Publicado en El Confidencial
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TESTIMONIO
ESPAÑOL
El
retorcido negocio de comprar revistas científicas: "Me ofrecieron 300.000
dólares"
Algunas
empresas se dedican a comprar publicaciones y revenderlas a grandes editoriales
científicas, que aprovechan su prestigio para ampliar su negocio cobrando por
publicar el contenido
Por José Pichel
01/11/2023
Las malas prácticas
no dejan de acumularse en el sistema científico. Compartir el
conocimiento a través de artículos revisados por pares es uno de sus
fundamentos, pero últimamente el fraude parece asomar por todas partes:
revistas que publican cualquier cosa a
cambio de cobrar importantes sumas de dinero, empresas que elaboran estudios falsos y
los venden al mejor postor, investigadores que engordan sus currículos
aprovechándose de los puntos flacos de todo este entramado y otros que se ven
obligados a trabajar gratis o regalar horas.
Menos conocida es la
última vuelta de tuerca de este negocio: la compra de revistas
científicas por parte de empresas que acaban vendiéndolas a grandes editoriales.
Pandelis Perakakis, profesor del área de Psicología de la Universidad
Complutense de Madrid (UCM), se quedó muy sorprendido cuando recibió un correo
electrónico en calidad de responsable de la revista Psicológica, que edita desde 1998 la
Sociedad Española de Psicología Experimental (Sepex). Una empresa con sede en
Singapur le ofrecía adquirir esta publicación, de manera que todos los derechos
legales serían cedidos a un nuevo editor. ¿A cambio de qué? El punto de partida
de las negociaciones era de 80.000 dólares. “Conozco mucho otros aspectos de
este negocio, pero esto nunca lo había imaginado”, afirma en declaraciones
a El
Confidencial, “así que me propuse tirar del hilo”.
Tras concertar una
entrevista online con el CEO de esa empresa, no solo pudo
comprobar que la propuesta iba en serio, sino que su interlocutor elevó
la oferta hasta los 300.000 dólares. La cantidad llama más la atención
teniendo en cuenta que Psicológica está clasificada como Q4.
Al hacer un listado de todas las revistas de un área y ordenarlas de mayor a
menor por su índice de impacto, se dividen en cuatro cuartiles (Q1, Q2, Q3 y
Q4) según su importancia, aunque este índice no siempre es representativo de la
calidad. Es decir, en este caso, la publicación de la Sepex está entre
el 25% con menor relevancia dentro de su campo de estudio y, a pesar
de todo, la misteriosa compañía asiática estaba dispuesta a pagar por ella una
cantidad que los científicos españoles no suelen manejar ni en sus mejores
proyectos de investigación.
¿Por qué tanto interés en una modesta publicación? ¿Cuánto
están dispuestos a desembolsar por la compra de otras revistas de mayor
prestigio? Lo cierto es que no es un caso aislado. Desde que Perakakis
publicó este caso en redes sociales, otros responsables de revistas y expertos
del ámbito de la publicación científica le han confirmado que este
tipo de ofrecimientos se han convertido en habituales, aunque muchos no se
toman en serio la oferta o, simplemente, no responden, sin indagar más allá.
Sin embargo, el
profesor de la UCM quería conocer cuál era la intención oculta de la empresa de
Singapur. Frente al modelo clásico de revista científica, Psicológica no cobra
ni a los autores de los artículos ni a los lectores, ya que pertenece a un
modelo de acceso abierto sin tasas conocido como diamond open access. A pesar
de todo, el CEO no puso ninguna objeción. “Lo único que querían era cambiar la
titularidad de la revista, nosotros podíamos seguir con nuestro trabajo y con
el mismo nombre, vinculado a la sociedad científica”, explica. Entonces, ¿qué
ganarían los nuevos dueños?
Su estrategia es comprar una gran cantidad de revistas para luego venderlas
a alguna de las grandes editoriales, como Elsevier, Wiley o Springer. Estos
gigantes de la publicación científica ofrecen paquetes de revistas, algunas de
gran prestigio, que todo el mundo quiere consultar, pero también otras que
sirven para rellenar y aumentar el precio de todo el pack. “Este
procedimiento era conocido, lo que yo no sabía es que el proceso de
compraventa previo se lo encargan a otras empresas más pequeñas. No te
llama directamente la editorial grande, lo que generaría más resistencia, sino
una pequeña empresa que
parece ser honesta y que, aparte de ofrecerte una gran suma, dice que te deja
seguir con tu trabajo”, comenta.
