worldwide Broadband Speed League 2022, del que se hace eco Statista y que identifica a Chile como el país mejor posicionado en lo que a velocidad de descarga se refiere en América Latina y el Caribe. Eso sí, le asigna el puesto 27 en el ranking global.

¿Cuál es el marco general? Chile no es el único que ha visto incrementado su registro. Como recoge el informe, “la conectividad a Internet continúa acelerándose en todo el mundo, sobre todo a medida que los países priorizan y mejoran las redes de banda ancha fija y móvil”. A nivel global, los registros de OOKLA han constatado que la velocidad de descarga móvil se incrementó cerca de un 17% a lo largo del último año, mientras la banda ancha fija creció al menos un 28%.

Un buen dato que no solo afecta al país. Así es. El Speedtest Global Index aporta también clasificaciones de velocidad de Internet en algunas grandes metrópolis del planeta. Y ese capítulo Chile sale igualmente bien parada, aunque, eso sí, sin alcanzar el liderazgo absoluto. Su ranking de banda ancha fija lo encabeza Pekín, con 238.86 Mbps; pero en segundo lugar se sitúa Valparaíso, con 222.75, lo que le permite aventajar a otras grandes urbes del planeta, como Shanghái (221.85), Nueva York (218.04), Bangkok (217.19) o Madrid, que se cuela en el TOP 10 con 196.70. Chile fue también el escogido por Musk para iniciar sus operaciones de Internet satelital en América Latina.

¿Un liderazgo absoluto? No. Según OOKLA, Chile brilla en la velocidad de la banda ancha fija, pero no en móvil. Ese TOP 10 lo encabeza Qatar, con 176.18 Mbps, seguido de Emiratos Árabes (139.41) y Noruega (131.54). “Antes de albergar el Mundial, Qatar se disparó al primer lugar en el Speedtest Global Index con una velocidad de descarga promedio de 176.18 Mbps en noviembre de 2022 desde 98.10 Mbps en noviembre de 2021”. Chile no figura en ese caso en el TOP 10.

¿Cómo interpretar los resultados? La conclusión del último ranking de Speedtest Global Index no es del todo sorprendente. Hace meses ya elevaba a Chile a lo más alto de su TOP 10. Para analizar el dato viene bien sin embargo entender la expansión reciente de la Red en el país latinoamericano. En otoño el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) sacaba pecho por un nivel de conexión a Internet que alcanza al 89,2% de los hogares, muy por encima del 75% de solo un lustro antes.

Hace justo un año el Gobierno chileno destacaba cómo las redes de alta velocidad eran las preferidas por los usuarios. “Sumando las conexiones de fibra óptica y de HFC estas totalizan el 91,8%. Sin embargo, la fibra óptica es la tecnología fija de mayor preferencia, alcanzando 2.221.721 conexiones, equivalentes al 52,9% de las conexiones fijas totales, con un crecimiento del 68% en los últimos 12 meses”, subrayaba Telecomunicaciones. Las conexiones 4G se habían incrementado un 16% y desde el Ejecutivo insistían además en las nuevas redes 5G y la fibra óptica.

¿Qué dicen los usuarios de la red chilena? Esteban Pesce, de Solo Gamer Chile, reconoce que en la actualidad es “muy común ver en casa conectividad de 100 megas o más”, sobre todo tras los planes de expansión y mejoras en las redes aplicadas por las compañías a raíz de la pandemia del COVID-19. “Además entraron algunos player adicionales que reavivaron la conexión, entregando mayor velocidad a precios más competitivos”, comenta Pesce.

Ariel Griffouliere, gerente de Desarrollo de Negocio Hogar-Movistar Chile, concuerda con la mejora en los últimos años. “La pandemia fue un detonante y acelerador muy claro, sin embargo la demanda de mejor calidad de conexión, a través de fibra óptica, y los tráficos de datos venían creciendo de forma sostenida previo a la pandemia”, destaca la portavoz de Movistar Chile.

