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viernes, 13 de octubre de 2023

Por qué el deterioro de internet es imparable: Israel y Palestina como ejemplo

Publicado en El País
https://elpais.com/tecnologia/2023-10-13/por-que-el-deterioro-de-internet-es-imparable-israel-y-palestina-como-ejemplo.html


Por qué el deterioro de internet es imparable: Israel y Palestina como ejemplo

La avariciosa explotación de cada usuario en las principales plataformas empeora sin remedio la experiencia de navegar


Hace unos días, la revista Wired decidió retirar un artículo de su página. “Después de una revisión cuidadosa”, escribieron los editores, “y de material relevante que nos han proporcionado tras su publicación” optaron por eliminarla. El artículo de opinión se titulaba “Cómo Google altera las búsquedas para meterse en tu cartera”.

Su argumento básico, y terrible, era que si buscas “ropa de niños”, Google la modifica para añadir palabras clave (por ejemplo, una marca de ropa infantil) que devuelva anuncios mejor pagados que el usuario en realidad no buscaba. El único beneficiario de esta artimaña era Google: ni el anunciante quería pagar por esos anuncios ni el usuario quería buscar esa marca.

Google negó rotundamente que lo hiciera. Wired les creyó y retiró la pieza. Su autora dijo que lo vio en una diapositiva durante una exposición en el gran caso contra Google por monopolio, cuyos procedimientos son en gran parte secretos, y que empezó en septiembre. A pesar de la respuesta de Google, la autora del artículo, Megan Gray, mantiene su argumento: “El equipo de búsqueda de Google y el equipo de anuncios trabajaron juntos para aumentar en secreto las peticiones comerciales, lo que les daba más ingresos”, explicó a The Atlantic.

En otro caso de monopolio contra Amazon, según reveló el Wall Street Journal, se supo que la empresa tenía un proyecto llamado Nessie: consistía en un algoritmo que observaba los precios de la competencia y detectaba si estaban vinculados a los de Amazon. Si así era, Amazon podía subir sus precios y todas las demás grandes plataformas iban a seguirles. ¿Los únicos perjudicados? Los consumidores.

Amazon asegura que el gobierno de EE UU no entiende bien cómo funcionaba Nessie, que ya no está en marcha. Pero es de esas ideas lógicas dentro de una compañía que tiene un control enorme sobre la venta online: si las otras empresas vigilan mis precios y los adaptan al mío, subo yo y todos suben conmigo, yo acabaré ganando más. Nessie dio a Amazon más de 1.000 millones de dólares, según el Journal.

El consumidor escéptico o cínico verá estas prácticas como obvias. Toda empresa tenderá a maximizar sus beneficios al límite de la legalidad. O superándola si cree que igual no les pillarán.

Internet nació como una alternativa al mundo físico: más libre, menos previsible, más grande. El éxito de un puñado de empresas hace que su promesa se haya convertido en otro paraíso capitalista: ¿por qué si tenemos ya 1.000 millones de clientes no intentamos conseguir también el cliente 1.000.000.001?

Esta obviedad la cuenta aquí un ex empleado de Google en un post viral titulado “La tiranía del usuario marginal”. Los objetivos de una empresa de software están destinados a satisfacer el crecimiento a expensas de los usuarios originales. Este ex empleado, Ivan Vendrov, recuerda el OkCupid de 2014, donde la aspiración de ligar implicaba responder a docenas de preguntas con cientos de palabras. Los matches eran más ajustados. Ahora OkCupid es Tinder: desliza a izquierda o derecha, y rápido por favor.

“No son solo las apps de citas”, escribe Vendrov. “Casi todo el software de consumo ha tendido hacia un control mínimo del usuario, scroll infinito y contenido basura. Incluso la joya de la corona de internet, la búsqueda de Google, ha decaído hasta el punto de ser inútil para consultas complicadas”, añade.

Pero por qué ocurre. Este es el párrafo clave:

“Las empresas que crean aplicaciones tienen fuertes incentivos para lograr más usuarios, incluso usuarios que obtienen poco valor de la aplicación. A veces esto se debe a que puedes monetizar a esos usuarios de poco valor con anuncios. A menudo, se debe a que su negocio depende del efecto red [cada nuevo usuario de una plataforma aumenta el valor de esa red para otros usuarios] e incluso los usuarios de poco valor pueden ayudar a fortalecer la posición de una empresa. Así, la métrica estrella para diseñadores e ingenieros suele ser algo así como “usuarios activos diarios”: la cantidad de usuarios que inician sesión en su aplicación en un periodo de 24 horas”.

Es decir, hay que reunir usuarios para venderles más anuncios al precio que sea. Facebook, Instagram, X, Google, Amazon acaban por orden natural muriendo en ese muro. No es una tendencia nueva. Ya hemos hablado del “enmerdamiento” de internet de Cory Doctorow a principios de marzo. Llevamos tiempo con esta tendencia, pero tiene hitos puntuales como los juicios por monopolio en EE UU de este mes.

Ahora, la guerra de nuevo

¿Qué tiene que ver Israel y Palestina con esta decadencia en la experiencia de usuario? La carrera por los usuarios afecta todos los frentes. Elon Musk decidió retirar los titulares de los enlaces en X porque llevaban a sus usuarios fuera de la plataforma, aunque resulten útiles para entender mejor un tuit. La moderación de contenido cuesta dinero y es mejor que la hagan gratis los usuarios con las notas de comunidad y además así defender la libertad de expresión.

X sigue siendo el lugar con más debate global. Pero el algoritmo hace esa experiencia más compleja: un día son los supuestos bebés decapitados por Hamás, otro día el presunto ataque desde el Líbano. El algoritmo pone el foco encima, como cuando sale el cantante en un concierto y salta a las pantallas de todos los usuarios. El objetivo es acumular visitas para ganar algo de influencia o dinero. ¿Por qué no usar imágenes de otras guerras? ¿Por qué no exagerar a riesgo de ser crueles? ¿Por qué no decir algo solo para ver si viraliza? ¿Por qué no inventar? Los medios han sido históricamente los primeros en aprovecharse de llamar la atención. Pero ahora hay miles de cuentas que emiten.

