Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2021/10/14/opinion/a03a1cie
La debilidad tecnológica en vacunas de América Latina se extiende al resto de la industria farmacéutica, pues se ha ido rezagando con la globalización y las sucesivas fusiones de las grandes compañías trasnacionales del ramo. En el documento de la Cepal se encuentra un análisis pormenorizado sobre el impacto de los tratados de libre comercio en esta rama productiva. Los obstáculos a su desarrollo, particularmente de los biotecnológicos, están articulados desde las reglas de propiedad intelectual de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Existen normas de excepción para la salud pública, que fueron acordadas en la reunión de la OMC en Doha. Sin embargo, con el tiempo se ha probado que instrumentar estas reglas es difícil y tardado.
Con excepción de los intentos de los gobiernos progresistas de Brasil y Argentina, al resto de las administraciones latinoamericanas no les ha interesado desarrollar y/o proteger a su industria farmacéutica. Incluso, en México se incrementó la dependencia con el exterior en este campo hasta 2018. Así, hasta el advenimiento del Covid se cobró conciencia de que la producción de vacunas y medicamentos forma parte de la soberanía nacional. Por otro lado, es interesante observar que los países de América del Sur se orientan hacia el complejo farmacéutico europeo, y México, el Caribe y Centroamérica hacia el estadunidense. En contraste y hasta hoy, prácticamente no existe cooperación entre los países de la región.
La segunda parte del documento de la Cepal está dedicada a las propuestas para fortalecer la cooperación latinoamericana y la industria farmacéutica de regional. Los planteamientos están articulados en siete líneas de acción. Su finalidad es precisamente ir hacia la autosuficiencia productiva por razones de seguridad nacional. El primer paso inmediato consistiría en la compra conjunta internacional de biológicos y medicamentos esenciales, mecanismos que han sido desarrollados con éxito por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En esta dirección se propone utilizar las compras públicas para el desarrollo de mercados regionales.
En el mismo sentido, deberían crearse consorcios públicos para el desarrollo y la producción de vacunas. La Cepal propone fortalecer simultáneamente mecanismos de convergencia y reconocimiento regulatorios entre los países. Esto acortaría el tiempo de entrada de los productos al mercado en cada nación. En este contexto debería constituirse una plataforma regional de ensayos clínicos; éstos se están haciendo actualmente en nuestros países, pero bajo el control de la industria farmacéutica global o de empresas constituidas ex profeso con esta finalidad. Otro eje de actuación consistiría en aprovechar las flexibilidades normativas para acceder a la propiedad intelectual. Es decir, habría que aprovechar especialmente las excepciones que se acordaron en los acuerdos de Doha hace ya 20 años.
Las propuestas de la Cepal están inscritas en el concepto del complejo de salud, que se entiende como los derechos relacionados con la salud y la formación de la política del ramo. En este enfoque, la formación y orientación del sistema sanitario es fundamental. La propuesta de la Cepal es, por ello, fortalecer los sistemas primarios en la región para que haya acceso universal a las vacunas y medicamentos y para que su distribución sea equitativa.
Entrelazar de esta manera un tema particular, la industria farmacéutica, con los valores y las prácticas concretas es una característica de la labor de este organismo internacional.
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