jueves, 16 de septiembre de 2021

El ISBN, el ISSN y otros números internacionales que debes conocer sobre normalización

Publicado en Comunidad Baratz
https://www.comunidadbaratz.com/blog/el-isbn-el-issn-y-otros-numeros-internacionales-que-debes-conocer-sobre-normalizacion/




21 julio, 2021 

La normalización es el proceso de elaboración, aplicación y mejora de las normas que se aplican a distintas actividades científicas, industriales o económicas con el fin de ordenarlas y mejorarlas. Casi todos los autores coinciden en que para que exista normalización, tiene que haber una base científica consolidada, unas experiencias previas y unos resultados comprobados.

La normalización persigue fundamentalmente tres objetivos: la simplificación, es decir, tratar de reducir los modelos quedándose únicamente con los más necesarios; la unificación, para permitir la intercambiabilidad a nivel internacional; y la especificación, intentar evitar errores de identificación creando un lenguaje claro y preciso.

Los distintos números de normalización a tener en cuenta en bibliotecas y archivos

ISBN

El ISBN (International Standard Book Number) es un número que se asigna a los libros y que hace las veces de DNI en las personas. Es un número unívoco e irrepetible de identificación de los libros para que estos tengan identidad propia y se eviten confusiones por semejanzas de títulos, autores, etc. Además, se consigue una normalización efectiva.

En 1972 se publicó la norma ISO 2108 que establecía el concepto de ISBN: coordinar y homologar internacionalmente la utilización de un sistema de numeración de libros. En 1987 se creó la Agencia Española del ISBN, pero, a partir de 2010, la gestión de la Agencia Española del ISBN fue asumida por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), aunque el Ministerio de Cultura mantuvo su titularidad hasta principios de 2015. En 2015, la FGEE firmó un contrato con la Agencia Internacional del ISBN. Desde ese momento, tanto la titularidad como la gestión del ISBN corresponden en exclusiva a dicha institución.

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Cambios del ISBN en enero de 2007

Hasta enero de 2007, el número ISBN estaba formado por las siglas ISBN y 10 dígitos (los diez dígitos se dividían en cuatro grupos separados por guiones), pero en enero de 2007 el ISBN pasó a tener 13 dígitos; los ISBN existentes pasaron a ser precedidos por el número 978; el ISBN pasó a ser idéntico al Bookland/ISBN, el cual utiliza el código de barras EAN-13Antes de 2007, en España el ISBN era obligatorio para cualquier publicación, excepto en agendas y publicidad; en impresiones artísticas y carpetas sin portadas ni texto; en grabaciones de sonido; y en publicaciones seriadas. A día de hoy, el ISBN no es obligatorio, el Real Decreto 2063/2008 del Ministerio de Cultura sobre el ISBN derogó la obligatoriedad de consignar el ISBN en las publicaciones.

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ISSN

El ISSN (International Standard Serial Number) es el código internacional de identificación de las publicaciones seriadas (revistas, periódicos, boletines, series de monografías, etc.). Es el equivalente para las publicaciones seriadas de lo que el ISBN es para las publicaciones monográficas. Para la adjudicación de cada ISSN se creó la Red ISSN de la que España forma parte desde 1978. El ISSN aparece como norma ISO 3297-1986 (UNE 50-107).

El ISSN consta de 8 cifrasISSN e ISBN pueden ser compatibles, por ejemplo, en series de monografías, en cuyo caso habrá un ISSN para la serie y un ISBN para cada volumen; el ISSN no es obligatorio, es opcional. El editor no está legalmente obligado a utilizarlo, pero conlleva muchas ventajas.

El Centro Nacional Español del ISSN

En 1978 se creó el Centro Nacional Español del ISSN, actualmente integrado en el Departamento de Control Bibliográfico de Revistas de la Biblioteca Nacional. En virtud del Real Decreto 1405/2007, las empresas y las entidades editoras asentadas en Cataluña deben dirigirse a la Biblioteca de Cataluña para solicitar el número ISSN.

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NIPO

El NIPO es el número de identificación de las publicaciones oficiales. Es un código utilizado en España por la Administración General del Estado para identificar las publicaciones oficiales, tanto impresas como electrónicas. El Ministerio de la Presidencia de España, a través de la Secretaría de la Junta de Coordinación de Publicaciones Oficiales, se encarga de la tramitación de la asignación del NIPO previa solicitud de la unidad u organismo editor. El NIPO está formado por 9 dígitos distribuidos en cuatro grupos separados por guiones. Las publicaciones oficiales también deben cumplir la normativa vigente en materia de ISBN y depósito legal.

El NIPO fue introducido en una orden de 1985.  Desde entonces, ha estado regulado por sucesivas órdenes emitidas en 1993, 2011​ y 2015. A día de hoy, está regulado por la Orden PRE/2418/2015.

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DOI

El DOI (Digital Object Identifier) es un enlace permanente en forma de código alfanumérico que identifica, de forma única, un contenido electrónico. Es el indicador que más se utiliza para los artículos científicos electrónicos, revistas completas, partes de artículos, audio, videos, imágenes e incluso software para la normalización, ya que garantiza un acceso directo y permanente al objeto que identifica mediante un enlace único para cada producto o recurso. DOI refleja los metadatos esenciales del artículo, la revista etc., empleando un esquema XML, es decir, mediante una estructura interoperable (entendible por cualquier sistema informático o base de datos relacional).

Los principales editores de contenidos digitales científicos lo crearon en 1996 como un código único para el reconocimiento de la propiedad intelectual de los recursos electrónicos. Su creación se debió a la necesidad del seguimiento de los derechos de propiedad intelectual a través de Internet.

Los editores deben solicitarlo de oficio a la Agencia de Registro correspondiente. Una vez que el número es asignado a un artículo, una revista o una imagen, por ejemplo, se puede utilizar como enlace seguro para ir directamente al artículo, con la finalidad de completar los datos bibliográficos sobre el mismo o para seleccionar, marcar y compartir la información, etc. Por ello es esencial citar utilizando el número DOI y no la URL.

