Mostrando entradas con la etiqueta Patentes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Patentes. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de enero de 2023

Publicar o perecer: el conocimiento científico se expande, pero la innovación disruptiva se estanca

Publicado en El País
https://elpais.com/ciencia/2023-01-04/publicar-o-perecer-el-conocimiento-cientifico-se-expande-pero-la-innovacion-disruptiva-se-estanca.html


Publicar o perecer: el conocimiento científico se expande, pero la innovación disruptiva se estanca


Un estudio asegura que los descubrimientos más rompedores en ciencia se han mantenido constantes en los últimos 60 años y los investigadores lo achacan al diseño del mundo académico

La innovación científica se está estancando. Pese al aumento exponencial del conocimiento científico durante el siglo XX respecto al resto de la historia registrada, un análisis de millones de publicaciones académicas y patentes tecnológicas de los últimos 60 años infiere un descenso paulatino en la disrupción. Los propios incentivos perversos que genera el ámbito investigador han podido ser los culpables: la necesidad de publicar constantemente para ser relevante en el mundo académico o la vasta dimensión del conocimiento, que vuelve prácticamente imposible seguir lo que ocurre más allá del nicho de estudio de un científico. Es la conclusión de una revisión bibliográfica que publica hoy la revista científica Nature, tras revisar 45 millones de artículos científicos y cerca de cuatro millones de patentes.

"La innovación disruptiva en ciencia es lo que rompe con la forma de pensar hasta ese momento, un conocimiento o una tecnología que abre nuevas áreas de investigación"
Rusell Funk, Universidad de Minnesota

Los investigadores Russell Funk y Michael Park, de la Universidad de Minnesota, señalan en este estudio un descenso pronunciado en la innovación disruptiva que cambia el statu quo del momento, en áreas académicas como la ingeniería y la física, pero también en el registro de patentes para nuevas tecnologías o fármacos. La revisión de Funk y Park desarrolla un índice propio donde jerarquiza millones de investigaciones científicas y patentes registradas entre 1945 y 2010, y los categoriza en un baremo entre lo disruptor —como puede ser el descubrimiento de la doble hélice de ADN por parte de Francis Crick, James Watson y Rosalind Franklin— o que asienta y amplía el conocimiento científico previo. La innovación disruptiva en ciencia es “algo que rompe con la forma de pensar o hacer las cosas hasta ese momento y resulta en un conocimiento científico o una tecnología que abre nuevas áreas de investigación”, según define Funk, el investigador principal de este estudio.

Entre las cifras de la evaluación de los trabajos destaca un descenso de más del 90% en innovación en ciencias sociales o física y del 80% en el registro de tecnología como, por ejemplo, microprocesadores o telecomunicaciones, o un 91,5% en el caso de los fármacos en medicina. Además de las citas de otros trabajos, los investigadores evalúan el lenguaje utilizado en los estudios durante más de medio siglo y lo correlacionan con las investigaciones que han sido galardonadas con el Nobel, que se tratan de 635 premiados.

Funk reconoce las limitaciones de su modelo y entiende que todos estos análisis son “formas aproximadas acercarse al conocimiento” y los realizan para ir más allá de las simples referencias en los trabajos. “Al final no sabes por qué se cita algo. Asumimos que las referencias a trabajos científicos previos representan bloques de conocimiento en construcción, pero pueden significar cualquier cosa, como que los autores citen a los que creen que serán sus supervisores o menciones favorables a los editores”, reflexiona el autor.

Los investigadores de la Universidad de Minnesota consideran que los resultados de su revisión no suponen que “nos encontremos ante el fin del conocimiento”, matizan en sus conclusiones, sino que el estancamiento en la innovación puede ser una consecuencia del modelo de producción científica actual. Para Funk esto se debe a que “una forma en las que las instituciones evalúan la calidad académica de los investigadores es, en gran medida, basándose en su productividad en la publicación de artículos, y por eso los científicos están muy centrados en producir cosas, porque es una métrica del éxito”. En las conclusiones de su investigación, los autores critican que ese modelo puede ser bueno para el investigador, pero malo para el conocimiento en su conjunto.

Publicar o perecer

Lo que se conoce coloquialmente como “publicar o perecer” es uno de los problemas derivados del sistema académico. Un modelo que fomenta dinámicas perjudiciales porque obliga a los investigadores a publicar estudios de forma constante con el fin de mantener su relevancia académica, optar a financiación o, incluso, de mantener su trabajo. Funk apunta a este problema como uno de los culpables del continuismo investigador, ya que no permite experimentar ni adentrarse en otros campos del conocimiento.

