sábado, 19 de abril de 2025

U.S.A.: Por qué Harvard decidió luchar contra Trump

Publicado en The New York Times
https://www.nytimes.com/es/2025/04/16/espanol/estados-unidos/harvard-contra-trump.html?campaign_id=42&emc=edit_bn_20250418&instance_id=152834&nl=el-times&regi_id=223549912&segment_id=196264&user_id=deb50f61d145a2d39e3c5231ea1ab080




Por qué Harvard decidió luchar contra Trump

El gobierno de EE. UU. congelará más de 2000 millones de dólares en fondos federales porque Harvard se negó a cumplir una lista de exigencias. Las autoridades de la universidad consideraron que valía la pena el riesgo.

16 de abril de 2025

A finales de la semana pasada, los dirigentes de la Universidad de Harvard intentaban descifrar qué quería el gobierno de Donald Trump que la institución hiciera para combatir el antisemitismo.

El gobierno había planteado algunas órdenes directas, como exigir a la universidad que prohibiera las máscaras, que suelen ser muy utilizadas por los manifestantes.

Pero otras demandas parecían vagas.

Entonces, a última hora de la noche del viernes, el gobierno federal envió a Harvard un bombardeo de cinco páginas con nuevas exigencias que remodelarían el funcionamiento de la escuela, las admisiones, la contratación, el profesorado y la vida estudiantil.

Harvard tardó menos de 72 horas en decir que no.

Esta decisión es el desafío más manifiesto de una universidad desde que el presidente Trump empezó a presionar a la enseñanza superior para que se ajuste a sus prioridades políticas.

Se produjo después de que los dirigentes de Harvard, durante intensos debates el fin de semana, determinaran que las propuestas del gobierno representaban una profunda amenaza para la independencia y la misión de esta universidad de 388 años de antigüedad.

Harvard dispone de una extraordinaria capacidad financiera y política para enfrentarse a Washington. Y los dirigentes de la universidad vieron cómo la Universidad de Columbia se tambaleaba, a medida que el gobierno de Trump planteaba más exigencias, incluso después de que la institución cediera.

Harvard lucharía. La alternativa parecía mucho peor.

“Ningún gobierno —independientemente del partido que esté en el poder— debe dictar lo que las universidades privadas pueden enseñar, a quién pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir”, escribió el lunes el rector de Harvard, Alan M. Garber, en una carta abierta.

 Este relato se basa en correspondencia entre Harvard y el gobierno, declaraciones públicas y entrevistas con funcionarios del gobierno de Trump, gente de Harvard y observadores cercanos de la universidad. Harvard se negó a que Garber conceda una entrevista.

En respuesta a su anuncio, el gobierno rápidamente tomó represalias y congeló más de 2200 millones de dólares de fondos federales. Casi 7000 millones de dólares más siguen en peligro, incluido el dinero destinado a los hospitales afiliados a Harvard. Y el martes, Trump —quien ha elegido como blanco especial a las universidades de élite, acusadas desde hace tiempo por los conservadores de inclinarse hacia la izquierda— amenazó la exención fiscal de Harvard.

Incluso para la universidad más rica del mundo, que tiene un fondo de dotación de unos 53.000 millones de dólares, una congelación prolongada supondría un profundo recorte en laboratorios, departamentos e incluso aulas. Pero las autoridades de Harvard optaron por valorar su reputación, independencia y legado, apostando a que la institución podría sobrevivir a la cruzada de Trump.

“Esto es lo que Joe McCarthy intentaba hacer multiplicado por diez o por cien”, dijo Lawrence H. Summers, exrector de Harvard, y añadió que “va directamente en contra del papel de la universidad en una sociedad libre”.

‘La universidad no se rendirá’

Las primeras frases de la carta del gobierno de Trump del viernes eran civilizadas pero frustradas. Tres funcionarios federales escribieron que Harvard “no había cumplido las condiciones intelectuales y de derechos civiles que justifican la inversión federal”.

Los funcionarios —uno del Departamento de Educación, otro del Departamento de Salud y Servicios Humanos y otro de la Administración General de Servicios— dijeron a Garber que “agradecerían” su “colaboración para que la universidad vuelva a cumplir sus promesas”. Si Harvard aceptaba sus condiciones, escribieron los funcionarios, podrían empezar a trabajar en un “acuerdo de resolución más exhaustivo y vinculante”.

La carta llegó después de que Harvard pidiera aclaraciones sobre la, en comparación, anodina lista de propuestas que el gobierno había compartido ocho días antes. Lo que llegó a Cambridge el viernes por la noche fue mucho más que una explicación.

