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jueves, 18 de abril de 2024

ESPAÑA firma una declaración contra Web of Science y Scopus

Publicado en El País
https://elpais.com/ciencia/2024-04-16/el-csic-y-medio-centenar-de-organizaciones-rechazan-las-bases-de-datos-privadas-que-condicionan-la-ciencia-mundial.html


El CSIC y medio centenar de organizaciones rechazan las bases de datos privadas que condicionan la ciencia mundial

El mayor organismo científico de España, universidades y otras entidades académicas firman una declaración contra la Web of Science y Scopus, cuya información opaca se usa para repartir millones de euros de dinero público



La universidad francesa de la Sorbona provocó un terremoto en la ciencia mundial el 8 de diciembre, cuando anunció que cancelaba su suscripción a la Web of Science, una omnipresente base de datos de la multinacional londinense Clarivate que se emplea en todo el mundo para evaluar a los científicos y concederles, o no, ascensos y financiación. Cientos de millones de euros de dinero público se reparten en función de estos datos de plataformas privadas, sobre todo de la Web of Science y de Scopus, una herramienta similar de la editorial holandesa Elsevier. La Sorbona y otro medio centenar de organizaciones, incluido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, han presentado este martes la Declaración de Barcelona, una iniciativa para transformar radicalmente este sistema y hacerlo abierto.  

 Los firmantes advierten de que las carreras de los científicos e incluso “la forma en que la ciencia sirve a toda la humanidad” dependen actualmente de estos indicadores opacos y, a menudo, escasamente fiables. Hace un año, EL PAÍS reveló que 19 investigadores españoles habían mentido en la base de datos de Clarivate, a cambio de dinero, para simular que trabajaban en Arabia Saudí, con el fin de aupar artificialmente a las universidades saudíes en los rankings académicos internacionales. La empresa londinense elabora cada año la Lista de Científicos Muy Citados, que incluye a 7.000 investigadores cuyos estudios son los más mencionados por otros colegas, según estos indicadores opacos. En los últimos años, la lista ha sido un coladero para científicos mediocres sin escrúpulos, que han accedido haciendo todo tipo de trampas. Clarivate excluyó a más de un millar en noviembre por estas malas prácticas.

“Una gran parte de toda la información sobre investigación está encerrada en infraestructuras privadas. La gestionan empresas que deben rendir cuentas principalmente a sus accionistas, no a la comunidad investigadora. Como comunidad investigadora, nos hemos vuelto muy dependientes de las infraestructuras cerradas”, reflexionan los firmantes de la Declaración de Barcelona, coordinada por Bianca Kramer, de la consultora holandesa Sesame Open Science; Cameron Neylon, de la Universidad Curtin (Australia); y Ludo Waltman, de la Universidad de Leiden (Países Bajos).

Los promotores de la iniciativa se reunieron en Barcelona en noviembre de 2023, en una reunión organizada por SIRIS Academic, una consultora barcelonesa que asesora a entidades académicas de medio mundo. “El mensaje profundo es que las bases de datos cerradas, como Web of Science y Scopus, limitan el proceso de promover una evaluación de la ciencia más inclusiva y transparente”, señala el especialista suizo Yoran Beldengrün, de SIRIS Academic. La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), dependiente del Ministerio de Ciencia, paga casi seis millones de euros al año por las licencias de acceso a las bases de datos de la Web of Science y Scopus.

La Declaración es contundente. “Hemos acabado evaluando a investigadores e instituciones basándonos en evidencias no transparentes. Estamos supervisando e incentivando la ciencia abierta utilizando datos cerrados. También estamos tomando decisiones de forma rutinaria basándonos en información sesgada en contra de idiomas, regiones geográficas y agendas de investigación menos privilegiadas”, reconocen los firmantes. Además del mayor organismo de ciencia en España, el CSIC, figuran tres universidades españolas (la de Barcelona, la Politécnica de Cataluña y la de las Islas Baleares) y la red de Centros de Investigación de Cataluña (CERCA), los 42 organismos de excelencia de la Generalitat.

“Para avanzar en la evaluación responsable de la investigación y la ciencia abierta, y promover la toma de decisiones imparcial y de alta calidad, es urgente que la información sobre investigación esté disponible de manera abierta a través de infraestructuras académicas también abiertas. La apertura de la información sobre investigación debe ser la nueva norma”, sostiene la Declaración de Barcelona. Entre los firmantes internacionales se encuentran entidades como la Fundación Bill & Melinda Gates (Estados Unidos), la Agencia Nacional de Investigación de Francia y la Universidad de Milán (Italia).

