Si a alguien le cuentan que una universidad se ha hartado del sistema de rankings que utilizan algunos medios e instituciones para evaluarlas, quizá podría sentirse tentado a pensar que se trata de una universidad a la que éstos no tratan muy bien. Sin embargo la Escuela de Medicina de Harvard acaba de decir no a uno de estos listados. Y no es la única universidad en plantarse.
El “no” se lo ha llevado el índice de las escuelas de medicina de U.S. News & World Report y el anuncio lo realizó la propia universidad a través de su página web. En él el decano de la facultad, George Daley, exponía el doble motivo que había llevado a la facultad a esta decisión.
El primer factor que se nombra es el de la metodología utilizada para crear este tipo de índices. Crear un índice que sirva para ordenar universidades y facultades no es tarea sencilla. Los criterios y la ponderación que se les otorgue dependen en buena medida de cierta subjetividad. Y esto implica que siempre estarán abiertos a la discusión.
“Sin embargo, mis inquietudes y las perspectivas que he atendido de otros son más filosóficas que metodológicas, y residen en la creencia de que los rankings no pueden reflejar fielmente las altas aspiraciones a la excelencia educativa, preparación de los graduados y cuidado compasivo y equitativo de los pacientes que luchamos por trasladar en nuestros programas de educación médica”, justifica Daley.
Al margen de problemas metodológicos y filosóficos, la universidad también menciona algunos más específicos relacionados con la aparición de incentivos perversos. Cita no solo casos en los que se reporta información falsa sino también la posibilidad de que las instituciones den prioridad a aquellas políticas que las hagan sumar puntos en lugar de aquellas que realmente repercutan sobre la calidad de la enseñanza.
La decisión implica que la facultad dejará de compartir la información requerida por la publicación para elaborar sus listas. No obstante también han señalado que la información pertinente se seguirá ofreciendo de manera pública en el portal de admisiones para que los potenciales alumnos del centro puedan decidir sobre su matriculación de manera informada.
Se abre el debate
U.S. News por su parte respondió al adiós de Harvard a través de un comunicado firmado por su CEO Eric Gertler. Gertler recalcaba que el objetivo de estos rankings es ayudar a los futuros estudiantes a tomar la mejor decisión en lo que respecta a su futuro académico.
En palabras de Gertler, “con las admisiones cada vez más competitivas y menos transparentes, y con matrículas cada vez más caras, creemos que los estudiantes merecen acceso a todos los datos e información necesaria para tomar la decisión acertada. Sabemos que comparar instituciones académicas diversas a través de una base de datos común es un reto, y es por eso que hemos expresado consistentemente que los rankings deben ser un componente en el proceso de toma de decisiones de un futuro estudiante.”
Puede dibujarse un debate por tanto entre la necesidad de transparencia y la excesiva simplificación que un ranking implica. Harvard explicó que, pese a retirarse del ranking seguirán ofreciendo la información relevante en su portal de admisiones, si bien este sistema no es equivalente a una “auditoría” externa como la que provén los rankings.
Es un golpe duro para este sistema pero no es el primero. La facultad de medicina sigue la senda de la facultad de Derecho y de otros muchos centros educativos, algunos de la llamada Ivy League, las universidades de abolengo en los Estados Unidos, como Yale y la propia Harvard. Otras universidades de renombre como Berkeley también se unieron a este boicot.
¿Es posible que este debate se traslade a España? La crítica de este tipo de rankings no es, ni mucho menos, exclusiva de Estados Unidos. Tampoco es nueva.Las Universidades españolas no suelen salir bien paradas de los rankings internacionales como el de Shanghái (liderado en esta última edición por Harvard), pero a pocos se les ocurriría pensar que esto es mero reflejo de su mala calidad.
En este caso podemos señalar a la metodología del ranking como la responsable. Aunque estos índices sean utilizados por alumnos de medio mundo como referencia, lo cierto es que muy a menudo juzgan más a las universidades como centros de investigación en lugar de como centros docentes. Es decir, ponderan con más fuerza los méritos investigadores frente a los educativos.
Los índices de calidad pueden ser una herramienta útil, no en sí misma sino a partir de los datos que analizan. Quizá la moraleja que podamos extraer sea que, como de costumbre, la información importante está en la letra pequeña.
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