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viernes, 7 de octubre de 2022

LinkedIn hizo experimentos con millones de sus usuarios, sin avisarles

Publicado en The New York Times en español
https://www.nytimes.com/es/2022/09/28/espanol/linkedin-experimento-social.html?campaign_id=42&emc=edit_bn_20220930&instance_id=73290&nl=el-times&regi_id=84791720&segment_id=108523&te=1&user_id=f8de94556199c222487f9ed6b135dc23



LinkedIn hizo experimentos con millones de sus usuarios, sin avisarles

Un estudio que analizó esas pruebas descubrió que las conexiones sociales relativamente débiles eran más útiles para encontrar trabajo que los vínculos sociales más fuertes.

Por Natasha Singer

Natasha Singer, reportera de negocios de The New York Times, imparte un curso de periodismo de responsabilidad tecnológica en el programa de verano del Times para estudiantes de secundaria.

28 de septiembre de 2022

LinkedIn hizo experimentos con más de 20 millones de usuarios durante cinco años que, aunque se efectuaron con la intención de mejorar cómo funciona la plataforma para los miembros, podrían haber afectado los ingresos de algunas personas, según un nuevo estudio.

En experimentos realizados en todo el mundo de 2015 a 2019, LinkedIn varió al azar la proporción de contactos débiles y fuertes que sugirió su algoritmo “Gente que podrías conocer” (el sistema automatizado de la compañía para recomendar conexiones nuevas a sus usuarios). Se detallaron las pruebas en un estudio publicado este mes en la revista Science cuyos coautores son investigadores de LinkedIn, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés), la Universidad de Stanford y la Facultad de Negocios de la Universidad de Harvard.

Los experimentos algorítmicos de LinkedIn podrían sorprender a millones de personas porque la compañía no le notificó a los usuarios sobre las pruebas.

Las grandes empresas tecnológicas como LinkedIn, la red de contactos profesionales más grande del mundo, hacen experimentos a gran escala de manera rutinaria en los que prueban versiones de las funciones de la aplicación, de los diseños web y de los algoritmos en distintas personas. La práctica de larga data, llamada test A/B, tiene el objetivo de mejorar las experiencias del consumidor y mantenerlos involucrados, lo que ayuda a las compañías a hacer dinero a través de cuotas de membresías prémium o publicidad. A menudo, los usuarios no tienen idea de que las compañías hacen pruebas con ellos. (The New York Times usa esas pruebas para evaluar la redacción de los titulares y tomar decisiones sobre los productos y artículos que la empresa lanza al mercado).

No obstante, los cambios hechos por LinkedIn indican cómo esas modificaciones a algoritmos muy usados pueden convertirse en experimentos de ingeniería social con consecuencias que pueden alterar la vida de muchas personas. Expertos que estudian los efectos de la computación en la sociedad afirmaron que realizar experimentos prolongados y a larga escala en las personas que podrían afectar sus perspectivas laborales, de maneras invisibles para ellas, generaba cuestionamientos sobre la transparencia de la industria y la supervisión de la investigación.

Michael Zimmer, profesor asociado de Informática y director del Centro de Datos, Ética y Sociedad en la Universidad Marquette, comentó: “Los hallazgos indican que algunos usuarios tuvieron mejor acceso a oportunidades de empleo o una diferencia significativa en el acceso a oportunidades de trabajo. Este es el tipo de consecuencias a largo plazo que se necesita contemplar cuando pensamos en la ética de participar en esta clase de investigación de inteligencia de datos”.

El estudio en Science examinó una teoría influyente en sociología llamada “la fortaleza de los lazos débiles”, la cual indica que es más probable que las personas obtengan empleo y acceso a otras oportunidades a través de conocidos no tan cercanos que a través de amigos íntimos.

Los investigadores analizaron cómo los cambios al algoritmo de LinkedIn habían afectado la movilidad laboral de los usuarios. Descubrieron que los lazos sociales relativamente débiles en LinkedIn probaron tener el doble de efectividad para asegurar un empleo que los lazos sociales más fuertes.

En un comunicado, LinkedIn dio a conocer que durante el estudio había “actuado de conformidad” con las condiciones de uso y la política de privacidad de la compañía, así como con la configuración del usuario. La política de privacidad señala que LinkedIn usa los datos personales de los miembros con fines de investigación. El comunicado agregó que la empresa utilizó las técnicas de sociología más recientes y “no invasivas” para responder preguntas de investigación importantes “sin ninguna experimentación con los miembros”.

LinkedIn, que es propiedad de Microsoft, no respondió de manera directa a una pregunta sobre cómo había calculado la compañía las consecuencias potenciales a largo plazo de sus experimentos en el empleo y el estatus económico de los usuarios. Sin embargo, la empresa aseguró que la investigación no había dado una ventaja desproporcionada a algunos usuarios.

Karthik Rajkumar, un científico de investigación aplicada en LinkedIn que fue uno de los coautores del estudio, explicó que la meta de la investigación era “ayudar a las personas a escala. No se puso a nadie en desventaja para encontrar empleo”.

