viernes, 17 de noviembre de 2023

Competir no da mejores resultados: ¿se está financiando bien la ciencia?

Publicado en The Conversation
https://theconversation.com/competir-no-da-mejores-resultados-se-esta-financiando-bien-la-ciencia-214232



Competir no da mejores resultados: ¿se está financiando bien la ciencia?

Noviembre 8, 2023


La financiación de la investigación por proyecto no tiene ningún impacto diferencial, en comparación con la financiación institucional tradicional, en cuanto a la producción de artículos académicos altamente citados, ni tampoco un efecto claro sobre la cantidad de publicaciones.

Es la conclusión a la que ha llegado un estudio liderado por la Universidad de Sevilla. El análisis se basa en datos de 10 países y 148 universidades europeas con un claro enfoque en la investigación entre 2011 y 2019. Hemos considerado la financiación institucional y por proyecto tanto a nivel nacional como a nivel de universidades y analizado su efecto sobre la cantidad y la calidad de las publicaciones.

En ninguno de los niveles aparece un efecto diferenciador entre los dos tipos de financiación.

Fuerte aumento de la financiación por proyecto

Los resultados contrastan con el fuerte aumento de la financiación de la investigación por proyecto desde los años 1980 en la gran mayoría de los países europeos.

La principal justificación de esta evolución se fundamenta en el supuesto, por parte de los ministerios y agencias de financiación, de que la financiación de la investigación por proyectos supone una mejora del rendimiento académico debido a su naturaleza fundamentalmente competitiva.

Bajo esta modalidad, se financia a un grupo o un individuo para llevar a cabo una actividad de investigación definida generalmente sobre la base de una propuesta que describe las actividades a realizar.

La selección de estas propuestas se sustenta en un proceso competitivo en el cual las agencias públicas deciden financiar en función de una evaluación de calidad y apoyándose en un conjunto de criterios acordados.

En cambio, la financiación institucional se define como la financiación de instituciones sin selección directa de proyectos que deben llevarse a cabo. Bajo este modelo, la institución receptora (y no la organización que financia) tiene discreción sobre los proyectos que deben llevarse a cabo.

Los argumentos en pro y contra la competición

La financiación por proyecto se defiende en base a tres argumentos fundamentales:

  • mejora el rendimiento académico;

  • debería llevar a la selección de los mejores investigadores a través de una evaluación estandarizada de proyectos;

  • incentiva temas específicos de investigación de interés para las organizaciones financiadoras públicas o privadas y aumenta el impacto socioeconómico de la investigación.

Las llamadas a concurso incentivarían a los investigadores para proponer proyectos de alta calidad ya que mejorarían su reputación.

Otro argumento señala que la financiación por proyecto llevaría a investigaciones de más corto plazo, más aplicadas y menos arriesgadas que la financiación institucional, que fomentaría una ciencia más exploratoria.

Una explicación para aumentar la proporción de financiación por proyecto es que, mientras que la investigación exploratoria podría ser percibida por los comités de evaluación como con menos probabilidades de producir resultados tangibles, los proyectos más aplicados ofrecerían más garantías y, por lo tanto, serían más convincentes a la hora de decidir si proporcionar o no financiación para la investigación.

El análisis produce resultados ambiguos

En contraste con el aumento de la financiación por proyecto a lo largo de las últimas décadas, la evidencia empírica disponible sobre el efecto de esta modalidad en el rendimiento de la investigación ha sido hasta ahora inconcluyente.

Mientras que algunos estudios encuentran un impacto positivo de la financiación de proyectos en la producción de investigación, otros no hallan una conexión directa entre este tipo de incentivos financieros y la producción científica.

Un estudio más reciente resalta una relación negativa entre la financiación de proyectos y el rendimiento científico.

Además, la mayoría de estos estudios citados se enfocan en un solo nivel (nacional o universitario) y utilizan indicadores diferentes para medir el rendimiento académico (suelen medir o bien la cantidad o bien el número de citas).

Nuestros resultados

El estudio realizado en la Universidad de Sevilla integra las diferentes perspectivas para proponer un análisis multinivel (nacional y universitario) y analiza tanto la cantidad de publicaciones como los artículos más citados como medidas de la producción académica.

Los resultados confirman que la única variable que tiene un impacto positivo tanto sobre la cantidad como la calidad de las publicaciones es el importe de los presupuestos dedicados a la investigación.

