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jueves, 4 de diciembre de 2025

MÉXICO: soberanía editorial vs extractivismo digital y el "infantilismo de izquierda"

Publicado en Nexos
https://ciencia.nexos.com.mx/la-caverna-de-lenin/




La caverna de Lenin

Raúl Marcó del Pont Lalli

noviembre 30, 2025


Ideologías, espejismos y políticas públicas en la comunicación científica

Platón imaginó una caverna donde los prisioneros confundían las sombras proyectadas en la pared con la realidad. Hoy, en el terreno de la comunicación de la ciencia, corremos el riesgo de habitar una caverna semejante, aunque con matices modernos: ya no se trata de sombras de objetos, sino de ideologías que proyectan sus propios reflejos sobre la pared del conocimiento. Entre ellas, el discurso sobre la soberanía editorial en América Latina ocupa un lugar central. La metáfora de Lenin, que en su momento apostó por la claridad revolucionaria frente a los engaños burgueses, se vuelve aquí provocadora: como en una caverna del líder bolchevique, ciertos discursos se blindan bajo un ropaje ideológico que promete emancipación, pero que corre el riesgo de oscurecer las dinámicas y una visión informada y crítica de la edición académica y de la inteligencia artificial (IA).

El documento al que nos referimos aquí / Conversatorio virtual “Soberanía editorial e inteligencia artificial” – una propuesta para un webinario sobre soberanía editorial e inteligencia artificial– es un ejemplo elocuente de este fenómeno. Presenta una narrativa coherente y atractiva: América Latina ha construido, gracias a proyectos como SciELO, Redalyc, AmeliCA o LA Referencia, una infraestructura pública de comunicación científica que resiste el embate de las editoriales comerciales y defiende el conocimiento como bien común. Frente al extractivismo digital de las grandes tecnológicas, se propone una agenda de soberanía: cláusulas anti-extractivismo, acuerdos regionales, licencias específicas y preservación distribuida.

El planteamiento tiene virtudes: denuncia prácticas de apropiación inequitativa, señala riesgos de dependencia tecnológica y subraya el papel del Estado en la preservación de los bienes comunes. Pero como toda ideología, construye una caverna donde ciertas luces brillan demasiado y otras quedan en penumbra. Veamos.

El espejismo del extractivismo


Uno de los ejes centrales del texto es la analogía entre el uso de artículos en acceso abierto para entrenar modelos de IA y el extractivismo de recursos naturales en América Latina. La imagen es poderosa: así como los minerales o el petróleo han sido explotados por potencias extranjeras, también los artículos financiados con fondos públicos se convierten en materia prima gratuita para la industria tecnológica global.

El problema es que esta analogía, aunque sugerente, distorsiona. En primer lugar, los datos no son recursos finitos: no se agotan por usarse, sino que se multiplican. Además, equiparar automáticamente el entrenamiento de modelos con desposesión invisibiliza la complejidad de la circulación del conocimiento en red. ¿No se supone que el acceso abierto busca precisamente que cualquiera –sea estudiante, ciudadano, empresa o laboratorio– pueda reutilizar los resultados de la investigación? Reclamar reciprocidad es legítimo; convertir el acceso abierto en un espacio vigilado, en cambio, corre el riesgo de traicionar su espíritu original.

La metáfora del extractivismo, útil como provocación política, se vuelve peligrosa como diagnóstico: nos encierra en la caverna ideológica donde toda interacción con corporaciones globales es vista como saqueo, y donde las posibilidades de cooperación, regulación compartida o beneficio mutuo se esfuman.

La soberanía como espantapájaros


El segundo gran eje del documento es la soberanía editorial. Se la define como la capacidad de los sistemas nacionales y regionales para controlar la producción, evaluación y circulación del conocimiento. La idea, a primera vista, parece incuestionable: ¿quién podría oponerse a que los países de América Latina ejerzan control sobre su propia producción científica?

