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jueves, 12 de diciembre de 2024

MÉXICO: Desertan de bachillerato 430 mil jóvenes cada año

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/12/12/politica/desertan-de-bachillerato-430-mil-jovenes-cada-ano-693#:~:text=En%20M%C3%A9xico%2C%20cada%20a%C3%B1o%20430,aprender%20y%20cu%C3%A1l%20es%20la




Desertan de bachillerato 430 mil jóvenes cada año

12 de diciembre de 2024 

En México, cada año 430 mil adolescentes abandonan las aulas de bachillerato, es decir, 117 por día, lo que deja en evidencia el tamaño del reto, alertaron especialistas, quienes destacaron que urge tener un diagnóstico sobre qué esperan los estudiantes de este nivel educativo, qué les interesa aprender y cuál es la práctica pedagógica que prevalece en las aulas.

En el foro La Educación Media Superior en México: Siglo XXI, convocado por la Secretaría de Educación (SEP), Arcelia Martínez Bordón, investigadora de la Universidad Iberoamericana, señaló que otro eje prioritario de atención son los profesores de bachillerato conocidos como docentes taxi, porque salen corriendo de un lado a otro, ya que cerca de 60 por ciento está contratado por horas en dos o tres planteles distintos.

Manuel Gil Antón, experto en temas educativos y profesor-investigador de El Colegio de México (Colmex), destacó que ante la propuesta de transformación de la educación media superior de la actual administración, hay que reconocer que habrá resistencias.

Señaló que los más de 30 subsistemas que existen en este nivel educativo también tienen inercias. Hay sindicatos, grupos de poder y corrupción, es todo un reto político.

En el encuentro, realizado en el salón Hispanoamericano de la SEP, la subsecretaria del ramo, Tania Rodríguez Mora, reconoció que es necesario construir una identidad para este nivel educativo, pues enfatizó que las escuelas siguen siendo referentes sociales de algo mejor, por lo que deben ser un oasis de protección y atencion de los adolescentes.

Agregó que la educación media superior debe ser un un signo de interacción que logre entregar y reproducir ciertos valores, conocimientos y saberes, a este grupo (de la población) que a veces se nos va de las manos.

Rodríguez Mora anunció que en enero próximo continuará el debate sobre lo que hay que mejorar del nuevo Marco Curricular Común, en el que se establecen los contenidos curriculares que se imparten en este nivel educativo, y aseguró que uno de los objetivos de la actual administración federal es asegurar un acceso irrestricto al bachillerato y que el paso de la secundaria a la educación media superior sea más efectivo.

Mónica López Ramírez, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), de la Universidad Nacional Autónoma de México, destacó el perfil de los estudiantes de bachillerato, pues al menos 25 por ciento estudia y trabaja, mientras para un porcentaje no menor se trata del primer miembro de la familia en cursar ese nivel educativo.

En tanto, Daniel Hernández Rosete, profesor del Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav, alertó sobre los riesgos que enfrentan los jóvenes en edad de cursar el bachillerato ante la violencia generada por el narcotráfico y el sicariato, en el que, aseguró, muchos se ven en riesgo de participar.

lunes, 27 de diciembre de 2021

ESPAÑA: Reducir las Humanidades es un deliberado plan del Gobierno para borrar la historia de Occidente

Publicado en La Razón
https://www.larazon.es/cultura/20211227/ceamm6bzwfbnzf7j2lzv47uh3q.html


Reducir las Humanidades es un deliberado plan del Gobierno para borrar la historia de Occidente

Un alumno sin conocimientos históricos es más fácilmente manipulable por los que hacen de las identidades su campo de batalla ideológico

  • Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña
Creada 26-12-2021 |

Son legión los historiadores que están criticando la eliminación de contenidos previos a 1812 en la enseñanza de Historia de España en 2º de Bachillerato tal y como aparece en el nuevo decreto ley que va a regular los nuevos currículos en desarrollo y aplicación de la llamada LOMLOE. Resulta curioso constatar cómo en este coro de voces indignadas coinciden grandes historiadores de todos los signos y tendencias, sobre todo, especialistas en historia antigua, medieval y moderna, cuyas materias se ven eliminadas de un plumazo de «la memoria democrática» oficial. Simplemente han dejado de ser relevantes.

