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miércoles, 2 de abril de 2025

Hay 20,000 autores que publican cientos de "papers" por año

Publicado en c&en. Chemical and Engineering News https://cen.acs.org/policy/publishing/20000-scientists-publish-unrealistic-rates/103/web/2025/02




20,000 científicos publican a un ritmo poco realista, según un estudio

El análisis revela un número «inverosímilmente elevado» de artículos de muchos científicos de alto nivel

por Dalmeet Singh Chawla, especial para C&EN

4 de febrero de 2025

Según un nuevo estudio, unos 20.000 científicos publican un número «inverosímilmente elevado» de artículos en revistas académicas y tienen un número inusualmente alto de nuevos colaboradores.

El análisis, publicado en diciembre en Accountability in Research, analizó los patrones de publicación de unos 200.000 investigadores de la lista del 2% de los mejores científicos de la Universidad de Stanford, que se basa en métricas de citas (DOI: 10.1080/08989621.2024.2445280).

Se descubrió que alrededor del 10% de los que figuraban en la lista -unos 20.000 científicos- publicaban un número improbable de artículos. Algunos producían cientos de estudios al año con cientos o miles de nuevos coautores cada año.

«Resulta que se presiona a los investigadores, sobre todo a los más jóvenes, para que adopten este tipo de prácticas que priman la cantidad sobre la calidad», afirma Simone Pilia, coautora del estudio y geocientífica de la Universidad Rey Fahd de Petróleo y Minerales (KFUPM). «Eso está amenazando los cimientos mismos de la integridad académica».

Los 200.000 científicos estudiados por Pilia y su coautor, Peter Mora, también de la KFUPM, pertenecían a 22 disciplinas científicas diferentes y 174 subcampos. Los autores también estudiaron las tasas de publicación y coautoría entre 462 premios Nobel de los campos de la física, la química, la medicina y la economía.  

Lo que sorprendió a Pilia y Mora es el gran número de autores que parecen estar utilizando prácticas poco éticas, como la inclusión en listas de coautoría sin una aportación adecuada a la investigación, para aumentar sus cifras de publicación. Alrededor de 1.000 de ellos son investigadores noveles que han trabajado en el mundo académico durante 10 años o menos.

«Hay un sistema que está premiando un volumen superficial de trabajo de calidad», afirma Pilia. «Cuando estas pautas se convierten en normalidad, no sólo se perjudica a los individuos, sino que se devalúa por completo el proceso académico».  

Para abordar el problema de las métricas infladas, Pilia y Mora sugieren ajustar o corregir las métricas cuando los investigadores alcancen determinados umbrales de artículos publicados y coautores. De este modo se reduciría el valor de las publicaciones de gran volumen, afirma Pilia.

Pero Ludo Waltman, científico de la información y subdirector del Centro de Estudios de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Leiden, que no participó en el estudio, dice que tiene «importantes reservas» sobre el ajuste de las métricas que proponen los autores.

En cambio, según Waltman, las métricas de publicación deberían desempeñar un papel modesto en la evaluación de la investigación, y los científicos deberían ser evaluados por una amplia gama de actividades de investigación. «Las métricas deben estar integradas en un proceso en el que los expertos, basándose en el juicio de expertos, tomen decisiones», afirma.

Para Waltman, el estudio es problemático porque da por sentado que las métricas desempeñan un papel importante en la evaluación de los investigadores. Al ajustar o corregir las métricas existentes, dice Waltman, los autores están introduciendo una complejidad innecesaria.

«Básicamente, creo que están creando cajas negras para que un evaluador típico no sea capaz de entender realmente cómo funcionan estas métricas», afirma. «Creo que necesitamos métricas que sean realmente fáciles de entender, métricas que sean totalmente transparentes y métricas que los evaluadores puedan vincular al contexto más amplio que tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones.»

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20,000 scientists publish at unrealistic rates, study says

Analysis finds ‘implausibly high’ numbers of papers from many top scientists

by Dalmeet Singh Chawla, special to C&ENFebruary 4, 2025

About 20,000 scientists are publishing an “implausibly high” number of papers in scholarly journals and have an unusually high number of new collaborators, a new study suggests.

