jueves, 4 de diciembre de 2025

FRANCIA: CNRS cancela Web of Science y desiste de sus indicadores de impacto. Apuesta por OpenAlex

Publicado en National Centre for Scientific Research (CNRS)
https://www.cnrs.fr/en/update/cnrs-breaking-free-web-science 



El CNRS se libera de Web of Science


1 de diciembre de 2025


A partir del 1 de enero de 2026, el CNRS cortará el acceso a una de las mayores bases de datos bibliométricas comerciales, Web of Science de Clarivate Analytics, junto con Core Collection y Journal Citation Reports.


Desde la publicación de la primera Hoja de ruta para la ciencia abierta del CNRS en 2019, la organización ha estado aplicando activamente una política de apertura de los resultados de la investigación y de cambio en la forma de evaluar a los científicos. Al igual que muchas otras organizaciones de investigación, el CNRS se opone a la evaluación cuantitativa basada en indicadores bibliométricos y favorece un enfoque cualitativo. Este es, pues, el contexto que sustenta la decisión del CNRS de suprimir el acceso a Web of Science (WoS) de Clarivate Analytics, que la organización considera un paso esencial para su política de ciencia abierta. El objetivo de esta decisión es ser coherente con los principios declarados por la organización en materia de evaluación de la investigación, que exigen, en primer lugar, un cambio en el uso de indicadores bibliométricos cuantitativos y, en segundo lugar, el desarrollo acelerado de soluciones alternativas centradas en datos abiertos y transparentes.   


A favor de la evaluación cualitativa


El uso de factores de impacto en la evaluación de los investigadores ha contribuido a la distorsión de las prácticas de publicación científica y, a su vez, de las prácticas de investigación. Alain Schuhl, director general adjunto de Ciencia (DGDS) del CNRS, explica que «desde hace demasiado tiempo, la investigación está atrapada en indicadores que, en realidad, no tienen nada que ver con la calidad intrínseca de los avances científicos expuestos en una publicación». La DGDS considera que dictar las reglas del juego para la evaluación de los investigadores definiendo el prestigio y el atractivo de las revistas es «una visión reduccionista de la ciencia que ya no debemos tolerar. Esto significa que debemos actuar ahora para garantizar la calidad y la ética del sistema de evaluación de la investigación».


Promover el desarrollo de bases de datos abiertas 


El CNRS inició este proceso en 2024 al darse de baja de la base de datos Scopus de Elsevier y hoy continúa con su política al restringir el acceso a la base de datos bibliométrica de Clarivate Analytics. Alain Schuhl nos recuerda que «otras instituciones prestigiosas han marcado el camino» con este enfoque. Esta decisión del CNRS ayudará a la organización a ahorrar 1,4 millones de euros anuales en cuotas de suscripción, fondos que se redirigirán hacia iniciativas que promuevan la ciencia abierta, en particular el desarrollo de bases de datos abiertas.


Así, se anima a los investigadores del CNRS a recurrir a bases de datos abiertas como OpenAlex. Esto ofrece un mayor nivel de visibilidad para las revistas que no están en inglés y un mayor número de revistas que el WoS, que se consideraba insuficientemente representativo para varias disciplinas. Las humanidades y las ciencias sociales estaban poco cubiertas, por ejemplo, al igual que la informática y las matemáticas.   


Revertir la ventaja histórica de Web of Science 


Hasta ahora, una de las principales razones de la posición tan destacada de WoS era la contribución colectiva de los miembros del personal del sector público, que llevan años mejorando la calidad de los datos de afiliación de WoS. Alain Schuhl explica que «hemos trabajado gratis para encerrarnos colectivamente en un sistema de pago cuando todos somos conscientes de sus sesgos y su carácter incompleto. Las instituciones han estado atrapadas en el sistema WoS durante todo este tiempo porque el hecho de que la mayoría de las instituciones de educación superior e investigación del mundo figuren en él permite realizar comparaciones entre ellas». Abandonar el WoS significa perder temporalmente la capacidad de compararnos con otros y posicionarnos en relación con nuestros homólogos a través de esas comparaciones basadas en un ámbito común de evaluación. Alain Schuhl añade que «esta decisión significa que el CNRS acepta que las comparaciones interinstitucionales o interpersonales deberán realizarse ahora sobre la base de otros principios que aún deben reinventarse».    