La gran diferencia, por tanto, es la cantidad de contenido circulando. Hay dos tendencias imparables: una, si el esfuerzo para saber qué ocurre es tan grande, el incentivo de dedicar cada día dos horas a desgranar la verdad es agotador. Eso llevaría más gente a medios tradicionales. Pero dos, hay millones de personas, sobre todo jóvenes, que van a TikTok a informarse porque hay usuarios/influencers contando su punto de vista de manera transparente.

El Washington Post publicó un artículo sobre el porqué de los miles de millones de visitas a vídeos informativos sobre Oriente Próximo. Una joven palestina americana, que es clara con sus preferencias, decía: “La gente realmente quiere cosas que sean agradables y fáciles de entender y desglosar, pero que también estén diseñadas para las redes sociales, que es de donde la gente obtiene sus noticias hoy en día”. Un académico estadounidense añadía: “Estos tiktokers son escépticos ante las agendas de los medios y tienen menos interés en participar en eso”.

La gran diferencia con los medios es que son abiertos con quién apoyan. Sabes de dónde viene cada cual. Todo esto suena bonito hasta que lees que la campaña digital de Joe Biden va a ocupar también ese espacio: “[De cara a la campaña de 2024] tendremos un intenso enfoque en producir contenido viral, lo que refleja el campo de batalla cambiante de las campañas modernas: desde promover temas de conversación y e influir a periodistas hasta editar videos populares y difundirlos entre influencers aliados. También significa combatir la desinformación que se propaga rápidamente”. En ese campo donde pesan todos igual, los influencers “pagados” también influyen. La contaminación es enorme.

Este giro hacia una mayor transparencia en las opiniones es un giro que también ocurre en los medios. Esta semana entrevisté a Ben Smith, que salió del New York Times para fundar un medio global que fuera precisamente “más transparente”. Las newsletters que se multiplican son prueba de ese cambio de tono y estilo.

Nadie sabe dónde nos llevará. Pero seguro que no nos lleva al pasado. No somos la misma gente peleando en Twitter ahora. Tenemos 20 años más y el mundo ha cambiado. La gente que viene ahora tiene objetivos distintos y recrear el universo de los 2010 con Bluesky o Threads es inviable.

Si todo esto suena caótico, es porque lo es. Informarse nunca fue fácil. Ganar dinero tampoco. Es lógico que las empresas que han ganado tanto quieran un nuevo dólar fresco, hasta su último respiro. No soy fan de los refranes, pero está claro que sintetizan siglos de experiencia humana y la avaricia rompe el saco.


martes, 12 de septiembre de 2023

USA cree que Google cimentó su crecimiento en las prácticas monopólicas

Publicado en El Economista
https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Departamento-de-Justicia-de-EU-cree-que-Google-cimento-su-crecimiento-en-las-practicas-monopolicas-20230910-0033.html



Departamento de Justicia de EU cree que Google cimentó su crecimiento en las prácticas monopólicas


Por AFP

Domingo 10 de Septiembre de 2023 

El gobierno de Estados Unidos estima que Google cimentó su dominancia en la red con contratos ilegales con empresas como Samsung o Apple, para que estas instalen su motor de búsqueda de forma predeterminada en sus teléfonos inteligentes.

¿Debe Google el éxito de su motor de búsqueda a su rendimiento o a prácticas ilegales? Esta es la pregunta que la justicia de Estados Unidos tratará de dirimir desde el martes, el litigio más importante al que se enfrenta el gigante de Internet.

Según el Departamento de Justicia estadounidense, la compañía tecnológica cimentó su posición dominante en la red con contratos ilegales con empresas como Samsung, Apple y Firefox para que estas instalen su motor de búsqueda de forma predeterminada en sus teléfonos inteligentes y servicios.

Un centenar de testigos van a declarar ante un juez federal durante las diez semanas de audiencias previstas.

"Nuestro éxito es merecido", afirmó Kent Walker, director jurídico de Alphabet, la empresa matriz de Google, en un comunicado.

Se trata de la demanda antimonopolio más grande presentada contra un gigante tecnológico desde que el Departamento de Justicia se enfrentó a Microsoft hace más de 20 años por el dominio del sistema operativo Windows.

Lanzada en 1998, la demanda del Gobierno de Estados Unidos contra Microsoft terminó con un acuerdo en 2001, después de que un tribunal de apelaciones anulara una decisión que ordenaba dividir la empresa.

Google era entonces "el favorito de Silicon Valley como una startup pujante que proponía una forma innovadora de hacer las búsquedas en la naciente Internet", dijo el departamento en su querella: "Ese Google desapareció hace mucho tiempo".

"La tecnología ha progresado mucho en 20 años, así que el resultado de este caso tendrá una gran repercusión en el funcionamiento de las plataformas tecnológicas en el futuro", dijo John Lopatka, profesor de derecho en la Facultad de Derecho de Penn State.

"Retrógrado"

La demanda se centrará en los contratos que el gigante tecnológico firmó con fabricantes de dispositivos, operadores de telefonía móvil (como T-Mobile o AT&T) y otras compañías, con los que, según el Gobierno, deja pocas posibilidades de competir a sus rivales, como Bing (Microsoft) y DuckDuckGo.

Google, cuyo nombre se volvió incluso un verbo para describir la acción de buscar en Internet, controla el 90% de este mercado en Estados Unidos y en todo el mundo gracias a las búsquedas en teléfonos inteligentes, especialmente en los iPhone (Apple) y aquellos que funcionan con el sistema operativo Android, propiedad de Google.

El grupo californiano, fundado en 1998 por Sergey Brin y Larry Page, asegura que la popularidad de su motor de búsqueda se debe a la calidad de su servicio.