Beldengrün rechaza la idea de que las bases de datos privadas ofrezcan una garantía sobre la calidad de las revistas científicas. “Este argumento es cada vez más discutido, ya que la decisión sobre qué revistas se consideran de calidad no debería dejarse en manos de un proveedor privado, a menudo en conflicto de intereses con los editores de las revistas (por ejemplo, Scopus es propiedad de Elsevier), sino encomendarse a la comunidad científica pertinente o a organismos nacionales de evaluación”, reflexiona.

martes, 9 de enero de 2024

ESPAÑA: 4 de cada 10 investigadores en biomedicina admiten malas conductas científicas

 

Publicado en Science Media Centre
https://sciencemediacentre.es/reacciones-cuatro-de-cada-diez-investigadores-en-biomedicina-en-espana-admiten-malas-conductas

Reacciones: cuatro de cada diez investigadores en biomedicina
en España admiten malas conductas científicas en un estudio

En un estudio reciente sobre las experiencias de investigadores en
biomedicina
 en Españael 43 % de los encuestados admitieron haber 
cometido intenciona
damente algún tipo de mala conducta científica
La mala práctica más frecuente es la falsa autoría de artículos científicos: 
35 de los 403 encuestados dijeron haber participado en alguna instancia,
 según el estudio publicado en la revista 
Accountability in Research
El 10 declaró una falta de consentimiento informado,
el 3,6 % admitió haber participado al menos una vez en una falsificación
o manipulación de datos.
 
 

 30/11/2023


Reacciones
Pere Puigdomènech
Profesor de investigación emérito el Centro de Investigación en Agrigenómica
(CRAG) y presidente del Comitè per a la Integritat de la recerca a Catalunya
(CIR-CAT)

Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG)
Science Media Centre España
El estudio sorprende por los altos porcentajes de respuestas que admiten haber
cometido algún tipo de malas prácticas (un 43 %). No son resultados parecidos a
 estudios anteriores realizados en otros países. Las razones pueden ser que se ha
realizado en un universo muy específico de investigadores clínicos que han
 respondido voluntariamente. Hay respuestas que me parecen sorprendentes
como que un 2 % hayan utilizado artículos comprados, algo realmente extremo. 

La conclusión sería que, aunque los resultados de este estudio necesiten ser
 confirmados, existe un universo de investigadores que trabaja en un entorno
en el que las malas prácticas son consentidas de alguna manera y esto es
preocupante. Ya hemos repetido desde hace años que es necesario y urgente que
 en España se haga un trabajo de concienciación de estas cuestiones.
Sería también preciso que hubiera sistemas de análisis de malas prácticas y
 que se tomaran medidas disciplinarias en los casos más graves.

No declara conflicto de interés

Eduard Aibar
Catedrático de Estudios de la Ciencia y Tecnología

Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
Science Media Centre España
El artículo presenta el primer estudio realizado hasta el momento sobre la
percepción, las actitudes y las experiencias sobre el fraude científico, por parte de
 los investigadores del ámbito biomédico en España. El estudio está basado
en una encuesta de 27 preguntas a la que han respondido, de forma anónima,
403 científicos y aunque la muestra no es representativa, los resultados son
 muy fiables y, sin duda, significativos. El tratamiento estadístico realizado
es muy riguroso y, además, tanto el diseño de la investigación como la
discusión de los resultados, están sólidamente anclados en los estudios
internacionales previos más importantes. 

El principal resultado es, sin duda, la alta prevalencia del fraude científico
en nuestro país. 4 de cada 10 investigadores manifiesta haber incurrido
en conductas fraudulentas; una cifra ligeramente superior a la que muestran
estudios similares en otros países. El estudio tiene, además, el mérito de
ampliar los tipos tradicionales de fraude científico (falsificación, manipulación
y plagio) a las nuevas variedades que han surgido en las últimas décadas:
falsa autoría, conflictos de intereses, publicación en revistas depredadoras
y utilización de paper mills (empresas que fabrican artículos fraudulentos a
 cambio de dinero). Algunas de estas nuevas variantes de fraude muestran
tasas ciertamente preocupantes en España porque son claramente superiores
a las de otros países de nuestro entorno.

"No tengo conflicto de interés. Entrevisté la primera autora del estudio
en el contexto de mi investigación sobre el fraude científico en España."