The analysis, published in December in Accountability in Research, analyzed the publication patterns of around 200,000 researchers on Stanford University’s list of top 2% scientists, which is based on citation metrics (DOI: 10.1080/08989621.2024.2445280).  

It found that around 10% of those on the list—around 20,000 scientists—published an improbable number of papers. Some produced hundreds of studies per year with hundreds to thousands of new coauthors annually.

“It turns out that researchers, particularly the younger ones, are being pressured into these sort of practices that prioritize quantity over quality,” says study coauthor Simone Pilia, a geoscientist at King Fahd University of Petroleum and Minerals (KFUPM). “That is threatening the very foundation of academic integrity.”

The 200,000 scientists studied by Pilia and his coauthor, Peter Mora, also at KFUPM, were from 22 different scientific disciplines and 174 subfields. The authors also studied the rates of publication and coauthorship among 462 Nobel laureates from the fields of physics, chemistry, medicine, and economics. 

What surprised Pilia and Mora is the sheer number of authors who seem to be using unethical practices, such as coauthorship listing without adequate input to the research, to boost their publication numbers. Around 1,000 of them are early-career researchers who have worked in academia for 10 years or less.

“There is a system that is rewarding a superficial volume of quality work,” Pilia says. “When such patterns become normality, then it doesn’t just harm individuals, it completely devalues the academic process.” 

To address the problem of inflated metrics, Pilia and Mora suggest adjusting or correcting metrics when researchers reach certain thresholds of published papers and coauthors. Doing so would reduce the value of high-volume publishing, Pilia says.

But Ludo Waltman, an information scientist who is the deputy director of the Centre for Science and Technology Studies at Leiden University and was not involved with the study, says he has “significant reservations” about the adjustment to metrics that the authors propose. 

Instead, Waltman says, publishing metrics should play a modest role in research evaluation, and scientists should be evaluated on a broad range of research activities. “The metrics should be embedded in a process where experts, based on expert judgment, make decisions,” he says.

For Waltman, the study is problematic because it assumes that metrics play an important role in evaluating researchers. By adjusting or correcting existing metrics, Waltman says, the authors are introducing unnecessary complexity.

“Essentially, I think they are creating black boxes so a typical evaluator will not be able to really understand how these metrics work,” he says. “I think we need metrics that are really easy to understand, metrics that are fully transparent, and metrics that evaluators can link to the broader context that they take into account when they make decisions.”

miércoles, 8 de noviembre de 2023

ESPAÑA: Los investigadores podrán eludir la 'dictadura de los papers' y las revistas científicas

Publicado en elDiario.es
https://www.eldiario.es/sociedad/investigadores-podran-eludir-dictadura-papers-revistas-cientificas_1_10661432.html



Los investigadores podrán eludir la 'dictadura de los papers' y las revistas científicas

La Aneca 'reabre' la ciencia y propone que también se puedan acreditar sexenios de investigación con méritos como patentes, informes, dictámenes, trabajos técnicos o artísticos, exposiciones, catalogaciones o conjuntos de datos, excavaciones arqueológicas o metodologías

Entrevista — Pilar Paneque: “La exigencia de publicar constantemente lleva a un sistema científico de cantidad, no de calidad


Es posible que nunca antes haya habido tanta expectación por algo con un nombre tan poco atractivo como Resolución de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora por la que se publican los criterios específicos aprobados para cada uno de los campos de evaluación. Pero en este documento, que publica cada año la Aneca (la agencia encargada de evaluar la carrera académica del profesorado) para reconocer sexenios de investigación (periodos de seis años, que otorgan al investigador un bono económico y le permiten prosperar en la academia), está buena parte de la clave para cambiar la ciencia, sumida en una espiral cuantitativa que provoca disfunciones y merma la calidad de la investigación.

La nueva directora de la Aneca había prometido hacerlo para sacar a investigadores y universidades de “la dictadura de los papers" que rige el sistema de producción de ciencia. Del temido (y odiado) factor de impacto de las revistas. Este lunes se ha publicado por fin el borrador de la resolución, que además por primera vez sale a consulta pública, (hasta el 19 de noviembre). Y que avanza hacia ese cambio admitiendo nuevos formatos y nuevos soportes como méritos de investigación reconocibles más allá del artículo. Como ya recogía una orden de 1994, hoy olvidada.