"Este es un asunto retrógrado", dijo Walker, ya que estamos "en una era de innovación sin precedentes" con "avances en inteligencia artificial, nuevas aplicaciones y nuevos servicios que están creando más competencia y más opciones para el público que nunca".

Los abogados de Google destacan que Bing ha incorporado funcionalidades de inteligencia artificial generativa que permiten al usuario comunicarse con mayor facilidad con el motor de búsqueda.

Google y Microsoft están inmersos en una carrera frenética en esta tecnología, compitiendo con chatbots y otros asistentes digitales que se espera que revolucionen la mayoría de las tareas en línea.

Microsoft ganó ventaja gracias a su inversión en OpenAI, la startup que desarrolló ChatGPT.

Apelación

Google se juega mucho en este proceso. Si el juez Amit Mehta falla a favor del Gobierno, el grupo podría verse obligado a dividir sus actividades o a cambiar su modo de funcionamiento.

La compañía ya ha sido multada con más de 8,200 millones de euros (8,800 millones de dólares) por varias infracciones de la ley anticompetencia en Europa, aunque algunas de estas decisiones están bajo apelación.

Joe Biden también se juega mucho en este proceso, iniciado por el Gobierno anterior del republicano Donald Trump.

La administración demócrata, que enero demandó a Alphabet por su negocio publicitario, ha puesto mucho empeño en desafiar a los gigantes tecnológicos, aunque sin demasiados resultados hasta el momento.

Cualquiera que sea el desenlace del juicio, es casi seguro que la sentencia será recurrida por alguna de las partes, lo que podría alargar el proceso varios años.

"Así que quienes quieran regular la tecnología no deben desesperarse si el gobierno pierde este asalto. Pero sería una derrota significativa", afirmó Lopatka.


martes, 2 de mayo de 2023

"Padrino" del Frankenstein advierte sobre la IA : desinformación, desempleo y una amenaza para la Humanidad

Publicado en El País
https://elpais.com/tecnologia/2023-05-02/geoffrey-hinton-el-padrino-de-la-ia-deja-google-y-avisa-de-los-peligros-de-esta-tecnologia.html




Geoffrey Hinton, el ‘padrino’ de la IA, deja Google y avisa de los peligros de esta tecnología

Este experto teme sobre todo que internet se vea inundada de falsos textos, fotos y vídeos, y que las nuevas herramientas remplacen a muchos trabajadores

El británico Geoffrey Hinton, uno de los grandes pioneros en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), ha dejado su trabajo en Google para poder advertir con mayor libertad de los peligros que plantean estas nuevas tecnologías, según aseguró en una entrevista publicada este lunes por The New York Times. A menudo llamado el padrino de la IA, Hinton aseguró que a sus 75 años lamenta ahora haber dedicado su carrera a este ámbito. “Me consuelo con la excusa normal: si no hubiese sido yo, otro lo habría hecho”, señaló al diario neoyorquino. La voz de alarma se suma a las advertencias que en los últimos meses han hecho otros expertos, sobre todo a raíz del lanzamiento de la inteligencia artificial generativa como el popular ChatGPT y las grandes apuestas que los gigantes tecnológicos están haciendo en este ámbito. Hinton era vicepresidente de Ingeniería en Google.

“Es difícil ver cómo se puede evitar que los malos actores lo usen para cosas malas”, dijo Hinton en la entrevista, en la que avisa sobre la excesiva velocidad a la que se están logrando avances. “Mire cómo era hace cinco años y cómo es ahora”, apuntó. “Tome la diferencia y propáguela hacia adelante. Eso asusta”, señaló Hinton, que el año pasado recibió el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica junto a otros tres pioneros de la IA por su trabajo.

A corto plazo, este experto teme sobre todo que internet se vea inundada de falsos textos, fotos y vídeos, y que los ciudadanos no puedan ser capaces de distinguir lo que es real, pero también cree que estas tecnologías pueden reemplazar a muchos trabajadores y, más adelante, suponer incluso una amenaza para la humanidad. “Algunos creían en la idea de que estas cosas en realidad podrían volverse más inteligentes que las personas”, explicó. “Pero la mayoría de la gente pensaba que estaba muy lejos. Yo mismo pensaba que estaba muy lejos. Creía que faltaban entre 30 y 50 años o incluso más. Obviamente, ya no pienso eso”, añadió.

En su opinión, se deberían frenar los trabajos en este ámbito hasta que se entienda bien si será posible controlar la IA, una idea en línea con otros llamamientos públicos de personalidades del sector tecnológico que han pedido suspender temporalmente los experimentos. Hace unas semanas se conocía que más de un millar de empresarios, intelectuales e investigadores de primer nivel relacionados con esta tecnología habían firmado una carta abierta en la que solicitan una moratoria en su desarrollo para recapacitar sobre sus consecuencias.

Más concretamente, estos expertos pedían una pausa de “al menos seis meses en el desarrollo y pruebas de sistemas de IA más poderosos que GPT4″, la última versión del gran modelo de lenguaje que usa ChatGPT. La carta advierte de que este último modelo ya es capaz de competir con los humanos en un creciente número de tareas, y que podría usarse para destruir empleo y difundir desinformación. Por ello, reclaman un desarrollo seguro y solo cuando estén seguros de que sus efectos serán positivos. “Desafortunadamente”, asegura la carta, “este nivel de planificación y gestión no está ocurriendo, a pesar de que en los últimos meses los laboratorios de IA han entrado en una carrera sin control para desarrollar e implementar mentes digitales cada vez más poderosas que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden entender, predecir o controlar de forma fiable”.

A través de Twitter, Hinton quiso puntualizar después que no deja Google para poder criticar a la empresa, sino para poder hablar de los peligros de la inteligencia artificial sin tener que preocuparse del impacto que esas opiniones causarían en la compañía en la que trabajaba, una empresa que según él “ha actuado de forma muy responsable”.

