Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2025/07/21/que-esta-pasando-con-la-lectura-para-muchos-la-inteligencia-artificial-puede-estar-poniendo-fin-a-la-era-del-texto-tradicional/
¿Qué está pasando con la lectura? para muchos, la inteligencia artificial puede estar poniendo fin a la era del texto tradicional.
Rothman, Joshua. 2024. What’s Happening to Reading? For many people, A.I. may be bringing the age of traditional text to an end. The New Yorker, April 29, 2024. https://www.newyorker.com/culture/open-questions/whats-happening-to-reading
Joshua Rothman reflexiona sobre cómo la llegada de la inteligencia artificial y las pantallas está transformando radicalmente la experiencia de lectura. El autor sugiere que la lectura profunda y contemplativa, asociada al texto impreso, está siendo reemplazada por interacciones fragmentadas con la lectura digital, dominada por aplicaciones, redes sociales y modelos de lenguaje que condensan y simplifican la experiencia. Rothman cuestiona si estamos entrando en el final de la era dominada por el texto tradicional
En décadas pasadas, preguntas como “¿qué lees y por qué?” no solían ser tan urgentes. La lectura era una actividad común y establecida, sin mayores cambios desde la aparición de la industria editorial moderna en el siglo XIX. Antes de la era digital, leer un libro en un banco del parque era algo discreto y personal; nadie necesitaba saberlo si uno no lo contaba. La experiencia de leer se limitaba a deslizar la vista sobre las páginas en silencio, a un ritmo propio y sin interrupciones externas.
Sin embargo, en la actualidad la naturaleza de la lectura ha cambiado profundamente. Aunque muchas personas siguen disfrutando de los libros y publicaciones tradicionales, para otras el modelo clásico de lectura —profunda, continua y desde el inicio hasta el final— se ha vuelto casi obsoleto. Hoy en día, algunos comienzan un libro en un lector digital, lo continúan escuchando en formato audio, o directamente evitan los libros para pasar las horas navegando en noticias, blogs o redes sociales. La lectura actual es a la vez dispersa y concentrada, con palabras que fluyen aleatoriamente en una pantalla mientras otras plataformas, como YouTube, videojuegos o Netflix, compiten por nuestra atención constante.
Este cambio no ocurrió de la noche a la mañana, sino que ha sido un proceso gradual influenciado por tecnologías adoptadas mayormente por los jóvenes. Estadísticas recientes muestran una caída significativa en la lectura tradicional: por ejemplo, en Estados Unidos el porcentaje de adultos que leen al menos un libro al año bajó del 55% al 48% en una década, mientras que en adolescentes la caída fue aún más marcada. Esta disminución ha generado preocupación en profesores universitarios, que observan que muchos estudiantes tienen dificultades para leer textos complejos y extensos debido a la influencia de los dispositivos móviles.
El auge de la información en la era digital ofrece muchas nuevas formas de aprender, leer y entretenerse. ¿Realmente queremos volver a un tiempo con menos acceso a contenidos variados? Algunos académicos han interpretado la caída de la lectura tradicional como el fin del “paréntesis de Gutenberg,” un periodo histórico dominado por el texto impreso estructurado, que la llegada de internet habría cerrado, devolviéndonos a una comunicación más libre, descentralizada y conversacional, más cercana a una cultura oral moderna. Este fenómeno se ve reflejado en el auge de los podcasts, boletines y memes, que recuerdan las antiguas tradiciones de compartir conocimientos a través del diálogo.
Sin embargo, esta idea de una “segunda oralidad” puede resultar un poco anticuada. Vivimos en la era posterior a la dominación de redes sociales como Facebook, y ahora enfrentamos una nueva realidad: la inteligencia artificial (IA). En internet, no siempre interactuamos con personas reales, sino con entidades generadas por IA que han sido entrenadas con enormes cantidades de texto. Es como si los libros se hubieran “animado” para crear una nueva forma de comunicación que mezcla texto, pensamiento y conversación, transformando el valor y la utilidad de la palabra escrita.
La lectura digital favorece el escaneo rápido, saltos entre fragmentos y multitarea. Esto se relaciona con lo que expertos llaman el “screen inferiority effect”, donde la comprensión disminuye significativamente en lectura digital, en especial en lectores jóvenes. Una extensa meta‑revisión realizada en la Universidad de Valencia (con más de 450 000 participantes) reveló que la lectura impresa mejora la comprensión entre seis y ocho veces más que la digital. La explicación: la lectura en pantalla tiende a promover enfoques cognitivos superficiales, menor atención sostenida y mayor carga mental
Los estudiantes de primaria y secundaria experimentan mayor impacto negativo por la lectura digital, mientras que los niveles de comprensión mejoran ligeramente en lectores adolescentes y universitarios. Estudios como el de Altamura et al. (2023) muestran efectos negativos significativos para estudiantes más jóvenes, aunque menores a medida que se avanza en edad y habilidad lectora. Los resultados del programa PISA 2022 también revelan un descenso en el rendimiento de comprensión lectora en países de la OCDE, asociado en parte al uso excesivo de dispositivos digitales en el aula.
Rothman plantea que herramientas de IA como chatbots y modelos de lenguaje están redefiniendo la lectura: permiten resumen, explicación y edición inmediata, pero también podrían transformar la lectura en una actividad más utilitaria y menos reflexiva. Estudios recientes en entornos educativos advierten que el uso prolongado de IA puede debilitar significativamente el pensamiento crítico, debido al fenómeno de descarga cognitiva: los usuarios delegan el esfuerzo mental y pierden capacidad analítica.
Aunque la lectura impresa sigue ofreciendo ventajas claras en comprensión y concentración, el entorno digital no es inherente al fracaso lectivo. Algunos estudios señalan que los lectores que prefieren textos impresos obtienen mejores resultados, independientemente de su edad. La clave está en entrenar estrategias específicas para lectura digital, fomentar entornos sin distracciones y combinar formatos con intencionalidad pedagógica.
Si bien, la IA no puede reemplazar a lectores humanos que aportan originalidad y visión personal, sí tiene fortalezas únicas, como responder preguntas sin cansancio y simplificar textos complejos para hacerlos más accesibles. Así, la IA puede transformar cualquier texto en un punto de partida para aprender más o en una herramienta que acerca contenidos difíciles a un público más amplio.
Esta dinámica abre la puerta a difuminar la distinción entre fuentes originales y secundarias, especialmente para aquellos que buscan separar forma y contenido. Desde hace años, servicios como Blinkist ofrecen resúmenes condensados de libros de no ficción, y las ediciones abreviadas de novelas también son populares, lo que indica que muchos lectores prefieren captar la esencia de una obra sin dedicarle tanto tiempo.
Es posible que, en el futuro, empecemos a consumir textos en versiones resumidas o alteradas, y solo luego decidamos si queremos la obra completa, de forma similar a cómo hoy escuchamos podcasts acelerados o consultamos Wikipedia para entender mejor una serie. La IA facilitará esta transformación, generando versiones adaptadas al instante y dando más control a los lectores sobre cómo interactúan con los textos.
Rothman argumenta que la lectura profunda está bajo amenaza en un contexto dominado por pantallas e inteligencia artificial. La transformación va más allá de la forma: implica una redefinición cultural de lo que significa leer. Sin embargo, mediante el uso consciente de herramientas digitales, la educación adecuada y el fomento de la lectura impresa, es posible preservar y revitalizar la lectura reflexiva y crítica en un mundo cada vez más líquido textual.
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