En cambio, ni la modalidad de financiación por proyecto ni la modalidad institucional impactan sobre el rendimiento académico.

Los datos analizados entre 2011 y 2019 también ilustran que durante esta década y en contraste con los 30 años anteriores, las proporciones de financiación institucional y por proyecto de la investigación se han estabilizado en la mayoría de los países europeos.

Después de décadas de aumento, es posible que los niveles de financiamiento de proyectos y financiamiento institucional hayan alcanzado un equilibrio relativamente estable en el que el financiamiento institucional proporciona niveles aceptables de estabilidad dentro de los sistemas nacionales, mientras que el financiamiento de proyectos brinda la flexibilidad necesaria.

Mientras la financiación institucional permite la realización de investigaciones de largo plazo, la modalidad por proyecto permite a su vez a los Estados orientar la investigación hacía prioridades nacionales.

Ambos mecanismos son necesarios, pero ninguno garantiza la mejora de la ciencia.


martes, 14 de noviembre de 2023

PERÚ: “El problema de fondo son los incentivos creados para la proliferación de publicaciones científicas”

Publicado en El Comercio
https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/articulos-cientificos-universidades-peruanas-concytec-cientificos-al-peso-por-carlos-contreras-carranza-columna-noticia/



COLUMNISTAS / Opinión
Carlos Contreras Carranza

Científicos al peso
“El problema de fondo son los incentivos creados para la proliferación de publicaciones científicas”


Reportajes en la televisión y artículos en la prensa han puesto sobre el tapete el problema de las falsas autorías en los artículos científicos y la aparición de un mercado negro alrededor de las publicaciones en revistas indizadas y las tesis universitarias. Pagando algunos cientos o miles de dólares, uno puede figurar como coautor de un artículo publicado en una revista científica u obtener el grado académico que permita ascender en la carrera hasta las posiciones más altas.

Esta anomalía ha proliferado a escala mundial y ha concitado voces de alarma en diversos países. Son varios los problemas que conlleva: genera reconocimientos indebidos en las carreras de los docentes universitarios que desalientan a quienes verdaderamente hacen investigación y ayudan al avance del conocimiento; conduce al desvío o la pérdida de recursos públicos cuando falsos autores reciben subvenciones o bonos por artículos publicados; y llevan a una inflación descontrolada de una producción supuestamente científica, en la medida en que formalmente cumple con una serie de pautas metodológicas, pero que resulta finalmente repetitiva o insustancial.

Por ejemplo, entre los años 2011 y 2021, el Concytec, que es la institución del Estado Peruano encargada de la promoción científica, registró un impresionante crecimiento en el número de artículos publicados por los científicos peruanos en las revistas indexadas en Scopus: de 1.313 a 7.420; es decir, se multiplicó más de cinco veces. El aumento ocurrió sobre todo en las ramas de la medicina y las ciencias de la salud, seguido de las ciencias sociales y las disciplinas agrícolas y biológicas. ¿Reflejó este crecimiento un aumento real de la investigación científica en el país o se trata, más bien, de un efecto creado por la selección de una forma de medición? Parecería más bien lo segundo.

En los reportajes mencionados, así como en el comunicado que recientemente emitió el Concytec, se critica a los profesionales que incurren en la práctica de comprar autorías y se condena a las redes de personas que las venden, pero esperan que el problema se resuelva apelando a la ética de los investigadores y a un mejor control de las propias universidades, cuando son estas las que han creado el problema al seleccionar, calificar y remunerar a sus profesores según el número de sus Scopus. Una conducta a la que son empujadas, a su vez, por un sistema mundial de medición de su calidad basada en el mismo indicador.

El problema de fondo son, pues, los incentivos creados para la proliferación de publicaciones científicas, cuya utilidad y posibilidad de difusión entre la población son casi inexistentes, y los defectos de su reglamentación. Por ejemplo, so pretexto de favorecer el trabajo en equipo, si un artículo es suscrito por seis autores, cada uno reciba el puntaje completo; es decir, el mismo que si lo hubiera escrito en solitario. Si tengo un artículo por publicar, es un desperdicio aparecer como autor yo solo. ¿Por qué no invitar a algún colega amigo para que lo suscriba conmigo?

