viernes, 30 de abril de 2021

Latinoamérica: producción científica y tendencias de crecimiento [ análisis SCImago ]

Publicado en blog SCImago


Latinoamérica: producción científica y tendencias de crecimiento

April 30, 2021

Los resultados de investigación de un país o una región se pueden analizar desde varias perspectivas, como pueden ser económicas, políticas o culturales. Estos análisis atribuyen los resultados a acciones o contextos de sus propias ópticas, por ejemplo, desde el punto de vista político y económico se atribuyen los resultados a la inversión en el PIB, en donde Brasil es el único país de la región que invierta más del 1%, si lo vemos desde lo político, entonces las realidades políticas de Argentina y Cuba pueden señalar una consecuencia en sus resultados de investigación o si lo vemos desde la perspectiva social (y muchas otras más) la realidad de Venezuela, con su fenómenos de migración, tiene implicaciones irrefutables en sus resultados científicos.

En términos absolutos de la producción científica, la figura siguiente muestra el panorama de la región, con muchos “puntos pequeños” y unos cuantos “puntos grandes”, lo que comúnmente denominamos la brecha en capacidad de investigación.

Producción científica latinoamericana (indicador Output) (2015-2019). Fuente: Scopus.

La diferencia en la capacidad de producción científica de los países latinoamericanos es bien conocida. Si clasificáramos en cuartiles los 142 países que han publicado más de 1000 documentos en el periodo 2015-2019 tendríamos a Brasil y a México en primer cuartil, a Argentina, Chile, Colombia y Ecuador en el segundo cuartil, a Perú, Cuba, Uruguay, Venezuela, puerto Rico y Costa Rica en el tercer cuartil y los demás países en el último cuartil. Aunque esta distribución puede servir para fines políticos y de visibilidad, no es suficiente en un análisis de capacidades o cuando se desea indagar por la eficacia y resultados de políticas públicas.  

Esta publicación presenta un análisis más profundo de la producción científica de los países latinoamericanos con el objetivo de identificar tendencias que se puedan asociar a los diferentes momentos políticos, sociales, académicos y científicos de éstos. 

Se identificó el incremento en el indicador de productividad (Output) y la tasa de crecimiento para los países latinoamericanos. La figura siguiente da cuenta de estos datos.





Incremento y tasa de crecimiento del indicador Output (2015-2019) en países latinoamericanos. Fuente: SCImago Research Group.

Hallazgos

  • Argentina, Venezuela, Cuba y Puerto Rico están produciendo menos que hace 5 años, también presentan las menores tasas de crecimiento.
  • México ha incrementado su producción en un valor similar a Brasil y también tienen tasas de crecimiento similares.
  • Perú y Colombia han incrementado su producción por encima de Chile, aunque en el total aún se encuentren por debajo de esta.
  • Ecuador, honduras y Perú presentan las mayores tasas de crecimiento, aunque Honduras parte de valores muy pequeños.  

Estos hallazgos brindan más información para el análisis de la producción científica de la región, en particular, nos indica que los países que tienen incrementos negativos y menores tasas de crecimiento tienen por delante retos gigantescos para salir del rezago en el que se encuentran, sus políticas públicas e institucionales deben buscar ante todo la colaboración científica y mayor impacto, para que estos indicadores sirvan como incentivo para el aumento de la producción. Por otro lado, nos indican la velocidad que llevan diferentes países, en particular Ecuador y Perú, que de continuar así, pueden pasar a escoltar a México y a Brasil en muy corto tiempo, por lo que se convierten en competidores directos de Chile, Colombia y Argentina por el podio latinoamericano.

En el caso de Perú, el CONCYTEC lidera la política nacional para el desarrollo de la ciencia, al tecnología y la innovación tecnológica, que busca fortalecer las capacidades de sus investigadores y de su infraestructura, así como llevar un detallado monitoreo de su producción e impacto científico.

En el caso de Ecuador, la Secretaría de Educación Superior esta decididamente apoyando a las universidades y a los institutos de investigación con convocatorias e infraestructura, lo cual ha llevado que las universidades públicas y privadas aporten el 55,2% y 42,2% del total de la producción científica del país, superando en 5 puntos porcentuales los valores de 2015. Con este panorama, los próximos años veremos los resultados de la reinvención de dichos establecimientos frente a la pandemia y sin duda la puja por los primeros puestos será emocionante (para los amantes de la cienciometría por supuesto).

Gerardo Tibaná Herrara
Senior Consultant
https://orcid.org/0000-0003-2056-7605

jueves, 29 de abril de 2021

artículo: Tarifas de mercado de los servicios de publicación de revistas científicas

Publicado en blog Universo Abierto

https://universoabierto.org/2021/04/06/tarifas-de-mercado-de-los-servicios-de-publicacion-de-revistas-cientificas/



Tarifas de mercado de los servicios de publicación de revistas científicas




Grossmann A and Brembs B. Current market rates for scholarly publishing services [version 1; peer review: 2 approved with reservations]. F1000Research 2021, 10:20 (https://doi.org/10.12688/f1000research.27468.1.

Texto completo

Durante décadas, el aumento suprainflacionario de los precios de suscripción de las revistas científicas ha sido tema de preocupación entre las instituciones académicas. Tras años de esfuerzos infructuosos por resolver esta “crisis de las publicaciones seriadas”, se ha propuesto el acceso abierto como la última solución potencial. Sin embargo, los precios de las publicaciones de acceso abierto también son elevados y están aumentando mucho más allá de la inflación. Lo que ha faltado hasta ahora en el debate público es un enfoque cuantitativo para determinar los costes reales de la publicación eficiente de un artículo académico utilizando las tecnologías más avanzadas, de manera que se puedan tomar decisiones informadas sobre los niveles de precios adecuados.

Aquí se ofrece un cálculo detallado, paso a paso, de los costes asociados a la publicación de artículos de investigación primaria, desde su presentación, pasando por la revisión por pares, hasta su publicación, indexación y archivo. Se comprobó que estos costes oscilan entre menos de 200 dólares por artículo en las plataformas de publicación modernas a gran escala que utilizan la revisión por pares después de la publicación, y unos 1.000 dólares por artículo en revistas de prestigio con tasas de rechazo superiores al 90%. Los costes de publicación de un artículo académico representativo se sitúan hoy en día en torno a los 400 dólares. En este artículo se analizan las partidas adicionales no relacionadas con la publicación que constituyen la diferencia entre los costes de publicación y el precio final.