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ISMN

El ISMN (International Standard Music Number) es el Número Internacional de Identificación de Publicaciones de Música Escrita. Se asigna a través de laNorma ISO 10957:1993.

Identifica todas las publicaciones de música impresa (a diferencia del ISWC que se refiere únicamente a la creación musical) tanto si se destinan a la venta, al alquiler o son gratuitas. Facilita su normalización en el tratamiento de la música impresa y los datos bibliográficos para compositores, editores, productores y distribuidores de música, así como para bibliotecasarchivos y centros de documentación especializados en música. Consta de 13 dígitos, agrupados en cinco elementos.

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ISWC

El ISWC (International Standard Works Code(traducido como Código de Normas Internacionales) permite que una obra musical sea identificada internacionalmente de forma unívoca, pero no como producto (impreso o digital), sino la creación en sí de cara a la protección de la propiedad intelectual de las obras, incluidas en los repertorios CISAC (Confederación Internacional de Autores y Compositores). El ISWC comienza con la letra T y va seguido de un número único de 9 dígitos.

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ISRC

El ISRC (International Standard Recording Code) es el Código Internacional Normalizado para Grabaciones (Norma ISO 3901:2001), empleado como estándar internacional para identificar grabaciones de sonido y videograbaciones. Identifica la grabación en sí, pero no la canción o la pieza instrumental. Es administrado por la IFPI, la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. El código se compone de 12 caracteres, agrupados en cuatro secciones.

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ISAN

El ISAN (International Standard Audiovisual Number) es un código numérico  internacional de identificación de registros audiovisuales: películas, documentales, cortos, series, episodios de series, eventos deportivos, etc.

Es un sistema de numeración voluntario para la identificación de obras audiovisuales, el cual es único y permanente, independientemente del idioma o del formato de la obra. Dicho número permite ayudar a los productores, a los distribuidores o a los artistas en aspectos referentes a la protección de los derechos de autor, la promoción y la difusión. La asignación de este número se realiza por medio de Internet. Consta de 24 dígitos hexadecimales y se divide en tres partes.

El ISAN Version permite identificar todas las versiones de un trabajo audiovisual y sus posibles variantes: idioma, ediciones, clips, material promocional, bandas sonoras, etc.

martes, 14 de septiembre de 2021

Intereses comerciales desalientan el uso de ivermectina para Covid

 Publicado en La Jornada


Intereses comerciales desalientan el uso de ivermectina para Covid


Periódico La Jornada, martes 14 de septiembre de 2021 , p. 5 

La ivermectina es uno de los medicamentos más utilizados en el manejo de Covid-19, aunque no existe evidencia científica sobre su eficacia y, de hecho, en México la Secretaría de Salud (Ssa) no la recomienda. Paradójicamente, a escala global, casi una tercera parte de las personas con la infección lo han consumido, de acuerdo con el monitoreo realizado por el Fondo de Tratamiento Temprano de Covid-19 (CETF, por sus siglas en inglés).

Alfonso Dueñas, investigador biomédico en cáncer, resaltó que hay una gran cantidad de información obtenida de meta-análisis, donde queda claro que “la ivermectina reduce la estancia hospitalaria y la mortalidad por Covid-19”.

Pero lo que está detrás de las políticas que rechazan o desalientan el uso de este medicamento son los intereses comerciales de la industria farmacéutica, pues es “más rentable” investigar sobre productos innovadores de alto costo, que un producto como ivermectina, antiparasitario de bajo costo descubierto en 1975.

El investigador de los institutos Nacional de Cancerología y de Investigaciones Biomédicas de la UNAM reconoció que no se ha realizado un ensayo clínico formal que aporte evidencia científica sobre sus beneficios.

Dueñas destacó que los estudios de este tipo son el “estándar de oro” para evaluar la eficacia de los medicamentos y son la referencia que utilizan las autoridades de los países y organizaciones internacionales, como la Mundial de la Salud (OMS), para la toma de decisiones y emitir recomendaciones.

 También advirtió que los ensayos clínicos están sujetos a intereses económicos, pues sólo algunos reciben financiamiento de las empresas y se pueden llevar a cabo. Además, “es frecuente encontrar que la industria farmacéutica diseña estudios con sesgo para que su producto en estudio se muestre eficaz”.

En el caso de la ivermectina, es un compuesto químico descubierto en 1975 por los investigadores Satoshi Ōmura, de Japón, y el estadunidense William Campbell. Lograron un antiparasitario de uso veterinario y a partir de 1987 se aprobó su uso para combatir la oncocercosis (ceguera de los ríos), la cual afecta a las regiones más pobres.

Por este hallazgo los científicos Ōmura y Campbell obtuvieron el premio Nobel en 2015. Ahora con el Covid-19 se ha empleado la ivermectina, pero por la carencia de evidencia científica contundente no se ha promovido su uso.

En México, la guía para el manejo clínico de Covid-19 establece que la ivermectina no se debe utilizar. Sin embargo, ha sido distribuido por el gobierno de la Ciudad de México y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Dueñas comentó que ante ese panorama y la necesidad de hacer frente a la pandemia, los países deberían adoptar una posición neutral (no aprobar ni desalentar), a fin de que con base en la información disponible en las diferentes investigaciones, los médicos tratantes se guíen por su experiencia profesional.

Así se evitaría la automedicación y con ello riesgos de intoxicación, así como fraudes con medicamento adulterado. Mejor aún sería que las autoridades sanitarias realizaran el ensayo clínico, ya que se cuenta con la capacidad técnica para ello, subrayó el especialista.

lunes, 13 de septiembre de 2021

[Geopolítica y Ciencia] La política actual de USA respecto a China: El riesgo para la ciencia abierta

Publicado en APS NEWS (American Physical Society)
https://www.aps.org/publications/apsnews/updates/china-risk.cfm


La política actual de Estados Unidos con respecto a China: El riesgo para la ciencia abierta

9 de agosto de 2021 | Philip H. Bucksbaum, S. James Gates Jr., Robert Rosner, Frances Hellman, James Hollenhorst, Baha Balantekin y Jonathan Bagger.