Geoffrey Hinton, profesor de la Universidad de Toronto (Canadá) y premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2017, desarrolló en 2004 los conceptos en los que se ha venido trabajando desde hace medio siglo y los ha orientado al aprendizaje mecánico y reconocimiento de elementos tan complejos como el habla o la imagen. Hinton creó una comunidad de investigación a la que se sumaron Yann LeCun, de la Universidad de New York, y Yoshua Bengio, de la de Montreal (Canadá). En 1986, Hinton inventó los algoritmos de retropropagación, fundamentales para el entrenamiento de redes neuronales. Con ellos, en 2012 consiguió crear una red neuronal convolucional llamada AlexNet, compuesta por 650.000 neuronas y entrenada con 1,2 millones de imágenes, que registró tan solo un 26% de errores en el reconocimiento de objetos y redujo a la mitad el porcentaje de sistemas anteriores. LeCun sumó una tecnología de reconocimiento óptico de caracteres.

“No me gustaban las primeras teorías de la inteligencia artificial (IA) porque se basaban mucho en la lógica y eso es algo que los humanos tardamos mucho en desarrollar”, explicó Hinton a EL PAÍS tras la concesión de su premio. El investigador explicó que estaba más interesado en conocer cómo funciona el cerebro humano, cuáles son los fundamentos del aprendizaje y en buscar la forma de aplicar esos principios a las máquinas. “El cerebro humano es la mejor máquina. Mi objetivo era comprender cómo trabaja la gente y simular ese sistema y creo que la mejor manera de hacerlo es construir modelos de redes neuronales artificiales”, explicó.

lunes, 13 de marzo de 2023

ChatGPT vs Google: ¿El fin de la barra de búsqueda?

Publicado en Letras Libres
https://letraslibres.com/ciencia-y-tecnologia/future-tense-futuro-barra-busqueda-chatgpt/



¿El fin de la barra de búsqueda?

Industrias enteras dependen de la manera en que Google gestiona las búsquedas y la publicidad en línea. Chatbots como Chat GPT podrían cambiar eso, y alterar de paso el modo en que estructuramos el conocimiento humano.


Por Ed Finn
10 marzo 2023

Como buen niño de los 80, puedo dividir claramente mi vida en Antes de Google y Después de Google. Con el inicio del milenio, internet dejó de ser una maraña de listas incompletas de cosas extrañas para convertirse en una muy útil base de datos de investigación. Desde entonces, buscar en Google ha sido una de las únicas constantes tecnológicas de mi vida adulta, que ha persistido a pesar del auge de los teléfonos inteligentes, las redes sociales, los servicios de streaming, e incluso la entrega de burritos con drones (por cierto, ¿qué pasó con eso?).

En todo este tiempo, nadie ha sido capaz de desafiar el papel de Google como guardián de la abundancia digital. Más de 90% de los usuarios de internet de todo el mundo utilizan Google para comprar, navegar y satisfacer su curiosidad sobre prácticamente todo. Los anuncios que Google a partir de esta actividad (y en otros sitios web) han alimentado una máquina de dinero que generó más de un cuarto de billón de dólares en ventas el año pasado.

Google empezó como una especie de creador de mapas de internet, pero gracias a su éxito se convirtió gradualmente en el arquitecto de la World Wide Web. Hoy, industrias enteras, desde el comercio minorista hasta los seguros de automóvil, dependen de la manera en que Google gestiona los resultados de las búsquedas y la publicidad en línea. La frontera electrónica se hizo cada vez más corporativa, organizada de acuerdo con la tiranía del clic: ¿cuántos usuarios hacen clic en tu anuncio, en tu titular, en tu video? Esa cifra determina cuánto dinero se puede ganar en internet (y explica la alucinante cantidad de artículos escritos con el propósito específico de aparecer cuando tecleas, por ejemplo, “¿A qué hora empiezan los Oscares?”)

La economía basada en los clics ha hecho que el mundo sea más eficiente en algunos aspectos, pero ha convertido esta milagrosa base de datos de información global en una frenética subasta en la que todos los sitios web buscan subir a lo más alto en los resultados de búsqueda, conseguir el mayor número de clics y retener el mayor número de ojos. Cada página web que cargas es un poco más lenta gracias a las subastas para determinar qué anuncios se verán. Un sinfín de periodistas profesionales libraron batallas perdidas contra las mezquinas métricas de clics y porcentajes de descarga de páginas, y luego se adaptaron a ellas, convirtiendo la “optimización de motores de búsqueda” en una de las habilidades periodísticas más preciadas. YouTube y las redes sociales persiguen los clics con tal empeño que, sin darse cuenta, crean algoritmos que enganchan a los usuarios con contenidos cada vez más lascivos y radicales. Google ha construido un internet en el que ganan los que más clics hacen, y Google desempeña un papel clave en el recuento de esos clics.

¿Y si todo esto cambia?

La llegada de ChatGPT de OpenAI a finales de 2022 hizo temblar las salas de juntas de las grandes empresas de tecnología. Microsoft, rival de Google, no tardó en utilizar su participación en OpenAI para crear una versión beta de algo nuevo: un agente conectado a Bing, el motor de búsqueda de Microsoft, que puede conversar. Google conectó su propio chatbot de nueva generación, Bard, a su principal producto de búsqueda. Estamos en los primeros tiempos de todo eso, y se nota: la nueva y parlanchina Bing de Microsoft hace poco asustó a un periodista del New York Times con su megalomanía y sus insinuaciones amorosas. Bard, por su parte, cometió un error fáctico en su demo de lanzamiento, haciendo que las acciones de la empresa matriz Alphabet cayeran en picada.

La rapidez con la que Google ha introducido una herramienta de inteligencia artificial a medio cocer en su mayor fuente de ingresos, a pesar de la amenaza que Bard podría representar para el modelo de negocio, indica la seriedad con la que nuestro guardián de toda la información del mundo se está tomando el momento. (Tras la publicación de este artículo, un portavoz de Google se puso en contacto para aclarar que la empresa no tiene intención de sustituir Search por Bard y que Bard, como chat, es distinta de otras grandes herramientas de inteligencia artificial basadas en modelos lingüísticos que se presentaron al mismo tiempo, incluida una que funciona con Search para extraer información de toda la web. El portavoz dijo que Bard no estaba “cambiando la dirección” de Search y reiteró que ninguna de las dos herramientas se ha lanzado públicamente).