LIBRO: Guerras de Internet. Un viaje al centro de la red para entender cómo afecta tu vida

LIBRO: Guerras de Internet. Un viaje al centro de la red para entender cómo afecta tu vida


Natalia Zuazo
Guerras de Internet. Un viaje al centro de la red para entender cómo afecta tu vida
Descargar en: https://bit.ly/3t5QUTO





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“Entre las visiones extremistas de internet estamos los usuarios”

Por Sebastián De Toma

Natalia Zuazo nació en Tolosa en 1979. Se recibió de licenciada en Ciencia Política con especialización en Relaciones Internacionales en la Universidad de Buenos Aires y realizó el Máster en Periodismo del diario La Nación y la Universidad Torcuato Di Tella. Fue editora de noticias online en Clarín.com, Crítica de la Argentina y Perfil.com. Coordinó los proyectos digitales de la Revista Anfibia (Unsam/FNPI) y la Fundación Proa. Es directora de comunicaciones de una agencia digital y consultora en comunicación y proyectos online.

Trabaja en periodismo, estrategia y contenidos digitales desde hace más de 10 años. Escribe sobre política, tecnología y el cruce de ambas en Le Monde Diplomatique Cono Sur y la revista Brando, entre otros. En septiembre de 2015 publicó su primer libro, Guerras de internet. Un viaje al centro de la Red para entender cómo afecta tu vida (Debate, 2015).

Zuazo le contó a Revista Fibra sobre la génesis del libro, cómo es escribir divulgación en Argentina y por qué estas guerras de internet atraviesan nuestras vidas, todos los días.

¿Cómo surgió la idea de escribir el libro?

Venía escribiendo sobre temas relacionados con Internet y política, un género que en el mundo ya tiene muchos años, pero acá en Argentina es poco común. Me costaba, en algunos casos, convencer a los editores de que estos temas eran importantes, que teníamos que empezar a hablar de estas cosas en algún momento y que teníamos que dejar de hacer siempre las mismas notas de tecnología enfocadas en el consumo.

Cuando Anonymous empezó a hacer algunas operaciones, me pidieron más notas. Siguió en aumento con el blackout de SOPA y PIPA —los proyectos de ley de copyright en Estados Unidos— y cuando Assange y los grupos de hacktivistas comenzaron a revelar secretos. Con Snowden y la NSA se generó un interés más grande porque comenzó a develarse lo que todos suponíamos, que el espionaje es masivo. Assange espió para el pueblo, como dice Zizek1, para generar conciencia: denunció a las mismas autoridades a la vista de todos. A partir de esto es que surgió la idea con quien luego sería el editor del libro, Federico Kukso. Primero pensamos una nota sobre los héroes de internet. Esa idea, en formato libro, fue la que presentamos en la editorial. Le dije al director editorial de Random House en Argentina, Juan Boido, que no me cerraba mucho centrarme en personajes, en hacer algo tan ad-hóminem. La historia son procesos, son estructuras, no son solamente hombres. Yo entendía que eso vendía, que era divertido, que era incluso heroico, pero para eso está el cine. Para entender realmente cuáles eran los conflictos había que explicar la materialidad de internet y a partir de ahí poder explicar las otras capas. Una visión muy marxista del tema: expliquemos lo material para después explicar lo superestructural, porque sino siempre nos quedamos en el emergente del emergente.

Una segunda cuestión que le planteé a Juan fue: “Tenemos que explicar esto en Argentina y en América Latina”, porque todavía no había sido contado acá. Cuando empecé a escribir, de hecho, había salido una sola nota sobre el tema de los cables de Las Toninas y luego empezaron a salir otras.

El libro fue cambiando bastante y terminó en lo que es hoy. Los tres primeros capítulos hablan de infraestructura desde Argentina y desde América Latina, en donde no sólo se habla de lo material, sino también de la propiedad de internet, de quién es la web. Los capítulos siguientes, los del medio, hablan de la política de internet, de la gobernanza, y por eso los llamé “Cómo se cocina la red”. Son temas que importan a un mundillo muy pequeño, pero que es necesario entender para luego poder pasar a otros conflictos. Y la última parte del libro es el capítulo de cámaras y de privacidad porque me parecía que, de todos los conflictos, esos son los que nos interpelan más cercanamente en nuestra vida cotidiana, desde salir a la calle hasta usar el celular. Ahí había una intención personal de terminar el libro con algo que te interpelara desde una función política: “Bueno, si ya sabés esto y tenés la información, es más probable que hagas algo” o que te empiece a sonar distinto al poder vincularlo con tu vida cotidiana.

¿Es un libro de divulgación?

De divulgación o un manual y lo veo como algo positivo. Hay dos visiones sobre estos temas, en general: por un lado, tenés a la gente que trabaja en el negocio de la tecnología, que ve a internet como una herramienta de desarrollo, siempre positiva, que nos va a solucionar la vida; y, por el otro, tenés a un grupo muy paranoico que conlleva una visión antipolítica del mundo, que además te deja afuera de todo porque no cree en las instituciones regulando los procesos sociales. Hay que encontrar un punto medio, porque tenés esas dos visiones en los márgenes y entre ellas a todos nosotros, los usuarios. Porque yo, más allá de ser periodista y de entender un poco más desde que me puse a estudiar el tema, primero soy usuaria.

Hay muchos conflictos que se plantean en el libro en donde no hay una posición única. La privacidad, por ejemplo. En el capítulo sobre Net Mundial, que se llevó a cabo en Brasil, comento esa escena donde aparece el video de cómo es internet. Y todos la ven muy linda, muy positiva, pero en realidad todos están pensando en una internet distinta, para qué la quieren, cómo controlarla o liberarla; para cada sector es algo distinto y es allí donde los conflictos aparecen.

Otro tema para nada cerrado es el de la jurisdicción y las soberanías en internet. El día que eso se solucione, se soluciona el mundo, porque replica en otras cuestiones como la de la libertad. ¿Qué es la libertad? Depende de cada país. Lo mismo pasa con la privacidad. En otras entrevistas me han preguntado “¿qué hay que hacer sobre la privacidad?” y no hay una única solución, va a depender de lo que vos estés dispuesto a hacer. Tal vez vos estás de acuerdo con que te paguen por tus datos y esa puede ser una solución, decir: “Bueno, ya que estoy en esto, ya que me van a robar que me roben, pero que me paguen”. Pero no deja de ser un problema. En Ámsterdam la prostitución puede ser legal pero sigue siendo prostitución y vos avalas eso. Si te interesa un poco más tu privacidad, porque considerás que tiene que haber algún nivel de control, mi postura es salir un poco de sistema. Para poder ser ciudadano, además de usuario, tenés que poder elegir. Y elegís salirte de algunas cosas porque es obvio que no podés salir del todo.