Sinan Aral, un profesor de administración y ciencia de datos en el MIT y autor principal del estudio, comentó que los experimentos de LinkedIn fueron una iniciativa para garantizar que los usuarios tuvieran igualdad de acceso a las oportunidades de empleo.

Aral precisó: “Hacer un experimento con 20 millones de personas y después implementar un algoritmo más adecuado para mejorar las perspectivas de empleo de todos como resultado de los conocimientos que adquiriste con eso es lo que ellos intentan hacer, no otorgar movilidad social a algunas personas y a otras no”. (Aral ha realizado análisis de datos para The New York Times y recibió una beca de investigación de Microsoft en 2010).

Los experimentos que involucran a los usuarios hechos por grandes empresas de internet tienen un historial irregular. Hace ocho años, se publicó un estudio de Facebook que describía cómo la red social había manipulado en secreto qué publicaciones aparecían en la sección de noticias de los usuarios para analizar la propagación de las emociones negativas y positivas en su plataforma. El experimento de una semana, llevado a cabo con 689.003 usuarios, de inmediato generó reacciones negativas.

El estudio de Facebook, cuyos autores incluían a un investigador de la empresa y a un profesor de Cornell, sostenía que las personas habían consentido implícitamente el experimento de manipulación de emociones cuando se habían registrado en Facebook. “Todos los usuarios están de acuerdo antes de crear una cuenta en Facebook”, decía el estudio, “lo que constituye un consentimiento informado para esta investigación”.


jueves, 6 de octubre de 2022

La UE faculta a los gigantes de internet para censurar información en crisis como la guerra de Ucrania

 Publicado en Público

https://www.publico.es/internacional/ue-faculta-gigantes-internet-censurar-informacion-crisis-guerra-ucrania.html#md=modulo-portada-bloque:4col-t5;mm=mobile-big

La UE faculta a los gigantes de internet para censurar información en crisis como la guerra de Ucrania

Se trata de una medida de excepción que afecta al derecho fundamental a la libertad de expresión, pero que para la UE no parece necesitar control judicial alguno.

MADRID

05/10/2022 21:22 ACTUALIZADO: 06/10/2022 07:17

PABLO ROMERO

El Reglamento Europeo de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés) ha finalizado su tramitación con una redacción mucho más moderada que el texto inicial, aunque con una 'sorpresa': la introducción de un artículo (27 a), que describe un "protocolo de crisis" con el que la Comisión Europea —el Ejecutivo comunitario— puede exigir a uno o varios grandes proveedores de servicios de internet en casos de crisis grave que apliquen inmediatamente medidas "específicas, efectivas y proporcionadas" para prevenir, eliminar o limitar cualquier contribución —o sea, contenidos— a "amenazas graves".

Se trata de una medida de excepción que afecta al derecho fundamental a la libertad de expresión, pero para cuya aplicación, según esta nueva norma, no parece necesario establecer control judicial alguno.

La resolución ha sido introducida a raíz de la invasión de Ucrania por Rusia y la "manipulación de la información online", según afirma abiertamente la propia Comisión en su nota informativa. Y la idea es establecer un sistema de bloqueo de información rápido —de "moderación"— en casos "excepcionales" o como respuesta a una crisis.

Para que el Ejecutivo comunitario pueda adoptar estas medidas tiene que darse una crisis grave con "circunstancias extraordinarias que dan lugar a una amenaza grave para la seguridad o la salud pública en la Unión o en partes significativas de ella": casos como "conflictos armados o actos de terrorismo, conflictos emergentes, desastres naturales como terremotos y huracanes, así como pandemias y otras amenazas transfronterizas graves para la salud pública".

Cabe recordar que el Reglamento ya aprobado, como tal, será de aplicación directa en todo el territorio comunitario cuando entre en vigor y sin que sea necesaria su trasposición en cada país.

¿Y la separación de poderes?

Esta medida, que ya fue discutida el pasado mes de abril pero que ahora queda fijada en el texto del Reglamento, da cobertura legal a decisiones dudosas como la que anunciaron en febrero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, de bloquear la difusión de los medios público rusos Russia Today (RT) y Sputnik, considerados "la maquinaria mediática del Kremlin", y sus filiales. Esa inédita decisión fue respaldada por un decreto europeo de urgencia publicado el 1 de marzo, días después de su anuncio.

Varios grupos europeos alertaron en abril de este año de que "el mecanismo propuesto es un empoderamiento demasiado amplio de la Comisión Europea para declarar unilateralmente un estado de emergencia en toda la UE", dado que "las decisiones que afectan la libertad de expresión y el acceso a la información, en particular en tiempos de crisis, no pueden ser tomadas legítimamente a través del poder Ejecutivo únicamente".

El abogado especializado en tecnología y director jurídico de la Plataforma para la Defensa de la Libertad de Información (PLI) Carlos Sánchez Almeida comenta a Público que "la pregunta que tenemos que hacernos es cómo encaja todo esto en el artículo 20 de la Constitución Española, que proscribe la censura previa y exige que todo secuestro de publicaciones tenga autorización judicial". Es decir, ¿cómo puede garantizar Bruselas la separación de poderes, que es clave para que exista una democracia real, con esta normativa?