Desde hace algún tiempo, las universidades e instituciones rectoras de la investigación científica decidieron trasladar a las revistas indizadas la tarea de la evaluación de la calidad de la producción científica de sus profesores y graduandos. En principio, no parecía una mala idea. En el pasado, los científicos eran escasos y su valía, si la tenían, era pública y notoria. Los docentes universitarios eran escogidos y promovidos siguiendo las reglas feudales del parentesco, el compadrazgo y el vasallaje. El conocimiento se difundía mediante libros, cuya publicación no siempre descansaba en la originalidad y rigurosidad de la investigación, sino en la afinidad ideológica o la amistad con las personas que manejaban la editorial. En un nuevo contexto, en el que el número de científicos se multiplicó, reemplazar este régimen por uno en el que la selección y medición de los capaces fuese impersonal y automática pareció un paso adelante.

Las revistas se abrían a recibir colaboraciones de todo el mundo, desplegando un sistema de evaluación anónimo a cargo de personal calificado, seleccionando las de mejor calidad. Parecían garantizar un arbitraje riguroso y sin la parcialidad que supone que la producción de un investigador sea examinada por colegas con los que convive y ha pasado por alianzas y contiendas. La suposición de fondo era que las revistas de los lugares más prestigiosos, por reunir a expertos cosmopolitas, carecían de sesgos nacionales, ideológicos, metodológicos o culturales. Actuaban como guardianes de un modelo científico universal, de modo que lo que les parecía malo o bueno, útil o estéril, debía serlo en cualquier lugar del mundo. Pero esta concepción de la ciencia parece hoy discutible.

En las ciencias sociales es conocida la regla de que la elección de una forma de medición cambia la conducta de las personas a ser examinadas, puesto que estas convierten en objetivo el instrumento de la medición, invalidándolo para ello después de un tiempo. Tal vez ha llegado la hora de que las universidades y los organismos de fomento de la investigación busquen una mejor manera de apreciar la calidad de la investigación científica; probablemente, una en la que el juicio cualitativo recupere un sitial protagónico.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Carlos Contreras Carranza es historiador y profesor de la PUCP

viernes, 10 de noviembre de 2023

EUROPA va por un nuevo plan para la publicación en acceso abierto

Publicado en Science|Business
https://sciencebusiness.net/news/open-science/new-plan-proposed-open-access-publishing?utm_source=ActiveCampaign&utm_medium=email&utm_content=US+launches+new+controls+to+guard+against+AI+being+used+to+create+biothreats&utm_campaign=Science%7CBusiness+Bulletin+No++1163 


Se propone un nuevo plan para la publicación en acceso abierto


02 Nov 2023 | Noticias


Los defensores del acceso abierto en Europa proponen una reforma del sistema para que la publicación científica sea más rápida, abierta y orientada a los investigadores.


By Goda Naujokaitytė



Pretenden crear un sistema dirigido por los investigadores en el que cada autor decida dónde y cuándo publicar su trabajo. Y lo que se publique no se limitaría a los artículos científicos, ya que la Coalición S pide a los autores que pongan a libre disposición todos los resultados de la investigación, incluidas las versiones anteriores de los artículos y los informes de revisión por pares asociados. 


"Queremos que esos resultados estén disponibles antes, y que el debate en evolución esté abierto para que todo el mundo pueda verlo", afirma Johan Rooryck, director ejecutivo de cOAlition S. "En el sistema actual, oscurecemos el proceso que hay detrás de un solo resultado de investigación".


El plan cuestiona el actual enfoque del intercambio de conocimientos basado en los artículos, llamando la atención sobre todo el proceso de generación de conocimientos, incluida la revisión por pares. 


También pretende transformar la relación entre editores e investigadores, de modo que los primeros actúen como proveedores de servicios. "Queremos llegar a una nueva asociación público-privada con los proveedores de servicios, en la que el poder no esté unilateralmente en manos de los editores académicos, sino que sea compartido", afirma Rooryck.  


cOAlition S ha abierto una consulta pública sobre el borrador de la propuesta para recabar opiniones y ver cómo aterrizan las ideas en las distintas comunidades de investigación, desde las ciencias de la vida hasta las humanidades.


"No es algo que impongamos como política: es una conversación sobre si podemos avanzar hacia un sistema de publicación más abierto y rápido", dice Rooryck. 