Los amables párrafos iniciales dieron paso a una serie de exigencias tan amplias e intrusivas que dejaron atónitos a los dirigentes de Harvard, quienes hasta hacía poco se habían mostrado dispuestos a llegar a algún tipo de acuerdo con el gobierno.

El gobierno dijo que quería reducir el poder del profesorado de Harvard y exigió que la universidad adoptara políticas de admisión y contratación “basadas en el mérito”. El gobierno de Trump quería auditar los datos de la universidad y pretendía cambios en la “contratación, selección y admisión de estudiantes internacionales”.

El gobierno también insistió en que Harvard llevara a cabo una revisión de la “diversidad de puntos de vista”. El gobierno quería que Harvard “cerrara inmediatamente” cualquier programa relacionado con la diversidad, la equidad y la inclusión, y que contratara a una entidad externa para examinar “los programas y departamentos que más alimentan el acoso antisemita o reflejan la captura ideológica”. Y el gobierno quería informes “al menos hasta finales de 2028” —más o menos cuando Trump abandone la Casa Blanca— sobre el cumplimiento de estas exigencias por parte de Harvard.

Los ultimátums parecían solo tangencialmente relacionados con la ambición declarada del gobierno de Trump de eliminar el antisemitismo en los campus. Kenneth Marcus, jefe de derechos civiles del Departamento de Educación durante el primer mandato de Trump, dijo que las propuestas del gobierno iban “mucho más allá del antisemitismo y reflejan una preocupación cultural bastante más amplia dentro del movimiento conservador sobre lo que está podrido en la educación superior”.

Marcus, quien es presidente y director ejecutivo del Centro Louis D. Brandeis para los Derechos Humanos bajo la Ley, dijo que las exigencias eran un ataque a “la inclinación izquierdista que se cree que Harvard ejemplifica”.

Garber no enmarcó la respuesta de Harvard en una cuestión de izquierda o derecha. En su carta de rechazo al gobierno, utilizó 12 palabras para resumir la postura de Harvard: “La universidad no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales”.

Su anuncio sumió a Harvard en uno de los enfrentamientos más serios de su historia.

Steven Pinker, profesor de psicología y copresidente del Consejo de Libertad Académica de Harvard, dijo que era “casi inconcebible que el rector de una universidad hubiera accedido a esa lista de exigencias, porque en realidad estipulan el contenido de las creencias del profesorado y de los estudiantes admitidos”. Pero aun así, se maravilló de la rapidez de la respuesta de Harvard.

Summers, exsecretario del Tesoro, más veterano en el combate político que la mayoría de los académicos, dijo que pensaba que “el extremismo de la carta de exigencias hizo que esta decisión fuera más fácil de lo que podría haber sido de otro modo”.

Si los funcionarios del gobierno buscaban una pelea, su táctica parece haber funcionado. Pero como el propio gobierno de Trump no hizo pública la explosiva carta, Harvard tuvo tiempo de afinar un contraataque, que incluía un pulido sitio web en el que se describían sus contribuciones a la sociedad. Fue un raro ejemplo de una universidad que eclipsó la campaña del gobierno de Trump, que a menudo se ha basado en la imprevisibilidad.

El estallido de resistencia de Harvard desató la sorpresa en toda la enseñanza superior, en parte porque no se preveía que se mostrara audaz frente a los ataques de Trump. Cuando decenas de dirigentes universitarios participaron en una conferencia telefónica el domingo, según dos personas familiarizadas con el debate privado, no se mencionaron las nuevas exigencias del gobierno a Harvard, ni la próxima respuesta de la escuela.

La preparación para un enfrentamiento con la Casa Blanca

En los últimos meses, Harvard había adoptado un perfil notoriamente bajo y complaciente, hasta el punto de que muchos en el campus habían temido abiertamente que la universidad siguiera una senda de apaciguamiento al estilo de Columbia.

En marzo, Columbia accedió a una lista de exigencias del gobierno de Trump para recuperar 400 millones de dólares en subvenciones y contratos federales. Pero el dinero no había empezado a fluir de nuevo. En su lugar, ahora el gobierno sopesa la posibilidad de un decreto de consentimiento con la escuela, el cual facultaría a un juez federal para supervisar un acuerdo con la universidad y daría a la Casa Blanca influencia, potencialmente, durante años.