¿Qué podría significar sustituir la economía del clic y su piedra angular, la barra de búsqueda, por algo parecido a una conversación? Esto es lo que ofrecen Bard y  Bing con ChatGPT: la posibilidad de hacer preguntas más humanas (¿cuál es el mejor sitio para comer un burrito por aquí y qué drones recomendarías para transportarlo?), y mantener conversaciones con un sistema que retiene el contexto. (Aunque cabe destacar que, en un intento por frenar algunos de los comportamientos más precipitados de su chatbot, Microsoft limitó recientemente a los usuarios a hacer cinco preguntas por sesión). En lugar de ofrecerte un menú de enlaces (y anuncios), tu interlocutor/mayordomo informativo va al grano, quizás ofreciendo algunas notas a pie de página para que sigas leyendo. Si se lo pides, hasta te ofrecerá sus respuestas con voz de pirata o en rimas.

Antes de que apareciera Google Search y devorara la industria del acceso a la información digital, este tipo de síntesis era lo que todo el mundo pensaba que sería nuestro futuro digital. Los primeros visionarios, como Vannevar Bush, previeron el océano de información en el que nadamos e imaginaron sistemas que nos permitirían seguir a “pioneros” y sintetizadores. Los escritores de ciencia ficción de los años 80 y 90 imaginaron obras de inteligencia artificial que actuaban como bibliotecarios (y a veces se les llamaba así), como el educado subsistema de Snow Crash, del autor Neal Stephenson, capaz de resumir libros, correlacionar información y mantener largas conversaciones con humanos. DARPA, el ala de investigación del ejército estadounidense, invirtió millones en un proyecto llamado Personal Assistant that Learns-PAL (Asistente Personal que Aprende) para construir algo similar en la vida real para los mandos militares. Con el tiempo, esa investigación dio lugar a Siri y, con ella, al sueño de una computadora con la que se pudiera hablar de verdad.

Una interfaz basada en conversación supondría un cambio radical respecto a la forma en que hemos aprendido a trabajar en sistemas basados en palabras clave, como Google. Cuando tengo una pregunta complicada que hacer en internet, a menudo tengo que hacer cierto tipo de esfuerzo en mi consulta, tratando de imaginar posibles escenarios en los que alguien podría haberla respondido y que podrían ser muy diferentes de mi contexto. La lista de resultados de búsqueda que aparece, con enlaces patrocinados en la parte superior, me ofrece opciones sobre qué pista seguir o a qué autoridad creer. Todo internauta aprende rápidamente a evaluar la credibilidad y utilidad de un enlace en función de su URL y de cómo aparece en la búsqueda de Google.

Sustituir esa consulta por una conversación representa una transformación a lo que Google lleva tiempo llamando la “búsqueda del conocimiento” de sus usuarios. La clásica barra de búsqueda se esfuerza por ser omnipresente, esencial y casi invisible. Pero estos nuevos chatbots no se apartan del camino. Se adelantan, dan la mano, presentan personalidad y afecto en sus interacciones con los usuarios. Ofrecen síntesis, extrapolación y refinamiento repetido, mediante preguntas de seguimiento y diálogo. Ofrecen la ilusión de un criterio.

En lugar de una lista de posibles fuentes, tenemos una sola voz. Cuando los usuarios interactúan con Bing (R.I.P. Sydney) o Bard, los sitios subyacentes se esconden como notas a pie de página o se ocultan por completo. No muestran sus cálculos. Es tentador para todos los que alguna vez hemos murmurado con frustración “dime ya la respuesta” cuando la búsqueda de Google no da resultados. Pero también es preocupante. Dejando a un lado problemas bien documentados que tienen estos sistemas, como equivocarse, inventar cosas y asustar a la gente, la ilusión de una respuesta única y coherente puede ser peligrosa cuando la naturaleza de la verdad es complicada y controvertida.

La diferencia entre una pregunta y una consulta a una base de datos tiene enormes implicaciones para la forma en que nos relacionamos con el extenso universo del conocimiento humano y entre nosotros mismos. Una lista de resultados de búsqueda, por muy elaborada y manipulada que esté, sigue recordándonos que puede haber respuestas contradictorias a nuestra pregunta. Una interfaz conversacional con una inteligencia artificial encantadora y simplista oculta toda esa confusión. Estos sistemas podrían convertirse en otra capa de ofuscación entre nosotros y la fuente del conocimiento humano. Otra caja negra, pero que habla, cuenta chistes y puede escribir un soneto si se lo ordenan. Irónicamente, OpenAI está intentando resolver el persistente problema de que estos sistemas “alucinen” con información falsa enseñándoles a validar sus resultados mediante un motor de búsqueda.

Pero va a ser mucho más difícil vender clics desde un bot. ¿Qué ocurrirá con la economía del clic si una inteligencia artificial se convierte en un extraño mutante de un portavoz y una bola mágica, o algo así como un avatar de la suma total del conocimiento humano? Recursos ricos en información, como periódicos y foros de debate, podrían encontrarse con que estos sistemas recojan su material y lo reformulen de forma tan elocuente que nadie se moleste en navegar hasta la página original. Parece una invitación para deslizarse aún más en el sospechoso camino en el que los creadores de contenidos dependen de los gigantes tecnológicos para que les ofrezcan una parte de los ingresos, sin que haya forma de verificar sus cifras de manera independiente.

La cuestión de cuál podría ser el modelo de negocio para estos nuevos guardianes, y más aún para los proveedores repentinamente invisibles de esa información a través de internet, nos lleva a una cuestión más profunda: estamos hablando de poner a un nuevo arquitecto a cargo de Internet.

