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miércoles, 15 de enero de 2025

U.S.A. desaconseja aplicar para becas de estudio en RUSIA

Publicado en El Economista
https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/eu-pide-ciudadanos-mexico-cuidado-oportunidades-estudio-trabajo-rusia-20250113-741810.html 


Geopolítica

EU pide a sus ciudadanos en México tener cuidado con oportunidades de estudio y de trabajo en Rusia

La embajada de Rusia en México le contestó a la representación estadounidense que, ante la transición hacia un mundo multipolar, nunca es tarde para ampliar horizontes.

Por: Perla Pineda

lunes 13 de enero de 2025

Ante la posibilidad de obtener becas para estudiar en Rusia o formar parte de programas de trabajo el Departamento de Estado de Estados Unidos, a través de la embajada en nuestro país, exhortó a los ciudadanos estadounidenses a corroborar y revisar los detalles de cada programa para evitar ser reclutados en actividades alternativas en la industria de defensa rusa.

El Departamento de Estado citó que de acuerdo con información de medios de comunicación ciudadanos de terceros países han llegado a Rusia con falsas promesas y han sido obligados a trabajar en la industria de defensa, y en algunos casos, a luchar en la guerra contra Ucrania.

“Invitamos a todos los futuros estudiantes a los que se les ofrezcan oportunidades estudio en Rusia que revisen detenidamente los detalles de la beca o programa de trabajo y estudio para el que han sido reclutados, a fin de asegurarse de que el programa es legítimo y de que el trabajo y/o estudio realizado coincide con la información anunciada”, emitió el Departamento de Estado.

La embajada de Estados Unidos en nuestro país hizo referencia a una convocatoria emitida desde las redes sociales de la embajada de Rusia en México donde se invita a los estudiantes a inscribirse, entre el 14 de octubre del 2024 al próximo 15 de enero, para recibir becas del gobierno ruso para el año 2025-2026.

“La beca incluye: los estudios gratuitos durante todo el período de estudios en una de las universidades rusas. La participación en la convocatoria se realiza completamente de forma virtual a través de registración en la plataforma electrónica http://education-in-russia.com hasta el 15 de enero”, dice la publicación actualizada el pasado 8 de enero.

Estados Unidos también reiteró que sigue vigente una alerta de viaje nivel 4 sobre viajes a ese país ya que existe un riesgo continuo de detención “injusta” de ciudadanos estadounidenses por parte de las autoridades rusas.

Rusia responde

En cuanto a la mención, la embajada de Rusia en México solo se limitó a recordar que el programa también está abierto para los estadounidenses.

“Agradecemos a la Embajada de los Estados Unidos en México por su interés en nuestro programa de becas. En esta era de transición hacia un mundo multipolar, nunca es tarde para ampliar horizontes y venir a estudiar a Rusia”, destacó la representación rusa en sus redes sociales.

miércoles, 8 de enero de 2025

U.S.A.: Asesores del Pentágono piden cautela en el refuerzo de la seguridad científica

Publicado en Science|Business
https://sciencebusiness.net/news/international-news/pentagon-advisors-urge-caution-tightening-science-security 


Asesores del Pentágono piden cautela en el refuerzo de la seguridad científica


22 mar 2024 | Noticias


El grupo asesor del gobierno estadounidense JASON afirma que unos controles de seguridad «contundentes e ineficaces» sobre la ciencia fundamental podrían perjudicar el progreso, e insta a adoptar un enfoque caso por caso.


Por Richard L. Hudson


A pesar de la creciente preocupación por la filtración a China de tecnologías estadounidenses sensibles, un grupo consultivo especial del gobierno pidió cautela antes de imponer nuevos controles generales sobre la ciencia fundamental, no sea que impidan importantes descubrimientos.


La Fundación Nacional de la Ciencia «debería proceder con cautela antes de añadir controles de acceso o difusión a subvenciones o contratos», informó el jueves el grupo, denominado JASON. Rechazó la idea de designar subdisciplinas científicas específicas como de riesgo. Ese es el tipo de enfoque de seguridad general adoptado por el gobierno canadiense en enero.


El grupo JASON, creado en 1960 al intensificarse la Guerra Fría, reúne a varios científicos estadounidenses de alto nivel en un órgano consultivo confidencial del Pentágono y los servicios de seguridad.


Desde al menos la administración Reagan, la postura del gobierno estadounidense ha sido que la investigación fundamental sólo debe restringirse en casos especiales de clasificación de seguridad nacional - y el grupo JASON, señalando que ahora «no es la primera vez que se plantea un debate nacional sobre la cuestión de la seguridad de la investigación», dijo que esos «principios» de la era de 1980 «siguen siendo válidos» hoy en día. 


En lugar de un cambio general de las normas, el grupo instaba en su informe desclasificado a considerar proyecto por proyecto los riesgos de seguridad en el momento en que los científicos solicitan una subvención a la NSF. Si un proyecto de investigación propuesto parece «sensible», la NSF podría imponer una amplia gama de medidas, sin restringir el acceso, para proteger los resultados, como revisar la propuesta, exigir informes de progreso más frecuentes o exigir salvaguardias especiales de ciberseguridad. Al hacerlo, la agencia «debería sopesar el equilibrio» entre los controles de seguridad y la ciencia abierta, señaló el grupo.   