Le escribimos para compartir con usted nuestras preocupaciones sobre el enfoque actual de nuestro gobierno federal en cuanto a la seguridad de la investigación. El libre intercambio de información entre grupos de investigación de todo el mundo es esencial para el progreso de la ciencia. Sin embargo, el gobierno estadounidense está imponiendo nuevas restricciones a los contactos con China, basándose en la reciente preocupación de que este país esté robando conocimientos y tecnología desarrollados en los laboratorios de investigación estadounidenses. La transferencia no autorizada de conocimientos y experiencia técnica supone una amenaza real para la seguridad nacional. 

Pero una respuesta que ahogue los contactos científicos legítimos sólo agrava el problema que pretende resolver. Esto conducirá inevitablemente a la pérdida de competitividad y prestigio internacional de Estados Unidos y amenazará nuestro futuro progreso económico. Un enfoque más eficaz de la seguridad en la investigación equilibra las responsabilidades del gobierno y de los científicos para abordar el problema. Los científicos debemos reforzar nuestra colaboración con el gobierno federal para garantizar que la investigación fundamental siga estando abierta a todos. 

Hace una década, el término "seguridad en la investigación" se refería principalmente a la protección de la información clasificada. Pero ahora, junto con la "ciberseguridad" y la "seguridad de los datos", la expresión "seguridad de la investigación" se ha ampliado para incluir trabajos que se consideran de interés nacional a pesar de NO estar clasificados, como la Ciencia de la Información Cuántica, y se ha convertido en parte del zeitgeist nacional. A principios de enero, la Casa Blanca ordenó a todas las agencias federales de financiación, en un memorando presidencial de seguridad nacional (NSPM-33), que establecieran nuevas directrices de seguridad en la investigación "para reforzar la protección de la Investigación y el Desarrollo (I+D) apoyados por el Gobierno de los Estados Unidos contra la interferencia y la explotación por parte de gobiernos extranjeros" [1]. Esto se estableció en los últimos días de la administración Trump, pero las preocupaciones expresadas son bipartidistas y la orden sigue vigente. 

La atención se centra especialmente en China. El FBI ha realizado algunas detenciones de alto perfil, pero a diferencia de los famosos casos de décadas pasadas que giraban en torno al acceso a información clasificada en los laboratorios de armamento, muchos de los ahora acusados son científicos consumados dedicados a la investigación universitaria en ciencia fundamental, con estrechas colaboraciones en China. 

En respuesta a la presión de las agencias de financiación y del FBI, la mayoría de las universidades de investigación también están instituyendo nuevos procedimientos para proteger sus investigaciones, incluso si no están clasificadas, son fundamentales y están destinadas a la publicación abierta.

¿Por qué? ¿Qué ha cambiado? ¿Está el gobierno federal respondiendo a la "mayor amenaza para la democracia y la libertad en todo el mundo desde la Segunda Guerra Mundial" (como la describió el Director de Inteligencia Nacional) [2], o se trata de una reacción exagerada y xenófoba (como sugieren algunos miembros del Congreso), una nueva encarnación del macartismo, ahora centrada en China? [3]. No cabe duda de que los científicos de ascendencia china han sido objeto de ataques desproporcionados [4]. Pero además, es importante entender que estos últimos temores sobre la seguridad de la investigación tienen una conexión más profunda con el cambiante panorama de la cooperación y la competencia internacional en la investigación.

Estados Unidos fue preeminente en la ciencia en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial y lo sigue siendo en muchas áreas; pero hoy en día los campos de investigación más activos son verdaderamente internacionales. Los programas de postgrado de EE.UU. han sido durante mucho tiempo un imán para los mejores y más brillantes solicitantes de cualquier parte del mundo. Hoy en día, casi la mitad de los estudiantes de posgrado de Física que estudian en universidades estadounidenses son de otros países. Cuando se gradúan, muchos se quedan en Estados Unidos, enriqueciendo nuestra economía. Pero el mundo se está poniendo al día.

China, especialmente, se ha centrado en competir con Estados Unidos en materia de investigación. Con un presupuesto total de I+D sólo ligeramente inferior al nuestro [5], China ha estado construyendo su infraestructura de investigación, incluyendo cientos de nuevos programas universitarios e instalaciones de investigación de primera clase en muchas áreas. 

Por supuesto, en la mayoría de los sentidos esto es una buena noticia para la ciencia. Un mayor número de colegas y más lugares de formación en investigación ampliarán inevitablemente el progreso en áreas de la física que nos preocupan profundamente. Muchos de nosotros no sólo nos hemos alegrado de ello, sino que hemos contribuido a estimularlo asistiendo o ayudando a organizar conferencias en China, celebrando escuelas de verano y talleres allí, e incluso dedicando parte de nuestro esfuerzo de investigación a colaboraciones o a la creación de nuevos laboratorios. Todos estos esfuerzos están dando sus frutos para ambos países. China es ahora líder mundial en el número de artículos presentados a la Physical Review y a muchas otras revistas de investigación importantes. Los científicos estadounidenses se benefician de las grandes inversiones en investigación realizadas por China, como el experimento de neutrinos del reactor de Daya Bay.

Sin embargo, recientemente se han dado casos de prácticas de investigación injustas y poco éticas por parte de China, como contratos de talento con cláusulas destinadas a mantenerlos en secreto, emitidos por institutos de investigación chinos que compiten no sólo para alcanzar a sus homólogos estadounidenses, sino para dar un salto adelante. También hay casos documentados de espionaje en la investigación llevados a cabo por agentes extranjeros entrenados que se hacen pasar por científicos legítimos, así como acusaciones de coacción a estudiantes chinos por parte de su propio gobierno para inducirles a revelar investigaciones previas a su publicación [6]. Puede que estas prácticas nefastas no estén muy extendidas, pero son realmente inquietantes [7].

