Publicado en blog Universídad. Una conversación pública sobre la universidad
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El último informe de la Fundación CYD incorpora una monografía sobre los cambios ocurridos en el Sistema Universitario Español (SUE) en estas dos últimas décadas. Uno de los cambios más relevantes, sino el más relevante, es, sin duda, el creciente protagonismo del sistema universitario privado que ha alcanzado cotas sin precedentes en el mapa universitario español.
Entender las motivaciones por las que las comunidades autónomas, unas más que otras, han autorizado la creación de dichas universidades; analizar los efectos que estás producen en el conjunto del SUE; y, finalmente, evaluar los efectos de la creciente presencia de movimientos corporativos, de compra y venta de entidades en el sistema universitario privado, son aspectos sin duda importantes para hacer frente a los desafíos del SUE en su conjunto y del de carácter público, en particular.
Como es conocido, la última universidad pública que se creó en España fue la Politécnica de Cartagena en 1998. Desde entonces, el número de universidades privadas ha crecido exponencialmente. Desde las 16 que existían en 1997 a las 41 que están actualmente inscritas en el Registro de Universidades, Centros y Titulaciones (RUCT), habrá que añadir las ya autorizadas y pendientes de inscripción.
En conjunto, el mapa universitario español está formado por 41 universidades privadas y por 50 universidades públicas de las cuales 47 son presenciales, una no presencial y dos especiales.
En el futuro habrá que ver si este ritmo de crecimiento se ve afectado por los efectos del Real Decreto 640/2021 sobre creación, reconocimiento y autorización de universidades.
Algunas características del mapa universitario españolEste cambio radical del mapa universitario español puede ser una de las razones que expliquen el aumento de la participación relativa de las universidades privadas en el total de matriculados y titulados universitarios, como señala Montse Álvarez en la citada monografía (2023).
Mientras que en el curso 2000-2001, menos de un 10% del total de los estudiantes universitarios estaban matriculados en universidades privadas, en el curso 2020-2021, dicho porcentaje superaba el 20%. Dicha tendencia es más manifiesta en los estudios de máster oficial -introducidos en el curso 2006-2007-; en este caso, el peso relativo de las universidades privadas en el total de matriculados en el máster oficial era de alrededor del 44%.
Teniendo en cuenta que el número de estudiantes de grado y máster en el curso 2020/2021 (1.583.260) es muy parecido al total de estudiantes de primer y segundo ciclo del curso 2000/2001 (1.553.154), el aumento de la participación de las universidades privadas en el total de estudiantes universitarios ha supuesto la disminución de los estudiantes de las universidades públicas en dicho período.
Comparando los datos de 2020-2021 con los de 2000-2001, la disminución del número de estudiantes, de grado y similar y máster oficial, de las universidades públicas ha sido de casi un 14%, equivalente a prácticamente 200.000 alumnos.
Dicha disminución no ha sido constante a lo largo del período, el impacto de la crisis o el de la pandemia han supuesto una recuperación de los estudiantes de las universidades públicas. En sentido contrario, el notable aumento de los precios públicos universitarios habrá influido en su disminución. En contraposición a la disminución de los estudiantes de las universidades públicas, los alumnos de las privadas han pasado, en el período de tiempo mencionado, de poco más de 115.000 a unos 345.000.
Disparidades en el comportamiento del SUESon muchas las razones que pueden explicar el porqué de un comportamiento tan dispar. El crecimiento de la oferta de plazas en las universidades privadas es, sin duda, una de ellas. La evolución de la economía española puede ser otra, dado que se observa que las etapas más expansivas van asociadas a un crecimiento del número de estudiantes de las universidades privadas y viceversa.
La política de precios públicos también habrá tenido su influencia, mucho más cuando en aplicación de las medidas de racionalización del gasto público de 2012, la gran mayoría de comunidades autónomas aumentaron sustancialmente sus precios públicos.
Por otro lado, también puede ser relevante el aumento de la competencia que supone para las enseñanzas universitarias y más, probablemente, para las de carácter público que para las de carácter privado, y el creciente atractivo de los estudios superiores no universitarios, fundamentalmente, los Ciclos Formativos de Grado superior (CFGS), cuyos estudiantes se han más que duplicado desde principios de este siglo (han pasado de 185.000 a más de 400.000). Todo ello en un contexto en el que la población en edad típica universitaria, de 18 a 24 años, se ha reducido en España en las últimas dos décadas un 23,7%, equivalente a más de un millón de personas.
La titularidad de las universidades privadasOtro aspecto a tener en cuenta es que el crecimiento de las universidades privadas recubre instituciones de carácter muy diverso, desde universidades vinculadas a la Iglesia católica o de matriz confesional hasta privadas sin o con ánimo de lucro, y fundaciones de iniciativa pública.
La heterogeneidad es manifiesta, además, porque conviven instituciones más que centenarias con las creadas en estos últimos años.
En este contexto, otro aspecto de una importancia creciente, señalado por el periodista Juan Antonio Aunión y colaborador en la monografía, es que el crecimiento de las universidades privadas con afán de lucro ha llevado aparejado la presencia creciente de fondos de inversión en su capital. Los movimientos corporativos en este sentido son cada vez más relevantes amparados por el aumento del gasto medio de los hogares en enseñanza.
La mayor capacidad de adaptación de la enseñanza universitaria privada a los cambios en la demanda de formación constituye un atractivo adicional para que los fondos de inversión tengan una presencia creciente en el capital de algunas universidades privadas.
Reflexión finalEste protagonismo creciente convive con el hecho de que, según los datos de la OCDE, el precio de la matrícula de grado en las universidades privadas multiplica por 5,8 el de las universidades públicas y por 4,5 el precio de los estudios de máster. A ello se suma el desarrollo continuado del mercado de la educación superior, como uno de los elementos más destacados de los cambios habidos en el SUE en estas dos últimas décadas. Más allá de las razones apuntadas más arriba, los datos indican que el modelo de aportación de valor de las universidades privadas parece dar una respuesta más adecuada a las necesidades de los estudiantes.
De ahí que la importancia de dotar a las universidades públicas de una mayor flexibilidad en su capacidad de gestión constituya un requisito para hacer frente a la creciente competencia de las universidades privadas y, también, al creciente atractivo de los CFGS.