En concreto, rechazó la idea, defendida por algunos miembros del estamento de seguridad estadounidense, de redactar nuevas normas generales para la «información no clasificada controlada», término con el que se designa la investigación que, aunque no esté clasificada legalmente como secreta, está sujeta a controles de exportación o de otro tipo. Calificó tales controles como «una herramienta bastante contundente e ineficaz» para la seguridad, que «no debe utilizarse como un enfoque de talla única para mitigar el riesgo de la investigación.»


Desde al menos 2019, la preocupación de Estados Unidos por la filtración de resultados de investigación militar o comercialmente sensibles a países no amigos, especialmente China, ha ido en aumento. En 2022, el Congreso ordenó medidas más estrictas para proteger los resultados de investigaciones sensibles, y la NSF está creando actualmente un nuevo centro de intercambio de información y directrices sobre la seguridad de la investigación.  


Países aliados de Occidente, como la UE, Gran Bretaña, Australia, Canadá, Japón y Corea, están llevando a cabo revisiones de seguridad similares. En enero, la Comisión Europea propuso una serie de nuevas medidas para mejorar la seguridad de la investigación, en gran parte debido a la preocupación por China.


El informe JASON, que no estaba clasificado, era necesario en virtud de las nuevas disposiciones de seguridad exigidas por el Congreso en la Ley CHIPS & Science de 2022. En un comunicado, la NSF afirmó que está analizando «las conclusiones y estudiará la aplicación de las recomendaciones mientras sigue desarrollando y aplicando nuevos procesos de revisión de políticas por motivos de seguridad nacional».  Según la ley, tiene de plazo hasta el 22 de mayo para finalizar su revisión de seguridad.




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Pentagon advisors urge caution in tightening science security

22 Mar 2024 | News


US government advisory group JASON says ‘blunt and ineffective’ security controls on fundamental science could harm progress, and urge a case-by-case approach

By Richard L. Hudson


Despite rising worries about sensitive US technologies leaking to China, a special government advisory group urged caution before imposing any broad new controls over fundamental science, lest they inhibit important discoveries.  

The National Science Foundation “should proceed with caution before adding access or dissemination controls to grants or contracts,” the group, called JASON, reported on Thursday. It rejected the idea of designating specific scientific sub-disciplines as risky. That’s the kind of broad-brush security approach adopted by the Canadian government in January.

The JASON group, formed in 1960 as the Cold War intensified, brings together several top American scientists in a confidential advisory body to the Pentagon and security services.

Since at least the Reagan administration, the US government position has been that fundamental research should be restricted only in special cases of national security classification – and the JASON group, noting that now “is not the first time that a national debate has been raised on the issue of research security,” said that those 1980s-era “principles remain valid” today.  

Rather than a broad rule change, the group in its unclassified report urged a project-by-project consideration of any security risks at the time scientists apply for an NSF grant. If a proposed research project appears “sensitive”, it said, there is a wide range of steps short of restricting access that the NSF could impose to protect the results, such as revising the proposal, demanding more-frequent progress reports, or requiring special cyber-security safeguards. In doing so, the agency “should weigh the balance” between security controls and open science, the group said.   

It specifically rejected the idea, advocated by some in the US security establishment, of writing broad new rules for “controlled unclassified information” – a term for research that, while not legally classified as secret, is still subject to export or other forms of control. It called such controls “a rather blunt and ineffective tool” for security, that “should not be used as a one-size-fits-all approach to mitigating research risk.”

Since at least 2019, US concerns have been rising over militarily or commercially sensitive research results leaking to unfriendly countries, especially China. In 2022, Congress ordered tougher measures to protect sensitive research results, and the NSF is currently setting up a new clearing-house of information and guidelines about research security.  

Similar security reviews are underway across Western-allied countries – including in the EU, Britain, Australia, Canada, Japan and Korea. In January, the European Commission proposed a series of new measures to improve research security, in large part due to concerns about China.

The JASON report, which was unclassified, was required under new security provisions mandated by Congress in the 2022 CHIPS & Science Act. In a statement, the NSF said it is analysing “the findings and will consider the implementation of the recommendations as it continues to develop and implement new policy review processes for national security concerns.”  Under the law, it has a 22 May deadline for finishing its security review.

domingo, 8 de diciembre de 2024

ISRAEL: La Universidad Hebrea de Jerusalén y la producción de tecnología militar

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2024/12/02/opinion/016a1pol




La Universidad Hebrea de Jerusalén y la producción de tecnología militar

Claudio Albertani*

En días pasados, el Colectivo de Estudiantes contra el Genocidio en Palestina logró que la institución en donde estudian, El Colegio de México, suspendiera el acuerdo de Vinculación Académica y Colaboración que tenía con la Universidad Hebrea de Jerusalén. En respuesta, el lunes 25 de noviembre, un grupo de académicos, artistas, literatos y políticos publicó un desplegado en la prensa mexicana para rechazar la decisión del Colmex, bajo el supuesto de que se adhiere a una narrativa unilateral y atenta contra la libertad de pensar, disentir y cuestionar.

“La academia –agregan– está obligada a escuchar y analizar distintos puntos de vista, a fin de fomentar el pensamiento crítico”. Conjuntamente acusan a la institución de enmudecer el diálogo israelo-palestino que se lleva a cabo en las aulas.