Los motores de búsqueda se basan en los hipervínculos, esas conexiones explícitas entre palabras y páginas que son legibles y programables por los humanos. Desde los albores de la enciclopedia moderna, se podría argumentar que toda la estructura del conocimiento humano empírico se construye a partir de las piezas clave de las notas a pie de página y las referencias cruzadas.

Esto contrasta con grandes modelos lingüísticos como ChatGPT: sistemas de aprendizaje automático que, por su diseño, identifican relaciones complejas entre palabras y frasesm basándose en probabilidades, lo que lleva a que algunas personas los llamen “loros estocásticos“. Ningún ser humano, ni siquiera los ingenieros que los construyeron, puede entender cómo funcionan esas asociaciones entre miles o millones de variables ni, lo que es más importante, por qué hacen determinadas asociaciones. Y eso dificulta mucho la corrección de errores o la prevención de daños sin recurrir a filtros y censuras torpes. Pasar de los vínculos a las relaciones probabilísticas es como pasar de la física newtoniana a la rareza cuántica, o de la verdad a algo que solo suena verdadero. ¿Cómo lo sabes? Porque te lo dijo el chatbot. ~



Este artículo es publicado gracias a una colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.

jueves, 9 de febrero de 2023

Google y Microsoft se declaran la guerra por el dominio de la inteligencia artificial

Publicado en eldiario.es
https://www.eldiario.es/tecnologia/google-microsoft-declaran-guerra-dominio-inteligencia-artificial_1_9934069.html?mc_cid=31d606b6d0&mc_eid=a59fced014



Google y Microsoft se declaran la guerra por el dominio de la inteligencia artificial
8 de febrero de 2023 22:39h
Actualizado el 09/02/2023 09:12h

Las guerras por el dominio de la inteligencia artificial han comenzado. Su primer capítulo será una carrera tecnológica entre dos corporaciones gigantescas, cuyo resultado no determinará solo cuál de ellas genera cantidades más inconcebibles de beneficios. También tendrá impacto directo en cualquier persona que se conecte regularmente a internet, puesto que en el primer campo de batalla van algunas de las herramientas básicas de la vida digital: los buscadores de información, los navegadores web y las aplicaciones de mapas.     

 Es un mercado que Google había copado casi sin oposición durante una década, lo que la ayudó a convertirse en la tercera compañía más valiosa del mundo. Pero su posición ha sufrido un súbito asalto frontal desde el flanco más inesperado: Microsoft, la más veterana de las multinacionales tecnológicas estadounidenses y que por momentos pareció a punto de caer del grupo de gigantes digitales tras perderse la revolución del Internet móvil, quiere volver al centro de la pista y ha retado abiertamente a Google. “Espero que con nuestra innovación les entren ganas de salir y demostrar que saben bailar. Quiero que la gente sepa que les hemos hecho bailar”, presume Satya Nadella, su presidente.     

Microsoft anunció este martes que ha integrado en tiempo récord una versión mejorada de ChatGPT en su buscador Bing. Quiere superar a Google en todas esas búsquedas que el usuario resuelve a través de las respuestas automatizadas, sin profundizar en otras webs. “Es un nuevo paradigma para las búsquedas. Va a llegar una rápida innovación. La carrera empieza hoy”, declaraba Nadella.

El nuevo Bing está aún en pruebas y se irá abriendo a nuevos usuarios poco a poco. Microsoft espera que sea más “inspirador” que su competencia, al poder dar consejos al usuario, realizar comparaciones personalizadas basadas en los resultados de búsqueda o contestar a preguntas sobre aspectos concretos de la actualidad. Esto último, además, siendo transparente en cuanto a las fuentes que usa para montar sus respuestas, algo que ChatGPT no puede hacer.  

En una presentación junto al CEO de OpenAI, Sam Altman, Microsoft explicó cómo integrará ChatGPT con su navegador Edge, algo que ocurrirá en “las próximas semanas”. A partir de ese momento Edge contará con un asistente que además de contestar a las preguntas del usuario podrá ofrecer formas de terminar sus textos, o de hacer un resumen de lo que se muestra en una página web. “Esta tecnología cambiará prácticamente todas las categorías de software que conocemos”, avanza Nadella, que en el último año ha metido a Microsoft en todas las fiestas, con un acuerdo sin precedentes con Meta para impulsar el metaverso o la compra del estudio de videojuegos Activision Blizzard por 69.000 millones de euros, la mayor adquisición tecnológica de la historia.

La multinacional interpreta el momento actual como un punto de inflexión para la industria tecnológica. Ganar la carrera de la IA podría ser la carrera tecnológica de la década. Quiere la delantera desde ya y lo demuestra con iniciativas como intentar captar usuarios para su ecosistema ofreciendo saltarse parte de la cola para probar el nuevo Bing si se configura Edge como navegador predeterminado y bajando la app móvil de Bing.

Google baila

Google no se esperaba este movimiento de Microsoft y ha activado el modo crisis para impedir que su competidor le adelante por la derecha. Si Microsoft quiere bailar, Google está dispuesta a hacerlo. Incluso a tirar alguna zancadilla si hace falta.

Una prueba de ello es que la compañía dirigida por Sundar Pichai, al enterarse de que Nadella y Altman preparaban una presentación por todo lo alto para este martes, les contraprogramó anunciando Bard el lunes. El bardo de Google es una nueva función que incluirá un cuadro para interactuar con una inteligencia artificial generadora de texto en su buscador, su respuesta a la integración de ChatGPT en Bing. Está basada en LaMDA, una IA que dio la vuelta al mundo después de que uno de los ingenieros que la probaba fuera despedido tras alertar que la máquina había desarrollado consciencia de sí misma y ya era “un ser sintiente”.

Google no tenía planeado anunciar Bard el lunes y de hecho, ni siquiera sabe cuándo estará disponible. “En las próximas semanas”, ha dicho Pichai. A sus empleados fuera de Silicon Valley también les pilló por sorpresa y se enteraron de los planes de la empresa pocas horas antes. Se puede decir incluso que Google se contraprogramó a sí misma, puesto que la compañía llevaba semanas preparando un acto para este miércoles para dar a conocer el mayor paquete de novedades que su buscador ha tenido en años.