Es difícil salir de un sistema que pone a tu disposición un aparato en el bolsillo que da todo el tiempo tu ubicación, lo lleves encendido o no.

Es así, pero podés hacer muchas cosas. Desde la más mínima: apagarlos, no actualizarlos todo el tiempo, podés utilizar otro tipo de software, pero todo eso requiere tomarse un tiempo. Justo hoy que está de moda toda esa filosofía que dice que elegir es ser moderno, yo digo que ser más moderno no es comprarte el último teléfono porque otro te lo dice, sino elegir no comprarlo.

Una cuestión que se plantea en el libro es cómo trabajar con los policy makers y cómo hay que entender que no tienen que saber sobre tecnología necesariamente (ver extracto, páginas 43 y 44).

Es por eso que incluí en el libro la charla que tuve con Claudio Ruiz, de Derechos Digitales de Chile. Uno puede tener todas las herramientas de un abogado o de un técnico, pero necesita entender que, para poder incidir en las políticas, debo comprender sus reglas. Todos nos quejamos sobre cómo se nos imponen ciertas decisiones sobre tecnología, pero no vemos que la política tiene su proceso, al igual que todo. Vos no le vas a ir a cuestionar a un médico cuando te dice “primero sacate una radiografía, después hacete un análisis y después vení a verme”, pero a la política le cuestionamos todo ya que se piensa que la política es sucia por el sólo hecho de ser política. En las organizaciones de internet y en ciertos activistas impera una visión que supone que todos los políticos son neófitos y no entienden nada de la tecnología y no se ve que eso no es algo malo. El legislador no puede saber todo sobre todo, no puede saber sobre hidrocarburos, sobre salud reproductiva; para eso necesita a los asesores. Hace falta mucho trabajo para salir de la crítica por la crítica misma. Es difícil explicar por qué no se puede aplicar el voto electrónico en cincuenta días, hay que sentarse con quien toma esas decisiones a explicárselo, y eso me parece que es un espacio que todavía necesita mucho trabajo. ¿Quién va a poner un freno a Google si no es un gobierno o un conjunto de gobiernos? Está claro que Google no se va a frenar a si misma.

¿Qué guerras quedaron afuera, por falta de tiempo o de espacio?

Corté parte de las guerras pero puse todas las que quise poner. Por ejemplo, en el capítulo sobre el control de los cuerpos mencioné las cámaras de seguridad, pero quedaron afuera muchos datos sobre los controles biométricos. Preferí centrarme en la cuestión de las cámaras, sobre lo que no encontré una publicación que reuniera todos los datos, sino muchos datos dispersos. Los que están trabajando la cuestión en Argentina son pocos, en Brasil hay muchos más. Otro problema que encontré es que todavía no existe un registro público de cuántas cámaras instalan los municipios, las provincias o la Nación.

Otro ejemplo: en el capítulo de privacidad elegí centrarme en los que yo llamo los tres intercambios: el de Google, el de Facebook y el de las aplicaciones de los celulares. Lo hice porque lo pensé con una visión periodística, de interés público, que dice que a cuanta más gente afecta, más importante es.

Varios capítulos comienzan con una anécdota personal, casi parece una estrategia de escritura. ¿Fue así?

Había un programa en un canal de cable que se llamaba Cazadores de mitos, dos personas que salían a romper los mitos2. Acá yo intenté hacer lo mismo, por ejemplo, con las cámaras de seguridad. ¿Resuelven el problema de la seguridad? No hay datos, entonces, prefiero cuestionar mi prejuicio sobre el tema porque para qué soy periodista si reproduzco sólo lo que dice el sentido común. Cuando vos te preguntas “¿qué es internet?”, la mayoría de la gente que tiene entre treinta, cuarenta y cincuenta años, y que tiene hijos te dice “es mi hijo aprendiendo cómo funciona el iPad a los tres años”. Entonces, para ellos internet es eso, es su forma de acercarse a internet. Y si yo no tengo en cuenta eso, termino escribiendo para una elite.

Decidí, al escribir, que el libro fuera una novela y quiero que llegues hasta el final, que te enganche. Lo contrario sería seguir explicando lo técnico con lenguaje técnico, como los economistas cuando te explican algo en sus propios términos. Defiendo mucho el género de la divulgación, que requiere metáforas, que requiere historias personales, que requiere comparaciones, y que requiere mucha información. Prefiero eso antes que reproducir el sentido común.

1 Zizek, Slavoj (2014/06/20): “Assange: un espía para el pueblo” (traducción). En: www.derechoaleer.org [Consultado el 10/09/2015]

2 La serie, llamada Mythbusters en inglés, es un programa de TV de divulgación científica emitido por Discovery Channel. En él, los conductores ponen a prueba la veracidad de las leyendas urbanas y otras creencias de la cultura popular sometiéndolas al método científico.

Para entender realmente cuáles eran los conflictos había que explicar la materialidad de internet y a partir de ahí poder explicar las otras capas.

Para poder ser ciudadano, además de usuario, tenés que poder elegir. Y elegís salirte de algunas cosas porque es obvio que no podés salir del todo.

Capítulo VI de Guerras de internet*

Toda la Red es política: la lucha entre usuarios, gobiernos y corporaciones

A medida que los Estados se fusionan con internet y el futuro de nuestra civilización deviene en el futuro de internet, estamos obligados a redefinir las relaciones de fuerza”.
JULIAN ASSANGE
Criptopunks (2012)


Internet no es sólo el mejor servicio de video del mundo. No es simplemente una mejor forma de ver pornografía. No es sólo una herramienta para planear ataques terroristas. Estos son sólo casos del uso de la Red. Pero ella es el sistema nervioso del siglo XXI. Es hora de que empecemos a actuar así”.
CORY DOCTOROW

 

En 2007, a los 27 años, Claudio Ruiz, chileno, ya recibido de abogado, se dio cuenta de que tenía que tomar una decisión. Había terminado la facultad y trabajaba en Derechos Digitales, una organización que había fundado con algunos de sus compañeros. Los primeros años escribían policy papers, documentos serios y académicos sobre cómo tratar los nuevos problemas legales que se presentaban con internet. Pero, en mayo de ese año, la Presidenta Michelle Bachelet envió al Congreso Nacional una propuesta para reformar la Ley de Propiedad Intelectual de 1970, en donde se incluían varios puntos relacionados con internet. La Ministra de Cultura convocó a Claudio y su grupo, ya con experiencia en derechos de autor en la Red, como asesores. La presión era grande: la reforma se proponía en el marco de la negociación de un tratado de libre comercio con Estados Unidos en el cual la potencia buscaba flexibilizar los acuerdos de copyright para beneficiar a su industria.