La coalición fue la primera en iniciar un movimiento global hacia una publicación de acceso más abierto, a partir de 2018. Sus miembros, en su mayoría grandes organizaciones de financiación y ejecución de la investigación, encabezaron la iniciativa de publicación "Plan S" de la UE, en virtud de la cual se comprometieron a publicar sus investigaciones en revistas sin muros de pago, lo que permitiría que los resultados llegaran a más lectores. La nueva propuesta "es una continuación natural", afirma Rooryck.


os gobiernos europeos están dispuestos a adoptar estos conceptos. En mayo, los ministros de Ciencia de la UE aprobaron una declaración conjunta en la que pedían que la publicación en acceso abierto inmediato y sin restricciones fuera "el modo por defecto en la publicación, sin tasas para los autores". La declaración, sin embargo, no cayó bien entre los editores, que la vieron como un desafío a su condición lucrativa, que según ellos favorece la eficiencia, la sostenibilidad y la longevidad de la edición científica.


*****************************


New plan proposed for open access publishing

02 Nov 2023 | News

Europe’s open access advocates set out a vision for system-level reform to make scientific publishing faster, more open and scholar-led

By Goda Naujokaitytė



The group of leading research funding agencies in cOAlition S is looking to step up the push for a more open, equitable and faster science publishing system, in a proposal for system-level reform.

They envision a scholar-led system in which each author decides where and when to publish their work. And what gets published would not be limited to scientific articles, with cOAlition S calling on authors to make all research outputs freely available, including earlier versions of articles and associated peer review reports. 

“We want those results to be available earlier, and the evolving discussion be open for everyone to see,” says Johan Rooryck, executive director of cOAlition S. “In the current system, we obscure the process that lies behind a single research result.” 

The plan challenges the current article-led approach to knowledge sharing, drawing attention to the entire process of knowledge generation, including peer review. 

It also aims to transform the relationship between publishers and researchers, with the former acting as service providers. “We want to come to a new public-private partnership with service providers, where the power is not held unilaterally in the hands of academic publishers, but is shared,” says Rooryck.  

cOAlition S has opened a public consultation on the draft proposal to gather opinions and see how the ideas land in different research communities, from life sciences to humanities.

“This is not something we’re imposing as policy – it’s a conversation on whether we can move towards a more open, faster publication system,” says Rooryck. 

The coalition was the first to usher in a global movement towards more open access publishing, starting in 2018. Its members, mostly big research funding and performing organisations, spearheaded the EU’s “Plan S” publishing initiative, under which they committed to publishing their research in paywall-free journals, allowing the results to reach more readers. The new proposal “is a natural continuation,” says Rooryck. 

There is willingness to embrace these concepts in European governments. In May, EU science ministers adopted a joint statement calling for immediate and unrestricted open access publishing to be “the default mode in publishing, with no fees for authors.” The statement, however, did not land well with publishers, which saw it as a challenge to their for-profit status, which they say supports efficiency, sustainability and longevity in scientific publishing. 



jueves, 9 de noviembre de 2023

Colonialidad y rankings universitarios

Publicado en CAMPUS. Suplemento sobre educación superior
https://suplementocampus.com/colonialidad-y-rankings-universitarios/


Colonialidad y rankings universitarios

9 noviembre, 2023 por Marion Lloyd

Un estudio desmitifica la búsqueda por la "mejor universidad" como una meta que en realidad afecta la calidad educativa

Lejos de mejorar la calidad de la educación superior, los rankings universitarios reproducen un poderoso mito: que puede existir tal cosa como la “mejor universidad”. Al favorecer un solo modelo de institución —la universidad de investigación anglosajona, del cual Harvard es el ejemplo por excelencia—, las clasificaciones jerárquicas perpetúan estructuras coloniales y promueven una “carrera armamentista” en la academia, en detrimento de la equidad y las prioridades locales y nacionales, sobre todo en el Sur Global.

Esta es la conclusión de una declaración emitida el 1 de noviembre por el Grupo de Expertos Independientes (IEG, por sus siglas en inglés), convocado por el Instituto Internacional de Salud Global de la Universidad de las Naciones Unidas (IIGH-UNU). El grupo, conformado por 16 especialistas de seis continentes, incluyendo a esta columnista, se suma a una creciente campaña global por desmitificar y deslegitimar el modelo de las clasificaciones. El documento plantea dos argumentos centrales: que las metodologías de los rankings son arbitrarias y que privilegian una visión colonialista de “calidad” en la educación superior.

