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lunes, 24 de julio de 2023

Hacer ciencia en inglés tiene un alto coste para los hablantes no nativos: “Tienes 12 veces más barreras”

Publicado en elDiario.es
https://www.eldiario.es/sociedad/ciencia-ingles-alto-coste-hablantes-no-nativos-tienes-12-veces-barreras_1_10378436.html



Hacer ciencia en inglés tiene un alto coste para los hablantes no nativos: “Tienes 12 veces más barreras”

  • Los investigadores cuya lengua materna no es el inglés tardan el doble en preparar sus trabajos y tienen 2,5 veces más probabilidades de ser rechazados

Antonio Martínez Ron

18 de julio de 2023 
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Que el inglés se ha convertido en la lengua franca de la ciencia es algo conocido y aceptado, pero tiene unos costes en desigualdad que no son tan evidentes. En un trabajo publicado en la revista PLOS Biology, un equipo liderado por el investigador de la Universidad de Queensland Tatsuya Amano pone el dedo en la llaga y cuantifica el precio que pagan los científicos que no son nativos de esta lengua. 

Mediante encuestas realizadas a 908 científicos ambientales de ocho países, los autores han comparado la cantidad de esfuerzo que emplean los investigadores para realizar diversas actividades en inglés. La conclusión es que los hablantes no nativos necesitan hasta el doble de tiempo para leer y escribir documentos y preparar presentaciones. En cuanto a los artículos científicos, los investigadores cuya lengua madre no es el inglés tienen 2,5 veces más probabilidades de ser rechazados y 12,5 veces más probabilidades de recibir una solicitud de revisión, simplemente debido al inglés escrito.

Muchos de ellos, incide el estudio, también dejan de asistir y presentar en conferencias internacionales porque no se sienten cómodos comunicándose en inglés. El propio Amano confiesa haberse sorprendido con los resultados. “Como hablante de inglés no nativo, he experimentado esas luchas de primera mano y sabía que eran problemas comunes entre nosotros los hablantes de inglés no nativos”, asegura, “pero no me di cuenta de cómo de grande era cada obstáculo individual en comparación con los hablantes de inglés nativos”. 

El estudio actual es una continuación, a mayor escala, de un trabajo que había realizado la investigadora Valeria Ramírez Castañeda en 2020 en Colombia. “Ahora no solo hemos preguntado a investigadores que hablan español”, explica a elDiario.es. “Además de Bolivia y España, han participado científicos de Bangladesh, Ucrania, Inglaterra, Nigeria, Japón y Nepal”. “Somos el 95% de la población del mundo la que no habla en inglés”, subraya.

Fuente de desigualdad 

Aunque el trabajo se circunscribe a las ciencias ambientales, el problema se extiende a todos los campos de la investigación académica, donde esta circunstancia es una fuente de desigualdades que empobrece los resultados. Los autores subrayan que estas desventajas afectan de forma desproporcionada a quienes están en una etapa temprana de su carrera y proceden de países de bajos ingresos. A su juicio, no podremos lograr una participación justa en la ciencia para los hablantes no nativos de inglés, ni esperar contribuciones a la ciencia de aquellos cuyo primer idioma sea otro, si no cambiamos esta dinámica. Para ello proponen varias posibles soluciones, que van desde la ayuda de supervisores a los estudiantes y apoyo financiero para superar las barreras del idioma.

“Hasta la fecha, hablar inglés con fluidez ha sido un boleto para ingresar al mundo académico”, dice Amano. “Debemos abandonar este viejo sistema. Cualquier persona en cualquier parte del mundo debería poder participar en la ciencia y contribuir a acumular el conocimiento de la humanidad”. “Lo que vemos es una enorme desigualdad, los no nativos tenemos como 12 veces más barreras que una persona nativa”, apunta Juan David González Trujillo, también coautor del trabajo. “Por más que te esfuerces, por más que estudies, sientes que eres un impostor, que no tienes el nivel para lograr comunicar lo que quieres decir”.