—Tuvimos que tomar una decisión. Nos llamaron para trabajar asesorando a la Ministra de Cultura en temas de derechos de autor. Pasamos de ser buenos técnicos a involucrarnos en una negociación “real” y entender sus códigos. Nos costó, pero involucrarnos en política fue lo mejor que pudimos hacer.


Claudio Ruiz, hoy con 35 años, recuerda aquel momento mientras desayuna un café con leche con medialunas en El Banderín, un bar de Almagro. De espalda grande y una barba espesa que le cubre la mitad de la cara, Claudio se entusiasma hablando de su tema, internet.


—Yo me gano la vida luchando por las cosas que creo: defender derechos humanos en el ámbito digital. Eso es grandioso. Pero aprendí que para lograrlo tengo que jugar el juego de la política.


En las guerras de internet, Claudio forma parte de un colectivo grande y diverso llamado “sociedad civil”. Dentro de él conviven todo tipo de organizaciones que reclaman y luchan, con diferentes herramientas, por la aplicación de derechos y libertades en la Red. Entre ellas, también existen diferencias a la hora de pelear las guerras, y sobre qué rol tomar frente a los distintos actores que controlan la Red. El primer grupo, más cercano al anarquismo, propone evitar cualquier control: internet no debería estar en manos de nadie (ni empresas, ni Estados); debería funcionar en estado de total libertad. Para el segundo grupo, que podríamos llamar “liberal”, la intervención debería darse para proteger los derechos y garantías que tenemos como ciudadanos en el ámbito online, y de reclamar transparencia absoluta de la información como forma de llegar a la libertad de expresión. Para un tercer grupo, más cercano al marxismo o a una visión de lucha política pragmática, la Red es otro ámbito de una disputa del sistema capitalista mismo: para ellos, no existen conflictos solamente de internet, sino que son parte de una batalla más amplia (y antigua) sobre quién se queda con qué, o cómo se distribuyen mejor los recursos. Sostienen que si la intervención es necesaria para regular desigualdades que produce el mercado, es bienvenida. Por supuesto, para todos ellos, hay luchas comunes, donde unen fuerzas.


Entre estas perspectivas, Claudio se ubica en una posición pragmática, que no reniega de la política. Acepta el diálogo político, y que ninguna guerra puede pelearse fuera de un contexto de luchas de intereses. Sabe que hay que dialogar con todos los involucrados, e incluso educar a ciertos sectores o personas que no tienen por qué conocer sobre todos los temas, algo que sucede a menudo con los problemas de la tecnología.


—Desde las organizaciones de la “sociedad civil” de internet necesitamos entender los códigos de la política para lograr pequeños o grandes cambios.

Claudio lo explica con un ejemplo: Cuando se empezó a negociar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), un tratado de libre comercio multilateral que Estados Unidos promueve y negocia en secreto con once países del Pacífico, su organización sabía que, entre otros efectos, se iban a afectar los derechos de los chilenos en internet. Pero su campaña no se propuso enfrentarse a todo el acuerdo, porque implicaba una lucha política inmensa. En cambio, idearon una campaña para decirle a la gente que Chile estaba negociando un acuerdo en secreto, donde también se escondían violaciones a sus derechos online.


—En vez de explicar todo el palabrerío de la ley, hicimos claro que con el TPP los proveedores de internet podían censurar contenidos sin intervención judicial, endurecer las sanciones a las infracciones del derecho de autor por compartir un video con un amigo, o intervenir en el intercambio de información privada.
Lograr que los usuarios comprendan la importancia de las guerras de internet en sus vidas es una parte del trabajo. Pero Claudio también sabe que también se necesita educar a los políticos mismos, que muchas veces tienen que decidir sobre problemas nuevos, que avanzan a medida que lo hace la tecnología.


—Hay activistas que cometen un error grande cuando dicen “todos los diputados son unos ignorantes en temas digitales”. Bueno, hay ignorancia en general sobre temas nuevos. De la misma forma en que no le pedimos a un legislador que sepa todo sobre la ley de aguas o el código penal sin informarse con sus asesores, tampoco podemos pretender que sepa todo sobre la neutralidad de la Red. Hay asesores, gente que te puede explicar.


Lo importante es dar el debate y no cerrarlo. Por ejemplo, si hablamos de propiedad intelectual en internet, le planteamos a los diputados preguntas que tuvieran que ver con su vida real: “¿Tu hijo comparte fotos por Twitter o por mail? ¿Sabes que sólo por compartir una imagen podría ser considerado un delincuente e ir preso?”. Desde esa pregunta, es más fácil hablar: cómo te afecta a vos la guerra, cómo toca tus derechos. Su experiencia también le hizo a Claudio ver de cerca que si el debate no se abría a la sociedad, quedaba en manos de las grandes corporaciones de la tecnología, que destinan grandes recursos para favorecer sus intereses.


—Si nosotros no hablamos de esto sencillamente, las grandes empresas se encargan de hacer lobby para convencernos de que si compartimos una foto somos delincuentes. La presión de la industria es muy poderosa, y el dinero que destina a publicidad, marketing, viajes, fiestas, enorme. Por eso también nos valemos de armas que sí dominamos, por ejemplo las redes sociales y la movilización online.
(…)


Para algunos, como Claudio Ruiz, o como yo, las guerras son más claras o más fáciles de comprender.


Nuestra edad (los dos tenemos 35 años) tiene mucho que ver. En su libro El fin de la ausencia, el periodista canadiense Michael Harris escribe que los que vinimos al mundo antes de 1985 somos los últimos de una especie. “Si naciste antes de 1985, entonces sabés cómo es la vida con y sin internet —dice—. Podés hacer la peregrinación entre Antes y Después”. Harris, como nosotros, nació en un mundo diferente, con menos canales de comunicación, menos formas de entretenimiento, menos escrutinio público de todo lo que hacemos o sentimos. Y, según él, no es un mundo ni mejor ni peor, pero nos ofrece una posición privilegiada para comprender los conflictos actuales y los que se acercan: “Si somos las últimas personas en la historia en conocer la vida antes de internet, entonces también somos los únicos que podremos hablar, para siempre, ambas lenguas. Somos los únicos traductores que podemos interpretar fluidamente el Antes y el Después”.

