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miércoles, 7 de diciembre de 2022

Taylor & Francis adquiere la revista Molecular and Cellular Biology

Publicado en Taylor & Francis
https://newsroom.taylorandfrancisgroup.com/taylor-francis-acquires-american-society-for-microbiology-journal/#


Taylor & Francis adquiere la revista de la Sociedad Americana de Microbiología (  Molecular and Cellular Biology  )

La American Society for Microbiology (ASM) y Taylor & Francis se complacen en anunciar hoy la adquisición por parte de Taylor & Francis de la revista  Molecular and Cellular Biology  (MCB) de la ASM. La ASM es una de las sociedades de ciencias de la vida más antiguas y más grandes del mundo.

Las transacciones editoriales y financieras se completaron a finales de noviembre.

Molecular and Cellular Biology es una revista científica mensual, revisada por pares, creada por la ASM en 1981. El ámbito de MCB es riguroso e incluye estudios mecanísticos que aportan avances significativos en las áreas de expresión genética y organización del genoma, morfología y función celular, metabolismo molecular, tráfico celular y transducción de señales. La revista también se centra en estudios que investigan las respuestas moleculares, celulares y sistémicas del huésped a los agentes patógenos en enfermedades y afecciones crónicas.

MCB creció un 40 por ciento de 2017 a 2021, aumentando de 4,6 millones de vistas totales de texto completo a 6,4 millones de vistas de texto completo anualmente.

El título se añadirá a la cartera de ciencias de la vida y médicas de Taylor & Francis, que incluye más de 250 revistas de Ciencias Biomédicas y de la Vida y 46 revistas de Biología Celular y Molecular, con revistas como AutophagyCell CycleRNA BiologyEpigeneticsVirulence y Critical Reviews in Biochemistry y Molecular Biology.

"Estamos encantados de dar la bienvenida a Molecular and Cellular Biology a Taylor & Francis", dijo Leon Heward Mills, Director General de Servicios para Investigadores de Taylor & Francis. "Aunque nuestra cartera de ciencias de la vida y médicas es amplia, la introducción de una revista de tan alta calidad y tan reconocida ampliará un área de gran interés para nuestras comunidades de expertos aquí en Estados Unidos y en todo el mundo."

Stefano Bertuzzi, director general de la Sociedad Americana de Microbiología, ha declarado "En la ASM estamos orgullosos de la investigación que se ha publicado en MCB durante las últimas décadas y apreciamos todo el trabajo duro de los editores y el personal dedicado que ayudó a MCB a tener éxito y la convirtió en una revista que dio forma al campo de la biología molecular y celular."

"A nivel personal, ha sido una de mis revistas de lectura obligada desde que era estudiante de posgrado. Estoy agradecido de que MCB continúe con energía renovada involucrando a la comunidad de biólogos celulares y moleculares en su nuevo hogar en Taylor & Francis", añadió Bertuzzi.

La ASM y Taylor & Francis se han comprometido a hacer que esta transición sea perfecta para los autores. Taylor & Francis empezará a aceptar envíos de autores el 5 de diciembre de 2022, tras la transición de la ASM el 1 de diciembre de 2022.

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Taylor & Francis Acquires American Society for Microbiology Journal

The American Society for Microbiology (ASM) and Taylor & Francis are pleased to announce today Taylor & Francis’ acquisition of the Molecular and Cellular Biology (MCB) journal from ASM. ASM is one of the oldest and largest single life science membership societies in the world.

The editorial and financial transactions were completed at the end of November.

Molecular and Cellular Biology is a monthly, peer-reviewed, scientific journal established by ASM in 1981. MCB’s scope is rigorous, and includes mechanistic studies that provide significant advances in the areas of gene expression and genome organization, cellular morphology and function, molecular metabolism, cellular trafficking and signal transduction. The journal also focuses on studies that investigate molecular, cellular and systemic host responses to pathogenic agents in chronic diseases and conditions.

MCB grew by 40 percent from 2017 to 2021, increasing from 4.6 million total full-text views to 6.4 million full-text views annually.

The title will be added to Taylor & Francis’ life sciences and medical portfolio, which includes more than 250 journals in Biomedical and Life Sciences and 46 journals in Cell and Molecular Biology, with journals such as AutophagyCell CycleRNA BiologyEpigeneticsVirulence, and Critical Reviews in Biochemistry and Molecular Biology.

“We’re delighted to welcome Molecular and Cellular Biology to Taylor & Francis,” said Leon Heward Mills, Managing Director, Researcher Services, Taylor & Francis. “While our life sciences and medical portfolio is extensive, the introduction of such a high-quality and well-recognized journal will broaden an area of significant interest to our expert communities here in the United States and worldwide.”

Stefano Bertuzzi, CEO, the American Society for Microbiology, said: “At ASM we are proud of the research that has been published in MCB over the last decades and appreciate all the hard work from the dedicated editors and staff that helped MCB succeed and made it a journal that shaped the field of molecular and cellular biology.”

“At a personal level, it has been one of my must-read journals since I was a graduate student. I am grateful that MCB will continue with renewed energy engaging the community of cellular and molecular biologists in its new home at Taylor & Francis,” Bertuzzi added.

ASM and Taylor & Francis are committed to making this a seamless transition for authors. Taylor & Francis will start accepting author submissions on Dec. 5, 2022, following transition from ASM on Dec. 1, 2022.

About the American Society for Microbiology

The American Society for Microbiology is one of the largest single life science societies, composed of more than 30,000 scientists and health professionals. ASM's mission is to promote and advance the microbial sciences.

ASM advances the microbial sciences through conferences, publications, certifications, educational opportunities and advocacy efforts. It enhances laboratory capacity around the globe through training and resources. It provides a network for scientists in academia, industry and clinical settings. Additionally, ASM promotes a deeper understanding of the microbial sciences to diverse audiences.

About Taylor & Francis

Taylor & Francis partners with researchers, scholarly societies, universities, and libraries worldwide to bring knowledge to life. As one of the world’s leading publishers of scholarly journals, books, eBooks and reference works, its content spans all areas of Humanities, Social Sciences, Behavioral Sciences, Science, Technology, and Medicine.

From our network of offices in Oxford, New York, Philadelphia, Boca Raton, Melbourne, Singapore, Beijing, Tokyo, Cape Town, and New Delhi, Taylor & Francis staff provides local expertise and support to our editors, societies and authors and tailored, efficient customer service to our library colleagues.