Scientific misconduct: A cross-sectional study of the perceptions,
attitudes and experiences of Spanish researchers
Artículo de investigación

 

martes, 28 de noviembre de 2023

El fraude continuado en el sistema de publicaciones científicas

Publicado en El País
https://elpais.com/ciencia/2023-11-28/el-fraude-continuado-en-el-sistema-de-publicaciones-cientificas.html?outputType=amp    




El fraude continuado en el sistema de publicaciones científicas

Las reglas de la Administración pública no permiten aplicar medidas disciplinarias para combatir la picaresca lamentable en la ciencia


La ciencia es una actividad que tiene un gran impacto sobre la manera como pensamos y como vivimos. Es un universo muy diverso, ya que no es igual la manera como se trabaja en Matemáticas o Física que en Biomedicina, sin hablar de disciplinas que alguien denomina Ciencias Sociales, Económicas o Jurídicas. Pero, en su conjunto, aquellos que se identifican a sí mismos como científicos se adhieren a un método y a unas reglas que son la base de la credibilidad de sus resultados. Es lo que denominamos Buenas Prácticas Científicas que deberían ser válidas en cualquier tiempo y lugar. El crecimiento de la ciencia en España pone de relieve la importancia de tenerlas en cuenta.

 Ya sabemos qué cuestiones de este tipo aparecen en las noticias cuando algo no va bien. Por ejemplo, cuando hay algún caso de fraude científico o de conflictos entre investigadores. Recientemente, se ha hablado de problemas en las publicaciones científicas, un tema crucial en ciencia, ya que una investigación no existe hasta que se publica. En términos generales, podemos decir que los seis millones de científicos que la UNESCO ha contado existen en el mundo, publican anualmente unos dos millones de artículos en como mínimo unas 30.000 o 40.000 revistas internacionales, en inglés en su gran mayoría. Se ha calculado que estas revistas representan una industria editorial que maneja unos 19.000 millones de dólares anuales, lo que la sitúa entre las industrias del cine y de la música. No es un negocio trivial.

 Las publicaciones científicas han sufrido una revolución enorme con su digitalización y puesta en línea. Desde el ordenador de un investigador se puede acceder al contenido de cualquier revista científica sin necesidad de desplazarse a una biblioteca. Sin embargo, esta facilidad tiene un precio. Hay revistas a las que hay que suscribirse para tener acceso a ellas y las hay que son de acceso abierto, lo que muchos fondos públicos favorecen. Sin embargo, hay que pagar para publicar en ellas. Una revista de gran difusión puede exigir el pago de 3.000 o 5.000 euros para publicar un artículo, algo que algunos grupos de investigación no pueden permitirse. Este hecho no ha escapado a inversores que han visto una oportunidad de negocio en las revistas científicas y el número de estas ha ido creciendo, pero en algunos casos la exigencia de calidad es menor. Para aceptar un artículo para su publicación, las revistas usan el sistema de revisión por pares, que en algunos casos se simplifica significativamente.

Al mismo tiempo, desde hace unos años se ha desarrollado toda una industria que mide el impacto de las revistas basado en las veces que los artículos que publican son citados por otros investigadores. Ello ha dado lugar a la aparición de unos indicadores que se supone miden el impacto de investigadores, grupos de trabajo, centros de investigación y universidades. Indicadores y clasificaciones han dado lugar a una carrera hacia la publicación en revistas con los mayores índices posibles en la que todo parece que valga. Esto va desde un mercado de artículos que se compran y venden a autorías ficticias y, recientemente, se han visto universidades de algunos países que pagan a autores para que afirmen pertenecer a ellas. Todo ello pervierte el sistema de publicaciones y constituye un fraude continuado. Para remediarlo, ha habido declaraciones en las que se exige abandonar la evaluación a base de indicadores numéricos y llevar a cabo evaluaciones de forma cualitativa que permita examinar la validez y la calidad de los trabajos que se realizan. Esto implica más trabajo de revisión y una mayor confianza en quienes participan en ello.

En España esta situación conflictiva se produce en los momentos en que la investigación que se lleva a cabo en nuestro país va aumentando tanto en cantidad como en calidad. A ello ha contribuido el aumento de fondos que en su mayoría son competitivos y, por tanto, necesitan una evaluación. Esta también es necesaria para atribuir los llamados complementos de productividad a los salarios de docentes e investigadores. Para quienes gestionan el sistema de Ciencia y de Universidades lo más sencillo es utilizar indicadores y rankings basados en los índices de impacto de publicaciones. Si el dinero para trabajar o el que se recibe a fin de mes dependen de estos indicadores, no es de extrañar que se haya creado una idolatría hacia el impacto de las publicaciones y aparezca una picaresca lamentable.

