jueves, 18 de mayo de 2023

MÉXICO [debate nueva ley de CyT 5] Nueva ley de ciencia en México confronta a científicos y gobierno

 Publicado en SciDevNet


08/05/23
Nueva ley de ciencia en México confronta a científicos y gobierno
De un vistazo
  • Según científicos, la ley resta participación de académicos en el órgano de gobierno del Conacyt
  • Pero una de sus ventajas es priorizar el compromiso social de la ciencia
  • Sin embargo, irregularidades en el proceso legislativo opacan los contenidos de la ley




[CIUDAD DE MÉXICO] La primera Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (HCTI) ha aumentado la confrontación entre el gobierno y la comunidad científica en México.

Aprobada de manera intempestiva el pasado 29 de abril, la ley convertirá al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt). Pese al cambio de nombre, en lo fundamental seguirá siendo la institución de gobierno encargada de diseñar las estrategias para el desarrollo científico en México, además de establecer las agendas de investigación prioritaria.

Pero lo que ha sido fuente de críticas es que la agenda en HCTI estará dictada por el Conahcyt a través de una Junta de Gobierno con más funcionarios que científicos: de los 23 representantes que formarán parte de este órgano, solo ocho serán representantes de la comunidad científica mientras que 14 serán representantes del gobierno.

“La Junta de Gobierno pasará a ser el organismo más importante que defina el futuro del sector de ciencia, tecnología e innovación”, explica a SciDev.Net la economista Gabriela Dutrénit, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana en la Ciudad de México.

Dada la importancia de esa Junta de Gobierno, se vuelve crucial saber cómo estará integrada. Y lo que ha causado inquietud en algunos sectores de la comunidad científica es que la ley no menciona a las principales universidades o centros públicos de investigación del país ni a academias o asociaciones científicas como parte de ese órgano, pero sí a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar).

En un contexto donde el presidente ha incrementado la presencia de la Sedena en distintos ámbitos, este hecho ha provocado acusaciones de militarización del sector científico.

En respuesta a este tipo de críticas que se venían dando antes de la aprobación de la ley, el Conacyt publicó un comunicado del 11 de abril en el que afirma que la ley “no contempla ningún particular como representante de la comunidad científica” para facilitar que la comunidad participe sin mediaciones.

La participación sin mediaciones “implica poner las instituciones públicas al alcance de la población en general y no sólo de unas cuantas personas u organismos que se arroguen representaciones ficticias”, dice el comunicado.

Además, prosigue el documento, “es falso que se militarice la política pública de HTCI” y aclara que si incluye a la Sedena y la Semar en la Junta de Gobierno es porque “ambas dependencias ejercen recursos del presupuesto federal destinado a actividades de HCTI. Además, existe una estrecha colaboración institucional con el Conacyt orientada a la atención de problemáticas nacionales, como el arribo masivo de sargazo a las playas mexicanas, entre otras”.

Para Dutrénit, no hay razones para hablar de militarización, pero sí de ausencia de voces diversas, específicamente de representantes de las entidades federativas del país. “La ley atenta contra el federalismo” ya que carece de vías para integrar las necesidades particulares de las entidades, señala.

Pero el Conacyt afirma en el comunicado que “ni las entidades federativas ni los municipios han estado representados en la Junta de Gobierno del Conacyt, así como el Conacyt tampoco lo está en los órganos de gobierno de las entidades federativas, en pleno respeto a los respectivos ámbitos de competencia”.

Distintos grupos de científicos han rechazado la ley porque al no mencionar explícitamente la meta de llegar al 1 por ciento del PIB para la ciencia y tecnología, disminuyen las posibilidades de que éste y futuros gobiernos lo cumplan.

Otra parte de la ley que ha provocado controversia es la referente a los temas que serán prioritarios para el nuevo Conahcyt, y que forman parte de los Programas Nacionales Estratégicos (PRONACES). Estos incluyen temas que promuevan una ciencia con un mayor compromiso social, como la investigación en inmunoterapias o problemas como la vivienda o migración.

Algunos ven en estos temas una mayor democratización del conocimiento. La investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, Liliana López, dice a SciDev.Net que la nueva ley visibiliza el derecho humano a la ciencia, el cual implica “la participación, goce y beneficio de las personas que no son parte de la comunidad científica”.

