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domingo, 3 de marzo de 2024

MÉXICO: Conahcyt/4T vs Conacyt/Academia Mexicana de la Ciencia

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/03/01/sociedad/renuncia-alvarez-buylla-a-la-academia-mexicana-de-la-ciencia-2305



Renuncia Álvarez-Buylla a la Academia Mexicana de la Ciencia

01 de marzo de 2024
 
Ciudad de México. La directora general del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), Elena Álvarez-Buylla Roces, hizo pública su renuncia a la Academia Mexicana de la Ciencia (AMC), organismo privado que, considera, “fue capturado por grupos de poder conservadores y usada para golpear al actual gobierno con el propósito de defender intereses particulares so pretexto de la promoción de la ciencia, anulando el interés público”.

A través de las redes sociales, y en una extensa carta pública, donde da cuenta de los avances en la política pública del sector, entre ellas la aprobación de una Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, la funcionaria federal expone que dichos grupos se han opuestos a la construcción del nuevo Conahcyt, que “requirió la transformación radical del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) del periodo neoliberal”.

Entre otras causas, afirma, porque el extinto Conacyt “transfirió durante el régimen neoliberal recursos millonarios del erario público a empresas privadas, cerró la puerta a miles de jóvenes que bien pudieron estudiar un posgrado, privilegió los posgrados privados sobre los públicos, excluyendo a cerca de dos mil posgrados del acceso a becas”.

Álvarez-Buylla, recuerda que es del dominio público que la construcción del Conahcyt “ha sido combatida rabiosamente por sectores que se vieron beneficiados de manera ilegítima por el Conacyt neoliberal. Esto incluye tanto a sectores mediáticos y políticos conservadores que se oponen a la Cuarta Transformación de la vida pública de México, como a personeros de intereses cupulares adscritos a las instituciones de educación superior públicas”.

Destaca que la AMC, pese a tener entre sus principales objetivos orientar al Estado mexicano y a la sociedad civil en el campo de la ciencia y la tecnología, durante este sexenio, en la práctica, “se dedicó a actuar como caja de resonancia de los posicionamientos políticos de los adversarios de la Cuarta Transformación, llegando a extremos vergonzosos con posicionamientos públicos y recientes”, en referencia al documento “Propuestas y reflexiones sobre el futuro de la política de ciencia, tecnología e innovación en México”, cuyos coordinadores son el ex director del Conacyt, durante el sexenio peñista, Enrique Cabrero Mendoza, y el actual presidente de la AMC, José Antonio Seade Kuri.

Asegura que en dicho texto “reaccionario, se da voz de manera exclusiva a personas adversarias que comulgan con la visión neoliberal” del sector, que promueven la “desmemoria e insisten en regresar a ese triste y nefasto pasado neoliberal”.




viernes, 23 de junio de 2023

El neoliberalismo destruye la innovación científica

Publicado en Jacobin
https://jacobinlat.com/2023/06/10/el-neoliberalismo-destruye-la-innovacion-cientifica/




El neoliberalismo destruye la innovación científica

TRADUCCIÓN: FLORENCIA OROZ

En las últimas décadas, los científicos han realizado cada vez menos avances innovadores. La culpa la tiene el modelo académico, cada vez más competitivo y basado en métricas, que desalienta la creatividad y la asunción de riesgos.

Cuando pienso en ciencia «disruptiva», recuerdo al primer científico pionero que vi: el difunto premio Nobel Oliver Smithies. En la presentación que le escuché, reflexionó sobre su vida y aconsejó a jóvenes científicos sobre sus carreras. «Muy a menudo las ideas para investigar surgen de nuestras experiencias o recuerdos», dijo. «Solo hace falta un momento para que surja la idea, pero a veces hace falta toda una vida para demostrar que funciona».

Smithies pensaba que era importante perseguir pacientemente las grandes ideas, aunque eso supusiera largos periodos de baja productividad. El consejo era estupendo, pero seguirlo hoy sería probablemente un suicidio profesional.

Smithies se doctoró en un tema que no interesaba a nadie. Inventó una máquina, el osmómetro, un aparato para medir la concentración de partículas en una solución, que nadie acabó utilizando. La publicación de su tesis apenas fue citada por otros científicos. Pero para Smithies, este momento de científico en formación fue crucial: adquirió independencia y aprendió a investigar correctamente.

Tras su tesis, decidió cambiar totalmente de rumbo y estudiar la insulina. Su investigación fracasó en gran medida a la hora de aportar nuevos conocimientos, pero en sus proyectos paralelos hizo su primer descubrimiento «disruptivo». A partir de las observaciones que hizo viendo a su madre lavar la ropa cuando era niño, Smithies desarrolló geles de almidón para la purificación de proteínas. Estos geles serían la base de uno de los métodos más transformadores de la biología molecular: el Western blot. En la actualidad, los Western blots se realizan con regularidad en laboratorios de todo el mundo y suelen ser el paso previo para muchas incursiones en nuevas investigaciones científicas.

Aunque es difícil pensar en una contribución más digna, Smithies nunca ganó el Premio Nobel por el Western blot. En cambio, recibió el premio por otra cosa, después de volver a cambiar de campo. Smithies recibió el Nobel por el primer enfoque exitoso de la selección de genes en ratones.