En el momento de escribir este artículo, el FBI afirma que sus casos de contrainteligencia relacionados con la transferencia indebida de tecnología a China han aumentado drásticamente, representando ahora un tercio de su carga de casos de contrainteligencia [8]. El FBI afirma que ha descubierto cientos de violaciones de la seguridad en la investigación, lo que ha dado lugar a algunas condenas por espionaje. El Departamento de Justicia (DOJ) afirma que el 80% de sus procesamientos por "espionaje económico" afectan ahora a China. Ha puesto en marcha una "Iniciativa China" para hacer hincapié en esta nueva prioridad estratégica [9]. Una lista actualizada de acusaciones, condenas y exoneraciones contiene más de una docena de profesores universitarios en el momento de escribir este artículo, así como varios otros investigadores y estudiantes [10]. 

Son estadísticas aleccionadoras e inquietantes que sugieren que China está utilizando las colaboraciones científicas para perjudicar a Estados Unidos. Pero una mirada más atenta revela una verdad más profunda y aún más inquietante: las reacciones del gobierno estadounidense a estos graves problemas están creando remedios que son peores que la enfermedad que intentan curar. Los científicos estadounidenses se encuentran ahora bajo sospecha simplemente por no revelar sus conexiones y financiación de programas de talento chinos, conexiones que fueron fuertemente alentadas por nuestro gobierno hace sólo una década, cuando China comenzaba su impulso para construir universidades y modernizar su infraestructura de investigación [11].

Los estudiantes chinos también están bajo sospecha. Se ha presentado en el Congreso un proyecto de ley que excluiría de Estados Unidos a todos los estudiantes y postdoctorados chinos en campos STEM, a pesar de que prácticamente ninguno de estos jóvenes tiene ninguna conexión con el sistema militar chino o con programas de talento patrocinados por el gobierno, ni ningún indicio de que estén participando en el espionaje internacional [12]. Una ley así podría privar a nuestro país de algunos de sus futuros científicos con más talento. Esta legislación extrema tiene pocas posibilidades de convertirse en ley; pero el mero hecho de que tales medidas sean políticamente atractivas es realmente escalofriante. 

Los procesos penales de la Iniciativa China del Departamento de Justicia contra los científicos académicos van a juicio ahora, y en muchos casos las acusaciones del gobierno no se sostienen. Algunos casos están siendo desestimados o abandonados antes de llegar a juicio. En otros se reducen significativamente los cargos. Las sentencias que se ganan contra los académicos son a menudo sólo por no revelar las conexiones extranjeras. En concreto, de los trece profesores procesados por el Departamento de Justicia en el momento de escribir este artículo, todos menos dos están acusados de no revelar sus vínculos con China. Para que quede claro, los vínculos con instituciones distintas de la propia, en particular los que implican financiación, se consideran "conflictos de compromiso" y no revelarlos es una práctica inaceptable, pero tales omisiones no suelen considerarse un delito perseguible por el Departamento de Justicia, sino que dan lugar a sanciones por parte de la institución de la persona o de organismos como la NSF que la financia. Se trata de una táctica de acusación "dura", en la que las investigaciones de contraespionaje y las detenciones del FBI conducen a juicios por la infracción de recibir fondos de investigación o un salario y no informar de ello. Se han llevado esposados a destacados científicos, se han disuelto sus grupos de investigación y se ha arruinado su reputación por no revelar debidamente una actividad. 

Como científicos, entendemos que la integridad en los informes de investigación es esencial. Pero también tenemos la obligación de denunciar las respuestas salvajemente desproporcionadas cuando las vemos, y la respuesta actual es esa. 

Muchos científicos estadounidenses, y en particular los de origen chino, temen ahora que cualquier contacto con nuestros colegas en China pueda ser castigado, por muy alejado que esté del espionaje o del robo real [13]. La participación en programas de talento está ahora explícitamente prohibida por orden del DOE dentro de los Laboratorios Nacionales [14]. Según esta orden, incluso las actividades benignas que son esenciales para la realización de la ciencia, como la participación en comités consultivos científicos internacionales para los institutos de investigación chinos, requieren ahora una exención que debe ser aprobada por la propia Secretaria de Energía. Ni que decir tiene que el resultado de esta orden es la reducción de la mayoría de estas actividades, y Estados Unidos es más pobre por ello. Algunos investigadores dudan incluso en participar en revisiones anónimas de trabajos de investigación o propuestas de subvención si el autor resulta estar en China.

La valiosa asociación de investigación entre los científicos y el gobierno que apreciamos en Estados Unidos está ahora amenazada por dos lados: los gobiernos extranjeros están explotando nuestros contactos internacionales para su propia ventaja geopolítica; y nuestro propio gobierno está respondiendo deteniéndonos. Esto no tiene sentido. ¿Cómo podemos volver a la cordura? La clave del progreso puede ser apreciar que el FBI y el Departamento de Justicia dicen estar tan preocupados por los peligros de la extralimitación como nosotros, pero no tienen las herramientas para resolver este asunto sin nuestra participación activa. Gracias a las conversaciones mantenidas con funcionarios federales, hemos sabido que en algunos casos recientes en los que la comunidad investigadora ha descubierto y reparado infracciones éticas de sus miembros, el Departamento de Justicia y el FBI han estado dispuestos a dejar que nuestra comunidad se encargue de la infracción, y se han preservado las carreras. Este es un enfoque que nosotros, como comunidad, deberíamos adoptar.