Pero, otros, como la Academia de Ciencias de Morelos (ACMor), dicen que puede limitar el apoyo a otras áreas de investigación. “Esto limita la libertad de cátedra y a la ciencia básica, al canalizar recursos, becas y demás apoyos solo a aquellos temas considerados como parte de los PRONACES. Además, la ley obliga a las universidades a realizar ciencia básica y de frontera, pero sin claridad en la ley ni garantizando que la autonomía universitaria será respetada”, dice la ACMor en un pronunciamiento.

“Se le va a dar prioridad a la investigación que está orientada por la agenda nacional, entonces ¿qué va a pasar con los que estudian matemática, física, astronomía? (…) Si no se sigue invirtiendo en ciencia se va a ir reduciendo esa base científica. No vamos a estar preparados cuando se quiera hacer nuevas investigaciones orientadas a resolver problemas. Se está sacrificando el futuro del país en esos términos”.
Gabriela Dutrénit, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana en la Ciudad de México

Dutrénit celebra que la legislación hable de una ciencia más comprometida con la sociedad, pero advierte que puede afectar a la ciencia básica.

“Se le va a dar prioridad a la investigación que está orientada por la agenda nacional, entonces ¿qué va a pasar con los que estudian matemática, física, astronomía? (…) Si no se sigue invirtiendo en ciencia se va a ir reduciendo esa base científica. No vamos a estar preparados cuando se quiera hacer nuevas investigaciones orientadas a resolver problemas. Se está sacrificando el futuro del país en esos términos”, asevera.

En contraste, Liliana López observa varios aspectos beneficiosos de la ley, por ejemplo, que contempla el acceso abierto de las publicaciones científicas realizadas con apoyo del Estado o que se garantice el acceso a becas para estudiantes de posgrado en universidades del sector público.

El hecho de que no se mencione a los estudiantes de las universidades privadas ha sido criticado como “discriminatorio”. Liliana López argumenta que es necesario promover la igualdad en términos de “acciones para evitar que se constituyan grupos sometidos”. Es decir, apoyar a personas en posición de desventaja para que estén en igualdad de condiciones.

A pesar de que difieren en su visión de la ley, Liliana López coincide con Dutrénit en que el proceso legislativo por el cual se aprobó fue desafortunado.

La discusión de una ley para el sector data de hace cinco años, lapso en el que legisladores pertenecientes a distintos partidos políticos presentaron diversas propuestas de ley. Sin embargo, la aprobada se basa en una iniciativa enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2022 y para su aprobación se omitieron los espacios de debate que se tenían programados. El 25 de abril la iniciativa fue sometida a votación en la Cámara de Diputados sin haber cumplido los siete parlamentos abiertos en los que se iban a discutir sus contenidos.

Cuatro días después, sin haberse revisado por las comisiones correspondientes, la Cámara de Senadores aprobó la ley tras 14 minutos de debate y en una sesión de 10 horas en la que se aprobaron más de una decena de leyes promovidas por el presidente, sin la presencia de los legisladores de oposición.

Para el diputado del Partido Acción Nacional, agrupación política opuesta al gobierno, Juan Carlos Romero Hicks, quien promovió una ley distinta en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación desde el 2018, el resultado de las irregularidades en el proceso legislativo “es una redacción que va a ser muy vulnerable a litigios por violaciones de proceso, por violaciones de constitucionalidad”.

Para que sea efectiva, la nueva ley debe ser publicada en el Diario Oficial de la Federación*, cosa que aún no ha sucedido. Romero Hicks dice que se están gestando intenciones de impugnación en tribunales: “Lo iremos conociendo en las próximas semanas. Todavía no se promulga. Seguramente habrá una gran cantidad de amparos, posibles acciones de inconstitucionalidad y otras”, asegura.

