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jueves, 26 de diciembre de 2024

Adicción a redes sociales y contenido basura provoca ‘Podredumbre cerebral’ y reducción de la materia gris

Publicado en El País
https://elpais.com/tecnologia/2024-12-26/podredumbre-cerebral-o-lo-que-el-abuso-de-contenido-basura-en-internet-puede-hacerle-a-la-mente.html?utm_medium=social&utm_campaign=echobox&utm_source=Twitter&ssm=TW_CM#Echobox=1735198036-3



‘Podredumbre cerebral’ o lo que el abuso de contenido basura en internet puede hacerle a la mente

La adicción a las redes sociales reduce la materia gris, acorta la capacidad de atención, debilita la memoria y distorsiona procesos cognitivos


Podredumbre cerebral: “Deterioro del estado mental o intelectual de una persona como resultado del consumo excesivo de material (particularmente contenido en línea) considerado trivial o poco desafiante”. La definición la ha dado el diccionario de Oxford que, tras los votos de más de 37.000 personas, eligió este concepto como su palabra del año. Los expertos del diccionario observaron que el término ganó relevancia en el último tiempo “para expresar las preocupaciones sobre el impacto del consumo excesivo de contenido de baja calidad en redes sociales”, dice la publicación. La frecuencia de uso del término aumentó un 230% entre 2023 y 2024.

La podredumbre cerebral no es solo un capricho lingüístico. En los últimos 10 años, la ciencia ha sido capaz de demostrar que el consumo excesivo de contenidos basura en internet —sensacionalismo, conspiración, vacío— está modificando nuestros cerebros, hasta el punto de que la palabra “podrido” tal vez no sea tan exagerada. La evidencia muestra que las redes sociales están reduciendo la materia gris, acortando la capacidad de atención, debilitando la memoria y distorsionando procesos cognitivos fundamentales, según recoge el diario británico The Guardian con citas a un gran número de investigaciones académicas de instituciones como la facultad de medicina de Harvard, la Universidad de Oxford y el King’s College de Londres.

Una de esas investigaciones se publicó el año pasado y evidenció que la adicción a internet provoca cambios estructurales en el cerebro, lo que repercute de manera directa en el comportamiento y las capacidades de un individuo. Michoel Moshel, investigador de la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Macquarie (Australia) y coautor del estudio, explica que el consumo compulsivo de contenidos en redes sociales —el famoso doomscrolling “aprovecha la tendencia natural de nuestro cerebro a buscar novedades, especialmente cuando se trata de información potencialmente dañina o alarmante, un rasgo que en su momento nos ayudó a sobrevivir”.

Moshel destaca que con algunas funciones, como el ‘desplazamiento infinito’, diseñadas para mantenerte enganchado al móvil, las personas, más que nada jóvenes, pueden quedar atrapadas en un ciclo de consumo de contenido durante horas. “Esto puede afectar gravemente la atención y las funciones ejecutivas al saturar nuestro enfoque y alterar la forma en que percibimos y reaccionamos ante el mundo”, sentencia el investigador.

Eduardo Fernández Jiménez, psicólogo clínico en el Hospital la Paz de Madrid, explica que el cerebro activa diferentes redes neuronales para configurar distintos tipos de atención. Y que el uso problemático de los móviles e internet está generando problemas en la llamada atención sostenida: “Te permite concentrarte en una misma tarea durante un período de tiempo más o menos largo. Es la que está vinculada a los procesos de aprendizaje académico”, dice. El problema, señala, está en que los usuarios de redes sociales suelen estar expuestos a estímulos muy cambiantes, variables (una notificación de Instagram, un mensaje de WhatsApp, una alerta de noticias) y con potencial adictivo. Eso hace que el foco de atención esté todo el tiempo saltando de un sitio al otro, afectando su propia capacidad.

La primera alerta fue el correo electrónico

Algunos expertos vienen alertando sobre este tema prácticamente desde comienzos de siglo, cuando el correo electrónico pasó a ser una herramienta de uso frecuente. En 2005, The Guardian tituló: “Los correos electrónicos ‘son una amenaza para el coeficiente intelectual’”. La historia contaba que un equipo de científicos de la Universidad de Londres se preguntó qué impacto podría tener sobre el cerebro el bombardeo incesante de información. Luego de 80 ensayos clínicos, encontraron que el coeficiente intelectual de los participantes que utilizaban el correo y el teléfono móvil a diario caía una media de 10 puntos. Los investigadores midieron que esta demanda constante de atención tenía efectos más negativos que el consumo de cannabis.

Esto fue antes de la llegada de los tuits, los reels de Instagram, los desafíos de TikTok y las notificaciones instantáneas. El panorama actual es aún menos alentador. Investigaciones recientes encontraron que el uso y abuso de internet está asociado con una disminución de la materia gris en las regiones prefrontales del cerebro. Es la zona que interviene en la resolución de problemas, la regulación emocional, la memoria y el control de los impulsos.