Contact

Tanya M. Howard, US Communications Director, Taylor & Francis (tanya.howard@informa.com)


martes, 29 de noviembre de 2022

«Las empresas han ocupado los espacios que han dejado vacios los agentes públicos de la ciencia» : Lluis Anglada [ entrevista, 2a parte ]

Publicado en Espacios de Educación Superior



Lluis Anglada: «Las empresas han ocupado los espacios que han dejado vacios los agentes públicos de la ciencia» 

Entrevista de Joaquín Rodríguez @futuroslibro

29 de noviembre de 2022

La ciencia es una actividad que trasciende a los científicos, y bien lo sabe Lluis Anglada, en la actualidad Director del Àrea de Ciència Oberta / Ciencia Abierta / Open Science del Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC). Su obra le presenta como una las referencias europeas en el ámbito de ciencia abierta. En las últimas décadas desde distintas posiciones de responsabilidad ha impulsado con ahínco una ciencia con y para la sociedad

Acceso a la primera parte de la entrevista.En el documento Strategic research and Innovation Agenda (SRIA) of the European Open Science Cloud (EOSC)hablan abiertamente de que el último fin de todo este movimiento es trabajar por la consecución del Global open research commons. ¿Cómo sustentar entre toda la comunidad investigadora este alto fin? 

La SRIA es la agenda estratégica de la EOSC; es un documento extenso y denso a la vez que muy consistente y coherente. Resume la revolución que ha supuesto la «digitalización» de la investigación, contextualiza la EOSC dentro de las políticas de la CE y explica su historia y sus etapas de desarrollo. Además, expone los objetivos de la EOSC, los principios guía que la deben regir, los retos técnicos y las condiciones de entorno que facilitarán y permitirán la implementación de la EOSC y, finalmente, los beneficios esperados de ella.

La estrategia de la EOSC identifica aspectos sociales, económicos, legales, educativos y culturales que pueden frenar o ayudar a desplegar el ecosistema de la EOSC. El ideal del ‘research commons’ ni tiene rechazo por parte de los investigadores ni parece inalcanzable por motivos técnicos. 

La experiencia con el acceso abierto muestra varias cosas: las anomalías del sistema actual y el rechazo de algunas prácticas en el funcionamiento general (coste, inequidad en el acceso, oligopolios, …) van acompañadas de no tener una alternativa clara que nos permita crea un ‘information commons’. Las dificultades son diversas (apego a la inercia, reconfiguración de funciones, formación, establecimiento de nuevos incentivos y métricas, entre otros), pero los principales son dos: la gobernanza y el modelo económico.  

No nos gusta el protagonismo excesivo que están teniendo las compañías privadas en el funcionamiento de la investigación, pero estas no han hecho más que ocupar los espacios que han dejado vacíos los agentes públicos de la ciencia.  

En la construcción de la nube, ya no europea sino mundial, de la CA, algunos ejes aparecen realizados (el acceso abierto, los datos FAIR y los nuevos criterios de evaluación de la investigación) pero la realización material de la ciencia abierta se sustentará también en elementos legales, políticos y económicos. 

La Ciencia Abierta es -quiere ser- la antesala de una sociedad sostenible y equitativa y, en este sentido, su construcción será en parte ‘política’. No es en vano que las recomendaciones de la UNESCO sobre ciencia abierta aprobadas recientemente insisten en la importancia del multilingüismo, la diversidad, y la flexibilidad que deberá tener este nuevo entorno.

Una de las infraestructuras que posiblemente promoverán una verdadera ciencia abierta y compartida es la European Open Science Cloud. ¿Qué destacaría de esta iniciativa? ¿En qué medida está nuestro país interviniendo y aportando algo significativo a su desarrollo?

El European Open Science Cloud (EOSC) quiere ser el ‘espacio Schengen’ de la investigación europea, es decir una zona común donde se pueden realizar intercambios científicos sin necesidad de trámites. De forma menos metafórica, el EOSC quiere ser un ecosistema de infraestructuras federadas e interoperables que facilite el uso y la reutilización de los datos y que sea operado por los propios agentes de la investigación más que por los estados miembros de la CE. Las palabras clave serían: federación, interoperabilidad, datos, reutilización, control público de las infraestructuras de investigación…

Es algo pronto para ver los resultados, pero yo creo que la dirección es la adecuada ya que la centralización de infraestructuras, los lenguajes únicos o las estructuras jerárquicas ya no se corresponden con nuestra era. El EOSC quiere sustentarse en la coexistencia federada de necesidades de diferente tipo que se relacionarían a través de un sistema de capas interoperable gracias a protocolos comunes y a identificadores persistentes. El reto es hacer que esto funcione, pero también hacerlo funcionar con unas exigencias mínimas que no orillen a determinadas disciplinas, comunidades o países. 

España está siendo activa en la formación del EOSC. Como ya he dicho, el CSIC ha sido uno de les cuatro organismos fundadores de la EOSC Association, y la presencia de instituciones españolas en la Asociación es notable. Ignacio Blanquer, de la Universidad Politécnica de Valencia, es uno de los directores del Board de la Asociación y Eva Méndez, de la Universidad Carlos III ha presidido el Board de la Open Science Policy Platform (OSPP).  En todo caso faltaría una mayor coordinación entre los agentes españoles con la finalidad de extender los principios y prácticas de la CA y para hacer de lobby favoreciendo los cambios normativos y prácticos para una adopción plena de la CA.

¿Cuál es el trabajo específico que se está desarrollando en el Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya CSUC en relación a las infraestructuras y servicios compartidos necesarios para el despliegue de las políticas de Open Science?

La misión del CSUC con respecto a la ciencia abierta (CA) se definió el año 2017 como la de facilitar a las universidades miembros del consorcio la plausible e inevitable transición hacia las prácticas de ciencia abierta. Entonces se creyó -como así está siendo- que estas se irían estableciendo como normativas para toda la investigación financiada con recursos públicos. Algunos de los ejes de la CA fijados por la Comisión Europea ya habían sido promovidos de forma consorciada en el ámbito catalán. Sirva de ejemplo el repositorio de tesis doctorales en abierto (TDX), iniciado el año 1999 y puesto en funcionamiento en el 2001.

En esta línea lo hecho se ha desplegado en tres direcciones. La primera ha sido la más visible, la de creación de infraestructuras. Al repositorio de tesis mencionado se le han sumado el repositorio para documentos de investigación en abierto (RECERCAT), o revistas (RACO), y, recientemente, para conjuntos de datos de investigación (RDR). 

La segunda ha sido el establecimiento de políticas y procesos que facilitarán poner contenidos científicos en abierto. Finalmente, y a mi parecer la más importante, la de crear y consolidar un grupo de personas que en las universidades puedan desplegar servicios de apoyo a la investigación y de apertura de la ciencia.