A una primera lectura, la petición parece razonable: efectivamente las universidades deberían producir pensamiento crítico. Y además: ¿quién en su sano juicio se opone al debate y al diálogo?

El problema es que ahora mismo el Estado de Israel está siendo cuestionado a nivel internacional por cometer un genocidio en contra del pueblo palestino –más de 43 mil víctimas, en su mayoría mujeres y niños en poco menos de 14 meses– e implementar un sistema de apartheid parecido al que existió en Sudáfrica hasta 1994. Además, el Estado judío viola sistemáticamente todos y cada uno de los tratados internacionales e incluso las treguas que pacta.

De manera que la pregunta pertinente es: ¿qué papel juegan la Universidad Hebrea y las instituciones de educación superior, en dicho sistema? Si los respetables firmantes del documento se hubiesen dado a la tarea de consultar al respecto, no digo las múltiples fuentes palestinas que desestiman, sino de que la producción de los académicos disidentes de Israel se hubieran enterado de cosas muy desagradables.

En Towers of Ivory and Steel: How Israeli Universities Deny Palestinian Freedom (Torres de marfil y acero: cómo las universidades israelíes niegan la libertad palestina), Maya Wind señala que las instituciones académicas de Israel, más que pensamiento crítico, producen conocimientos para justificar y desarrollar las políticas coloniales del Estado sionista. Las universidades son más que cómplices, son parte integrante de la maquinaria de guerra y funcionan como laboratorios al servicio del ejército y de la policía. Wind sabe de lo que habla: creció en Jerusalén y, al cumplir los 18 años, se negó a alistarse en el ejército, por lo cual fue sentenciada a 40 días de prisión militar. Desde entonces es una activista pro derechos humanos y se ha dedicado a estudiar el militarismo israelí y sus repercusiones en el sistema educativo del Estado judío.

En su libro, la Universidad Hebrea es citada 102 veces como ejemplo de sometimiento de la academia a las necesidades militares. Desde su creación en 1918 ha sido parte integral de la construcción y el mantenimiento del Estado sionista a través de la implementación de tecnologías bélicas de ocupación y limpieza étnica. Durante la guerra de 1947-1948, ayudó a sostener el Haganá (la organización paramilitar de autodefensa judía durante el mandato británico) y otras milicias con el objetivo de implementar la expulsión masiva de palestinos. Sus profesores y estudiantes desarrollaron y fabricaron armas, a la vez que sus equipos y conocimientos técnicos eran puestos al servicio de las milicias judías.

Fue asimismo un pilar de la ingeniería demográfica regional implementando, entre otros estudios, excavaciones arqueológicas que justifican el control militar y los asentamientos de los colonos. Es el caso, asevera Wind, de las excavaciones en las laderas del Monte del Templo y más tarde en el nuevo barrio judío en Jerusalén que fueron cuestionadas porque destruyeron monumentos pertenecientes a la cultura árabe con el objetivo de ocultar la historia islámica temprana de la ciudad.

Los estudios orientales han sido también una prioridad estratégica de la Universidad Hebrea desde sus inicios, extendiéndose más allá de las aulas. El orientalismo, decía Edward Said, es el sistema de producción de conocimiento a través del cual opera el poder de los imperios europeo y americano. De manera que muchos de los estudiosos de esta disciplina se han movido con agilidad entre la academia y los sistemas de seguridad.

Otra disciplina, la criminología, se ha desarrollado y ampliado durante la ocupación del territorio palestino, en particular mediante la colaboración de la Universidad Hebrea con la policía y la Agencia de Seguridad de Israel ( Shin Bet). Sus criminólogos han desempeñado un papel fundamental en el funcionamiento de los aparatos de seguridad con investigaciones, recomendaciones de políticas y formación académica personalizada. El Instituto de Criminología es el departamento de referencia de la policía israelí, y ofrece una carrera especialmente destinada a los agentes encargados de hacer cumplir la ley, cuyo objetivo es convertir los conocimientos académicos en prácticas más eficaces en el terreno.

Hoy, la Universidad Hebrea se considera una extensión del ejército israelí y utiliza abiertamente sus planes de estudio para entrenar a los militares. Yissum, la empresa comercializadora de la institución, es líder mundial en producción de seguridad interior experimentándola directamente en el campo de batalla. Uno de sus principales clientes, el gobierno de Estados Unidos, invierte millones de dólares cada año para sostener dicha investigación antiterrorista y la adquisición de tecnologías.

¿Y qué decir del supuesto diálogo israelo-palestino en las aulas universitarias? Habría que preguntárselo a Nadera Shalhoub-Kevorkian, docente de criminología en la Universidad Hebrea, autora de un importante estudio sobre la niñez palestina, quien fuera suspendida –aunque luego readmitida– por haber firmado una petición que denuncia el genocidio en Gaza y la ocupación de los territorios palestinos desde 1948. Wind también cita la experiencia de un grupo de estudiantes, integrado principalmente por palestinos, que en 2014 organizó una charla contra el reclutamiento militar de ciudadanos palestinos drusos. La administración se negó a conceder el permiso, arguyendo que era ilegal celebrar una conferencia que llamaba a la desobediencia civil. Dos semanas después, los estudiantes organizaron una protesta pacífica contra un nuevo proyecto de ley que proponía ampliar el reclutamiento a los palestinos-cristianos. En respuesta, la administración de la universidad llamó a la policía que hirió a varios estudiantes y detuvo a otros.