Alain Schuhl es muy consciente de que aún queda mucho trabajo por hacer en cuanto a la curación de metadatos antes de que OpenAlex pueda utilizarse en todo su potencial. Sin embargo, la DGDS cree que «ya es hora de dedicar nuestra energía a mejorar la calidad de las bases de datos bibliométricas abiertas» y destaca que «el CNRS está trabajando activamente para mejorar OpenAlex. Estamos seguros de que esta base de datos pronto será capaz de satisfacer plenamente a todos los científicos en su trabajo de investigación bibliográfica».


La emancipación nunca se puede lograr en solitario


En una era en la que la cooperación científica internacional es cada vez más frágil, el objetivo es, más que nunca, recuperar la soberanía sobre nuestras elecciones y decisiones científicas, de modo que estas se guíen por una mayor transparencia lograda mediante el uso de herramientas abiertas con métodos más transparentes. «Trabajar colectivamente en el desarrollo de bases de datos abiertas se ha convertido en una prioridad e invitamos a todos nuestros socios a que también pongan punto final a Web of Science», concluye Alain Schuhl.


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The CNRS is breaking free from the Web of Science

December 01, 2025

From January 1st 2026, the CNRS will cut access to one of the largest commercial bibliometric databases, Clarivate Analytics' Web of Science, along with the Core Collection and Journal Citation Reports.

Since the publication of the CNRS's first Roadmap For Open Science in 2019, the organisation has been actively implementing a policy of opening up research results and changing the way scientists are evaluated. Along with many other research organisations, the CNRS opposes quantitative evaluation based on bibliometric indicators, instead of favouring a qualitative approach. This, then, is the context underpinning the CNRS's decision to cut access to Clarivate Analytics' Web of Science (WoS) which the organisation considers an essential step for its open science policy. The aim of this decision is to be coherent as regards the organisation's stated principles for research evaluation which firstly call for a shift from the use of quantitative bibliometric indicators and secondly for the accelerated development of alternative solutions focusing on open and transparent data.  

In favour of qualitative evaluation

The use of impact factors in the evaluation of researchers has contributed to the distortion of scientific publishing practices and, in turn, of research practices. Alain Schuhl, the CNRS's Deputy CEO for Science (DGDS), explains that "for too long now, research has been trapped by indicators that actually have nothing to do with the intrinsic quality of the scientific advances set out in a publication". The DGDS considers that dictating the rules of the game for the assessment of researchers by defining the prestige and attractiveness of journals is "a reductive view of science that we should no longer be condoning. This means we have to take action now to guarantee the quality and the ethics of the research assessment system".

Promoting the development of open databases 

The CNRS began this process in 2024 by unsubscribing from Elsevier's Scopus database and is pursuing its policy today by cutting access to Clarivate Analytics' bibliometric database. Alain Schuhl reminds us that "other prestigious institutions have led the way" with this approach. This decision by the CNRS will help the organisation save €1.4 million annually in subscription fees, funds that will be redirected towards initiatives promoting open science, particularly the development of open databases.

Thus, CNRS researchers are now encouraged to turn to open databases like OpenAlex. This offers a greater level of visibility for non-English-language journals and a larger number of journals than the WoS which was considered to be insufficiently representative for several disciplines. The humanities and social sciences were poorly covered, for example, as were computer science and mathematics.    

Reversing the Web of Science's historically constructed advantage

Up until now, a major reason for the highly prominent position of the WoS was the collective contribution of public sector staff members who have been enhancing the quality of WoS affiliation data for years. Alain Schuhl explains that "we have worked for free to lock ourselves collectively into a paid system when we are all aware of its biases and incompleteness. Institutions have been trapped in the WoS system for all this time because having the majority of the world's higher education and research institutions listed there means comparisons can be made between them". Leaving the WoS means temporarily losing the ability to compare ourselves with others and position ourselves in relation to our counterparts through such comparisons founded on a common scope for evaluation. Alain Schuhl adds that "this decision means the CNRS therefore accepts that inter-institutional or inter-personal comparisons will now need to be made on the basis of other principles that still need to be reinvented".    