Esto ocurre cuando sin que tengamos en España una cultura de la investigación científica en la que las Buenas Prácticas Científicas estén bien enraizadas, ni procedimientos de análisis de las desviaciones que se producen inevitablemente cuando hay una presión sobre el personal investigador y docente. Justo este año se ha constituido el primer Comité de Ética de la Investigación del Estado que ya estaba previsto en la Ley de la Ciencia de 2011. Es cierto que instituciones como el CSIC ya tienen un Comité de Ética desde el año 2009 que ha tratado docenas de casos. En Cataluña se creó hace cuatro años el Comité para la Integridad de la Investigación y poco a poco centros de investigación y universidades se dotan de instancias similares. Pero a las instituciones les cuesta analizar posibles casos de malas prácticas y llegar a medidas disciplinarias, en parte por tradición corporativista, pero también porque las reglas de la Función Pública impiden aplicarlas. Los procedimientos de la Administración pública en nuestro país no están adaptados para una gestión eficiente de la ciencia y contribuyen a pervertir el sistema. Sería necesario llegar a cabo acciones para asegurarse que los investigadores conocen y se adhieren a las normas que dotan a su trabajo de credibilidad, ya que todos debemos estar convencidos de que solo tiene sentido una ciencia honesta y de calidad. Y debemos estar vigilantes para que cuando algo ocurre tenemos procedimientos para analizar los casos y se toman las medidas apropiadas de forma transparente y diligente.


Pere Puigdomènech es profesor de investigación ad honorem en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) y expresidente del Comité de ética del CSIC

lunes, 27 de noviembre de 2023

ESPAÑA: Los investigadores españoles altamente citados retiran su afiliación principal de las universidades de Arabia Saudí

Publicado en INFOBAE
https://www.infobae.com/espana/2023/11/18/los-investigadores-espanoles-altamente-citados-retiran-su-afiliacion-principal-de-las-universidades-de-arabia-saudi/


Los investigadores españoles altamente citados retiran su afiliación principal de las universidades de Arabia Saudí

La lista de investigadores altamente citados de 2023 incluye a 114 científicos con afiliación principal en instituciones españolas

Por Newsroom Infobae

18 Nov, 2023 

Los investigadores españoles altamente citados que el año pasado tenían como afiliación principal una universidad de Arabia Saudí y como afiliación secundaria una institución española, han retirado su afiliación principal de los centros saudíes.

Así lo refleja la lista Highly Cited Researchers de Clarivate Analytics 2023, recogida por Europa Press, que incluye a los investigadores más influyentes del mundo. La lista incluye los 7.125 nombres de los investigadores más relevantes del mundo de 67 países, 114 de ellos con afiliación principal a instituciones españolas.

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En la lista del año pasado aparecían once investigadores altamente citados con afiliación principal en universidades de Arabia Saudí y que indicaban instituciones españolas como afiliaciones secundarias. En la lista de Clarivate de 2023 aparecen tan sólo dos investigadores españoles altamente citados con afiliación principal a una universidad saudí, pero ninguno tiene entre sus afiliaciones secundarias una institución española.

Además, la lista revela que este año hay 31 investigadores altamente citados menos con afiliación principal a instituciones saudíes, ya que en 2022 el ranking incluía a 112 investigadores de Arabia Saudí y este año el número ha descendido a 81 investigadores.

El pasado mes de abril, el informe ‘El juego de afiliación entre las instituciones de Educación Superior e Investigación españolas y saudíes’, realizada por la consultora Siris, reveló que más de una decena de investigadores ingresaron en la lista de Investigadores Altamente Citados de Clarivete (HRC) con una afiliación principal en una institución española, pero, la mayoría de ellos un año después, cambiaron su afiliación principal a una universidad de Arabia Saudí.

Este documento, que analiza la lista de Investigadores Altamente Citados de Clarivate, explica que, para las universidades, tener investigadores altamente citados “es importante porque se considera una marca de calidad y aumenta su atractivo”. Además, esta lista es un “indicador clave” del Ranking Académico de Universidades del Mundo de Shanghái.

La investigación destacó que un solo investigador altamente citado puede permitir que una universidad gane hasta 200 puestos en el Ranking de Shanghái. En el año 2019 el investigador español Rafael Luque indicó que la Universidad de Córdoba era su afiliación secundaria y sitúo a la Universidad King Saud como afiliación principal. El Ranking de Shanghái sólo tiene en cuenta las afiliaciones principales.

El CSIC expedientó a cinco investigadores

Ante esta situación, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) abrió expediente disciplinario a cinco investigadores que cambiaron su afiliación principal a una universidad de Arabia Saudí.

La Presidencia del CSIC decidió iniciar un procedimiento de Información Reservada que ya ha concluido afirmando que quizá podría haber indicios de una presunta infracción administrativa de la que pueden derivarse eventuales responsabilidades y que, por lo tanto, se requiere la incoación de un Expediente Disciplinario a los investigadores.

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El CSIC ha iniciado ya este nuevo procedimiento que debe desarrollarse con plenas garantías y bajo los principios esenciales de contradicción y, como no puede ser de otra manera, presunción de inocencia, según informaron a Europa Press fuentes de la institución.