Dice el texto: “Se amplía (...) el abanico de aportaciones y posibles medios de difusión que pueden justificar una actividad investigadora durante el periodo evaluado”. Y enumera nuevos posibles soportes: “Publicaciones, patentes, informes, estudios, dictámenes, trabajos técnicos, trabajos artísticos, exposiciones, excavaciones arqueológicas, catalogaciones, etc.”. Añade la Aneca que ante “la situación general de la ciencia en España (...) pueden justificar actividad investigadora los conjuntos de datos, las metodologías y el código de las aplicaciones informáticas desarrolladas”.

Esto quiere decir que la Aneca dejará de valorar exclusivamente como mérito los artículos científicos, donde únicamente se tiene en cuenta la revista de publicación como indicador de la calidad del paper en cuestión. El sistema ya fue así, pero se fue restringiendo con el paso de los años para acabar centrado exclusivamente en las revistas (más cómodo para el evaluador, que solo tenía que ver dónde se publicaba un artículo para valorarlo). Con esta nueva orden, que pedía la comunidad científica, se armoniza la evaluación con la acreditación para ser profesor universitario, abierta ahora al software, la creación artística o los congresos, entre otros nuevos méritos.

“Se realiza un reajuste en la combinación de los métodos cualitativos y los indicadores cuantitativos utilizados para la valoración de las aportaciones presentadas”, sostiene el borrador de resolución.

Otro aspecto novedoso de la propuesta de la Aneca es que “los resultados de la investigación (...) estén disponibles en acceso abierto, cuyo acceso gratuito y libre debe fomentarse mediante el desarrollo de repositorios institucionales o temáticos de acceso abierto, propios o compartidos”. Actualmente, si las revistas donde se publica son de acceso abierto es porque el investigador ha pagado previamente; si no, se paga por leer. Pero alguien suele pagar, y en ocasiones se hace dos veces. En España, en la inmensa mayoría de los casos es siempre dinero público. También es habitual colgar los trabajos en repositorios de acceso restringido (como ResearchGate o Academia)

Entre las novedades de la propuesta de la Aneca de este año está también la creación de un nuevo campo de conocimiento (los sexenios se entregan por áreas) que será interdisciplinar para la actividad investigadora de carácter más transversal y difícil de cuadrar en un campo concreto.

Sin ruptura con lo anterior

Pero el texto tampoco supone una ruptura completa –los sexenios de investigación afectan a un periodo de seis años y no se pueden cambiar las normas de juego a mitad de la partida, según defiende Paneque–, por lo que la resolución mantiene también la estructura anterior: publicar en las revistas que el “ecosistema científico” ha decidido que son las más relevantes (las que más se citan en el sector) sigue siendo un mérito en sí mismo (es la revista la que hace la criba: una vez publicado, se da por bueno que el artículo es de calidad), aunque tampoco será exactamente igual porque habrá que justificar la publicación, como explica la bibliotecaria Amelia López en este hilo.

Uno de los principales problemas que provoca este método, llevan años advirtiendo los expertos, es la deriva que ha sufrido el sector en los últimos años: de pagar por leer, los investigadores han pasado a pagar por publicar, lo que ha generando un mercado de revistas que publican casi todo porque, para ellas, publicar es ganar dinero. También ha provocado que se haga investigación solo para publicar y acumular méritos, según han detectado algunos estudios, sin aportar nada realmente novedoso a la ciencia.

Tras los pasos de Dora y Coara

El movimiento de la Aneca sigue las últimas recomendaciones internacionales, que proponen realizar cambios en la manera en que se evalúa la producción científica. “Aconseja integrar ya en esta convocatoria las orientaciones del movimiento internacional de reforma de la evaluación de la investigación, al que se ha incorporado Aneca en este año 2023 a través de su adhesión a la San Francisco Declaration on Research Assessment (DORA) y a los acuerdos y principios de la Coalition for Advancing Research Assessment (CoARA). En los diversos campos y subcampos de evaluación esto se concreta, conforme a las reglas aplicables a cada disciplina científica, en la solicitud de una narración justificativa de los indicios de relevancia e impacto de cada aportación (métodos cualitativos), apoyados por un uso responsable de indicadores cuantitativos”, explica la agencia.

