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domingo, 8 de diciembre de 2024

ISRAEL: La Universidad Hebrea de Jerusalén y la producción de tecnología militar

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2024/12/02/opinion/016a1pol




La Universidad Hebrea de Jerusalén y la producción de tecnología militar

Claudio Albertani*

En días pasados, el Colectivo de Estudiantes contra el Genocidio en Palestina logró que la institución en donde estudian, El Colegio de México, suspendiera el acuerdo de Vinculación Académica y Colaboración que tenía con la Universidad Hebrea de Jerusalén. En respuesta, el lunes 25 de noviembre, un grupo de académicos, artistas, literatos y políticos publicó un desplegado en la prensa mexicana para rechazar la decisión del Colmex, bajo el supuesto de que se adhiere a una narrativa unilateral y atenta contra la libertad de pensar, disentir y cuestionar.

“La academia –agregan– está obligada a escuchar y analizar distintos puntos de vista, a fin de fomentar el pensamiento crítico”. Conjuntamente acusan a la institución de enmudecer el diálogo israelo-palestino que se lleva a cabo en las aulas.

A una primera lectura, la petición parece razonable: efectivamente las universidades deberían producir pensamiento crítico. Y además: ¿quién en su sano juicio se opone al debate y al diálogo?

El problema es que ahora mismo el Estado de Israel está siendo cuestionado a nivel internacional por cometer un genocidio en contra del pueblo palestino –más de 43 mil víctimas, en su mayoría mujeres y niños en poco menos de 14 meses– e implementar un sistema de apartheid parecido al que existió en Sudáfrica hasta 1994. Además, el Estado judío viola sistemáticamente todos y cada uno de los tratados internacionales e incluso las treguas que pacta.

De manera que la pregunta pertinente es: ¿qué papel juegan la Universidad Hebrea y las instituciones de educación superior, en dicho sistema? Si los respetables firmantes del documento se hubiesen dado a la tarea de consultar al respecto, no digo las múltiples fuentes palestinas que desestiman, sino de que la producción de los académicos disidentes de Israel se hubieran enterado de cosas muy desagradables.

En Towers of Ivory and Steel: How Israeli Universities Deny Palestinian Freedom (Torres de marfil y acero: cómo las universidades israelíes niegan la libertad palestina), Maya Wind señala que las instituciones académicas de Israel, más que pensamiento crítico, producen conocimientos para justificar y desarrollar las políticas coloniales del Estado sionista. Las universidades son más que cómplices, son parte integrante de la maquinaria de guerra y funcionan como laboratorios al servicio del ejército y de la policía. Wind sabe de lo que habla: creció en Jerusalén y, al cumplir los 18 años, se negó a alistarse en el ejército, por lo cual fue sentenciada a 40 días de prisión militar. Desde entonces es una activista pro derechos humanos y se ha dedicado a estudiar el militarismo israelí y sus repercusiones en el sistema educativo del Estado judío.

En su libro, la Universidad Hebrea es citada 102 veces como ejemplo de sometimiento de la academia a las necesidades militares. Desde su creación en 1918 ha sido parte integral de la construcción y el mantenimiento del Estado sionista a través de la implementación de tecnologías bélicas de ocupación y limpieza étnica. Durante la guerra de 1947-1948, ayudó a sostener el Haganá (la organización paramilitar de autodefensa judía durante el mandato británico) y otras milicias con el objetivo de implementar la expulsión masiva de palestinos. Sus profesores y estudiantes desarrollaron y fabricaron armas, a la vez que sus equipos y conocimientos técnicos eran puestos al servicio de las milicias judías.

Fue asimismo un pilar de la ingeniería demográfica regional implementando, entre otros estudios, excavaciones arqueológicas que justifican el control militar y los asentamientos de los colonos. Es el caso, asevera Wind, de las excavaciones en las laderas del Monte del Templo y más tarde en el nuevo barrio judío en Jerusalén que fueron cuestionadas porque destruyeron monumentos pertenecientes a la cultura árabe con el objetivo de ocultar la historia islámica temprana de la ciudad.