“Los criterios y métodos empleados por los rankings internacionales de universidades reflejan perspectivas, estándares y tradiciones que favorecen a las universidades del Norte Global, más ricas, más antiguas, más grandes, y más orientadas a la investigación; y refuerzan varias desigualdades y prejuicios arraigados en las historias coloniales”, dice el Statement on Global University Rankings

Asimismo, afirma: “Al marginalizar y devaluar otras culturas epistémicas y formas de creación del conocimiento, los rankings internacionales reflejan y refuerzan una forma de colonialidad en la educación superior. Además, el sesgo hacia la ´investigación de punta´ aleja a las universidades de tipos de investigación más prácticos, orientados a la acción, y con mayor relevancia para las verdaderas necesidades del mundo real, las políticas y los programas”.

Como ejemplo, apunta a la obsesión de gobiernos en Asia, África, y, en menor medida, América Latina, por crear “universidades de clase mundial”, en su afán por competir en los rankings. En el proceso, desvían escasos recursos hacia un grupo selecto de instituciones, en detrimento de los sistemas en su conjunto y de prioridades locales.

Entre áreas no prioritarias para los rankings están los programas en salud pública, que no suelen generar publicaciones de alto impacto. Sin embargo, son vitales para el bienestar de las sociedades, como demostró la pandemia por covid-19. Esta, señaló la declaración, “mostró la importancia particular de las universidades para proporcionar evidencias y análisis sobre la salud pública, tanto para los diseñadores de políticas, como para el público en general. Del mismo modo, evidenció lo indispensables que son las universidades, su personal y los estudiantes, para brindar ayuda a los trabajadores de la salud y las comunidades locales”.

No obstante, en vez de promover las funciones sociales de las instituciones, los rankings han fomentado lo que Jürgen Enders, catedrático de la Universidad de Bath, ha denominado una “carrera armamentista” en la academia. “En vez de impulsar la responsabilidad compartida y la cooperación, los rankings incentivan a las universidades y los académicos a competir y priorizar actividades que mejoren sus propias posiciones. Como resultado, pueden debilitar mejoras sistémicas y limitar la capacidad de la educación superior para enfrentar retos sociales de forma colectiva”, afirma la declaración.

¿Solución o parte del problema?
No es la primera vez que se señalan los efectos no deseados de estos sistemas de clasificación. Prácticamente desde 1983, cuando la revista norteamericana U.S. News & World Report comenzó a publicar el ranking de “Best Colleges” (mejores universidades), han surgido críticas por parte de las universidades y especialistas en políticas de educación superior. No obstante, con la publicación de la primera clasificación global, el “Academic Ranking of World Universities” (publicado por la consultora ShanghaiRanking), en 2003, han cobrado cada vez mayor fuerza; siguieron los rankings mundiales del Times Higher Education (THE) y Quaquarelli Symonds (QS), en 2004 y 2009, respectivamente. Actualmente existen más de 60 ranqueos internacionales, muchos de ellos producidos por las mismas tres empresas, las cuales cobran por realizar consultorías a las universidades —en un claro conflicto de interés—.

Para los proponentes de los rankings, estos sirven para mejorar la calidad de las instituciones, orientar a hacedores de políticas universitarias y proveer información objetiva a estudiantes y sus familias. Para los críticos, sin embargo, prometen una ficción de calidad, a través de metodologías arbitrarias (que incluyen encuestas de opinión), cambiantes y esencialmente inútiles. Peor aún, promueven prácticas deshonestas por parte de las universidades, en el afán por mejorar sus posiciones.

A finales del año pasado, varias de las universidades más prestigiadas de Estados Unidos anunciaron que dejarían de proveer información a los distintos rankings producidos por U.S. News & World Report, desatando un boicot por parte de decenas de instituciones estadounidenses. En julio de 2023, los ministros de educación de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica —los llamados países BRICS—, anunciaron planes para crear su propio ranking, para contrarrestar los sesgos de los sistemas actuales. Y en septiembre, la Asociación Europea de Universidades presentó una declaración condenando el mal uso de las clasificaciones por parte de ministros de educación y otros actores relevantes. El mismo mes, la Universidad de Utrecht, en Alemania, anunció que dejaría de participar en el ranking del Times Higher Education, citando las “prácticas altamente cuestionables”, e incitó a sus pares a seguir su ejemplo.