Un pequeño comentario final: entidades como el CSUC (o como Madroño en Madrid, o BUCLE en Castilla-León) no tienen por función principal hacer, sino facilitar y acelerar lo que debe ser hecho en los centros de producción de la ciencia, es decir universidades y centros de investigación.

Usted ha sido y sigue siendo un referente en el mundo de las bibliotecas, los archivos y los repositorios de datos digitales al frente del Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Cataluña. ¿En qué medida hemos avanzado en la federación y apertura de esos repositorios abiertos necesarios para garantizar la transparencia y acelerar los resultados de la investigación?

Cierto que hay terreno tecnológico que recorrer para crear un entramado de núcleos de información interoperables entre sí, pero hay mucho más trecho a hacer en cambiar actitudes personales e institucionales respecto a la transparencia y al retorno social de la investigación.

Ya que la pregunta me da pie a ello, aprovecho para recordar un artículo publicado el año 2000, que escribí muy influido por la trilogía de Manuel Castells –La  era  de  la  información-, en el que hice una afirmación que aún me parece válida: “nos encontramos  demasiado  cerca  de  los  cambios  para  apreciar  su  impacto,  y  es posible que las formas en que se produce, distribuye y consume la información electrónica  sean,  por  tempranas,  transitorias”.  

¿A qué consorcios nacionales e internacionales se ha adherido el CSUC para garantizar su participación en las redes transnacionales de open science?

El CSUC es miembro de la EOSC Association que es la entidad a la que la Comisión Europea le ha asignado el papel de implementar y gobernar este espacio europeo de la investigación que debe ser la EOSC. La Asociación es muy reciente;. Creada en julio del 2020 por cuatro instituciones de investigación (una de ellas era el CSIC) no ha tenido su primera reunión presencial hasta mayo de este año.

A mi parecer, lo más destacable es que, teniendo la función clave que le asigna la Comisión, la asociación está formada por los diferentes agentes de la investigación, es decir universidades y centros de investigación, agencias de financiación, entidades de soporte a la investigación, etc., además de entidades gubernamentales. Es un ejemplo más del protagonismo que la CA da a los investigadores y a las entidades que realizan investigación.

Debo señalar que la ciencia abierta es un conjunto de objetivos que no en todas partes se desarrollan bajo un nombre común ni englobados bajo el mismo nombre. La ‘Ciencia Abierta’ era un concepto muy europeo hasta el espaldarazo que le ha dado la UNESCO al aprobar recientemente (noviembre del 2021) recomendar a los Estados Miembros que apliquen un conjunto de disposiciones sobre CA.

También señalar que cada uno de los diferentes ejes de la CA tienen detrás asociaciones e iniciativas ad-hoc, como OpenAIRE para el acceso abierto o el reciente Agreement on reforming research assessment, para la reforma del sistema de evaluación.

Hemos avanzado mucho, pero continuamos confiando demasiado en la tecnología y minimizando la importancia de los factores sociales y económicos. Centrémonos primero en lo positivo. Hace 30 años era impensable haber conseguido la situación de interoperabilidad de la que hoy disfrutamos. Hemos pasado de tener como objetivo querer que toda la información esté en silos digitales a soñar y a estar construyendo un ecosistema de información interconectado y abierto.

La información y los datos ya no sobreviven solo en peceras creadas exprofeso para ellos, sino que pueden hacerlo en diferentes hábitats creados para otras funciones. Pongo como ejemplos las aplicaciones académicas producidas a partir de metadatos abiertos, como CORE o Dimensions.

¿Esto es suficiente?, pues no. Creo que hoy podemos decir -y no siempre ha sido así- que la tecnología no es el problema o, al menos, que no es el principal problema. ¿Cuáles son entonces los obstáculos, cuáles son los impedimentos? De nuevo esta avanzadilla de la CA que está siendo el acceso abierto nos dice que las claves están en los valores sociales y en la base financiera de esta nueva realidad. 

Que toda la información científica mundial esté accesible en abierto no está siendo un problema tecnológico sino de organización de la comunicación científica y de encontrar modelos económicos alternativos y viables al sistema aún mayoritario de acceso a las revistas previo pago de un canon llamado subscripción. 





miércoles, 9 de febrero de 2022

Vea la imagen! ¿Qué hacer cuando el flujo de investigación ha sido acaparado por las corporaciones?! _ opina : cOAlition S

Publicado en Coalition S
https://www.coalition-s.org/blog/creating-a-market-to-replace-publisher-monopolies/
 


Creación de un mercado que sustituya a los monopolios editoriales

11/01/2022


Este texto es una versión abreviada de una propuesta más detallada disponible en

https://doi.org/10.5281/zenodo.5526634

This text is an abbreviated version of a more detailed proposal available at https://doi.org/10.5281/zenodo.5526634


Sustituir las revistas tradicionales por una solución más moderna no es una idea nueva, pero la falta de avances desde las primeras convocatorias de hace más de 20 años ha convencido a un número cada vez mayor de expertos de que es necesaria una ruptura disruptiva. La lista de problemas que se han ido acumulando es larga, pero hay tres que destacan como los más graves:

El control de calidad por parte de la revisión por pares de las revistas tradicionales ha demostrado ser a menudo opaco, caprichoso e insuficiente para detectar incluso errores manifiestos, lo que ha provocado lo que ahora se denomina una "crisis de replicación";

Una "crisis de asequibilidad" es la consecuencia de las grandes corporaciones internacionales que poseen cada una su propio monopolio sobre los contenidos académicos y disfrutan de una exención de las normas de contratación que les permite dictar las condiciones;

La falta de modernización digital ha provocado otra "crisis de funcionalidad", en la que faltan algunas de las funcionalidades digitales más básicas para los objetos de investigación.

La razón de tres décadas de inacción es un dilema social, en el que todos los actores -investigadores, bibliotecas o instituciones- están en desventaja si se mueven (primero), por lo que todos permanecen estancados. Al igual que las grandes plataformas de Internet, las editoriales explotan esta situación utilizando sus enormes beneficios no sólo para resistir y retrasar cualquier reforma orientada a la investigación y al público, sino para financiar una reforma propia y en sus propios términos: Las grandes editoriales rastrean a sus usuarios académicos para, entre otras razones, ampliar sus monopolios más allá de los textos académicos. A lo largo de la última década, las cuatro principales editoriales han adquirido o desarrollado una serie de servicios destinados a desarrollar la integración vertical de todo el proceso científico (Fig. 1). Para cualquier institución que adquiera un paquete de flujo de trabajo de este tipo, el riesgo de bloqueo del proveedor es muy real: Sin ninguna norma, resulta casi imposible, desde el punto de vista técnico y financiero, sustituir el proveedor de servicios elegido por otro.