"La solución a esto podría ser similar a la que tuvo que adoptar la llamada Ley Sinde: hay que regular la intervención de un magistrado de lo contencioso-administrativo para que autorice las medidas", dice Almeida, que añade ironía: "Un magistrado que tendría que ser del Tribunal Supremo [en el caso de España], como el que controla el CNI, si la medida es acordada por un Consejo de Ministros erigido en Inquisición Mayor del Reino".

Las plataformas vigilarán, juzgarán y bloquearán

En virtud de la DSA, Bruselas podrá pedir a grandes o muy grandes proveedores de servicios (como Google, Apple, Meta, Twitter, etc.), ya sean grandes plataformas o grandes buscadores, que evalúen en primer lugar en qué medida el funcionamiento y uso de su servicios contribuyen (o "puedan contribuir") significativamente a un grave amenaza. Tras ello, estas compañías tendrán que "identificar y aplicar medidas específicas, eficaces y proporcionadas" para "prevenir, eliminar o limitar tal contribución a la amenaza grave identificada". Es decir, que se deja en manos de estas plataformas la decisión y responsabilidad de censurar contenidos eventualmente.

Por último, deberán informar a la Comisión en una fecha determinada —o a intervalos regulares— "del contenido exacto, implementación e impacto cualitativo y cuantitativo de las medidas específicas tomadas".

Para ello, los proveedores de servicios "tendrán debidamente en cuenta la gravedad de la amenaza", la "urgencia de las medidas" y "los efectos reales o potenciales implicaciones para los derechos e intereses legítimos de todas las partes involucradas, incluido el posible incumplimiento de las medidas para respetar los derechos fundamentales". Dicho de otro modo, las plataformas serán las que decidan qué censurar en primer lugar.

Tal y como prevé Almeida, con este Reglamento "Bruselas va a poder hacer en toda la EU lo que los diferentes Ejecutivos nacionales, como el español, tienen prohibido por ser inconstitucional".

"Lo han regulado exhaustivamente", comenta a Público el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de València Lorenzo Cotino, que admite que "puede ser inquietante, pero no hay que excluir que cuente con garantías que puedan ser suficientes, pues para situaciones extraordinarias es de interés contar con regulación".

Según este experto, "las actuaciones que se adopten en todo caso deben poder ser sujetas a los mecanismos de garantías oportunas" y para ello "es esencial que sean conocidas para demandar transparencia respecto de las mismas y, en su caso, recurrirlas ante las autoridades oportunas (judiciales, independientes, etc.)".

Estas medidas excepcionales, que deberán anunciarse públicamente, no podrán durar más de tres meses (prorrogables otros tres meses), según establece el artículo. Además, la propia Comisión puede revocar su decisión en cualquier momento, especialmente "cuando no existan motivos para aplicarlas.

Una "primicia mundial" 

Para la Comisión Europea, esta regulación (la DSA) es toda una "primicia mundial en el campo de la regulación digital", ambiciosa en cuanto a la regulación de las plataformas y los proveedores de servicios de internet, y que "a la vez preserva los principios básicos del mercado interior".

Asimismo, esta norma está "diseñada de manera asimétrica, lo que significa que los servicios intermediarios más grandes con un impacto social significativo (grandes plataformas y grandes buscadores) están sujetos a reglas más estrictas" que las compañías más pequeñas.

La norma será de aplicación directa en todo el territorio UE pasados 15 meses desde su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea, que aún no tiene fecha.

jueves, 17 de febrero de 2022

ELSEVIER quiere convertir a ScienceDirect en un nuevo Google Scholar

Publicado en blog Impact of Social Sciences (London School of Economics-LSE)

https://scholarlykitchen.sspnet.org/2022/01/18/sciencedirect-as-content-supercontinent/ 


¿ScienceDirect de Elsevier como supercontinente de contenidos? 

Por LISA JANICKE HINCHLIFFE

18 DE ENERO DE 2022

Elsevier ha anunciado hoy un proyecto piloto en el que la American Chemical Society, la Royal Society of Chemistry, Taylor & Francis y Wiley compartirán contenidos seleccionados con la plataforma ScienceDirect. Los artículos aparecerán en los listados de búsqueda y navegación.

En el proyecto piloto, más de 70.000 artículos de 35 revistas de química orgánica y transporte se integrarán con el contenido de Elsevier en ScienceDirect. La elección de centrarse en dos campos distintos es interesante, incluso para un proyecto piloto, y nos dice algo sobre cómo Elsevier podría hacer funcionar este programa. 

A efectos del programa piloto, la visualización y el acceso al texto completo variarán con respecto al contenido de Elsevier. Los resúmenes del contenido piloto podrán verse en ScienceDirect. Cuando el contenido piloto sea de acceso abierto, el texto estará disponible en ScienceDirect; sin embargo, el usuario será vinculado al sitio web del editor original para obtener el PDF formateado. Si el contenido sólo está disponible por suscripción, los usuarios serán enlazados al sitio web del editor original sin que se muestre el texto completo en ScienceDirect. Los usuarios que tengan derecho al contenido por suscripción, tal como se determina en ScienceDirect a través de la funcionalidad GetFTR, serán enlazados directamente al texto completo en el sitio web del editor original. Los demás usuarios, que no tengan derecho o cuyo estado de derecho no pueda determinarse, serán dirigidos a la página de destino del artículo en el sitio web del editor original.