El atractivo de los rankings
Pero si los problemas con los rankings son bien sabidos, ¿por qué el modelo sigue en crecimiento? Desde 2005, cuando se aprobó una serie de lineamientos por parte del Grupo Internacional de Expertos en Rankings (IREG, por sus siglas en inglés), el número de clasificaciones internacionales ha aumentado de 6 a 63, según un recuento de la Dirección General de Evaluación Institucional de la UNAM. Se incluyen nuevas clasificaciones por región, áreas de conocimiento y tipo de programas, entre otras.

Según Riyad Shahjahan, un experto en rankings de la Universidad Estatal de Michigan y miembro del IEG de la UNU, los rankings responden a un deseo de los seres humanos de ordenar el mundo. Argumenta que el modelo es “altamente pegajoso”, ya que provee respuestas aparentemente fáciles a preguntas difíciles. Tan es así, que muchos gobiernos los utilizan para determinar la asignación de becas para estudios en el extranjero, así como para otorgar visas de trabajo. Por ejemplo, en Holanda y Dinamarca, los egresados de las instituciones mejor ranqueadas reciben puntos extra en sus solicitudes de visa. Las clasificaciones también influyen en la asignación de recursos dentro de las instituciones, privilegiando las áreas de investigación por encima de la docencia y la extensión universitaria. En algunos casos, como Francia, los gobiernos inclusive han fusionado universidades existentes con tal de mejorar su presencia en los rankings, que tienden a favorecer las instituciones de mayor tamaño.

¿Qué hacer contra estas clasificaciones?
Si los propios expertos concuerdan en que la eliminación de los rankings “no es inmediatamente factible”, ¿cómo combatir los efectos perversos de estos sistemas? Según el grupo de la UNU, cualquier estrategia debe involucrar campañas para educar a los distintos actores: gobiernos, organizaciones internacionales, universidades, medios de comunicación, padres de familia, y estudiantes. Entre las propuestas está que las universidades dejen de proveer información a estas empresas y publicitar los resultados favorables en sus páginas institucionales. Así hizo la UNAM recientemente, cuando fue colocada en el lugar 93 del mundo, y primero en Hispanoamérica, en el ranking QS 2024. Lo que no mencionó, sin embargo, es que fue ubicada en el rango 801-1000 del ranking mundial del Times Higher Education de 2024. A su vez, las autoridades educativas deberían dejar de utilizar los rankings como referencia en la asignación de recursos y el diseño de políticas universitarias.

En conclusión, todos estos grupos “deben luchar para evitar la fascinación por el prestigio, conociendo mejor las limitaciones conceptuales, metodológicas, y éticas, entre otras, de los rankings internacionales de universidades”.

Cuánto ganan en APC para publicar en acceso abierto las 5 grandes: Elsevier, Sage, Springer-Nature, Taylor&Francis y Wiley

Publicado en MIT Press Direct
https://direct.mit.edu/qss/article/doi/10.1162/qss_a_00272/118070/The-Oligopoly-s-Shift-to-Open-Access-How-the-Big


Descargar artículo en: https://watermark.silverchair.com/qss_a_00272.pdf?token=AQECAHi208BE49Ooan9kkhW_Ercy7Dm3ZL_9Cf3qfKAc485ysgAAA2MwggNfBgkqhkiG9w0BBwagggNQMIIDTAIBADCCA0UGCSqGSIb3DQEHATAeBglghkgBZQMEAS4wEQQMFV8ilCglNMCCoxQ0AgEQgIIDFvRZSsN95koj-R4eOZ1u1jRM5T7FOUlL2gfLHbrDPodCJq_H83viZxRUKZdCi7JLdiNYyWgVK3d-9s7a_kSTtQYqytsLk6xGLlw6GPKG2ruQ-nXMGRj5SyIyyEl3EGS2grOkU83Tnh2Z3EKIrp_sRD2o4uHnyrTD5FhHpq4sSubkua-36-NL7rFjzkp2QqAohcUe2MWMbkDJcstRoQmnVIElSv62gwewoK7kTjg_1VshlZDWB-FJVT_C1BPp5eNdwNG_tJWAPvctd8xim_bjAIAtqQtG5uRc0PbZe8YXqbbAx7JbJhSiSlWsgQAF2SCZuOYncPbhSf7UwgrM1b8Lu1eXltuNe4v43PQZekE5i5uBWl47SJKRE_NaAKltMtD0GdqTR03y-QQgCf4r4VBIEu8AeCVLRs4LJ-PnTwVr97LD4oy3HFIEfh35HWtnW0NGwYdh4xVkhma7qs48Wtlp76391WyZ9oO4OMzlbopA6idKcRZbvaqhqr3DrBFNtEdgKOX_5yplcwuYzn3C2eBxgcBau2hHT8LW5TMYhK78rZ-BQ2TM4_BBna10_cO84jDb5RldV0TMlHtqoT5M9GV1FqmfAfsZ4OPysNfFVgdklu8-Rj2NAmc8sw3bTGvm5O_N1nRLakYs1bxBhUHXZ82UBrqUL7ZNa0ju1PZAMTiisv-xLXyPJUnsrdRuDsLofzGaquX_FY00wJqDo4EBUe2jSVx5-PtmGpJqrUWpuOPYBtcpnkYtWSHWO9YO6Nge-cQl9XkbCc0mKBu1cZWsFMf1sVq0Dwy-56WBzhPvD21fL8nyP0y0Ay9UHI_5fkzYQWsXwsJp0cxte-CxXSaFjdVbLN45HFmEkMOuNde01axlDCJb6Ivh6c9UoQmmdjUdosRLYFY_e3defOL8QEpqDp_pNjexFhAhVU2eCERwf-xnSeFQp7Xs05sl-iMCbNPr_yWKbL3djdUPn5wNVjk2TegXwCdZbWI-f2-rXjpEQ7-FbAFU5oJsz0tP9llitLJIEK0lAoDReXSWdX9ejyfGmj2UW4AaILY_HZA 