Junto a los procedimientos, el CSIC ha elaborado una norma para aclarar a los investigadores cómo tienen que reflejar sus afiliaciones. Se trata de la Resolución de 3 de julio de 2023 de la Presidenta de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas, M.P. (CSIC) por la que se aprueba la Instrucción por la que se regula la mención en resultados de investigación de afiliaciones con instituciones terceras derivadas de situaciones de movilidad del personal investigador previstas en la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

Finalmente, el CSIC ha acordado con la empresa Clarivate que cada año esta enviará la relación de investigadores que aparezcan en el Highly Cited Researchers (HCR) Index antes de su publicación para comprobar que la primera afiliación de los investigadores es la del CSIC.

Poner primero la principal universidad en la que trabajan

Por su parte, el Comité Español de Ética de la Investigación publicó su primer informe sobre la autoría y las afiliaciones de los trabajos científicos y técnicos, tras el encargo realizado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

En el informe, el órgano de carácter consultivo señala que, cuando los autores declaran más de una afiliación, “es importante el orden o prioridad con el que se declaran dichas afiliaciones, que debe corresponderse con la relación contractual del autor”.

El documento explica que la autoría científica siempre se indica asociada la afiliación y precisa que ambas informaciones “son indisociables y es obligado manifestarlas en todo tipo de producción científica (publicaciones, comunicaciones a congresos...)”. La afiliación, según agrega el documento, indica las entidades, instituciones o empresas a las que están vinculados cada uno de los autores de una publicación científica.

“Un soborno para hacer una cosa fraudulenta”

La química analítica Mira Petrovic, una de las investigadoras altamente citadas que aparece en la lista de Clarivate, que sirve como indicador del Ranking de Shanghái, rechazó una oferta de 70.000 euros de Arabia Saudí para poner su primera afiliación en la Universidad Rey Saúd durante un año.

No tendría que haber investigado nada, era un soborno para hacer una cosa fraudulenta. No es ético poner que yo soy de esa institución”, aseguraba en una entrevista a Europa Press Petrovic, que lleva trabajando en España desde 1999 y actualmente es investigadora del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) con afiliación en el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), donde es jefa de Departamento.

Para las universidades, tener afiliados a investigadores altamente citados que aparecen en Clarivate supone una marca de calidad que tiene repercusión en el Ranking de Shanghái. “Recibí una oferta de Arabia Saudí para que mi primera afiliación fuera en la Universidad Rey Saúd y el hecho de que yo aparezca en la lista Clarivate se atribuiría a Arabia Saudí”, señaló la científica.

La oferta era directa, cobrar 70.000 euros directos para mí y no para investigación. Después podría haber opción de hablar de investigación, pero era algo secundario que vendría a posteriori”, subrayó Petrovic, que recibió por correo electrónico la oferta, que sería de carácter anual y podría renovarse: “Hay investigadores que lo hacen año tras año”.

(Información de Europa Press)


miércoles, 8 de noviembre de 2023

ESPAÑA: Los investigadores podrán eludir la 'dictadura de los papers' y las revistas científicas

Publicado en elDiario.es
https://www.eldiario.es/sociedad/investigadores-podran-eludir-dictadura-papers-revistas-cientificas_1_10661432.html



Los investigadores podrán eludir la 'dictadura de los papers' y las revistas científicas

La Aneca 'reabre' la ciencia y propone que también se puedan acreditar sexenios de investigación con méritos como patentes, informes, dictámenes, trabajos técnicos o artísticos, exposiciones, catalogaciones o conjuntos de datos, excavaciones arqueológicas o metodologías

Entrevista — Pilar Paneque: “La exigencia de publicar constantemente lleva a un sistema científico de cantidad, no de calidad


Es posible que nunca antes haya habido tanta expectación por algo con un nombre tan poco atractivo como Resolución de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora por la que se publican los criterios específicos aprobados para cada uno de los campos de evaluación. Pero en este documento, que publica cada año la Aneca (la agencia encargada de evaluar la carrera académica del profesorado) para reconocer sexenios de investigación (periodos de seis años, que otorgan al investigador un bono económico y le permiten prosperar en la academia), está buena parte de la clave para cambiar la ciencia, sumida en una espiral cuantitativa que provoca disfunciones y merma la calidad de la investigación.

La nueva directora de la Aneca había prometido hacerlo para sacar a investigadores y universidades de “la dictadura de los papers" que rige el sistema de producción de ciencia. Del temido (y odiado) factor de impacto de las revistas. Este lunes se ha publicado por fin el borrador de la resolución, que además por primera vez sale a consulta pública, (hasta el 19 de noviembre). Y que avanza hacia ese cambio admitiendo nuevos formatos y nuevos soportes como méritos de investigación reconocibles más allá del artículo. Como ya recogía una orden de 1994, hoy olvidada.