El trabajo de Moshel y sus colegas va en esa línea. Su último estudio revisó 27 investigaciones de neuroimagen y encontró que el consumo desmedido de internet está relacionado con una reducción en el volumen de materia gris en regiones del cerebro involucradas en el procesamiento de recompensas, el control de impulsos y la toma de decisiones. “Estos cambios reflejan patrones observados en las adicciones a sustancias”, asegura el científico, como las metanfetaminas y el alcohol.

Eso no es todo. La investigación también encontró que “estos cambios neuroanatómicos en adolescentes coinciden con la interrupción de procesos como la formación de identidad y la cognición social, aspectos críticos durante esta etapa del desarrollo”. Funciona casi como un bucle, donde los más vulnerables pueden ser los más afectados. Según los resultados de una investigación publicada en Nature en noviembre, las personas con peor salud mental son más propensas a navegar por contenidos basura, lo que agrava aún más sus síntomas.

En diciembre, el psicólogo Carlos Losada le sugirió a EL PAÍS algunas recomendaciones para evitar caer en el doomscrolling o, dicho de otra manera, evitar ser absorbido por el agujero negro del contenido chatarra que refuerzan los algoritmos: reconocer el problema, esforzarse por desconectar y hacer actividades que requieran una presencia física, como quedar con amigos o hacer deportes, son algunas de sus sugerencias.

Moshel dice: “Estas actividades son fundamentales para la salud cerebral y el bienestar general, ayudando a equilibrar los efectos potencialmente dañinos del uso prolongado de pantallas”. Enfatiza que el tipo de contenidos que se consumen es un factor clave para modular los cambios anatómicos en el cerebro. “Concéntrese tanto en la calidad como en la cantidad del tiempo frente a la pantalla. Priorice el contenido educativo que evite características adictivas. Establezca límites claros y apropiados para la edad sobre el uso diario de pantallas y fomente pausas regulares”, añade.


viernes, 25 de octubre de 2024

No pueden hacer todo Internet Archive y Wayback Machine / Por qué está desapareciendo para siempre una parte importante de la historia de internet (y qué se está haciendo para evitarlo)

Publicado en BBC News
https://www.bbc.com/mundo/articles/cpw5djwlpjpo




Por qué está desapareciendo para siempre una parte importante de la historia de internet (y qué se está haciendo para evitarlo)

  • Chris Stokel-Walker
  • Título del autor, BBC Future
  • 22 octubre 2024

Gracias a los fragmentos de papiro, mosaicos y tablillas de cera que han sobrevivido, es posible saber qué desayunaban los pompeyanos hace 2.000 años.

Si entiendes suficiente latín medieval, puedes saber cuánto ganado se criaba en las granjas de Northumberland en la Inglaterra del siglo XI, gracias al “Domesday Book”, el documento más antiguo que se conserva en los Archivos Nacionales de Reino Unido. Y, a través de cartas y novelas, se puede conocer la vida social de la época victoriana.

Pero, para los historiadores del futuro, podría llegar a ser difícil entender plenamente cómo vivíamos nuestras vidas a principios del siglo XXI. Esto se debe a que se podría borrar la historia de cómo vivimos nuestras vidas digitalmente y a la falta de esfuerzos oficiales para archivar la información del mundo tal como se produce en estos días.

Sin embargo, un grupo informal de organizaciones está haciendo frente a las fuerzas de la entropía digital, muchas de ellas operadas por voluntarios con poco apoyo institucional. Nada ejemplifica más la lucha por salvar la web que el Internet Archive, una organización estadounidense sin fines de lucro con sede en San Francisco, fundada en 1996 como un proyecto del pionero Brewster Kahle.

 La organización está embarcada en lo que puede ser el proyecto de archivo digital más ambicioso de todos los tiempos: ha reunido 866.000 millones de páginas web, 44 millones de libros, 10,6 millones de videos de películas y programas de televisión y más.

Alojadas en un puñado de centros de datos repartidos por todo el mundo, las colecciones del Internet Archive y de unos pocos grupos similares son lo único que se interpone en el camino del olvido digital.

"Los riesgos son múltiples. No sólo que la tecnología pueda fallar (eso sin duda sucede). Pero lo que es más importante, que las instituciones fallen o las empresas quiebren. Las organizaciones de noticias son absorbidas por otras organizaciones de noticias o, cada vez con más frecuencia, son cerradas", dice Mark Graham, director de la Wayback Machine, del Internet Archive, una herramienta que recopila y almacena instantáneas de sitios web para la posteridad.

Hay numerosos incentivos para poner contenido en línea, dice, pero hay poco que impulse a las empresas a mantenerlo a largo plazo.

A pesar de los logros del Internet Archive hasta ahora, la organización y otras similares se enfrentan a amenazas financieras, desafíos técnicos, ciberataques y batallas legales de empresas a las que no les gusta la idea de tener copias de su propiedad intelectual disponibles gratuitamente.

Y como muestran recientes derrotas judiciales, el proyecto de salvar internet podría ser tan fugaz como el contenido que intenta proteger.