Nosotros, los científicos y estudiantes dedicados a la investigación científica y tecnológica, debemos intensificar nuestro compromiso con la integridad de la investigación. La tradicionalmente alta consideración del público por nuestra honestidad y su confianza en la importancia de nuestro trabajo no debe darse por sentada; hay que ganársela. Los elementos de la integridad en la investigación incluyen la objetividad, la honestidad, la apertura, la responsabilidad, la equidad, la divulgación y la administración [15]. Tres elementos de especial relevancia en este caso son la pronta revelación de posibles conflictos de compromiso; la garantía de que la información que se intercambia entre los científicos estadounidenses e internacionales no es sólo unidireccional; y la protección de la información de la investigación previa a la publicación contra la transferencia prematura no autorizada a los competidores.

El gobierno federal debe preservar la ciencia abierta en Estados Unidos. El gobierno es nuestro garante de que la investigación fundamental realizada en los Estados Unidos, es decir, cualquier investigación destinada a ser publicada en abierto, permanezca sin restricciones en la mayor medida posible. La investigación que no puede publicarse abiertamente por motivos de seguridad nacional debe restringirse mediante los métodos establecidos de clasificación de seguridad. Estos principios se han establecido en la Directiva Presidencial NSDD-189 establecida durante la administración Reagan [16] y reafirmada por las administraciones posteriores de ambos partidos y por revisiones independientes [17]. Pedimos a la actual administración que reafirme esta directiva.

Los lectores habituales de estas páginas saben que la APS ha estado trabajando con nuestros miembros para promover los ideales que acabamos de describir [18]. La APS consulta con el Congreso sobre la legislación y con la Casa Blanca y las agencias federales sobre cómo elaborar y aplicar las mejores políticas científicas. La APS se defiende cuando las políticas están mal orientadas y presenta informes a los tribunales federales para asegurarse de que la voz de nuestra comunidad se escuche en asuntos críticos. La APS está trabajando para informar y educar a nuestros miembros sobre nuestras propias responsabilidades como científicos. Nuestro reciente seminario web de Delta Phy sobre la seguridad de la ciencia y China es un ejemplo y también lo es nuestra declaración sobre la ética de la ciencia.

Por último, la APS ha convocado una serie de reuniones directas entre destacados físicos estadounidenses y nuestros homólogos en China para entablar un diálogo cara a cara sobre estas cuestiones. La dirección de la APS asiste a estas reuniones, y compartimos la sensación de que ambas delegaciones saben que estas cuestiones no pueden resolverse hasta que los científicos las abordemos nosotros mismos. Aunque nuestras dos naciones seguirán compitiendo vigorosamente en muchas áreas, confiamos en que los científicos puedan unirse como comunidad para asumir la responsabilidad de la conducta ética de la ciencia. Esto reduciría las tensiones internacionales en la investigación fundamental y restauraría las asociaciones básicas que pueden hacer avanzar las fronteras de la ciencia y la tecnología para todos.

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Current US Policy on China: The Risk to Open Science

August 9, 2021 | Philip H. Bucksbaum, S. James Gates Jr., Robert Rosner, Frances Hellman, James Hollenhorst, Baha Balantekin, and Jonathan Bagger.

We are writing to share with you our concerns about our federal government’s current approach to research security. Free information exchange between research groups worldwide is essential for progress in science. Yet the US government is placing new restrictions on Chinese contact based on recent concerns that China is stealing knowledge and technology developed in US research labs. There are real threats to national security posed by unauthorized transfer of knowledge and technical expertise. But a response that chokes off legitimate scientific contacts only compounds the problem it seeks to solve. This will inevitably lead to the loss of US competitiveness and international prestige and threaten our future economic progress. A more effective approach to research security balances the responsibilities of the government and the scientists to address the problem. We scientists need to strengthen our partnership with the federal government to ensure that fundamental research remains open to all.

A decade ago the term “research security” referred mainly to the protection of classified information. But now, along with “cybersecurity” and “data security,” the phrase “research security” has been broadened to include work that is deemed of national interest despite NOT being classified, such as Quantum Information Science, and has become part of the national zeitgeist. In early January, all federal funding agencies were directed by the White House in a national security Presidential memo (NSPM-33) to establish new research security guidelines “to strengthen protections of United States Government-supported Research and Development (R&D) against foreign government interference and exploitation” [1]. This was established in the waning days of the Trump administration, but the concerns expressed are bipartisan and the order is still in force. The focus is especially on China. The FBI has made some high-profile arrests, but unlike famous cases of past decades which revolved around access to classified information at the weapons labs, many of those now accused are accomplished scientists engaged in university research in fundamental science, with close collaborations in China. Responding to pressure from funding agencies and the FBI, most research universities are also instituting new procedures to protect their research, even if it is unclassified, fundamental, and intended for open publication. 

Why? What has changed? Is the federal government responding to the “greatest threat to democracy and freedom world-wide since World War II” (as described by the Director of National Intelligence) [2], or is this a xenophobic over-reaction (as suggested by some members of Congress), a new incarnation of McCarthyism, now focused on China? [3]. Certainly scientists of Chinese descent have been disproportionately targeted [4]. But in addition, it is important to understand that these latest fears about research security have a deeper connection to the changing landscape of international cooperation and competition in research.

The US was preeminent in science in the decades following World War II and is still so in many areas; but nowadays the most active research fields are truly international. US graduate degree programs have long been magnets for the best and brightest applicants from anywhere in the world. Today, nearly half of our Physics graduate students studying in American universities are from other countries. When they graduate, many stay in the United States, enriching our economy. But the world is catching up.

China, especially, has focused on competing with the US in research. With a total R&D budget that is only slightly smaller than our own [5], China has been building its research infrastructure, including hundreds of new university programs, and leadership-class research facilities in many areas. 

Of course, in most ways this is good news for science. More colleagues and more research training venues will inevitably expand progress in areas of physics we care deeply about. Many of us have not only welcomed this but helped to spur it along by attending or helping to organize conferences in China, holding summer schools and workshops there, and even spending some of our research effort in collaborations or in setting up new laboratories. All these efforts are paying off for both countries China now leads the world in the number of papers submitted to the Physical Review and many other leading research journals. US scientists benefit from major research investments by China, such as the Daya Bay reactor neutrino experiment.