El problema es que, en realidad, a la hora de la verdad “tienen el derecho a
venderte a un gigante, al que acabas perteneciendo casi sin darte cuenta”. De
hecho, el responsable de la compañía de Singapur “me dijo textualmente
que estaban construyendo un imperio”, relata el profesor de la UCM,
“no sé si para venderlo o para fusionarse, pero querían hacerse con unas 100
revistas”. Aunque no pudo confirmar más detalles, Perakakis sospecha que
probablemente tengan acuerdos previos con alguna editorial, ya que la inversión
para lograr este objetivo es enorme.
La raíz del problema
Las editoriales
grandes tienen cogida por el mango la sartén del sistema científico. Antes, sus clientes
eran las bibliotecas universitarias o de centros de investigación, que no
tenían más remedio que suscribirse porque los científicos necesitan consultar
las novedades de sus respectivas disciplinas. Ahora, ha cambiado el
negocio y son los autores de los trabajos que se publican quienes
sostienen el modelo, aunque lo hacen indirectamente, a través de las agencias y
entidades gubernamentales que financian la investigación. Por ejemplo, “cuando
pides un proyecto a Europa, te dan
una partida para publicar en las revistas”, apunta el investigador.
Publicar artículos es
la manera de evaluar y validar el trabajo de los investigadores. Las
editoriales se aprovechan de esa necesidad, aunque en muchas ocasiones los
estudios sean de dudosa calidad. Su objetivo es publicar una gran
cantidad de artículos para sostener el negocio, lo que coincide con
los intereses particulares de los científicos, que indirectamente pagan por
ello, pero se contrapone con los verdaderos intereses generales de la ciencia y
de la sociedad, que deberían fomentar la
investigación de buena calidad para conseguir verdaderos avances.
Desde comienzos del siglo XXI, el
movimiento de acceso abierto y gratuito trata de buscar un mejor modelo, pero
las editoriales han conseguido adaptar esa idea para sostener su negocio,
cambiando las suscripciones para el acceso por nuevas tasas para quien publica. “La
solución ha sido peor, porque antes, al menos, los investigadores podían
publicar donde querían”, apunta. En cambio, ahora las opciones son
limitadas, ya que las agencias de financiación, que son las que cubren esos
costes, solo llegan a acuerdos con determinadas editoriales (sin transparencia,
denuncian los expertos), generando monopolios y obligando a los científicos a
dar a conocer sus trabajos solo en determinadas revistas.
"Pueden hacer lo que quieran"
En este contexto,
¿qué pasa cuando una revista acepta su venta? “El CEO me envió los enlaces de otras
revistas para convencerme de que no pasa nada, de que mantenían su nombre y su
funcionamiento y que no ha habido ninguna repercusión negativa”,
comenta Perakakis. Aunque finalmente admitió que la venta era el objetivo
final, “en un primer paso no cambia nada, nosotros seríamos la revista de la
Sepex y seguiríamos con nuestro modelo”, pero “una vez que pasas a ser
propiedad de la editorial grande, tienen el poder de hacer lo que quieran”.
Por ejemplo, pueden aprovecharse del
prestigio de la revista para incluirla en sus servicios dentro de un paquete de
publicaciones, pero también cambiarla de nombre o empezar a cobrar por ella. “Lo
que les interesa es que estamos indexados por las agencias que
elaboran el factor de impacto”, destaca el profesor de la UCM. A partir de ahí,
podrían cambiar el modelo para ser de pago o pasar de publicar 15 artículos al
año a publicar 500. No les faltarían clientes, porque “el mercado
internacional de investigadores que
necesitan publicar es enorme, pero si empiezas de cero pueden pasar años
hasta que una agencia de indexación acepta una nueva revista y, de esta forma,
ya la tienes”. Incluso si los cambios afectan a esa clasificación, pasará el
tiempo suficiente como para que la revista haya hecho un buen negocio.
Frente a estos abusos, muchos investigadores se están moviendo, incluyendo los responsables de Psicológica. “Publicamos la revista en el repositorio del CSIC, financiado con dinero público, una colaboración entre investigadores y la comunidad de los científicos de la documentación. Nosotros optamos por esta vía, que demuestra que no necesitamos otra infraestructura externa”, explica. El modelo que proponen, basado en la colaboración entre instituciones públicas y asociaciones científicas (en este caso, los psicólogos experimentales de España), evita pasar por las editoriales y, según explican, es viable y está ganando adeptos. CSIC, financiado con dinero público, una colaboración entre investigadores y la comunidad de los científicos de la documentación. Nosotros optamos por esta vía, que demuestra que no necesitamos otra infraestructura externa”, explica. El modelo que proponen, basado en la colaboración entre instituciones públicas y asociaciones científicas (en este caso, los psicólogos experimentales de España), evita pasar por las editoriales y, según explican, es viable y está ganando adeptos.
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