Figura 1: Proveedores de herramientas digitales para el flujo de trabajo científico.

Los logotipos representan herramientas de software diseñadas para aspectos específicos del flujo de trabajo, y cada herramienta puede utilizarse en más de un paso. Elsevier y Holtzbrink están a la cabeza en la carrera por abarcar todo el proceso, y Holtzbrinck ofrece múltiples herramientas para cada paso del flujo de trabajo. Existen las condiciones previas para que el mercado funcione, pero falta una norma común que prevea la sustituibilidad de los proveedores de servicios o las herramientas.

( CC BY: Bianca Kramer, Jeroen Bosman, https://101innovations.wordpress.com/workflows )


Para garantizar la sustituibilidad de los proveedores de servicios de flujo de trabajo, es necesario que los contenidos se almacenen y sean accesibles de acuerdo con un conjunto de normas obligatorias. Estas normas deben ser abiertas y estar bajo el control de la comunidad académica. La base de estas normas existe y sólo hay que ampliarla, adoptarla y aplicarla. Por lo tanto, es necesario crear un organismo de normalización, análogo al W3C, bajo la dirección de la comunidad académica, para permitir el desarrollo de infraestructuras académicas abiertas que den servicio a todo el flujo de trabajo de investigación. Ya existen plataformas independientes sin ánimo de lucro en las que se puede sustituir a los proveedores de servicios. Las instituciones académicas tienen un largo historial de publicación del trabajo de sus académicos, así como de esfuerzos por desarrollar una biblioteca global de repositorios interoperables. La combinación de estas iniciativas de larga data con los desarrollos de infraestructura abierta existentes podría ponerse en práctica hoy mismo y ya no es un escenario futuro.  

jueves, 3 de febrero de 2022

¿Qué ELSEVIER rastrea sus PDFs?

Publicado en VICE
https://www.vice.com/en/article/4aw48g/academic-journal-claims-it-fingerprints-pdfs-for-ransomware-not-surveillance 


Una revista académica afirma que toma huellas en los PDF para detectar "ransomware", no para vigilarlos

Elsevier incorpora un código único en cada artículo de revista académica que los usuarios descargan. Los investigadores de seguridad temen que esto pueda utilizarse para identificar a las personas que comparten los PDF.

por Lorenzo Franceschi-Bicchierai

31 de enero de 2022,

Uno de los mayores editores de artículos académicos del mundo dijo que añade una huella digital única a cada PDF que los usuarios descargan en un intento de evitar el ransomware, no de prevenir la piratería. 

[ ransonware: El malware de rescate, o ransomware, es un tipo de malware que impide a los usuarios acceder a su sistema o a sus archivos personales y que exige el pago de un rescate para poder acceder de nuevo a ellos. Las primeras variantes de ransomware se crearon al final de la década de los 80, y el pago debía efectuarse por correo postal. Hoy en día los creadores de ransomware piden que el pago se efectúe mediante criptomonedas o tarjetas de crédito. https://es.malwarebytes.com/ransomware/ ]

Elsevier defendió esta práctica después de que un investigador independiente descubriera la existencia de las huellas digitales únicas y compartiera sus hallazgos en Twitter la semana pasada. 

"El identificador en el PDF ayuda a prevenir los riesgos de ciberseguridad para nuestros sistemas y los de nuestros clientes; no hay metadatos, PII [Información de Identificación Personal] o datos personales capturados por estos", dijo un portavoz de Elsevier en un correo electrónico a Motherboard. "La toma de huellas dactilares en los PDF nos permite identificar posibles fuentes de amenazas para poder informar a nuestros clientes y que ellos actúen en consecuencia. Este enfoque se utiliza habitualmente en toda la industria editorial académica".

Cuando se le preguntó a qué riesgos se refería, el portavoz envió una lista de enlaces a artículos de noticias sobre ransomware.

Sin embargo, Elsevier tiene un largo historial de persecución de personas que piratean o comparten sus artículos académicos de pago. En 2015, Elsevier demandó a SciHub (Elsevier sued SciHub), el "Pirate Bay de la ciencia", que alberga millones de artículos de revistas, incluidos los de Elsevier. En el pasado, la empresa se ha enfrentado a críticas (the company has faced criticism) por adquirir otras plataformas académicas que distribuían artículos de forma gratuita en un intento de acaparar el mercado. Algunas universidades han boicoteado a Elsevier en el pasado (have boycotted Elsevier in the past), y la empresa ha recurrido a amenazas legales contra otros sitios que alojan artículos académicos en línea. La compañía ha tenido problemas de ciberseguridad antes. En 2019, dejó un servidor abierto a la Internet pública y expuso las direcciones de correo electrónico y las contraseñas de los usuarios (it left a server open to the public internet and exposed user email addresses and passwords). 

No está claro exactamente cómo la huella digital de cada PDF descargado podría realmente prevenir el ransomware. Jonny Saunders, un candidato a doctor en neurociencia de la Universidad de Oregón, que descubrió la práctica, dijo que cree que Elsevier está tratando de vigilar a sus usuarios y evitar que la gente comparta la investigación sin pagar a la compañía. 

"El subtexto es bastante fuerte para mí", dijo Saunders a Motherboard en un chat en línea. "Esas brechas/ransomes son realmente un pretexto para decir que 'las universidades tienen que bloquear las cuentas para que la gente no pueda hojear los PDF'". 

"Cuando tienes cosas que no quieres que otras personas regalen, quieres alguna forma de saber quién las está regalando, ¿no?", añadió.




¿Conoce alguna otra empresa u organización que realice este tipo de seguimiento? Nos encantaría que nos lo dijeras. Puedes ponerte en contacto con Lorenzo Franceschi-Bicchierai de forma segura en Signal en el +1 917 257 1382, Wickr/Telegram/Wire @lorenzofb, o en el correo electrónico lorenzofb@vice.com

Además, según Saunders, la afirmación de Elsevier de que no se capturan metadatos o datos personales es poco sincera, dado que la propia empresa admite que utiliza este sistema para identificar de quién son las cuentas vulneradas. 

"Decir que los identificadores únicos *en sí mismos* no contienen PII es una evasiva semántica: la forma en que funcionan estos identificadores es para poder compararlos posteriormente con otra información de identificación almacenada en el momento de la descarga, como la huella digital del navegador, las credenciales institucionales, etc.", dijo Saunders. "Justificarlos como una herramienta de protección contra el ransomware es una admisión directa de que estos códigos están destinados a identificar al descargador: ¿cómo ayudarían si no es identificando la cuenta o el sistema comprometido?"

El portavoz de la compañía no respondió a las alegaciones de Saunders.