El texto propone que cada investigador justifique el impacto de su aportación cuando esta se produzca fuera del ecosistema de las revistas tradicionales. También en ellas, de hecho. Esta práctica se realizará por el momento a través de las “aportaciones extraordinarias” que, como su nombre indica, habitualmente han de ser escasas o especiales, pero que este año –o en el ínterin que dure la transición hacia el nuevo sistema– se aceptará con carácter general.

El proceso de evaluación de los méritos presentados, con “criterios y metodologías de evaluación cualitativas y cuantitativas”, tomará como referencia “la narrativa aportada por la persona solicitante en los 'indicios de relevancia e impacto' de cada aportación”, explica el texto. Y pone ejemplos: “Se defenderá el impacto científico de la aportación a través de citas recibidas contextualizadas excluyendo autocitas, de su proyección internacional, de los proyectos nacionales o internacionales que han financiado la investigación o que se han derivado de ella, de los premios recibidos, de las traducciones de la obra, entre otros; y/o la contribución de dicha aportación a la generación de impacto social evidenciado, por ejemplo, a través de aportaciones al diseño e implementación de políticas públicas, contribución al desarrollo de productos y servicios o cualquier otro aspecto que se considere relevante”. Y se recomienda hacer un “uso responsable de indicadores cuantitativos (indicadores bibliométricos normalizados, entre otros)”, en alusión al sistema de revistas.

Según el borrador, que incluye un apéndice con varios cuadros para explicar el nuevo sistema, se permitirán las clásicas métricas de citación, pero también de uso y lectura (volumen de descargas, visualizaciones o visitas), las métricas de influencia o adopción social (menciones a fuentes externas del ámbito académico) y métricas de visibilidad social (plataformas sociales en línea, “preferentemente académicas y especializadas”). También se informa de que se valorará la difusión de las aportaciones en abierto o compartir datos brutos, metodologías, etc. “de forma abierta y transparente”.


martes, 25 de julio de 2023

Así se infla una carrera académica: cómo firmar artículos científicos desde el Bachillerato gracias a unos padres catedráticos

 Así se infla una carrera académica: cómo firmar artículos científicos desde el Bachillerato gracias a unos padres catedráticos


Con 26 años, Manuel Toledano Osorio tiene 73 'papers' publicados
en revistas de impacto, 71 con su familia. Antes de ir a la U
niversidad ya figuraba en nueve

Actualizado Lunes, 17 julio 2023 -

lunes, 24 de julio de 2023

El escabroso sistema de la publicación científica

Publicado en La Voz
https://www.lavoz.com.ar/numero-cero/el-escabroso-sistema-de-la-publicacion-cientifica/


El escabroso sistema de la publicación científica

En ciencias, la presión por “publicar o perecer” es creciente,
así como el interés económico de empresas editoriales.
Una realidad que enfrenta la paradoja del enorme número
de publicaciones.


Roberto Rovasio

domingo, 23 de julio de 202300:01

Los ancianos de la prehistoria relataban sus saberes alrededor de la hoguera, luego los grabarían en piedra o en pergamino, después los difundirían en ateneos, academias o ágoras, hasta su estampado en nacientes libros.

En tiempos remotos, la comunicación académica ‒inherente al método científico‒ inició con mensajes en la République des Lettres, luego mediante pioneras sociedades científicas como la Accademia Nazionale dei Lincei de Roma en 1603, y finalmente con medios gráficos como el Journal des Sçavans de París y el Philosophical Transactions de Londres en 1665.

Los científicos no siempre escribieron en lenguaje claro, a veces para escapar de censores e inquisidores. Pero luego del oscuro medioevo, los nuevos conocimientos se publicitaron buscando apoyo para las ideas y mecenas que las sostuvieran.