* Zuazo, Natalia (2015): Guerras de internet. Un viaje al centro de la Red para entender cómo afecta tu vida. Debate. Extracto reproducido con permiso de la autora.

¿Qué se gana con los acuerdos de Read & Publish? El caso Suiza

 Publicado en The Graduate Institute Library Blog

https://libraryblog.graduateinstitute.ch/2021/04/06/read-and-publish-agreements-an-easier-way-to-publish-open-access/

Acuerdos de lectura y publicación: Una forma más fácil de publicar en acceso abierto

Las universidades suizas han firmado recientemente acuerdos de lectura y publicación con 5 (quizá pronto 6) grandes editoriales académicas. Estos acuerdos permiten a los investigadores publicar en acceso abierto en revistas híbridas de renombre sin tener que pagar los APC (Article Processing Charges). Nuestra colega Catherine Brendow, encargada del acceso abierto en la biblioteca, explica qué son, cómo funcionan y cómo pueden beneficiarse de ellos los investigadores del Instituto de Postgrado.


El cambio al acceso abierto


La publicación en acceso abierto debería convertirse en la nueva normalidad en los próximos años. A partir de 2020, la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia exige a sus beneficiarios que publiquen sus investigaciones en acceso abierto inmediatamente, o tras un embargo de 6 meses para los artículos de revistas y de 12 meses para los libros. Según la Estrategia Nacional Suiza de Acceso Abierto, toda la investigación financiada con fondos públicos en Suiza debería ser de acceso abierto en 2024. También se han aplicado políticas similares en otros países y a nivel europeo, como el plan S u Horizonte 2020.


La publicación en acceso abierto también tiene ventajas para los investigadores. Facilita el acceso a sus investigaciones a las personas interesadas dentro y fuera del mundo académico (especialmente a los profesionales y periodistas). Varios estudios han demostrado que los artículos de acceso abierto son más citados, por lo que aumenta el impacto de la investigación.


Proceso de transición


No hace mucho tiempo, las bibliotecas solían comprar suscripciones de revistas a las editoriales, es decir, pagaban para que sus usuarios pudieran leer. Luego, la mayoría de las revistas de suscripción se convirtieron en las llamadas revistas híbridas, que mostraban artículos de acceso abierto pagados por APC y artículos de pago uno al lado del otro. Como los precios de las suscripciones no bajaban (spoiler: nunca lo hacen, ¡toma nota de los bibliotecarios experimentados!), se acusó a los editores de hacer doble cobro, es decir, de hacer que sus clientes pagaran dos veces, por leer y por publicar. Esta es la razón por la que muchos financiadores, incluido el SNSF, se niegan a financiar las APC en las revistas híbridas.


La respuesta de los editores a esta crítica fue empezar a ofrecer acuerdos de "lectura y publicación", agrupando las suscripciones y los APC. Estos acuerdos están pensados para ser transitorios: la parte de las suscripciones debería bajar y luego desaparecer, y la parte de los APCs debería aumentar, con un coste constante, o más bien ligeramente creciente (¡no sueñes!). El objetivo sigue siendo llegar al 100% de acceso abierto en 2024 o 2025.


Acuerdos suizos de Read & Publish


En 2020 y 2021, Suiza ha negociado y firmado acuerdos de lectura y publicación con 5 grandes editoriales: Elsevier, Springer, Taylor & Francis, Sage y Cambridge UP. Todavía se está negociando un sexto acuerdo con Wiley. El Instituto de Postgrado se ha unido al Consorcio Suizo a principios de 2021 y, por lo tanto, ya es parte de estos acuerdos. Los investigadores del Instituto de Postgrado pueden aprovechar estos APCs prepagados para publicar en acceso abierto sin coste alguno para ellos.


El flujo de trabajo proporcionado por los editores hace que sea fácil y cómodo para los investigadores. Se les reconoce a través de la afiliación mencionada en el artículo o su dirección de correo graduateinstitute.ch, y la opción de acceso abierto es propuesta espontáneamente por el editor. El investigador acepta y un bibliotecario debe confirmar su afiliación. El número de APC es limitado para Elsevier, Springer y Taylor & Francis, por lo que, si su investigación tiene un financiador, no olvide que probablemente pueda financiar su APC.


¿Es realmente una ganga?


Estos acuerdos permiten a los investigadores publicar en acceso abierto en las revistas tradicionales con facilidad. Pero son muy caros y refuerzan la posición de un oligopolio de editores que ha provocado la crisis de las publicaciones seriadas que lleva décadas tensionando los presupuestos de las bibliotecas. Crean barreras adicionales para la entrada de nuevos competidores en el mercado de la publicación académica, ya que la mayor parte del presupuesto de los APC queda bloqueado en estos acuerdos de R&P. Hacen que sea más difícil publicar para los investigadores que no trabajan en instituciones cubiertas por estos acuerdos.

Los APCs en las revistas híbridas son significativamente más caros que los APCs en las revistas totalmente OA. Y como el mercado de los APCs es tan disfuncional como el de las suscripciones a bibliotecas (los acuerdos Read & Publish hacen que los investigadores/consumidores sean insensibles a los precios de los APCs), no sería muy sorprendente que los precios siguieran subiendo en los próximos años.


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Read and Publish Agreements: An Easier Way to Publish Open Access

Swiss universities have recently signed Read & Publish agreements with 5 (maybe soon 6) large academic publishers. These agreements allow researchers to publish open-access in renowned hybrid journals without paying APCs (Article Processing Charges). Our colleague Catherine Brendow, in charge of open access in the library, explains what they are, how they work, and how Graduate Institute researchers can benefit from them.

Switching to Open Access

Open access publishing should become the new normal in the coming years. Since 2020, the Swiss National Science Foundation requires its grantees to make their research open access immediately, or after an embargo of 6 months for journal articles and 12 months for books. According to the Swiss National Open Access Strategy, all publicly funded research in Switzerland should be open access in 2024. Similar policies have also been implemented in other countries and on the European level, like plan S or Horizon 2020.

Open access publishing also has advantages for researchers. It makes their research easier to access for interested people in and outside academia (especially professionals and journalists). Several studies have shown that open access articles are more cited, and therefore it increases the impact of research.