*Actualización: La nueva ley fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de mayo de 2023.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net


MÉXICO [debate nueva ley de CyT 4] El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva /I

Publicado en CAMPUS. Suplemento sobre Educación Superior
https://suplementocampus.com/el-gobierno-de-la-ciencia-en-mexico-una-retrospectiva-i/



El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva /I
18 mayo, 2023 por 

Ante la nueva legislación en el rubro, vale la pena hacer un recorrido sobre las políticas oficiales a lo largo de la historia nacional

En las postrimerías del siglo XVIII, en el marco de las reformas implantadas en el virreinato por la monarquía borbónica, se establecieron varias instituciones orientadas al cultivo de la investigación. En orden cronológico: la Real Cátedra de Cirugía (1768), el Real Hospital de San Andrés (1770), el Real Seminario de Minería (1779), la Real Academia de las Nobles Artes de San Carlos (1784), el Real Jardín Botánico, la Real Cátedra de Botánica (1787) y el Real Gabinete de Historia Natural (1790-1802). El carácter laico e ilustrado de tales establecimientos brindó una alternativa al trabajo académico e intelectual desarrollado por la antigua Universidad, así como la posibilidad de aplicar desarrollos científicos y técnicos al sector productivo (véase: Azuela Bernal, Luz Fernanda; Vega y Ortega Baez, Rodrigo Antonio Ciencia y público en la ciudad de México en la primera mitad del siglo XIX, 2015).

Luego de la independencia y en el curso del siglo XIX, se experimentaron diversas fórmulas de auspicio a las actividades de ciencia y tecnología. Además de la permanencia, con algunos cambios, de las instituciones borbónicas, tanto los gobiernos liberales como los conservadores promovieron nuevas instituciones dedicadas a la investigación, así como sociedades científicas, museos e instituciones de educación superior.

En 1825, Guadalupe Victoria ordenó la integración de un museo nacional, proyecto que lograría materializarse, en una primera etapa, en las instalaciones de la Universidad. En continuidad de esa iniciativa, en 1865, durante el régimen de Maximiliano de Habsburgo, se estableció el Museo Público de Historia Natural, Arqueología e Historia con sede en la Casa de Moneda. También por iniciativa de gobierno de Guadalupe Victoria se fundó, en 1826, el Instituto Nacional de Ciencias, Literatura y Artes, que convocó a medio centenar de científicos e intelectuales, aunque, por limitaciones económicas, no consiguió persistir.

A la década de los años treinta del siglo XIX corresponde el establecimiento del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (1833), institución de primera importancia en la relación entre desarrollo científico y políticas públicas. Dicho instituto tendría, desde su origen, la forma de una sociedad integrada por especialistas en ciencias de la tierra, físicos, astrónomos, matemáticos y académicos de ciencias sociales. Como primer encargo, la formación de una carta general geográfica del país, así como la planeación de la estadística nacional en diversas materias, ente otras: población, economía, comercio, salud y educación. En 1855 el instituto se transformó en Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística con secciones dedicadas a geografía, estadística, observaciones (geográficas, astronómicas y meteorológicas) y adquisición de materiales (Ortiz Arellano, Edgar, México y el Instituto Nacional de Geografía y Estadística: fundación y contexto, 2015).

En cuanto a la formación de profesionales, en el período inicial de la vida independiente hay una suerte de convivencia entre la tradición universitaria de corte eclesiástico y los intentos modernizadores que buscaban la renovación de la enseñanza superior a través de la ciencia y el humanismo laico. La Universidad permaneció en funciones hasta 1833, en que por primera vez se decretó su suspensión. El proyecto era reemplazar la antigua Universidad mediante seis establecimientos: estudios preparatorios, estudios ideológicos y humanidades, estudios físicos y matemáticos, estudios médicos, estudios de jurisprudencia y estudios sagrados. No obstante, un año después Santa Anna restituyó las facultades a la Universidad y los colegios, y suspendió la fundación de los nuevos planteles, entre los cuales sólo el Establecimiento de Ciencias Médicas pudo sobrevivir. Luego de varios eventos de cierre y reapertura de la institución, en 1865 Maximiliano decretó la supresión definitiva de la Universidad, de manera que la enseñanza superior quedaría concentrada, en la segunda mitad del siglo xix, en las escuelas profesionales de la capital de la República y los institutos científicos y literarios de los estados.

En 1867, al restablecer la República, el presidente Juárez se dio a la tarea de recuperar el control de parte del Estado sobre la organización educativa en su totalidad. En ese año se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Pública del Distrito Federal, en la cual, además de las normas correspondientes a la enseñanza elemental y la educación media y normal, se decretó la instauración de los siguientes centros de enseñanza superior: Escuela de Medicina, Cirugía y Farmacia, Escuela Especial de Ingenieros, Escuela de Agricultura y Veterinaria, Escuela de Naturalistas. Del mismo modo, se establecieron la Academia Nacional de Ciencias y el Observatorio Astronómico y fueron reorganizados el Jardín Botánico, la Biblioteca Nacional y el Museo Nacional.

