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viernes, 12 de enero de 2024

OpenAI asegura que es imposible crear una Inteligencia Artificial como ChatGPT sin infringir 'los derechos de autor'

Publicado en elEconomista.es
https://www.eleconomista.es/tecnologia/noticias/12613903/01/24/openai-asegura-que-es-imposible-crear-una-inteligencia-artificial-como-chatgpt-sin-infringir-los-derechos-de-autor.html


OpenAI asegura que es imposible crear una Inteligencia Artificial como ChatGPT sin infringir 'los derechos de autor'

Artistas y autores de todo el mundo denuncian un "robo sistemático a escala masiva"
  • El "boom" de la IA ha sido tan grande y rápido que no estamos preparados para afrontar los problemas que surgen


8/01/2024 - 16:16

Tener que sacrificar algo para conseguir otra cosa es un principio que se puede aplicar a prácticamente cualquier aspecto de la vida, y es que como dice el dicho, quien algo quiere algo cuesta. En Inteligencia Artificial pasa lo mismo, o por lo menos eso es lo que aseguran desde la compañía líder de este sector, OpenAI.


La Inteligencia Artificial (IA) son programas informáticos que ejecutan operaciones y tareas comparables a las que realiza la mente humana en lo que se refiere al aprendizaje o uso de la lógica. Y al igual que una persona necesita ser formada y educada para poder hacer cualquier labor o acción, que va desde andar, leer, sumar hasta aprender a programar, las máquinas también lo necesitan.

De hecho, cada día que pasa la IA se hace más inteligente, ya que con el uso que hacen los usuarios de ella, sea para lo que sea, está aprendiendo y extendiendo sus conocimientos. Sin embargo, esta forma de aprender a chocado de frente con el principio de los derechos de autor, debido a que las compañías de IA no están dando el reconocimiento a los autores por entrenar a sus máquinas con sus obras, imágenes y demás archivos.

Fue el mes pasado cuando el New York Times denunció a OpenAI y a Microsoft por usar sus publicaciones para formar a ChatGPT, acusándoles de "uso ilícito" de su trabajo para crear sus productos. La compañía fundada por Sam Altman, no ha negado que usasen los artículos de este medio para entrenar a su IA, pero tal y como han alegado a la Comisión de Comunicaciones y Asuntos Digitales de la Cámara de los Loresde no hacerlo habría sido "imposible" crear una IA con el nivel que tiene ChatGPT.

"Dado que los derechos de autor cubren hoy prácticamente todo tipo de expresión humana -incluidas entradas de blog, fotografías, mensajes de foros, fragmentos de código de software y documentos gubernamentales-, sería imposible entrenar los principales modelos de IA actuales sin utilizar materiales protegidos por derechos de autor". defienden desde OpenAI.

La compañía aseguró que "limitar los datos de entrenamiento a libros y dibujos de dominio público creados hace más de un siglo podría dar lugar a un experimento interesante, pero no proporcionaría sistemas de IA que satisfagan las necesidades de los ciudadanos de hoy." defendiendo la necesidad de usar todos los contenidos disponibles sin importar a quién pertenecen.

OpenAI asegura que respeta "los derechos de los creadores y propietarios de contenidos", sin embargo cree que la ley de 'copyright' y derechos de autor no prohíbe "el entrenamiento", como se denomina la formación de la IA.

Con tantos y tan rápidos avances en IA, se están generando una cantidad de problemas al que ni compañías ni gobiernos están preparados o si quiera mentalizados para solucionar. OpenAI asegura que estos entrenamientos tan solo suponen un ejemplo entre mil otros, mientras que cada vez más autores, artistas y demás creadores denuncian que la IA se está apropiando de sus publicaciones y no están ganando nada a cambio, ejerciendo un "robo sistemático a escala masiva".

jueves, 7 de diciembre de 2023

Editores alegan que las empresas multimillonarias de IA copian en masa obras sin consentimiento

Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2023/12/07/los-editores-responden-a-los-comentarios-de-la-oficina-de-derechos-de-autor-que-las-empresas-multimillonarias-de-inteligencia-artificial-copian-en-masa-obras-sin-consentimiento/



Publishers Submit Reply Comments to Copyright Office in Artificial Intelligence Proceeding—AAP. (2023, diciembre 6).

Texto completo

Association of American Publishers (AAP) de Estados Unidos presentó los comentarios de respuesta en la investigación de la U.S. Copyright Office de EE. UU. sobre la intersección entre la ley de derechos de autor y la inteligencia artificial (IA) en respuesta a afirmaciones defectuosas e inexactas presentadas por algunas empresas tecnológicas y/o sus inversores en la primera ronda de comentarios, incluidas afirmaciones agotadas de que los derechos de los autores y editores son un obstáculo para la innovación.

AAP presentó una extensa contribución que incluye los siguientes puntos:

  1. Las grandes empresas tecnológicas piden al gobierno «cobertura contra la responsabilidad por su desconsideración calculada de la autoría, ignorando también que los titulares de derechos ya licencian rutinariamente sus obras para todo tipo de usos digitales».
  2. «En lugar de trabajar con los propietarios de derechos de autor, estas empresas buscan apropiarse de la literatura y otras propiedades intelectuales invaluables para su propio beneficio comercial y torcer la ley a su voluntad. El gobierno no debería tener ningún papel en otorgar ventajas comerciales a las empresas de IA a expensas de autores, editores y otros creadores».
  3. «Las empresas que se benefician de la comercialización de esta tecnología deberían estar obligadas no solo a compensar a los titulares de derechos por su ingestión pasada de obras con derechos de autor para entrenar sistemas Gen AI, sino también por su uso continuo y futuro de obras protegidas para entrenar nuevos sistemas Gen AI o ajustar sus productos existentes».
  4. «Los desarrolladores de Gen AI no son ‘start-ups’ que luchan y necesitan un impulso del gobierno. Cuentan entre sus inversores a algunas de las empresas tecnológicas más grandes y rentables del mundo y tienen un valor, en algunos casos, entre 80 y 90 mil millones de dólares. No hay absolutamente ninguna razón de política pública para crear inmunidades legales para tales empresas, que solo enfrentan el requisito razonable de buscar el consentimiento o licencias de los titulares de derechos cuyas obras utilizan para entrenar sus sistemas Gen AI».
  5. «Sería un grave error repetir los errores de política pasados que permitieron a las empresas tecnológicas alcanzar una dominancia de mercado poco saludable, casi de monopolio, hasta el punto de que los gobiernos han luchado por frenar su poder, a pesar de los intentos repetidos de moderar sus tácticas agresivas en el mercado».
  6. «La cuestión de la seguridad nacional es ciertamente motivo de profunda preocupación para todos los ciudadanos estadounidenses, especialmente cuando los actores malintencionados pueden utilizar la IA y los sistemas Gen AI para sembrar desinformación o información falsa que socave nuestras instituciones democráticas y cree otros riesgos para la seguridad nacional. Esta posibilidad señala la necesidad aún mayor de autores y editores que produzcan y difundan contenido de calidad verificado y verificado. Avanzar en la agenda tecnológica y económica de la nación no es un juego de suma cero, y no debería convertirse en una carrera hacia el fondo».
  7. «La transparencia es un requisito esencial. Es de interés público saber qué obras de autor se han ingerido y es una parte esencial de buscar un consentimiento adecuado tener esa información claramente registrada. Este requisito no es oneroso y se presta a una mayor innovación en el campo de las empresas de derechos digitales».
  8. «En ningún caso la Ley de Derechos de Autor permite el acceso no autorizado o la adquisición de obras con derechos de autor. El acceso legal a fuentes autorizadas es importante. No se permite a un ser humano reproducir y descargar ilegalmente 183,000 obras con derechos de autor (el número de títulos infractores estimados en el corpus ‘Books3’) para leer o aprender de ellas».

martes, 28 de noviembre de 2023

¿Quién posee los derechos de autor de un contenido generado por inteligencia artificial generativa?

Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2023/11/10/quien-posee-los-derechos-de-autor-del-contenido-generado-por-inteligencia-artificial-ia/



¿Quién posee los derechos de autor de un contenido generado por inteligencia artificial generativa?


La determinación de quién posee los derechos de autor del contenido producido por inteligencia artificial (IA) es un asunto legal de gran complejidad y en constante cambio. Por lo general, las herramientas de IA generativa, como ChatGPT, no pueden ser consideradas autoras en el sentido legal o creativo, ya que no tienen la capacidad de comparecer ante un tribunal en caso de conflictos de intereses entre otras cuestiones.

La cuestión de quién posee los derechos de autor del contenido generado por inteligencia artificial (IA) es un asunto legal complejo y en constante evolución que puede variar según la jurisdicción y depende de las circunstancias específicas.

  1. Autoría: Las leyes de derechos de autor tradicionalmente otorgan derechos de autor al creador o autor humano de una obra. La IA, al ser una máquina, no se considera una persona legal capaz de poseer derechos de autor. Esto ha llevado a debates sobre si el programador humano de la IA o la organización que emplea al programador debería considerarse el autor o propietario del contenido generado por la IA.
  2. Doctrina del «Trabajo por Encargo»: En algunas jurisdicciones, cuando una obra se crea como parte de una relación laboral, el empleador suele considerarse el propietario de los derechos de autor. Si un empleado crea contenido generado por la IA en el ámbito de su empleo, es posible que su empleador tenga un reclamo más fuerte sobre los derechos de autor.
  3. Acuerdos Contractuales: La propiedad del contenido generado por la IA también puede determinarse mediante acuerdos contractuales. Las empresas y programadores pueden especificar la propiedad y los derechos asociados con el contenido generado por la IA en contratos o acuerdos de licencia. Estos contratos pueden anular las reglas de derechos de autor por defecto.
  4. Uso Justo: En algunos casos, el uso de contenido generado por la IA podría considerarse «uso justo» bajo la ley de derechos de autor. El uso justo puede aplicarse en situaciones en las que se utiliza material con derechos de autor con fines como comentario, crítica, informes de noticias, enseñanza o investigación. Sin embargo, el uso justo es una doctrina legal compleja que puede variar según la jurisdicción y depende de los detalles de cada caso.
  5. Transformación y Obras Derivadas: El contenido generado por la IA que se basa en material con derechos de autor existente puede considerarse una obra derivada. Los derechos de autor del material original aún pueden aplicarse en la medida en que sea reconocible en el contenido generado por la IA.
  6. Marco Legal en Evolución: El marco legal que rodea el contenido generado por la IA sigue evolucionando, y algunos países pueden promulgar leyes o regulaciones específicas para abordar estos problemas. Los tribunales y legisladores están considerando activamente las implicaciones de la IA en los derechos de autor y la propiedad intelectual.

A nivel general puede decirse que una inteligencia artificial generativa (IA) en sí misma no puede ser propietaria de los derechos de autor de una obra. Los derechos de autor tradicionalmente se otorgan a autores humanos, y las IA no son consideradas entidades legales con la capacidad de poseer derechos de autor.

Por lo tanto, ChatGPT, como una inteligencia artificial desarrollada por OpenAI, no puede ser considerado un autor en el sentido legal o creativo. Los derechos de autor tradicionalmente se aplican a obras creadas por personas físicas. ChatGPT es una herramienta de procesamiento de lenguaje natural que genera respuestas y texto basados en patrones y datos previamente aprendidos, pero no tiene la capacidad de tener intenciones, creatividad o una voluntad propia. Por lo tanto, cualquier contenido generado por ChatGPT generalmente se atribuiría a los usuarios que lo utilizan o a las organizaciones que lo emplean, y no a la IA en sí misma.

Además, la responsabilidad de citar fuentes recae en los usuarios que interactúan con ChatGPT. Si un usuario proporciona información específica de fuentes con derechos de autor o utiliza contenido protegido en sus interacciones con ChatGPT, es responsabilidad del usuario garantizar que cumple con las leyes de derechos de autor al citar adecuadamente esas fuentes. La responsabilidad de evitar el plagio recae en los usuarios que interactúan con ChatGPT. Si un usuario proporciona información o ideas específicas de fuentes externas sin citar adecuadamente esas fuentes, eso podría considerarse un acto de plagio por parte del usuario, no de ChatGPT.