Dice el texto: “Se amplía (...) el abanico de aportaciones y posibles medios de difusión que pueden justificar una actividad investigadora durante el periodo evaluado”. Y enumera nuevos posibles soportes: “Publicaciones, patentes, informes, estudios, dictámenes, trabajos técnicos, trabajos artísticos, exposiciones, excavaciones arqueológicas, catalogaciones, etc.”. Añade la Aneca que ante “la situación general de la ciencia en España (...) pueden justificar actividad investigadora los conjuntos de datos, las metodologías y el código de las aplicaciones informáticas desarrolladas”.

Esto quiere decir que la Aneca dejará de valorar exclusivamente como mérito los artículos científicos, donde únicamente se tiene en cuenta la revista de publicación como indicador de la calidad del paper en cuestión. El sistema ya fue así, pero se fue restringiendo con el paso de los años para acabar centrado exclusivamente en las revistas (más cómodo para el evaluador, que solo tenía que ver dónde se publicaba un artículo para valorarlo). Con esta nueva orden, que pedía la comunidad científica, se armoniza la evaluación con la acreditación para ser profesor universitario, abierta ahora al software, la creación artística o los congresos, entre otros nuevos méritos.

“Se realiza un reajuste en la combinación de los métodos cualitativos y los indicadores cuantitativos utilizados para la valoración de las aportaciones presentadas”, sostiene el borrador de resolución.

Otro aspecto novedoso de la propuesta de la Aneca es que “los resultados de la investigación (...) estén disponibles en acceso abierto, cuyo acceso gratuito y libre debe fomentarse mediante el desarrollo de repositorios institucionales o temáticos de acceso abierto, propios o compartidos”. Actualmente, si las revistas donde se publica son de acceso abierto es porque el investigador ha pagado previamente; si no, se paga por leer. Pero alguien suele pagar, y en ocasiones se hace dos veces. En España, en la inmensa mayoría de los casos es siempre dinero público. También es habitual colgar los trabajos en repositorios de acceso restringido (como ResearchGate o Academia)

Entre las novedades de la propuesta de la Aneca de este año está también la creación de un nuevo campo de conocimiento (los sexenios se entregan por áreas) que será interdisciplinar para la actividad investigadora de carácter más transversal y difícil de cuadrar en un campo concreto.

Sin ruptura con lo anterior

Pero el texto tampoco supone una ruptura completa –los sexenios de investigación afectan a un periodo de seis años y no se pueden cambiar las normas de juego a mitad de la partida, según defiende Paneque–, por lo que la resolución mantiene también la estructura anterior: publicar en las revistas que el “ecosistema científico” ha decidido que son las más relevantes (las que más se citan en el sector) sigue siendo un mérito en sí mismo (es la revista la que hace la criba: una vez publicado, se da por bueno que el artículo es de calidad), aunque tampoco será exactamente igual porque habrá que justificar la publicación, como explica la bibliotecaria Amelia López en este hilo.

Uno de los principales problemas que provoca este método, llevan años advirtiendo los expertos, es la deriva que ha sufrido el sector en los últimos años: de pagar por leer, los investigadores han pasado a pagar por publicar, lo que ha generando un mercado de revistas que publican casi todo porque, para ellas, publicar es ganar dinero. También ha provocado que se haga investigación solo para publicar y acumular méritos, según han detectado algunos estudios, sin aportar nada realmente novedoso a la ciencia.

Tras los pasos de Dora y Coara

El movimiento de la Aneca sigue las últimas recomendaciones internacionales, que proponen realizar cambios en la manera en que se evalúa la producción científica. “Aconseja integrar ya en esta convocatoria las orientaciones del movimiento internacional de reforma de la evaluación de la investigación, al que se ha incorporado Aneca en este año 2023 a través de su adhesión a la San Francisco Declaration on Research Assessment (DORA) y a los acuerdos y principios de la Coalition for Advancing Research Assessment (CoARA). En los diversos campos y subcampos de evaluación esto se concreta, conforme a las reglas aplicables a cada disciplina científica, en la solicitud de una narración justificativa de los indicios de relevancia e impacto de cada aportación (métodos cualitativos), apoyados por un uso responsable de indicadores cuantitativos”, explica la agencia.

El texto propone que cada investigador justifique el impacto de su aportación cuando esta se produzca fuera del ecosistema de las revistas tradicionales. También en ellas, de hecho. Esta práctica se realizará por el momento a través de las “aportaciones extraordinarias” que, como su nombre indica, habitualmente han de ser escasas o especiales, pero que este año –o en el ínterin que dure la transición hacia el nuevo sistema– se aceptará con carácter general.