Según un estudio reciente, los descubrimientos disruptivos como los de Smithies han disminuido drásticamente en las últimas décadas. Los artículos y patentes disruptivos se definen como publicaciones que cambian la dirección de un campo, redefinen la ciencia ya existente y tienen el potencial de transformar nuestra comprensión del mundo, incluido lo que se enseña en los cursos de introducción a la ciencia en todo el mundo. Los datos de los autores son convincentes: tales disrupciones en la ciencia han experimentado un descenso constante y pronunciado en las últimas décadas.

Cuando la ciencia aún era disruptiva

Por qué la ciencia es cada vez menos disruptiva? La reciente publicación de Michael Park, Erin Leahey y Russell J. Funk en Nature suscitó un animado debate en la comunidad científica. Muchos creen que es una característica inherente al campo que los hallazgos más disruptivos se produzcan en el momento de la concepción de nuevas áreas de estudio: avances «al alcance de la mano». Pero los autores sostienen que tales hipótesis no explican adecuadamente sus observaciones. En su lugar, sugieren varios problemas sistémicos que pueden explicar el declive de la capacidad disruptiva, como el hecho de centrarse en la cantidad de publicaciones en lugar de en la calidad.

En mi opinión, los principales problemas que conducen al declive de la «ciencia disruptiva» son estructurales. El principal es el carácter cada vez más competitivo y basado en métricas del mundo académico. Aunque este sistema pretende ofrecer criterios objetivos de mérito científico, en realidad resta la libertad necesaria para la ciencia disruptiva e incentiva a los investigadores a aumentar sus «puntuaciones de éxito» en lugar de centrarse en la ciencia innovadora.

Hoy en día, una carrera como la que describe Smithies es impensable. Los científicos no cambian el enfoque de su investigación. Más bien, tienden a ser cada vez más estrechos en su investigación, algo que Park et al. cuantifican. También es casi imposible tener una carrera científica sin publicar artículos importantes a cada paso del camino.

Publicar o perecer¿Por qué los científicos de hoy en día evitan tomarse la libertad que Smithies consideró tan crucial para su propia carrera? La razón por la que es tan raro que los científicos se tomen un año sabático o cambien de campo es sencilla: están atrapados en un sistema de competencia brutal. Si te tomas un descanso o no publicas durante un tiempo, estás fuera.

En un elegante artículo, la socióloga francesa Christine Musselin muestra cómo la competencia llegó a estructurar la ciencia académica. La competencia entre universidades por el estatus se convierte en una rivalidad alimentada por el Estado como «organizador de la competencia».

Al principio, el Instituto Nacional de Salud (NIH) concedía financiación sobre todo a centros o proyectos comunes («subvenciones P01»). En la década de 1970, este sistema de financiación fue rápidamente sustituido por subvenciones para investigadores individuales concedidas en concursos cada vez más estandarizados («subvenciones R01»). Mediante el mecanismo de una «tasa de costes indirectos», parte del dinero que los investigadores individuales reciben de estas subvenciones va a parar a sus universidades. De este modo, la financiación federal de las universidades pasó a depender de los buenos resultados que obtuvieran sus investigadores en los concursos para obtener subvenciones federales.

En teoría, las contiendas entre científicos no tienen por qué ser algo malo. Como dice Musselin, la competencia existía en la ciencia incluso cuando era más disruptiva. Lo que cambió fue la naturaleza de esta competición entre científicos. En la búsqueda de medidas que las universidades y el Estado puedan utilizar para clasificar a sus competidores, estas instituciones buscan métricas objetivas de la calidad de los investigadores. Es este intento de «objetivar al genio» lo que acaba erosionando la ciencia disruptiva.

Estas métricas se basan en las publicaciones de los investigadores. Algunas mediciones, como el Índice H, miden la frecuencia con la que las publicaciones de un científico son citadas por otros científicos. Otras, como el «factor de impacto», utilizan como indicador el registro de citas de las revistas en las que publica el científico. El valor «objetivado» de los investigadores no solo ha servido para las clasificaciones universitarias, sino que también ha llegado a determinar la distribución de las subvenciones federales y los puestos de profesorado.

A primera vista, el sistema parece una forma elegante de abordar un problema que probablemente era aún peor en el pasado: si atribuimos puntuaciones objetivas de calidad a los científicos y las utilizamos, por ejemplo, para distribuir los puestos de profesor, dependemos menos de decisiones subjetivas, que pueden permitir el nepotismo y los prejuicios individuales para determinar quién avanza. Pero el descenso medido de la ciencia disruptiva sugiere que el sistema no funciona realmente como se pretende. Al contrario, crea incentivos que son veneno para la investigación innovadora.

El «laboratorio productivo»Una vez que una carrera depende de un sistema de puntuación, los investigadores tratarán de optimizar sus puntuaciones. En lugar de una competición por hacer la mejor ciencia, los científicos cazan «puntos de impacto».

¿Cómo se llega a ser el mejor puntuado? En primer lugar, se obtiene una mejor puntuación cuando se aumenta la producción de artículos. La forma más fácil de aumentar esa producción es contratar a personas cuyo trabajo y capacidad intelectual le permitan producir más artículos por los que obtendrá reconocimiento.

El incentivo para los profesores es claro: consiga el mayor número posible de trabajadores subordinados y tendrá más publicaciones. Cierta característica del sistema de publicación garantiza que contratar a más aprendices nunca sea perjudicial: la división entre «primer» y «último» autor. Los profesores obtienen su moneda por ser últimos autores (el último nombre en la lista de personas que publican el artículo), mientras que los trabajadores reciben créditos de primer autor. Para los investigadores, «último autor» significa «esta persona es el cerebro del estudio», y «primer autor» significa «esta persona hizo el trabajo práctico».