Los estudios orientales han sido también una prioridad estratégica de la Universidad Hebrea desde sus inicios, extendiéndose más allá de las aulas. El orientalismo, decía Edward Said, es el sistema de producción de conocimiento a través del cual opera el poder de los imperios europeo y americano. De manera que muchos de los estudiosos de esta disciplina se han movido con agilidad entre la academia y los sistemas de seguridad.

Otra disciplina, la criminología, se ha desarrollado y ampliado durante la ocupación del territorio palestino, en particular mediante la colaboración de la Universidad Hebrea con la policía y la Agencia de Seguridad de Israel ( Shin Bet). Sus criminólogos han desempeñado un papel fundamental en el funcionamiento de los aparatos de seguridad con investigaciones, recomendaciones de políticas y formación académica personalizada. El Instituto de Criminología es el departamento de referencia de la policía israelí, y ofrece una carrera especialmente destinada a los agentes encargados de hacer cumplir la ley, cuyo objetivo es convertir los conocimientos académicos en prácticas más eficaces en el terreno.

Hoy, la Universidad Hebrea se considera una extensión del ejército israelí y utiliza abiertamente sus planes de estudio para entrenar a los militares. Yissum, la empresa comercializadora de la institución, es líder mundial en producción de seguridad interior experimentándola directamente en el campo de batalla. Uno de sus principales clientes, el gobierno de Estados Unidos, invierte millones de dólares cada año para sostener dicha investigación antiterrorista y la adquisición de tecnologías.

¿Y qué decir del supuesto diálogo israelo-palestino en las aulas universitarias? Habría que preguntárselo a Nadera Shalhoub-Kevorkian, docente de criminología en la Universidad Hebrea, autora de un importante estudio sobre la niñez palestina, quien fuera suspendida –aunque luego readmitida– por haber firmado una petición que denuncia el genocidio en Gaza y la ocupación de los territorios palestinos desde 1948. Wind también cita la experiencia de un grupo de estudiantes, integrado principalmente por palestinos, que en 2014 organizó una charla contra el reclutamiento militar de ciudadanos palestinos drusos. La administración se negó a conceder el permiso, arguyendo que era ilegal celebrar una conferencia que llamaba a la desobediencia civil. Dos semanas después, los estudiantes organizaron una protesta pacífica contra un nuevo proyecto de ley que proponía ampliar el reclutamiento a los palestinos-cristianos. En respuesta, la administración de la universidad llamó a la policía que hirió a varios estudiantes y detuvo a otros.

En conclusión, bienvenida la decisión de El Colegio de México. A diferencia de la UNAM, que también tiene convenios con universidades de Israel, pero ha descartado cancelarlos, la institución fundada en 1940 por Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas se suma a la campaña internacional Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), impulsada por organizaciones de defensas de los derechos humanos que en todo el mundo luchan por poner fin al genocidio y a la ocupación de los territorios palestinos.

*Historiador italiano

 
 

miércoles, 4 de diciembre de 2024

MÉXICO-ISRAEL-PALESTINA: Docentes de UPN, Colmex, UNAM y UAM exhortan a un "boicot académico"

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/12/03/politica/docentes-de-upn-colmex-unam-y-uam-exhortan-a-un-boicot-academico-9347





Docentes de UPN, Colmex, UNAM y UAM exhortan a un "boicot académico"


Alexia Villaseñor
3 de diciembre de 2024 

Poco más de mil 500 académicos pertenecientes a diversas universidades del país, entre ellas El Colegio de México (Colmex), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), hicieron un llamado a un boicot académico contra el genocidio en Gaza, pues la academia no es neutral, ni las universidades ni ningún otro espacio educativo pueden ni deben permanecer neutrales ante la injusticia.

En un desplegado, tras los más de 400 días del conflicto armado entre Israel y Hamas, cuya consecuencia principal es el genocidio en la franja de Gaza, destacaron que es la gente de a pie a nivel mundial la que ha pedido la liberación del pueblo palestino, que es sin duda, el movimiento de solidaridad en contra del genocidio más importante del siglo XXI.