Transition process

Not so long ago, libraries used to buy journal subscriptions from publishers – they paid to allow their patrons to read. Then most subscription journals became so-called hybrid journals, displaying open access articles paid by APCs and paywalled articles side by side. As subscription prices were not going down (spoiler: they never do, take it from seasoned librarians!), publishers were accused of double-dipping, that is to say making their customers pay twice, to read and to publish. This is the reason why many funders, including the SNSF, refuse to finance APCs in hybrid journals.


The answer of publishers to this criticism was starting to offer “read & publish” deals, bundling subscriptions and APCs together. These agreements are meant to be transitory: the subscription share should go down, then disappear, and the APC share should increase, with a constant cost, or rather a slightly rising cost (do not dream!). The aim is still to be 100% open access by 2024 or 2025.


Swiss Read & Publish Deals

In 2020 and 2021, Switzerland has negotiated and signed read & publish agreements with 5 large publishers: Elsevier, Springer, Taylor & Francis, Sage and Cambridge UP. A 6th agreement is still being negotiated with Wiley. The Graduate Institute has joined the Swiss Consortium at the beginning of 2021 and is therefore now a party to these agreements. Researchers of the Graduate Institute can take advantage of these prepaid APCs to publish open access at no cost for them.


The workflow provided by publishers makes it easy and comfortable for researchers. They are recognized through the affiliation mentioned in the article or their graduateinstitute.ch mail address, and the open access option is proposed spontaneously by the publisher. The researcher accepts and a librarian must confirm their affiliation. The number of APCs is limited for Elsevier, Springer and Taylor & Francis, so, if your research has a funder, do not forget that it probably can fund your APC.


Is it really a bargain?

These agreements allow researchers to publish open access in legacy journals easily. But they are very expensive and reinforce the position of an oligopoly of publishers that has caused the serials crisis which has been straining libraries budgets for decades. They raise additional barriers to the entry of new competitors into the academic publishing market, as most of the budget for APCs becomes locked in these R&P deals. They make it more difficult to publish for researchers not working for institutions covered by these deals.


APCs in hybrid journals are significantly more expensive than APCs in fully OA journals. And as the market for APCs is as dysfunctional as the market for library subscriptions (Read & Publish agreements make the researchers/consumers insensitive to APCs prices), it would not be very surprising if the prices still go up in the coming years.


On Thursday, April 15th, at 1.15 p.m., Catherine will give an online presentation on open-access publication, and she will of course also deal with these Read & Publish agreements. You can register here if you wish to have the link to her WebEx presentation. And of course, feel free to contact her if you have any question!

Libros de acceso abierto de Taylor and Francis

 Libros de acceso abierto de Taylor and Francis


Disponibles en: https://www.taylorfrancis.com/search?openAccess=true&utm_medium=email&utm_source=EmailStudio&utm_campaign=B013212_av1_4lb_6dp_d652_discoveropenaccess_3988773

Open Access Book Taylor and Francis



El programa de Taylor and Francis de libros de acceso abierto publica libros y capítulos en todos los temas cubiertos por Routledge, CRC Press y otros sellos en las humanidades, ciencias sociales y las ciencias del comportamiento.

El contenido de los libros de acceso abierto se beneficia de:

  • Una rigurosa revisión por pares
  • Opciones de licencia Creative Commons
  • Mayor alcance del contenido de los investigadores
  • Estar libre de DRM
  • Conservación garantizada del legado académico, ya que la investigación se almacena en los archivos de CLOCKSS y Portico
  • Revisión exhaustiva por pares y el mismo proceso de producción profesional que el resto de los títulos publicados tradicionalmente.

Los libros y capítulos de acceso abierto se pueden leer de forma gratuita en la plataforma de libros electrónicos de Taylor & Francis

miércoles, 28 de abril de 2021

Plataformas de repositorios de datos: una guía básica

 Comentario publicado en blog Universo Abierto
https://universoabierto.org/2021/04/03/plataformas-de-repositorios-de-datos-una-guia-basica/





Plataformas de repositorios de datos: una guía básica


Data Repository Platforms: A Primer”. Ithaka S+R, 2021

Texto completo

En la guía de recoge una variedad de características de los principales repositorios de datos que puede ser útil para los investigadores

Las plataformas de repositorio incluidas en el informe resumido son

  • Dryad
  • Figshare
  • Harvard Dataverse
  • ICPSR
  • Mendeley Data
  • Roper Center for Public Opinion Research
  • Zenodo
************************
12 de enero de 2021

Plataformas de repositorios de datos: Un manual de instrucciones

Nicole Betancourt
Última actualización: 10 de marzo de 2021

Aunque los académicos creen generalmente en el valor de compartir y preservar los conjuntos de datos de investigación, muchos no creen que valga la pena su tiempo para hacerlo. Y, cuando invierten su tiempo en compartir y preservar los datos, tienden a preferir hacerlo de forma independiente y autónoma. Se trata de cuestiones que no sólo hemos documentado a través de nuestra larga encuesta nacional sobre el profesorado, sino que también nos hemos enfrentado a ellas en nuestro propio trabajo como investigadores de ciencias sociales que realizan estudios de encuestas a gran escala.

Compartir los datos puede ser valioso por toda una serie de razones. Permite que otros reproduzcan los análisis y los resultados, estimula la investigación adicional con conjuntos de datos preexistentes, mejora los métodos de recopilación de datos a través del escrutinio de otros y, en general, fomenta perspectivas alternativas que pueden promover una diversidad de análisis y conclusiones. Además, compartir los datos de la investigación contribuye al conocimiento de la sociedad y puede evitar que otros investigadores dediquen recursos a duplicar los esfuerzos de recopilación de datos al permitirles trabajar a partir de datos preexistentes. Especialmente durante la pandemia de COVID-19, cuando el profesorado se encuentra con dificultades para realizar investigaciones con datos recién generados, aprovechar los datos que ya se han recogido y analizado puede ser especialmente útil. Muchos académicos sopesan estos beneficios frente a los retos mencionados, junto con los mandatos de los financiadores, a la hora de determinar si depositan sus datos y cómo lo hacen.