En el periodo previo a la toma de posesión de Trump, Harvard contrató a una poderosa empresa de cabildeo con estrechos vínculos con la Casa Blanca y el Departamento de Justicia. La universidad también adoptó una definición más estricta de antisemitismo que molestó a muchos defensores de la libertad de expresión. Mientras el gobierno federal aumentaba la presión sobre Columbia y sus homólogos de élite, Harvard destituyó a dos dirigentes de su Centro de Estudios sobre Medio Oriente, interrumpió una asociación con una universidad palestina y acordó iniciar otra con una escuela israelí.

Harvard tampoco se encontraba entre las principales universidades que figuraban como demandantes en los recursos judiciales contra los cambios propuestos por el gobierno de Trump en las fórmulas de financiación para la investigación.

Aun así, la universidad había estado haciendo preparativos sutiles para un enfrentamiento con la Casa Blanca, algunos de ellos mucho antes del anuncio del gobierno, el 31 de marzo, de que revisaría unos 9000 millones de dólares de la financiación de Harvard.

La universidad impuso una congelación de la contratación en marzo y ha intentado recaudar 1200 millones de dólares en el mercado de bonos. Harvard también sopesó ajustes en los pagos del fondo de dotación de 53.000 millones de dólares, al igual que había hecho durante la pandemia.

El desenlace

Los riesgos financieros para Harvard son enormes. También tienen implicaciones para el resto del país, ya que el gobierno de Trump parece decidido a retirarse de la relación gobierno-universidad que ha florecido en Estados Unidos desde aproximadamente la Segunda Guerra Mundial.

Los detalles reales también siguen siendo confusos.

El gobierno de Trump no ha explicado a Harvard cómo ha llegado a los 2200 millones de dólares que pretendía congelar. Pero los funcionarios creen que la cifra podría ser la totalidad de los aproximadamente 650 millones de dólares que el gobierno federal proporciona anualmente a los investigadores de la universidad y la duración de cualquier contrato plurianual.

Harvard ya sentía las consecuencias el martes por la mañana. La Escuela de Salud Pública TH Chan de la universidad confirmó que Sarah Fortune, especialista en enfermedades infecciosas, había recibido una orden de suspensión de trabajo. La investigación de Fortune sobre la tuberculosis se financiaba mediante un contrato de 60 millones de dólares de los Institutos Nacionales de Salud, en el que participaban Harvard y otras universidades de todo el país.

Los funcionarios federales no respondieron inmediatamente a los mensajes en los que se les preguntaba sobre sus comunicaciones con la universidad y los investigadores.

La dotación de Harvard puede ayudarle a evitar algunas de las consecuencias financieras. Pero los dirigentes universitarios suelen mostrarse muy reacios a recurrir a estos fondos, preocupados por la posibilidad de detraer fondos que necesitarán en el futuro. En Harvard, aproximadamente el 80 por ciento de sus fondos de dotación están limitados a fines específicos.

Aun así, en su informe financiero más reciente, Harvard dijo que había miles de millones de dólares a los que podía recurrir “en caso de una interrupción inesperada”.

La experiencia de Columbia en las últimas semanas dejó claro que cualquier camino que la universidad eligiera parecía tener la misma probabilidad de conducir a una continua agitación, y el trato actual del gobierno de Trump hacia la universidad de la Ivy League inquietó a las autoridades de Harvard, quienes temían que la Casa Blanca incumpliera cualquier acuerdo.

Lee Bollinger, quien fue rector de Columbia durante 21 años, dijo el martes que una estrategia de “negociación y conciliación no parece tener un punto final aceptable”. 

Pinker tenía un sentimiento similar. Dijo que creía que Harvard podría haber intentado negociar igual que Columbia, “si hubiera tenido la seguridad de que el gobierno negociaba de buena fe”.

El gobierno de Trump y algunos de sus aliados en el Capitolio han arremetido contra Harvard por su actitud desafiante. El grupo de trabajo del gobierno que se ocupa de la disputa con Harvard, por ejemplo, dijo en un comunicado el lunes por la noche que la respuesta de la universidad reflejaba “la preocupante mentalidad de privilegio que es endémica en las universidades y facultades más prestigiosas de nuestro país: que la inversión federal no conlleva la responsabilidad de respetar las leyes de derechos civiles”.

Pero en muchos sectores, especialmente en los campus, la nueva firmeza de Harvard ha traído alivio. Muchos temen que la pérdida de miles de millones en financiación de la investigación pueda poner en peligro puestos de trabajo, laboratorios y proyectos de larga duración. Argumentan, sin embargo, que era imperativo que una universidad tan poderosa como Harvard defendiera sus principios.