Es esencial consultar con expertos legales especializados en derechos de autor o propiedad intelectual para obtener orientación en casos específicos. Las leyes y las interpretaciones pueden haber evolucionado desde mi última actualización en enero de 2022, y diferentes jurisdicciones pueden tener enfoques únicos para este tema.

lunes, 27 de noviembre de 2023

Karine Pansa se lanza contra la IA en la FIL Guadalajara: "Extraer el valor de los libros"

Publicado en Milenio
https://www.milenio.com/cultura/fil/presidenta-asociacion-editores-critica-ia-fil-2023


Karine Pansa se lanza contra la IA en la FIL Guadalajara: "Extraer el valor de los libros"

La presidenta de la Asociación Internacional de Editores participó en la Feria Internacional de Libro de Guadalaja 2023 con un mensaje contundente acerca de la IA y y las redes sociales en la industria.

Jaqueline Heredia Coca
Ciudad de México. / 25.11.2023 

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2023 se inauguró este sábado 25 de noviembre. Es uno de los eventos más esperados y de gran relevancia en el ámbito editorial mundial con un objetivo de promoción de la cultura y el amor por la lectura, así como facilitar el intercambio de conocimientos y el establecimiento de nuevas oportunidades en la industria del libro. Es en esto último donde, en el discurso inaugural, entró el debate de la Inteligencia Artificial.

La apertura de la FIL 2023 dio un gran bienvenida con un repaso en la vida de su fundador Raúl Padilla y el reconocimiento a la escritora mexicana Coral Bracho con el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023.

Luego de varios llamados a la paz por parte de miembros de la Unión Europea, le tocó a Karine Pansa, presidenta de la Asociación Internacional de Editores, dar la bienvenida oficial a la FIL 2023 con un mensaje con una crítica hacia la influencia de las redes sociales y la inteligencia artificial en la industria de los libros.

​¿Qué dijo Karine Pansa sobre la IA?

Durante su intervención en el evento, Pansa abordó las repercusiones que, durante su primer año de presidenta, las redes sociales han tenido en la industria editorial. Reconoció que estas plataformas han democratizado el acceso a la información y han brindado una nueva forma de promoción y difusión de los libros. Sin embargo, también señaló el impacto negativo de la Inteligencia artificial que pueden tener los libros.

''Nuestros dos pilares son fundamentales y son promover los derechos de autor y la libertad de publicación, esta es amenazada de muchas maneras; desde el abuso de las leyes de difamación, presiones de las redes sociales, censura del gobierno. Esto puede afectar a los libros comerciales, educativos y académicos''.

Según Pansa, el poder de las redes sociales, radica en su capacidad para generar tendencias y modas rápidamente, lo que puede llevar a que los libros se vean perjudicados por la presión. Otro aspecto importante que destacó la presidenta fue el impacto de la inteligencia artificial en la industria del libro. Pansa resaltó que la IA sabe el valor de los libros pero aun así quiere reproducirlos con las mejores obras, lo cual genera preocupación.

''Algunas de las empresas más grandes del mundo quieren entrenar sus máquinas de escritura automática, perdón con Inteligencia artificial generativa, utilizado las mejores obras para editarlas con herramientas sin importar que éstas son escritas con pasión por excelentes autores. Estas empresas conocen el valor de los libros; pero el problema es que intentan extraer el valor de los libros sin licencia ni remuneración. No es justo, no esta bien y lucharemos contra ello'' explicó en la FIL 2023.

Para la presidenta y los editores, esto ha generado incertidumbre en cuanto a la originalidad y calidad de las obras. Existe el temor de que los libros generados por algoritmos deje aun lado la autenticidad que caracteriza a las creaciones humanas.

''La inteligencia artificial está marcado la pauta legislativa, la forma en que aseguren la transparencia de estas plataformas y el respeto por todos los presentes, pues marcara el estándar para que todos los países sigan el ejemplo''

En este sentido, Pansa resaltó la importancia de mantener un equilibrio entre la tecnología y el talento humano en la industria editorial, por que es fundamental preservar el valor del arte y la creatividad que solo los autores humanos pueden aportar.

¿Qué es el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances?

El Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances es un prestigioso galardón literario otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México. 

Este premio se concede a un autor destacado de habla hispana, francesa, italiana, portuguesa, rumana o catalana, y se otorga en reconocimiento a la calidad y relevancia de su obra literaria.

El premio busca destacar la importancia de las lenguas romances en la literatura mundial y honrar a escritores que hayan realizado contribuciones significativas a la literatura en cualquiera de estas lenguas. 

El ganador recibe una medalla, un diploma y una suma de dinero como reconocimiento a su trayectoria literaria.

martes, 29 de agosto de 2023

Acceso abierto ¿Bronce? No se entiende y ¡debe ser desechado!

Publicado en THE Times Higher Education
https://www.timeshighereducation.com/campus/open-access-tarnished 


¿Está empañado el acceso abierto?


Los términos de acceso abierto se han dividido en marcas codificadas por colores, pero no todas permiten un acceso y una reutilización totalmente ilimitados. Entre ellos, "bronze OA" destaca como un término erróneo potencialmente perjudicial, escribe Steven Vidovic


Steven U. Vidovic

Universidad de Southampton


El acceso abierto (AA) es un movimiento mundial para desbloquear los resultados de la investigación, permitiendo el acceso sin restricciones y sin barreras, salvo la necesidad de una conexión a Internet. Las distintas características del acceso abierto se han bautizado con colores (como el acceso abierto verde), metales preciosos (acceso abierto dorado) y gemas (acceso abierto diamante) que pretenden describir la naturaleza de los resultados abiertos y cómo se consiguen.


Sin embargo, es fundamental reconocer que algunas marcas de AA no se acercan al verdadero acceso abierto. Entre ellas, el término "bronze OA" me parece un término erróneo potencialmente perjudicial.


¿Qué es el "AA de bronce"?