El ejemplo de Smithies demuestra que los científicos disruptivos necesitan libertad para plantearse cuestiones por curiosidad. Smithies tenía esa libertad porque sus profesores, en todas las etapas de su carrera, le veían como a un compañero y no como a un empleado. En los laboratorios modernos con profesores que adoptan plenamente el modelo de competencia en el mundo académico, los jóvenes investigadores son empleados, no compañeros.

Como sugiere un comentario reciente en el debate en torno a la ciencia disruptiva, los jóvenes científicos se centran hoy en día en un «enfoque ejecutivo y basado en los resultados» en lugar de dedicarse a la investigación creativa impulsada por la curiosidad. En mi opinión, este cambio en la formación de los jóvenes investigadores no se debe a estilos de enseñanza erróneos. Por el contrario, es la consecuencia lógica de la transformación de la relación profesor-formando, alimentada por el actual esquema de competencia en la ciencia.

Productividad y especializaciónEl énfasis en la «productividad de la investigación» no solo determina la forma de actuar de los científicos senior, sino que también restringe fundamentalmente a los científicos junior. Estas restricciones son más evidentes en el punto de transición entre aprendiz y profesor.

Para ser profesor, hay que conseguir «becas de inicio». En Estados Unidos, la principal beca inicial en ciencias biológicas es la K99 de los NIH. Para recibir una beca K99, tienes que demostrar tu productividad. Y tu productividad se demuestra con publicaciones a lo largo del tiempo.

Para medir esta productividad, necesitas un plazo de tiempo determinado. Los científicos noveles solo pueden solicitar una beca K99 durante los tres primeros años y medio de su posdoctorado. Durante este tiempo, los científicos tienen que demostrar su productividad con artículos como primeros autores.

Pero los distintos tipos de investigación no son racionalmente comparables de este modo. Digamos que hay dos investigadores: uno es un biólogo computacional que utiliza datos preexistentes para su investigación y el otro investigador estudia el efecto del envejecimiento del sistema inmunitario y debe realizar sus propios experimentos. El biólogo computacional no tiene problemas para publicar en tres años y medio. Pero para el investigador centrado en el envejecimiento, cada experimento le lleva un año. A menos que tengan mucha suerte, no hay forma de que puedan publicar a tiempo.

Debería ser obvio que las limitaciones de tiempo como las impuestas por la necesidad de ganar subvenciones de inicio seleccionan un determinado tipo de investigación. El investigador interesado en el envejecimiento probablemente tendrá que elegir entre proseguir su investigación impulsada por la curiosidad y arriesgar su carrera, o perseguir un proyecto que sea «factible» para publicar más artículos rápidamente. Por desgracia, la ciencia más fácilmente publicable es probablemente la menos perturbadora. La probabilidad de publicar es mayor si se sigue la investigación de su supervisor y se estudian cuestiones que arrojan resultados predecibles.

Las restricciones impuestas a los investigadores por la «viabilidad» y la «productividad» no se limitan a las subvenciones iniciales: los NIH enumeran explícitamente la «viabilidad» como uno de los criterios clave en la evaluación de todas las subvenciones. Detrás de esta decisión se esconde una valoración de la «productividad» por encima de la «creatividad» en la estructura competitiva del mundo académico.

El corsé neoliberalLos incentivos que se derivan del modelo competitivo del mundo académico moderno limitan la libertad de los investigadores de un modo que suprime la ciencia disruptiva. Pero, ¿cómo podemos deshacerlo? Un primer paso es entender por qué el mundo académico se transformó de esta manera en primer lugar. Y en el centro de esta transformación está la neoliberalización de la ciencia.

El punto de vista imperante del capitalismo neoliberal dice que una competencia (supuestamente) meritocrática es la mejor manera de estructurar la sociedad y maximizar el crecimiento económico. La objetivación del valor de la investigación es una forma del fenómeno más amplio de la mercantilización en constante expansión bajo el capitalismo; la transformación de los aprendices en manos de alquiler es un ejemplo de la alienación descrita por Karl Marx, en la que los trabajadores son separados de los frutos de su propio trabajo y de su control sobre el proceso productivo. Y detrás de los métodos actuales de evaluación de la «viabilidad» de la investigación científica, podemos encontrar las mismas prácticas que despliegan las instituciones financieras para el «análisis de riesgo» de las inversiones.

Enfrentarse a una catástrofe climática y a una crisis en la distribución de la riqueza debería hacernos repensar este enfoque de la organización de la vida social. Pero para la ciencia, el problema es evidente: la estructura de un mercado competitivo no favorece en primer lugar una buena investigación.

En primer lugar, la objetivación de la exploración y la innovación científicas de la forma que exige el capitalismo no favorece los avances científicos, porque la mayoría de los descubrimientos revolucionarios, por su naturaleza, son impredecibles. Por ejemplo, cuando Francis Mojica empezó a estudiar patrones repetitivos en el ADN de las bacterias, a nadie le importó. Las grandes revistas se negaron a publicar sus hallazgos. Hoy sabemos que ese trabajo fue, de hecho, la base de quizá el mayor descubrimiento de la biología moderna: las tijeras genéticas CRISPR/Cas9, que están revolucionando la biología molecular y las ciencias de la vida.