Sin embargo, hay un problema de fondo: la noción de soberanía, heredada del vocabulario político clásico, se aplica aquí como si la edición académica fuese un territorio. Y no lo es. El conocimiento circula en redes globales, atraviesa idiomas, se valida en comunidades internacionales. Pretender una soberanía plena en este terreno es tan ilusorio como pensar en un internet puramente nacional.

Más aún: la apelación constante a la soberanía puede derivar en nacionalismos editoriales que, bajo el pretexto de proteger, terminan aislando a las revistas y reduciendo su visibilidad. ¿Queremos revistas que solo dialoguen hacia dentro de la región, reforzando un circuito endogámico, o revistas capaces de incidir en las conversaciones globales? El dilema es real, y la ideología soberanista suele ofrecer respuestas simplistas.

La sombra de Lenin


Como en la alegoría platónica, los promotores de la soberanía editorial miran las sombras de los gigantes tecnológicos proyectadas en la pared y concluyen que todo lo que hay fuera de la caverna es opresión. Pero, como Lenin, confunden el diagnóstico político con una verdad absoluta y descuidan la complejidad del fenómeno.

En la práctica, las políticas públicas inspiradas en esta visión pueden conducir a callejones sin salida. Por ejemplo: si se establecen cláusulas “anti-extractivismo” demasiado rígidas, ¿qué pasará con la colaboración internacional? ¿Cómo se integrarán los proyectos latinoamericanos en la construcción de estándares de IA que son, inevitablemente, globales? ¿De qué manera se atraerán inversiones o se incentivará la innovación local si toda reutilización externa se etiqueta de colonialismo?

Un ejemplo reciente que ilustra lo desencaminados que podemos estar. En 2016, la noticia era que el maestro de go de DeepMind, AlphaGo, derrotaba a uno de los mejores jugadores mundiales. Una nueva versión del jugador, AlphaGo Zero, superó a AlphaGo por cien partidas a cero. AlphaGo se programó originalmente a partir de un conjunto de datos de más de 100 000 partidas de Go, como punto de partida para su propio autoaprendizaje. Por el contrario, AlphaGo Zero se programó solo con las reglas esenciales del Go. Lo sorprendente es que, a través del aprendizaje profundo, AlphaGo Zero aprendió todo desde cero. La naturaleza misma de la complejidad del programa se construyó inicialmente a través de movimientos aleatorios en el tablero de Go; a través de millones y millones de partidas jugadas contra sí mismo, AlphaGo Zero actualizó su propio sistema para convertirse en el jugador más fuerte de la historia del juego. Tal vez debamos enfocarnos el asunto de otra forma, y evitar así que terminemos discutiendo asuntos irrelevantes.

La caverna ideológica promete protección, pero puede convertirse en prisión.

Lo que queda en la penumbra

Más allá de las metáforas, lo que resulta más preocupante del documento es aquello que calla o apenas menciona. Se habla mucho de “soberanía”, pero poco de calidad editorial. Se denuncia el extractivismo, pero casi nada se dice sobre la precariedad laboral de quienes sostienen las revistas en la región: editores con sueldos bajos, evaluadores sin reconocimiento, sistemas obsoletos de gestión.

Tampoco se aborda con claridad la crisis de confianza en el proceso de revisión por pares, donde la IA no es solo amenaza, sino también posible aliada para agilizar, transparentar y diversificar la evaluación. En vez de pensar cómo integrar la IA en los flujos editoriales para mejorar la calidad de las revistas, se la reduce a una máquina extractora de datos. Se habla de licencias y cláusulas, pero no de capacitación, experimentación ni innovación tecnológica dentro de nuestras propias comunidades.