El Bronze OA se refiere a contenidos que son de libre acceso para los usuarios en el punto de uso, pero no siempre está claro qué licencia se aplica o cuáles son los derechos de los usuarios (o incluso de los autores). El acceso abierto, sin embargo, se definió en la Declaración de Berlín de 2003 como el derecho mundial e irrevocable a "acceder" libremente, "copiar, utilizar, distribuir, transmitir y mostrar públicamente la obra y a realizar y distribuir obras derivadas", "siempre que se reconozca debidamente la autoría". Estos principios son vitales para salvaguardar la propiedad intelectual de los autores, al tiempo que permiten a otros aprovechar y beneficiarse del trabajo, maximizando el impacto de la publicación. En respuesta a la defensa temprana del AA, se desarrollaron mecanismos y modelos de negocio editorial para responder a estas necesidades. No todos esos mecanismos abordan todos los puntos definitivos del AA. Sin embargo, sostengo que el AA bronce no satisface ninguno de estos requisitos de forma perpetua e inequívoca.


A pesar de sus insuficiencias, el término bronze OA está siendo ampliamente utilizado por organizaciones sin ánimo de lucro de defensa del AA (como Unpaywall, suministrado por Our Research Unpaywall supplied by Our Research), editores y servicios de indexación bibliográfica (por ejemplo, Dimensions.ai, Web of Science y Scopus). Este término de papelera recoge una mezcla de contenidos, pero a menudo el editor hace que el contenido sea accesible como parte de actividades promocionales, como el acceso limitado en el tiempo en apoyo de un comunicado de prensa o debido a un muro de pago móvil. En estos casos, el derecho a compartir, aprovechar o reutilizar la publicación queda sujeto a licencias de terceros, lo que introduce barreras que dificultan el beneficio público de estas publicaciones.


Y lo que es peor, el uso continuado del término "bronze OA", en lugar de descriptores como "free to view" o "free access", puede inducir a error a los autores bienintencionados, haciéndoles creer que sus productos poseen las características definitorias y cruciales del acceso abierto. Aunque personalmente no conozco casos de personas que hayan tenido que pagar derechos de autor por reproducir o reutilizar contenidos que creían que eran de acceso abierto, me he encontrado con situaciones, en diversos puestos de trabajo, en las que los autores creían firmemente que sus artículos de libre acceso serían o se convertirían en de acceso abierto a pesar de que el acuerdo de publicación indicaba lo contrario.


Covid y el acceso abierto


Esta cuestión saltó a la palestra el 31 de enero de 2020, cuando el Wellcome Trust emitió un comunicado de prensa (Wellcome Trust issued a press release) en el que anunciaba que el nuevo coronavirus representaba una grave amenaza para la salud mundial y pedía a investigadores, revistas y financiadores que compartieran "rápida y abiertamente" los resultados de las investigaciones y los datos relacionados con la pandemia o, como mínimo, que los pusieran a "libre disposición" durante toda la pandemia. En marzo de 2020 (By March 2020), los líderes nacionales en política científica de todo el mundo se habían sumado al llamamiento a la acción, y muchos editores internacionales de comunicaciones académicas se alinearon con el movimiento.


Sin embargo, muchos editores no proporcionaron a los autores una licencia abierta, sino que se comprometieron a cumplir el requisito mínimo. Por lo tanto, cuando el autor no solicitaba una licencia abierta (como CC BY), los productos de las revistas de suscripción estaban sujetos a un acuerdo de transferencia de derechos de autor y se ponían a libre disposición a discreción del editor (freely available at the publisher’s discretion) o, en otras palabras, se convertían en OA de bronce.


De hecho, la búsqueda de "virología" o "enfermedades respiratorias" en los servicios de indexación de resúmenes mostrará un aumento de las publicaciones en 2020 y 2021 y una diferencia notable (por ahora) en el porcentaje disponible a través del AA de bronce en el mismo período. Existe el riesgo de que el contenido puesto a disposición durante esta emergencia mundial pueda quedar encerrado en el futuro, con los editores introduciendo barreras para ayudar a monetizar la reutilización del contenido. 


Afortunadamente, la pandemia coincidió con el establecimiento por parte de los consorcios de muchos acuerdos de publicación de AA sin costes adicionales, lo que eliminó las barreras al AA oro (es decir, se aplica una licencia abierta a la versión publicada del registro) y, con toda probabilidad, limitó el efecto de lo descrito anteriormente.


Pasos prácticos hacia el verdadero AA


Los problemas descritos pueden abordarse en gran medida si las bibliotecas y las editoriales trabajan para crear un entorno en el que sea sencillo, rentable (aparentemente gratuito para el autor) y, en última instancia, por norma, hacer que los resultados de la investigación y los datos sean AA.


Sin embargo, entre las medidas prácticas que podemos tomar para que el AA sea realmente normativo se incluyen la creación de comunidades de práctica, la formación y el apoyo a otras personas que navegan por las nuevas prácticas de investigación abierta (open research practices). Además, las instituciones, los financiadores y las revistas deberían incentivar las mejores prácticas de investigación abierta para que a los investigadores les compense comprometerse con ella.

Desde un punto de vista más práctico, en caso de duda sobre la AA, hay que contar con un respaldo. La retención de derechos (Rights retention) es un gran respaldo. Es una forma de que un autor, como titular de los derechos, pueda hacer valer su derecho a asignar una licencia a otras versiones de su trabajo y compartirlo abiertamente independientemente de cómo se publique una vez aceptado por el editor. Por ejemplo, he aplicado una licencia CC BY a la versión presentada de este artículo.

Como persona dedicada a entender y gestionar las distinciones entre los modelos de publicación, reconozco que los investigadores no deben cargar con excesivas consideraciones a este respecto. En su lugar, abogo por fomentar un mayor sentido de comunidad a través de una mayor colaboración y comunicación entre los miembros de las organizaciones que hacen posible la investigación y los que la llevan a cabo. Este enfoque permitirá a cada individuo convertirse en un experto en sus respectivas áreas y centrarse en liberar todo el potencial de sus resultados de investigación. Para ayudar a alcanzar este objetivo, debemos desechar la jerga y las marcas OA inútiles y avanzar hacia un enfoque más constructivo y unificado.

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Is open access tarnished?