Esta no es la primera incursión de Elsevier en la mejora de la oferta de ScienceDirect mediante la vinculación con otros editores. Por supuesto, tanto Elsevier como otros editores se benefician de los enlaces de Crossref. Sin embargo, los que llevan tiempo en el sector pueden percibir algunos ecos del programa de enlaces de ScienceDirect Gateway, que permitía a las bibliotecas habilitar enlaces externos desde ScienceDirect a editoriales asociadas si estaban suscritas a contenidos de esas editoriales. En aquel momento, Pat Sabosik, vicepresidente ejecutivo de Elsevier para la publicación electrónica de ScienceDirect, observó "Estos acuerdos de enlace de referencia subrayan el poder que una verdadera plataforma multieditorial como ScienceDirect puede ofrecer a sus usuarios finales". Con este proyecto piloto, es evidente que Elsevier sigue intentando avanzar en un modelo en el que ScienceDirect sea más un centro de contenidos que una simple plataforma de distribución de contenidos específicos de un editor.

¿Un supercontinente en desarrollo?

Si avanzamos más de dos décadas hasta hoy, las infraestructuras para el alojamiento de textos completos, la vinculación, la comprobación de derechos y la autenticación/autorización han evolucionado significativamente, muchas de ellas desarrolladas con el apoyo y las contribuciones significativas de Elsevier, así como de otros editores importantes. Gracias a este proyecto piloto, podemos empezar a ver lo que podría ser ScienceDirect como "plataforma multieditorial". En cierto modo, esto parece señalar un movimiento para desarrollarse como un supercontinente, por utilizar el término acuñado por el compañero de Scholarly Kitchen, Roger Schonfeld. Si lo consigue, ScienceDirect se posicionaría para competir con ResearchGate y Google Scholar, entre otros contendientes del supercontinente. Mientras que en un momento dado parecía que Mendeley iba a ser el centro de la estrategia de Elsevier para agregar el descubrimiento y el acceso, este piloto sugiere que ScienceDirect podría desempeñar este papel en su lugar, en particular en la competencia con ResearchGate, una empresa contra la que Elsevier tiene demandas en curso en Alemania y Estados Unidos.

Contrariamente a la idea de Schonfeld de que un supercontinente proporcionaría contenido sin que el usuario abandonara la plataforma del supercontinente, sin embargo, al menos en este proyecto piloto, ScienceDirect no sirve el texto completo de los artículos de suscripción al usuario y no sirve el PDF de los artículos de suscripción o de acceso abierto al usuario. Si bien el usuario tiene una experiencia integrada de búsqueda, navegación y visualización en ScienceDirect, el acceso y la entrega de contenidos siguen estando distribuidos en múltiples plataformas. Esto refleja lo que Gaby Appleton, entonces Director General de Mendeley y Productos de Investigación de Elsevier, denominó una "galaxia conectada de conocimiento por la que los investigadores pueden viajar a la velocidad de la luz" en un artículo invitado de Scholarly Kitchen. 

Este proyecto piloto de ScienceDirect ofrece una experiencia de usuario mejor que la que resulta de que los editores proporcionen su contenido a Google para su indexación, ya que en Google Scholar no se comprueban los derechos, incluso cuando se facilita la autenticación. En cambio, el contenido sindicado a ResearchGate -por Wiley y Springer Nature, entre otros- se sirve al usuario final en PDF en la plataforma de ResearchGate, con autorización de acceso determinada por ResearchGate y no a través del servicio GetFTR. 

Teniendo en cuenta el gasto que supone alojar y servir contenidos en una plataforma, este proyecto piloto de ScienceDirect será un experimento para saber si esos costes pueden ser compensados por GetFTR eliminando la fricción en la navegación de los derechos a través de las plataformas. Si es así, puede ser posible tender un puente entre los "archipiélagos de contenido" sin afectar negativamente a la experiencia del investigador. Puede ser posible que el descubrimiento sea la entrega sin la centralización del contenido. Por este motivo, la satisfacción y la experiencia del usuario serán igualmente importantes para controlar la eficacia del proyecto piloto a la hora de aumentar el tráfico hacia los contenidos de los editores asociados. 

Estrategia de entrega de contenidos

También podemos ver en este proyecto piloto que las inversiones de la industria en infraestructura para mejorar el descubrimiento y la entrega de contenidos -por ejemplo, GetFTR, Distributed Usage Logging, identificadores persistentes, Seamless Access- están comenzando a cohesionarse en una experiencia de usuario más sólida e integrada. 

