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miércoles, 25 de junio de 2025

MÉXICO: ¿Ciencia para publicar en revistas prestigiadas o para reindustrializar el país?

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/06/18/opinion/ciencia-sin-industria-talento-sin-destino




Ciencia sin industria, talento sin destino

Cuatro décadas después, la paradoja es evidente: México genera conocimiento que su economía no puede aprovechar. 

18 de junio de 2025 

Con la apertura económica y la adopción del modelo neoliberal en los años 80, México dejó de concebir el conocimiento como herramienta del desarrollo productivo. La nueva planta industrial se configuró bajo control extranjero, con empresas trasnacionales que conservaron sus centros de investigación en los países de origen. No necesitaron del conocimiento generado localmente. En ese contexto, contar con un aparato científico nacional vinculado al aparato productivo dejó de ser necesario. 

Desde entonces, ciencia, tecnología, industria y pensamiento social siguieron caminos separados. Mientras la estructura productiva se subordinaba a cadenas globales de bajo valor agregado, el sistema científico se replegó hacia la academia. El Conacyt concentró sus esfuerzos en formar doctores, financiar posgrados y evaluar artículos indexados. Y las ciencias sociales, atrapadas en circuitos teóricos importados, abandonaron toda aspiración de orientar un proyecto nacional. Cuatro décadas después, la paradoja es evidente: México genera conocimiento que su economía no puede aprovechar.  

Desde la creación del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en 1984, la política científica giró en torno al reconocimiento externo. La ciencia se volvió una carrera individualista, enfocada en publicaciones especializadas, no en resolver problemas públicos. Al mismo tiempo, las universidades y centros de investigación se cerraron sobre sí mismos, amparados en una noción de autonomía desvinculada del interés nacional. La “excelencia” funcionó como escudo contra cualquier transformación. Emergió así una élite académica dorada, financiada por el Estado, pero alejada de las necesidades del país. 

Muchas disciplinas, especialmente en las ciencias básicas, operan hoy sin conexión alguna con el aparato productivo. En las ciencias sociales, el panorama es aún más grave: domina un colonialismo intelectual que impide la construcción de agendas propias, subordinando la colaboración internacional a intereses ajenos al desarrollo nacional. No se trata sólo de enfoques teóricos: en cuatro décadas, las ciencias sociales mexicanas han sido incapaces de proponer una política de planificación, un modelo de reindustrialización o una alternativa coherente de proyecto nacional. Sin pensamiento social articulado al interés público, la política científica corre el riesgo de volverse tecnocrática o vacía de sentido nacional. 

El SNI ha crecido de forma vertiginosa –de mil 396 miembros en 1984 a más de 46 mil en 2025–, pero sin reflejarse en el desarrollo humano o la innovación tecnológica. Aunque hay aportes relevantes, el sistema funciona como una maquinaria simbólica que legitima privilegios. Basta con publicar en revistas de circulación restringida –aunque nadie las lea en el país– para mantener los estímulos. En esta lógica, el SNI opera como un programa de transferencias sin evaluación colectiva. 

La formación científica se ha vuelto un ciclo cerrado: produce doctores que no tienen dónde insertarse, más allá de universidades públicas ya saturadas. En lugar de integrarse al aparato productivo, el talento circula dentro del propio sistema, sin romper su inercia. El riesgo es evidente: convertir la ciencia en simulacro de legitimidad, sin impacto real. 

Si esta tendencia continúa, podríamos enfrentar una paradoja mayor: más investigadores compitiendo por estímulos que ingenieros resolviendo problemas industriales. No se trata de un exceso de científicos, sino de la ausencia de un proyecto de nación que los articule al desarrollo. Mientras, la industria manufacturera –controlada por capital extranjero– opera sin relación con el conocimiento local, profundizando la desconexión entre ciencia, educación y producción. 

México no necesita simplemente más doctores o más ingenieros. Necesita un proyecto de desarrollo que los requiera, los articule y los valore. Sin una política industrial soberana que impulse la innovación local, cualquier esfuerzo por formar talento seguirá cayendo en el vacío. 