En la larga presidencia de Porfirio Díaz se apoyaron las actividades de investigación científica a través del establecimiento de institutos, sociedades y comisiones de estudio en diferentes campos de ciencia aplicada, como geología, astronomía, medicina, química, agricultura, geografía y estadística, entre otros. Al ocaso del porfiriato, la refundación de la Universidad Nacional (1910) abrió un nuevo capítulo.


MÉXICO [debate nueva ley de CyT 3] Amable, pero severa respuesta a algunos colegas universitarios

Publicado en La Jornada
https://www.jornada.com.mx/2023/05/14/opinion/015a1pol



Amable, pero severa respuesta a algunos colegas universitarios

José Raúl García Barrios*

Un grupo de investigadores del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, donde laboro desde hace más de 25 años, me invitaron a firmar una carta pública de desacuerdo con la Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (HCTI). Son parte de un grupo mayor de académicos que lamentan su aprobación. Respeto a estos apreciados compañeros pumas y comparto con ellos dos valores: el necesario avance del conocimiento y la autonomía del proceso. Aún así, difiero de ellos en los cuatro puntos que desaprueban, y aquí les doy una respuesta. Su oposición se debe a:

1. La forma en que fue aprobada, incumpliendo el compromiso de realizar siete foros consultivos en la materia, llevándose a cabo solo dos.

Mi opinión: Hubo más de 100 foros legislativos previos y en los dos foros consultivos sólo se reciclaron los argumentos expuestos. De hecho, todo lo señalado por mis colegas ya fue discutido en esos foros. La mayoría de los legisladores, con la legitimidad que les da una elección realmente democrática, aprobaron la Ley después de considerar que el tema estaba suficientemente discutido. Tras ello, la carta es de facto una petición de último recurso a la corte de la magistrada Piña, quien no representa el sentir popular y juega un papel reaccionario. ¡Un triste papel para los universitarios!

2. La inclusión de representantes de las fuerzas armadas en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, que crea la nueva ley en sustitución del Conacyt, y la reducción en el mismo órgano de la representación de los académicos.

Mi opinión: La Ley fortalece las humanidades y la pluralidad de ciencias y tecnologías, refuerza el interés público y también la representación académica auténtica, a la par que deja en plena libertad al sector académico privado y público autónomo para desarrollarse según sus principios e intereses. Más a fondo, libera al Estado de su captura y elimina muchas fuentes de corrupción sistémica en las instituciones académicas (intenta separar el poder político del económico, como se separó el Estado de la Iglesia). Así, la Ley enmarca la política de Estado dedicada a proveer el derecho humano a la ciencia, avanzar la frontera del conocimiento y resolver los grandes problemas nacionales y, en el ámbito estricto que corresponde a esta política, no está mal que: a) se incluya a las fuerzas armadas para formular la agenda nacional, por su interés directo en el desarrollo científico y tecnológico en materia de seguridad nacional y pública, y porque hoy es posible una relación entre el sector militar y el académico que fortalezca el diálogo de saberes y la confianza mutua, y b) se democratice la decisión del sector académico, plural y diverso por naturaleza, frente al predominio de los sectores científicos ligados con el interés privado. La Ley establece, para quienes deban o decidan participar en el ámbito de competencia del Consejo Nacional, la obligación de reconocer, respetar y proteger el derecho humano a la ciencia y motivar el avance del conocimiento humanístico y científico al servicio de la humanidad y el pueblo de México.

3. La pérdida del objetivo de escalar el financiamiento a la investigación científica y humanística a un porcentaje concreto del producto interno bruto (PIB).

Mi opinión: El objetivo es demagogia. En realidad, el Estado no controla al PIB ni cuenta con los instrumentos para perseguirlo. El financiamiento a la investigación tiene un componente público y uno privado, y se espera que la contribución del segundo sea casi tres veces mayor que la del primero. En México la relación está invertida y corresponde al sector privado ponerse al día. A él debería ser enviada la demanda. En cuanto a la contribución pública, la Ley General establece que el Estado debe asignar recursos progresivos para lograr los tres objetivos mencionados. Incluye por primera vez mecanismos que impiden suspender el presupuesto para la investigación de frontera y obligan a becar a todos los estudiantes de posgrado de las entidades públicas. La Ley también establece que el gobierno federal fomentará la corresponsabilidad del sector académico privado y público autónomo en términos de la agenda nacional, pero respeta su libertad inherente o conquistada para decidir su participación. Si estos sectores toman las decisiones incorrectas, serán el mercado o la nación, según corresponda, quien juzgue y condene.