Para los editores asociados, este proyecto piloto de ScienceDirect ofrece la oportunidad de seguir desarrollando su estrategia de distribución de contenidos mediante la yuxtaposición de sus artículos en relación con otros del mismo campo disciplinario. En lugar de depender de que los usuarios acudan a una base de datos específica de la materia, la literatura en estos dos campos -química orgánica y transporte- se indexará dentro del ámbito más amplio de la base de datos de ScienceDirect, con todas sus ventajas de metadatos estructurados, vocabularios controlados, identificadores vinculados, etc. que son mínimos o no existen en Google Scholar y ResearchGate. En esencia, este proyecto piloto nos recuerda que ScienceDirect ya es una herramienta de descubrimiento de libre acceso y que un usuario de ScienceDirect obtiene todos los beneficios de una base de datos de suscripción, tanto si sólo puede acceder a las publicaciones de acceso abierto en la plataforma como si sus derechos le permiten acceder también al contenido de Elsevier -y ahora de otros editores- por suscripción. 

La fuerza de la colección de química orgánica es particularmente notable aquí, ya que la cartera de Wiley incluye a Chemistry Europe, una asociación de 16 sociedades químicas de 15 países europeos. Dado que la Royal Society of Chemistry no ha implementado GetFTR, cosa que sí han hecho Wiley y la American Chemical Society, también existe la oportunidad de observar el impacto de la identificación de derechos en ScienceDirect sobre el comportamiento informativo de los usuarios. Esto también podría informar a otros editores cuando consideren el valor relativo de invertir en la implementación de GetFTR como soporte para la entrega de contenidos.

¿Y ahora qué?

Parece inevitable que, en caso de que este proyecto piloto se convierta en una oferta permanente de ScienceDirect, los detalles específicos evolucionen. Estaré especialmente atento para ver si sigue siendo un modelo de intercambio de datos mutuo entre Elsevier y sus editores asociados o se convierte en un servicio de pago que cobra a los editores asociados además de los flujos de datos bilaterales. También recuerdo que las cuestiones relativas a la privacidad de los usuarios en el panorama de las publicaciones académicas son cada vez más complejas y que las prácticas de concesión de licencias de las bibliotecas están luchando por mantenerse al día. 

A los observadores del sector les puede sorprender este proyecto piloto por varias razones, pero sobre todo que tres de las otras seis editoriales principales estén dispuestas a considerar siquiera la posibilidad de sindicar sus contenidos en la plataforma de uno de sus mayores competidores en el ámbito editorial. Queda por ver qué significa esta colaboración entre competidores a largo plazo, pero con la sindicación de contenidos de Springer Nature a ResearchGate, todas las grandes editoriales, excepto SAGE y, bueno, Elsevier, han respondido a la pregunta de Schonfeld - ¿Sindicarán los editores sus contenidos? - en sentido afirmativo.

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Elsevier’s ScienceDirect as Content Supercontinent? 


Earlier today Elsevier announced a pilot project in which the American Chemical Society, the Royal Society of Chemistry, Taylor & Francis, and Wiley will syndicate selected content to the ScienceDirect platform. The articles will appear in search and browse listings.

In the pilot, more than 70,000 articles in 35 journals in organic chemistry and transportation will be integrated with Elsevier’s content on ScienceDirect. The choice to focus on two discrete fields is an interesting one, even for a pilot, which tells us something about how Elsevier might be able to make this program work.

For purposes of the pilot, the display and access to full text will vary from the Elsevier content. Abstracts of the pilot content will be viewable on ScienceDirect. When the pilot content is open access, the text will be available on ScienceDirect; however, the user will be linked to the original publisher’s website for the formatted PDF. If the content is only available by subscription, users will be linked to the original publisher’s website with no display of full text on ScienceDirect. Users who are entitled to the subscription content, as determined on ScienceDirect through GetFTR functionality, will be linked directly to the full text on the original publisher’s website. Other users, who either lack entitlement or for whom entitlement status cannot be determined, will be directed to the landing page for the article on the original publisher website.

This is not Elsevier’s first foray into enhancing the offerings of ScienceDirect by linking to other publishers. Of course, Elsevier and other publishers all avail themselves of Crossref linking. But, those who have been in the industry for some time may sense some echoes of the ScienceDirect Gateway linking program, which allowed libraries to enable external linking from ScienceDirect to partner publishers if they were subscribed to content from those publishers. At the time, Pat Sabosik, Elsevier’s Executive Vice President, Electronic Publishing, ScienceDirect observed: “These reference linking agreements underscore the power a true multi-publisher platform such as ScienceDirect can provide to its end users.” With this pilot, Elsevier is clearly still trying to advance a model in which ScienceDirect is more of a content hub than simply a publisher-specific content delivery platform.

A Developing Supercontinent?

Fast forward two decades-plus to today and the infrastructures for full text hosting, linking, checking entitlements, and authentication/authorization have evolved significantly, many developed with significant support and contributions from Elsevier as well as other major publishers. Through this pilot, we can begin to see what ScienceDirect as a “multi-publisher platform” might be. In some ways, this seems to signal a move to develop as a supercontinent, to use the term coined by fellow Scholarly Kitchen Chef Roger Schonfeld. If successful in doing so, ScienceDirect would position itself to compete with ResearchGate and Google Scholar, among other supercontinent contenders. While at one point it seemed that Mendeley was to be the locus of the Elsevier strategy to aggregate discovery and access, this pilot suggests that ScienceDirect could serve this role instead, particularly in competing with ResearchGate, a company that Elsevier has ongoing lawsuits against in Germany and the USA.