Un ejemplo de esta situación se da en los trabajos que referencian estudios muy antiguos, lo que quiere decir que el autor no se ha actualizado, o cuando los académicos se autocitan en exceso. El autor principal señala que “es una práctica común que un investigador cite su propio trabajo, ya que no quiere romper con su línea de investigación, pero eso impide la disrupción”.

Sabemos que la innovación surge de probar cosas nuevas y tomar ideas de distintos campos, si solo tienes tiempo para publicar, eso no te permite pensar ni leer de otras áreas
Michael Park, Universidad de Minnesota

La profundidad del conocimiento, la ingente cantidad de horas de especialización que requiere dominar un campo científico, también deviene en problema. En el estudio apuntan a que los científicos se basan en cada vez menos variedad de fuentes y esto apunta a que su ventana de conocimiento se ha reducido, por lo que la complejidad de la ciencia acaba generando silos aislados unos de otros. “Sabemos que la innovación surge de probar cosas nuevas y tomar ideas de distintos campos”, detalla Park. “Si solo tienes tiempo para publicar, eso no te deja tiempo para pensar ni leer de otras áreas”, añade. Para el coinvestigador del estudio, un modelo que incentive la innovación debería potenciar el citar trabajos de otros ámbitos diferentes: “En estudios estadísticos previos se ve que la disrupción está relacionada con un conocimiento amplio, una mezcla variada de estudios”.

Lejos de pretender sonar pesimistas o alarmistas, los investigadores afirman que la disrupción “se mantiene constante” a lo largo de las décadas, por lo que no es culpa de la calidad de los estudios. “No es que todo sea malo, pero debería haber un mayor equilibrio entre la innovación y el conocimiento asentado”, apunta Funk, quien anima a que es necesario repensar las estrategias de producción científico-tecnológicas en el futuro. “Al final, nos interesan las ideas y el conocimiento científico, no nos deberíamos de preocupar por las citas”, sentencia el autor.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Las vacunas cubanas y la inequidad mundial

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2022/12/23/opinion/012a2pol

- Dentro de las múltiples injusticias desenmascaradas por la pandemia está la desigualdad mundial que permitió a los países ricos adquirir y administrar vacunas de sobra para su población, mientras los países pobres fueron obligados a esperar. 

- Para febrero de 2022, a casi dos años de haber sido declarada la pandemia, sólo 9.5 por ciento de la población de países pobres había recibido una dosis de la vacuna. 

- Otra gran injusticia es la fortuna que adquirieron las industrias farmacéuticas. No obstante la inmensa inversión del sector público de la que fueron dotadas para desarrollar sus vacunas, las farmacéuticas junto con los gobiernos de EU, Gran Bretaña y Canadá, bloquearon intentos por liberar la fórmula para que éstas se pudieran producirse masivamente. 

- En noviembre de 2021, cuando estas industrias se preparaban para su convención anual, tan sólo Pfizer-BioNTech y Moderna estaban generando ganancias de 65 mil dólares cada minuto. Mientras, menos de uno por ciento de las vacunas de la primera y apenas .2 por ciento de las de la segunda, habían sido entregadas a países pobres.



Las vacunas cubanas y la inequidad mundial

Tanalís Padilla*

Viernes 23 de diciembre de 2022

A finales de noviembre llegó a México el primer embarque de la vacuna cubana contra el covid-19. Llamada Abdala, ésta es una de las tres vacunas cubanas –junto con Soberana 2 y Soberana Plus– autorizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Las vacunas cubanas se suman así a las otras nueve –incluyendo Pfizer-BioNtech, Moderna y Johnson & Johnson (EU), AstraZeneca (Inglaterra) y Sinovac (China)– también autorizadas por este organismo para uso de emergencia en México.