Jugar “fuera de casa”

El responsable de la cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), Juan Ignacio Pérez Iglesias, encuentra las conclusiones muy razonables y cree que “el filtro lingüístico reduce la diversidad cultural de quienes hacen la investigación y la calidad se ve afectada por una presencia excesiva de investigadores de cultura anglosajona”. También considera que los autores han olvidado recoger otros efectos. “Como el sesgo que predispone a pensar que una persona es inferior intelectualmente porque no habla bien inglés o lo habla con acento”, señala. “Es una barrera que hay que superar, porque es un sesgo muy profundo”. 

En un artículo reciente en The Conversation, la profesora de la UNED Raquel Fernández calificaba esta situación como “violencia lingüística”. Una violencia, argumentaba, que se ejerce “al exhortar a las investigadoras e investigadores de todo el mundo, y de todas las áreas, incluidas las Humanidades, a realizar su trayectoria académica en lengua inglesa si quieren competir con éxito en el sistema de evaluación del que depende su trabajo”. El coordinador del programa de Doctorado de Ciencias Sociales de la Facultad de Comunicación y Documentación de la Universidad de Granada (UGR), Evaristo Jiménez-Contreras, tiene una metáfora futbolística que explica muy bien la situación.“Nosotros somos el equipo que siempre juega fuera de casa”, asegura. “Yo estudié inglés toda mi vida y nunca llegué a dominarlo. Si tengo que dar una conferencia en inglés, voy con las dos manos atadas a la espalda”, confiesa.  

Joaquín Sevilla Moroder, director de la cátedra de divulgación del conocimiento y cultura científica de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), elogia el esfuerzo de los autores del trabajo por cuantificar una sensación que se tiene entre los científicos. “Creo que en todas las revisiones de papers que me han hecho me decían que hay que mejorar el inglés, y te sienta muy mal”, reconoce. En muchas universidades y centros de investigación existen servicios de traducción, explica Sevilla, y últimamente muchos están utilizando inteligencias artificiales generativas para pulir sus textos. “En los últimos dos hemos utilizado ChatGPT para la última revisión gramatical”, reconoce.

Para los expertos, el sistema de valoración de las publicaciones, como el de la ANECA, favorece que se publique en revistas de alto impacto. “Con el coste asociado de que hay que hacerlo en inglés para llegar a una comunidad más amplia”, admite Jiménez-Contreras. “Si quien financia la investigación utiliza el baremo de impacto y publicaciones tal como funciona hoy, nunca será posible revertir la tendencia”, observa Antonio Calvo Roy, periodista científico y ex presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica. “Hacer el cambio es muy complicado, lo que de nuevo supone que introducir cambios no esté muy incentivado”.

“El problema es tan grande”, observa María Jesús Santesmases, profesora de investigación del Instituto de Filosofía, del CSIC (CCHS), “que este trabajo se publica exclusivamente en inglés”. Pero no es una contradicción, advierte, “porque sus autores están sometidos a las mismas reglas del juego que toda la comunidad”. Bajo su punto de vista, la comunidad científica está cautiva por la política científica transnacional que atribuye autoridad solamente a quienes cumplen esas reglas. “Y esto por supuesto que empobrece la ciencia y el impacto que las investigaciones que se llevan a cabo tienen en la comunidad donde se desarrollan”.

En España existen diferentes iniciativas para conseguir que el español siga teniendo presencia en el campo de la investigación y que los profesionales estén actualizados. ¿Cómo se consigue esto? “Una manera es apoyar las revistas profesionales dirigidas a un público que prefiere leer en español”, afirma Jiménez-Contreras. Es el caso de la revista MEDES (www.medes.com), que tiene entre sus objetivos facilitar que parte de los médicos, que son poco dados a leer papers en inglés, se mantengan al día.

“Hay que crear estructuras, hay que prestigiar el uso del español en la ciencia, crear un estado de opinión según el cual la calidad de las revistas en español, y su impacto, sea equivalente a las revistas en inglés”, coincide Calvo Roy. “Por eso es tan importante que haya ensayo y divulgación científica en la lengua propia”, añade Pérez Iglesias, “porque es la forma de cultivar la supervivencia de esos conceptos y de neutralizar ese posible empobrecimiento”.