En segundo lugar, la transformación de la relación mentor-aprendiz de igual a igual en jefe-trabajador asalariado tampoco tiene mucho sentido para el mundo académico a gran escala: los aprendices de hoy son los profesores de mañana. Suprimir la autonomía y la creatividad de los aprendices convirtiéndolos en trabajadores asalariados es perjudicial para la futura generación de profesores, que entonces habrán perdido su capacidad de pensar creativamente y habrán sido entrenados para tomar opciones menos arriesgadas.

Por último, si aceptamos que los avances son impredecibles, debemos comprender que la buena ciencia nunca puede «cuantificarse» como un producto. La ciencia más disruptiva requiere probablemente mucho más tiempo que otras investigaciones. También requiere asumir grandes riesgos: por ejemplo, que los científicos decidan cambiar de campo o estudiar algo totalmente nuevo. Si seguimos midiendo la calidad de la investigación como «productividad predecible» y distribuimos los recursos y los puestos en consecuencia, nos perderemos mucha ciencia disruptiva.

Recuperar la disrupción limitando la competenciaPara recuperar la ciencia disruptiva, tenemos que limitar el esquema de competencia que, en última instancia, ha mermado nuestra capacidad para llevar a cabo una investigación impulsada por la curiosidad. Un primer paso podría ser reforzar la financiación garantizada de las instituciones y reducir los recursos que hay que adquirir en los concursos de subvenciones, especialmente para los jóvenes investigadores.

Además, habría que reducir drásticamente los intentos de «puntuar» el valor de los investigadores a través de su historial de publicaciones. En su lugar, debemos aceptar el hecho de que el valor científico no puede cuantificarse. Por tanto, las decisiones sobre los puestos del profesorado deben basarse en gran medida en juicios cualitativos. Para evitar el nepotismo y la discriminación injusta, deberíamos aumentar radicalmente la participación democrática en la toma de decisiones institucionales. La contratación de profesores, por ejemplo, podría ser votada por todo el profesorado, e incluso por los posdoctorales.

Por último, debemos invertir la reciente transformación de la relación mentor-aprendiz. Los límites a la composición de los grupos de investigación podrían ayudar en este sentido, ya que la mayoría de las estructuras «explotadoras» se caracterizan por un gran número de posdocs altamente cualificados que permanecen durante mucho tiempo bajo el control de un único profesor. Y los sindicatos de estudiantes de postgrado y postdoctorales son esenciales para empoderar a los becarios y hacer oír sus preocupaciones de una forma que el sistema actual no permite.

No se predijo que el trabajo de Kati Kariko sobre las vacunas de ARNm tuviera algún valor. Como consecuencia, casi se vio obligada a abandonar el mundo académico porque no pudo conseguir financiación ni un puesto de profesora titular. Según un artículo del New York Times, Kariko «necesitaba subvenciones para llevar a cabo ideas que parecían descabelladas y extravagantes. No las consiguió, a pesar de que se premiaron investigaciones más mundanas».

Su trabajo, por supuesto, acabaría siendo la base de las vacunas COVID-19 que salvan vidas. Reformando la ciencia para volver a poner en el centro la investigación impulsada por la curiosidad, podemos asegurarnos de no perdernos más descubrimientos importantes como el suyo.

lunes, 20 de febrero de 2023

Noam Chomsky: «Chat GPT es plagio de alta tecnología»

Publicado en Nota Antropológica
https://www.notaantropologica.com/noam-chomsky-chat-gpt-es-plagio-de-alta-tecnologia/



Noam Chomsky: «Chat GPT es plagio de alta tecnología»

El reconocido lingüista Noam Chomsky ha expresado su opinión acerca del Chat GPT, una herramienta de inteligencia artificial que permite generar conversaciones fluidas con usuarios. Según Chomsky, esta tecnología es un plagio de alta tecnología, ya que su funcionamiento se basa en la copia de patrones lingüísticos y estructuras de conversación previamente existentes. Además, advierte que su uso podría tener consecuencias negativas en cuanto a la pérdida de originalidad y creatividad en el ámbito del lenguaje.

El chat GPT (Generative Pre-trained Transformer) es un sistema de inteligencia artificial que accede a grandes cantidades de datos y utiliza algoritmos para generar respuestas a preguntas y comentarios de manera automatizada. Las aplicaciones de chatbots y asistentes virtuales comúnmente lo utilizan, así como también la educación lo ha implementado para generar informes y ensayos a partir de textos previamente ingresados. Sin embargo, los críticos del sistema afirman que es una forma de plagio tecnológico que socava la educación y evita el aprendizaje real de los estudiantes.

Cada vez hay más personas interesadas en conocer las opiniones de los expertos en materia de educación. En esta conversación, se exploran diferentes perspectivas sobre la importancia de la educación y cómo esta puede impactar en el desarrollo personal y social.

Recientemente el presentador del canal de YouTube EduKitchen se acerca a uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo, Noam Chomsky, para obtener su opinión sobre la educación en una nueva entrevista. A continuación, se profundiza en las ideas y reflexiones que surgen en torno a este tema crucial para nuestra sociedad.

En la entrevista, el presentador le pregunta a Chomsky sobre temas como la educación, la pedagogía crítica y la pandemia. También hablan sobre el Chat GPT, la última moda en educación que es visto como plagio de alta tecnología. Chomsky comenta que el Chat GPT socava la educación y no tiene nada que ver con ella, ya que solo genera informes de manera automática.

«Chat GPT es básicamente plagio de alta tecnología. Es un sistema que accede a una cantidad astronómica de datos y encuentra regularidades.»