Steven Levitsky, politólogo de Harvard que había estado instando a la universidad a adoptar una postura más dura contra Trump, leyó la carta de Garber ante una clase sobre autoritarismo y democracia.

“Parece que Harvard ha decidido que es hora de luchar”, dijo al empezar.

La sala, de unos 100 estudiantes, dijo, irrumpió en aplausos.

Lulu Garcia-Navarro y Miles J. Herszenhorn colaboraron con reportería.

Alan Blinder es corresponsal nacional del Times y cubre la educación.

Anemona Hartocollis es corresponsal de la sección Nacional del Times y se enfoca en la educación superior.

Vimal Patel escribe sobre educación superior, y se enfoca en la expresión y la cultura universitarias.

Stephanie Saul es una reportera que cubre la educación superior, centrándose recientemente en los drásticos cambios en las admisiones a las universidades y el debate en torno a la diversidad, la equidad y la inclusión en la enseñanza superior.   



miércoles, 16 de abril de 2025

MÉXICO: ciberataque a revistas académicas en OJS

Publicado en Publimetro
https://www.publimetro.com.mx/noticias/2025/04/16/hacked-by-simsimi-ciberataque-masivo-afecta-a-13-universidades-de-mexico/ 




“Hacked by Simsimi”: Ciberataque masivo afecta a 13 universidades de México

Más de una decena de universidades sufrieron una alteración de sus sitios; el ataque podría revelar sus vulnerabilidades en otro tipo de hackeos


Por Ignacio Gómez Villaseñor

16 de abril 2025 a las 16:02 hrs.

Un ataque masivo perpetrado por el actor malicioso Simsimi puso en jaque la seguridad digital de al menos 13 universidades e instituciones académicas mexicanas, al dejar rastro de múltiples defacements (alteraciones del sitio) con un mismo mensaje: “Hacked by Simsimi”.

Los sitios comprometidos, en su mayoría portales de revistas científicas, mostraron alteraciones visuales en imágenes clave alojadas dentro de sus servidores, evidenciando una vulnerabilidad crítica.

La alerta fue emitida inicialmente por Nicolás Azuara, analista de ciberseguridad y director de Nico Tech Tips: Security, quien identificó la firma del atacante en portales de instituciones públicas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Universidad de Guadalajara (UdeG), Universidad Autónoma de Baja California (UABC), así como universidades La Salle y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Los sitios afectados incluyen a: Revista de Ciencias Sociales del CIESAS, Revista de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL, Revistas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Revista de análisis cinematográfico de la UAM Xochimilco, Revista del Instituto de Ciencias Agrícolas y Tecnología de la UNAM y la Revista Diagnóstico Fácil Empresarial de la Universidad de Guadalajara.

También se encuentran los de la Revista de Ciencias Tecnológicas de la UABC, Revista Iberoamericana de Tecnologías y Educación del Centro Escolar Mar de Cortés, Revista Turismo, Patrimonio y Desarrollo de La Salle Bajío, Repositorio Institucional de Revistas Científicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y revistas académicas de La Salle Oaxaca y La Salle Pachuca.

Una falla que nadie parchó

El punto en común entre todos los portales vulnerados es el uso de una versión desactualizada y vulnerable del sistema Open Journal Systems (OJS), un software ampliamente utilizado por universidades para gestionar revistas académicas. La vulnerabilidad explotada por Simsimi no fue un ataque sofisticado, sino una intrusión sencilla a través de rutas públicas del sistema de archivos, donde el atacante sustituyó archivos visuales alojados en directorios como `/public/site/images/r34d/`.

Simsimi: un viejo conocido del mundo del defacement

El nombre de Simsimi no es nuevo en la comunidad de ciberseguridad. De acuerdo con registros públicos del sitio Zone-H, uno de los principales repositorios globales de defacements registrados, este actor ya suma más de 685 ataques documentados a lo largo de los últimos años, la mayoría enfocados en portales educativos, institucionales y de países en vías de desarrollo. Su estilo es reconocible por el uso del mismo banner visual, con tipografía llamativa en rojo que dice Hacked by Simsimi, y por atacar directorios públicos sin alterar la estructura general de los portales.

Este patrón no significa que el riesgo sea bajo. Como advierte Víctor Ruiz, instructor certificado en ciberseguridad y fundador de SILIKN, el defacement es sólo la punta del iceberg: “No solo es una afectación visual, es una alerta de que estos sitios tienen vulnerabilidades críticas que pueden ser explotadas para otros fines más peligrosos”.