Alain Schuhl is well aware that a lot of work remains to be done in terms of metadata curation before OpenAlex can be used to its full potential. However the DGDS believes "it is now high time to consecrate our energy to improving the quality of open bibliometric databases" and stresses that "the CNRS is actively working to improve OpenAlex. We're confident this database will soon be capable of giving full satisfaction to all scientists in their bibliographic research work."

Emancipation can never be achieved alone

In an era of increasingly fragile international scientific cooperation, the objective is more than ever to regain sovereignty over our scientific choices and decision-making so these are guided by enhanced transparency achieved through using open tools with more transparent methods. "Working collectively on the development of open databases has become a priority and we invite all our partners to also draw a line under the Web of Science", concludes Alain Schuhl.


MÉXICO: soberanía editorial vs extractivismo digital y el "infantilismo de izquierda"

Publicado en Nexos
https://ciencia.nexos.com.mx/la-caverna-de-lenin/




La caverna de Lenin

Raúl Marcó del Pont Lalli

noviembre 30, 2025


Ideologías, espejismos y políticas públicas en la comunicación científica

Platón imaginó una caverna donde los prisioneros confundían las sombras proyectadas en la pared con la realidad. Hoy, en el terreno de la comunicación de la ciencia, corremos el riesgo de habitar una caverna semejante, aunque con matices modernos: ya no se trata de sombras de objetos, sino de ideologías que proyectan sus propios reflejos sobre la pared del conocimiento. Entre ellas, el discurso sobre la soberanía editorial en América Latina ocupa un lugar central. La metáfora de Lenin, que en su momento apostó por la claridad revolucionaria frente a los engaños burgueses, se vuelve aquí provocadora: como en una caverna del líder bolchevique, ciertos discursos se blindan bajo un ropaje ideológico que promete emancipación, pero que corre el riesgo de oscurecer las dinámicas y una visión informada y crítica de la edición académica y de la inteligencia artificial (IA).

El documento al que nos referimos aquí / Conversatorio virtual “Soberanía editorial e inteligencia artificial” – una propuesta para un webinario sobre soberanía editorial e inteligencia artificial– es un ejemplo elocuente de este fenómeno. Presenta una narrativa coherente y atractiva: América Latina ha construido, gracias a proyectos como SciELO, Redalyc, AmeliCA o LA Referencia, una infraestructura pública de comunicación científica que resiste el embate de las editoriales comerciales y defiende el conocimiento como bien común. Frente al extractivismo digital de las grandes tecnológicas, se propone una agenda de soberanía: cláusulas anti-extractivismo, acuerdos regionales, licencias específicas y preservación distribuida.

El planteamiento tiene virtudes: denuncia prácticas de apropiación inequitativa, señala riesgos de dependencia tecnológica y subraya el papel del Estado en la preservación de los bienes comunes. Pero como toda ideología, construye una caverna donde ciertas luces brillan demasiado y otras quedan en penumbra. Veamos.

El espejismo del extractivismo


Uno de los ejes centrales del texto es la analogía entre el uso de artículos en acceso abierto para entrenar modelos de IA y el extractivismo de recursos naturales en América Latina. La imagen es poderosa: así como los minerales o el petróleo han sido explotados por potencias extranjeras, también los artículos financiados con fondos públicos se convierten en materia prima gratuita para la industria tecnológica global.

El problema es que esta analogía, aunque sugerente, distorsiona. En primer lugar, los datos no son recursos finitos: no se agotan por usarse, sino que se multiplican. Además, equiparar automáticamente el entrenamiento de modelos con desposesión invisibiliza la complejidad de la circulación del conocimiento en red. ¿No se supone que el acceso abierto busca precisamente que cualquiera –sea estudiante, ciudadano, empresa o laboratorio– pueda reutilizar los resultados de la investigación? Reclamar reciprocidad es legítimo; convertir el acceso abierto en un espacio vigilado, en cambio, corre el riesgo de traicionar su espíritu original.