As open access terms have split into colour-coded brands, not all allow totally unrestricted access and reuse. Among these, “bronze OA” stands out as a potentially damaging misnomer, writes Steven Vidovic

Steven U. Vidovic

University of Southampton


Open access (OA) is a global movement to unlock research outputs, allowing unrestricted access without barriers except for the need of an internet connection. Different characteristics of OA have become branded with colours (such as green OA), precious metals (gold OA) and gems (diamond OA) that are intended to describe the nature of how open outputs are and how that is achieved.

However, it is crucial to recognise that some OA brands fall short of true open access. Among these, the term “bronze OA” stands out to me as a potentially damaging misnomer.

What is ‘bronze OA’?

Bronze OA refers to content that is freely accessible to users at the point of use, but it is not always clear what licence is applied or what the users’ (or indeed the authors’) rights are. Open access, however, was defined by the 2003 Berlin Declaration as the worldwide and irrevocable right to freely “access”, “copy, use, distribute, transmit and display the work publicly and to make and distribute derivative works”, “subject to proper attribution of authorship”. These principles are vital in safeguarding authors’ intellectual property, while enabling others to build on and benefit from the work, maximising the publication’s impact. In response to early advocacy for OA, mechanisms and publishing business models were developed to address these needs. Not all those mechanisms address every definitive point of OA. However, I argue that bronze OA meets none of these requirements perpetually and unambiguously.

Despite its inadequacies, bronze OA is being used widely by OA advocacy not-for-profit organisations (such as Unpaywall supplied by Our Research), publishers and bibliographic indexing services (for example, Dimensions.ai, Web of Science and Scopus). This wastebasket term captures a mix of content, but often the publisher makes the content accessible as part of promotional activities, such as time-limited access supporting a press release or due to a rolling paywall. In such cases, the right to share, build on or reuse the publication becomes subject to third-party licensing, introducing barriers that hinder public benefit from these publications.

What’s worse, the continued use of the term “bronze OA”, instead of descriptors such as “free to view” or “gratis access”, may mislead well-intentioned authors into believing their outputs possess the defining and crucial characteristics of open access. While I am personally unaware of instances where individuals have been burdened with copyright clearance charges for reproducing or reusing content that they believed to be OA, I have encountered situations, in various job roles, where authors firmly believed that their free-to-view articles would be or were made OA despite the publishing agreement indicating otherwise. 

Covid and open access

This issue was brought sharply into focus on 31 January 2020 when the Wellcome Trust issued a press release announcing that the novel coronavirus represented a major threat to global health and asked researchers, journals and funders to share research findings and data related to the pandemic “rapidly and openly” – or at the very least make them “freely available” throughout the pandemic. By March 2020 national leaders on science policy across the globe had joined the call to action, and many international publishers of scholarly communications aligned themselves with the movement.

However, many publishers did not provide authors with an open licence, but instead committed to meeting the minimum requirement. Therefore, where the author did not request an open licence (such as CC BY), the outputs in subscription journals would have been subject to a copyright transfer agreement and were made freely available at the publisher’s discretion or, in other words, they were made bronze OA.

Indeed, searching “virology” or “respiratory disease” in abstracting indexing services will demonstrate a spike in publications in 2020 and 2021 and a noticeable (for now) difference in the percentage available via bronze OA in the same period. There is a risk that the content made available during this global emergency may be locked away in the future, with publishers introducing barriers to help monetise content reuse. Thankfully, the pandemic coincided with consortia establishing many no-additional-cost OA publishing agreements, which removed barriers to gold OA (that is, an open licence is applied to the published version of record) and, in all likelihood, limited the effect of what is described above.

Practical steps towards true OA

Those problems described can be tackled in large part by libraries and publishers working to create an environment in which it is straightforward, cost effective (seemingly free to the author) and ultimately the default to make research findings and data OA. 

However, practical steps we can take to make true OA normative include creating communities of practice, educating ourselves and supporting others navigating new open research practices. Additionally, institutions, funders and journals should incentivise open research best practices so that it pays for researchers to engage with it.

More practically, if in doubt about OA, have a backstop. Rights retention is a great backstop. It’s a way that an author, as the rights holder, can assert their right to assign a licence to other versions of their work and share that openly regardless of how it will be published once accepted by the publisher. Case in point, I have applied a CC BY licence to the submitted version of this article.

As someone dedicated to understanding and managing the distinctions among publishing models, I recognise that researchers should not be burdened with excessive considerations in this regard. Instead, I advocate for fostering a stronger sense of community through enhanced collaboration and communication between research-enabling and research-performing members of organisations. This approach will empower each individual to become an expert in their respective areas and focus on unlocking the full potential of their research outputs. To help achieve this goal, we must discard unhelpful jargon and OA brands and move towards a more constructive and unified approach.

For the purpose of open access, a Creative Commons attribution (CC BY) licence has been applied to the submitted version of this manuscript.

Steven U. Vidovic is head of open research and publication practice at the University of Southampton.


jueves, 27 de julio de 2023

Para confundirse más: respeto y tergiversación en el uso de Licencias CC por parte de ELSEVIER y WILEY

Publicado en AUTHORS ALLIANCE
https://www.authorsalliance.org/2023/06/05/read-your-open-access-publishing-agreements-or-how-you-might-accidentally-give-elsevier-or-wiley-the-exclusive-right-to-profit-from-your-oa-article/?fbclid=IwAR29ec9JtYbs-_XCuSmCQy0E52eNETCiFZq0Q6PrKRlXdrlNl-fgnCOs_7U 


Lea sus acuerdos de publicación de acceso abierto, o: cómo podría dar accidentalmente a Elsevier o Wiley el derecho exclusivo a beneficiarse de su artículo de acceso abierto


Publicado el 5 de junio de 2023



Leer los acuerdos de publicación, incluso para artículos académicos breves, puede llevar mucho tiempo. Para muchas editoriales académicas, encontrará una gran cantidad de información sobre sus derechos y obligaciones como autor, a menudo repartida en múltiples sitios web y guías, además del propio contrato de publicación. Resulta tentador asumir que estas condiciones son estándar y razonables.  Lamentablemente, en el caso de las publicaciones de acceso abierto, he comprobado que esta actitud es especialmente frecuente porque los autores tienden a pensar que, al publicar en régimen de acceso abierto, las únicas condiciones contractuales que realmente importan son las de la licencia Creative Commons que elijan para su artículo.