Dado que existe un sólido panorama de espacios para compartir datos de investigación, decidimos realizar una investigación exploratoria de alto nivel sobre una serie de repositorios de datos, principalmente para informar sobre nuestros propios protocolos de depósito de datos. Depositamos regularmente los datos de la US Faculty Survey, la Library Director Survey, así como otros proyectos de investigación en el ICPSR. Reconociendo que nuestra investigación sobre una variedad de características de los repositorios de datos puede ser útil para otros investigadores, hoy publicamos un resumen de nuestros hallazgos.

A continuación se comparan siete repositorios en formato de tabla. Hemos destacado algunos factores clave para la toma de decisiones: el ámbito disciplinario, los plazos típicos de procesamiento de los conjuntos de datos, los costes asociados y los servicios ofrecidos (como la conservación de los datos).






Naturalmente, la elección de un repositorio en lugar de otro conlleva diferentes compensaciones.

Alcance e impacto: Algunos de estos repositorios tienen un alcance disciplinario general, mientras que otros se dirigen principalmente a las ciencias sociales o a las ciencias. Esto podría ayudar a determinar qué repositorio podrían elegir los investigadores en función del público al que se destinan sus datos. Del mismo modo, hay que tener en cuenta quién puede acceder a los conjuntos de datos de cada repositorio y a qué precio. Si el acceso abierto es una prioridad, podría tener sentido seleccionar Mendeley Data, Zenodo o Dryad, ya que los conjuntos de datos de estos repositorios son de libre acceso para el público. Harvard Dataverse y Figshare permiten a los académicos elegir si los conjuntos de datos son de acceso libre o restringido. En el otro extremo, el ICPSR y el Roper Center exigen un pago o una afiliación para acceder a los conjuntos de datos.

Coste del depósito: Varios repositorios requieren una membresía institucional o individual o tienen cuotas asociadas al depósito de datos de investigación. Si el coste del depósito de los conjuntos de datos es una preocupación, Figshare, Harvard Dataverse, el Centro Roper y Zenodo no cobran por depositar los datos de investigación, y Mendeley Data también tiene una opción de membresía gratuita.


Curado de datos: Los servicios de curación de datos implican procesos de validación de los datos, como por ejemplo, asegurar que hay una alineación con el cuestionario, el libro de códigos y el conjunto de datos de los proyectos de investigación. Los datos también pueden estar disponibles en varios formatos de archivo, como los archivos CSV, SAS y SPSS. Los servicios de curación de datos también pueden servir como una comprobación adicional antes de que los datos se pongan a disposición de otros, y es una característica que valoramos mucho en Ithaka S+R. Dryad, Harvard Dataverse, ICPSR y The Roper Center ofrecen servicios de curación de datos, mientras que Figshare ofrece curación de datos a través de un servicio de suscripción adicional, y Mendeley Data no ofrece curación de datos. Es importante tener en cuenta que la conservación de datos puede aumentar el tiempo que transcurre antes de que un conjunto de datos esté disponible en un repositorio determinado. En el caso de Dryad, el tiempo para la curación y el depósito de los datos suele ser de un día, mientras que en el caso del Centro Roper puede ser de una semana, y en el caso de Harvard Dataverse, suele variar en función de la complejidad de los datos. Si el tiempo que transcurre antes de que un conjunto de datos esté disponible no es motivo de gran preocupación, el ICPSR tarda aproximadamente entre cuatro y ocho semanas en conservar la mayoría de los conjuntos de datos. Sin embargo, dependiendo de la complejidad de los datos, este proceso puede durar varios meses, por lo que el ICPSR también ha desarrollado y ofrece otro servicio -openICPSR- que no ofrece curación de datos en el que éstos pueden depositarse rápidamente. Si la curación de datos no es importante y la velocidad es ideal, Figshare y Mendeley Data pueden ser buenas opciones.

Esperamos que la instantánea de 2020 resumida aquí pueda servir a otros investigadores, especialmente a los de ciencias sociales, cuando sopesen los pros y los contras de cada repositorio. Por supuesto, estos proveedores de repositorios cambian y adaptan a menudo sus servicios y ofertas. Si está pensando en preservar y compartir sus datos de investigación, estaremos encantados de discutir estas opciones con usted. Por favor, envíeme un correo electrónico a nicole.betancourt@ithaka.org.

Agradezco a Janan Shouhayib, estudiante de doctorado en The Graduate Center, y pasante del equipo de encuestas e investigación de Ithaka S+R durante la primavera y el verano de 2019, por sus contribuciones a esta investigación exploratoria.

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Artículo: El fetichismo de la indexación. Una crítica latinoamericana a los regímenes de evaluación de la ciencia mundial

Publicado en Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad – CTS



El fetichismo de la indexación. Una crítica latinoamericana a los regímenes de evaluación de la ciencia mundial

Por Maximiliano Salatino y Osvaldo López Ruiz

Universidad Nacional de Cuyo, Argentina

En este trabajo problematizamos a la indexación de las revistas científicas como mecanismo utilizado para la evaluación y gestión de la ciencia. El impacto a lo largo del tiempo que ha tenido la indexación y los indicadores cuantitativos ha producido, por lo menos, dos efectos concretos. Por un lado, la constitución de una “fe” incuestionada, creencia o convicción que iguala la producción científica indexada en bases de datos de corriente principal a la “excelencia”, y por otro, un formidable proceso de mercantilización de la circulación del conocimiento a nivel mundial. A partir del estudio de un universo de 10.104 revistas científicas de 28 países de América Latina y el Caribe activas al año 2016/2017, describimos las heterogeneidades y particularidades de las políticas de indexación en la región. Luego, nos aproximamos a debatir algunos ejemplos de políticas de evaluación de la ciencia en Argentina, Brasil, Colombia y México. Argumentamos que la noción de “fetichismo de la indexación” permite dar cuenta de las formas encubiertas o invisibilizadas que adopta la aceptación de criterios mainstream en la evaluación de la ciencia regional en el contexto de competencia científica internacional. Así mismo, esperamos con esta noción estimular una reflexión crítica por parte de la propia comunidad científica.

Palabras clave: indexación; revistas científicas; regímenes de evaluación; gestión de la ciencia; Latinoamérica

Covax: agente de ventas de las farmacéuticas propietarias de patentes de vacunas

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2021/04/24/opinion/021a1eco



-    El mecanismo Covax es una de ellas. Se presenta como forma de acceso más equitativo a las vacunas para Covid-19, pero en realidad es una forma de facilitar los negocios de las grandes farmacéuticas y proteger sus patentes, lo cual impide que los países del sur global puedan disponer de suficientes vacunas.

-  No se trata de un efecto secundario o accidental: la escasez es un elemento importante para las empresas, ya que garantiza la demanda y aumenta los precios.