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viernes, 7 de enero de 2022

Más compras de Clarivate: adquiere información médica con Patient Connect

Publicado en Clarivate
https://clarivate.com/clarivate-patient-connect-acquisition/


Clarivate adquiere Patient Connect

Clarivate ha adquirido Patient Connect, un proveedor de soluciones de compromiso con el paciente que permite medir los resultados clínicos y comerciales e informar sobre el avance de la asistencia sanitaria.

Las soluciones de compromiso con el paciente de Patient Connect mejoran los resultados de los pacientes mediante la entrega de mensajes clínicos a los médicos y farmacéuticos en el punto de contacto con el paciente. Los mensajes clínicos se entregan en los flujos de trabajo de los médicos y farmacéuticos, para ayudar a guiar a los pacientes a comprender mejor su tratamiento y su enfermedad y permitirles tomar decisiones sanitarias informadas. Patient Connect tiene un alcance global de 834.000 médicos, 600.000 farmacéuticos y 1.000.000 de pacientes, por punto de contacto.

Desde el descubrimiento de fármacos, el desarrollo clínico y la estrategia de cartera hasta la planificación comercial, el acceso al mercado y el compromiso de los clientes, Clarivate ofrece una amplia variedad de soluciones que proporcionan inteligencia de investigación de principio a fin a las organizaciones de ciencias de la vida. Los productos de datos del mundo real (RWD) de Clarivate, junto con los conocimientos de Patient Connect, proporcionarán a las empresas de ciencias de la vida información global sobre el recorrido del paciente. La adquisición responde a la creciente necesidad de datos globales personalizados que ayuden a las empresas de ciencias de la vida a comprender a las poblaciones de pacientes, a respaldar los análisis de la trayectoria de los pacientes y a llevar al mercado tratamientos que salvan vidas. 

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Clarivate acquires Patient Connect

Clarivate has acquired Patient Connect, a provider of patient engagement solutions that enable the measurement of clinical and commercial outcomes and inform the advancement of healthcare.

Patient Connect patient engagement solutions improve patient outcomes by delivering clinical messaging to physicians and pharmacists at the point of patient contact. Clinical messaging is delivered in physician and pharmacist workflows, to help guide patients to better understand their treatment and disease and empower them to make informed healthcare decisions. Patient Connect has a global reach of 834,000 physicians, 600,000 pharmacists and 1,000,000,000 patients, by point of contact.

From drug discovery, clinical development and portfolio strategy through commercial planning, market access and customer engagement, Clarivate offers a wide variety of solutions providing end-to-end research intelligence to life science organizations. Clarivate real world data (RWD) products paired with Patient Connect insights will provide life science companies with global patient journey information. The acquisition addresses the increasing need for global personalized data that helps life science companies understand patient populations, supports compliant patient journey analyses and brings life-saving treatments to market. 

lunes, 3 de enero de 2022

Publicación equitativa en acceso abierto: cambiar la dinámica del poder financiero en el mundo académico

Publicado en Global Health: Science and Practice December 2021, 9(4):733-736 https://www.ghspjournal.org/content/9/4/733.full 



Publicación equitativa en acceso abierto: cambiar la dinámica del poder financiero en el mundo académico


Dominique Vervoort, Xiya Ma y Hloni Bookholane


Global Health: Science and Practice Diciembre 2021, 9(4):733-736; https://doi.org/10.9745/GHSP-D-21-00145 


Mensajes clave


  • La publicación en acceso abierto está creciendo de forma constante, pero está asociada a elevadas tasas de procesamiento de artículos que exacerban las disparidades entre los investigadores financiados y los no financiados.


  • Los investigadores noveles y subrepresentados a menudo no pueden optar a exenciones o descuentos, lo que supone un obstáculo para la publicación o una dificultad financiera.


  • Las revistas deberían adoptar soluciones equitativas que permitan a todos los autores publicar en acceso abierto, independientemente de su situación de financiación o afiliación.


  • Las editoriales deberían replantearse los modelos de publicación en acceso abierto para reducir las barreras financieras tanto para los lectores como para los autores.


La publicación en acceso abierto (OA) está aumentando, permitiendo que los artículos sean leídos por cualquier persona, en cualquier lugar. Los costes de publicación de estos artículos (tasas de procesamiento de artículos, APC) suelen ser pagados por los autores o por sus respectivos financiadores(1). En el ámbito de la salud mundial, los autores pagan una media de $ 2,732 dólares por cada publicación en acceso abierto (2). Los artículos de libre acceso son más leídos, compartidos y citados, lo que en última instancia beneficia al discurso científico y a la integración en la salud pública, la medicina y otras ciencias (1). En respuesta al creciente interés por la publicación en régimen de OA, las revistas están adoptando cada vez más modelos de OA: algunas adoptan modelos híbridos que permiten a los autores elegir si publican o no en régimen de OA, otras adoptan un régimen de OA completo y otras simplemente crean una revista hermana completamente nueva como alternativa de OA a la suya. Sin embargo, son pocas las que crean medios para apoyar a los autores que no están financiados por becas de investigación, por sus instituciones o por acuerdos institucionales (3,4) Aquellas que lo hacen deben ser elogiadas por dar este paso, especialmente teniendo en cuenta lo raros que son estos modelos de OA genuinamente equitativos.



Hasta la fecha, la mayoría de las revistas siguen siendo híbridas, permitiendo tanto la publicación por suscripción (es decir, no OA, sin APCs para publicar) y una opción OA (es decir, de libre acceso para los lectores, pero APCs para publicar). Por ejemplo, en el campo de la cardiología y la cirugía cardíaca, el 60,9% de las revistas son híbridas(4). Aunque esto puede parecer un enfoque sensato, las revistas híbridas rara vez ofrecen exenciones o descuentos considerables a los autores que no pueden permitirse tales APC, que suelen oscilar entre unos pocos miles de dólares estadounidenses y la asombrosa cifra de 11.000 dólares(5). Además, las revistas híbridas tienen una mediana de APC de hasta un 50% más alta en comparación con las revistas totalmente OA, como se observa en las revistas cardiovasculares (mediana de $ 3,250 dólares estadounidenses (rango intercuartil, IQR: 3.000-3.500 dólares estadounidenses) para las revistas híbridas frente a una mediana de $ 2,100 dólares estadounidenses (rango intercuartil, IQR: $ 3,500 dólares estadounidenses). Una mediana de $2,100 dólares (IQR: 1.404-US$2.538) para las revistas de OA)(4). Algunas revistas híbridas consideran las solicitudes de exención caso por caso; esto se decide comúnmente sobre la base de la afiliación al país del primer autor o del autor correspondiente. Los autores de países de renta baja o media (PRBM) y/o con afiliaciones en PRBM tienden merecidamente a ser favorecidos, aunque no siempre consiguen obtener una exención o un descuento. Sin embargo, pocas revistas híbridas tienen en cuenta las solicitudes de los autores que no proceden de los PRM pero que no pueden permitirse el pago de los APC (por ejemplo, estudiantes de postgrado, investigadores sin subvención o financiación institucional, minorías infrarrepresentadas), remitiéndoles a la opción de publicar bajo el modelo de suscripción de forma gratuita. En general, sólo el 37,4% de las revistas cardiovasculares híbridas ofrecían algún tipo de exención o descuento (4). En la misma línea, las revistas totalmente OA no ofrecen una alternativa de suscripción, dejando completamente de lado a los que no pueden pagar las APCs y no pueden obtener una exención. 