Una solución, propone Valeria Ramírez, es obligar a las revistas a publicar traducciones de los artículos y ponerlas en lugar visible. “También hay jornadas de conferencias, como Evolution 2023, en las que se permite a los ponentes hablar en el idioma en que se sienten cómodos y luego se les subtitula”, apunta. “Lo que necesitamos es un cambio de chip, no solo de las editoriales, sino también de las personas que hacen y leen ciencia, dejar de pensar que solo eres válido en ciencia si publicas en inglés”, asegura González Trujillo. 

No tiene sentido, apuntan ambos, que si publicas un trabajo sobre el futuro de la Amazonía no se pueda leer en español y portugués, que es la lengua de las comunidades afectadas. “Si haces ciencia en un país que habla otro idioma, tradúcelo”, reclama Valeria Ramírez. “Las personas que sí tienen inglés como primera lengua deben saber que tenernos en cuenta no es un favor que nos hacen, sino algo esencial para entender todas las observaciones”, concluye. “Porque no es poquita cosa incluir al mundo en la participación de la ciencia”.

Fomentar la lengua propia

A pesar de los inconvenientes, el uso de una lengua común tiene sus ventajas. “Aunque nos perjudique por un lado, por otro tampoco es tan malo”, comenta Jiménez-Contreras. “Porque además de inglés no puedes aprender chino, ruso, alemán…”. La solución más realista para amortiguar la situación pasa por mantener vías que faciliten la comunicación de la ciencia los diferentes idiomas. Aunque está a mucha distancia, el español es la segunda lengua en todos los ámbitos, tanto en Ciencias, como Ciencias Sociales y Humanidades. “Ahora bien”, matiza el experto, “la distancia con el Inglés es sideral. En el campo de las ciencias el español representa el 1 %”.


miércoles, 1 de febrero de 2023

LIBRO: Cómo publicar un artículo científico en inglés

Descargar en: https://institutorambell.blogspot.com/2022/12/como-escribir-un-articulo-de.html?fbclid=IwAR1p9pACZmesOovBoUYM48e2LCuvnDAiZ8k-I5Y5mzZs6u7Ogj6HhiUxjdA



Inmaculada Fortanet Gómez, Juan Carlos Palmer Silveira, Jordi Piqué
Angordans, Santiago Posteguillo Gómez, Juan Francisco Coll García, 2002
Alianza Editorial, S. A. Madrid, 2014
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid
ISBN: 978-84-206-8913-5
Edición en versión digital 2014



viernes, 12 de agosto de 2022

Diferencias entre revistas en inglés y en español al momento de reconocer las limitaciones de los estudios en las revistas científicas

Publicado en The Conversation
https://theconversation.com/hay-que-reconocer-las-limitaciones-de-los-estudios-en-las-revistas-cientificas-187218?utm_medium=email&utm_campaign=Novedades%20del%20da%208%20agosto%202022%20en%20The%20Conversation%20-%202369723638&utm_content=Novedades%20del%20da%208%20agosto%202022%20en%20The%20Conversation%20-%202369723638+CID_2684f0297cbedba70ff87ec06991265d&utm_source=campaign_monitor_es&utm_term=Hay%20que%20reconocer%20las%20limitaciones%20de%20los%20estudios%20en%20las%20revistas%20cientficas



¿Hay que reconocer las limitaciones de los estudios en las revistas científicas?

Publicado: 8 agosto, 2022

El avance del conocimiento científico está muy limitado. Los investigadores son conscientes de ello. Sin embargo, es más habitual que reconozcan las limitaciones de su investigación en artículos empíricos publicados en revistas científicas en inglés que en español.

Un estudio reciente en el campo de la retórica intercultural inglés/español desvela los motivos que explican las diferencias.