Puede ser una estrategia peligrosa.  Los acuerdos de publicación Acceso Abierto (AA) de Elsevier y Wiley, que tienen problemas de larga data en este sentido, como se señala aquí, aquí, aquí y aquí (here, here, here, and here), ponen de relieve el problema muy bien.


Estos acuerdos de publicación ofrecen lo que muchos autores desean en la publicación AA: acceso gratuito en línea y amplios derechos de reutilización para los usuarios. Pero, si los autores eligen la opción equivocada, también están renunciando a sus propios derechos residuales al tiempo que conceden a Elsevier o Wiley el derecho exclusivo a explotar comercialmente su trabajo. Eso incluye el derecho de esos editores a excluir al propio autor de hacer o autorizar incluso los usos comerciales más básicos, como publicar el artículo en un repositorio con ánimo de lucro como Researchgate o incluso SSRN. No creo que sea la intención de la mayoría de los autores, pero es difícil detectar el problema si no se leen detenidamente estos acuerdos de publicación. 


Profundicemos en los acuerdos para entender lo que está pasando.


Restricciones de las licencias CC y algunas reflexiones sobre por qué los autores las eligen


En primer lugar, una breve introducción sobre las licencias de acceso abierto (puede leer una introducción más extensa y una visión general del acceso abierto en nuestra guía dedicada al tema). Casi todas las editoriales académicas importantes ofrecen ahora alguna opción para que su artículo académico esté disponible en acceso abierto. No entraré en el debate sobre qué constituye exactamente "acceso abierto". Creo que basta con decir que, para la mayoría de los autores, "acceso abierto" significa, como mínimo, acceso gratuito en línea a la obra, combinado con algún tipo de concesión de derechos de reutilización permisiva a los lectores. Aunque hay algunas excepciones, las licencias Creative Commons han surgido como la infraestructura legal por defecto a través de la cual se conceden esos derechos de reutilización.  


Las licencias Creative Commons ofrecen a los titulares de los derechos una serie de opciones para ejercer el control sobre su obra incluso cuando la distribuyen libremente. La licencia CC más común y básica, CC-BY, lo hace permitiendo básicamente todo tipo de reutilización (copia, distribución comercial, creación de obras derivadas) con la condición de que el reutilizador cite adecuadamente la obra original. Creative Commons también dispone de otras licencias que limitan la reutilización de algunas maneras. Dos de las más comunes para obras académicas son CC-BY-NC y CC-BY-NC-ND, que limitan respectivamente la reutilización a usos no comerciales (no comercial o "NC") y limitan la reutilización para no permitir la distribución de obras derivadas (sin derivados o "ND"). Creative Commons también ofrece una licencia CC-BY-ND, que permite usos comerciales pero no la distribución de obras derivadas, pero se trata de una opción menos popular. OpenAlex (una impresionante herramienta de investigación de OurResearch) indica que hay más de 5,5 millones de trabajos académicos (sobre todo artículos y similares) publicados bajo licencias CC-BY-NC y CC-BY-NC-ND. 

Según mi experiencia, los autores eligen estas licencias más restrictivas por varias razones. Normalmente, los autores eligen una licencia no derivada (ND) porque les preocupa que algún usuario posterior modifique su obra y cree una nueva que tergiverse el original o que sea de mala calidad (piense en una mala traducción). Esos autores quieren tener voz y voto en la creación de nuevas obras derivadas a partir de su trabajo. He descubierto que esto es especialmente importante para los autores de obras controvertidas que podrían ser reelaboradas o adaptadas de forma que no incluyan el contexto adecuado. 

En el caso de los autores que eligen la restricción de licencia no comercial (NC), las razones son más variadas, pero normalmente oigo a los autores expresar su preocupación por el hecho de que otros se beneficien sin su consentimiento, especialmente a aquellos que están al tanto de los problemas de los grandes intereses corporativos que pueden tratar de volver a publicar su obra con fines lucrativos sin la participación del autor.

Los acuerdos de publicación AA de Elsevier y Wiley

Nunca me ha dicho un autor que haya elegido una licencia CC-BY-NC o CC-BY-NC-ND porque quería asegurarse de que sólo su gran editorial comercial multinacional pudiera beneficiarse de su artículo, excluyendo a todos los demás, incluido al propio autor. Sin embargo, si se leen detenidamente estos acuerdos, eso es exactamente lo que hacen los acuerdos de algunas editoriales. 

Empecemos por Elseiver. Su acuerdo es, al menos en cierto modo, franco sobre lo que está pasando. El modelo de acuerdo de publicación CC-BY-NC (sample CC-BY-NC publishing agreement) de Elsevier establece en el primer párrafo que el autor concede a Elsevier "una licencia exclusiva de publicación y distribución del manuscrito identificado anteriormente... en formato impreso, electrónico y cualquier otro medio (ya sea conocido o desarrollado posteriormente), en cualquier forma, en todos los idiomas, en todo el mundo, durante todo el período de vigencia de los derechos de autor, y el derecho a conceder licencias a otros para hacer lo mismo[.]".

La palabra clave en esa concesión de licencia es la palabra "exclusiva", que significa que Elsevier tiene derecho a excluir a todos los demás (incluido el autor) del uso del artículo, salvo lo acordado mediante la licencia CC-BY-NC-ND. Por si quedaba alguna duda, Elsevier aclara en la misma página que "entiendo que la licencia de derechos de publicación que he concedido a la Revista otorga a ésta el derecho exclusivo de hacer o sublicenciar el uso comercial". El acuerdo incluye una pequeña excepción para que los autores puedan realizar algunas categorías limitadas de reutilización que pueden ir más allá de la licencia CC-BY-NC-ND (por ejemplo, alargar el artículo a forma de libro), pero están muy lejos de los derechos que tendría el autor si hubiera conservado los derechos de autor y hubiera concedido a Elsevier una simple licencia no exclusiva para publicar el artículo.

El acuerdo de la revista Wiley consigue en última instancia un resultado similar, aunque en mi opinión es un poco más engañoso. En primer lugar, los autores encontrarán los acuerdos de publicación de muestra de AA de Wiley a través de una página que anuncia "Conservar los derechos de autor con una licencia Creative Commons". Afirma, inocentemente, que "con las licencias Creative Commons, el autor conserva los derechos de autor y se permite al público reutilizar el contenido. Usted concede a Wiley una licencia para publicar el artículo e identificarse como el editor original". 