"Cada vez más de nuestros esfuerzos intelectuales, más de nuestro entretenimiento, más de nuestras noticias y más de nuestras conversaciones existen sólo en un entorno digital", dice Graham. "Ese entorno es intrínsecamente frágil".

Una cuarta parte de todas las páginas web que existían en algún momento entre 2013 y 2023 ya no existen. Así lo indica un estudio reciente del Pew Research Center, un grupo de expertos con sede en Washington DC, que dio la voz de alarma sobre la desaparición de nuestra historia digital.

Los investigadores descubrieron que el problema es más agudo cuanto más antigua es una página web: el 38% de las páginas web a las que Pew intentó acceder que existían en 2013 ya no funcionan. Pero también es un problema para las publicaciones más recientes. Alrededor del 8% de las páginas web publicadas en algún momento de 2023 desaparecieron en octubre de ese mismo año.

Esto no es solo una preocupación para los aficionados a la historia y los obsesivos de internet. Según el estudio, uno de cada cinco sitios web gubernamentales contiene al menos un enlace roto. Pew descubrió que más de la mitad de los artículos de Wikipedia tienen un enlace roto en su sección de referencias, lo que significa que la evidencia que respalda la información de la enciclopedia en línea se está desintegrando lentamente.

Pero gracias al trabajo del Internet Archive, no todos esos enlaces inactivos son totalmente inaccesibles. Durante décadas, el proyecto de la Wayback Machine del Internet Archive ha enviado ejércitos de robots a recorrer los laberintos de internet. Estos sistemas descargan copias funcionales de sitios web a medida que cambian con el tiempo y las ponen a disposición del público de forma gratuita.

"Cuando analizamos cuántas de esas URL estaban disponibles en la Wayback Machine, descubrimos que dos tercios de ellas lo estaban de alguna manera", afirma. En ese sentido, el Internet Archive está haciendo lo que se propuso: está guardando registros de la sociedad en línea para la posteridad.

Algunas otras organizaciones trabajan en proyectos similares. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ejemplo, conserva los sitios web del gobierno, los sitios de los miembros del Congreso y una colección de sitios de noticias estadounidenses. La Biblioteca del Congreso también conservó una copia de cada uno de los tuits enviados desde la fundación de Twitter (ahora conocido como X), hasta que el proyecto se cerró en 2017.

Otros gobiernos llevan a cabo sus propias iniciativas. El Archivo Web de Reino Unido realiza un rastreo anual de sitios web con nombres de dominio .UK, capturando una instantánea de la internet británica al menos una vez al año.

Pero el alcance de estos proyectos es limitado, mientras que el Internet Archive apunta a un enfoque integral. Dependiendo de lo que esté buscando, la colección del Internet Archive es tan completa que a veces puede parecer un registro funcionalmente completo de la web.

El éxito genera complacencia

Los documentos de acceso público del archivo ayudan a mantener registros de nuestras vidas en la era actual. Se ha convertido en una práctica habitual en Wikipedia citar copias de sitios web de la Wayback Machine del Internet Archive, en lugar de los sitios web originales.

La organización también preserva una vasta colección de medios que data de antes de la era digital. Libros, revistas y sitios web citan las copias digitales escaneadas del Internet Archive de libros que no están disponibles en bibliotecas físicas. Incluso actúa como una herramienta de preservación para el público; cualquiera puede cargar videos, sitios web y prácticamente cualquier otra cosa a los servidores de la organización.

Entre las principales colecciones que Wayback Machine ha rescatado del basurero digital se encuentran registros profundos de sitios web creados en GeoCities, un servicio de alojamiento web personal que ya no existe. Mucho antes de las redes sociales, GeoCities fue una de las primeras plataformas que facilitó a cualquiera la creación de su propio sitio web. Los historiadores consideran a GeoCities como uno de los capítulos más importantes de los primeros días de la World Wide Web; sin los esfuerzos del Internet Archive, la mayoría de sus sitios web se habrían perdido.

"Cada pocos años aparece una nueva plataforma y luego las fuerzas económicas de repente colapsan", dice Andrew Jackson, arquitecto técnico del registro de preservación de la Coalición para la Preservarción Digital, un grupo de defensa y organización benéfica con sede en Reino Unido que asesora sobre cómo preservar los archivos digitales en línea del mundo.

El sitio web de noticias tecnológicas CNET enfrentó una reacción negativa en 2023 después de que se informara que la empresa había eliminado decenas de miles de artículos, lo que equivale a décadas de historia perdida. Entre las respuestas de CNET se encontraba la promesa de que todos sus artículos eliminados se habían conservado en la Wayback Machine. Muchos críticos argumentaron que la empresa estaba dando por sentado el Internet Archive, delegando sus propias responsabilidades de archivo.

"Aunque Google y otros motores de búsqueda incentivan activamente que mantengamos URL estables, técnicamente es bastante difícil hacerlo", dice Jackson. "Cada vez que una nueva empresa renueva su sitio web, tiene que calcular cuántas de sus nuevas URL intentará mantener a lo largo del tiempo".