Contrary to Schonfeld’s notion that a supercontinent would provide content without the user leaving the supercontinent platform, however, at least in this pilot, ScienceDirect is not serving the full text for subscription articles to the user and is not serving the PDF for either subscription or open access articles to the user. While the user has an integrated search, browse, and display experience on ScienceDirect, content access and delivery remains distributed across multiple platforms. This is reflective of what Gaby Appleton, Elsevier’s then Managing Director of Mendeley and Research Products, termed a “connected galaxy of knowledge that researchers can travel through at light speed” in a Scholarly Kitchen guest post.

This ScienceDirect pilot provides a better user experience than the one that results from publishers providing their content to Google for indexing, as there is no entitlements checking in Google Scholar, even when authentication is facilitated. In contrast, content syndicated to ResearchGate – by Wiley and Springer Nature, among others – is served to the end user in PDF on the ResearchGate platform, with access authorization determined by ResearchGate rather than through the GetFTR service.

Given the expense of hosting and serving content on platform, this ScienceDirect pilot will be an experiment to learn if those costs can be offset by GetFTR removing friction in navigating entitlements across platforms. If so, it may be possible to bridge across “archipelagos of content” without negatively impacting the researcher experience. It may be possible for discovery to be delivery without centralization of content. For this reason, user satisfaction and user experience will be equally important to monitoring the effectiveness of the pilot in increasing traffic to the partner publishers’ content.

Content Delivery Strategy

We can also see in this pilot that the industry’s investments in infrastructure to enhance content discovery and delivery – e.g., GetFTR, Distributed Usage Logging, persistent identifiers, Seamless Access – are beginning to cohere into a more robust and integrated user experience.

For the partner publishers, this ScienceDirect pilot offers an opportunity to further develop their content delivery strategy through juxtaposition of their articles relative to others in the same disciplinary field. Rather that relying on users going to a subject-specific database, the literature in these two fields – organic chemistry and transportation – will be indexed within the larger scope of ScienceDirect database, with all of its benefits of structured metadata, controlled vocabularies, linked identifiers, etc. that are minimal or lacking in Google Scholar and ResearchGate. In essence, this pilot reminds us that ScienceDirect is already a freely available discovery tool and a user of ScienceDirect gets all of the benefits of a subscription database, whether they are only able to access the open access publications on the platform or if their entitlements enable access to subscription Elsevier – and now other publisher – content as well.

The strength of the organic chemistry collection is particularly notable here as the Wiley portfolio includes Chemistry Europe, an association of 16 chemical societies from 15 European countries. Given that the Royal Society of Chemistry has not implemented GetFTR, which Wiley and the American Chemical Society have, there is also an opportunity here to look at the impact of the entitlements signaling on ScienceDirect on user information behavior. This could also inform other publishers as they consider the relative value of investing in GetFTR implementation as a support for content delivery.

Where Next?

It seems inevitable that, should this pilot evolve into a permanent ScienceDirect offering, the specific details will evolve. I will be particularly watching to see whether it remains a mutual data sharing model between Elsevier and its partner publishers or develops into a paid service that charges the partner publishers in addition to the bilateral data flows. I am also reminded that user privacy questions in the scholarly publishing landscape are increasingly complex and that library licensing practices are struggling to keep up.

Industry observers may be surprised by this pilot for any number of reasons but in particular that three of the other top six publishers would be willing to even consider syndicating their content to the platform of one of their biggest competitors in the publishing space. What this collaboration among competitors portends long-term remains to be seen, but with Springer Nature syndicating content to ResearchGate, all of the largest publishers except SAGE and, well, Elsevier, have answered Schonfeld’s question – Will Publishers Syndicate Their Content? – in the affirmative.

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miércoles, 9 de febrero de 2022

Vea la imagen! ¿Qué hacer cuando el flujo de investigación ha sido acaparado por las corporaciones?! _ opina : cOAlition S

Publicado en Coalition S
https://www.coalition-s.org/blog/creating-a-market-to-replace-publisher-monopolies/
 


Creación de un mercado que sustituya a los monopolios editoriales

11/01/2022


Este texto es una versión abreviada de una propuesta más detallada disponible en

https://doi.org/10.5281/zenodo.5526634

This text is an abbreviated version of a more detailed proposal available at https://doi.org/10.5281/zenodo.5526634


Sustituir las revistas tradicionales por una solución más moderna no es una idea nueva, pero la falta de avances desde las primeras convocatorias de hace más de 20 años ha convencido a un número cada vez mayor de expertos de que es necesaria una ruptura disruptiva. La lista de problemas que se han ido acumulando es larga, pero hay tres que destacan como los más graves:

El control de calidad por parte de la revisión por pares de las revistas tradicionales ha demostrado ser a menudo opaco, caprichoso e insuficiente para detectar incluso errores manifiestos, lo que ha provocado lo que ahora se denomina una "crisis de replicación";

Una "crisis de asequibilidad" es la consecuencia de las grandes corporaciones internacionales que poseen cada una su propio monopolio sobre los contenidos académicos y disfrutan de una exención de las normas de contratación que les permite dictar las condiciones;

La falta de modernización digital ha provocado otra "crisis de funcionalidad", en la que faltan algunas de las funcionalidades digitales más básicas para los objetos de investigación.