En conclusión, bienvenida la decisión de El Colegio de México. A diferencia de la UNAM, que también tiene convenios con universidades de Israel, pero ha descartado cancelarlos, la institución fundada en 1940 por Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas se suma a la campaña internacional Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), impulsada por organizaciones de defensas de los derechos humanos que en todo el mundo luchan por poner fin al genocidio y a la ocupación de los territorios palestinos.

*Historiador italiano

 
 

miércoles, 4 de diciembre de 2024

MÉXICO-ISRAEL-PALESTINA: Docentes de UPN, Colmex, UNAM y UAM exhortan a un "boicot académico"

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/12/03/politica/docentes-de-upn-colmex-unam-y-uam-exhortan-a-un-boicot-academico-9347





Docentes de UPN, Colmex, UNAM y UAM exhortan a un "boicot académico"


Alexia Villaseñor
3 de diciembre de 2024 

Poco más de mil 500 académicos pertenecientes a diversas universidades del país, entre ellas El Colegio de México (Colmex), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), hicieron un llamado a un boicot académico contra el genocidio en Gaza, pues la academia no es neutral, ni las universidades ni ningún otro espacio educativo pueden ni deben permanecer neutrales ante la injusticia.

En un desplegado, tras los más de 400 días del conflicto armado entre Israel y Hamas, cuya consecuencia principal es el genocidio en la franja de Gaza, destacaron que es la gente de a pie a nivel mundial la que ha pedido la liberación del pueblo palestino, que es sin duda, el movimiento de solidaridad en contra del genocidio más importante del siglo XXI.

Denunciaron que las universidades en Israel han respaldado de múltiples maneras los crímenes de lesa humanidad del gobierno israelí, entre ellas la Universidad Hebrea de Jerusalén (UHJ), que participa en programas de formación de élite en las Fuerzas de Defensa Israelí y en servicios de inteligencia y policía.

Señalaron que muchas instituciones académicas mundiales han roto relaciones con dichas universidades, entre ellas El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la Universidad de Barcelona y la Université Libre de Bruxelles.

Como agrupación académica refrendaron su apoyo al Colmex y nos tomamos la libertad de difundir su argumentación, que es una ruta ejemplar para el resto de los espacios de investigación del país. El Colegio de México recibió críticas por la suspensión de sus relaciones académicas con la UHJ.

Reiteraron el llamado al sector universitario y educativo en México y en el mundo a estar organizados para impulsar el boicot, fomentar el genuino debate y sumar esfuerzos para expulsar a Israel de la ONU y ayudar en el proceso de verdad, justicia y reparación de daños.

El 5 de noviembre, la Comisión revisora del Acuerdo del Colmex, que nació de la petición estudiantil para que el colegio se posicionara respecto a la violencia de Israel a la comunidad Palestina, pidió la suspensión o cancelación del acuerdo académico entre la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Colmex.

Después de seis sesiones, que iniciaron en septiembre, la comisión determinó: en las circunstancias actuales, las colaboraciones de la UHJ con el ejército israelí perfilan una situación incompatible con propósitos éticos de nuestra institución.

La presidencia del Colmex emitió dos días después de la recomendación un anuncio a sus estudiantes donde confirma la suspensión del convenio de manera indefinida con la UHJ.



miércoles, 27 de noviembre de 2024

El Colegio de México suspende convenio con Universidad Hebrea de Jerusalén; decisión genera división entre estudiantes y académicos

Publicado en El Universal
https://www.eluniversal.com.mx/nacion/acusan-al-colmex-de-antisemitismo-por-ruptura-con-universidad-hebrea-de-jerusalen-desata-reacciones-en-redes/?utm_source=web



Colmex suspende convenio con Universidad Hebrea de Jerusalén; decisión genera división entre estudiantes y académicos

El Colegio informó que la decisión se tomó por recomendación de la Comisión de Revisión del Acuerdo de Vinculación Académica y Colaboración, formada por estudiantes y académicos de la institución

26/11/2024 

Marco Hernández Cazares

El pasado 7 de noviembre del 2024 el Colegio de México (Colmex) anunció la suspensión de manera indefinida su convenio de colaboración académica con la Universidad Hebrea de Jerusalén (UHJ).

En un comunicado dirigido a la comunidad estudiantil del Colegio informó que la decisión se tomó por recomendación de la Comisión de Revisión del Acuerdo de Vinculación Académica y Colaboración, -formada por estudiantes y académicos de la institución-.

El colectivo de Estudiantes contra el Genocidio en Palestina celebró la decisión y agradeció a la comunidad por el “boicot” contra el genocidio, sin embargo, a diferencia de los estudiantes, académicos y figuras públicas se pronunciaron de manera contraria.





¿Por qué académicos criticaron decisión del Colmex?

Por medio de un comunicado publicado en la prensa nacional, intelectuales del mundo se pronunciaron en contra de la resolución del Colegio de México.

Los múltiples académicos lamentaron la ruptura del convenio con la UHJ, pues señalaron que la relación -generada durante años- era un intercambio provechoso para ambas instituciones.