Denunciaron que las universidades en Israel han respaldado de múltiples maneras los crímenes de lesa humanidad del gobierno israelí, entre ellas la Universidad Hebrea de Jerusalén (UHJ), que participa en programas de formación de élite en las Fuerzas de Defensa Israelí y en servicios de inteligencia y policía.

Señalaron que muchas instituciones académicas mundiales han roto relaciones con dichas universidades, entre ellas El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la Universidad de Barcelona y la Université Libre de Bruxelles.

Como agrupación académica refrendaron su apoyo al Colmex y nos tomamos la libertad de difundir su argumentación, que es una ruta ejemplar para el resto de los espacios de investigación del país. El Colegio de México recibió críticas por la suspensión de sus relaciones académicas con la UHJ.

Reiteraron el llamado al sector universitario y educativo en México y en el mundo a estar organizados para impulsar el boicot, fomentar el genuino debate y sumar esfuerzos para expulsar a Israel de la ONU y ayudar en el proceso de verdad, justicia y reparación de daños.

El 5 de noviembre, la Comisión revisora del Acuerdo del Colmex, que nació de la petición estudiantil para que el colegio se posicionara respecto a la violencia de Israel a la comunidad Palestina, pidió la suspensión o cancelación del acuerdo académico entre la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Colmex.

Después de seis sesiones, que iniciaron en septiembre, la comisión determinó: en las circunstancias actuales, las colaboraciones de la UHJ con el ejército israelí perfilan una situación incompatible con propósitos éticos de nuestra institución.

La presidencia del Colmex emitió dos días después de la recomendación un anuncio a sus estudiantes donde confirma la suspensión del convenio de manera indefinida con la UHJ.



lunes, 24 de abril de 2023

Dimiten 40 académicos a revista científica porque ELSEVIER cobra 3,450 dólares por APC

Publicado en elDiario.es
https://www.eldiario.es/sociedad/dimision-bloque-ilustre-revista-cientifica-dinero-exige-investigadores-publicar-inmoral_1_10137846.html



Dimisión en bloque en una ilustre revista científica por el dinero que exige a los investigadores por publicar: “Es inmoral”

Daniel Sánchez Caballero

23 de abril de 2023 



"Es inmoral e insostenible”. El equipo editorial de la revista NeuroImage, de acceso abierto, la más prestigiosa en el campo de las imágenes cerebrales y editada por el gigante Elsevier, ha dimitido al completo por el abuso que, sostienen, comete la revista con los precios que cobra por publicar artículos científicos. Los editores –un grupo de 42 mujeres y hombres de universidades de países de todo el mundo que también trabajaban para la revista NeuroImage: Reports– explican en una carta abierta que intentaron convencer a la revista de que bajase sus precios, pero esta no se mostró dispuesta. La negativa provocó la dimisión en bloque y una venganza: los científicos anuncian que crearán una nueva revista, Imagine Neuroscience, para que compita con NeuroImage y eventualmente se convierta en la referencia del sector.

Este movimiento, con una carga probablemente más simbólica que efectiva en un mercado que cuenta con miles de revistas y maneja miles de millones al año, puede suponer un toque de atención para las editoras: los científicos están empezando a cansarse de que se abuse de su trabajo y del dinero público en busca del beneficio privado.

Elsevier ha publicado una nota en la que explica que su APC –article processing charges, es lo que paga el autor de un artículo a una revista para que lo valide, edite, le dé formato y lo publique en abierto para que todo el mundo pueda leerlo– “está por debajo de la revista que más se parece en su campo”, en línea con la práctica de este gigante de fijar sus precios “por debajo de la media del mercado”, según la editorial. NeuroImage cobra 3.450 dólares por publicar un artículo y los editores le pidieron sin éxito que lo dejara por debajo de 2.000 dólares. Elsevier factura unos 2.600 millones de euros anuales.