Chomsky afirma que aunque los sistemas de Chat GPT pueden tener algún valor, no está claro cuál es su utilidad. Asimismo, destaca que es más fácil detectar plagios en ensayos que en otros trabajos. Sugiere que para que los estudiantes aprendan, es fundamental que el programa educativo sea atractivo y no aburrido. De esta forma, se lograría evitar que los estudiantes intenten eludirlo.

«Los estudiantes no aprenden nada de esto, por supuesto, absolutamente nada, es solo una forma de evitar el aprendizaje».

Noam Chomsky afirmó que el aburrimiento es una señal de que el sistema educativo está fallando.

Si los estudiantes no están interesados en una materia, encontrarán una manera de solucionarlo, y si no les interesa, no los desafía, entonces buscarán otras formas de aprender. Desafortunadamente, el sistema educativo actual está basado en programas neoliberales diseñados para la eficiencia y resultados métricos, lo que es considerado como la peor forma de educación.

Según Chomsky, la tecnología de inteligencia artificial, como Neurolink de Elon Musk, podría influir en la educación y en cómo se experimenta. Aunque el vínculo neuronal tiene un gran potencial en la educación, Chomsky no ve que se convierta en una amenaza, ya que no mejoraría la educación actual.

El futuro de la educación está en manos de educadores, planificadores, funcionarios gubernamentales y financiadores de la educación, quienes serán responsables de determinar si ésta es atractiva para los estudiantes y satisface sus necesidades y preocupaciones. Según el reconocido lingüista, la educación debería centrarse en cultivar los intereses y preocupaciones de los estudiantes en lugar de ser un proceso de evaluación sin más

Noam Chomsky también habló sobre la educación en Estados Unidos y cómo el movimiento neoliberal quiere destruir la educación pública.

La administración de Trump era estrictamente neoliberal y creían que la educación no debería existir y que debería ser privada.

Chomsky menciona que esta idea proviene de Milton Friedman, el gurú económico de la Administración Reagan, quien creía que la educación pública debía evitarse para evitar la integración de las escuelas y para que todos compitieran en el mercado. Chomsky destaca que la educación pública masiva fue una importante contribución de EE. UU. a la democracia y al funcionamiento de la misma.

Además, cree que los libertarios y los extremistas neoliberales quieren destruir todo lo relacionado con la educación pública, y que los nacionalistas cristianos están rompiendo la barrera estatal de la Primera Enmienda entre el Estado y la religión.

La educación debe formar ciudadanos críticos capaces de evaluar el poder, el estado de la democracia, su propio entorno y la forma en que están viviendo sus vidas.

Por último, menciona que la teoría crítica de la raza está siendo atacada y que en unos 30 estados republicanos se han aprobado leyes para evitar la enseñanza de la historia estadounidense y reemplazarla con lemas patrióticos. La posición liberal de izquierda implica enseñar a los niños sobre el verdadero pasado de la nación estadounidense, incluyendo la teoría crítica de la raza y la esclavitud del pasado.

Si no se les enseña esto, los niños no entenderán las razones detrás de la brecha de riqueza entre familias negras y blancas y pueden generar racismo. Además, se debe enseñar sobre el derecho de las mujeres y su lucha por la igualdad, ya que eran consideradas propiedad hasta 1975. No enseñar estas cosas es una forma de mantener el privilegio y la desigualdad.

Esta conversación es muy enriquecedora y nos permite entender mejor la importancia de la innovación y la tecnología en nuestro mundo actual. Sin embargo, las respuestas que hemos visto aquí son solo la punta del iceberg y nos invitan a profundizar aún más en este fascinante tema.

Por esta razón, les invitamos a ver la entrevista completa en el canal de YouTube de EduKitchen, donde podrán disfrutar de una conversación completa y detallada.

lunes, 27 de diciembre de 2021

La Universidad Cínica: ludopatía, control cuantificado, economía moral neoliberal del fraude y mercantilización criminógena del mundo académico

Disponible en: https://oda.oslomet.no/oda-xmlui/handle/11250/2833210


La Universidad Cínica: La subjetividad gamificada en el mundo académico noruego
Kuldova, Tereza Østbø

Originalversjon
Ephemera : Teoría y política de la organización. 2021, 21 (3), 43-71http://www.ephemerajournal.org/contribution/cynical-university-gamified-subjectivity-norwegian-academia

Sammendrag
El mundo académico noruego está cada vez más sometido a la gobernanza por números. Una mezcla de Nueva Gestión Pública, gobierno corporativo y el poder que ejercen las empresas de consultoría de gestión sustenta este "triunfo de los números" que pretende estimular la competencia, la productividad y la excelencia. Sin embargo, la desilusión, la individualización, la inseguridad, la ansiedad y la envidia se han convertido en sus productos. Pocos creen que las métricas sean neutrales, imparciales u objetivas. Por el contrario, están muy extendidas las prácticas individuales e institucionales de jugar con las estadísticas y manipular las calificaciones y los indicadores, lo que se conoce como microfraude. Crecen los editores depredadores, las revistas depredadoras y los mercados de métricas falsas, que se consideran una "amenaza global" para la ciencia. La ludopatía en respuesta al control cuantificado es sintomática de la economía moral neoliberal del fraude y de la mercantilización criminógena del mundo académico (Whyte y Wiegratz, 2016). Aunque puede haber "verdaderos creyentes" en la gobernanza por números, este artículo se centra en lo que parece ser la figura más común del cínico académico, argumentando que el triunfo de los números y la reproducción de la gobernanza por números a pesar de la creciente crítica y la conciencia crítica tiene que ser entendida a través de las nociones de fantasía ideológica, desautorización y placer y a través de un modo particular de subjetivación - a saber, la subjetividad gamificada. Reflexionando sobre observaciones (auto)etnográficas y entrevistas con académicos y sindicalistas en el mundo académico noruego, este artículo ofrece una contribución teórica sobre la función de la ideología cínica y la subjetividad gamificada para la reproducción organizativa y sus consecuencias para la posibilidad de resistencia. La resistencia, se argumenta, implicaría la externalización de la incredulidad y la desculpabilización de lo académico, y volver a poner la medida en su lugar. ¿Puede surgir la política propiamente dicha a pesar del cinismo organizativo?