La razón de tres décadas de inacción es un dilema social, en el que todos los actores -investigadores, bibliotecas o instituciones- están en desventaja si se mueven (primero), por lo que todos permanecen estancados. Al igual que las grandes plataformas de Internet, las editoriales explotan esta situación utilizando sus enormes beneficios no sólo para resistir y retrasar cualquier reforma orientada a la investigación y al público, sino para financiar una reforma propia y en sus propios términos: Las grandes editoriales rastrean a sus usuarios académicos para, entre otras razones, ampliar sus monopolios más allá de los textos académicos. A lo largo de la última década, las cuatro principales editoriales han adquirido o desarrollado una serie de servicios destinados a desarrollar la integración vertical de todo el proceso científico (Fig. 1). Para cualquier institución que adquiera un paquete de flujo de trabajo de este tipo, el riesgo de bloqueo del proveedor es muy real: Sin ninguna norma, resulta casi imposible, desde el punto de vista técnico y financiero, sustituir el proveedor de servicios elegido por otro.




Figura 1: Proveedores de herramientas digitales para el flujo de trabajo científico.

Los logotipos representan herramientas de software diseñadas para aspectos específicos del flujo de trabajo, y cada herramienta puede utilizarse en más de un paso. Elsevier y Holtzbrink están a la cabeza en la carrera por abarcar todo el proceso, y Holtzbrinck ofrece múltiples herramientas para cada paso del flujo de trabajo. Existen las condiciones previas para que el mercado funcione, pero falta una norma común que prevea la sustituibilidad de los proveedores de servicios o las herramientas.

( CC BY: Bianca Kramer, Jeroen Bosman, https://101innovations.wordpress.com/workflows )


Para garantizar la sustituibilidad de los proveedores de servicios de flujo de trabajo, es necesario que los contenidos se almacenen y sean accesibles de acuerdo con un conjunto de normas obligatorias. Estas normas deben ser abiertas y estar bajo el control de la comunidad académica. La base de estas normas existe y sólo hay que ampliarla, adoptarla y aplicarla. Por lo tanto, es necesario crear un organismo de normalización, análogo al W3C, bajo la dirección de la comunidad académica, para permitir el desarrollo de infraestructuras académicas abiertas que den servicio a todo el flujo de trabajo de investigación. Ya existen plataformas independientes sin ánimo de lucro en las que se puede sustituir a los proveedores de servicios. Las instituciones académicas tienen un largo historial de publicación del trabajo de sus académicos, así como de esfuerzos por desarrollar una biblioteca global de repositorios interoperables. La combinación de estas iniciativas de larga data con los desarrollos de infraestructura abierta existentes podría ponerse en práctica hoy mismo y ya no es un escenario futuro.  

martes, 1 de febrero de 2022

La muerte de las revistas académicas es muy exagerada, dice la presidenta del ERC

Publicado en THE Times Higher Education
https://www.timeshighereducation.com/news/death-academic-journal-greatly-exaggerated-says-erc-president?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=editorial-daily&mc_cid=07a2d9ff7a&mc_eid=d622713526 



La muerte de las revistas académicas es muy exagerada, dice la presidenta del ERC


Las plataformas de acceso abierto no sustituyen a las publicaciones periódicas revisadas por pares, dice Maria Leptin


27 de enero de 2022

Jack Grove


Twitter: @jgro_the


Publicar en revistas altamente selectivas seguirá siendo importante para los científicos en el futuro porque los académicos siempre reconocerán el valor añadido de los investigadores en este tipo de publicaciones, ha dicho la nueva presidenta del Consejo Europeo de Investigación.


Desestimando las predicciones de que las editoriales académicas tradicionales no serán necesarias en un futuro próximo a medida que crezca la popularidad de los preprints y otras plataformas de acceso abierto, Maria Leptin dijo que no preveía un mundo sin revistas.


Incluso en las próximas décadas, los investigadores "seguirán enviando artículos para su revisión por pares de la misma manera que lo hacen ahora", dijo la profesora Leptin, que se hizo cargo de la financiación de la investigación de la Unión Europea en noviembre, después de haber sido directora de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO), que publica un número selecto de revistas, desde 2010.


Sobre el posible abandono de la revisión por pares basada en las revistas, que algunos han predicho, la profesora Leptin añadió: "Los comentarios posteriores a la publicación, las insignias y todo eso... no lo veo, porque el trabajo que los árbitros expertos realizan al revisar los artículos los mejora y ya es algo que utilizamos para juzgar los artículos".


Sus comentarios figuran en un nuevo libro,  Plan S for Shock, escrito por Robert-Jan Smits, que supervisó la creación de la iniciativa de acceso abierto Plan S mientras era alto funcionario de la Comisión Europea, y la periodista Rachael Pells, que relata el desarrollo de la iniciativa y su eventual lanzamiento en enero de 2021 (eventual launch in January 2021).