Un desarrollo rápido. “Chile tiene una gran fortaleza a nivel de infraestructura en servicios de Internet fijo, que logró construir en un corto plazo, con despliegues de fibra óptica por todo el país”, zanja Ariel Griffouliere, para quien “la calidad de la fibra óptica cambió el estándar de los usuarios e Internet en Chile”. “Considerando cifras actualizadas OCDE 2021, nuestro país supera el promedio mundial de la región (Latinoamérica) y queda solo debajo de Estonia en lo que ha sido el aumento de suscripciones a Banda Ancha Fija. Además, Chile se encuentra en el quinto lugar del mundo entre los países con mayor porcentaje de crecimiento anual en fibra óptica”, remarca la portavoz.

lunes, 9 de enero de 2023

CHILE comienza a revertir baja inversión en ciencia y tecnología

 Publicado en SciDevNet

https://www.scidev.net/america-latina/news/chile-comienza-a-revertir-baja-inversion-en-ciencia-y-tecnologia/?utm_source=SciDev.Net&utm_medium=email&utm_campaign=13711232_2023-01-09%20Weekly%20Email%20Digest%20-%20Am%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20Template.%20For%20no%20topic%20preferences&dm_i=1SCG,85VNK,665LFG,XGDMP,1


03/01/23

Chile comienza a revertir baja inversión en ciencia y tecnología

De un vistazo
  • Presupuesto 2023 de CyT es de US$ 88 millones, un aumento de 9,6 por ciento respecto al año anterior
  • Inversión del sector venía en descenso desde fines de la pasada década
  • Mayores partidas irán a formación de capital humano, desarrollo institucional y difusión del conocimiento

[SANTIAGO] Cuando Gabriel Boric asumió la Presidencia de la República de Chile, en marzo pasado, dejó en claro su intención de elevar la inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI) del país de 0,34 por ciento a 1 por ciento del PIB al término de su mandato de cuatro años.

Este año, como punto de partida para alcanzar ese objetivo inyectará 76 mil millones de pesos (alrededor de US$ 88 millones) al presupuesto público del sector para 2023, lo que representa un incremento de 9,6 por ciento respecto del año previo.

De ellos al menos 53 mil millones irán directamente al ministerio del ramo mientras que el resto se repartirá en proyectos relacionados con los ministerios de Energía y Economía, confirmaron fuentes a las que SciDev.Net tuvo acceso.

De esta forma, de un total de casi $514 mil millones (US$ 595 millones) al que asciende el presupuesto 2023 del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, las mayores partidas se destinarán a formación de capital humano avanzado (18,94 por ciento), desarrollo de la institucionalidad sectorial (5,38%) y vinculación con el medio y difusión del conocimiento (5,19%).

“Este aumento de inversión en ciencia y tecnología es histórico. Es la clara señal de que, para este gobierno, es imprescindible dar un salto en estas materias y poner ahí no solamente intenciones y buena voluntad”, destaca a SciDev.Net la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e innovación Silvia Diaz.

Detalla que por ejemplo gran parte del incremento se destinará al financiamiento del programa Fondo de Innovación, Ciencia y Tecnología (FICYT). “Eso significa poner el foco en determinados proyectos e investigaciones de gran impacto”, dice.

Adelanta que “con este presupuesto podremos participar de manera activa en el impulso del modelo de desarrollo productivo sostenible, con foco en instituciones públicas estratégicas que nos den la capacidad y la mejora suficiente para fortalecer su innovación”.

Para la presidenta de la Academia de Ciencias, la bióloga Cecilia Hidalgo, se trata de una señal positiva si se considera que el gasto público en ciencia ha venido experimentando disminuciones casi sucesivas desde fines de la década pasada. “Cualquier aumento es bienvenido porque no podemos seguir con las bajas anteriores” dice la científica.

lván Suazo, Vicerrector de Investigación y Doctorados de la Universidad Autónoma de Chile, una de las cinco universidades privadas del país con mayor número de alumnos, reconoce que el aumento del presupuesto va en la dirección correcta, pero es insuficiente.

“Todavía estamos por debajo de países como Cuba o Venezuela, incluso bajo el promedio de América Latina que está en 0,56 por ciento, y muy lejos del promedio de la OCDE que está en 2,78 por ciento”, precisa.