Aunque la intención de aumentar el acceso a la investigación de calidad de los países de renta media-alta es loable, son pocas las revistas que tramitan las exenciones de forma automática, ya que suelen exigir a los investigadores que presenten extensas solicitudes y no siempre se les proporciona una exención completa. Además, muchas revistas también excluyen a los autores de países de renta media-alta, como Brasil y Sudáfrica, de la opción de exención o descuento y les exigen que cubran por completo los APC. Esto ocurre a pesar de las importantes barreras financieras que experimentan los investigadores de los países de renta media-alta debido a la gran variación en la capacidad de obtener financiación institucional o pagar de su bolsillo(4). Estas razones pueden explicar en parte por qué los investigadores de los PBMI son más propensos a citar revistas con APCs más bajos, mientras que los investigadores de los países de renta alta (HIC) son más propensos a citar revistas con APCs más altos(2). Una de las explicaciones de este fenómeno sería que los investigadores de los PBMI acceden y publican sus trabajos en revistas de OA que les resultan más asequibles económicamente, mientras que esta barrera no suele ser un problema para los investigadores de los países de renta alta. Esto da lugar a compartimentos estancos que reducen la visibilidad de la investigación de los PBMI ante un público más amplio. Aproximadamente el 94% de los APCs se pagan a las revistas que pertenecen a los 10 mayores editores de los países de renta media, un modelo que sostiene un oligopolio que impide que los editores sientan la necesidad de reducir los APCs, incluso si obtienen beneficios(2). El sistema actual no tiene en cuenta, además, la desigualdad dentro de los países de renta media que conduce a la incapacidad de los autores para pagar los APCs de dichas revistas totalmente OA. Esto limita la difusión de la información, lo que puede tener consecuencias importantes para los responsables políticos, que son los más indicados para abordar los problemas sistémicos que provocan las disparidades en la salud pública. 

Publicar una investigación de calidad siempre tendrá un coste debido a los gastos fijos y variables de las revistas. Las revistas cuentan con personal editorial asalariado, que gestiona los procesos administrativos de las revistas, corrige los envíos, comprueba el plagio y envía los envíos para la revisión por pares. Una vez aceptado el artículo, las editoriales o empresas subcontratadas se encargan del formato y la composición tipográfica para su publicación. Además, las revistas tienen costes de alojamiento y gestión de sus contenidos en línea, sitio web, marketing, promoción, publicidad, indexación, derechos, etc. Por último, el sitio web, el sistema de envío y los archivos requieren un servidor seguro para alojar una revista. Estos costes pueden ser considerables, ya que dependen de factores contextuales (por ejemplo, los salarios vinculados al nivel de vida, la subcontratación vinculada al tamaño de la empresa, la reputación y los servicios, y el hardware o el software vinculados a los proveedores y los mercados).

Sin embargo, los gastos de publicación de algunas revistas pueden ser superiores a los costes de publicación. Los consejos de redacción y los revisores no suelen ser remunerados y contribuyen con su tiempo voluntario a gran parte del proceso de publicación. Además, las revistas se imprimían tradicionalmente; hoy en día, las revistas tienen formatos en línea y muchas de ellas están abandonando las versiones impresas debido a los costes y al impacto ecológico. Los artículos OA son exclusivamente digitales, lo que evita los costes de impresión. Por último, la mayoría de las revistas están parcialmente subvencionadas (por ejemplo, por sociedades o instituciones) o tienen asociaciones patrocinadas que cubren una parte considerable de los costes fijos de las revistas. Algunas revistas indexadas han demostrado que los APC no tienen por qué ser elevados: en comparación con los miles de dólares de la mayoría de las revistas, los APC son de 1,749 dólares para PLoS One, de 399 dólares para PeerJ y gratuitos para Cureus(6). Aunque las revistas y los editores rara vez informan o incluso conocen los verdaderos costes por artículo, se ha informado de que son tan bajos como 290 o 300 dólares por artículo con algunos editores, lo que cuestiona el valor añadido de los APC elevados(6).

La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha ilustrado en gran medida el poder del OA y la ciencia abierta, ya que los editores y las revistas decidieron hacer que la investigación relacionada con la COVID-19 fuera de libre acceso para todos. Esta crisis podría ser una oportunidad para repensar los modelos de negocio de la publicación científica y capacitar a las diferentes partes interesadas para mantener esta práctica más allá de la pandemia. Por ejemplo, podríamos inspirarnos en las revistas locales de América Latina, que llevan mucho tiempo aplicando estas prácticas de acceso abierto como resultado de su "espíritu generalizado de investigación libre para publicar y leer", por lo que a menudo incluso prescinden de los pagos por APCs(7). La salud pública, por su propia naturaleza, debería perseguir exactamente eso: información basada en la evidencia disponible para todos, no sólo para aquellos que pueden permitirse el acceso a la revista o tienen la suerte de tener la afiliación académica adecuada. Por ejemplo, los profesionales de la atención primaria, los trabajadores sanitarios de la comunidad y las organizaciones no gubernamentales están en primera línea de la salud global y pública, pero rara vez pueden acceder libremente a la literatura científica; irónicamente, ya que a menudo contribuyen de forma significativa a realizar las investigaciones que se llevan a cabo. ¿Qué argumento ético les impide acceder a los materiales publicados por la multimillonaria industria de las publicaciones académicas, cuyos márgenes de beneficio llegan al 20%-30%?(8).