El lento avance del conocimiento científico

La investigación científica es como una gran misión en la que los investigadores buscan comprender mejor nuestro mundo y resolver los problemas que nos preocupan. Para ello, realizan estudios basados en evidencias empíricas. Sin embargo, sus avances son muy lentos. Una razón es que sus estudios son tan concretos que solo logran dar tímidos pasos más allá de las fronteras del conocimiento. De este modo, es difícil que ningún estudio sea perfecto ni completo.

¿Cuáles son las limitaciones?

Los científicos saben que el valor de sus descubrimientos está limitado por dos grandes motivos:

  1. Porque en sus experimentos suele ser difícil crear las condiciones óptimas que les permiten estar seguros sobre el efecto de lo que investigan.

    Imaginemos que quieren saber cuál de dos métodos de enseñanza del inglés es más eficaz. Para ello, crean dos grupos de niños similares en todo, excepto en el método de enseñanza que reciben, y notan que en uno de los grupos los niños aprenden más. De este modo, averiguan cuál de los dos métodos ha sido más eficaz.

    Sin embargo, si las clases las hubiera dado un profesor distinto en cada grupo, habría sido difícil saber si los niños de uno de los dos grupos aprendieron más por el método o por el profesor. En este caso, el profesor habría sido un factor no controlado que “limitaría” el valor del descubrimiento.

  2. Porque realizan sus experimentos en unas condiciones muy concretas, y no pueden dar por supuesto que descubrirán lo mismo si las condiciones cambian.

    Por ejemplo, aunque el método de enseñanza del inglés anterior funcionara bien con el tipo de niños estudiado, no se puede dar por supuesto que funcione igual de bien con otros grupos como los adolescentes o los adultos. En este caso, el valor del hallazgo estaría “limitado” a ese tipo de niños y no debería generalizarse a otros grupos.

Por este tipo de motivos, cuando los autores de artículos de investigación publican sus hallazgos en revistas científicas, suelen reconocer las limitaciones de su estudio en los apartados finales.

Allí es donde escriben frases como “la muestra puede haber sido heterogénea”, para advertir al lector de algún factor no controlado que podría explicar los resultados, o “este estudio está restringido a… (unas condiciones concretas)”, para avisarle de que esos resultados no se deben generalizar a condiciones distintas.

Mi análisis de las limitaciones del estudio de Aldás et al Análisis de los factores determinantes de la lealtad hacia los servicios bancarios online. Author providedDiferencias entre revistas en inglés y en español

Aunque no lo parezca, el reconocimiento de las limitaciones tiene una función retórica. Es decir, sirve a los autores para convencer mejor al lector del gran valor de su contribución, y así tener mayores opciones de publicación.

De hecho, estudios previos de retórica intercultural han demostrado que es más común que los autores reconozcan más limitaciones en artículos publicados en revistas científicas en inglés, que suelen ser más exigentes, que en otras lenguas como el español.

Comparando las limitaciones reconocidas en artículos de revistas científicas en inglés y en español, en una investigación reciente confirmé estas diferencias en ciencias sociales como la sociología, la psicología y la pedagogía, aunque no en economía y empresariales.

Gracias a las entrevistas con los autores, me di cuenta de que el papel de las limitaciones en general se entiende de manera distinta en las dos culturas escritas. Mientras que en las revistas en español los científicos las mencionan para justificar sus recomendaciones de investigación futura, en inglés lo hacen para mostrar su competencia y para anticiparse a posibles críticas.

También descubrí que los motivos para que los autores no reconozcan más limitaciones son diferentes. La preocupación principal de los que publican en español suele ser la audiencia, pues creen que no entendería las complejidades de su estudio; pero también tienen presente el no tirar piedras contra su propio tejado admitiendo más puntos débiles.

Por su parte, los autores en inglés no reconocen más limitaciones por cuestiones de la composición del texto, como el haberlas mencionado ya en otro apartado o el no disponer de más espacio. Lo que está claro es que entienden que el admitir las limitaciones aumenta su credibilidad.

¿De qué sirve saber esto?