Baja inversión, pero alta calidad

No obstante, Cecilia Hidalgo reconoce que se ha producido una inusual situación: “Si uno mira la inversión de todos los países de la OCDE, Chile está junto con México y Colombia con menos del 0,5 por ciento, y si se observa el número de científicos por cada mil habitantes que trabajan también estamos muy por abajo”, señala.

“Pero si uno mira el impacto de las publicaciones chilenas en un período de varios años, Chile está casi en el promedio de la OCDE y si tomamos el impacto dividido por la inversión salimos del promedio de todos los países por lejos. Estamos generando ciencia muy buena con muy poca inversión”, destaca.

Esto significaría que no necesariamente una baja inversión en ciencia trae como consecuencia mala ciencia, pero en este caso los resultados son producto de mucho esfuerzo.

Para el director del programa de bachillerato de la facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Jorge Babul, más allá del monto que es necesario inyectar, también hay que hacer un trabajo en la formación de los investigadores.

“No veo un plan de desarrollo para la formación de científicos, donde tiene que haber un puente entre la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y las universidades del país. Hoy tres universidades se llevan la mayor parte de los fondos de investigación y de los becarios, pese a que hay varias otras universidades estatales que también están haciendo ciencia”, critica.

En Chile actualmente existen 56 instituciones de estudios superiores que se dividen en dos categorías: las llamadas «universidades tradicionales», integradas por 18 universidades públicas y 9 universidades particulares creadas antes de 1980; y 27 universidades privadas creadas después de ese año. El Gobierno de Boric ha puesto énfasis en que priorizará la educación pública.

Suazo prefiere mayor amplitud en la distribución de los recursos, es decir que no se omita a los planteles privados. “La ciencia es competitiva y se debe privilegiar el financiamiento de los mejores proyectos, que agreguen valor a la matriz productiva, que generen más conocimiento y esto tiene poco que ver con la naturaleza jurídica de las instituciones que producen este desarrollo”.

Para el académico, “el crecimiento necesariamente pasa por una mayor inversión privada en innovación e investigación, “y eso no se está haciendo”.

“El gobierno se comprometió a subir a 0,7 por ciento del PIB la inversión estatal al final de su periodo y hacer esfuerzos para que el sector privado ponga el otro 0,3 por ciento, pero no sabemos cómo lo va a hacer”.
Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia de Ciencias de Chile

Mientras no se incorpore de manera sistemática a la inversión privada en investigación e innovación no vamos a poder crecer de manera significativa, subraya, y destaca que el proyecto de reforma tributaria va en el sentido correcto.

“La propuesta, que actualmente se debate en la Cámara de Diputados, busca incorporar un 2 por ciento del crédito tributario para la inversión en investigación y desarrollo. Si eso se aprueba va a significar un verdadero cambio en la matriz de inversión en ciencia”, asegura.

Cecilia Hidalgo es escéptica respecto de la participación de los privados. “El gobierno se comprometió a subir a 0,7 por ciento del PIB la inversión estatal al final de su periodo y hacer esfuerzos para que el sector privado ponga el otro 0,3 por ciento, pero no sabemos cómo lo va a hacer”, indica.

“¿Cómo convencemos [al sector privado] de que lo ponga cuando históricamente ha sido súper renuente a aportar a la ciencia, tecnología e innovación? Están cómodos, no se imaginan para qué se necesita más inversión, más innovación en ciencia, sobre todo la ciencia básica que no les interesa para nada”, concluye.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net

lunes, 10 de enero de 2022

CHILE: Presidente electo prevé duplicar presupuesto de ciencia

Publicado en SciDevNet
https://www.scidev.net/america-latina/news/presidente-electo-de-chile-preve-duplicar-presupuesto-de-ciencia/


03/01/22

Presidente electo de Chile prevé duplicar presupuesto de ciencia

De un vistazo
  • Electo presidente de Chile destaca la ciencia en su plan de gobierno
  • A partir de marzo 2022 propone duplicar el presupuesto nacional en ciencia
  • Entre otras medidas apunta a dar más lugar a la ciencia en el cambio climático

La ciencia parece tener un lugar importante entre las reformas previstas en el programa de gobierno del próximo presidente de Chile, Gabriel Boric, elegido el 19 de diciembre.