En este punto vale la pena recordar qué es el Internet Archive: una organización sin fines de lucro, financiada por donaciones de fundaciones benéficas. Se trata de un proyecto interminable con costos que crecen exponencialmente. El Internet Archive se ofreció como voluntario para asumir el papel de la biblioteca líder mundial para nuestras vidas digitales. A medida que la web se acerca a su cuarta década, este proyecto se ha convertido en un pilar fundamental de internet.

Pero a medida que aumenta nuestra dependencia del Internet Archive, también lo hacen las amenazas que socavan sus esfuerzos.

Amenazas

La semana pasada, la organización anunció una importante asociación con Google, en la que el gigante tecnológico incluirá enlaces a la Wayback Machine en los resultados de búsqueda, aunque no se publicaron detalles financieros del acuerdo.

Sin embargo, otras noticias recientes demuestran que el proyecto sigue siendo frágil. Esa vulnerabilidad quedó al descubierto en un caso judicial contra el Internet Archive por parte de cuatro grandes editoriales de libros, que alegaron que la práctica de escanear libros físicos y prestar copias digitales viola la ley de derechos de autor en EE.UU.

Antes de la pandemia, el Internet Archive solo prestaba una copia digital a la vez de cada libro físico de su colección. Pero durante los cierres por covid, la organización levantó esa restricción, permitiendo a los usuarios tomar prestadas copias digitales ilimitadas de libros para intentar compensar el cierre de las bibliotecas físicas.

Un tribunal estadounidense dictaminó que esa práctica era ilegal en 2023 y, a principios de septiembre, la apelación del Internet Archive contra esa decisión fue rechazada. La organización dijo anteriormente que acordó pagar a un grupo comercial de la industria editorial una suma no revelada en relación con el caso.

El Internet Archive se enfrenta a otro proceso judicial con las discográficas por digitalizar discos que podría costarle US$400 millones si pierde. Es una cantidad que podría poner en peligro la supervivencia de la organización sin ánimo de lucro.

Las batallas legales existenciales no son los únicos peligros que amenazan al mundo de la preservación digital. El Archivo Web de Reino Unido de la Biblioteca Británica enfrentó un ciberataque que dejó fuera de línea sus sistemas digitales en octubre de 2023. Casi un año después, este archivo todavía está lidiando con las consecuencias. El acceso en línea a gran parte de su colección sigue sin estar disponible.

En mayo de 2024, el Internet Archive anunció que se encontraba en medio de un gran ataque de denegación de servicio. En un ataque de este tipo, los vándalos u otros actores maliciosos establecen sistemas automatizados para bombardear sitios web con visitas, intentando sacarlos de línea sobrecargando sus servidores. En su punto máximo, se producían decenas de miles de visitas simultáneas cada segundo. Los servicios, incluida la Wayback Machine, dejaron de funcionar. Esto significó que el ritmo regular del archivo se interrumpió por un tiempo y, como resultado, podrían quedar lagunas permanentes en el registro histórico.

El Internet Archive "fue creado por una sola persona y se ha convertido en una especie de eje", dice Jackson. "También parece un punto único de fallo potencial. Aunque es mucho más sofisticado que un grupo de voluntarios, es una institución en una región, bajo un marco legal".

La organización comparte estas preocupaciones. Si el trabajo del Internet Archive se detuviera y "ese vacío no se llenara de inmediato, entonces gran parte de lo que está disponible actualmente en la web pública estaría en riesgo", dice Graham.

Tiene claro que el Internet Archive no se apartará de sus responsabilidades en un futuro próximo, pero el proyecto puede beneficiarse de ayuda externa. "Hay oportunidades para que muchos otros contribuyan de diversas maneras", dice.

Responsabilidades compartidas, prioridades divididas

Sin un esfuerzo formal para organizar los intentos para preservar internet, esto queda en manos de aficionados, voluntarios y unos pocos organismos no oficiales que generalmente operan de forma independiente.

"Tiene sentido que la respuesta del archivo esté descentralizada", dice Mar Hicks, historiador de tecnología de la Universidad de Virginia, en EE.UU. "Pero uno de los problemas es la variedad de prioridades".

Hicks señala que una de las primeras cosas que cualquier archivista considerará al crear un archivo es qué priorizar. "Y cuando está todo tan descentralizado, las prioridades van a ser muy diferentes", dice Hicks.

La preocupación sobre un enfoque tan ad hoc y descentralizado es que es posible que haya superposiciones, lo que significa que se desperdician valiosos recursos de archivo obteniendo copias duplicadas o triplicadas de los sitios web más populares, todo mientras se pasan por alto algunas áreas que pueden tener importancia histórica porque caen entre las responsabilidades de diferentes grupos.

"Los archiveros dirán que estos problemas existen desde hace mucho tiempo", dice Hicks. Pero se ven exacerbados por el nivel de material que se produce en nuestro mundo digital. Se envían casi 1.000 millones de correos electrónicos todos los días. YouTube informa que se publican en la plataforma más de 500 horas de contenido de video cada minuto.