Cuando alguien lea un artículo publicado en una revista científica española, debería hacer un esfuerzo por detectar las limitaciones que quizá no hayan reconocido los autores, con el fin de interpretar bien los hallazgos.

Y, si es español(a) y pretende publicar su investigación en una revista científica en inglés, quizás le convenga reconocer alguna limitación más de lo que haría en una revista española, para incrementar su credibilidad y sus opciones de éxito.

jueves, 20 de enero de 2022

Mandarín vs Inglés : ¿Dominará el inglés o el mandarín en la Educación Superior internacional?

Publicado en University World News
https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20220105102039292 


¿Dominará el inglés o el mandarín en la Educación Superior internacional?

Hans de Wit 05 de enero de 2022


El papel del inglés ha sido durante décadas un tema de intenso debate en la enseñanza superior. El reciente informe del British Council y Studyportals sobre la expansión del uso del inglés más allá de los "Cuatro Grandes" (Australia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos) suscitó una amplia atención, al igual que el debate en los Países Bajos sobre el impacto del 23% del alumnado total compuesto por estudiantes internacionales en la calidad de la enseñanza (en inglés) y los servicios.


Al mismo tiempo, los esfuerzos del gobierno chino por estimular el aprendizaje y el uso del mandarín en la educación (con un éxito limitado en el mundo desarrollado a través de sus Institutos Confucio, pero con más éxito en el Sur Global) también son noticia, así como la reciente competencia en este ámbito de Taiwán.


El Sur Global


África, como afirma el reciente artículo de Rosemary Salomone, parece haberse convertido en el campo de batalla de los intentos chinos de desafiar el dominio del inglés.


Esto es interesante, dado que el inglés parece haber ganado un terreno importante últimamente en el continente frente al francés, por ejemplo, en Ruanda y también en el norte de África.


La cuestión que se desprende de estos acontecimientos y de los debates en torno a ellos parece ser la siguiente: ¿seguirá siendo el inglés, e incluso se ampliará, la lengua dominante en la enseñanza superior (ES) en el Sur Global, como sugiere el informe del British Council-Studyportals, o se convertirá el mandarín en la lengua franca del Sur Global en el futuro?


Una pregunta relacionada es: ¿qué ocurrirá con la lengua utilizada en la enseñanza superior en el Norte Global no anglófono? ¿Seguirá creciendo el inglés o el chino se convertirá también en un factor importante?


El estudio del British Council-Studyportal se basa en un análisis de los datos sobre los programas de enseñanza del inglés (English Teaching Programmes - ETPs) y llega a la conclusión de que "en los últimos cinco años, los ETP fuera de los cuatro grandes países anglófonos crecieron un 77%", siendo los lugares de mayor crecimiento la región china y el África subsahariana. 


En sí mismo, esto no es sorprendente, aunque resulta un poco extraño ver que se incluyan en el análisis países en los que el inglés es la principal lengua de enseñanza (Irlanda, India, Malasia y Sudáfrica, en particular, pero también otros más pequeños como Hong Kong y Malta y países africanos y caribeños de habla inglesa).


El Espacio Europeo de Educación Superior


Más discutibles son las predicciones del estudio para el futuro. En él se afirma: "Aunque no podemos predecir que todos los cambios hayan llegado para quedarse, estimamos que el crecimiento de la ETP continuará y contribuirá a la diversificación del panorama de la Educación Superior".


Teniendo en cuenta los debates sobre el papel del inglés y sobre los retos que el aumento del número de estudiantes internacionales supone para la calidad de la educación y los servicios, sólo cabe especular si el crecimiento del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) continuará, se estabilizará o disminuirá. 


Como bien dice el informe "El seguimiento de las tendencias y los cambios en las ETPs requerirá algo más que una visión general de la oferta de programas a nivel mundial".


De hecho, requiere prestar más atención a las tendencias y cambios (geo)políticos, culturales, sociales y académicos. En el caso del EEES, estos cambios sugieren una probable estabilización o disminución del inglés, ciertamente en el nivel de licenciatura. El descenso de los ETP en Dinamarca y Noruega y el crecimiento limitado en Suecia son una indicación de ello.