Duplicar el presupuesto nacional para el área, disminuir la brecha de género en la ciencia, y poner estas disciplinas al servicio de la adaptación al cambio climático son parte de las propuestas en un país que hoy invierte 0,34 por ciento del producto interno bruto (PIB) en esta área.

“Lo haremos de manera escalonada y articulada, con un fuerte énfasis en el fortalecimiento equitativo de las capacidades de investigación y sin descuidar ninguna área del conocimiento”.
Programa de gobierno de Gabriel Boric, presidente electo de Chile

Como parte del programa de gobierno, que comenzará el 11 de marzo de 2022, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (Mincyt) será uno de los que más crecerá. Esto porque se duplicará el presupuesto hasta alcanzar una inversión de 1 por ciento del PIB en esta materia.

“Lo haremos de manera escalonada y articulada, con un fuerte énfasis en el fortalecimiento equitativo de las capacidades de investigación y sin descuidar ninguna área del conocimiento”, se detalla en el programa.

Aunque aún no se conocen mayores detalles de cómo se lograría esto en un gobierno que durará hasta 2026 y que comenzará en medio de una crisis sanitaria y económica, Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, aseguró a SciDev.Net que eso es solo cuestión de voluntad política.

“Cuando se tiene un presupuesto de 0,3 por ciento es muy fácil duplicarlo porque el monto es tan exiguo que no requiere de mucho esfuerzo”, opinó.

El promedio de inversión en ciencia de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que Chile es miembro, es de 2,4 por ciento, más de siete veces lo que invierte el país sudamericano. En tanto, la diferencia con los que están al tope de la tabla, como Israel y China, es aún más abismal, pues ellos destinan casi al 4 por ciento de su PIB.

En América Latina, en cambio, Chile no desentona. Uruguay, por ejemplo, invierte el mismo porcentaje desde hace al menos 20 años y, a excepción de Brasil, ningún país de la región supera 0,56 por ciento de inversión en ciencia, según datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología -Iberoamericana e Interamericana (RICYT).

Otro de los ejes del programa es el reconocimiento de que la ciencia debe tener un rol más activo en el combate al cambio climático. Por ello la propuesta es crear el Instituto Tecnológico y de Investigación Público para la Crisis Climática y Ecológica, que estará bajo el ala del Mincyt.

Su objetivo será articular y financiar la investigación, el desarrollo, la transferencia y adopción tecnológica, así como la innovación para “enfrentar los diversos desafíos derivados de la crisis climática y ecológica”, detalla el documento.

Históricamente la inversión en ciencia en Chile ha estado centralizada en Santiago, su capital, pero esta fórmula ya no funciona, dijo a SciDev.Net Marcelo Mena, director del Centro de Acción Climática de la Universidad Católica de Valparaíso, ex ministro de Medio Ambiente, y quien se integró como asesor del comando de Boric para la segunda vuelta.

“Toda la literatura indica que un país es más resiliente al cambio climático mientras más descentralizado es”, dijo el científico, quien además es una de las opciones que se nombran para la futura cabeza de la cartera de Medio Ambiente.

Otro de los ejes comprometidos será el avance en la igualdad de género en ciencia. Si bien varía según la disciplina científica, en promedio solo un tercio de los investigadores son mujeres, diferencia que se acentúa a medida que avanzan los años de carrera y los ascensos.

Hidalgo aplaudió esta iniciativa, así como también la idea de fomentar una mayor inclusión de los científicos y científicas al quehacer nacional. Sin embargo, advirtió que le hubiera gustado tener más definiciones de cómo se va a promover y aumentar el número de científicos, y cómo será su inserción en condiciones laborales justas. Esta última ha sido una de las principales banderas de lucha de los investigadores jóvenes en el último tiempo, recordó.

Otro de los focos que tendrá la política científica será asegurar los fondos para centros de investigación que llevan años funcionando, pero que bajo la estructura actual de financiamiento solo tienen aportes por un periodo fijo.

“Este es un gran cambio de mirada. La ciencia y la innovación requieren de un financiamiento permanente que no puede depender de un gobierno u otro”, opinó Marcelo Mena.

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