Recently, however, there have been cases of unfair and unethical research practices from China, such as talent contracts with clauses intended to keep them secret issued by Chinese research institutes competing not just to catch up with their US counterparts, but to leap ahead. There are also documented cases of research espionage carried out by trained foreign operatives posing as legitimate scientists, as well as allegations of coercion of Chinese students by their own government to induce them to reveal pre-publication research [6]. These nefarious practices might not be widespread, but they are truly disturbing [7].

As of this writing, the FBI claims that its counterintelligence cases involving improper technology transfer to China have risen dramatically, now accounting for fully one-third of its counterintelligence case load [8]. The FBI claims it has uncovered hundreds of breaches of research security, and this has led to some convictions for espionage. The Department of Justice (DOJ) says that 80% of its prosecutions for “economic espionage” now involve China. It has begun a “China Initiative” to emphasize this new strategic priority [9]. An updated list of accusations, convictions, and exonerations contains more than a dozen university professors as of this writing, as well as several other research scientists and students [10]. 

These are sobering and disturbing statistics that suggest China is using science collaborations to harm the US. But a closer look reveals a deeper and even more disturbing truth: the reactions by the US government to these serious problems are creating remedies that are worse than the disease they attempt to cure. US scientists have now come under suspicion simply for failing to disclose their connections and funding from Chinese talent programs, connections that were strongly encouraged by our government only a decade ago when China was beginning its push to build universities and modernize its research infrastructure [11]. Chinese students have also come under suspicion. A bill was introduced in Congress that would exclude from the US all Chinese students and postdocs in STEM fields, despite the fact that virtually none of these young people has any connection to the Chinese military system or government sponsored talent programs, or any indication that they are participating in international espionage [12]. Such a law could deprive our country of some of its most talented future scientists. This extreme legislation has little chance of becoming law; but the mere fact that such measures are politically appealing is truly chilling.

The DOJ China Initiative criminal prosecutions of academic scientists are going to trial now, and in many cases the government’s allegations are not holding up. Some cases are being dismissed or dropped before coming to trial. Others see significant reductions in the charges. The judgments won against academics are often just failures to disclose foreign connections. To be specific, of thirteen professors prosecuted by the Department of Justice as of this writing, all but two are charged with failure to disclose ties to China. To be clear, ties to institutions other than one’s own, particularly those that involve funding, are considered “conflicts of commitment” and failure to disclose these is an unacceptable practice, but such failures to disclose are generally not considered a crime prosecutable by the DOJ but instead result in sanctions by the individual’s institution or agencies such as the NSF who fund the individual. This is a “hardball” prosecutorial tactic, where counterintelligence investigations and arrests by the FBI lead to trials for the infraction of receiving research funds or salary and not reporting it. Prominent scientists have been taken away in handcuffs, their research groups disbanded, and reputations ruined—over failure to properly disclose an activity. As scientists we understand that integrity in research reporting is essential. But we also have an obligation to call out wildly disproportionate responses when we see them, and the current response is that.

Many US scientists, and particularly those of Chinese origin, now fear that any contact with our colleagues in China is likely to be punished, no matter how divorced from real espionage or theft [13]. Participation in talent programs is now explicitly forbidden by DOE order within the National Labs [14]. According to this order, even benign activities that are essential for the conduct of science, such as serving on international science advisory committees for Chinese research institutes, now require a waiver that must be approved by the Secretary of Energy herself. Needless to say, the result of such an order is to curtail most of these activities, and the United States is the poorer for it. Some researchers are even hesitating to participate in anonymous reviews of research papers or grant proposals if the author happens to be in China.

The valuable research partnership between scientists and government that we cherish in the United States is now under threat from two sides: foreign governments are exploiting our international contacts for their own geopolitical advantage; and our own government is responding by arresting us. This makes no sense. How can we return to sanity? The key to progress may be appreciating that the FBI and Justice Department say they are just as concerned about the dangers of overreach as we are but don’t have the tools to solve this issue without our active participation. We have learned from discussions with federal officials that in some recent instances where the research community has discovered and repaired ethical breaches by its members, the Justice Department and FBI have been willing to let our community handle the infraction, and careers have been preserved. This is an approach that we, as a community, should embrace. 

We, the scientists and students engaged in science and technology research, must intensify our commitment to research integrity. The public’s traditionally high regard for our honesty and their confidence in the importance of our work must not be taken for granted; it must be earned. The elements of research integrity include objectivity, honesty, openness, accountability, fairness, disclosure, and stewardship [15]. Three elements of particular relevance here include the prompt disclosure of potential conflicts of commitment; the assurance that information exchanged between US and international scientists is not just one-way; and the protection of pre-publication research information from unauthorized premature transfer to competitors.

The Federal government must preserve open science in the United States. The government is our guarantor that fundamental research performed in the United States, by which we mean any research intended for open publication remains unrestricted to the maximum extent possible. Research that cannot be published openly because of national security concerns should be restricted through the established methods of security classification. These principles have been laid out in Presidential Directive NSDD-189 established during the Reagan administration [16] and reaffirmed by subsequent administrations from both parties and by independent reviews [17]. We call on the current administration to reaffirm this directive.

Regular readers of these pages know that the APS has been working with our members to promote the ideals that we have just described [18]. APS consults with Congress on legislation and with the White House and federal agencies on how to craft and implement the best science policies. APS pushes back when policies are misdirected and briefs the Federal Courts to make sure that our community’s voice is heard in critical matters. APS is working to inform and educate our members about our own responsibilities as scientists. Our recent Delta Phy webinar on science security and China is one example and so is our statement on science ethics.