Frente a este escenario, el gobierno de la Cuarta Transformación representó un parteaguas. Por primera vez en décadas, se impulsó un esfuerzo serio por reorientar la política científica hacia el bienestar colectivo. El Conahcyt –con una intención renovadora y objetivos ambiciosos, aunque sin una estrategia plenamente consolidada– buscó restructurar los centros públicos de investigación, reformar el SNI, reordenar las prioridades del sistema y corregir prácticas discrecionales en el uso de recursos públicos. 

Este intento por vincular el conocimiento con el interés nacional y cerrar espacios a los abusos presupuestales enfrentó resistencias significativas: desde estructuras burocráticas consolidadas y sectores académicos reacios al cambio, hasta decisiones del Poder Judicial que impidieron establecer responsabilidades por el uso indebido de fondos públicos. En algunos casos, quienes fueron señalados por estas prácticas regresaron a ocupar posiciones de influencia dentro del sistema. Estas resistencias limitaron el alcance del proyecto e impidieron una transformación más profunda y sostenida. 

La transformación del Conahcyt en Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) puso en evidencia el conflicto entre dos proyectos de desarrollo científico: uno con vocación popular, orientado al bienestar colectivo; y otro aferrado a beneficios corporativos y a criterios autorreferenciales. Aunque el discurso reformador se ha sostenido, el impulso original ha enfrentado los límites de una institucionalidad marcada por inercias profundas. La lógica de la administración pública, con sus tiempos, resistencias y mecanismos de operación, ha terminado por influir en la implementación del nuevo modelo científico. En lugar de consolidar una ruptura estructural, se observa una tendencia a normalizar los cambios dentro de los marcos existentes, lo que ha debilitado el horizonte transformador planteado inicialmente. 

Mientras, México sigue formando generaciones de especialistas sin destino. Urge reconstruir el vínculo entre ciencia, Estado e industria. Pero debe quedar claro: la Secretaría de Ciencia no basta. Su función es reorganizar el sistema y desmontar los privilegios de las élites académicas, pero si el Estado no interviene para reindustrializar el país, el talento seguirá siendo irrelevante. 

El conocimiento no se traduce en bienestar si no hay un aparato productivo nacional que lo demande. Sólo una política científica soberana, respaldada por una política industrial firme, podrá poner el conocimiento al servicio del país y consolidar el horizonte transformador que la Cuarta Transformación apenas comenzó a trazar, pero que sigue esperando ser profundizado. 

*Director del CIDE

jueves, 8 de diciembre de 2022

MÉXICO: CONACYT: Aumenta 14% membresía del SNI y se apuntala la ciencia básica y de frontera

Publicado en El Economista
https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Aumenta-14-membresia-del-SNI-y-se-apuntala-la-ciencia-basica-y-de-frontera-informa-Conacyt-20221207-0146.html


Aumenta 14% membresía del SNI y se apuntala la ciencia básica y de frontera, informa Conacyt

Por Nelly Toche

Miércoles 07 de Diciembre de 2022 - 22:53

La directora general del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla presentó su informe general de actividades 2022, y destacó que se otorgaron cuatro veces más becas de posdoctorado que en 2018 y  4,753 millones de pesos a proyectos de ciencia con impacto social.

Para la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla Roces, en los últimos cuatro años el cambio de la política científica ha sido bajo un enfoque de “interés general, el principio de austeridad, de hacer más con menos, y con transparencia en el uso de los recursos públicos”. Durante el informe ante el Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación (CGICDTI), encabezado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que las acciones que han realizado en el sector de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación han sido en favor del bienestar de las personas.

Destacó que en 2022 se han cristalizado resultados importantes en el sector y presentó sus cifras. Dijo que 128,000 personas hoy están dedicadas a las humanidades, ciencias, tecnologías e innovación gracias al apoyo del Consejo; además, con el nuevo Sistema de Nacional de Posgrados (SNP), en este año el Conacyt otorgó cuatro veces más becas de posdoctorado que en 2018, mediante un nuevo mecanismo directo, que “apuntala la recuperación del posgrado público”.