El sistema de publicación científica es perverso y un gran negocio para las editoriales que se dedican a ello. Las revistas se aprovechan del “publish or perish” (publica o perece), el aforismo que domina la carrera científico-universitaria: si no investigas, si no publicas en revistas de impacto el producto de esas investigaciones, te estancas. No ganas sexenios, no promocionas, pierdes (o dejas de ganar) dinero.

Del papel a internet, de la suscripción al acceso abierto

Históricamente, las revistas –cuando eran en papel– cobraban por suscripción. Quien quisiera leerlas tenía que pagar una cuota y a cambio recibía el ejemplar. Las revistas estaban editadas en su mayoría por las sociedades científicas de los países, por lo que primaba la ciencia, y el precio de las suscripciones variaba en función de si era un particular o una institución. El sistema estuvo funcionando bajo ese método más o menos hasta que llegó internet, que cambió las reglas de juego.

Las revistas se pasaron a la red y los costes de editarlas se desplomaron (ya no había que imprimir). Se multiplicaron las publicaciones, cada vez había más y las universidades empezaban a no poder permitirse suscripciones a todas. Y algunas de las grandes se plantaron, cortaron las suscripciones. Las grandes editoras, flexibles, se adaptaron y crearon el modelo open access (acceso abierto): en vez de cobrar por leer, empezaron a cobrar por publicar.

De esta manera se le dio la vuelta a quién paga. Bajo este modelo –que convive con el antiguo, y los hay híbridos también– son los investigadores quienes le pagan a las revistas por publicar sus papers. Los referidos APCs han sustituido a las suscripciones: el científico de turno envía un artículo a la revista, que valida lo que en él se cuenta (a través de revisores externos) y lo publica con acceso abierto. Cualquiera puede entrar en la web de la publicación y leer el artículo. Pero al investigador le cuesta unos miles de euros, que varían en función de lo importante que sea la revista, un dinero que habitualmente se extrae de los fondos que se le concedieron para investigar y que casi siempre –al menos en el caso español– son públicos.

Esta es una de las principales quejas que muchos científicos realizan a las grandes editoras científicas: cobran, y no poco (hasta 10.000 dólares en los casos más extremos), pero apenas aportan valor añadido. “Las revistas no financian la ciencia (que acaba convertida en artículos), ni la escritura de los artículos ni pagan a los revisores [quienes controlan su contenido y los validan o piden cambios, que trabajan por amor al arte] y pagan mínimos estipendios editoriales”, recuerdan en su carta los editores de NeuroImage dimitidos. Un estudio calculó que solo los revisores (otros científicos) de Estados Unidos regalaron en 2020 a las revistas unos 130 millones de horas en estas labores, un trabajo que ese mismo estudio calculaba en 1.500 millones de dólares en 12 meses.

Además, visto desde el otro lado, las administraciones públicas acaban pagando dos veces por lo mismo: financian las investigaciones y luego pagan para que sus empleados (profesores de universidad o investigadores) publiquen y accedan a las revistas. En España, por ejemplo, en un afán por democratizar la publicación en revistas entre los científicos a la hora de afrontar los costes por publicar y para garantizar el acceso a algunas revistas que aún funcionan por suscripción y no por acceso abierto, la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor organismo público de investigación en el país, alcanzaron un acuerdo con las principales cuatro editoriales científicas (Elsevier, Wiley, Springer y American Chemical Society) por el que entre las universidades y el CSIC pagan 42,5 millones de euros cada año para que sus empleados publiquen en sus revistas y tengan acceso a las mismas. Y el acuerdo ni siquiera cubre una parte importante de lo que se publica en un año en España, según el análisis de un catedrático. El 90% de la producción se queda fuera.

En medio de este panorama, hay organismos e individuos que se están plantando. Específicamente contra Elsevier. En Estados Unidos la gigantesca Universidad de California, que agrupa a varios centros, anunció hace tres años que dejaría de pagar las suscripciones. Unos 16.000 investigadores firmaron un manifiesto contra la editorial, en el que el 80% de ellos se comprometía a no publicar con Elsevier (aunque no todos cumplieron). Esta sería una deriva peligrosa para la empresa, ya que si deja de publicar a los grandes investigadores sus revistas se citarán menos y perderán relevancia, lo que puede poner en marcha un círculo perverso: te vuelves menos relevante porque publicas menos y, como menos gente quiere publicar contigo, te vuelves aún menos relevante.