Esta mirada de la IA es estrecha, carece de matices y resulta poco informada. La diversidad de este fenómeno es tan grande que resiste muchas de las encorsetadas definiciones que circulan. Anthony Elliott (2022, p. 5) enlista algunas de ellas para describir esta diversidad y riqueza que las discusiones de Secihti parecen obviar:

  1. la creación de máquinas o programas informáticos capaces de realizar actividades que se considerarían inteligentes si las realizaran seres humanos;
  2. una combinación compleja de mejoras aceleradas en tecnología informática, robótica, aprendizaje automático y big data para generar sistemas autónomos que rivalizan con las capacidades humanas o las superan;
  3. formas de pensamiento impulsadas por la tecnología que realizan generalizaciones de manera oportuna basándose en datos limitados;
  4. el proyecto de producción automatizada de significados, signos y valores en la vida sociotécnica, como la capacidad de razonar, generalizar o aprender de la experiencia pasada;
  5. el estudio y diseño de “agentes inteligentes”: cualquier máquina que perciba su entorno, actúe para maximizar su objetivo y optimice el aprendizaje y el reconocimiento de patrones;
  6. la capacidad de las máquinas y los sistemas automatizados para imitar el comportamiento inteligente humano;
  7. la imitación de la inteligencia biológica para facilitar que la aplicación de software o las máquinas inteligentes actúen con diversos grados de autonomía.

Al obsesionarse con la defensa frente al enemigo externo, se descuidan las debilidades internas.

De la caverna al ágora

¿Cómo salir de la caverna de Lenin? No se trata de abandonar la crítica ni de rendirse al mercado. Se trata de abrir espacios de diálogo que reconozcan la ambivalencia de la IA y de las plataformas globales. Sí, hay dinámicas de concentración y riesgo de dependencia; pero también hay oportunidades para visibilizar la producción científica latinoamericana, para crear colaboraciones inéditas y para fortalecer la infraestructura regional con estándares abiertos realmente interoperables.

En lugar de convertir la soberanía en un fetiche, podríamos hablar de interdependencia justa. No se trata de blindarnos en un reducto, sino de negociar desde una posición de fortaleza: mejorar la calidad de nuestras revistas, profesionalizar a los equipos editoriales, invertir en innovación tecnológica, experimentar con IA en la gestión de manuscritos y la detección de plagio. Solo así podremos sentarnos en la mesa global con voz propia; no como víctimas, sino como actores capaces de influir en la agenda.

Del mismo modo, en lugar de repetir la metáfora del saqueo, podríamos pensar en esquemas tratando de equilibrar la reciprocidad. No cerrar puertas, sino establecer reglas claras de juego.

Epílogo: política con luz propia


Platón advertía que salir de la caverna era doloroso: la luz del sol enceguece al principio. De igual modo, abandonar los espejismos ideológicos cuesta. Pero la comunicación científica en América Latina no necesita más cavernas; necesita horizontes abiertos. Si reducimos el debate a consignas de soberanía y extractivismo, corremos el riesgo de quedarnos encerrados en un teatro de sombras.

La tarea, entonces, es doble. Por un lado, reconocer los logros de las iniciativas regionales que han defendido el acceso abierto frente a las lógicas comerciales abusivas. Por otro, escapar de la caverna ideológica para pensar en políticas públicas que combinen justicia cognitiva con realismo tecnológico. La IA no desaparecerá por decreto, y su relación con la edición científica será cada vez más estrecha. Ignorar esto sería, parafraseando a Lenin, un “infantilismo de izquierda” aplicado al mundo editorial.

La salida está en el ágora: en un debate abierto, plural, informado, donde la crítica no se confunda con el dogma y donde el futuro de la comunicación científica se construya con luces propias, no con sombras proyectadas.