A primera vista parece sorprendente que Cuba, país pobre, asediado por el bloqueo estadunidense de seis décadas y que vive una aguda crisis económica, aparezca al lado de grandes potencias como Estados Unidos, Inglaterra y China, en la lista de países que desarrollaron su propia vacuna. Estudios recientes no sólo han destacado la gran efectividad de las vacunas cubanas –sobre 95 por ciento para prevenir casos severos y muerte por el covid-19–, sino que Cuba sobresale por su alto nivel de vacunación. A principios de este año, cerca de 86 por ciento de su población había recibido ya las tres dosis de su vacuna, un nivel sólo superado entonces por Emiratos Árabes Unidos. Cuba además fue el primer país en vacunar masivamente a niños de hasta dos años de edad, proceso que redujo la letalidad de la pandemia en la isla ya que si bien el covid-19 no los afecta con igual seriedad que a la gente mayor, los pequeños sí son fuente de transmisión.

Cuba lleva desde los años 80 desarrollando medicamentos y vacunas tanto para su propia población como para exportación y donación a otros países del mundo. El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y el Instituto Finlay de Vacunas gozan de una reconocida trayectoria en el desarrollo de vacunas eficaces y seguras. Entre ellas destacan la primera vacuna desarrollada a escala mundial en contra del meningitis meningocócica (MenB), aplicada en Cuba desde 1989; la vacuna contra Haemophilus influenzae tipo b (Hib), administrada en Cuba desde 2003; y la vacuna contra el hepatitis B, usada en Cuba desde 1992. Esta última fue la primera vacuna recombinante en el mundo autorizada por la Organización Mundial de Salud.

La infraestructura, experiencia, y avances en la creación de estas vacunas formaron la base para desarrollar las vacunas contra el covid-19. A diferencia de la nueva tecnología ARNm (ácido ribonucleico mensajero) utilizada por Pfizer y Moderna que está diseñada para enseñar a las células a producir una proteína que, si el cuerpo se infecta, provoca la respuesta inmunológica, las vacunas cubanas se basan en un método más tradicional. Contienen una parte de la proteína que el coronavirus usa para unirse a las células humanas lo cual, al ser administrada, genera anticuerpos que bloquean esta unión. El método cubano tiene tres grandes ventajas: es más económico, es más fácil de reproducir, y las vacunas no requieren el ultra-congelamiento necesitado por las de ARNm. Estas características hacen más factible vacunar a la población mundial, sobre todo en países pobres.

Dentro de las múltiples injusticias desenmascaradas por la pandemia está la desigualdad mundial que permitió a los países ricos adquirir y administrar vacunas de sobra para su población, mientras los países pobres fueron obligados a esperar. Para febrero de 2022, a casi dos años de haber sido declarada la pandemia, sólo 9.5 por ciento de la población de países pobres había recibido una dosis de la vacuna. Otra gran injusticia es la fortuna que adquirieron las industrias farmacéuticas. No obstante la inmensa inversión del sector público de la que fueron dotadas para desarrollar sus vacunas, las farmacéuticas junto con los gobiernos de EU, Gran Bretaña y Canadá, bloquearon intentos por liberar la fórmula para que éstas se pudieran producirse masivamente. En noviembre de 2021, cuando estas industrias se preparaban para su convención anual, tan sólo Pfizer-BioNTech y Moderna estaban generando ganancias de 65 mil dólares cada minuto. Mientras, menos de uno por ciento de las vacunas de la primera y apenas .2 por ciento de las de la segunda, habían sido entregadas a países pobres.

Entre las razones que citan los científicos y funcionarios cubanos por haber tomado la decisión de orientar toda su capacidad hacia la producción de sus propias vacunas es que no confiaban en que las pudieran adquirir de la comunidad internacional. Su experiencia con el bloqueo estadunidense –que también sanciona a terceras partes si hacen negocios con Cuba– les daba más que buenos motivos para dudar. El imperio no se quedó cortó negándose a relajar aunque fuera mínimamente, sus inhumanas sanciones en un momento de emergencia sanitaria sin precedente.

La apuesta de Cuba ha dado resultados, no sólo para su propia población, sino para la de otros países, cuyos pueblos Estados Unidos también insiste en castigar. Cuba ha enviado sus vacunas a Venezuela, Siria, Nicaragua y Vietnam; Soberana 2 se está produciendo en Irán. Además, desarrolló acuerdos con otros países para transferir su tecnología y proveer las vacunas a bajo costo.

En condiciones sumamente adversas Cuba sigue sorprendiendo al mundo: con sus brigadas médicas internacionales, con sus innovaciones de medicina, con los altos índices de salud de su población. Sus vacunas contra el covid son otro recordatorio de lo que se puede lograr, si no se opera bajo la lógica capitalista.