4. La posibilidad de exclusión, en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), de los académicos de universidades privadas que realizan investigación científica y humanística, ya que también contribuyen al avance del conocimiento.

Mi opinión: Contribuir al avance del conocimiento es necesario, pero no suficiente para recibir una beca del Estado. El SNI es ahora una entidad de un gobierno elegido por el pueblo, y es legítimo que sus incentivos se dirijan a fortalecer la nueva política de investigación-incidencia del Consejo Nacional. La pregunta es si las entidades privadas están dispuestas a participar con recursos abundantes o, por el contrario, su intención es aprovechar las becas del Estado para reducir el salario que pagan a sus investigadores. Con excepciones importantes, lo segundo parece ser el caso, y no se dan señales claras de desear contribuir a lo primero.

Reitero mi total respeto a mis colegas y sus valores, pero sé que estos mismos valores han sido violentados en nuestra universidad desde hace décadas, sin demasiada resistencia. Dejando en nuestras garras pumas nuestro propio destino, el ahora (felizmente) Conahcyt hace todo lo que puede para construir instituciones plenamente comprometidas con el avance del conocimiento de frontera humanístico y científico y la solución de los grandes problemas nacionales, entre los que está la captura de las instituciones académicas públicas, que ha sido apoyada y aprovechada por una élite.

Dedicado al movimiento estudiantil consciente: ayer, hoy y siempre

* Integrante del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM.

lunes, 8 de mayo de 2023

El 'efecto cobra', o por qué la obsesión por los rankings y las métricas genera corrupción

Publicado en El Mundo
https://www.elmundo.es/tecnologia/innovacion/working-progress/2023/04/30/644d3fcefc6c8301178b456f.html


El 'efecto cobra', o por qué la obsesión por los rankings y las métricas genera corrupción

  • JUANJO BECERRA
  • ULISES CULEBRO (ILUSTRACIÓN)
Actualizado Martes, 2 mayo 2023

El soborno a investigadores españoles para escalar en los rankings universitarios usando su impacto científico es el último ejemplo de cómo la obsesión por medirlo todo para optimizar las decisiones políticas y económicas suele provocar el efecto contrario.

Suele decirse que lo que no se evalúa, se devalúa. Que lo que no se mide, acaba por tener una desmedida tendencia a empobrecerse. Pero no habla de eso este reportaje, sino de lo contrario: de cómo la obsesión actual por reducir la realidad a métricas, rankings y parámetros no solo propicia igualmente la mediocridad, sino que acaba por corromper la realidad que se pretende medir.

El último ejemplo de ello es la revelación de que Arabia Saudí ha estado pagando a científicos españoles de alto impacto para que firmaran sus artículos como si trabajaran en ese país en lugar de los centros españoles en los que están contratados. Todo ello, como forma de subir en los rankings internacionales de universidades.

Lo cierto es que la tiranía de los escalafones y las métricas impera en la vida universitaria desde que se consagró hace un par de décadas la cultura de la evaluación de la calidad, la financiación y los incentivos por méritos académicos.

De repente, había que medirlo todo: la satisfacción de los estudiantes, la productividad de los investigadores, el prestigio de las facultades... Se consideraba la mejor manera de promover la excelencia, aunque al final ha provocado, en muchos casos, el efecto contrario.

LAS MÉTRICAS Y EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

«Con los rankings está pasando algo parecido al principio de incertidumbre de Heisenberg, que habla de cómo la observación de la realidad interfiere con las partículas que pretendes observar y las modifica», plantea Manuel Febrero Bande, catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Santiago de Compostela.

«Cuando eres consciente de que estás siendo evaluado con un modelo que es una simplificación de la realidad, acabas dedicando más esfuerzos a mejorar en ese modelo que a tu labor como científico, por ejemplo», completa.