La titular del Conacyt resaltó como un logro la reconstrucción del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), por medio de un nuevo mecanismo plural que suma a 10,000 nuevas personas investigadoras en 2022 y presenta un aumento de más del 14% en su membresía.

Aunque destacó que ahora hay lineamientos que “contribuyen a cerrar brechas de género y propiciar la inclusión territorial”, esto contrasta con los movimientos de investigadores que han manifestado su desacuerdo por la falta de comunicación y coherencia antes las nuevas reglas, aun así, Álvarez-Buylla Roces agregó que a diferencia de 2017 y 2018, “cuando no se destinó ni un solo peso, el actual Conacyt apoya con rigor a la ciencia básica” que junto a la ciencia de frontera derivan en aplicaciones para atender los principales retos socioambientales del país y suman un trabajo una inversión de 4,753 millones de pesos.

Cabe destacar que en este sentido la comunidad científica ha manifestado que una ciencia que se alinea al Estado y deja de lado la libre cátedra y deja fuera a proyectos de gran relevancia y sin insumos para su continuidad.

La titular de la cabeza de sector agregó que la ciencia aplicada se ha apoyado a través de proyectos con incidencia en comunidades, dio el ejemplo del tiradero a cielo abierto “Las Matas”, en Minatitlán, Veracruz, donde de acuerdo con su informe, esto contribuye al saneamiento del suelo.

En cuanto al desarrollo tecnológico, y a pesar de ser una administración criticada por romper las líneas de acción que se habían generado para que la industria pudiera integrar más científicos a sus filas, como el Programa de Estímulos a la Innovación, afirmó que el país avanza hacia la consolidación de una nueva industria mexicana para salvar vidas, en estrecha cooperación con los 26 Centros Públicos de Investigación (CPI) coordinados por el Conacyt, los cuales desarrollan innovación médica de manufactura mexicana y con un “alto potencial para generar ahorros al sistema de salud público en 2023”.

Volvió a mencionar en su discurso la fabricación de más de mil ventiladores Ehécatl 4T y Gätsi, que “han servido para la atención de más de 18, 246 pacientes en hospitales públicos del país, así como otros dispositivos médicos mexicanos, tal es el caso de los concentradores de oxígeno y el monitor fetal Tlacali”. Nuevamente este proyecto ha sido cuestionado en diversas ocasiones sobre su efectividad y calidad.

Un punto importante de esta reunión era saber los pormenores sobre la próxima Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, en este sentido Álvarez-Buylla dijo que confía en que este documento sentará las bases de una ciencia “humanista” que garantice a los mexicanos “el goce de los beneficios derivados del avance científico y tecnológico”.

Detalló que el Conacyt sometió un proyecto de ley a una “amplia discusión” en diversos espacios de participación y consulta de la comunidad científica, académica y de tecnología e innovación, así como de distintas dependencias de la Administración Pública Federal (APF).

Dijo que para su elaboración fueron tomadas en cuenta 49 iniciativas de ley en México, así como “centenares” de estudios legislativos en la materia que robustecen los fundamentos del proyecto, por lo que están a la espera de que se continúe la discusión en el legislativo y pronto tengamos una actualización de la Ley. Esto se contrapone con las voces de cientos de científicos que han manifestado no saber nada acerca de este documento que se ha propuesto ante el legislativo, por ejemplo, hoy existen dos propuestas más para Ley, una a cargo de diversos legisladores de la oposición y otra planteada por la Red ProCiencia.

En medio de un ambiente lleno de incertidumbre para los científicos, en esta reunión participaron también los titulares de las secretarías federales de: Economía, Educación Pública, Energía, Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, del Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Salud y la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal.

nelly.toche@eleconomista.mx


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Publicado en blog  Universo abierto https://universoabierto.org/2025/07/10/coar-lanza-el-directorio-internacional-de-repositorios-ird/   Int...