“Lamentamos tomar esta decisión”

En los últimos años, además, han proliferado las conocidas como revistas depredadoras. Publicaciones que ofrecen normalmente precios más bajos por publicar y, sobre todo, que ponen pocas pegas a los artículos, los gestionan muy rápido (poco más de un mes frente a una media de cinco) y ofrecen libre acceso. Como consecuencia, muchos investigadores españoles se están pasando a estas revistas, un hecho que preocupa en el sector porque, aseguran los expertos, prima el beneficio económico sobre la calidad de lo publicado. Publish or perish.

Los beneficios se disparan en el sector a costa del trabajo ajeno, recuerdan los editores de NeuroImage dimitidos, y como resultado “autores y revisores rechazan cada vez más trabajar para revistas de altos beneficios”. Y creen por tanto que el modelo no es sostenible, que toman la decisión casi porque no ven alternativa viable a futuro. “Lamentamos tomar esta decisión. Nos encanta nuestro campo y estamos muy orgullosos de que NeuroImage haya representado lo mejor de la ciencia. (...) No queremos verla desaparecer. Estábamos muy divididos entre querer que NeuroImage continuara como una revista puntera y nuestro convencimiento de que necesitamos tomar partido en la cuestión extrema de los APC. (...) Creemos que estamos tomando la decisión correcta. En ese sentido, nos refuerza que tenemos el apoyo total y explícito de los cuatro últimos editores jefes de NeuroImage: Michael Breakspear (Newcastle, Australia), Peter Bandettini (NIH, Estados Unidos), Paul Fletcher (Cambridge, Reino Unido), and Karl Friston (UCL, Reino Unido)”.

El siguiente paso es crear la alternativa a NeuroImage, explican los editores. “Estamos comprometidos no solo con que Imaging Neuroscience sea la revista más importante en nuestro campo, también en demostrar el camino a seguir en las publicaciones sin ánimo de lucro. Aunque somos conscientes de que las editoriales comerciales tienen que generar algún beneficio, sentimos que la era de los grandes márgenes de beneficio para algunos editores se acaba. Estamos muy emocionados con la nueva revista y deseamos recibir pronto envíos para Imaging Neuroscience”, cierran su carta.


viernes, 18 de noviembre de 2022

Convocan a boicot vs revistas que cobran APC por publicar en Acceso Abierto


NO PUBLICAR EN REVISTAS QUE COBRAN POR PUBLICAR

PUBLICAR EN REVISTAS DIAMANTE o PLATINUM (es lo mismo): NO COBRAN APCs

Compromiso platinum de acceso abierto

Comprométase a publicar y revisar exclusivamente en revistas de acceso abierto que no cobren tasas de publicación, junto con una masa crítica de sus colegas.

Muchas revistas colocan la investigación financiada con fondos públicos detrás de costosos muros de pago, lo que cuesta al sector de la investigación miles de millones de dólares cada año e impide el acceso a investigaciones que salvan vidas. A pesar de estos efectos nocivos para la comunidad investigadora y el público en general, muchos investigadores siguen apoyando las revistas de pago porque su "prestigio" es importante para la progresión profesional. Pero al mismo tiempo, el prestigio de las revistas depende enteramente de los valiosos artículos y reseñas que donamos como comunidad investigadora: si una masa crítica de investigadores declarara unánimemente su apoyo a las revistas de acceso abierto, el prestigio de estas revistas aumentaría rápidamente y los investigadores serían libres de apoyar las revistas progresistas sin riesgo para sus carreras individuales.

¿En qué consiste el compromiso?

Publicar exclusivamente en medios de comunicación académica de acceso abierto que no cobren ninguna tasa de publicación (las revistas que se limitan a repercutir los costes de registro del DOI están permitidas en este compromiso).

¿Cómo se calcula la "masa crítica" de apoyo?