Profesora-investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Autora del libro Unintended Lessons of Revolution, una historia de las normales rurales


miércoles, 12 de enero de 2022

Corbevax: vacuna sin patente y desarrollada por científica hondureña

Publicado en BBC News
https://www.bbc.com/mundo/noticias-59958832


Cómo es Corbevax, la primera vacuna sin patentes contra la covid-19 desarrollada por una científica hondureña
  • Carlos Serrano (@carliserrano)
  • BBC News Mundo

Desde que se aprobaron las primeras vacunas contra la covid-19 surgió un intenso debate que dividió al mundo.

Por una parte, estaban las farmacéuticas de países poderosos que protegían la propiedad intelectual de las vacunas que desarrollaron.

Y por otro, quienes pedían la liberación de las patentes para que las vacunas se pudieran producir en mayores cantidades y llegaran a los países más pobres.

Ahora, una científica hondureña espera terminar con ese enfrentamiento, gracias al desarrollo de una vacuna libre de patentes.

 Se trata de la doctora María Elena Bottazzi, codirectora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, en Houston, Estados Unidos.

 Bottazzi y el doctor Peter Hotez diseñaron una vacuna contra la covid-19 que a finales de diciembre recibió la autorización para uso de emergencia en India.

El nombre de la vacuna es Corbevax y, según Bottazzi, toda la información necesaria para fabricarla está disponible sin ánimo de lucro.

"Cualquiera la puede replicar", le dice Bottazzi a BBC Mundo. "Cualquiera puede trabajar con nosotros".

Actualmente, Bottazzi y su equipo están en conversaciones para producir la vacuna en países como Indonesia, Bangladesh y Botsuana.

Y, por ser hondureña, tiene especial interés en que se pueda producir en Centroamérica y distribuirse por toda la región.

En conversación con BBC Mundo, Bottazzi explica por qué considera a Corbevax "la primera vacuna contra la covid diseñada para la salud global" y cómo espera que cambie los paradigmas de producción y distribución de las vacunas.

Tecnología probada

La vacuna desarrollada por Bottazzi y Hotez está basada en una tecnología tradicional, llamada proteína recombinante.

Esta tecnología ya ha probado ser efectiva desde hace décadas, en vacunas como la de la hepatitis B, por ejemplo.

Su funcionamiento se basa en utilizar proteínas de un virus suficientes para despertar una respuesta inmune, pero no la enfermedad.

Además, requiere un proceso de producción más sencillo y barato que otro tipo de vacunas, como las de ARN mensajero que producen Pfizer o Moderna.

Bottazzi y Hotez venían trabajando en una vacuna desde principios de los años 2000, cuando surgieron las epidemias de MERS y SARS, que también son coronavirus.

 Como estos virus no derivaron en una pandemia, se perdió interés en esas vacunas, pero ante la llegada del SARS-CoV-2, Bottazzi y Hotez retomaron sus trabajos aprovechando el camino que ya habían avanzado.

Falta de interés

Así, cuando llegó la pandemia, Bottazzi y Hotez estaban listos para desarrollar las pruebas necesarias para perfeccionar su vacuna.

"Pero no hubo ningún interés", dice Bottazzi, refiriéndose a que no obtuvieron el apoyo de las agencias del gobierno de Estados Unidos.

"Estaban enfocados en que tenía que ser una vacuna de ARNm", explica.

"Fue un fallo no apoyar tecnologías como las proteínas recombinantes, o las vacunas convencionales, porque es cierto, tal vez nos tardamos más en la producción, pero una vez lo logramos, podemos producir miles de millones de dosis. Mientras que con las de ARNm, se pueden producir rápido pero no a escala suficiente".

La eficacia de la vacuna

Pero cuando ya comienza el tercer año de la pandemia, la vacuna de Bottazzi parece que por fin tiene su oportunidad.

Para la científica, el gobierno de India fue "más ingenioso".

"Dijeron 'si nadie quiere estas vacunas, yo las voy a revisar y a producir mis propias vacunas, sin tener que esperar a que alguien nos las venga a regalar'".

El Hospital Baylor College en el que trabajan Bottazzi y Hotez, se alió con el laboratorio indio Biological E. para compartirles información y que hicieran los estudios necesarios para comprobar la seguridad y la eficacia de la vacuna.