Internet Archive necesita tu ayuda: ¡la memoria digital mundial en riesgo!

 





Internet Archive necesita tu ayuda.


Una coalición de grandes discográficas ha presentado una demanda contra el Archivo de Internet exigiendo 700 millones de dólares por nuestro trabajo de conservación y acceso a los discos históricos de 78 rpm. Estos discos frágiles y obsoletos contienen algunas de las primeras grabaciones de una cultura estadounidense en vías de desaparición. Pero esta demanda va mucho más allá de los discos antiguos. Es un ataque al propio Archivo de Internet.


Esta demanda es una amenaza existencial para el Archivo de Internet y todo lo que conservamos, incluida la Wayback Machine, piedra angular de la memoria y la conservación en Internet.


En un momento en que la información digital está desapareciendo, siendo reescrita o borrada por completo, las herramientas para preservar la historia deben ser defendidas, no desmanteladas.


No se trata sólo de música. Se trata de si las generaciones futuras tendrán acceso al conocimiento, la historia y la cultura.

Dile a las discográficas que retiren la demanda: Firma nuestra carta abierta.


¿Qué está en juego en la demanda?


1. La demanda es una amenaza existencial para el Internet Archive.


Esta demanda de 700 millones de dólares está diseñada para enterrar el Archivo de Internet. Si tiene éxito, podría acabar con los servicios de los que millones de personas dependen a diario: desde consultar un tuit borrado hasta citar un artículo de prensa desaparecido o acceder a un libro de dominio público.


2. Los sellos discográficos vienen a por todo el Internet Archive, no sólo a por las grabaciones sonoras.


La demanda no sólo va dirigida a un proyecto, sino que amenaza la supervivencia de todo el Archivo de Internet. Esto incluye la Wayback Machine, nuestras colecciones de libros digitales y décadas de trabajo de preservación. Si las discográficas tienen éxito, perderemos una parte fundamental de la memoria digital del público.


3. La Wayback Machine es irremplazable.


Wayback Machine es una de las herramientas más importantes para comprobar fuentes en Internet. Periodistas, tribunales, creadores y ciudadanos de a pie la utilizan para pedir cuentas al poder. Si el Archivo de Internet se hunde con esta demanda, también lo hará Wayback Machine, y más de 28 años de nuestra historia web compartida y archivada.


¿Tiene preguntas? Póngase en contacto con


Chris Freeland

Director de Servicios Bibliotecarios, Internet Archive

chrisfreeland@archive.org



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The Internet Archive needs your help.


A coalition of major record labels has filed a lawsuit against the Internet Archive—demanding $700 million for our work preserving and providing access to historical 78rpm records. These fragile, obsolete discs hold some of the earliest recordings of a vanishing American culture. But this lawsuit goes far beyond old records. It’s an attack on the Internet Archive itself.

This lawsuit is an existential threat to the Internet Archive and everything we preserve—including the Wayback Machine, a cornerstone of memory and preservation on the internet.

At a time when digital information is disappearing, being rewritten, or erased entirely, the tools to preserve history must be defended—not dismantled.

This isn’t just about music. It’s about whether future generations will have access to knowledge, history, and culture.

Tell the record labels to drop their lawsuit: Sign our open letter.


What's at stake in the lawsuit?


1. The Lawsuit Is an Existential Threat to the Internet Archive.

This $700 million lawsuit is designed to bury the Internet Archive. If successful, it could wipe out the services that millions rely on daily: from checking a deleted tweet to citing a defunct news article to accessing a public domain book.

2. The Record Labels are Coming for the Entire Internet Archive, Not Just Sound Recordings.

The lawsuit doesn’t just target one project—it threatens the survival of the entire Internet Archive. That includes the Wayback Machine, our digital book collections, and decades of preservation work. If the labels succeed, we lose a critical piece of the public’s digital memory.

3. The Wayback Machine Is Irreplaceable.

The Wayback Machine is one of the most important tools for checking sources on the internet. Journalists, courts, creators, and everyday citizens use it to hold power to account. If the Internet Archive goes down with this lawsuit, so does the Wayback Machine, and more than 28 years of our shared and archived web history.


Questions? Contact:

Chris Freeland
Director of Library Services, Internet Archive
chrisfreeland@archive.org


U.S.A.: Donald Trump vs universidades

Publicado en El País
https://elpais.com/mexico/2025-04-16/por-que-importa-la-embestida-de-trump-contra-las-universidades-y-la-investigacion-en-estados-unidos.html




¿Por qué importa la embestida de Trump contra las universidades y la investigación en Estados Unidos?