Todas las mejoras que Google incluirá en su buscador tienen que ver con la inteligencia artificial, pero no con la generación de textos, lo que las ha relegado a un segundo plano. El problema es que Google ha querido bailar demasiado rápido y ha patinado. Las acciones de su matriz, Alphabet, han caído un 8% tras los errores que se pudieron apreciar en la demostración este miércoles ante periodistas de la inteligencia artificial que está desarrollando.

Los errores tuvieron que ver con una respuesta de Bard, que aseguró que el telescopio James Webb “tomó las primeras imágenes de un planeta fuera de nuestro propio sistema solar”, lo que no es correcto. El fallo desvela uno de los mayores peligros de estos modelos de lenguaje natural: que den una información falsa y el usuario la asuma como correcta al estar proporcionada por una IA. Durante la presentación de este miércoles elDiario.es ha preguntado a una de las vicepresidentas de Google si Bard incluirá las fuentes de la información que usa en cada momento para escribir sus comentarios, quien ha afirmado que no dispone por el momento de esa información.

“Búsqueda mixta”

Lo que Google ha presentado este miércoles ante periodistas de varios países es una revolución de su buscador basada en la imagen. Lo llama “búsqueda mixta” y se compone de un paquete de herramientas que permite tomar una foto y utilizar inteligencia artificial para detectar lo que hay en la imagen y hacer consultas avanzadas a partir de ella. El mensaje es “si puedes verlo, puedes buscarlo”, ha explicado Prabhakar Raghavan, vicepresidente de Google.

Con las nuevas funciones se podrá, por ejemplo, sacar una foto a un texto y pedir al traductor de Google que lo traduzca sobre la propia imagen. También que lo lea, que lo copie a un documento o que lo busque en su buscador tradicional.

No obstante, el gran potencial de las nuevas herramientas es revolucionar el comercio electrónico. A través de una fotografía se puede buscar un producto en la red, pidiendo a la IA que modifique sus características. Que busque un sillón lo más similar posible pero en otro color, que busque los mismos zapatos pero con tacón, que busque un complemento a juego con cualquier prenda que se le muestre. Se trata de una tecnología que puede tener un gran impacto también sobre las tiendas físicas, puesto que sacando una fotografía de cualquier producto Google podrá encontrar uno igual y señalar si se puede conseguir más barato en Internet.

Por último, Google también ha presentado novedades para Maps centradas en la imagen. El sistema será capaz de reconocer los comercios y lugares de interés directamente desde la cámara. “Utiliza IA combinada con realidad aumentada para ayudarte a encontrar visualmente cosas cercanas, como cajeros automáticos, restaurantes y puntos de tránsito con solo levantar el teléfono. Recientemente hemos lanzado la Búsqueda con Live View en varias ciudades, incluida París. En los próximos meses, empezaremos a expandirnos a más lugares como Barcelona, Dublín y Madrid”, ha adelantado Chris Phillips, otro de los vicepresidentes de la multinacional.

Apuesta con riesgo

La nueva carrera entre Google y Microsoft conllevará riesgos para ambas. Por un lado Microsoft ha hecho una apuesta muy fuerte por la tecnología de OpenAI, pagando 10.000 millones en efectivo por tener acceso a ella más los recursos que está empleando en integrarla en sus productos. Google, con su respuesta, va a aumentar exponencialmente sus costes operativos al introducir IA en sus búsquedas.

Los sistemas de procesamiento de lenguaje natural como ChatGPT o Bard consumen muchos más recursos computacionales y energéticos que una búsqueda tradicional. “Los modelos lingüísticos más potentes son más caros que los que no lo son”, explica a elDiario.es Elisebeth Reid, la tercera vicepresidenta de Google presente en la presentación de sus nuevas herramientas. “Pero estamos empezando a ver que el avance en la IA inicialmente necesitaba modelos muy, muy potentes y ahora puedes seguir teniendo modelos de lenguaje grandes, pero sustancialmente menos pesados mientras mantienes una calidad increíble. Es el modelo que vamos a utilizar con Bard: creemos que ofrece el mismo nivel de calidad, pero también es mejor desde el punto de vista de la sostenibilidad del coste computacional”, ha añadido.

Para Microsoft, si logra romper el dominio de Google, la apuesta habrá merecido la pena. “Google domina este mercado por un margen significativo. Esperamos que este movimiento ponga sobre la mesa otros motores de búsqueda, no solo a nosotros”, confía su presidente: “Todo esto ayudará a que todos los editores obtengan tráfico de múltiples fuentes. Y de paso, a que los anunciantes tengan mejores precios. Y a que los editores ganen más dinero. Los usuarios tendrán una gran innovación. Quiero decir, piensa en el gran día que será cuando eso ocurra”, ha declarado en una entrevista con el medio especializado en tecnología The Verge.     

miércoles, 8 de febrero de 2023

Microsoft saca toda la artillería contra Google: renueva Bing con un chatbot de IA y un nuevo motor de búsqueda

Publicado en Xataka
https://www.xataka.com/robotica-e-ia/microsoft-saca-toda-artilleria-google-renueva-bing-chatbot-ia-nuevo-motor-busqueda



Microsoft saca toda la artillería contra Google: renueva Bing con un chatbot de IA y un nuevo motor de búsqueda

Microsoft abraza la inteligencia artificial. Los de Redmond acaban de anunciar el punto de partida de una estrategia que pone como eje el desarrollo de productos basados en esta tecnología. Veremos a un Bing completamente renovado con un chatbot conversacional que se alimentará de la IA. Además, el buscador tendrá un nuevo motor para arrojar resultados más precisos y relevantes.