Internet es "esencialmente una manguera de información y material", dice Hicks. "No tiene sentido tratar de capturar todo lo que sale de la manguera. Eso no tendría sentido desde el punto de vista de los recursos".

Para Hicks, debe haber algún tipo de prioridad sobre lo que se está salvando de las huellas digitales de nuestra generación. De lo contrario, corremos el riesgo de que el rápido aumento de los costes haga a un lado los esfuerzos por salvar la historia de la web, por no hablar de los océanos de archivos digitales que se encuentran fuera de línea.

"Si hay que conservarlo todo, resulta muy caro", afirma Jackson, de la Coalisión por la Preservación Digital. "A menudo hay contenidos más antiguos o menos atractivos que se pierden en el camino", afirma.

"No estamos conservando bien el mundo no occidental", admite Jackson. "Ahora hay lagunas en torno a la incompletitud en diferentes ámbitos culturales".

Y aunque muchas de esas organizaciones trabajan para luchar contra sus sesgos y prejuicios, a menudo se les deja que carguen con el peso de la tarea mientras los gobiernos y las empresas que gestionan las plataformas y los sitios web se quedan de brazos cruzados. "Los grupos independientes de personas, que simplemente se preocupan por ello y están dispuestas a dedicar su tiempo libre a ello, tienen más recursos y están más cualificados que las instituciones que son formalmente responsables", afirma Jackson.

Según Hicks, hay un vacío que pocas personas, salvo un puñado de archivistas obsesivos, están llenando. "No está claro de quién es la responsabilidad de archivar [internet] o a qué interés serviría", dice.

Una cosa sí está clara, señala Hicks: todos deberíamos contribuir para apoyar la lucha por la preservación. "Desde una perspectiva muy pragmática, si no pagamos a estas personas y nos aseguramos de que estos archivos estén financiados, no existirán en el futuro, se desintegrarán y entonces el objetivo de recopilarlos se habrá ido por la ventana", dice Hicks.

"Porque el objetivo del archivo no es simplemente recopilar, sino que persista indefinidamente en el futuro".

Este artículo fue publicado en BBC Future. Haz clic aquí para leer la versión oginal (en inglés). 

  

jueves, 1 de agosto de 2024

Estamos perdiendo vastas franjas de nuestro pasado digital, y los derechos de autor nos impiden salvarlo

Publicado en Walled Culture
https://walledculture.org/we-are-losing-vast-swathes-of-our-digital-past-and-copyright-stops-us-saving-it/


Estamos perdiendo vastas franjas de nuestro pasado digital, y los derechos de autor nos impiden salvarlo


PUBLICADO EL

 5 DE JUNIO DE 2024


Es difícil imaginar el mundo sin Internet. Colectivamente, accedemos de forma rutinaria a miles de millones de páginas web sin pensar en ello. Pero a menudo damos por sentado que el material al que queremos acceder estará ahí, tanto ahora como en el futuro. Todos nos topamos de vez en cuando con el temido error «404 no encontrado», pero simplemente pasamos a otras páginas. 


Lo que tendemos a ignorar es cómo estos mensajes de error en línea son una señal de advertencia intermitente de que algo malo está ocurriendo en la World Wide Web. Así lo revela un nuevo informe del Pew Research Center, basado en el análisis de medio millón de páginas web:


Una cuarta parte de todas las páginas web que existieron en algún momento entre 2013 y 2023 ya no son accesibles, a partir de octubre de 2023. En la mayoría de los casos, esto se debe a que una página individual fue eliminada o suprimida en un sitio web que, por lo demás, funcionaba.


En el caso de los contenidos más antiguos, la tendencia es aún más marcada. Alrededor del 38% de las páginas web que existían en 2013 no están disponibles hoy en día, frente al 8% de las páginas que existían en 2023.


Este deterioro digital se produce a ritmos ligeramente diferentes según el material en línea:


  • El 23% de las páginas web de noticias contienen al menos un enlace roto, al igual que el 21% de las páginas web de sitios gubernamentales. Los sitios web de noticias con un alto nivel de tráfico y los que tienen menos tienen la misma probabilidad de contener enlaces rotos.


  • Las páginas de las administraciones locales (ayuntamientos) son especialmente propensas a tener enlaces rotos.


  • El 54% de las páginas de Wikipedia contienen al menos un enlace en su sección "Referencias" que apunta a una página que ya no existe.


Estas cifras demuestran que el problema del que hablábamos hace unas semanas -que el acceso al conocimiento académico está en peligro- es en realidad mucho más amplio y se aplica a casi todo lo que está en línea. Aunque las razones por las que desaparece el material varían mucho, el principal obstáculo para hacer frente a esa pérdida es el mismo en todos los campos. El control obsesivo del material por parte de la industria de los derechos de autor, y las leyes punitivas que pueden aplicarse incluso contra la infracción más trivial de los derechos de autor, significan que rara vez se hacen copias de seguridad rutinarias y múltiples de material en línea clave o histórico.