Algo similar plantea Carlos Elías, también catedrático, aunque en este caso de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M): «La excelencia científica jamás la medirán las citas o rankings, sino la historia de la ciencia: teoremas, teorías, nuevas moléculas relevantes, leyes físicas nuevas que salgan de esa universidad o ese país... y eso sólo puede decirlo el tiempo y los historiadores de cada disciplina».

SOBORNAR A LOS CLIENTES PARA RECIBIR CINCO ESTRELLAS

Hace apenas unas semanas, Elías concurrió a las elecciones al Rectorado de la UC3M denunciando la inversión de prioridades que se está produciendo en los campus. «En mi programa, que pronto publicaré como libro, denunciaba cómo políticas como los grados en inglés o la segregación por notas altas se adoptan sólo para estar mejor posicionados en los rankings, olvidando la función social de una universidad pública», subraya.

Pero lo cierto es que los campus o la ciencia no son los únicos que están gravemente enfermos de métricas, sino que es un fenómeno cada vez más generalizado en el mundo digital. Basta con hacer un repaso rápido de las decisiones que usted mismo toma en el día a día para darse cuenta de que muchas de ellas están influidas (¿intoxicadas?) por todo tipo de mediciones, escalafones o parámetros.

¿No suele comparar el número de estrellas de los market places antes de decidir qué producto compra? ¿No busca en Internet listas de los mejores restaurantes de la ciudad? ¿No fía al número de retuits de una persona en redes sociales la decisión de si es relevante? Todos lo hacemos. Y, sin embargo, muchas empresas de consumo sobornan a los clientes para garantizarles a sus productos las deseadas cinco estrellas; la influencia en redes está inflada a menudo por legiones de bots; y se han denunciado varios casos de restaurantes ficticios que, con muy poco, engañaron al algoritmo de webs como Tripadvisor para convertirse en los mejores de su municipio.

«Las métricas, y más aún con el big data, que es el nuevo petróleo, dominan la sociedad e incluso se pueden manipular sentimientos, opiniones, rankings...», sostiene Irene Marroquín, profesora de Inteligencia de Negocios en la Universidad CEU-San Pablo. Y esa es la paradoja: ponerle número a todo nos hace creer que vivimos en un mundo medido y bajo control, cuando en realidad se trata de una ficción paralela. A menudo, manipulada. ¿Por qué? Por diversos motivos.

El primero tiene que ver con ese principio de incertidumbre al que aludía Febrero Bande y que en sociología se conoce como Ley de Goodhart, Ley de Campbell o efecto cobra. Este último nombre se debe a una anécdota de la India colonial, donde se intentó reducir las poblaciones de este tipo de serpiente venenosa premiando su aniquilación. Se consiguió justo lo contrario, ya que muchos cazarrecompensas las criaban para matarlas y cobrar. Así, cuando se eliminaron los incentivos por cada cobra muerta, esos criadores liberaron a las que tenían y aumentó su población.

¿SE PUEDE MEDIR TODO?

La segunda explicación es que estamos obsesionados en medir incluso aquello que no es fácil de traducir en parámetros con rigor. «Más que una hipermedición, hay una hipersimplificación de la realidad», matiza Febrero Bande. «Yo no creo que haya cuestiones imposibles de cuantificar, sino que a veces resulta muy caro y se opta por modelos ultra simples para medir de forma rápida la calidad pese a dejar muchas zonas oscuras», añade.

Sin embargo, este es un punto en el que los académicos no se ponen de acuerdo entre sí. «Las ciencias sociales, incluida la economía, jamás serán como las naturales, porque no pueden hacer predicciones, sino profecías, que son puntos de vista con sesgos políticos», plantea Elías. «Eso no es malo en absoluto, peor es creer que es una verdad objetiva y que no lo sea», precisa.

El tercer peligro de las métricas es que a menudo se convierten en objetivos en sí mismas más que en herramientas para calcular cómo de cerca o de lejos estás de tus verdaderos objetivos. «Eso es muy peligroso a nivel empresa y en todos los sectores, pero cuando lo haces desde los gobiernos acabas corrompiendo políticamente el sistema», argumenta Marroquín.

La ficción ha dado buena cuenta de ello. Por ejemplo, The Wire, una de las mejores series de la historia, donde la Policía acaba ocultando cadáveres para maquillar las estadísticas sobre homicidios y no perjudicar las ambiciones del alcalde Carcetti.