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The Cynical University: Gamified subjectivity in Norwegian academia

Originalversjon
Ephemera : Theory and Politics in Organization. 2021, 21 (3), 43-71. http://www.ephemerajournal.org/contribution/cynical-university-gamified-subjectivity-norwegian-academia

Sammendrag
Norwegian academia is increasingly subject to governance by numbers. A mixture of New Public Management, corporate governance and the power wielded by management-consultant firms underpins this ‘triumph of numbers’ intended to stimulate competition, productivity and excellence. Disillusionment, individualization, insecurity, anxiety and envy, have, however, become its products. Few believe that metrics are neutral, unbiased or objective. On the contrary, individual and institutional practices of gaming statistics and manipulating ratings and indicators are widespread, together known as micro-fraud. Predatory publishers, predatory journals and fake metrics markets are growing, considered a ‘global threat’ to science. Gaming in response to quantified control is symptomatic of the neoliberal moral economy of fraud and the criminogenic marketization of academia (Whyte and Wiegratz, 2016). While there may be ‘true believers’ in governance by numbers, this article focuses on what appears as the more common figure of the academic cynic, arguing that the triumph of numbers and the reproduction of governance by numbers despite mounting critique and critical awareness has to be understood through the notions of ideological fantasy, disavowal and pleasure and through a particular mode of subjectivation – namely, gamified subjectivity. Reflecting on (auto-)ethnographic observations and interviews with academics and trade unionists in Norwegian academia, this article offers a theoretical contribution to the function of cynical ideology and gamified subjectivity for organizational reproduction and its consequences for the possibility of resistance. Resistance, it is argued, would involve externalization of disbelief and degaming of the academic, and putting measure back into its proper place. Can politics proper emerge despite organizational cynicism?

miércoles, 22 de diciembre de 2021

La corrupción de la ciencia en México (Parte 2)

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2021/09/07/opinion/020a2po


La corrupción de la ciencia en México


En la primera parte de este ensayo dimos cuenta de cómo bajo los regímenes neoliberales la política científica dio lugar a corrupciones de escala institucional, como el contubernio entre el Conacyt y las empresas y corporaciones o la creación de fideicomisos y asociaciones civiles (https://acortar.link/3O46js). Se trató de una desviación del objetivo que debe perseguir la ciencia de un país, que es contribuir a la satisfacción plena de sus ciudadanos. Esta última parte explora el papel jugado por los investigadores o académicos sin los cuales la corrupción institucional no sería posible. Ello implica examinar el rol que juega la ideología cientificista o tecnocientífica. En estas últimas décadas se ha consolidado un proceso global de acrecentamiento de la investigación por parte de las gigantescas corporaciones y por la cooptación de la ciencia pública (la realizada en universidades y organismos de gobierno) por parte de esas mismas empresas. El mundo ha visto la conversión gradual o súbita de la ciencia pública o social hacia una ciencia corporativa donde los objetivos de la investigación están dirigidos a incrementar la rentabilidad y las ganancias de las empresas patrocinadoras. Este proceso ha sido facilitado por la reiterada imposición de la ideología cientificista en las comunidades académicas.

Tres son los principales mitos que engalanan el cientificismo. El primero atañe a la fetichización de la ciencia. Siempre se tiende a hablar de La Ciencia (con mayúsculas) elevada a una suerte de entidad suprema, en vez de reconocer las diferentes modalidades del quehacer científico, cada una de las cuales persigue fines diferentes y hasta antagónicos. No hay una, hay muchas ciencias. Este fetiche se ve acompañado, segundo mito, por la falsa idea de que toda actividad científica es automáticamente benéfica, moralmente buena e ideológica y políticamente neutra. El tercer mito lo ha descrito con precisión Jorge Reichmann: El conocimiento científico es un gran bien. Pero, ¿cómo pueden tantos investigadores caer en la ingenuidad cientificista de creer que simplemente incrementar el conocimiento conducirá a la mejora de la condición humana? El progreso científico no implica necesariamente progreso humano. En México lo anterior ha quedado demostrado. La curva del presupuesto en ciencia y tecnología desde la fundación del Conacyt en 1971 ha sido ascendente, y sin embargo la pérdida de bienestar de los mexicanos y el deterioro de su entono natural y ambiental se incrementó de forma dramática. La exigencia de más presupuesto como acto automáticamente virtuoso es entonces un argumento falaz.

Para el caso de México, ya en un ensayo anterior mostramos cómo la orientación, los enfoques e incluso los marcos teóricos y metodológicos de muchas áreas de la investigación estaban marcados por los intereses del capital. Ello se ponía de manifiesto en la agronomía, la hidráulica, la biomedicina, la química, la biotecnología, la ecología y el estudio de la biodiversidad (https://acortar.link/0k7YL6).