La metáfora del extractivismo, útil como provocación política, se vuelve peligrosa como diagnóstico: nos encierra en la caverna ideológica donde toda interacción con corporaciones globales es vista como saqueo, y donde las posibilidades de cooperación, regulación compartida o beneficio mutuo se esfuman.

La soberanía como espantapájaros


El segundo gran eje del documento es la soberanía editorial. Se la define como la capacidad de los sistemas nacionales y regionales para controlar la producción, evaluación y circulación del conocimiento. La idea, a primera vista, parece incuestionable: ¿quién podría oponerse a que los países de América Latina ejerzan control sobre su propia producción científica?

Sin embargo, hay un problema de fondo: la noción de soberanía, heredada del vocabulario político clásico, se aplica aquí como si la edición académica fuese un territorio. Y no lo es. El conocimiento circula en redes globales, atraviesa idiomas, se valida en comunidades internacionales. Pretender una soberanía plena en este terreno es tan ilusorio como pensar en un internet puramente nacional.

Más aún: la apelación constante a la soberanía puede derivar en nacionalismos editoriales que, bajo el pretexto de proteger, terminan aislando a las revistas y reduciendo su visibilidad. ¿Queremos revistas que solo dialoguen hacia dentro de la región, reforzando un circuito endogámico, o revistas capaces de incidir en las conversaciones globales? El dilema es real, y la ideología soberanista suele ofrecer respuestas simplistas.

La sombra de Lenin


Como en la alegoría platónica, los promotores de la soberanía editorial miran las sombras de los gigantes tecnológicos proyectadas en la pared y concluyen que todo lo que hay fuera de la caverna es opresión. Pero, como Lenin, confunden el diagnóstico político con una verdad absoluta y descuidan la complejidad del fenómeno.

En la práctica, las políticas públicas inspiradas en esta visión pueden conducir a callejones sin salida. Por ejemplo: si se establecen cláusulas “anti-extractivismo” demasiado rígidas, ¿qué pasará con la colaboración internacional? ¿Cómo se integrarán los proyectos latinoamericanos en la construcción de estándares de IA que son, inevitablemente, globales? ¿De qué manera se atraerán inversiones o se incentivará la innovación local si toda reutilización externa se etiqueta de colonialismo?

Un ejemplo reciente que ilustra lo desencaminados que podemos estar. En 2016, la noticia era que el maestro de go de DeepMind, AlphaGo, derrotaba a uno de los mejores jugadores mundiales. Una nueva versión del jugador, AlphaGo Zero, superó a AlphaGo por cien partidas a cero. AlphaGo se programó originalmente a partir de un conjunto de datos de más de 100 000 partidas de Go, como punto de partida para su propio autoaprendizaje. Por el contrario, AlphaGo Zero se programó solo con las reglas esenciales del Go. Lo sorprendente es que, a través del aprendizaje profundo, AlphaGo Zero aprendió todo desde cero. La naturaleza misma de la complejidad del programa se construyó inicialmente a través de movimientos aleatorios en el tablero de Go; a través de millones y millones de partidas jugadas contra sí mismo, AlphaGo Zero actualizó su propio sistema para convertirse en el jugador más fuerte de la historia del juego. Tal vez debamos enfocarnos el asunto de otra forma, y evitar así que terminemos discutiendo asuntos irrelevantes.

La caverna ideológica promete protección, pero puede convertirse en prisión.

Lo que queda en la penumbra

Más allá de las metáforas, lo que resulta más preocupante del documento es aquello que calla o apenas menciona. Se habla mucho de “soberanía”, pero poco de calidad editorial. Se denuncia el extractivismo, pero casi nada se dice sobre la precariedad laboral de quienes sostienen las revistas en la región: editores con sueldos bajos, evaluadores sin reconocimiento, sistemas obsoletos de gestión.

Tampoco se aborda con claridad la crisis de confianza en el proceso de revisión por pares, donde la IA no es solo amenaza, sino también posible aliada para agilizar, transparentar y diversificar la evaluación. En vez de pensar cómo integrar la IA en los flujos editoriales para mejorar la calidad de las revistas, se la reduce a una máquina extractora de datos. Se habla de licencias y cláusulas, pero no de capacitación, experimentación ni innovación tecnológica dentro de nuestras propias comunidades.