Tampoco en el mundo real faltan ejemplos. Uno de ellos es la llamada falacia de McNamara. El secretario de Defensa de EEUU definió una serie de indicadores que garantizarían la victoria. Entre ellos, infligir un determinado número de bajas enemigas, lo que animó a los soldados a contabilizar cadáveres de campesinos. La consecuencia: se alcanzaron todos los objetivos numéricos de Robert McNamara, pero se perdió la guerra.

Basta con extrapolar este ejemplo a otros terrenos para darse cuenta de los enormes riesgos que conlleva convertir las métricas en religión. «Introducir KPIs (indicadores clave de rendimiento, por sus siglas en inglés) en la medicina puede llevar a que un médico no quiera asumir un caso muy grave porque si se le muere el paciente durante la operación empeoran sus KPIs y su valoración profesional», sugiere Marroquín. ¿Querrían que un cirujano estuviera pensando en su productividad o su tasa de éxito mientras les opera?

Pero, pese a todos estos peligros y a la sensación de que las métricas nos construyen un mundo de mentira, los expertos consultados las consideran una herramienta insustituible para tomar decisiones. La clave, como en tantas otras cosas, es la educación. Que todos seamos conscientes al utilizarlas, de sus limitaciones, sus perversiones y sus riesgos.


RUSIA y CHINA se acercan en el ámbito "universitario"

Publicado en THE Times Higher Education
https://www.timeshighereducation.com/news/russian-universitys-china-campus-sends-strong-signal?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=editorial-daily&spMailingID=25380740&spUserID=MTAyMjQ5OTc4OTA5MAS2&spJobID=2213017428&spReportId=MjIxMzAxNzQyOAS2 


El campus chino de una universidad rusa envía una "señal fuerte”


Una vez construido, el instituto aeroespacial de la isla meridional de Hainan se convertirá en el primer campus gestionado en solitario por una institución rusa dentro de la superpotencia asiática


18 de abril de 2023

Pola Lem

Twitter: @PolaLem



Los planes de un instituto de investigación ruso para establecer un campus en China envían un claro mensaje sobre las intenciones de ambos países de reforzar sus lazos en materia de investigación y educación superior, según los expertos.


Este mes, los medios de comunicación regionales informaron de que el Instituto de Ingeniería Energética de Moscú (MPEI) de la Universidad Nacional de Investigación creará un campus en la isla de Hainan, en el sur de China, especializado en la enseñanza y la investigación aeronáutica y aeroespacial, cuya apertura está prevista para mediados de 2025.


Los investigadores afirmaron que los planes de la universidad, que será una de las pocas empresas extranjeras en China que se desarrollará sin la ayuda de un socio local, marcan un nuevo paso en la colaboración chino-rusa. El anuncio se produjo en un momento en que las relaciones entre las universidades rusas y occidentales se han deteriorado a causa de la guerra de Ucrania.


Futao Huang, profesor del Instituto de Investigación para la Educación Superior de la Universidad de Hiroshima, cree que el momento elegido -dos semanas después de la visita a Rusia del presidente chino, Xi Jinping- no es casual.


"Sugiere claramente que China ha adoptado una estrategia diferente para emprender colaboraciones académicas con Rusia, que parece ser más importante [para ella] que cualquier otro país", afirmó.


"No se puede sobrestimar la importancia del establecimiento de esta universidad rusa en China".


Otros signos recientes también apuntan a un fortalecimiento de los lazos. La movilidad de estudiantes entre las dos naciones ha aumentado a lo largo de la década, y se aceleró el año pasado, cuando el número de estudiantes rusos que aprendían chino se duplicó hasta alcanzar los 17.000 con respecto a 2021.


Pero Rusia no ha establecido hasta ahora ningún campus autónomo -desarrollado sin la cooperación de una universidad local- en China.


China ya cuenta con una sólida tradición de asociaciones universitarias, y es el mayor importador de sucursales internacionales, con 47 instituciones de este tipo en la actualidad, según el centro Cross-Border Education Research Team (C-BERT), que mide las tendencias de la educación en el extranjero.


Aunque estas "sucursales" suelen basarse en planes de estudios de universidades extranjeras y conceder títulos que llevan el nombre de la institución extranjera, la mayoría de ellas se crean en afiliación con universidades locales, explicó Jason Lane, codirector del C-BERT y decano de la Facultad de Educación, Salud y Sociedad de la Universidad de Miami (Ohio).