Gabriela Warkentin conversa con Carlos del Río, profesor de la Universidad de Emory, sobre las implicaciones de los recortes a los fondos destinados a la investigación científica

15 ABR 2025

Estados Unidos se ha convertido en un centro de investigación a nivel mundial, en donde el dinero público es fundamental, por decisión ejecutiva, desde hace varias décadas. En ese país, cuyas investigaciones han servido a la humanidad, hoy sus universidades están bajo un ataque brutal por parte del Gobierno de Donald Trump, con castigos por haber permitido protestas propalestinas y no haber “controlado” el antisemitismo, por ser lugares predominantemente —aunque no solo— liberales y progresistas, por ser espacios en donde la diversidad y la inclusión se convirtieron en bandera.

En este episodio de Al habla…, Gabriela Warkentin conversa sobre el tema con Carlos del Río, profesor de Medicina en la Universidad de Emory, en Atlanta, sobre las implicaciones de los recortes a los fondos destinados a la investigación científica. El académico asegura que el presidente Trump se ha dado cuenta que los recursos que van a las universidades también puede ser una manera de controlarlas.

“Es decir, puede decirle a las universidades: no me gusta lo que estás haciendo, lo que estás enseñando, cómo admites estudiantes; no me gusta la manera en que críticas al Gobierno y, por tanto, voy a quitarte ese dinero”, explica Del Río.

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Publicado en El País
https://elpais.com/internacional/2025-04-09/la-administracion-de-trump-congela-fondos-a-otras-dos-universidades-en-su-ofensiva-contra-el-antisemitismo.html#?rel=mas


Estados Unidos congela fondos a otras dos universidades con el argumento de luchar contra el antisemitismo

Cornell y Northwestern se suman a cinco instituciones de élite a las que el Gobierno ha retirado subvenciones y contratos federales como medida de presión 


Nueva York - 08 ABR 2025 

La ofensiva de la Administración que dirige el presidente Donald Trump contra las universidades ha dado un paso más este martes, tras anunciarse la congelación de fondos federales a la de Cornell, por más de 1.000 millones de dólares (unos 908 millones de euros), y a la de Northwestern (790 millones de dólares). La pausa en la financiación afecta principalmente a subvenciones y contratos con los departamentos de Agricultura, Defensa, Educación y Salud y Servicios Humanos, informaron dos funcionarios amparados en el anonimato al diario The New York Times.

Estas medidas son las últimas de una campaña cada vez más intensa contra las universidades de élite del país, que se ha saldado con la suspensión o cancelación de fondos federales por valor de más de 3.300 millones de dólares. Las subvenciones y contratos del Gobierno federal suponen la vía de financiación más importante para las instituciones de élite, y su pausa, debida a investigaciones sobre la respuesta de los rectorados a supuestas manifestaciones de antisemitismo en sus campus, un eficaz modo de presión para lograr concesiones y controlar la difusión de opiniones críticas o contrarias a Israel.

Hasta este martes, cinco universidades habían sido objeto del castigo de la Administración republicana. La primera fue, el pasado 7 de marzo, Columbia, que ha visto comprometidos fondos por valor de 400 millones; luego siguieron Pensilvania (150 millones, el castigo por un programa de deporte que incluía a estudiantes transgénero), Harvard (9.000 millones), Princeton (becas para programas de investigación valoradas en total en 210 millones) y Brown, que el pasado viernes vio pausada la entrega de 510 millones. Este mismo martes, el Departamento de Comercio ha anunciado la retirada de casi cuatro millones de dólares adicionales a Princeton para financiar programas sobre el cambio climático, otra de las bestias negras DEI (siglas inglesas de los programas de diversidad, equidad e inclusión) de la Casa Blanca. La medida obedece, según el comunicado de Comercio, a “racionalizará y reducir el coste y el tamaño del Gobierno federal, en consonancia con la promesa del presidente Trump para su Administración”.

Las universidades se enfrentan a dos duras opciones: doblegarse ante la Administración de Trump, como en teoría ha hecho Columbia, o contratacar, arriesgándose a perder esos fondos. El Gobierno federal aún tiene que restaurar los 400 millones de dólares a la universidad de Nueva York, incluso después de que aceptara endurecer sus políticas disciplinarias —en especial las que regulan la celebración de protestas— y poner algunos departamentos bajo administración académica especial, como el de Estudios de Oriente Próximo y el Centro de Estudios Palestinos. Las concesiones de Columbia son solo un “primer paso”, según la Administración de Trump, para restaurar la financiación federal, pero no ha especificado qué más espera de la institución, de ahí que el resto aguarden conocer ulteriores exigencias a modo de hoja de ruta para navegar la ofensiva.