El proceso de evaluación de los méritos presentados, con “criterios y metodologías de evaluación cualitativas y cuantitativas”, tomará como referencia “la narrativa aportada por la persona solicitante en los 'indicios de relevancia e impacto' de cada aportación”, explica el texto. Y pone ejemplos: “Se defenderá el impacto científico de la aportación a través de citas recibidas contextualizadas excluyendo autocitas, de su proyección internacional, de los proyectos nacionales o internacionales que han financiado la investigación o que se han derivado de ella, de los premios recibidos, de las traducciones de la obra, entre otros; y/o la contribución de dicha aportación a la generación de impacto social evidenciado, por ejemplo, a través de aportaciones al diseño e implementación de políticas públicas, contribución al desarrollo de productos y servicios o cualquier otro aspecto que se considere relevante”. Y se recomienda hacer un “uso responsable de indicadores cuantitativos (indicadores bibliométricos normalizados, entre otros)”, en alusión al sistema de revistas.

Según el borrador, que incluye un apéndice con varios cuadros para explicar el nuevo sistema, se permitirán las clásicas métricas de citación, pero también de uso y lectura (volumen de descargas, visualizaciones o visitas), las métricas de influencia o adopción social (menciones a fuentes externas del ámbito académico) y métricas de visibilidad social (plataformas sociales en línea, “preferentemente académicas y especializadas”). También se informa de que se valorará la difusión de las aportaciones en abierto o compartir datos brutos, metodologías, etc. “de forma abierta y transparente”.


martes, 3 de octubre de 2023

El sangrante precio de publicar ciencia

Publicado en UNE Libros
https://unelibros.une.es/el-sangrante-precio-de-publicar-ciencia



El sangrante precio de publicar ciencia

03/10/2023

Luis González MacDowell


Pagar por publicar es una de las grandes anomalías del mundo científico actual. Frente a este panorama, Luis González MacDowell, catedrático de Química Física, nos comparte datos y previsiones que nos ayudan a recapacitar sobre el paradójico sistema que habitamos. 

Nuestra sociedad no se puede entender sin la enorme aportación de la ciencia al bienestar humano. Las investigaciones fundamentales sobre el electromagnetismo en el siglo XIX nos permitieron desarrollar la luz eléctrica y las telecomunicaciones. El descubrimiento de la mecánica cuántica a principios del siglo XX condujo al desarrollo del transistor, la electrónica y la química moderna. Los avances en biología y medicina nos permiten hoy en día superar los ochenta años de esperanza de vida, mientras que el descubrimiento de la doble hélice de ADN nos ha permitido curar enfermedades letales. La lista sería infinita, pero nada es gratis.

Los avances no son posibles sin una inversión importante en ciencia básica. En los países desarrollados, el coste de la investigación se sufraga principalmente con fondos públicos y supera con frecuencia el 2.5 % de su producto interior bruto, aunque apenas alcanza el 1.4% en España. Esta inversión, siendo indispensable, no es suficiente para garantizar el progreso científico. En efecto, si dejásemos la ciencia encerrada en los laboratorios, no sería posible la mejora social, hay que hacerla pública. Por eso, hay que añadir también el precio de publicar los trabajos científicos y, además, permitir su acceso a todos los sectores de la sociedad.

En países desarrollados, el coste de la investigación se sufraga principalmente con fondos públicos y supera con frecuencia el 2.5 % de su PIB, aunque apenas alcanza el 1.4 % en España

Desgraciadamente, los costes para acceder a la producción científica han ido aumentando paulatinamente, hasta convertirse en una barrera enorme para el acceso universal a la ciencia (Kember y Brand,The corporate capture of Open-Access Publishing).

Los grandes beneficiados son los grupos editoriales como Elsevier, Springer-Nature, Wiley o Taylor & Francis, que declaran ingresos superiores a los 15 000 millones de euros anuales, lo que sitúa a la industria editorial científica entre la industria audiovisual y la discográfica en volumen de facturación, pero con un margen de beneficio que ronda el 40 % (Brawens, Reike y Calisto-Briant Science for Sale? Why academic marketization is a problem).

El insólito modelo de difusión de los resultados de la ciencia

La causa es estructural y tiene su origen en el modelo. Para entenderlo, imaginemos que hacemos un pastel con unos amigos. Desarrollamos la receta; pagamos la harina, los huevos, el azúcar y el chocolate; mezclamos los ingredientes con nuestras propias manos y lo cocinamos en un horno de nuestra propiedad en nuestra cocina. Cuando está listo, viene un señor y, con la excusa de ponerle una guinda, se queda con la tarta y nos cobra a cada uno 10 euros la ración. ¡Parecería una tomadura de pelo! Pues esta es justamente la relación comercial que se ha institucionalizado entre la ciencia y la industria editorial.