Todos coincidimos, en efecto, en el riesgo que entraña este borrado de la memoria: un alumno sin conocimientos históricos es más fácilmente manipulable por los que hacen de las identidades (para negarlas, deformarlas o para absolutizarlas) su campo de batalla ideológico. Ahora bien, son muchos menos los que vinculan esta estrategia legislativa de supresión de la memoria española previa a 1812 con las «políticas de cancelación» de la cultura occidental propias de este Gobierno y de una parte de la izquierda europea y anglosajona. La mayoría de los que están protestando se limitan a expresar su preocupación académica por la eliminación de contenidos clave para la correcta formación humanística de los alumnos sin querer entrar en disquisiciones filosóficas sobre el marco mental del legislador al que ello obedece.

Los hay que apuntan a las consecuencias que para la transmisión de la identidad española y la memoria común puede tener el eliminar el pasado previo a 1812 del currículo de Bachillerato. A pesar de que uno de los objetivos declarados en el borrador del Real Decreto es «identificar el origen de la idea de España y de otras identidades territoriales a través de los textos, desde sus primeras formulaciones y su evolución en el tiempo» (Competencias específicas de Historia de España, nº 2), lo cierto es que esto es imposible llevarlo a cabo si uno elimina de los contenidos la herencia fundadora romano-cristiana, los reinos medievales, Al-Andalus y la Reconquista, la Conquista de América y el Imperio Español. Lo romano, lo cristiano, lo andalusí, lo sefardí, la Hispanidad… todo borrado de un plumazo.

Se insiste una y otra vez en el borrador del decreto en que el alumno de Bachillerato debe saber «identificar la diversidad identitaria de nuestro país». No veo cómo va a poder comprender esa rica diversidad lingüística y cultural si se elimina del currículo el pasado medieval, que es el momento de su nacimiento. Salvo que se deje en otras manos el explicar cómo y cuándo nacieron, con el consiguiente riesgo de fomentar esencialismos nacionalistas. Sabiendo como sabemos de qué modo esencialista se enseña la historia en algunas comunidades autónomas, resulta extraordinariamente preocupante. Y es que, por supuesto, con este marco curricular, tampoco comprenderá cabalmente el alumno las raíces de la identidad española común, forjada en los siglos que van de la romanización y cristianización de la Península Ibérica a la Hispanidad ultramarina de la Edad Moderna. Un sedimento histórico de siglos que nos hermana con los pueblos de Iberoamérica. ¿Cómo comprenderán los alumnos, si no, la bella formulación de la Constitución de Cádiz de 1812 que habla de que «la Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios»?

Marco filosófico

Dicho esto, no podemos concluir este artículo sin plantear que, a nuestro juicio, limitarse a señalar la amenaza que esta reforma del currículo supone para una transmisión matizada y rigurosa de la memoria de España sin también indagar en el marco filosófico en la que ésta se enmarca peca de reduccionismo y de cierta miopía. En efecto, si no analizamos esta reforma en el marco de un contexto interpretativo más amplio se nos escapará el fin último que persigue. Ese contexto en mi opinión no es otro que el de la llamada «cultura de la cancelación», esa mentalidad woke nacida en las universidades norteamericanas y difundida urbi et orbe por los poderosos «mass media» anglosajones. Pensar que es solo la identidad española la que está amenazada resulta miope, pues es el conjunto de la memoria occidental, de su civilización, lo que está siendo puesto en cuestión. Este «Año Cero» cultural pasa por el olvido de la tradición occidental, un «reseteado» de la memoria histórica milenaria que incluye no solo el Medievo cristiano o la Hispanidad de los dos hemisferios, sino también la cultura grecorromana en aquello que pueda estorbar a la creación postmoderna de las nuevas identidades. En uno de sus sagaces escolios el pensador colombiano Nicolás Gómez Dávila afirmaba que «cada generación solo entiende unos pocos libros de la biblioteca que hereda». Si los «canceladores» se salen con la suya me temo que no entenderán ninguno, salvo quizá «1984», de Georges Orwell.

Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña es catedrático de Historia Medieval, Universidad CEU San Pablo  

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