-  Un reciente reporte sobre Covax del experto Harris Gleckman –antes funcionario de la ONU– publicado por Amigos de la Tierra Internacional, analiza con rigurosidad el mecanismo, revelando una perversa iniciativa comercial contra la salud pública, diseñado y promovido por la Fundación Bill y Melinda Gates (https://tinyurl.com/2swf356f).

-  Covax funciona como un banco comercial para hacer compras conjuntas a gran escala a las trasnacionales, lo que a éstas les otorga aún mayor seguridad a sus inversiones aunque ya han recibido cuantiosa financiación pública para desarrollarlas (https://tinyurl.com/ykabcmw9).

-  Covax no cuestiona los precios impuestos por las farmacéuticas ni sus condiciones leoninas. Al contrario, facilita a las empresas la entrada a nuevos mercados en países pobres, sin costo ni riesgo para ellas. Las miserables entregas gratuitas que realiza a esos países ya han sido pagadas por otros o por instituciones públicas multilaterales. Al entrar con vacunas patentadas, favorece los mecanismos de mercado en la atención de salud pública.

-  Que se produzcan y distribuyan equitativamente vacunas seguras en una pandemia global, es una responsabilidad de la OMS (Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas), no de una institución privada como Covax.


Covax: la trampa

Silvia Ribeiro*

Hay muchas paradojas en esta pandemia, la mayoría sobre cómo los más ricos y poderosos se benefician del desastre y lo empeoran. El mecanismo Covax es una de ellas. Se presenta como forma de acceso más equitativo a las vacunas para Covid-19, pero en realidad es una forma de facilitar los negocios de las grandes farmacéuticas y proteger sus patentes, lo cual impide que los países del sur global puedan disponer de suficientes vacunas. No es un efecto secundario o accidental: la escasez es un elemento importante para las empresas, ya que garantiza la demanda y aumenta los precios.

Un reciente reporte sobre Covax del experto Harris Gleckman –antes funcionario de la ONU– publicado por Amigos de la Tierra Internacional, analiza con rigurosidad el mecanismo, revelando una perversa iniciativa comercial contra la salud pública, diseñado y promovido por la Fundación Bill y Melinda Gates (https://tinyurl.com/2swf356f).

Covax funciona como un banco comercial para hacer compras conjuntas a gran escala a las trasnacionales, lo que a éstas les otorga aún mayor seguridad a sus inversiones aunque ya han recibido cuantiosa financiación pública para desarrollarlas (https://tinyurl.com/ykabcmw9). No cuestiona sus precios ni condiciones leoninas. Al contrario, facilita a las empresas la entrada a nuevos mercados en países pobres, sin costo ni riesgo para ellas. Las miserables entregas gratuitas que realiza a esos países ya han sido pagadas por otros o por instituciones públicas multilaterales. Al entrar con vacunas patentadas, favorece los mecanismos de mercado en la atención de salud pública.

Que se produzcan y distribuyan equitativamente vacunas seguras en una pandemia global, es una responsabilidad de la OMS (Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas), no de una institución privada como Covax. Se ha apropiado de tal función para prevenir que se tomen medidas imprescindibles y necesarias, como la cancelación de patentes y el apoyo internacional al fortalecimiento de capacidades nacionales para prevenir próximas pandemias. Como asociación público-privada, Covax es una institución de partes interesadas ( stakeholders), sin transparencia ni rendición de cuentas, donde los grandes actores privados como la gran industria farmacéutica, que actúa por interés de lucro, decide tanto o más que gobiernos e instancias públicas de la comunidad internacional.

Fue fundada por la Alianza Mundial para las Vacunas e Inmunización y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación para Epidemias (GAVI y CEPI, por sus siglas en inglés), esta última fundada en el Foro Económico Mundial de Davos, ambas diseñadas y financiadas por la Fundación Bill y Melinda Gates. Aunque la OMS figura también como fundador y participante, su papel es marginal y parece más bien una fachada. GAVI es la que administra el mecanismo y su máxima instancia de decisión está presidida por los presidentes de directorio de GAVI y CEPI. Se han enlistado en Covax 180 gobiernos, pero deciden poco o nada sobre sus formas de acción, contratos, etcétera.

Según la OMS, el porcentaje de vacunación para obtener inmunidad colectiva debería ser mayor a 60 por ciento en todos los países simultáneamente. Numerosos reportes de Naciones Unidas y prensa dan cuenta diariamente de cómo los países industrializados acaparan la mayoría de las vacunas, incluso algunos países como Canadá, más de tres veces las dosis necesarias para toda su población. Covax no ha hecho nada, salvo pedir amablemente a esos países que donen las vacunas que no van a usar (ya pagadas a las empresas, obviamente).

Para lograr ese nivel de vacunación global, la única vía sería que todos los países con capacidad de producir vacunas a nivel nacional lo hicieran y apoyaran directamente a los que no lo tienen. Un primer paso para ello es cancelar todas las patentes y otras restricciones de propiedad intelectual para acceso y transferencia de vacunas y tratamientos relacionados a Covid-19. Esto ya fue planteado por India y Sudáfrica, apoyado por más de 100 países, en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero Estados Unidos, Europa y otros países sede de trasnacionales farmacéuticas se han opuesto ferozmente (https://tinyurl.com/2mh79293).

Varios países del sur global, entre ellos India, Sudáfrica y Brasil tienen capacidad de producción y distribución de vacunas. En muchos más esa capacidad ha sido debilitada por las políticas neoliberales de las últimas décadas, pero podrían ser apoyados para reactivar la producción nacional. Esto es lo que Covax quiere impedir, siguiendo el modelo de acción que lleva también GAVI.

Covax funciona también como una forma de privilegiar las vacunas transgénicas, patentadas y altamente experimentales, llenas de incertidumbres y riesgos, como las basadas en ADN (entre ellas AstraZeneca, Johnson & Johnson) y las de ARN (como Pfizer y Moderna). El reporte de Gleckman señala que también ha funcionado para marginar las opciones más accesibles y públicas producidas en China y Rusia.

Lamentablemente, no sólo Covax, también la OMS y gobiernos promueven esas vacunas más caras y riesgosas, obviando que las empresas seguirán provocando escasez y que existen opciones con métodos convencionales probados, como virus atenuados, inactivados o de subunidades proteicas, que además son las que mejor se podrían producir a nivel nacional.

Investigadora del Grupo ETC


Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...