“Nos sumamos a la declaración de más de ocho mil intelectuales del mundo que, independientemente de sus opiniones en torno a las acciones del gobierno israelí, se han opuesto a toda forma de boicot, acoso y exclusión en contra de autores, entidades literarias y sectores académicos judíos o israelíes", sentencian en el escrito.

Explican que un “boicot académico” dicotomiza la realidad y se vuelve parte de una narrativa unilateral que atenta contra la libertad de pensar, disentir y cuestionar.

“La Academia, cuyo objetivo es explicar e interpretar las problemáticas mundiales, nacionales, culturales y religiosas desde una diversidad teórica, metodológica y política, está obligada a escuchar y analizar distintos puntos de vista a fin de fomentar el pensamiento crítico”.

El desplegado acusó a la institución de excluir un debate necesario de ideas y “enmudecer de manera contradictoria el diálogo israelí-palestino que se lleva a cabo en las aulas.

“Por ello hoy, cuando priva una creciente y preocupante polarización, el intercambio resulta esencial para mantener una comunidad académica abierta, propositiva y global", concluyó el escrito.

Por otra parte en redes sociales han acusado al Colmex incluso de ser antisemita por la decisión.



Reaccionan en redes por desplegado contra el Colmex

Tras la publicación donde intelectuales critican la ruptura entre el Colmex y la UHJ, algunos académicos se han pronunciado en contra calificando la crítica de “frívola”.

En redes señalaron que el comunicado solo rasca lo superficial acusando de “exclusión" a la institución, cuando son los firmantes quienes “callan, omiten, niegan a Gaza”.



Por otro lado también fue señalado como una forma de “callar frente al genocidio palestino”.



Lee también Estudiantes de El Colmex se suman a plantón contra el genocidio en Gaza





lunes, 18 de noviembre de 2024

¿Ha muerto la globalización? ¿Y qué significaría esto para las universidades?

Publicado en THE Times Higher Education
https://www.timeshighereducation.com/depth/globalisation-dead-and-what-would-mean-universities


¿Ha muerto la globalización? ¿Y qué significaría esto para las universidades?


La guerra en Ucrania puede remodelar la internacionalización universitaria, pero la mayoría de los académicos no esperan un golpe de gracia


23 de marzo de 2022


John Ross

Twitter: @JohnRoss49


La invasión rusa de Ucrania ha extinguido muchos de sus lazos académicos y científicos transfronterizos para los próximos años, y algunos comentaristas dicen que los impactos se extenderán mucho más allá de la antigua Unión Soviética, completando un retroceso mundial de la globalización que comenzó con el Brexit y la presidencia de Trump y se aceleró durante la pandemia.  


Los columnistas de prensa han advertido de que la enseñanza superior y la investigación se verán envueltas en un tira y afloja mundial, ya que el resurgimiento de la Guerra Fría enfrenta a los aliados occidentales con un bloque chino-ruso y muchas naciones dan prioridad a la «soberanía económica» frente a la interdependencia mutua.  


La disociación ya es evidente en las finanzas: Rusia ha creado sus propios sistemas de pago con tarjeta y de transferencias financieras años antes de que sus bancos fueran excluidos del sistema mundial de transacciones financieras Swift en marzo.


En tecnología, países y regiones buscan la autosuficiencia en la fabricación de chips semiconductores y eligen entre las redes 5G rivales chinas y las respaldadas por Estados Unidos. Los países occidentales han desalentado o prohibido la importación de equipos de telecomunicaciones chinos, mientras que Estados Unidos ha prohibido a los grupos de supercomputación chinos obtener tecnología estadounidense.


El deseo de Europa de desentenderse de la energía rusa quedó al descubierto cuando Alemania detuvo la certificación del gasoducto Nord Stream 2. En medicina, las autoridades occidentales han tardado en reconocer las vacunas orientales Covid-19, como la rusa Sputnik V, la india Covaxin y la china CanSino. A pesar de competir por los mercados de vacunas, China y Rusia han cooperado en ensayos y producción.


Algunos sospechan que el conflicto ucraniano y las respuestas que suscitó han exacerbado estas fisuras geopolíticas. «Podemos decidir que el momento definitivo en que murió la globalización fue cuando China, India y Sudáfrica se abstuvieron en la votación de las Naciones Unidas que condenaba la invasión de Putin», escribe el periodista británico Robert Peston. 


¿Qué podría significar la muerte de la globalización para la enseñanza superior? ¿Podrían agotarse los flujos transfronterizos de conocimientos y estudiantes, ya que las naciones dependen de las actividades académicas de sus propias instituciones y de las de sus vecinos afines? ¿Podrían las tendencias mundiales socavar una de las principales misiones de las universidades -preparar o reciclar a los trabajadores para la economía del conocimiento- a medida que la fabricación y la producción de alimentos vuelven a llevarse a cabo en las propias empresas y las naciones desarrolladas recurren más a sus propios ciudadanos para realizar trabajos manuales y repetitivos?


Los académicos afirmaron que la guerra plantea cuestiones importantes sobre la internacionalización, pero la mayoría se mostraron escépticos ante la posibilidad de que la cooperación mundial haya llegado a su fin, especialmente en el caso de las universidades y la investigación. «La globalización en el ámbito de la enseñanza superior ha llegado para quedarse», declaró Philip Altbach, del Centro de Enseñanza Superior Internacional del Boston College.  