La atmósfera general de mercantilización que prevaleció durante el periodo neoliberal en México, vino a agregar un cuarto factor al imaginario cientificista que facilitó la corrupción. Muchos investigadores compraron la idea, al calor de lo que sucedía en toda la sociedad, de convertirse en investigadores para la innovación no social sino mercantil. Ya antes los discursos oficiales habían introducido la idea de la innovación, y este nuevo atributo sin excepción se entendió como contribuciones a las empresas privadas nacionales e internacionales. De ahí la absurda idea de medir los avances por el número de patentes. Como lo hicieron los políticos que se creyeron empresarios (y viceversa), muchos colegas se convirtieron en científicos emprendedores con cabezas de Darwin, cuerpos de Rockefeller y garras de Bill Gates (A. Barreda, 2021). De ahí proliferaron las empresas de biotecnología, las consultoras ambientalistas o biomédicas, las firmas dedicadas a la asesoría agroindustrial, informática o química. Sin ningún escrúpulo los principales ecólogos del país se dedicaron a lavar la imagen de las mayores empresas contaminadoras y ecocidas, y los biotecnólogos se coinvirtieron en accionistas de las corporaciones. De manera normal, los subsidios, premios, becas y apoyos fluyeron desde las corporaciones hacia los centros de investigación biológica, ecológica, biotecnológica, agronómica, biomédica y química.

En suma, la mercantilización que alcanzó todos los ámbitos de la vida social del país llegó también a la ciencia y volvió normales un conjunto de actitudes, valores y prácticas carentes de ética. Hoy requerimos, con urgencia, del rescate y reimpulso de una ciencia y tecnología con vocación de servicio, y esto implica la presencia de investigadores críticos con conciencia social y ambiental.

lunes, 6 de diciembre de 2021

¿Es la Ciencia Abierta neoliberal? / Is Open Science Neoliberal?

PrePrint publicado en PsyArXiv : https://psyarxiv.com/ft8dc/



Is Open Science Neoliberal?

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Resumen

El movimiento de reforma científica, al que con frecuencia se hace referencia como ciencia abierta, tiene el potencial de remodelar sustancialmente la forma de hacer ciencia y, por esta razón, sus antecedentes y consecuencias sociopolíticas merecen una seria atención académica. En una bibliografía de reciente creación que pretende satisfacer esta necesidad, se ha argumentado ampliamente que el movimiento es neoliberal. Sin embargo, por dos razones es difícil justificar esta atribución a gran escala: 1) los críticos atribuyen erróneamente al movimiento una estructura monolítica, y 2) los argumentos de los críticos que asocian el movimiento con el neoliberalismo son muy cuestionables. En particular, los críticos asocian con demasiada precipitación el enfoque preferente del movimiento en las cuestiones metodológicas y su filosofía de la ciencia subyacente con el neoliberalismo, y sus acusaciones sobre las inclinaciones pro-mercado del movimiento de reforma no se sostienen bajo un examen más detallado. Lo que se necesita son relatos más matizados de los fundamentos sociopolíticos de la reforma científica que muestren más respeto por la complejidad del tema. Para responder a esta necesidad, proponemos un metamodelo para el análisis de las propuestas de reforma, que representa la metodología, la axiología, la política científica y la ideología como ámbitos interconectados pero relativamente distintos, y permite reconocer las tendencias divergentes del movimiento.


Abstract

The scientific reform movement, which is frequently referred to as open science, has the potential to substantially reshape how science is done, and for this reason, its socio-political antecedents and consequences deserve serious scholarly attention. In a recently formed literature that professes to meet this need, it has been widely argued that the movement is neoliberal. However, for two reasons it is hard to justify this wide-scale attribution: 1) the critics mistakenly attribute the movement a monolithic structure, and 2) the critics' arguments associating the movement with neoliberalism are highly questionable. In particular, critics too hastily associate the movement’s preferential focus on methodological issues and its underlying philosophy of science with neoliberalism, and their allegations regarding the pro-market proclivities of the reform movement do not hold under closer scrutiny. What is needed are more nuanced accounts of the socio-political underpinnings of scientific reform that show more respect to the complexity of the subject matter. To address this need, we propose a meta-model for the analysis of reform proposals, which represents methodology, axiology, science policy, and ideology as interconnected but relatively distinct domains, and allows for recognizing the divergent tendencies in the movement.


Preprint DOI 10.31234/osf.io/ft8dc
License  CC-By Attribution 4.0 International 

martes, 23 de marzo de 2021

Publicado en blog SciELO en Perspectiva Humanidades


Los perjuicios de la neoliberalización de la educación superior pública en América Latina



Isaura Castelao-Huerta, Candidata a Doctora en Ciencias Humanas y Sociales por la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Colombia.

El artículo “Investigaciones sobre los efectos de la neoliberalización de la educación superior pública en América Latina”, publicado en la revista Educação e Pesquisa (vol. 47), es una revisión de la literatura publicada entre 1995 y 2019 acerca de los efectos de la aplicación de políticas neoliberales en la educación superior pública en América Latina. Esta revisión lleva a señalar que, aunque en la región hay una variedad de políticas neoliberales que se han implementado y modificado con el tiempo, dos se destacan: el recorte al presupuesto de las universidades y la implementación de sistemas de evaluación del desempeño. Esto ha resultado en una precarización laboral y en restricciones en el acceso a la educación, así como en una mercantilización del trabajo docente y en el afianzamiento de una corriente dominante de la pedagogía constructivista.