Al mismo tiempo, es poco probable que surja otra lengua alternativa, como el mandarín. Por ejemplo, los recientes intentos en Hungría de establecer una sucursal de la Universidad de Fudan encontraron una seria oposición y parecen haber fracasado, y muchos Institutos Confucio han sido cerrados.


Las lenguas nacionales y locales seguirán siendo fuertemente dominantes, y el inglés quedará en un lejano segundo lugar. 


África como campo de batalla


La situación en el Sur Global es diferente y más compleja. En Asia, es probable que el crecimiento de las ETP continúe durante un tiempo, pero el país líder, China, podría tomar una dirección diferente por razones de poder nacional y blando. Está defendiendo el mandarín como futura lengua en la educación (superior) a través de los Institutos Confucio, pero también mediante otras operaciones geopolíticas y económicas en la región.


África parece ser la principal región en la que está invirtiendo sus esfuerzos actualmente. Sudáfrica, Nigeria, Kenia, Ruanda, Uganda y Tanzania son ejemplos de países que, en los últimos años, han hecho del mandarín una opción lingüística en la educación, como destacan tanto el artículo de Rosemary Salomone como el reciente blog de Ifeanyi Eke para la London School of Economics. 


Es probable que el crecimiento del mandarín en África continúe, pero no parece realista afirmar que "en 50 años, la lengua franca de África puede ser el chino".


Por el momento, es más probable que el papel del inglés en África aumente a costa de otras lenguas coloniales, en particular el francés, y no sólo en el África subsahariana. Ruanda ha pasado del francés al inglés y Argelia está debatiendo un cambio similar, al igual que otros países.


En resumen, es probable que, en el EEES no anglófono, el papel de los ETP se estabilice e incluso disminuya en los próximos años. En Asia y África, seguirá creciendo.


El mandarín no se afianzará en el Norte Global y también se enfrentará a retos para ser más dominante en otros lugares. En otras regiones, sobre todo en América Latina y el Caribe, tanto el mandarín como el inglés seguirán siendo actores menores.


Los temores sobre el dominio total del inglés o el mandarín no son necesarios: las lenguas nacionales y locales prevalecerán y las innovaciones lingüísticas pueden incluso hacer que todo el debate sobre qué lengua se usa y cuál es la dominante quede obsoleto en las próximas décadas.


Hans de Wit es profesor emérito y miembro distinguido del Boston College Center for International Higher Education, Estados Unidos. El 10 de diciembre recibió la Medalla Estrella del Norte a la Trayectoria de los Premios Noam Chomsky Global Connections, StarScholars. Correo electrónico: dewitj@bc.edu.





GLOBAL

Will English or Mandarin dominate in international HE?

Hans de Wit  05 January 2022


The role of English has, for decades, been a topic of intense debate in higher education. The recent report by the British Council and Studyportals on the further expansion of the use of English beyond the ‘Big Four’ (Australia, Canada, United Kingdom and the United States) garnered widespread attention, as did the discussion in the Netherlands about the impact of 23% of the total student body comprising international students on the quality of teaching (in English) and services.


At the same time, efforts by the Chinese government to stimulate the learning and use of Mandarin in education (with limited success in the developed world through its Confucius Institutes, but more successfully in the Global South) are also in the news as is recent competition in this area from Taiwan.


Global South 


Africa, as Rosemary Salomone’s recent article states, appears to have become the battleground for Chinese attempts to challenge the dominance of English.


This is interesting, given that English seems to have gained substantive ground recently on the continent compared to French, for instance, in Rwanda and also in Northern Africa.


The question emerging from these developments and the discussions around them seem to be: will English continue and even expand to be the dominant language in higher education (HE) in the Global South, as the British Council-Studyportals report suggests, or will Mandarin become the lingua franca in the Global South in the future?