La principal excepción a esta regla es el excelente trabajo realizado por el Internet Archive, fundado por Brewster Kahle, cuya Fundación Kahle/Austin apoya este blog. En el momento de escribir estas líneas, el Archivo de Internet conserva copias de 866.000 millones de páginas web, muchas de ellas en múltiples versiones que reflejan sus cambios a lo largo del tiempo. Es un recurso único e inestimable.


También está siendo demandado por los editores por atreverse a compartir de forma controlada algunos de sus fondos. Es decir, el único baluarte contra la pérdida de vastas franjas de nuestra cultura digital está siendo atacado por una industria que es en gran parte culpable del problema que el Internet Archive intenta resolver. Es otra razón importante por la que debemos alejarnos del sistema de derechos de autor y anular el poder que tiene para destruir, en lugar de crear, nuestra cultura.


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We are losing vast swathes of our digital past, and copyright stops us saving it

BEYOND THE BRICKS/KNOWLEDGE/LIBRARIES/MEDIA/THOUGHTS

POSTED ON

 5 JUNE 2024


It is hard to imagine the world without the Web. Collectively, we routinely access billions of Web pages without thinking about it. But we often take it for granted that the material we want to access will be there, both now and in the future. We all hit the dreaded “404 not found” error from time to time, but merely pass on to other pages. What we tend to ignore is how these online error messages are a flashing warning signal that something bad is happening to the World Wide Web. Just how bad is revealed in a new report from the Pew Research Center, based on an examination of half a million Web pages, which found:

A quarter of all webpages that existed at one point between 2013 and 2023 are no longer accessible, as of October 2023. In most cases, this is because an individual page was deleted or removed on an otherwise functional website.

For older content, this trend is even starker. Some 38% of webpages that existed in 2013 are not available today, compared with 8% of pages that existed in 2023. 

This digital decay occurs at slightly different rates for different online material:

23% of news webpages contain at least one broken link, as do 21% of webpages from government sites. News sites with a high level of site traffic and those with less are about equally likely to contain broken links. Local-level government webpages (those belonging to city governments) are especially likely to have broken links.

54% of Wikipedia pages contain at least one link in their “References” section that points to a page that no longer exists. 

These figures show that the problem we discussed a few weeks ago – that access to academic knowledge is at risk – is in fact far wider, and applies to just about everything that is online. Although the reasons for material disappearing vary greatly, the key obstacle to addressing that loss is the same across all fields. The copyright industry’s obsessive control of material, and the punitive laws that can be deployed against even the most trivial copyright infringement, mean that routine and multiple backup copies of key or historic online material are rarely made.

The main exception to that rule is the sterling work carried out by the Internet Archive, which was founded by Brewster Kahle, whose Kahle/Austin Foundation supports this blog. At the time of writing the Internet Archive holds copies of an astonishing 866 billion Web pages, many in multiple versions that chart their changes over time. It is a unique and invaluable resource.  It is also being sued by publishers for daring to share in a controlled way some of its holdings. That is, the one bulwark against losing vast swathes of our digital culture is being attacked by an industry that is largely to blame for the problem the Internet Archive is trying to solve. It’s another important reason why we must move away from the copyright system, and nullify the power it has to destroy, rather than create, our culture.

martes, 30 de abril de 2024

USA restablece la "neutralidad" de internet, revocando la decisión del mandato de Trump

Publicado en El Economista
https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/Estados-Unidos-restablece-el-acceso-abierto-a-internet-revocando-la-decision-del-mandato-de-Trump-20240425-0081.html



Estados Unidos restablece el acceso abierto a internet, revocando la decisión del mandato de Trump

Por AFP

Jueves 25 de Abril de 2024 

Las reglas devuelven la supervisión gubernamental de los proveedores de internet, clasificando la banda ancha como un servicio de utilidad, regulado como las compañías de agua y telefonía.

La autoridad estadounidense de telecomunicaciones decidió este jueves restablecer el principio de "neutralidad de la red", que garantiza el acceso abierto a internet, revocando una decisión tomada durante el mandato de Donald Trump.

La Agencia Federal de Comunicaciones (FCC) decidió por tres votos (demócratas) contra dos (republicanos) restablecer las normas adoptadas durante el gobierno del presidente demócrata Barack Obama en 2015 sobre este principio.

Concretamente impide que los proveedores de servicios de internet (ISP, por sus siglas en inglés) modulen la velocidad en función del contenido. La agencia "considera que cada consumidor merece un acceso rápido, abierto y justo a internet", dijo la presidenta de la FCC, Jessica Rosenworcel, antes de la votación.

Las reglas devuelven la supervisión gubernamental de los proveedores de internet, clasificando la banda ancha como un servicio de utilidad, regulado como las compañías de agua y telefonía.

Estas reglas de neutralidad "garantizan que puedas ir a donde quieras y hacer lo que quieras en línea sin que tu proveedor de banda ancha tome decisiones por ti", añadió. Dejan claro que los proveedores "no deberían tener derecho a bloquear sitios web, ralentizar servicios o censurar contenido en línea".