Según un estudio de Fase III entre 3.000 voluntarios, Corbevax tuvo una eficacia del 90% para prevenir la enfermedad causada por la versión original del SARS-CoV-2, y del 80% para la variante delta.

Los datos de estos estudios aún no han sido publicados, por lo que algunos especialistas prefieren ser cautelosos.

"La ciencia, especialmente cuando se trata de la salud pública, se basa en el análisis objetivo de datos abiertos, sin confiar en la palabra de un fabricante de vacunas con un interés personal en el producto", le dijo a The Washington Post James Krellenstein, cofundador de PrEP4All, una organización que vela por la equidad en los servicios de salud.

Y respecto a la variante ómicron, Bottazzi dice que están haciendo pruebas y esperando la validación de los resultados.

La investigadora sostiene que los datos de los estudios aún no se han publicado porque toma tiempo procesarlos y hacerlos disponibles al público, y tanto ellos como Biological E. son equipos pequeños en comparación con las grandes multinacionales.

Al mismo tiempo, Bottazzi asegura que "no habrá sorpresas".

Lo cierto es que el gobierno de India ya le encargó 300 millones de vacunas a Biological E.

Además, Bottazzi sostiene que la idea es que en marzo la Corbevax ingrese al mecanismo Covax, con el que la OMS busca una distribución equitativa de las vacunas entre los países menos desarrollados.

Altruismo

Bottazzi confía en que su trabajo ayude a cambiar el modelo de producción y distribución de las vacunas a nivel mundial.

"Los manufacturadores tienen que tener algo de altruismo", dice.

"La desgracia fue que no se dio ese altruismo en esa situación de emergencia y no logramos ofrecer al mundo lo que necesitaba, y por eso estamos todavía en esta situación tan grave", indica la experta.

"Acceso global no es solo mandar la vacuna a otra parte del mundo, acceso global es que haya acceso equitativo, que cualquier manufacturador pueda replicar la fórmula, que cualquier persona tenga acceso a la vacuna".

Según ella, con este modelo libre de patentes se resalta el papel de las entidades académicas y sirve para llamar la atención para que los gobiernos apoyen más las áreas de investigación.

"Hay que cambiar los incentivos, no puede ser solamente económico", dice Bottazzi.

"La vacuna no es un producto para hacer dinero". 


domingo, 3 de octubre de 2021

Indicadores de Ciencia y Tecnología RICYT actualizados


Ya están disponibles los indicadores actualizados de RICYT

Ya se encuentran disponibles los indicadores actualizados de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT). Se trata del resultado del relevamiento anual de información estadística a los países que la integran.

Acceda aquí a la batería completa de indicadores actualizados.

Inversión en I+D de América Latina

Algunos datos destacados

  • Los recursos económicos destinados a I+D se mantuvieron estables en 2019 en relación con el año anterior, tanto en América Latina como en Iberoamérica. Sin embargo, en América Latina,  a pesar de esta estabilización luego de la caída de los años 2016 y 2017, los valores de 2019 fueron aún inferiores a los de 2013.
  • El estancamiento de la inversión latinoamericana en I+D contrasta con una leve evolución positiva del PBI hasta 2019. Como consecuencia, la inversión en I+D en relación con el PBI pasó del 0,58% al 0,56%.
  • A diferencia de lo que ocurre en los países más desarrollados, el 56% de la inversión en I+D de América Latina es financiada por el gobierno, mientras que la participación empresarial se reduce al 37%.
  • La cantidad de investigadores en América Latina continúa expandiéndose a pesar de las restricciones económicas, superando en 2019 el millón de personas. El 74% de ellos están radicados en universidades, dando cuenta de la importancia de la educación superior en la I+D regional.
  • La producción científica de los países latinoamericanos sigue creciendo en la base de datos SCOPUS, alcanzando los 170.000 artículos en 2019. El crecimiento está impulsado por varios países de la región y se destaca el caso de Chile, que desplazó a Argentina del tercer puesto, detrás de Brasil y México.

Visite también nuestro explorador de indicadores y nuestras infografías actualizadas


***************
http://www.ricyt.org/category/indicadores/

Indicadores de contexto

Indicadores de Educación Superior
Indicadores bibliométricos
Indicadores de innovación
Indicadores de percepción pública

 

Plan 2.0 para el acceso abierto: ¿un plan o una nueva ambigüedad?

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/plan-s-20-open-access-plan-bold-may-prove-ineffective   El...