A related question is: what will happen with the language used in higher education in the non-anglophone Global North? Will English continue to grow there also, or will Chinese become a factor there as well?


The British Council-Studyportal study is based on an analysis of data on English Teaching Programmes (ETPs) and comes to the conclusion that “in the past five years, ETPs outside of the Big Four anglophone countries grew by 77%”, with the fastest-growing locations being the Chinese region and Sub-Saharan Africa. 


In itself, this is not surprising, even though it is a little strange to see countries where English is the main language of instruction (Ireland, India, Malaysia, South Africa, in particular, but also smaller players such as Hong Kong and Malta and English-speaking African and Caribbean countries) included in the analysis.


The European Higher Education Area


More debatable are the study’s predictions for the future. It states: “Although we cannot predict that all changes are here to stay, we estimate that ETP growth will continue and contribute to the diversification of the HE landscape.”


Given the discussions about the role of English and about the challenges that the increases in the number of international students bring to the quality of education and services, one can only speculate whether the growth in the European Higher Education Area (EHEA) will continue, stabilise or decline. 


As the report correctly states: “Monitoring trends and changes in ETPs will require more than an overview of the supply of programmes globally.”


Indeed, it requires more attention to (geo)political, cultural, social and academic trends and changes. For the EHEA, such changes suggest a likely stabilisation or decline in English, certainly at bachelor level. The decline in ETPs in Denmark and Norway and limited growth in Sweden is one indication of this.


At the same time, it is unlikely that an alternative other language, such as Mandarin, will emerge. For instance, recent attempts in Hungary to establish a branch campus of Fudan University encountered serious opposition and seem to have failed, and many Confucius Institutes have been closed.


National and local languages will stay strongly dominant, with English remaining a distant second. 


Africa as a battleground


The situation in the Global South is different and more complex. In Asia, the growth of ETPs is likely to continue for a while, but the leading country, China, might go in a different direction for national and soft power reasons. It is advocating Mandarin as a future language in (higher) education through the Confucius Institutes but also through other geopolitical and economic operations in the region.


Africa seems to be the main region where it is investing its efforts currently. South Africa, Nigeria, Kenya, Rwanda, Uganda and Tanzania are examples of countries that, over the past few years, have made Mandarin a language choice in education, as both Rosemary Salomone’s article and Ifeanyi Eke’s recent blog for the London School of Economics highlight. 


The growth of Mandarin in Africa will likely continue, but it does not seem realistic to say that “in 50 years, the lingua franca of Africa may well be Chinese”.


For the moment it is more likely that the role of English in Africa will increase at the cost of other colonial languages, in particular French, and not only in Sub-Saharan Africa. Rwanda has moved from French to English and Algeria is debating a similar move, as are other countries.


In summary, it is likely that, in non-anglophone EHEA, the role of ETPs will stabilise and even decline in the coming years. In Asia and Africa, it will continue to grow.


Mandarin will not gain a foothold in the Global North and will also face challenges to become more dominant elsewhere. In other regions, in particular Latin America and the Caribbean, both Mandarin and English will continue to be minor players.


Fears about the complete dominance of English or Mandarin are not necessary: national and local languages will prevail and linguistic innovations may even make the whole debate on which language is used and which is dominant obsolete in the coming decades.


Hans de Wit is professor emeritus and distinguished fellow of the Boston College Center for International Higher Education, United States. On 10 December, he received the North Star Medal of Lifetime Achievement of the Noam Chomsky Global Connections Awards, StarScholars. E-mail: dewitj@bc.edu.