Utilizaremos una medida de influencia científica basada en las citas para hacer operativo el nivel de apoyo en cada campo de investigación (por ejemplo, la Psicología). Los investigadores se clasifican en campos utilizando su perfil ORCID. El apoyo se calcula dividiendo el número medio de citas de las publicaciones de los promotores por el número medio de citas de las publicaciones de todos los investigadores en un campo de investigación concreto (normalizado para cada uno de los últimos 5 años de publicación). Para estos cálculos, sólo se tendrán en cuenta las publicaciones de los donantes que estén incluidas en su compromiso (es decir, la posición de autoría).

¿Cuándo se activará mi compromiso?

Cuando se comprometa, seleccionará un umbral (0 - 90%, en pasos del 10%) que indica el nivel de apoyo de la comunidad al que se activará su compromiso (la "masa crítica"). Por ejemplo, un profesor titular puede sentirse seguro boicoteando las revistas que no cumplen con la normativa inmediatamente (es decir, un umbral del 0%) o con sólo una pequeña cantidad de apoyo de la comunidad (por ejemplo, el 10%), mientras que un investigador que comienza su carrera puede no sentirse seguro boicoteando esas revistas hasta que un mayor número de sus compañeros esté a bordo (por ejemplo, el 30%). Antes de que se supere este umbral, su compromiso permanecerá anónimo e inactivo, lo que significa que puede comprometerse sin temor a las repercusiones en su carrera.

¿Qué ocurre entonces?

Cuando su compromiso se active, publicaremos su nombre junto con el de todos sus compañeros que hayan hecho el mismo compromiso y pediremos a todos que realicen sus compromisos al unísono.

¿Quién se ha comprometido ya?

La lista completa de compromisos anónimos puede verse aquí/here.

¡Acepte el compromiso!

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Platinum Open Access Pledge

Pledge to exclusively publish in and review for open access journals that don't charge any publication fees, alongside a critical mass of your peers

Many journals place publicly-funded research behind expensive paywalls, costing the research sector billions of dollars every year and preventing access to life-saving research. Despite these harmful effects on the research community and broader public, many researchers continue to support paywalled journals because their ‘prestige’ is important for career progression. But at the same time, journal prestige depends entirely on the valuable articles and reviews we donate as a research community – if a critical mass of researchers were to unanimously declare their support for Open Access journals, the prestige of these journals would quickly rise and researchers would be free to support progressive journals without risk to individual careers.

What is the pledge?

Exclusively publish in, and review for, Open Access scholarly communication outlets that don’t charge any publication fees (journals that merely pass on DOI-registration costs are permitted under this pledge).

How is the ‘critical mass’ of support calculated?

We’ll be using a citation-based measure of scientific influence to operationalise the level of support in each research field (e.g., Psychology). Researchers are classified into fields using their ORCID profile. Support is calculated by dividing the average number of citations to pledgers’ publications by the average number of citations to all researchers’ publications in a particular research field (normalised for each of the last 5 publication years). For these calculations, we will only consider pledgers’ publications that are included in their pledge (i.e., authorship position/s).

When will my pledge become active?

When you pledge, you will select a threshold (0 - 90%, in steps of 10%) that indicates the level of community support at which your pledge will activate (the ‘critical mass’). For example, a tenured professor might feel safe boycotting non-compliant journals immediately (i.e., 0% threshold) or with only a small amount of community support (e.g., 10%), whereas an early career researcher might not feel safe boycotting those journals until more of their peers are on board (e.g., 30%). Prior to this threshold being crossed, your pledge will remain anonymous and inactive, meaning that you can pledge without fear of repercussions to your career.

What happens then?

If and when your pledge activates, we will publicize your name alongside all of your peers who made the same pledge and direct everyone to carry out their pledges in unison.

Who has pledged already?

The full list of anonymized pledges can be seen here.

Take the pledge!

"¡Quemadlo con fuego!" - El uso de ChatGPT «polariza» a los revisores

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/corrupting-chatgpt-use-polarises-peer-reviewers   Quemadlo...