Este trabajo fue realizado por la autora en el marco de la elaboración de su tesis doctoral en el programa de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. La preparación de la revisión de literatura consistió en dos procesos: primero, la búsqueda, la selección y la organización de las fuentes de información; y segundo, un análisis hermenéutico del contenido de las fuentes. La revisión de los trabajos, que incluye artículos, capítulos de libros, libros, tesis y páginas de internet, permitió identificar y sistematizar las discusiones centrales y los resultados de cada uno.

La aplicación de políticas neoliberales en América Latina, sumada a la corrupción, la violencia estatal y los gobiernos autoritarios, ha traído como consecuencia precarización, informalidad, desempleo, pobreza, desigualdad, corrupción, criminalidad e injusticia (IBARRA, 2011). En el caso específico de la educación superior pública, hay un marcado desfinanciamiento a las instituciones (DIODATI; MENDÍAZ, 2010), que afecta al profesorado que vive un proceso de precarización laboral y moral, lo que finalmente resulta perjudicial para el estudiantado. Sumado a ello, la educación se convierte en un producto al que pueden acceder quienes cuenten con capital económico y cultural, con lo que las universidades devienen más excluyentes. Los sistemas de evaluación del desempeño académico, que buscan estandarizar la calidad de la educación, en realidad generan distinciones porque las formas de producción y transmisión del conocimiento son variables de acuerdo a las disciplinas y a los recursos financieros que se tengan para ello. Al estar en permanente evaluación el desempeño, surge como una característica de la neoliberalización de la universidad la sensación de inestabilidad, que desencadena una interacción humana conflictiva y difícil, con episodios de burnout, agotamiento, despersonalización y falta de realización personal. Finalmente, hay la imposición de un currículo basado en competencias, caracterizado por el saber hacer laboral con una homogenización del conocimiento (DE LA CRUZ, 2012).

No obstante, estas políticas neoliberales han encontrado resistencias a su paso a partir de movilizaciones estudiantiles (DÍAZ ESCOTO, 2007), y de proyectos concretos de una nueva educación y una universidad en contra del neoliberalismo (ABOITES, 2008). Ante ello, es conveniente preguntarse cuáles otras estrategias podrían aplicarse en pro de revertir los perjuicios causados por las políticas neoliberales dentro de la academia latinoamericana. También, es importante analizar cómo las diferentes categorías sociales (género, raza, clase, disciplina académica) configuran las experiencias y las prácticas de las personas al interior de las universidades neoliberalizadas.

Referencias

ABOITES, H. El futuro de la universidad en América Latina. Revista Acción Educativa [online]. 2008, vol. 8, pp. 6-16. Available from: http://www.riseu.unam.mx/documentos/acervo_documental/txtid0068.pdf

DE LA CRUZ, S. La mercantilización de la educación en el contexto universitario. Revista Electrónica de Psicología Política [online]. 2012, vol. 9, no. 28, pp. 48-54. ISSN: 1669-3582 [viewed 4 March 2021].  Available from: http://www.psicopol.unsl.edu.ar/Agosto2012-Art%EDculo4.pdf

DIAZ ESCOTO, A.S. La crisis de fin de siglo en la UNAM: financiamiento y gratuidad. Educ. Pesqui. [online]. 2007, vol. 33, no. 1, pp. 81-94. ISSN: 1517-9702 [viewed 4 March 2021].  https://doi.org/10.1590/S1517-97022007000100006. Available from: http://ref.scielo.org/zrrk2s

DIODATI, M. and MENDÍAZ, M. G. La retórica institucional del Banco Mundial en torno a las políticas de ciencia y tecnología de las universidades latinoamericanas. Hacia la búsqueda de autonomía académica en los países de la región. Revista de la Escuela de Ciencias de la Educación [online]. 2010, vol. 5, pp. 51-68. ISSN: 2362-3349 [viewed 4 March 2021].  Available from: https://revistacseducacion.unr.edu.ar/index.php/educacion/article/view/50/49

IBARRA, D. O neoliberalismo na America Latina. Rev. Econ. Polit. [online]. 2011, vol. 31, no. 2, pp. 238-248. ISSN: 0101-3157 [viewed 4 March 2021].  https://doi.org/10.1590/S0101-31572011000200004. Available from: http://ref.scielo.org/npxvxg

Para leer el articulo, acesse

CASTELAO-HUERTA, I. Investigaciones sobre los efectos de la neoliberalización de la educación superior pública en América Latina. Educ. Pesqui. [online]. 2021, vol. 47, e232882 [viewed 10 March 2021].  https://doi.org/10.1590/s1678-4634202147232882. Available from: http://ref.scielo.org/mpqh3f

Links externos

Educação e pesquisa – EP: www.scielo.br/ep

Isaura Castelao-Huerta: https://www.researchgate.net/profile/Isaura_Castelao-Huerta

 

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CASTELAO-HUERTA, I. Los perjuicios de la neoliberalización de la educación superior pública en América Latina [online]. SciELO en Perspectiva: Humanidades, 2021 [viewed 23 March 2021]. Available from: https://humanas.blog.scielo.org/es/2021/03/23/los-perjuicios-de-la-neoliberalizacion-de-la-educacion-superior-publica-en-america-latina/  

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