«Puede que haya algunos contratiempos y que se produzcan algunos cambios económicos más amplios, pero la globalización de la ciencia y la economía del conocimiento están lo suficientemente arraigadas como para no ir a ninguna parte».


El profesor Altbach afirmó que las relaciones de Estados Unidos con la ciencia, el mundo académico y las universidades rusas tardarán «mucho tiempo» en reanudarse, «si es que alguna vez lo hacen», mientras que la movilidad de los estudiantes hacia Rusia se limitará a los antiguos países soviéticos. Pero es poco probable que estas pautas se extiendan a China, a menos que Pekín empiece a suministrar dinero o armas a Moscú.


Afirmó que las matriculaciones chinas en los principales países occidentales habían estado disminuyendo antes de Covid, en parte debido al «rápido deterioro de las relaciones», pero las solicitudes de posgrado estaban «funcionando razonablemente bien» y encuestas recientes indicaban que el interés chino por los estudios en el extranjero seguía siendo fuerte. «Es probable que esa tendencia [a la baja] continúe, pero no en gran medida», afirmó el profesor Altbach.


«Los países emisores y receptores de estudiantes cambian de vez en cuando, por todo tipo de razones geopolíticas y de otro tipo, incluidas las políticas de inmigración. Irán fue en su momento un país emisor muy importante y ya no lo es. India había bajado un poco y ahora ha vuelto a subir».


El profesor Altbach afirmó que los estudiantes de doctorado chinos tienden a permanecer en EE.UU. después de graduarse. En su opinión, la coautoría internacional de trabajos de investigación «seguirá siendo bastante fuerte», a pesar de «baches» como la desaparición de la colaboración con Rusia.


James Laurenceson, director del Instituto de Relaciones Australia-China de la Universidad Tecnológica de Sydney, afirmó que «todo estaría perdido» si China ofreciera ayuda militar a Rusia o hiciera caso omiso de las sanciones occidentales. «Pero no considero probable ninguna de las dos cosas, y mientras así sea, a Estados Unidos le costaría reunir una coalición para empezar a golpear a China con contramedidas», afirmó.


«La mayoría de los países, sobre todo los de Asia-Pacífico, no se apresuran a enfrentarse a su principal socio comercial y a la realidad económica y estratégica dominante en la región. En mi opinión, China está más interesada en la globalización que en el aislacionismo. Una amplia desvinculación tecnológica de Occidente sería desastrosa para sus perspectivas de crecimiento a largo plazo».


El profesor Laurenceson afirmó que el hecho de que Pekín no condenara la invasión de Ucrania estaba «lejos de ser un respaldo rotundo». China no es Rusia. Esta idea de que de alguna manera China y Rusia están alineadas en su perspectiva es fundamentalmente errónea».  

En su opinión, la invasión podría marcar el final de una globalización «sin trabas». «Pero aún queda margen para que continúe muchísima globalización. Ha habido problemas de colaboración en investigación con China. La cuestión es si Ucrania contribuirá a ello. No creo que sea así. ¿Estarían los padres chinos menos interesados en enviar a sus hijos a Australia por lo que está ocurriendo en Ucrania?».

En un artículo de opinión publicado por The Washington Post, el embajador chino Qin Gang rechazó las sugerencias de que su país había «consentido o apoyado tácitamente» la guerra. "Había más de 6.000 ciudadanos chinos en Ucrania. China es el mayor socio comercial tanto de Rusia como de Ucrania, y el mayor importador de crudo y gas natural del mundo. El conflicto entre Rusia y Ucrania no beneficia a China».

No obstante, el ex analista de inteligencia y diplomático Rory Medcalf afirmó que el conflicto impulsaría a las instituciones occidentales a reexaminar sus vínculos con China. «Las universidades de las democracias de todo el mundo harían bien en considerar su exposición a China y cuál sería su posición en caso de guerra con China», declaró el profesor Medcalf, que dirige la Escuela de Seguridad Nacional de la Universidad Nacional de Australia.

«Si China lanzara un ataque violento contra Taiwán y entrara en guerra con Estados Unidos, es probable que los lazos económicos con China se interrumpieran en muchos países. Los vínculos académicos y de investigación formarían parte de esta ruptura mucho mayor, no sólo por motivos morales y políticos, sino porque China ha construido gran parte de su capacidad de seguridad a partir de la investigación de doble uso con Occidente».

El profesor Medcalf afirmó que es improbable que el mundo vuelva a la «globalización fácil» de las últimas dos o tres décadas. «Esto no es el fin de la internacionalización, pero lo que estamos perdiendo ahora es la globalización. Al igual que con la gobernanza de Internet, vamos a ver ecosistemas cada vez más diferentes coexistiendo: autoritarios por un lado y democracias por otro. No veo que las presiones geopolíticas vayan a remitir, al menos en la próxima década, y es muy probable que empeoren».

Añadió que las universidades que trataran de abrirse paso entre estos ecosistemas se enfrentarían a «mucha más complejidad, desconfianza e intervención estatal». Las instituciones australianas, por ejemplo, tendrían que navegar por los regímenes de información de la Ley de Relaciones Exteriores, el Esquema de Transparencia de Influencia Extranjera, la Ley de Espionaje e Interferencia Extranjera de 2018 y potencialmente otra legislación. «Para muchas relaciones de investigación, la posición por defecto va a ser [que] es demasiado difícil intentarlo».