Las tendencias recientes y los acuerdos transformadores en el panorama editorial permiten albergar esperanzas de que las prácticas de publicación sean más equitativas en un futuro próximo. En primer lugar, las instituciones europeas, junto con importantes financiadores como el Wellcome Trust y la Fundación Bill y Melinda Gates, han firmado la adopción del "Plan S", que exige que los artículos financiados con subvenciones públicas se publiquen en OA a partir de 2021. Aunque esto beneficia en gran medida a los investigadores europeos, puede suponer una barrera cada vez mayor para los de otras instituciones, a menos que se adopten modelos similares en otros lugares(9). No obstante, muchas de las preocupaciones, incluidas las de las pocas revistas que siguen las recomendaciones del Plan S, se están abordando lentamente a medida que las revistas se adhieren cada vez más(10) y se amplía la flexibilidad de las opciones de las revistas en respuesta a las peticiones de la comunidad académica(11). En segundo lugar, Research4Life es una iniciativa en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, otros organismos de las Naciones Unidas, la Universidad de Cornell, la Universidad de Yale, la Asociación Internacional de Editores Científicos, Técnicos y Médicos, y casi 200 editores. A través del Programa Hinari de Acceso a la Investigación para la Salud (Hinari Access to Research for Health Programme), Research4Life proporciona acceso gratuito o a bajo coste a la literatura académica relacionada con la salud para los investigadores e instituciones de los países de ingresos bajos y medios. Sin embargo, dado el limitado alcance actual del programa Hinari, se requiere un mayor apoyo internacional de todas las partes(12). Por último, en varios países se han adoptado acuerdos de lectura y publicación, como los apoyados por la Asociación Europea de Salud Pública(3). Esto requiere que los países o consorcios paguen a los editores una suma global para acceder a los artículos, que se utiliza para los costes de publicación, creando así un modelo teóricamente neutro en cuanto a costes que garantiza el acceso abierto para los lectores y autores de estos países o instituciones.

La aplicación de modelos y prácticas de acceso abierto novedosos y más equitativos será fundamental. Las barreras para publicar están muy extendidas entre los investigadores de todo el mundo, ya que las subvenciones para la investigación son mínimas y están muy concentradas en determinados países e instituciones, y su obtención se ha vuelto más difícil durante la pandemia del COVID-19(8). Además, la inaccesibilidad de las revistas de OA y de suscripción está dando lugar a más revistas depredadoras, que prometen una publicación rápida y de OA de los artículos, con una revisión mínima o nula, a cambio de una tarifa sustancialmente inferior a la media de los APCs. Esta opción es cada vez más atractiva para los autores vulnerables de todo el mundo y no ha hecho más que aumentar debido a la cultura de publicar o perecer en el mundo académico, a las notables barreras a la publicación científica y a la pandemia del COVID-19(13). Aunque estas revistas depredadoras son OA, suponen una amenaza para el acceso a la información basada en la evidencia, ya que normalmente publican información errónea, no envían los artículos a la revisión por pares y mantienen la investigación publicada en estas revistas oculta a la comunidad científica porque generalmente no están indexadas en las bases de datos establecidas, todo lo cual puede afectar negativamente a la reputación de los autores(13). Por lo tanto, la reducción de las barreras a la publicación científica, especialmente en lo que respecta a los elevados APCs que impiden a los investigadores sin financiación buscar revistas totalmente OA y a menudo incluso revistas híbridas, es un paso importante hacia la equidad en el entorno académico actual. 

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Equitable Open Access Publishing: Changing the Financial Power Dynamics in Academia

Dominique Vervoort, Xiya Ma and Hloni Bookholane

Global Health: Science and Practice December 2021, 9(4):733-736; https://doi.org/10.9745/GHSP-D-21-00145

Key Messages

  • Open access publishing is steadily growing but associated with high article processing charges that exacerbate disparities between funded and unfunded researchers.

  • Early-career and underrepresented researchers often are not eligible for waivers or discounts, thus resulting in either publishing barriers or financial hardship.

  • Journals should adopt equitable solutions that enable every author to pursue open access publishing regardless of one's funding status or affiliation.

  • Publishing companies should rethink open access publishing models to reduce the financial barriers for readers and authors alike.

Open access (OA) publishing is increasing, allowing articles to be read by anyone, anywhere. The publishing costs for these articles (article processing charges, APCs) are typically paid by the authors or their respective funders.1 In global health, authors pay an average of US$2,732 per OA publication.2 Articles that are freely accessible are more read, shared, and cited, ultimately benefitting scientific discourse and integration in public health, medicine, and other sciences.1 In response to the growing interest in OA publishing, journals are increasingly adopting OA models: some adopt hybrid models that allow authors to choose whether or not to publish OA, some adopt full OA, and some simply create an entirely new sister journal as an OA alternative to their own. However, few create means to support authors who are not funded by research grants, their institutions, or institutional agreements.3,4 Those that do should be commended for taking this step, especially given how rare such genuinely equitable OA models are. 

To date, a majority of journals remain hybrid, allowing both subscription-based publishing (i.e., not OA, no APCs to publish) and an OA option (i.e., freely accessible for readers, but APCs to publish). For example, in the fields of cardiology and cardiac surgery, 60.9% of journals are hybrid.4 Although this may appear a sensible approach, hybrid journals rarely provide waivers or considerable discounts to authors who cannot afford such APCs, which typically range from a few thousand US dollars to a staggering US$11,000.5 In addition, hybrid journals have median APCs of up to 50% higher compared to fully OA journals, as observed in cardiovascular journals (median US$3,250 (interquartile range, IQR: US$3,000–US$3,500) for hybrid journals vs. a median US$2,100 (IQR: US$1,404–US$2,538) for fully OA journals).4 Some hybrid journals consider requests for waivers on a case-by-case basis; this is commonly decided based on the first or corresponding author's country affiliation. Authors from low- or middle-income countries (LMICs) and/or with affiliations in LMICs deservedly tend to be favored, although they are not always successful in obtaining a waiver or discount. However, few hybrid journals consider requests from authors who are not from LMICs but who may not be able to afford APCs (e.g., graduate students, researchers without grant or institutional funding, underrepresented minorities), referring them to the option to publish under the subscription model for free. At large, only 37.4% of hybrid cardiovascular journals provided any form of waiver or discount.4 Along the same lines, fully OA journals do not provide a subscription-only alternative, completely sidelining those unable to afford APCs and unable to obtain a waiver. 