Raúl Marcó del Pont Lalli

Editor de publicaciones académicas.


viernes, 28 de noviembre de 2025

Sobre la no-inevitabilidad del cambio global al Acceso Abierto: los muros de pago repuntan, los APC se ralentizan pero se afianza, la vía verde cae

Publicado en The Scholarly Kitchen
https://scholarlykitchen.sspnet.org/2025/11/17/the-global-transition-has-already-happened-its-just-not-the-one-you-expected-part-1-of-2/ 



La transición global ya se ha producido, pero no es la que esperabas (Parte 1 de 2)        

                               

Por Rick Anderson

17 de noviembre de 2025


Durante muchos años, el discurso dominante sobre el futuro de la comunicación académica se ha centrado en dos supuestos:


En primer lugar, que cobrar a las personas por el acceso a los productos académicos es moralmente inaceptable y debe erradicarse mediante una transición global hacia el acceso abierto (OA).


En segundo lugar, que esta transición global del acceso de pago al OA es inevitable (aunque no se esté produciendo tan rápidamente como debería). 


Voy a rebatir ambas suposiciones. En la primera parte de este ensayo dividido en dos partes, abordaré la segunda; mañana abordaré la primera, ofreciendo (en forma de «modesto manifiesto») una visión muy diferente del futuro de nuestro ecosistema global de comunicación académica.


En cuanto a la transición global hacia el acceso abierto, parece haberse estancado. En cuanto a su inevitabilidad última, no veo ninguna prueba de ello. Por el contrario, lo que parece que estamos viendo son pruebas continuas y sólidas de una transición muy diferente, que ya ha tenido lugar y que sospecho que se mantendrá en el futuro previsible: una transición de un ecosistema de comunicación académica dominado de forma abrumadora por el acceso de pago a un ecosistema híbrido mucho más diverso en el que coexisten cómodamente una variedad de modelos de acceso abierto y de pago, cada uno de los cuales aporta al sistema un conjunto diferente de fortalezas y debilidades, ninguno de ellos perfectamente equitativo, cada uno de los cuales resuelve algunos problemas mientras crea o perpetúa otros.


El reciente informe de STM sobre la adopción global del acceso abierto ofrece pruebas convincentes que contradicen el discurso generalizado sobre su «inevitabilidad». El elemento central de ese informe es este gráfico:





Hay varios datos interesantes y reveladores aquí. Uno es la buena salud que sigue gozando la publicación de acceso de pago, que, tras un ligero descenso en la cuota de mercado de artículos, reseñas y ponencias de conferencias entre 2014 y 2015, ha ido aumentando lentamente su cuota de mercado durante la década siguiente, creciendo mucho más rápidamente entre 2023 y 2024. En 2024, dos décadas después de la Declaración de Berlín sobre el acceso abierto, los artículos, reseñas y ponencias de conferencias de acceso de pago seguían representando la mayor parte de la producción en estos formatos.


Otro dato interesante es el creciente (¿aunque quizás ralentizado?) dominio de los gastos de procesamiento de artículos (APC) como modelo de negocio que sustenta la producción de artículos, reseñas y ponencias de conferencias de acceso abierto durante el mismo periodo. Mientras que las publicaciones de acceso abierto verde y bronce se mantuvieron durante la mayor parte de la década a un nivel bajo pero constante y en los últimos años han comenzado a descender, las publicaciones de oro han aumentado considerablemente y ahora se acercan a rivalizar con la cuota de mercado de las publicaciones de acceso de pago, aunque, una vez más, los datos recientes sugieren que el acceso de pago puede estar alejándose. Dada la naturaleza cada vez más controvertida del modelo de financiación APC (que, seamos sinceros, no es más que otra manifestación de la publicación de acceso de pago), esta tendencia ha causado una verdadera consternación en la comunidad defensora del acceso abierto. 