Finally, APS has convened a series of direct meetings between leading US physicists and our counterparts in China to engage in face-to-face dialog on these issues. APS leadership attends these meetings, and we share a strong sense that both delegations know that these issues cannot be resolved until scientists address them ourselves. Although our two nations will continue to be engaged in vigorous competition in many areas, we are confident that scientists can come together as a community to take responsibility for the ethical conduct of science. This would reduce the international tensions in fundamental research and restore the basic partnerships that can advance the frontiers of science and technology for all. 

References

  1. National Security Presidential Memorandum-33.

  2. John Ratcliffe, "China is National Security Threat No. 1," Wall Street Journal (Dec. 3, 2020).

  3. Congressional letter to the DOJ Inspector General.

  4. A recent Delta Phy webinar on this topic is worth watching on the APS YouTube channel.

  5. OECD S&T Indicators for 2020.

  6. China: The Risk to Academia, FBI report (2019).

  7. "Threats to the U.S. Research Enterprise: China’s Talent Recruitment Plans,” Permanent Subcommittee on Investigations Staff Report (Nov. 2019).

  8. Cyber-Espionage & Intellectual Property Theft, Briefing by FBI Special Agent Scott McGaunn, The Society for Science at User Research Facilities webinar (May, 2021).

  9. DOJ China Initiative.

  10. List of Chinese spy cases in the United States.

  11. Many sources document this policy, for example: Trends in U.S.-China Science and Technology Cooperation: Collaborative Knowledge Production for the Twenty-First Century?

  12. SECURE CAMPUS Act of 2021.

  13. June 30 hearing by the House Oversight Committee

  14. DOE Order 486.1A.

  15. Many of these principles are described in the National Academies Report Fostering Integrity in Research, NAP21896, National Academies (2017).

  16. National Security Decision Directive 189 (1985), reaffirmed in 2001 and in 2010.

  17. These principles are described in the recent NSF-commissioned JASON report, Fundamental Research Security, JSR-19-2I, (December 2019).

  18. The Back Page: Openness, Security, and APS Activities to Help Maintain the Balance, August/September 2019 (Volume 28, Number 8)

 

domingo, 12 de septiembre de 2021

Las revistas de la American Astronomical Society (AAS) pasarán a ser de acceso abierto

Publicado en American Astronomical Society (AAS)
https://aas.org/press/aas-journals-open-access



1 DE SEPTIEMBRE DE 2021

Las revistas de la AAS pasarán a ser de acceso abierto

Los resultados de la investigación en astronomía, física solar y ciencia planetaria están a punto de ser más accesibles para los científicos y el público. La Sociedad Americana de Astronomía (AAS), una de las principales asociaciones profesionales de astrónomos sin ánimo de lucro, ha anunciado hoy el cambio de sus prestigiosas revistas al acceso totalmente abierto (AA) a partir del 1 de enero de 2022.

Con este cambio, todos los artículos de la cartera de revistas de la AAS estarán inmediatamente abiertos para que cualquiera pueda leerlos libremente. La transición afectará a Astronomical Journal (AJ),  Astrophysical Journal (ApJ), Astrophysical Journal Letters (ApJL), y la Astrophysical Journal Supplement Series (ApJS);  Planetary Science Journal, la revista más reciente de la AAS publicada en colaboración con su División de Ciencias Planetarias, ya es de acceso totalmente abierto.

Las revistas de la AAS, revisadas por pares y propiedad de la comunidad, publican colectivamente más de 4.000 artículos al año de una autoría diversa e internacional, y presentan sistemáticamente algunos de los resultados de investigación más leídos y citados en las ciencias astronómicas. La transición al AA permitirá a todo el mundo acceder a esta investigación de alta calidad y de confianza, y ofrecerá a los científicos opciones de bajo coste totalmente AA para publicar sus investigaciones en astronomía y disciplinas relacionadas. La nueva política de publicación se alinea con los esfuerzos actuales de la Sociedad para centrar la diversidad, la equidad y la inclusión en su trabajo dentro de la comunidad astronómica.

"Todo el Consejo de Administración apoya a la AAS en la adopción de este importante paso", dice la presidenta de la AAS, Paula Szkody (Universidad de Washington). "Nuestras revistas han sido sistemáticamente pioneras en cambios importantes en la publicación científica, como ofrecer acceso en línea en la década de 1990 y cambiar a la publicación sin papel en 2014. Este último paso hacia el acceso totalmente abierto garantiza que no haya barreras para que cualquier persona descubra la apasionante investigación que está haciendo avanzar nuestra comprensión del universo."

Con el nuevo modelo de acceso abierto, se eliminarán por completo las tarifas de suscripción y los muros de pago, proporcionando a los lectores un acceso universal inmediato a todos los artículos de investigación pasados y futuros publicados en las revistas de la AAS. Las tarifas razonables de publicación de artículos cubrirán los costes de funcionamiento de las revistas, y la Sociedad también mejorará su programa de exención y descuento, proporcionando una generosa ayuda a los autores elegibles que no tienen suficiente financiación.

"La ciencia funciona mejor cuando es tan transparente y accesible como sea posible", señala el editor jefe de la AAS, Ethan Vishniac. "Este cambio abre nuestras revistas a todo el mundo, y nuestro programa de exención ampliado elimina las barreras de publicación para los autores de todo el mundo".

"El paso a AA garantizará un acceso más amplio y equitativo a la importante investigación publicada en nuestras revistas", añade el director ejecutivo de la AAS, Kevin Marvel. "Este es un paso importante en consonancia con la misión de la AAS para mejorar y compartir la comprensión científica de la humanidad del universo como una comunidad astronómica diversa e inclusiva."

A partir de enero de 2022, la cartera de revistas de la AAS cumplirá plenamente con los recientes mandatos de los gobiernos y organismos de financiación en materia de ciencia abierta, como el Plan S de Europa, la política de OA del Reino Unido y otros. Además, los organismos de financiación de la investigación de EE.UU., como la NASA y la National Science Foundation (NSF), han expresado su apoyo a la publicación en AA. La NASA y la NSF generalmente cubren los costos de publicación como gastos permisibles para las subvenciones, lo que incluiría los costos del nuevo modelo de OA.