Los principales defensores del acceso abierto entrevistados para el libro insistieron en que las revistas se volverán -y quizás ya lo son- obsoletas. 


"No necesitamos revistas", afirmó Robert Kiley, antiguo responsable de acceso abierto del Wellcome Trust y actual responsable de estrategia de Plan S. Afirmó que un "repositorio completamente abierto en el que los investigadores puedan subir su investigación una vez que se sientan preparados para compartirla, como cualquier servidor de preprints" sería un modelo más eficiente, al que los revisores podrían añadir sus comentarios.

Pero el profesor Leptin señaló que una encuesta realizada a los miembros de la EMBO en 2019 sugería que había poco apetito por este tipo de modelo. Cuando se les preguntó cómo seleccionarían los artículos fuera de su campo, optaron por artículos "de alguien que conocen o de quien han oído hablar, un nombre muy reconocido en la ciencia - o buscan una revista muy selectiva", dijo el profesor Leptin, quien argumentó que los científicos "necesitan algún tipo de bandera que diga 'empieza aquí'" cuando emprenden la investigación.

Para Jasmin Lange, directora de Brill, editorial con sede en los Países Bajos que cuenta con casi 300 revistas, las revistas serán más importantes que nunca como fuentes de confianza dentro del "enorme desbordamiento de información" de Internet. 

"Lo que hace una revista es construir una comunidad", dijo, y añadió que los títulos eran una "plataforma de debate que nosotros, como editorial, hemos creado con los editores y en la que trabajamos continuamente para mejorar buscando nuevos autores y también nuevos lectores". La comunidad "no se separará drásticamente de los modelos de revista existentes, porque estamos hablando de comunidades muy especializadas que publican con revistas de sociedad, subcampos de subcampos", explicó.

Smits, que ahora es presidente de la Eindhoven University of Technology, dijo a Times Higher Education que creía que "el papel de la revista disminuiría".

"Es una cuestión generacional", dijo. "La edad media de los profesores en Europa es de unos 54 años, y seguirán existiendo otros 10 años, pero la próxima generación ya comparte sus descubrimientos de una manera muy diferente: no es en torno a las revistas tanto", dijo.

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Death of academic journal greatly exaggerated, says ERC president

Open access platforms are no substitute for peer-reviewed periodicals, says Maria Leptin

January 27, 2022

Jack Grove

Twitter: @jgro_the

Publishing in highly selective journals will remain important to scientists in future because academics will always recognise the value added by scholars attached to such publications, the new president of the European Research Council has said.

Dismissing predictions that traditional scholarly publishers will not be needed in the near future as preprint and other open access platforms grow in popularity, Maria Leptin said she did not foresee a world without journals.

Even in decades to come, researchers “will still be submitting articles for peer review in the same way as they do now”, said Professor Leptin, who took over the European Union’s research funder in November, having been director of the European Molecular Biology Organization (EMBO), which publishes a select number of journals, since 2010. 

On the potential shift away from journal-based peer review that some have predicted, Professor Leptin added: “Post-publication commenting, badging and all that…I don’t see it, because the work that expert referees put into reviewing the papers makes them better and is already something that we use to judge papers on.”

Her comments are contained in a new book, Plan S for Shock, by Robert-Jan Smits, who oversaw the creation of the Plan S open access initiative while a senior official at the European Commission, and journalist Rachael Pells, which chronicles the initiative’s development and eventual launch in January 2021.

Leading open access advocates interviewed for the book insisted that journals will become – and perhaps already are – obsolete. 

“We don’t need journals,” said Robert Kiley, the former head of open access at the Wellcome Trust who is now Plan S’ head of strategy. He argued that a “completely open repository where researchers can upload their research once they feel ready to share it – just like any preprint server” would be a more efficient model, to which reviewers could add their comments.

But Professor Leptin noted that a survey of EMBO’s members in 2019 suggested that there was little appetite for this kind of model. Asked how they would select papers outside their field, they opted for articles “by someone they know or have heard of, a highly regarded name in science – or they look to a highly selective journal”, said Professor Leptin, who argued that scientists “need some kind of flag that says ‘start here’” when undertaking research.

For Jasmin Lange, director of Brill, the Netherlands-based publisher with almost 300 journals, journals will become more important than ever as trusted sources within the “huge information overflow” of the internet. 

“What a journal does is build community,” she said, adding that titles were a “platform for discussion which we as a publisher have put together with the editors and are continuously working on to improve by seeking out new authors and also new readers”. The community “will not split dramatically away from the existing models of journal, because we are talking about very specialised communities that publish with society journals – subfields of subfields”, she explained.

Mr Smits, who is now president of Eindhoven University of Technology, told Times Higher Education that he believed the “role of the journal would diminish”.

“It’s a generational thing,” he said. “The average age of professors in Europe is about 54, and they will be around for another 10 years, but the next generation already share their findings in a very different way – it is not around journals so much,” he said.

jack.grove@timeshighereducation.com



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Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...