Ahora bien, obviamente, este es solo un informe basado en un único conjunto de datos que se centra específicamente en artículos, reseñas y ponencias de conferencias. Pero no conozco ningún dato que sugiera que se esté produciendo un cambio global hacia el acceso abierto en ningún otro sector del mercado editorial (si existe algún dato de este tipo, por favor, compártalo en los comentarios). Tampoco las tendencias globales en materia de políticas y prácticas editoriales ofrecen muchos indicios de un cambio inminente hacia el acceso abierto universal. En Estados Unidos, el único impulso político va en la dirección del acceso público, más que del acceso abierto, y a pesar de la proliferación de declaraciones y políticas institucionales sobre el acceso abierto, prácticamente ninguna institución académica estadounidense exige realmente a su profesorado que publique de forma abierta. En Europa, la cOAlition S sigue alejándose de sus objetivos originales y revolucionarios. China, por el momento, ha mostrado poca inclinación a convertir la publicación abierta en un requisito para sus investigadores, y el programa One Nation One Subscription, recientemente instituido en la India, representa la institucionalización nacional no del acceso abierto, sino de la hibridación, ya que el gobierno nacional paga las cuotas de suscripción y suscribe los APC en revistas seleccionadas.


¿Significa todo esto que el movimiento por el acceso abierto ha fracasado? No, si el objetivo del movimiento es el crecimiento y la proliferación del acceso abierto, ya que en ese sentido ha sido un gran éxito. Si, por el contrario, el objetivo del movimiento es el acceso abierto obligatorio y universal, entonces es difícil vislumbrar el éxito en el horizonte.


Pero, ¿es el acceso abierto obligatorio y universal un objetivo que debemos adoptar?


Mañana ofreceré algunas reflexiones al respecto en mi publicación.

martes, 25 de noviembre de 2025

"Profesional de la información": la historia de su conversión en revista depredadora

 reenvío ]


De: Tomàs Baiget <000011dfd98f4834-dmarc-request@listserv.rediris.es>

Date: jue, 13 nov 2025 a las 0:17

Subject: [IWETEL] Final definitivo de la revista "Profesional de la Información"

To: <IWETEL@listserv.rediris.es>



[Mensaje enviado a varias listas]


Estimados colegas:


Os envío un relato simplificado del final de "Profesional de la Información" como revista respetable.


Como sabéis, la revista "Profesional de la Información" fue comprada por la editorial inglesa OAText, gestionada por personal paquistaní e indio. OATExt aparecía en la lista de Beall como editorial depredadora (y aún es fácil comprobarlo viendo los tiempos de publicación y sus JIFs falsos https://www.oatext.com/), pero fuimos asegurados de que OAText abría una nueva división de revistas "limpias" en la que EPI se publicaría junto a otras revistas Q1 compradas recientemente, pero cada revista mantendría su propio dominio.


OAText me ofreció, y yo acepté, seguir como editor de EPI, pero me dijeron que solo para gestionar los manuscritos procedentes de Europa y Américas, pues ellos nombrarían otros dos editores, uno para Asia y otro para África.


Tres personas españolas --a las que estoy muy agradecido-- aceptaron acompañarme en el equipo editorial, y así transcurrió 2024, publicando buenos artículos, a pesar de que varias cosas eran muy molestas, inquietantes y hasta misteriosas:

- De golpe el nombre de la editorial cambió de OAText a Oxbridge. Al cabo de un tiempo lo justificaron diciendo que la segunda, una editorial hermana, "estaba más especializada en CCSS".

- Un día dijeron que las facturas de las APC las haría otra "editorial": H&N Publishers.  

- La editorial mostró siempre una gran opacidad, y muchos mails no los contestaban, ni avisaban cuando publicaban los artículos.

- Nunca supe los nombres de los otros dos editores, ni aparecieron en el OJS de la revista. ¿Cómo gestionaban los manuscritos? Otro misterio sin respuesta.

- La maquetación que realizaba la editorial era lenta y muy naïf y plagada de errores, aunque esto fue mejorando.

- El "general manager" de Oxbridge (desconozco su nombre) cometió errores muy graves en el OJS que hicieron que no funcionara en 3 períodos.


A pesar de los muchos errores y misterios, pensaba que todo se iría arreglando, y que en Oxbridge se profesionalizarían.


Pero en noviembre de 2024, revisando la bibliografía de un artículo español, me di cuenta de que en Oxbridge habían metido 8 de referencias falsas.