El cambio de los oligopolios al acceso abierto. Cómo se benefician las cinco grandes editoriales académicas de los cargos por procesamiento de artículos

Resumen
Este estudio tiene como objetivo estimar la cantidad total de cargos por procesamiento de artículos (APC) pagados para publicar en acceso abierto (OA) en revistas controladas por las cinco grandes editoriales comerciales Elsevier, Sage, Springer-Nature, Taylor & Francis y Wiley entre 2015 y 2018. Utilizando los datos de publicación de WoS, el estado de OA de Unpaywall y los precios anuales de APC de los conjuntos de datos abiertos y las tarifas históricas recuperadas a través de Internet Archive Wayback Machine, estimamos que, a nivel mundial, los autores pagaron 1,060 millones de dólares en tarifas de publicación a estos editores entre 2015 y 2018. Los ingresos por OA Gold ascendieron a 612,5 millones de dólares, mientras que 448,3 millones de dólares se obtuvieron por publicar OA en revistas híbridas. Entre las cinco editoriales, Springer-Nature obtuvo la mayor cantidad de ingresos por OA (589.7 millones de dólares), seguida de Elsevier (221.4 millones de dólares), Wiley (114.3 millones de dólares), Taylor & Francis (76,8 millones de dólares) y Sage (31,6 millones de dólares). Dado que Elsevier y Wiley obtienen la mayor parte de los ingresos por APC de las tasas híbridas y otras se centran en el oro, se observan diferentes estrategias de 
 APC  entre las editoriales.


***************************************************

November 03 2023
The Oligopoly’s Shift to Open Access. How the Big Five Academic Publishers Profit from Article Processing Charges 
Quantitative Science Studies 1–33.
Abstract

This study aims to estimate the total amount of article processing charges (APCs) paid to publish open access (OA) in journals controlled by the five large commercial publishers Elsevier, Sage, Springer-Nature, Taylor & Francis and Wiley between 2015 and 2018. Using publication data from WoS, OA status from Unpaywall and annual APC prices from open datasets and historical fees retrieved via the Internet Archive Wayback Machine, we estimate that globally authors paid $1.06 billion in publication fees to these publishers from 2015–2018. Revenue from gold OA amounted to $612.5 million, while $448.3 million was obtained for publishing OA in hybrid journals. Among the five publishers, Springer-Nature made the most revenue from OA ($589.7 million), followed by Elsevier ($221.4 million), Wiley ($114.3 million), Taylor & Francis ($76.8 million) and Sage ($31.6 million). With Elsevier and Wiley making most of APC revenue from hybrid fees and others focusing on gold, different OA strategies could be observed between publishers.

Peer Review

https://www.webofscience.com/api/gateway/wos/peer-review/10.1162/qss_a_00272

This content is only available as a PDF.

"¡Quemadlo con fuego!" - El uso de ChatGPT «polariza» a los revisores

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/corrupting-chatgpt-use-polarises-peer-reviewers   Quemadlo...