En 1752, Philosophical Transactions comenzó a supervisar sus artículos científicos y la redundancia de descubrimientos en trabajos sobre el mismo tema llevaron a disputas de prioridad que impusieron la cita de referencias bibliográficas sobre la materia publicada.

La evaluación por pares (peer review) recién se generalizó en el siglo 20, cuando se avanzó rápido en la organización de los artículos, normas de publicación y procesos de edición, tutelados por la tecnología. Pronto, grandes empresas editoriales se convirtieron en guardianes fácticos de la ciencia. Desde allí, buena o mala, es historia reciente.

PUBLICACIONES DE CALIDAD O NEGOCIOS

Un axioma de la ciencia moderna establece que publicar resultados de investigaciones cumple con postulados esenciales del quehacer científico, permitiendo informar y confirmar (o no) un hallazgo o descubrimiento.

En ciencias, la presión por “publicar o perecer” (publish or perish) es creciente, así como el interés económico de empresas editoriales. Una realidad que enfrenta la paradoja del enorme número de publicaciones, lo que excede la capacidad de leerlas. Como consecuencia, muchos científicos subestiman la literatura anterior a las publicaciones de los últimos años.

En el recurrente tema de la publicación científica ‒encorsetado en el vigente neoliberalismo‒, muchas editoriales científicas tradicionales se transformaron en empresas oligopólicas, con dudosas normas de selección, exacerbada bibliometría y renovados “índices de calidad” que presionan al investigador a publicar “como sea”, más que a responder preguntas inteligentes con enfoques originales. Una carrera contrarreloj para llegar, frecuentemente, a ninguna parte.

En la región latinoamericana, consecuente con el Primer Mundo, se instaló en estudiantes, profesores y funcionarios que la única opción del científico “exitoso” es publicar en NatureCell o Science. No obstante, pocos satisfacen el glamour del “club editorial internacional”, aun pagando más de U$S 10 mil de “costo por procesar el manuscrito”.

Como señaló el premio nobel Randy Schekman: “Los exclusivos y lujosos journals privilegian artículos impactantes más que la buena ciencia, y los gobiernos ofrecen incentivos monetarios que distorsionan la ciencia, así como la promesa de beneficios distorsionan el sistema financiero”. Y reiterando las fake news científicas, se crean burbujas en temas de moda, desalentando trabajos sobre problemas básicos de la sociedad.

LA HUMILLADA PUBLICACIÓN CIENTÍFICA

El escenario de la comunicación científica global se basa en tres pilares:


  1. El manejo político de Vannevar Bush (1890-1974), hábil administrador estadounidense, supervisor de investigación y desarrollo militar.
  2. La negociación de Robert Maxwell (1923-1991), turbio y fraudulento empresario del imperio editorial Pergamon Press.
  3. La habilidad para operar datos de Eugene Garfield (1925-2017), fundador del Instituto de Información Científica, creador del Current Contents y el Science Citation Index (hoy Web of Science), para automatizar y acelerar la búsqueda de información, e inventor del Impact Factor como sistema para evaluar (cuantificar) publicaciones.

Maxwell fue pionero al percibir la rentabilidad de la publicación científica, convenció a editores y llevó las seis revistas editadas por Pergamon en 1951 a más de 700 en los años 1980.

El primer paso de Garfield fue construir una base de datos con referencias de 600 revistas científicas en 1963, que duplicó en tres años y definió el concepto académico de “buena reputación en revistas internacionales”.

Quizás no fue intención de Garfield que las universidades, académicos, editores y científicos usaran el Science Citation Index para competir ‒él mismo hizo su autocrítica poco antes de morir‒, pero su método permitió clasificar artículos, revistas (y científicos) en función del Factor de Impacto. Había creado una herramienta para el peligroso juego académico e institucional que modeló el actual escenario de la investigación estratificada y desigual.

Hoy existen más de 100 mil revistas académicas en el planeta, dominadas por cuatro empresas multinacionales: Springer Nature, Elsevier, Wiley-Blackwell y Taylor and Francis, con dos mil revistas cada una, más del 70% de ciencias sociales y del 50% de ciencias naturales.