La investigación se paga casi íntegramente con fondos públicos, pero después la industria editorial se cobra, a costa de esos mismos fondos, enormes sumas por editar el resultado de años de investigación científica y permitir su consulta en bibliotecas o plataformas digitales de pago.

                     La causa es estructural y tiene su origen en el modelo

Ante esta situación, a finales del siglo pasado la comunidad científica creó la primera gran plataforma de acceso público universal a la ciencia, el repositorio ArXiv, donde los autores, principalmente de las áreas de Física y Matemáticas, depositaban sus propios manuscritos en formato digital, saltándose así la barrera de la suscripción y dando genuino acceso abierto a la producción científica. A fecha de hoy, este repositorio es un éxito enorme y recibe alrededor de 180 000 artículos anuales, lo que se alcanza a gestionar mediante donaciones desinteresadas a un precio de apenas 14 $ por artículo.

Los acuerdos transformativos y su coste

Las grandes editoriales han reaccionado a esta iniciativa con astucia. En lugar de cobrar a las instituciones una tasa por la suscripción a las revistas científicas, han pasado a abanderar un falso movimiento de acceso abierto: las editoriales se comprometen a colgar en sus portales los artículos científicos y darles acceso libre, pero a cambio del pago de una cuantiosa “cuota por procesamiento de artículo”, lo que abre el acceso a la literatura científica a costa de limitar gravemente la participación de los propios científicos en su difusión (Asher et al., Transformative Agreements: Six myths, busted).

En la actualidad, la implantación piloto de esta idea se lleva a cabo mediante los llamados acuerdos transformativos, fomentados por la Unión Europea y suscritos por las universidades públicas con las editoriales ElsevierWileySpringer-Nature y ACS. Sin embargo, el acuerdo suscrito en España supone un desembolso de 170 millones de euros en cuatro años, precio por el cual las editoriales acceden a publicar en acceso libre nada más que 50 000 artículos científicos. Esto significa que las universidades españolas pagan por dar acceso libre a sus publicaciones alrededor de 2 500 € por artículo, lo que contrasta notablemente con el coste de 14 $ por artículo en el repositorio abierto ArXiv.

¿A qué gasto nos aboca realmente consagrar un coste de 2 500 € por cada artículo publicado?

La investigación en España se realiza con enorme voluntarismo y una proverbial escasez de fondos públicos. Pero con la actual política institucional, los gastos de publicación podrían consumir enteros sus exiguos presupuestos

Por poner un ejemplo, una modesta tesis en el noveno puesto del premio extraordinario de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense, con dos artículos publicados en Science, sendos artículos en Nature Communications y Science Advances y otros seis en revistas especializadas del área, costaría alrededor 26 000 € en gastos de publicación. Es decir, el sueldo bruto de un contrato predoctoral durante año y medio. Esta cuenta se puede en verdad afinar, ya que el coste de publicar en las revistas más punteras del grupo Nature no está cubierto en el acuerdo y alcanza la friolera de 11 690 $ por artículo. Así que, hilando más fino, una tesis como la mencionada vendría a costar en gastos de publicación alrededor de 40 000 €.

Estos guarismos van inflándose a medida que aumentamos su ámbito de aplicación. Por ejemplo, en la Universidad Complutense de Madrid se publican alrededor de 11 800 artículos al año, que al precio del acuerdo piloto supondrían en total 30 millones de euros en gastos de publicación: alrededor de 20 veces más que el actual desembolso de su biblioteca, que se sitúa aproximadamente en 1,3 millones de euros por año.

350 millones de euros anuales le supondrían a España sus publicaciones

A nivel nacional estas cifras se disparan. Porque los científicos españoles publicamos en revistas indexadas alrededor de 136 000 artículos al año, que supondrían al precio de 2 500 euros por publicación un total de 350 millones de euros anuales.

Comparado con el gasto público en el Programa Nacional de Investigación Orientada y no Orientada, que ascendió a 452 millones de euros en 2021, vemos que la implantación global de los actuales acuerdos transformativos nos supone un gasto en publicaciones que se come al menos el 75 % del presupuesto de investigación pública en ciencia básica.

La investigación en España se realiza con enorme voluntarismo y una proverbial escasez de fondos públicos. Pero con la actual política institucional, los gastos de publicación podrían consumir enteros sus exiguos presupuestos.

En este momento, nuestros gestores están negociando con la industria editorial la renovación de los actuales acuerdos transformativos. Esperemos que esta vez con condiciones más ventajosas. Pero la verdadera pregunta que nos hacemos los científicos es por qué debemos detraer alrededor de 2 500 euros por artículo de los presupuestos públicos de investigación, para alcanzar el mismo acceso abierto que permiten conseguir los repositorios institucionales por apenas 15 euros.The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...