While the intention of increasing access to quality research from LMICs is laudable, few journals process waivers automatically, commonly requiring researchers to submit extensive applications and not always be provided with a full waiver. Moreover, many journals also exclude authors from upper-middle-income countries, such as Brazil and South Africa, from the waiver or discount option and require them to fully cover the APCs. This occurs despite substantial financial barriers that researchers from upper-middle-income countries experience because of great variation in the ability to obtain institutional funding or pay out-of-pocket.4 These reasons may partly explain why researchers from LMICs are more likely to cite journals with lower APCs, whereas researchers from high-income countries (HICs) are more likely to cite journals with higher APCs.2 One explanation of this phenomenon would be that LMIC researchers access and publish their work in OA journals that are financially more attainable to them, whereas this barrier is rarely an issue for HIC researchers. This results in silos that decrease LMIC research visibility to a wider audience. Approximately 94% of APCs are paid to journals owned by the 10 largest publishers from HICs, a model that sustains an oligopoly that prevents publishers from feeling the need to reduce APCs, even if making a profit.2 The current system further does not consider inequity within HICs that leads to the authors' inability to afford APCs for such fully OA journals. This limits the dissemination of information, which can lead to significant consequences for policy makers who are best placed to address systemic issues driving public health disparities.

While the intention of increasing access to quality research from LMICs is laudable, few journals process waivers to authors automatically.

There will always be costs to publish quality research due to journals' fixed and variable expenses. Journals have salaried editorial staff, who manage journals' administrative processes, proofread submissions, check for plagiarism, and send submissions for peer review. After an article is accepted, publishing companies or outsourced companies ensure formatting and typesetting for publication. Further, journals have costs to host and manage their online content, website, marketing, promotion, advertising, indexing, rights, and more. Lastly, the website, submission system, and files require a secure server to host a journal. These costs can be considerable, as they depend on contextual factors (e.g., salaries tied to standard of living, outsourcing tied to company size, reputation, and services, and hardware or software tied to suppliers and markets). 

However, APCs by some journals may be higher than the costs to publish. Editorial boards and peer reviewers are typically not paid and contribute their voluntary time to much of the publishing process. Further, journals were traditionally printed; today, journals have online formats with many journals moving away from print versions due to the costs and ecological impact. OA articles are exclusively digital, avoiding printing costs. Lastly, most journals are either partially subsidized (e.g., by societies or institutions) or have sponsored partnerships that cover a considerable portion of journals' fixed costs. Some indexed journals have shown that APCs need not be high: compared to thousands of dollars in most journals, APCs are US$1,749 for PLoS One, US$399 for PeerJ, and free for Cureus.6 Although journals and publishers rarely report or even know the true costs per article, they have been reported as low as US$290–US$300 per article with some publishers, questioning the added value of high APCs.6 

The coronavirus disease (COVID-19) pandemic has greatly illustrated the power of OA and open science, as publishers and journals decided to make COVID-19-related research freely accessible to all. This crisis could be an opportunity to rethink the business models of scientific publication and empower different stakeholders to sustain this practice beyond the pandemic. For instance, inspiration could be drawn from local journals in Latin America that have long embodied such OA practices as a result of their “widespread ethos of free-to-publish and free-to-read research," by which they often even forgo APCs altogether.7 Public health, by its very nature, should pursue exactly that: evidence-based information available to all, not just for those able to afford journal access or fortunate enough to have the right academic affiliation. As an example, primary care professionals, community health workers, and nongovernmental organizations are at the front lines of global and public health but are rarely able to freely access scientific literature; ironically, as they often contribute significantly to performing the research that is done. What ethical argument prevents them from accessing materials published by the billion-dollar industry that is academic publishing, whose profit margins are as high as 20%–30%?8

The COVID-19 pandemic could be an opportunity to rethink the business models of scientific publication and empower different stakeholders to sustain this practice.

Recent trends and transformative agreements in the publishing landscape do provide hope for more equitable publishing practices in the near future. First, European institutions, along with major funders such as the Wellcome Trust and Bill & Melinda Gates Foundation, have signed on to the adoption of “Plan S,” which requires articles supported by public grants to be published in OA as of 2021. Although this greatly benefits European researchers, it may place increasing barriers for those from other institutions unless similar models are adopted elsewhere.9 Nevertheless, many concerns, including those of few journals following Plan S recommendations, are slowly being addressed as journals increasingly sign on10 and flexibility of journal choices is expanded in response to the academic community's requests.11 Second, Research4Life is an initiative in collaboration with the World Health Organization, other United Nations agencies, Cornell University, Yale University, the International Association of Scientific, Technical, and Medical Publishers, and nearly 200 publishers. Through the Hinari Access to Research for Health Programme, Research4Life provides free or low-cost access to health-related academic literature for researchers and institutions in LMICs. However, given the current limited scope of the Hinari program, increased international support from all parties is required.12 Lastly, read-and-publish agreements, such as those supported by the European Public Health Association, have been adopted in various countries.3 This requires countries or consortiums to pay publishers a lump sum to access articles, which is used for publishing costs, thereby creating a theoretical cost-neutral model that ensures OA for readers and authors from these countries or institutions. 

Implementation of novel and more equitable OA models and practices will be critical. Barriers to publishing are widespread for researchers worldwide as research grants are minimal and highly concentrated in select countries and institutions and obtaining them has only become more challenging during the COVID-19 pandemic.8 Moreover, the inaccessibility of both OA and subscription journals is giving rise to more predatory journals, which promise quick and OA publication of articles with minimal to no review against a fee that is substantially lower than average APCs. This option is becoming increasingly attractive to vulnerable authors worldwide and has only been amplified by the publish-or-perish culture in academia, the notable barriers to scientific publication, and the COVID-19 pandemic.13 Although these predatory journals are OA, they pose a threat to the access of evidence-based information as they typically publish misinformation, do not send articles for peer review, and keep research published in these journals hidden from the scientific community because they are generally not indexed in established databases, all of which may negatively affect authors' reputations.13 Thus, reducing the barriers to scientific publishing, especially regarding the high APCs that impede unfunded researchers from pursuing fully OA journals and often even hybrid journals, is an important step toward equity in today's academic environment. 

Various opportunities arise. Journals and publishers should become more transparent about their use of funds to justify high APCs, especially when non-APC revenue is clearly generated (e.g., advertisements). Further, journals not associated with large publishers can offset fixed costs by collaborating with institutions, agencies, or societies to share servers and receive subsidies. Similarly, strategic partnerships with sponsors can generate revenue for fixed costs. Lastly, journals and publishers ought to consider tiered fee discounts and waivers—where possible, automated—to allow lesser-funded or unfunded researchers to pursue OA. Given the profit margins observed among large publishers, these waivers and discounts can be offset accordingly and be considered an investment in the future of academic publishing and accelerate medicine and public health.

Journals and publishers should become more transparent about their use of funds to justify high APCs.

Journals adopting OA models are to be commended but should be encouraged to increase opportunities to reduce publication fees and support unfunded or lesser-funded authors. Open access publishing is not only the future; it is the key to regaining public trust in science, retaining early-career academics, strengthening public and health policy, addressing public health disparities, and leveling the playing field for all researchers alike.

 

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Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...