En los años 1990, la tecnología digital prometió igualdad, democratización y abaratamiento en publicaciones científicas. Una falacia seguida por un modelo económico de mercado y máxima ganancia empresarial. Las “marcas” de revistas de elite se convirtieron en herramientas de marketing, y donde antes había un The Lancet, ahora hay 22 revistas con la marca Lancet.

La expansión de Springer-Nature significó un aumento a 30 revistas con Nature en su título. Además, la selección de artículos de una marca “madre” permite enviar artículos no aceptados a otras revistas de la misma marca. Algo así como segundas y terceras marcas del supermercado.

El modelo actual de publicación científica empresarial necesita un crecimiento constante, conocida táctica neoliberal de “huir hacia adelante”, ya sea publicando más en cada volumen, editando más números especiales o lanzando más revistas. Al mismo tiempo, los comités editoriales, antes ocupados por prestigiosos científicos de carrera, fueron colonizados por administradores de empresas y por especialistas en marketing. Y las editoriales que no entran en ese juego sucumben.

¿QUÉ QUEDA PARA EL JOVEN APRENDIZ DE CIENTÍFICO?

Para el novato protocientífico, la exigencia de aceleración y productividad se convierte en estrategias de supervivencia, presionado hasta el “canibalismo académico”, mientras las universidades compiten por estudiantes, lo incitan a publicar con incentivos monetarios y condicionan su promoción, tergiversando la práctica basada en la genuina calidad del trabajo.

La actual estratificación del sistema científico y el acelerado ciclo de publicación impone al investigador en formación publicar rápido y privilegiar el calendario al cuaderno de experimentos, para mantenerse visibles, acceder a posiciones y ganar promociones. Una opción es comprar autorías o acceder a medios que ayuden al proceso, y la reciente aplicación de inteligencia artificial Chat-GPT ya es vista como solución.

Pero la cantidad de artículos retractados (retirados luego de ser publicados, por errores groseros, fraude o plagio) aumenta en forma alarmante, con sus autores atrapados en la “carrera armamentista” de integridad y tecnología.

EN EL SUR GLOBAL

La desigualdad en la representación geográfica de revistas científicas ‒señalada hace más de 50 años‒ hoy se fortalece por el modelo de negocios editoriales, y pese al llamado para descolonizar publicaciones en “acceso abierto” y promover la “bibliodiversidad”, el mercantilismo editorial ensombrece las publicaciones académicas del Sur Global. Así, de las 2.200 revistas publicadas en África subsahariana, sólo el 7,5% están indexadas en Web of Science.

No es mejor el panorama en el Caribe y el Sur Americano, mostrando hasta qué punto esos índices invisibilizan el conocimiento de la investigación del Tercer Mundo.

Lejos de ayudar a descolonizar el ecosistema editorial, el modelo de “ciencia abierta” se incorporó al dominio de editoriales comerciales, convirtiéndose en un espacio politizado y disputado. Al mismo tiempo, margina a los investigadores que trabajan en sistemas de investigación con escasos recursos e incorporan la aceleración y el productivismo como estrategias de supervivencia en la periferia académica.

Como contrapeso, América latina ofrece un sólido sistema editorial regional, en portugués y en español, con la base de datos SciELO, de infraestructura editorial y propiedad comunitaria.

A 60 años de Garfield lanzando su medición por Impact Factor y más de 70 años desde que Maxwell fundó Pergamon, la industria de revistas científicas se muestra muy rentable, con “trenzas” comerciales entre índices de calidad y editores en una economía de mercado que mide la reputación científica y el estatus académico de los investigadores mediante dudosas clasificaciones e índices de calidad.

Fenómeno ampliado por la digitalización, el poder de cómputo y la inversión financiera, para beneficio exclusivo de las redes editoriales euronorteamericanas.

* Profesor Emérito (UNC); investigador Principal (Conicet) jubilado; comunicador científico (UNC)

U.S.A.: recortes y purgas en el mayor financiador de investigación biomédica en el mundo, los Institutos Nacionales de Salud

Publicado en Nature https://www.nature.com/articles/d41586-025-01016-z?utm_source=Live+Audience&utm_campaign=64273023ff-nature-briefing-...