Esta mirada de la IA es estrecha, carece de matices y resulta poco informada. La diversidad de este fenómeno es tan grande que resiste muchas de las encorsetadas definiciones que circulan. Anthony Elliott (2022, p. 5) enlista algunas de ellas para describir esta diversidad y riqueza que las discusiones de Secihti parecen obviar:

  1. la creación de máquinas o programas informáticos capaces de realizar actividades que se considerarían inteligentes si las realizaran seres humanos;
  2. una combinación compleja de mejoras aceleradas en tecnología informática, robótica, aprendizaje automático y big data para generar sistemas autónomos que rivalizan con las capacidades humanas o las superan;
  3. formas de pensamiento impulsadas por la tecnología que realizan generalizaciones de manera oportuna basándose en datos limitados;
  4. el proyecto de producción automatizada de significados, signos y valores en la vida sociotécnica, como la capacidad de razonar, generalizar o aprender de la experiencia pasada;
  5. el estudio y diseño de “agentes inteligentes”: cualquier máquina que perciba su entorno, actúe para maximizar su objetivo y optimice el aprendizaje y el reconocimiento de patrones;
  6. la capacidad de las máquinas y los sistemas automatizados para imitar el comportamiento inteligente humano;
  7. la imitación de la inteligencia biológica para facilitar que la aplicación de software o las máquinas inteligentes actúen con diversos grados de autonomía.

Al obsesionarse con la defensa frente al enemigo externo, se descuidan las debilidades internas.

De la caverna al ágora

¿Cómo salir de la caverna de Lenin? No se trata de abandonar la crítica ni de rendirse al mercado. Se trata de abrir espacios de diálogo que reconozcan la ambivalencia de la IA y de las plataformas globales. Sí, hay dinámicas de concentración y riesgo de dependencia; pero también hay oportunidades para visibilizar la producción científica latinoamericana, para crear colaboraciones inéditas y para fortalecer la infraestructura regional con estándares abiertos realmente interoperables.

En lugar de convertir la soberanía en un fetiche, podríamos hablar de interdependencia justa. No se trata de blindarnos en un reducto, sino de negociar desde una posición de fortaleza: mejorar la calidad de nuestras revistas, profesionalizar a los equipos editoriales, invertir en innovación tecnológica, experimentar con IA en la gestión de manuscritos y la detección de plagio. Solo así podremos sentarnos en la mesa global con voz propia; no como víctimas, sino como actores capaces de influir en la agenda.

Del mismo modo, en lugar de repetir la metáfora del saqueo, podríamos pensar en esquemas tratando de equilibrar la reciprocidad. No cerrar puertas, sino establecer reglas claras de juego.

Epílogo: política con luz propia


Platón advertía que salir de la caverna era doloroso: la luz del sol enceguece al principio. De igual modo, abandonar los espejismos ideológicos cuesta. Pero la comunicación científica en América Latina no necesita más cavernas; necesita horizontes abiertos. Si reducimos el debate a consignas de soberanía y extractivismo, corremos el riesgo de quedarnos encerrados en un teatro de sombras.

La tarea, entonces, es doble. Por un lado, reconocer los logros de las iniciativas regionales que han defendido el acceso abierto frente a las lógicas comerciales abusivas. Por otro, escapar de la caverna ideológica para pensar en políticas públicas que combinen justicia cognitiva con realismo tecnológico. La IA no desaparecerá por decreto, y su relación con la edición científica será cada vez más estrecha. Ignorar esto sería, parafraseando a Lenin, un “infantilismo de izquierda” aplicado al mundo editorial.

La salida está en el ágora: en un debate abierto, plural, informado, donde la crítica no se confunda con el dogma y donde el futuro de la comunicación científica se construya con luces propias, no con sombras proyectadas.

Raúl Marcó del Pont Lalli

Editor de publicaciones académicas.


FRANCIA: CNRS cancela Web of Science y desiste de sus indicadores de impacto. Apuesta por OpenAlex

Publicado en National Centre for Scientific Research (CNRS) https://www.cnrs.fr/en/update/cnrs-breaking-free-web-science   El CNRS se libera...