Pero el profesor Medcalf afirmó que algunas formas de colaboración internacional podrían intensificarse, por ejemplo, entre los miembros del pacto de seguridad Aukus, formado por Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos. «Es bastante probable que haya incentivos del gobierno y la industria para que las universidades de esos países colaboren mucho más estrechamente en la investigación de tecnologías sensibles».

Gerry Postiglione, coordinador del Consorcio para la Investigación en Educación Superior en Asia de la Universidad de Hong Kong, afirmó que la colaboración también podría intensificarse más allá de las líneas divisorias. "Si China avanza en ciencia y tecnología... es posible que más estudiantes occidentales vayan allí.

«Es demasiado pronto para saber cómo va a evolucionar esto. El futuro es la empresa más arriesgada en la que meterse. Las cosas suceden rápido o despacio, dependiendo de los millones de factores que afectan a la economía, la política o las relaciones militares».

El profesor Postiglione está de acuerdo en que las universidades se enfrentarán a más controles impuestos por el gobierno en torno a la seguridad nacional. «Pero aún queda mucho margen fuera de eso, y otro factor en juego es que la mayoría de los países están de acuerdo con el cambio climático. Todos los países se dan cuenta de que las soluciones al cambio climático, la mitigación de la pobreza, las energías alternativas o las pandemias se encuentran mejor de forma conjunta. No veo que la globalización de la enseñanza superior vaya a ralentizarse».  


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Is globalisation dead? And what would this mean for universities?

War in Ukraine may reshape university internationalisation, but most academics do not expect a knockout blow

March 23, 2022

John Ross

Twitter: @JohnRoss49


Russia’s invasion of Ukraine has extinguished many of its cross-border academic and scientific ties for years to come, and some commentators say the impacts will stretch well beyond the former Soviet Union, completing a worldwide retreat from globalisation that began with Brexit and the Trump presidency and accelerated during the pandemic.  

Newspaper columnists have warned that higher education and research will become embroiled in a global circling of the wagons, as a resurgent Cold War pits Western allies against a China-Russia bloc and many nations prioritise “economic sovereignty” over mutual interdependence.  

Decoupling is already evident in finance, with Russia creating its own card payment and financial transfer systems years before its banks were banned from the Swift global financial transaction scheme in March.

In technology, countries and regions are pursuing self-sufficiency in the manufacture of semiconductor chips and choosing between rival Chinese and US-backed 5G networks. Western countries have discouraged or banned the importation of Chinese telecommunication equipment, while the US has barred Chinese supercomputing groups from obtaining American technology. 

Europe’s desire to wean itself off Russian energy was laid bare when Germany halted certification of the Nord Stream 2 gas pipeline. In medicine, Western authorities have been slow to recognise eastern Covid-19 vaccines such as Russia’s Sputnik V, India’s Covaxin and China’s CanSino. Despite competing for vaccine markets, China and Russia have cooperated in trials and production.

Such geopolitical fault lines have been exacerbated by the Ukraine conflict and the responses it elicited, some suspect. “We may decide that the definitive moment globalisation died was when China, India and South Africa all abstained on the United Nations vote condemning Putin’s invasion,” writes British journalist Robert Peston.  

What could the death of globalisation mean for higher education? Could the cross-border flows of knowledge and students dry up, as nations rely on scholarly pursuits in their own institutions and those of like-minded neighbours? Could global trends undermine a core mission of universities – preparing or retraining workers for the knowledge economy – as manufacturing and food production is brought back in-house, and developed nations lean more on their own people for manual and repetitive labour?

Academics said that the war raises important questions about internationalisation, but most were sceptical that global cooperation has had its day – particularly for universities and research. “Globalisation in the higher ed area is here to stay,” declared Philip Altbach, of Boston College’s Center for International Higher Education. 

“There may be some hiccups and there might be some broader changes economically, but the globalisation of science and the knowledge economy are sufficiently entrenched that they are not going anywhere.”

Professor Altbach said it would take a “very long time” for US relations with Russian science, academics and universities to return, “if ever”, while student mobility into Russia would be confined to former Soviet countries. But these patterns were unlikely to extend to China, unless Beijing started supplying Moscow with money or arms. 

He said that Chinese enrolments in major Western countries had been declining before Covid, partly because of “rapidly deteriorating relations”, but postgraduate applications were “doing reasonably well” and recent surveys indicated that Chinese interest in overseas study remained strong. “That [downward] trend is likely going to continue, but not in a big way,” Professor Altbach said.

“[Student] sending and receiving countries change from time to time, for all kinds of geopolitical and other reasons [including] immigration policies. Iran was at one point a very major sending country and isn’t any more. India was somewhat down and is now back up.”  

Professor Altbach said Chinese doctoral students tended to remain in the US after graduating. He said international co-authorship of research papers would “remain quite strong”, notwithstanding “blips” like the demise of collaboration with Russia.

James Laurenceson, director of the Australia-China Relations Institute at the University of Technology Sydney, said “all bets would be off” if China offered Russia military assistance or blatantly disregarded Western sanctions. “But I consider neither likely, and as long as that’s the case, the US would struggle to rally a coalition to start hitting China with countermeasures,” he said.  