La ofensiva del Gobierno contra las universidades de élite ha provocado la dimisión de cuatro rectoras, las de Harvard y Pensilvania a finales de 2023, y las de la responsable de Columbia, en agosto pasado, y su sustituta en funciones, hace dos semanas. Prueba de que el contencioso de la Administración republicana con Columbia está lejos de solucionarse, a los pocos días de asumir el cargo de rectora en funciones, Claire Shipman está en el punto de mira de la representante republicana del norte del estado de Nueva York, Elise Stefanik, que cuestionó el compromiso de Shipman con la protección de los estudiantes judíos en el campus. Stefanik llevó la voz cantante en el comité del Congreso que investigó en diciembre de 2023 la respuesta de tres universidades (Harvard, Pensilvania y MIT) a las entonces incipientes protestas estudiantes contra la guerra de Gaza. Cuatro meses después, la movilización recorría todos los campus del país.

Además de la detención de una docena larga de estudiantes e investigadores por su participación en las protestas propalestinas de la pasada primavera, centenares de alumnos extranjeros han visto revocado su visado en virtud de una ley de 1952, que faculta al Departamento de Estado para expulsar del país a todo aquel que suponga un riesgo para su seguridad interior. Es la misma ley que el Gobierno arguyó para justificar la detención del activista de origen palestino Mahmud Khalil en Columbia, a quien la Casa Blanca acusó, sin pruebas, de alinearse “con los terroristas de Hamás”. Desde el 8 de marzo, casi 300 estudiantes han visto revocados sus visados y podrían ser deportados. Decenas de universidades, incluidas la de California y Harvard, han confirmado que la Administración de Trump canceló las visas de sus estudiantes en los últimos días, en muchos casos sin dar razones claras.


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Trump amenaza a Harvard con revocar su estatus libre de impuestos tras el plante de la universidad ante sus demandas

El Gobierno ha congelado 2.200 millones en subvenciones después de que la dirección acusara a la Casa Blanca de interferencias ilegales en su libertad académica

Nueva York - 15 ABR 2025

El presidente Donald Trump ha amenazado este martes con suspender la exención de impuestos de la Universidad de Harvard después de que la víspera la institución rechazara las demandas de su Administración a cambio de mantener la financiación federal. “¿Quizás Harvard debería perder su estatus exento de impuestos y pagar impuestos como entidad política si sigue impulsando la enfermedad inspirada o apoyada por motivos políticos, ideológicos y terroristas?”, ha publicado Trump en Truth Social, en alusión al supuesto antisemitismo en su campus. “¡Recuerden, el estatus libre de impuestos depende totalmente de que se actúe para el interés público!”. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha asegurado en la rueda de prensa diaria que la universidad, que ha recibido el apoyo de sus pares de Yale y Stanford, debería disculparse.

El grupo de trabajo contra el antisemitismo del Gobierno, fuerza de choque de la Administración republicana en los campus, anunció en la noche del lunes que congelará al menos 2.200 millones de dólares en subvenciones plurianuales después de que Harvard rechazara una serie de demandas de la Administración. El presidente de Harvard, Alan Garber, argumentó en un mensaje a los miembros de la comunidad universitaria que las demandas de Washington cruzaban líneas rojas de la libertad académica y la interferencia política, que tildó de ilegales e inadmisibles. El 1 de abril, la Administración había amenazado a la institución con retirar 9.000 millones de dólares en fondos federales.

“[La Administración] Deja claro que la intención no es trabajar con nosotros para abordar el antisemitismo de manera cooperativa y constructiva”, escribió Garber en la web de Harvard. “Aunque algunas de las demandas esbozadas por el Gobierno tienen como objetivo combatir el antisemitismo, la mayoría representan una regulación gubernamental directa de las condiciones intelectuales en Harvard”, es decir, la orientación académica, la elección de profesorado y temarios y, en suma, la restricción de la libertad de opinión cuando no obedece a sus intereses. En el marco de su ofensiva contra las protestas contra la guerra de Gaza ―y que califica de antisemitas―, Washington había pedido también que la universidad señalara a los estudiantes extranjeros sospechosos de criticar a Israel y su ofensiva militar en Gaza. Las supuestas manifestaciones de antisemitismo que la Casa Blanca, y muchos estudiantes y donantes judíos de las universidades, refieren como prueba de carga han sido la mayoría de las veces protestas en favor del alto el fuego en la guerra y a favor de la población civil palestina.