Y, por si  lo mencionado fuera poco, la compañía también renovará su navegador Edge de la mano de la IA. “Creemos que esta tecnología transformará todas las categorías del software” ha dicho hoy el CEO de Microsoft, Satya Nadella, en su evento junto a Sam Altman, uno de los cofundadores y el máximo responsable de la compañía de inteligencia artificial detrás de ChatGPT, OpenAI.


Microsoft vitamina su buscador con IA

Los de Redmond han querido dejar la cosas claras. No se conformarán con ser meros espectadores en la revolución de la IA que se avecina. Nadella dice que una carrera ha comenzado y que harán todo lo posible para conseguir posicionarse primeros. Ahora bien, escalar posiciones en una industria con actores de peso como Google, que curiosamente acaba de lanzar un competidor para ChatGPT llamado Bard, no será una tarea fácil.

Entonces, ¿cómo se materializará todo esto? Microsoft habla de una experiencia unificada de búsqueda, navegación y chat. Como decimos arriba, a nivel de funcionamiento, el nuevo motor de búsqueda de Bing promete brindar mejores resultados (una de sus grandes falencias frente a Google). A nivel de diseño estrena una nueva barra lateral y una pestaña superior llamada 'Chat'. 

Como era de esperarse, Nadella ha presentado una “experiencia de chat” en el buscador. Previsiblemente se trata de una respuesta a los comentarios de la gente con la llegada de ChatGPT. En este caso, el nuevo chat interactivo servirá para "ofrecer resultados de búsquedas complejas". Entre los ejemplos mencionan desde planificar un itinerario de viaje hasta investigar qué televisor comprar.

Esta nueva mecánica se centra en en dar respuestas y conversar con el usuario, pero además ofrece la capacidad de ayudar al usuario a crear mejores “prompts”, esto es, a hacer las preguntas de la mejor forma posible para obtener lo que busca. La nueva caja de búsqueda permite introducir hasta 1.000 caracteres, y al hacer cualquier búsqueda aparecen dos grandes bloques.


En primer lugar, una lista de resultados en el bloque de la izquierda. En segundo, una respuesta con enlaces en el bloque de la derecha. Como podemos ver, la propuesta de Bing parece tratar de mezclar las búsquedas tradicionales con ese formato conversacional, de forma que el usuario pueda tener acceso a ambos formatos desde la misma búsqueda.

Puede que te preguntes, entonces, cuál es el funcionamiento interno de esto. Veamos. Bing funciona con un LLM (Large Language Model) de nueva generación desarrollado por OpenAI y personalizado especialmente para el ámbito de las búsquedas. Este sistema es aún más potente que el usado en ChatGPT. Además, cuenta con una nueva forma de trabajo con OpenAI llamada “modelo Prometeus” que mejora en la relevancia de las respuestas, las anota, las actualiza y más.

El índice central de la búsqueda se mejora aplicando el modelo de inteligencia artificial al núcleo del algoritmo de búsqueda, lo que según Microsoft ofrece el mayor salto en relevancia de resultados jamás logrado en un motor de búsqueda. En este sentido, aporta además una nueva experiencia de usuario a las búsquedas, algo que es “tan importante como la plataforma técnica que hay por debajo”.

Otro producto beneficiado con el nuevo rumbo que está tomando la compañía dirigida por Nadella es Edge. La nueva versión del navegador cuenta con esquinas redondeadas que se adoptan de forma más completa el lenguaje de diseño Fluent UI. Eso permitirá que se integre mejor que nunca con Windows 11, y en él encontramos otra novedad lógica: una mayor integración de Bing.

De hecho, la misma interfaz conversacional que está disponible en Bing estará disponible como una barra lateral en Edge, lo que permite acceder a esa capacidad sin necesidad de navegar a Bing. Entre las opciones estarán las que ya se vieron en ChatGPT a la hora de dar un resumen de cualquier documento. Durante la demostración cargaron un PDF en Microsoft Edge con los resultados financieros trimestrales de la empresa Gap.

Con un solo click era posible abrir esa barra lateral y usar el chat para que el motor de IA ofreciese un resumen de la página en la que estamos. En este caso, del PDF, que resume en varios puntos. En esa demostración hubo otro momento singular: uno en el que el chatbot integrado en Edge (y en Bing) se encargó de escribir un post en LinkedIn —plataforma que pertenece a Microsoft— para que luego podamos revisarlo y publicarlo en apenas unos instantes.

En Microsoft también explicaron cómo esta integración lleva años en marcha. La empresa sabía que había riesgos como el de los sesgos, pero también el de que alguien lo modificara —como ha sucedido con ChatGPT— para que diera respuestas inapropiadas. Lo curioso es que en este nuevo chatbot conversacional Microsoft y OpenAI han aplicado un singular método para evitar esa posibilidad: usar el propio modelo para reaccionar a los cambios en el mundo y a intentos de que el sistema de inteligencia artificial dijera algo inapropiado. Es como si el propio sistema se estuviera continuamente probando a sí mismo para no dar respuestas inadecuadas o responder en temas tóxicos y delicados.

Una de las limitaciones de ChatGPT era depender de un conjunto de datos que databa de 2021 y que por tanto no era especialmente reciente. En el nuevo Bing el motor conversacional parece haber resuelto este problema, porque según los directivos de Microsoft, quedaremos “impresionados” por lo reciente de la información del modelo.

La precisión es otra de las cuestiones clave, y en Microsoft admitieron que “no siempre vamos a dar la respuesta corriente. Siempre estamos aprendiendo. La clave aquí es cómo aprovechamos esa información” ya que al alimentar al motor con más datos se va incrementando esa precisión en las respuestas.

Y, la pregunta del millón: ¿cuándo podremos empezar a utilizar el nuevo Bing? La compañía dice que la versión de escritorio está disponible en versión preliminar limitada. "Cualquier usuario podrá probar con un número limitado de preguntas y también registrarse a partir de hoy para lograr acceso completo a estas funciones". En cuanto a la versión móvil, han dicho que llegará "en las próximas semanas".

Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...