Rápidamente miré otros artículos y también vi que habían añadido referencias a unos cuantos de ellos, siempre de una lista de unas 20 revistas.

Miré los artículos chinos y árabes y casi todos tenían referencias añadidas.

Me quejé enseguida. Ellos tardaron varios días en contestar y más de una semana en limpiar los artículos españoles y volverlos a subir al OJS. 

Pidieron disculpas y dijeron que había sido un mal comportamiento del editor chino.


Nunca me preocupaba de los artículos chinos o árabes, pero entonces abrí unos cuantos y observé que varios de ellos estaban calcados entre sí: con toda seguridad estaban realizados por paper mills.


Volví a quejarme, pero no obtuve respuesta.


Entretanto en febrero de 2025 nos echaron de la Web of Science (aunque la expulsión era "merecida", la rapidez de Clarivate hace pensar que se produjo por la denuncia directa de alguien).


A partir de aquí los editores invitados cancelaron los monográficos previstos y muchos autores retiraron sus manuscritos.


Aunque la revista siguió indexada en Scopus, apenas se recibían ya artículos: en los 10 primeros meses de 2025 solo se han publicado 15 artículos. De éstos, Scopus ha indexado 13.

Y parece que ya no va a indexar ninguno más, puesto que en la lista de revistas de Scopus aparece como "Inactive":

https://www.elsevier.com/products/scopus/content#4-titles-on-scopus


¿Por qué he aguantado como editor hasta este final?

Tenía la esperanza que esa gente, que hicieron una inversión tan grande comprando la revista, aceptarían mi sugerencia (enviada en mayo de este año) de refundarla desde un nuevo sello editorial, nombrando un Consejo Científico que inspirara confianza, y así reflotar la revista en un par de años.


Al principio, mi  contacto en OAText me dijo que "estaban en esa línea" pero que antes tenían que resolver una demanda judicial contra Oxbridge porque consideraban que "habían sido estafados".


Todo quedó en nada, y ahora ni contestan los mails.


Ha quedado diáfanamente claro que esas empresas compraron "Profesional de la Información", "Comunicar" y otras revistas para hacer alguna misteriosa operación financiera, que incluía tener millones en pérdidas.


Triste final para la revista que fundé hace 32 años, y que con mucho esfuerzo fue subiendo de nivel hasta estar en el Q1 tanto de Scopus como de WoS. 

No estuve solo: agradezco mucho a los equipos editoriales que hicieron tan buen y abnegado trabajo, a los evaluadores, a los autores y a los lectores. Entre todos creamos un gran producto. ¡Gracias!


Ahora la vida sigue y hay muchos proyectos por delante...


Saludos cordiales,


Tomàs Baiget, Fundador y Editor de la

revista Profesional de la Información

https://directorioexit.info/ficha46

baiget@gmail.com


lunes, 24 de noviembre de 2025

THE DRAIN: El drenaje de las Publicaciones Científicas. Editoriales comerciales drenan dinero, tiempo, confianza y control

 

PREPRINT disponible enhttps://arxiv.org/abs/2511.04820


The Drain of Scientific Publishing
The domination of scientific publishing in the Global North by major commercial publishers is harmful to science. We need the most powerful members of the research community, funders, governments and Universities, to lead the drive to re-communalise publishing to serve science not the market.
El Drenaje de las Publicaciones Científicas

El dominio de las publicaciones científicas en el Norte Global por parte de las grandes editoriales comerciales es perjudicial para la ciencia. Necesitamos que los miembros más influyentes de la comunidad investigadora, los financiadores, los gobiernos y las universidades lideren la iniciativa de volver a comunitarizar las publicaciones para que sirvan a la ciencia y no al mercado.


La ciencia bajo el control de las grandes editoriales: el lucro por delante del conocimiento

 

Un estudio revela cómo el sistema de publicación científica prioriza ganancias frente al avance del conocimiento y la integridad académica.