Si usted lee los acuerdos de muestra de Wiley para publicar bajo una licencia CC-BY-NC o CC-BY-NC-ND, de hecho encontrará que los acuerdos de hecho establecen que "El contribuyente... retiene todos los derechos de propiedad, tales como derechos de autor y derechos de patente en cualquier proceso, procedimiento o artículo de elaboración descrito en la contribución."

Esto suena muy bien. El problema viene si sigues leyendo el resto del acuerdo. Más adelante en el acuerdo, descubrirá que aunque el autor "conserva los derechos de autor", esos derechos de autor se reducen a una cáscara de sí mismos. Verá que Wiley (que en realidad se refiere a sí misma como el "Propietario", para establecer el tono) hace que el autor se comprometa a conceder "al Propietario [Wiley], durante todo el período de vigencia de los derechos de autor del Colaborador y cualquier extensión o renovación, una licencia exclusiva de todos los derechos de autor en y para la Contribución que el Colaborador no concede bajo la licencia CC-BY-NC-ND". Así pues, si la intención del autor es mantener el control sobre la reutilización comercial o las obras derivadas, piénselo de nuevo.

Al igual que Elsevier, Wiley devuelve algunos fragmentos de esos derechos a los autores. Por ejemplo, el derecho a hacer una traducción, siempre y cuando sólo la publique en su sitio web personal, o el derecho a reutilizar el artículo en una colección publicada por una sociedad académica (pero, definitivamente, no puede ser en cualquier trabajo con patrocinio comercial externo; Wiley parece particularmente preocupado por los volúmenes patrocinados por las compañías farmacéuticas, a las que se dirigen específicamente en el acuerdo).

Algunos consejos para leer su acuerdo de publicación de AA 

  1. ¡Lea (y negocie) su acuerdo de publicación! Está claro que es importante leer los acuerdos. En el caso de los acuerdos de AA, debe buscar específicamente lenguaje que transfiera los derechos de autor al editor o lenguaje que conceda al editor una amplia licencia exclusiva. Si contiene tal concesión o licencia, piense qué derechos podría necesitar que vayan más allá de los derechos concedidos al público en general bajo la licencia CC que eligió. Los mejores acuerdos de publicación son sencillos y directos, conceden al editor una licencia para publicar y, por lo demás, dejan todos los derechos en manos del autor. Hay muchos buenos ejemplos; por ejemplo, este es uno de mis favoritos (this is one of my favorites), de Emory y la Universidad de Michigan para becas de larga duración. Y para más consejos sobre cómo entender y negociar el acuerdo de publicación, consulte nuestra guía dedicada (dedicated guide) al tema. 

  2. No te creas el argumento de venta del sitio web. Si hay un conflicto entre lo que dice la editorial en su sitio web y lo que dice el contrato, prevalecerá absolutamente el contrato. Ten cuidado con cualquier garantía que exista fuera de las cuatro esquinas del contrato. Más de una vez me he encontrado con autores que preguntan a los editores por correo electrónico sobre reutilizaciones que van más allá del acuerdo. Normalmente, los editores están encantados de asegurar a los autores que pueden hacer cosas razonables con sus propios artículos, pero, por desgracia, los acuerdos de publicación estándar son mucho menos razonables que la mayoría de los editores. En caso de conflicto entre las garantías de los editores y los acuerdos de publicación, una vez más prevalecerán los términos del acuerdo de publicación.

  3. Presta atención al lenguaje contractual sobre la retención de derechos. No se deje engañar pensando que conservará derechos significativos sobre su obra por el juego de manos que dice que "conserva los derechos de autor" o que tendrá "los derechos de autor a su nombre". Si un editor obtiene de usted una licencia de derechos exclusivos, eso significa que el editor puede excluirle a usted y a todos los demás de hacer uso de esos derechos, a menos que el acuerdo contenga una devolución explícita de los derechos para realizar esas actividades. En realidad, esto es muy común en los acuerdos de publicación que no son de AA, pero como ilustran los acuerdos de Elsevier y Wiley, también hay que tener cuidado con esto en los acuerdos de publicación de AA.







Read your open access publishing agreements, or: how you might accidentally give Elsevier or Wiley the exclusive right to profit from your OA article

Posted June 5, 2023



Reading publishing agreements–even for short academic articles–can be extremely time consuming. For many academic publishers, you’ll find an array of information about your rights and obligations as an author, often spread across multiple websites and guides, in addition to the publishing contract itself. It’s tempting to just assume that these terms are standard and reasonable.  For open access publications, I’ve unfortunately found this attitude to be especially prevalent because authors tend to think that by publishing on an OA basis, the only contract terms that really matter are those of the Creative Commons license they choose for their article.

That can be a dangerous strategy.  Elsevier and Wiley OA publishing agreements, which have long-standing issues along these lines as noted here, here, here, and here, highlight the problem really well. 

Those publishing agreements do provide what many authors want in OA publishing–free online access and broad reuse rights to users. But, if authors select the wrong option, they are also giving away their own residual rights while granting Elsevier or Wiley the exclusive right to commercially exploit their work. That includes the right for those publishers to exclude the author herself from making or authorizing even the most basic of commercial uses, such as posting the article to a for-profit repository like Researchgate or even SSRN. This is not a result I think most authors intend, but it’s hard to spot the problem unless you read these publication agreements carefully. 

Let’s dig into the agreements to understand what’s going on.   

CC License Restrictions and Some Thoughts on Why Authors Choose Them

First, a quick primer on open access licensing (you can read a longer introduction and overview of open access in our dedicated guide on the topic). Just about every major academic publisher now offers some option to make your scholarly article available open access. I won’t get into the debate about what exactly constitutes “open access.” I think its sufficient to say that for most authors, “open access” means at minimum free online access to the work combined with some grant of permissive reuse rights to readers. While there are some exceptions, Creative Commons licenses have emerged as the defacto default legal infrastructure through which those reuse rights are granted.  