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lunes, 18 de octubre de 2021

Mejor ciencia con diversidad de lenguas

Mejor ciencia con diversidad de lenguas


Publicado en SciDevNet
https://www.scidev.net/america-latina/news/mejor-ciencia-con-diversidad-de-lenguas/?utm_source=SciDev.Net&utm_medium=email&utm_campaign=12733515_2021-10-18%20Weekly%20Email%20Digest%20-%20Am%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20Template.%20For%20Communication&dm_i=1SCG,7KX8R,665LFG,UV6HR,1



18/10/21

Mejor ciencia con diversidad de lenguas

De un vistazo
  • Revisión analizó estudios sobre biodiversidad escritos en idiomas que no son inglés
  • Estudios que no son en inglés puede ampliar el conocimiento entre 12 y 25 por ciento
  • Advierten sobre el sesgo que surge al considerar que artículos solo en inglés

Evidencia científica que no esté en inglés puede ser fundamental para la conservación de la biodiversidad, en especial para cubrir lagunas de conocimiento, concluyó un estudio.

Una investigación publicada en Plos Biology analizó 419.679 estudios revisados ​​por pares escritos en 16 idiomas, y halló que 1.234 de ellos aportan conocimientos originales sobre la conservación de especies y ecosistemas.

Los autores advierten que tener en cuenta estudios en idiomas distintos del inglés puede ampliar la cobertura geográfica de la evidencia entre 12 y 25 por ciento.

“Hemos arrojado luz sobre la importancia de la ciencia que no habla en inglés para abordar desafíos globales como la crisis de la biodiversidad. La mayoría de la gente asume que cualquier conocimiento científico importante está disponible en inglés, nuestro estudio demostró que la suposición era incorrecta”, comentó por correo electrónico a SciDev.Net, Tatsuya Amano, investigador de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Queensland (Australia) y autor principal del trabajo.

“La mayoría de la gente asume que cualquier conocimiento científico importante está disponible en inglés, nuestro estudio demostró que la suposición era incorrecta”.Tatsuya Amano, Universidad de Queensland (Australia)

“Encontramos muchos estudios en idiomas distintos del inglés para lugares y especies para los que hay pocos o ningún estudio en inglés disponibles”, añadió Amano.

Los autores indicaron que el número anual de estudios elegibles en idiomas que no son inglés publicados en cada revista ha aumentado significativamente con el tiempo, especialmente desde 2000, en al menos 6 de 12 idiomas cubiertos (francés, alemán, japonés, portugués, ruso y chino simplificado).

“No podemos ignorar una proporción de la ciencia que está hecha en el mundo porque eso sesga”, consideró en diálogo telefónico con SciDev.Net el ecólogo argentino Martín A. Núñez, investigador del CONICET y profesor de la Universidad Nacional del Comahue, quien no participó en el estudio.

“Hay cosas que se publican en idioma local si son de importancia local. No es un tema de calidad. Mucha gente que hace ciencia y no habla inglés y eso no está ni bien ni mal. Al obviar esas voces e ideas se le da como un premio a la ciencia de países ricos, que tienen un nivel más alto de inglés”, señaló Núñez, integrante de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

Núñez nota un cambio a favor de incorporar más ciencia en lengua distinta al inglés. “Veo un movimiento de inclusividad creciente. Este paper es una consecuencia de todo esto”, opinó.

“Si bien no alcanza, también veo que hay herramientas de las ciencias informáticas que están ayudando a traducir. Tenemos que hacer un esfuerzo grande, buscando colaboradores y traductores, no siempre es fácil, pero es fundamental. No se puede más ignorar lo que está hecho fuera de Europa y Estados Unidos.

“El inglés es hablado en una pequeña parte del mundo como lengua materna. Todo el resto de investigadores lo aprendemos para hacer ciencia, luchamos con esto, y algunos logran un nivel bueno y otros no”, describió Núñez.

Entre los desafíos para la inclusión de ciencia en lenguas diversas, Núñez menciona un aspecto técnico: “Los buscadores están muy pensados para el inglés. Para otros idiomas se complica. Y después también hay un tema más profundo, un poco psicológico quizá, que es que se considera que la ciencia de más calidad está en ingles”, dijo.

Según el estudio, la cantidad de artículos que se publican en idiomas distintos del inglés está aumentando, particularmente en áreas geográficas y para especies donde el conocimiento del idioma inglés es escaso, incluida América Latina y otras regiones donde más se necesita la conservación.

Enlace estudio publicado en Plos Bioloy

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