En 2017 bajo el gobierno de Trump, la FCC votó a favor del fin de este principio, asegurando que perjudicaba las inversiones de telecomunicaciones en redes de internet ultrarrápidas.

Desde entonces muchos estados han luchado contra esta abolición y la mayoría de las principales plataformas digitales se oponen a un internet de "dos velocidades" y defienden la igualdad de acceso.

Temen que los ISP dominantes, como Comcast y AT&T, creen vías "rápidas" y "lentas" para los servicios en línea. Evan Greer, de la oenegé Fight for the Future, dijo estar "encantado de que la FCC finalmente retome sus responsabilidades".

 Sin embargo, antes de la votación de la FCC, la oenegé Electronic Frontier Foundation advirtió que restaurar las reglas de 2015 no constituye una "solución milagrosa". "Los ISP deben ser abiertos sobre cómo se gestiona el tráfico en sus redes para que todos puedan saber si hay algún problema", estimó.  


viernes, 13 de octubre de 2023

Por qué el deterioro de internet es imparable: Israel y Palestina como ejemplo

Publicado en El País
https://elpais.com/tecnologia/2023-10-13/por-que-el-deterioro-de-internet-es-imparable-israel-y-palestina-como-ejemplo.html


Por qué el deterioro de internet es imparable: Israel y Palestina como ejemplo

La avariciosa explotación de cada usuario en las principales plataformas empeora sin remedio la experiencia de navegar


Hace unos días, la revista Wired decidió retirar un artículo de su página. “Después de una revisión cuidadosa”, escribieron los editores, “y de material relevante que nos han proporcionado tras su publicación” optaron por eliminarla. El artículo de opinión se titulaba “Cómo Google altera las búsquedas para meterse en tu cartera”.

Su argumento básico, y terrible, era que si buscas “ropa de niños”, Google la modifica para añadir palabras clave (por ejemplo, una marca de ropa infantil) que devuelva anuncios mejor pagados que el usuario en realidad no buscaba. El único beneficiario de esta artimaña era Google: ni el anunciante quería pagar por esos anuncios ni el usuario quería buscar esa marca.

Google negó rotundamente que lo hiciera. Wired les creyó y retiró la pieza. Su autora dijo que lo vio en una diapositiva durante una exposición en el gran caso contra Google por monopolio, cuyos procedimientos son en gran parte secretos, y que empezó en septiembre. A pesar de la respuesta de Google, la autora del artículo, Megan Gray, mantiene su argumento: “El equipo de búsqueda de Google y el equipo de anuncios trabajaron juntos para aumentar en secreto las peticiones comerciales, lo que les daba más ingresos”, explicó a The Atlantic.

En otro caso de monopolio contra Amazon, según reveló el Wall Street Journal, se supo que la empresa tenía un proyecto llamado Nessie: consistía en un algoritmo que observaba los precios de la competencia y detectaba si estaban vinculados a los de Amazon. Si así era, Amazon podía subir sus precios y todas las demás grandes plataformas iban a seguirles. ¿Los únicos perjudicados? Los consumidores.

Amazon asegura que el gobierno de EE UU no entiende bien cómo funcionaba Nessie, que ya no está en marcha. Pero es de esas ideas lógicas dentro de una compañía que tiene un control enorme sobre la venta online: si las otras empresas vigilan mis precios y los adaptan al mío, subo yo y todos suben conmigo, yo acabaré ganando más. Nessie dio a Amazon más de 1.000 millones de dólares, según el Journal.

El consumidor escéptico o cínico verá estas prácticas como obvias. Toda empresa tenderá a maximizar sus beneficios al límite de la legalidad. O superándola si cree que igual no les pillarán.

Internet nació como una alternativa al mundo físico: más libre, menos previsible, más grande. El éxito de un puñado de empresas hace que su promesa se haya convertido en otro paraíso capitalista: ¿por qué si tenemos ya 1.000 millones de clientes no intentamos conseguir también el cliente 1.000.000.001?

Esta obviedad la cuenta aquí un ex empleado de Google en un post viral titulado “La tiranía del usuario marginal”. Los objetivos de una empresa de software están destinados a satisfacer el crecimiento a expensas de los usuarios originales. Este ex empleado, Ivan Vendrov, recuerda el OkCupid de 2014, donde la aspiración de ligar implicaba responder a docenas de preguntas con cientos de palabras. Los matches eran más ajustados. Ahora OkCupid es Tinder: desliza a izquierda o derecha, y rápido por favor.

“No son solo las apps de citas”, escribe Vendrov. “Casi todo el software de consumo ha tendido hacia un control mínimo del usuario, scroll infinito y contenido basura. Incluso la joya de la corona de internet, la búsqueda de Google, ha decaído hasta el punto de ser inútil para consultas complicadas”, añade.