“Most countries, certainly those in the Asia-Pacific, aren’t rushing to confront their major trading partner and the dominant economic and strategic reality in the region. My sense of China’s assessment is that its interests overwhelmingly lie with globalisation rather than isolationism. A broad technology decoupling from the West would be disastrous for its long-run growth prospects.”

Professor Laurenceson said Beijing’s failure to condemn the Ukraine invasion was “far from a full-throated backing. China is not Russia. This idea that somehow China and Russia are aligned in their outlook is just fundamentally wrong.”  

He said that the invasion could mark the end of “unfettered” globalisation. “But that still leaves scope for an awful lot of globalisation to continue. There have been issues of research collaboration with China. The question is whether Ukraine dramatically adds to that. I just don’t think it does. Would Chinese parents be less interested in sending their children to Australia because of what’s happening in Ukraine?”

In an op-ed published by The Washington Post, Chinese ambassador Qin Gang rejected suggestions that his country had “acquiesced to or tacitly supported” the war. “There were more than 6,000 Chinese citizens in Ukraine. China is the biggest trading partner of both Russia and Ukraine, and the largest importer of crude oil and natural gas in the world. Conflict between Russia and Ukraine does no good for China.”   

Nevertheless, former intelligence analyst and diplomat Rory Medcalf said that the conflict would prompt Western institutions to re-examine their China links. “Universities in democracies around the world would be well advised to consider their China exposure, and what would be their position in the event of a China war,” said Professor Medcalf, who heads the National Security College at the Australian National University.

“If China were to launch a violent assault on Taiwan, and potentially find itself at war with the US, it is likely that economic ties with China would shut down across many nations. Academic and research links would be part of this much larger rupture – not just on moral and political grounds, but because China has built much of its security capability from dual-use research with the West.”  

Professor Medcalf said the world was unlikely to return to the “easy globalisation” of the past two or three decades. “This is not an end to internationalisation, but what we’re losing now is globalisation. Just as with internet governance, we’re going to see increasingly different ecosystems existing side by side – authoritarians on one side and democracies on the other. I don’t see the geopolitical pressures easing, at least for the next decade, and they’re quite likely to get worse.”

Universities that tried to straddle these ecosystems faced “a lot more complexity, mistrust and state intervention”, he added. Australian institutions, for example, would need to navigate the reporting regimes of the Foreign Relations Act, the Foreign Influence Transparency Scheme, the 2018 Espionage and Foreign Interference Act and potentially other legislation. “For many research relationships, the default position is going to be [that] it’s too difficult to try.”  

But Professor Medcalf said that some forms of international collaboration could intensify – for example, among members of the Aukus security pact of Australia, Britain and the US. “It’s quite likely that there will be incentives from government and industry for universities in those countries to work much more closely on sensitive technology research.”

Gerry Postiglione, coordinator of the Consortium for Higher Education Research in Asia at the University of Hong Kong, said collaboration could also intensify across the fault lines. “If China races ahead in science and technology…you may find more students from the West going there.  

“It’s too early to say how this is going to shake out. The future is the riskiest venture to get into. Things happen fast or slow, depending upon the millions of factors that affect the economy, politics or military relations.”

Professor Postiglione agreed that universities would face more government-imposed controls around national security. “But there’s still a lot of room outside that, and another factor at play is that most countries are on board regarding climate change. All countries realise that solutions to climate change, poverty alleviation, alternative energies or pandemics are best [found] in conjunction. I don’t see higher education globalisation slowing down.”  

International education expert Louise Nicol said graduate employment outcomes, not geopolitical ruptures, would have the biggest impact on student flows.

“I don’t see any change to the thirst to go overseas and study if you can afford it – and, if finance can be made available, even if you can’t afford it,” said Ms Nicol, founder of the Kuala Lumpur-based Asia Careers Group consultancy. “But I do I see a backlash from students when they can’t get jobs.”

Ms Nicol said that the Ukraine conflict and China’s zero-Covid policy would both affect student flows, at least temporarily. “Students aren’t going to go and study in Russia for a while, quite rightly, and at present they still can’t get into China.

“But in the wake of the Ukraine crisis, I see more young Russians going overseas to study. And as soon as China’s borders open, I see a huge influx of people going there to study – and a huge outpouring of Chinese studying elsewhere.”

University of Melbourne human geographer Craig Jeffrey said India’s failure to condemn the invasion was broadly consistent with its decades-long non-aligned stance, and would be perceived that way. There was “no way” that Western institutions would refuse Indian students because of their government’s stance on Ukraine.

Professor Jeffrey said that the conflict could harm India’s economy by raising the price of oil and squeezing the availability of core food grains and fertiliser stock, of which both Ukraine and Russia were important suppliers. The crisis could also jeopardise the flow of Indian students to Russia, but it would not stem Delhi’s broader commitment to globalisation – particularly in higher education.

“The Indian government has made a major effort to make India an attractive place for its top students, attract students from other parts of the world and potentially open foreign branches of the Indian Institutes of Technology. They’re eager to learn from other countries about how to internationalise.” Negotiations are already under way to host IIT outposts in the UK.

Conceptualisations of globalisation can be simplistic, Professor Jeffrey said, with developments like the withdrawal of McDonald’s from Russia given unwarranted significance. “You could say 1990 to 2022 was the era of globalisation because the Golden Arches were in Moscow, but that’s a pretty lazy way of thinking.”

john.ross@timeshighereducation.com



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