Creative Commons licenses give rightsholders a number of options to exercise control over their work even while freely distributing it. The most common and basic CC license, CC-BY, does so by allowing basically all types of reuse (copying, commercial distribution, creation of derivative works) on the condition that the reuser appropriately attribute the original work. Creative Commons also has other licenses that limit downstream reuse in a few ways. Two of the most common for scholarly works are CC-BY-NC, and CC-BY-NC-ND, which respectively limit reuse to non-commercial uses (non-commercial or “NC”) and limit reuses to disallow distribution of derivative works (no derivatives or “ND”). Creative Commons also offers a CC-BY-ND license, which permits commercial uses but not the distribution of derivative works, but this is a less popular option. OpenAlex (an awesome research tool from OurResearch) indicates that there  are some 5.5+ million scholarly works (mostly articles and similar) published under CC-BY-NC and CC-BY-NC-ND licenses. 

In my experience, authors select these more restrictive licenses for a few reasons. Typically, authors will select a non-derivatives (ND) license because they’re concerned about some downstream user modifying their work and creating a new work that misrepresents the original or that is just of poor quality (think of a bad translation). For those authors, they want a say in how their work is built upon to create new derivatives. I’ve found this to be especially important to authors of controversial works that could be recast or adapted in ways that don’t include appropriate context. 

For authors selecting the non-commericial (NC) license restriction, the reasons are more varied, but I typically hear authors express concern about others profiting without their consent, especially from those who are attuned to the problems of large corporate interests who may seek to republish their work for a profit without the author’s input.  

The Elsevier and Wiley OA Publishing Agreements

I have never had an author say that they selected a CC-BY-NC or CC-BY-NC-ND license because they wanted to be sure that only their large, multinational commercial publisher could profit from their article, to the exclusion of everyone else including the author herself. Yet, if you read these agreements closely, that’s exactly what some publishers’ agreements do. 

Let’s start with Elseiver. It’s agreement is at least somewhat upfront about what’s going on. Elsevier’s sample CC-BY-NC publishing agreement states in the first paragraph that the author grants Elsevier “an exclusive publishing and distribution license in the manuscript identified above . . . in print, electronic and all other media (whether now known or later developed), in any form, in all languages, throughout the world, for the full term of copyright, and the right to license others to do the same[.]” 

The key word in that license grant is the word “exclusive,” which means that Elsevier has the right to exclude everyone else (including the author) from using the article, except as agreed through the CC-BY-NC-ND license. In case there was any doubt, Elsevier makes clear on the same page that “I understand that the license of publishing rights I have granted to the Journal gives the Journal the exclusive right to make or sub-license commercial use.” The agreement does include a narrow carve out for authors to engage in some narrow categories of reuse that may go beyond the CC-BY-NC-ND license (e.g., lengthen the article to book form), but they are a far cry from the rights the author would otherwise have had he or she retained copyright and granted Elsevier a simple non-exclusive license to publish the article.  

The Wiley journal agreement ultimately accomplishes a similar result, though in my opinion it is a bit more misleading. First, authors will find Wiley’s OA sample publishing agreements through a page that advertises “Retain copyright with a Creative Commons license.” It states, innocently, that “with Creative Commons licenses, the author retains copyright and the public is allowed to reuse the content. You grant Wiley a license to publish the article and to identify as the original publisher.” 

If you read the sample Wiley agreements for publishing under a CC-BY-NC or CC-BY-NC-ND license, you will in fact find that the agreements do in fact provide that “The Contributor . . . retains all proprietary rights, such as copyright and patent rights in any process, procedure or article of manufacture described in the Contribution.”   

This sounds great! The problem comes if you keep reading the rest of the agreement. Later in the agreement, you will find that while the author “retains copyright,” that copyright is reduced to a shell of itself. You’ll see that Wiley (which actually refers to itself as the “Owner,” to set the tone) has the author agree to grant “to the Owner [Wiley], during the full term of the Contributor’s copyright and any extensions or renewals, an exclusive license of all rights of copyright in and to the Contribution that the Contributor does not grant under the CC-BY-NC-ND license.” So, if the author’s intent is to retain control over commercial reuse or derivative works, think again. 

Like Elsevier, Wiley does grant back some slivers of those rights to authors. For example, the right to make a translation as long as you only post it to your personal website, or the right to reuse the article in a collection published by a scholarly society (but, it definitely can’t be in any work with outside commercial sponsorship; Wiley seems particularly concerned with volumes sponsored by pharmaceutical companies, which they specifically target in the agreement).

A few tips for reading your OA publishing agreement 

  1. Read (and negotiate) your publishing agreement! Clearly, reading your agreements is important. For OA agreements, you should specifically look for language that either transfers copyright to the publisher or language that grants the publisher a broad exclusive license. If it does contain such a grant or license, think about what rights you might need that go beyond the rights granted to the general public under the CC license that you chose. The best publishing agreements are simple and straightforward, granting the publisher a license to publish and otherwise leaving all rights with the author. There are lots of good examples–e.g., this is one of my favorites, from Emory and the University of Michigan for long-form scholarship. And for more tips on understanding and negotiating your publishing agreement, check out our dedicated guide on the topic. 

  2. Don’t buy the website sales pitch. If there is a conflict between what the publisher says on its website and what the contract says, the contract will absolutely control. Be careful about any assurances that exist outside the four corners of your contract. More than once I’ve found authors ask editors via email about reuses that go beyond the agreement. Typically, editors are happy to assure authors that they can do reasonable things with their own articles, but unfortunately, the standard publishing agreements are far less reasonable than most editors. Where the editors’ assurance and publishing agreements conflict, once again the terms of the publishing agreement will prevail. 

  3. Watch for contract language about retaining rights. Don’t be fooled into thinking that you’ll retain significant rights in your work by the sleight of hand that says you “retain copyright,” or that you will have “copyright in your name.” If a publisher is obtaining a license of exclusive rights from you, that means the publisher can exclude you and everyone else from making use of those rights unless the agreement contains an explicit grant back of rights to engage in those activities. This is actually very common in non-OA publishing agreements, but as the Elsevier and Wiley agreements illustrate, you need to watch out for it in OA publishing agreements as well. 

Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...