El expresidente Barack Obama elogió el plante de Harvard, calificando las amenazas de la Administración contra las universidades como “un intento ilegal y torpe de sofocar la libertad académica”. Mediante una publicación en X, Obama dijo que Harvard, la universidad más rica de EE UU, había “dado un ejemplo” para la educación superior y que esperaba que otras instituciones siguieran su ejemplo (al menos siete han sido apercibidas por su insuficiente respuesta a las supuestas manifestaciones antisemitas o por sus programas de diversidad).

Tras lanzar su ofensiva generalizada contra las universidades de élite hace un mes, con la amenaza de recortar fondos a Columbia y la detención, al día siguiente, del activista palestino Mahmud Khalil, la tensión ha ido en aumento, y los hechos se precipitaron este lunes cuando la Casa Blanca castigó el rechazo de Harvard, que horas antes se había convertido en la primera universidad que plantaba cara a la Administración republicana. El enfrentamiento entre el Gobierno federal y la universidad más rica del país concluyó con el anuncio, por parte del grupo de trabajo que investiga el supuesto antisemitismo en los campus ―cuya creación se deriva de una orden ejecutiva de Trump de finales de enero―, de que 2.200 millones de dólares en subvenciones plurianuales, y un contrato ya firmado de 60 millones, quedaban en suspenso como represalia por la rebeldía de la institución.

Otras universidades han rechazado la injerencia de la Administración en la educación superior. Pero la respuesta de Harvard ha abierto un capítulo desconocido en la guerra de Trump contra lo que considera viveros de las élites demócratas. Se trata del último frente, y ahora mismo el más grave, de la guerra cultural republicana contra la libertad de pensamiento y opinión. No es nuevo, viene de muchos años atrás, pero ha encontrado en el combate del supuesto antisemitismo ―y de la ideología woke, de diversidad, equidad e inclusión de las minorías― su expresión perfecta

A diferencia de Harvard, Columbia capituló a finales de marzo a idénticas demandas de Washington, entre ellas endurecer las normas que regulan las protestas, prohibir las mascarillas en las mismas, permitir a los guardias de seguridad privados que detengan estudiantes y, lo más grave, imponer un supervisor externo a departamentos sensibles como el de Oriente Próximo y el Centro de Estudios Palestinos. La cesión de Columbia no la blindado sin embargo ante ulteriores sanciones, como la posibilidad de ponerla bajo tutela federal si no implementa las demandas, lo que supondría una escalada en el control y la supervisión que el Gobierno pretende ejercer sobre las universidades investigadas.

La Administración republicana se había dirigido a las autoridades de Harvard el viernes pasado mediante una carta que, vistos los acontecimientos posteriores, cobra ahora carácter de ultimátum. La Casa Blanca exigía que la universidad limitara la presencia y la voz de estudiantes y profesores en la gestión de la universidad; la denuncia inmediata a las autoridades federales de los estudiantes extranjeros que violen el código de conducta del campus, y la imposición de terceras partes ―como el supervisor especial de Columbia― para garantizar que cada departamento académico tenga “puntos de vista diversos”, excluidos en teoría los del ideario woke o la más mínima crítica a Israel. La Administración no definía en la carta lo que entiende por diversidad de puntos de vista, solo una amplia variedad de puntos de vista políticos, incluidas perspectivas conservadoras.

En paralelo al chantaje financiero sobre las universidades, la ofensiva contra los estudiantes extranjeros que, según la ley de 1952 que blande la Administración republicana, perjudiquen los intereses de la política exterior de EE UU, prosigue con nuevas detenciones. Este lunes fue arrestado en Vermont un activista palestino que participó en las protestas contra la guerra de Gaza que se desarrollaron en Columbia en la primavera pasada. Con la detención de Mohsen Mahdawi, originario de Cisjordania y con residencia legal en EE UU, la lista de estudiantes extranjeros víctimas de la caza de brujas desatada por Washington supera la quincena. El viernes, el primero de ellos, Mahmud Khalil, fue considerado “candidato a la deportación” por un juez de inmigración de Luisiana.


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MÉXICO: se queda atrás en gasto I+D (parte 1)

Publicado por Latinometrics https://x.com/LatamData/status/1848396321763250656?t=MABZaKFUIxeNyZfAiITFWw&s=08     ¿Por qué México se qued...