Pero por qué ocurre. Este es el párrafo clave:

“Las empresas que crean aplicaciones tienen fuertes incentivos para lograr más usuarios, incluso usuarios que obtienen poco valor de la aplicación. A veces esto se debe a que puedes monetizar a esos usuarios de poco valor con anuncios. A menudo, se debe a que su negocio depende del efecto red [cada nuevo usuario de una plataforma aumenta el valor de esa red para otros usuarios] e incluso los usuarios de poco valor pueden ayudar a fortalecer la posición de una empresa. Así, la métrica estrella para diseñadores e ingenieros suele ser algo así como “usuarios activos diarios”: la cantidad de usuarios que inician sesión en su aplicación en un periodo de 24 horas”.

Es decir, hay que reunir usuarios para venderles más anuncios al precio que sea. Facebook, Instagram, X, Google, Amazon acaban por orden natural muriendo en ese muro. No es una tendencia nueva. Ya hemos hablado del “enmerdamiento” de internet de Cory Doctorow a principios de marzo. Llevamos tiempo con esta tendencia, pero tiene hitos puntuales como los juicios por monopolio en EE UU de este mes.

Ahora, la guerra de nuevo

¿Qué tiene que ver Israel y Palestina con esta decadencia en la experiencia de usuario? La carrera por los usuarios afecta todos los frentes. Elon Musk decidió retirar los titulares de los enlaces en X porque llevaban a sus usuarios fuera de la plataforma, aunque resulten útiles para entender mejor un tuit. La moderación de contenido cuesta dinero y es mejor que la hagan gratis los usuarios con las notas de comunidad y además así defender la libertad de expresión.

X sigue siendo el lugar con más debate global. Pero el algoritmo hace esa experiencia más compleja: un día son los supuestos bebés decapitados por Hamás, otro día el presunto ataque desde el Líbano. El algoritmo pone el foco encima, como cuando sale el cantante en un concierto y salta a las pantallas de todos los usuarios. El objetivo es acumular visitas para ganar algo de influencia o dinero. ¿Por qué no usar imágenes de otras guerras? ¿Por qué no exagerar a riesgo de ser crueles? ¿Por qué no decir algo solo para ver si viraliza? ¿Por qué no inventar? Los medios han sido históricamente los primeros en aprovecharse de llamar la atención. Pero ahora hay miles de cuentas que emiten.

La gran diferencia, por tanto, es la cantidad de contenido circulando. Hay dos tendencias imparables: una, si el esfuerzo para saber qué ocurre es tan grande, el incentivo de dedicar cada día dos horas a desgranar la verdad es agotador. Eso llevaría más gente a medios tradicionales. Pero dos, hay millones de personas, sobre todo jóvenes, que van a TikTok a informarse porque hay usuarios/influencers contando su punto de vista de manera transparente.

El Washington Post publicó un artículo sobre el porqué de los miles de millones de visitas a vídeos informativos sobre Oriente Próximo. Una joven palestina americana, que es clara con sus preferencias, decía: “La gente realmente quiere cosas que sean agradables y fáciles de entender y desglosar, pero que también estén diseñadas para las redes sociales, que es de donde la gente obtiene sus noticias hoy en día”. Un académico estadounidense añadía: “Estos tiktokers son escépticos ante las agendas de los medios y tienen menos interés en participar en eso”.

La gran diferencia con los medios es que son abiertos con quién apoyan. Sabes de dónde viene cada cual. Todo esto suena bonito hasta que lees que la campaña digital de Joe Biden va a ocupar también ese espacio: “[De cara a la campaña de 2024] tendremos un intenso enfoque en producir contenido viral, lo que refleja el campo de batalla cambiante de las campañas modernas: desde promover temas de conversación y e influir a periodistas hasta editar videos populares y difundirlos entre influencers aliados. También significa combatir la desinformación que se propaga rápidamente”. En ese campo donde pesan todos igual, los influencers “pagados” también influyen. La contaminación es enorme.

Este giro hacia una mayor transparencia en las opiniones es un giro que también ocurre en los medios. Esta semana entrevisté a Ben Smith, que salió del New York Times para fundar un medio global que fuera precisamente “más transparente”. Las newsletters que se multiplican son prueba de ese cambio de tono y estilo.

Nadie sabe dónde nos llevará. Pero seguro que no nos lleva al pasado. No somos la misma gente peleando en Twitter ahora. Tenemos 20 años más y el mundo ha cambiado. La gente que viene ahora tiene objetivos distintos y recrear el universo de los 2010 con Bluesky o Threads es inviable.

Si todo esto suena caótico, es porque lo es. Informarse nunca fue fácil. Ganar dinero tampoco. Es lógico que las empresas que han ganado tanto quieran un nuevo dólar fresco, hasta su último respiro. No soy fan de los refranes, pero está claro que sintetizan siglos de experiencia humana y la avaricia rompe el saco.


"¡Quemadlo con fuego!" - El uso de ChatGPT «polariza» a los revisores

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/corrupting-chatgpt-use-polarises-peer-reviewers   Quemadlo...