Afirmó que es "muy raro" que una institución se establezca en China sin un socio local. En su opinión, el campus de Ningbo de la Universidad de Nottingham es el primer ejemplo de universidad extranjera que lo hace.


En la base de datos C-BERT figura otra universidad rusa con campus en China: la Universidad MSU-BIT de Shenzhen, filial de la Universidad Estatal de Moscú (MSU) y el Instituto de Tecnología de Pekín. Aunque el "plan de estudios y el profesorado parecen estar totalmente vinculados a la MSU", según el profesor Lane, se trata de una empresa conjunta. 


Se mostró de acuerdo sobre la importancia de los planes del campus de la MPEI. "Es un claro indicio del fortalecimiento de los lazos entre las dos naciones", afirmó.


"Un campus filial, entre todas las formas de educación internacional, sirve como una especie de embajada académica que a la vez envía un mensaje simbólico de la relación y crea un punto de apoyo significativo sobre el que construir asociaciones más sólidas."


Dijo que creía que la universidad cumpliría su inauguración prevista para 2025, a pesar de tener que construir un campus de 137 acres desde cero y negociar una logística complicada.


"Establecer las operaciones, reclutar estudiantes y ofrecer una selecta gama de cursos en dos años es agresivo", dijo. "Pero con recursos suficientes, casi todo es posible".

pola.lem@timeshighereducation.com


…………….


Russian university’s China campus sends ‘strong signal’

Once built, aerospace institute on southern island of Hainan will become first solo campus run by Russian institution inside Asian superpower

April 18, 2023

Pola Lem

Twitter: @PolaLem



Plans by a Russian research institute to establish a campus in China send a strong message about the two countries’ intentions to strengthen their research and higher education ties, scholars have said.

This month, regional media reported that the National Research University Moscow Power Engineering Institute (MPEI) will set up a branch campus on the southern Chinese island of Hainan, specialising in aviation and aerospace teaching and research, with an opening scheduled for mid-2025.

Researchers said that plans by the university, which will be among the few foreign ventures in China to develop without the help of a local partner, marked a new step in Sino-Russian collaboration. The announcement came as relations between Russian and Western universities have frayed because of the Ukraine war

Futao Huang, a professor at the Research Institute for Higher Education at Hiroshima University, said he believed the timing of the move – two weeks after Chinese president Xi Jinping’s visit to Russia – was not coincidental.

“It clearly suggests that China has adopted a different strategy to undertake academic collaborations with Russia, which appears to be more important [to it] than any other countries,” he said.

“You cannot overestimate the significance of the establishment of this Russian university in China.”

Other recent signs also point to strengthened ties. Student mobility between the two nations has increased over the decade, picking up pace last year when the number of Russian students learning Chinese doubled to 17,000 compared with 2021.

But Russia has not so far established any stand-alone branch campuses – developed without the cooperation of a local university – in China.

China already has a strong tradition of university partnerships, being the largest importer of international branch campuses, with 47 such institutions currently, according to the Cross-Border Education Research Team (C-BERT) hub, which measures trends in offshore education. 

Though such “branches” tend to be based on foreign university curricula and award degrees that name the foreign institution, most of these are set up in affiliation with local universities, said Jason Lane, C-BERT co-director and dean of the College of Education, Health and Society at Miami University in Ohio.

He said it was “very rare” for an institution to establish itself in China without a local partner. He said he believed that the University of Nottingham’s Ningbo campus was the first example of a foreign university doing this.

The C-BERT database lists one other Russian university with a campus in China: the Shenzhen MSU-BIT University, a branch of Moscow State University (MSU) and the Beijing Institution of Technology. Though the “curriculum and faculty appear to be entirely tied to MSU”, Professor Lane said, it is a joint venture. 

He agreed about the significance of the MPEI campus plans. “This is a clear indication of the strengthened ties between the two nations,” he said. 

“A branch campus, among all forms of international education, serves as a sort of academic embassy that both sends a symbolic message of the relationship and creates a meaningful foothold on which to build stronger partnerships.”

He said he believed that the university would meet its planned opening in 2025, despite needing to build a 137-acre campus from scratch and negotiate complicated logistics.

“Setting up the operations, recruiting students and offering a select array of courses in two years is aggressive,” he said. “But with enough resources, nearly anything is possible.”

pola.lem@timeshighereducation.com


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