 

El sistema editorial actual es perjudicial para la ciencia. Un nuevo análisis en el que ha participado el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) muestra que, en el sector de la publicación científica, los intereses comerciales anteponen el beneficio económico al progreso del conocimiento y a la integridad académica.

Las cuatro principales editoriales, Elsevier, Springer Nature, Wiley y Taylor & Francis, generaron más de 7.100 millones de dólares en ingresos solo en 2024, con márgenes de ganancia superiores al 30 % (mucho más elevados que en otros sectores­), y acumularon más de 14.000 millones de dólares en beneficios entre 2019 y 2024. Gran parte de este dinero proviene de fondos públicos destinados a investigación, que los propios investigadores deben gastar para publicar sus trabajos o acceder a los de otros científicos.

El estudio advierte sobre un drenaje de fondos del sistema científico en cuatro ámbitos: dinero que se desvía de la investigación, tiempo que los investigadores dedican a publicar y revisar artículos de manera no remunerada (estimado en 130 millones de horas solo en el año 2020), pérdida de confianza por fraudes, retractaciones y prácticas cuestionables, y concentración del control académico en manos de las compañías privadas.

Estas empresas también controlan las métricas como el factor de impacto de las revistas (journal impact factor) y las bases de datos como Scopus, definen qué investigación se considera excelente y marginan modelos comunitarios o regionales. «Las editoriales comerciales están íntimamente ligadas a la academia, tanto en la manera en que recopilan datos sobre nosotros como en la forma en que están integradas en la evaluación académica», afirma Brockington, investigador del ICTA-UAB y coautor del estudio.

Este sistema perjudica a la ciencia: fomenta la proliferación de artículos centrada en el prestigio, lo que sobrecarga el sistema de publicación. Además, desalienta la reflexión interdisciplinaria lenta y cuidadosa, clave para lograr una ciencia de mayor calidad. En última instancia, contribuye a un debilitamiento de la calidad y, por ende, a un deterioro de la confianza pública.

Aunque el movimiento de Open Access buscaba democratizar el acceso a la ciencia, muchas editoriales han convertido las tasas de publicación (article processing charges, APC) en una fuente de ingresos adicional. Entre 2019 y 2023, recaudaron cerca de 9.000 millones de dólares solo en APC, sin devolver el control de la publicación a la comunidad académica.

Esta lacra de las malas prácticas en la publicación científica es más pronunciada en el Norte Global. En el Sur, entidades como SciELO, Redalyc, Latindex o African Journals Online ofrecen sólidas alternativas de propiedad comunitaria. Los autores llaman a recomunalizar la publicación científica promoviendo sistemas comunitarios y no comerciales, con liderazgo activo de universidades, gobiernos y agencias de financiación. En este modelo, los costes se financian mediante sociedades científicas y sus financiadores, y los beneficios vuelven a la investigación, al igual que los datos que genera. Los investigadores lo reclaman una y otra vez.

Brockington insiste en que «para reformar el sistema, es necesario que los investigadores dejen de trabajar con editoriales comerciales. Cuando te enfrentas a organizaciones grandes y poderosas, necesitas aliados igual de grandes y poderosos. Los tenemos: financiadores, agencias gubernamentales, fundaciones y universidades que, de manera conjunta, podrían decidir dónde van los fondos para la publicación, así como qué incentivos motivan a los investigadores.».

Los investigadores que han llevado a cabo el estudio advierten que, sin reformas profundas, el sistema seguirá priorizando las ganancias sobre el avance del conocimiento, desperdiciando recursos públicos, el tiempo de los investigadores y la confianza de la sociedad en la ciencia.

Beigel, F., Brockington, D., Crosetto, P., et al. (2025). The Drain of Scientific Publishing.
arXiv:2511.04820



 




AUSTRALIA y NUEVA ZELANDA rompen negociaciones con ELSEVIER

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/elsevier-boycott-looms-down-under   El cierre de Elsevier ...