Desde 2017, las revistas de la AAS han proporcionado una opción híbrida de AA, permitiendo a los autores la elección de publicar sus artículos tradicionalmente o AA. "Hemos visto que los artículos publicados en acceso abierto en nuestras revistas son, en promedio, más citados que los que son de pago", dice la directora de publicaciones de la AAS, Julie Steffen. El artículo de acceso abierto que describe las observaciones del Telescopio de Horizonte de Sucesos sobre la "sombra" de un agujero negro, por ejemplo, ha sido descargado 340.000 veces por personas de todo el mundo. La transición de todas nuestras revistas de híbridas a totalmente AA en enero proporcionará a esta misma amplia audiencia acceso a todo el cosmos."



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1 SEPTEMBER 2021

AAS Journals Will Switch to Open Access

Research results in astronomy, solar physics, and planetary science are about to become more widely accessible to scientists and the public alike. The American Astronomical Society (AAS), a leading nonprofit professional association for astronomers, today announced the switch of its prestigious journals to fully open access (OA) as of 1 January 2022.

Under this change, all articles in the AAS journal portfolio will be immediately open for anyone to freely read. The transition will affect the Astronomical Journal (AJ), the Astrophysical Journal (ApJ), Astrophysical Journal Letters (ApJL), and the Astrophysical Journal Supplement Series (ApJS)the Planetary Science Journalthe AAS’s newest journal published in partnership with its Division for Planetary Sciences, is already fully open access.

The AAS’s community-owned, peer-reviewed journals collectively publish more than 4,000 articles each year from a diverse and international authorship, and they consistently feature some of the most-read and most-cited research results in the astronomical sciences. The transition to OA will allow everyone to access this high-quality and trusted research, and it will offer scientists low-cost fully OA options for publishing their research in astronomy and related disciplines. The new publishing policy aligns with ongoing efforts by the Society to center diversity, equity, and inclusion in its work within the astronomical community.

“The entire Board of Trustees supports the AAS in taking this significant step,” says AAS President Paula Szkody (University of Washington). “Our journals have consistently been pioneers of important changes in scientific publishing, such as offering online access in the 1990s and switching to paperless publication in 2014. This latest move to fully open access ensures there are no barriers for anyone to discover the exciting research that is advancing our understanding of the universe.”

Under the new OA model, subscription charges and paywalls will be entirely eliminated, providing readers with immediate universal access to all past and future research articles published in the AAS journals. Reasonable article publication charges will cover the journals’ operating costs, and the Society will also enhance its waiver and discount program, providing generous assistance to eligible authors who don’t have sufficient funding.

“Science works best when it is as transparent and as accessible as possible,” notes AAS Editor in Chief Ethan Vishniac. “This change opens up our journals to the entire world, and our expanded waiver program removes the barriers to publication for authors everywhere.”

“The move to OA will ensure broader and more equitable access to the important research published in our journals,” adds AAS Executive Officer Kevin Marvel. “This is an important step in keeping with the AAS’s mission to enhance and share humanity’s scientific understanding of the universe as a diverse and inclusive astronomical community.”

As of January 2022, the AAS’s journal portfolio will be fully compliant with recent open-science government and funding-body mandates like Europe’s Plan SUK Research and Innovation's OA policy, and others. Moreover, US research funding agencies such as NASA and the National Science Foundation (NSF) have expressed support for OA publishing. NASA and NSF generally cover publication costs as allowable expenses for grants, which would include costs of the new OA model.

Since 2017, the AAS journals have provided a hybrid OA option, allowing authors the choice to publish their articles traditionally or OA. “We’ve seen that articles published open access in our journals are on average more widely cited than those that are paywalled,” says AAS Chief Publishing Officer Julie Steffen. “The OA article describing the Event Horizon Telescope’s observations of the ‘shadow’ of a black hole, for instance, has been downloaded an astounding 340,000 times by people all over the world. The transition of all our journals from hybrid to fully OA in January will provide this same wide audience access to the entire cosmos.”


Manual de citas y referencias bibliográficas: Latino, APA, Chicago, IEEE, MLA, Vancouver

Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2021/09/07/manual-de-citas-y-referencias-bibliograficas-latino-apa-chicago-ieee-mla-vancouver-2/





Manual de citas y referencias bibliográficas: Latino, APA, Chicago, IEEE, MLA, Vancouver



Manual de citas y referencias bibliográficas: Latino, APA, Chicago, IEEE, MLA, Vancouver. Michelle Amaya, Margarita Pérez, Manuel Romero, Ella Suárez, Nicolás Vaughan; introducción de Felipe Castañeda. – Bogotá: Universidad de los Andes, Vicerrectoría Académica, Ediciones Uniandes, 2020

Texto completo

Desde una perspectiva general, un buen manual, sin importar su origen ni su naturaleza particulares, se entiende como una herramienta de trabajo que ofrece a quien lo consulta una serie de normas, códigos, protocolos, guías, sugerencias, ilustraciones y principios que se han establecido en el tiempo y que han sido el resultado de una atenta observación y de un profundo estudio de las variables que expone. Sin embargo, un buen manual no se limita a una compilación de preceptivas o a un simple instrumento de práctica pasajera, sino que estimula el rigor, la claridad y el criterio a la hora de tomar decisiones. Se trata, por lo tanto, de una bitácora que ayuda a esclarecer el territorio por donde cada uno se mueve para llegar así a resultados sólidos y cada vez más certeros, a mediano y largo plazos.

"¡Quemadlo con fuego!" - El uso de ChatGPT «polariza» a los revisores

Publicado en THE Times Higher Education https://www.timeshighereducation.com/news/corrupting-chatgpt-use-polarises-peer-reviewers   Quemadlo...