miércoles, 24 de noviembre de 2021

Universidades contra Elsevier: ¿quién tiene la sartén por el mango?

Publicado en BishopBlog
http://deevybee.blogspot.com/2021/11/universities-vs-elsevier-who-has-upper.html


Domingo, 14 de noviembre de 2021

Universidades contra Elsevier: ¿quién tiene la sartén por el mango? La editorial académica Elsevier está negociando actualmente un acuerdo con las universidades del Reino Unido (negotiating a deal with UK universities). En Oxford, al igual que en otras universidades, se han celebrado extensos debates sobre el acuerdo propuesto; los objetivos son reducir los costes a niveles sostenibles y proporcionar un acceso abierto completo e inmediato a la investigación del Reino Unido. Tengo la desagradable sensación de que podríamos acabar en la situación de los asistentes a la cumbre de la COP: con un acuerdo en el que los editores sienten que están regalando una gran cantidad, mientras que los consumidores siguen insatisfechos. En la era de la impresión, los editores ya tenían un gran margen de beneficios (publishers already had a large profit margin).  Yo era editor de una revista cuando la publicación electrónica llegó por primera vez, y recuerdo las discusiones con el editor, que estaba claramente muy nervioso por cómo esto podría dañar su línea de fondo. Con algunas prácticas comerciales inteligentes, como la agrupación, consiguieron seguir adelante, ganando más y no menos dinero (making more rather than less money).Otras novedades -el avance de las métricas y los requisitos para la publicación en acceso abierto- también les plantean retos, pero su respuesta, como la de cualquier empresa inteligente, es tomar el control de estos nuevos avances y encontrar la manera de sacarles provecho (take control of these new developments).

¿Debemos aceptarlo? Los debates se han centrado en gran medida en el dinero, y esto es una preocupación real. Las editoriales cobran unas tarifas de suscripción masivamente infladas, y se llevan como beneficio un dinero que nuestras bibliotecas podrían destinar a un buen uso. Pero los problemas van mucho más allá, ya que bloquean el acceso abierto al trabajo de los autores y dan un barniz de respetabilidad al material de baja calidad e incluso fraudulento. Actualmente, el editor tiene un poder considerable sobre lo que se publica, pero asume poca responsabilidad cuando las cosas van mal (takes little responsibility when things go wrong).

Pero nosotros también tenemos poder, y creo que es hora de que empecemos a ejercerlo. Tengo dos propuestas: una radical y otra menos, ambas van más allá de lo que se está considerando actualmente en los debates del JISC.


La opción radical: trasladar la publicación a la institución  

En un mundo ideal, no tendríamos ningún acuerdo con editoriales con ánimo de lucro. Las universidades tomarían el control de la publicación académica. Un modelo que me parece que funciona bien es la revista Wellcome Open Research (WOR). Formé parte de su Consejo Editorial en los primeros años de su funcionamiento y he publicado ocho artículos en WOR.

El control de calidad se mantiene exigiendo que los trabajos publicados en WOR hayan sido financiados por el Wellcome-Trust. La plataforma es pagada por el Wellcome Trust, y todo el material es de acceso abierto, sin cargo para los autores.

Las universidades podrían utilizarla como modelo para desarrollar sus propias plataformas de publicación de trabajos de sus investigadores. Al igual que en el caso de Wellcome Trust, se animaría a los investigadores a publicar en ella, en lugar de exigirles que lo hagan. La creación y el mantenimiento de la plataforma costarían dinero, pero podría cubrirse con el ahorro que supondría dejar de hacer tratos con las grandes editoriales. No se trata de una solución perfecta, por supuesto; seguiríamos queriendo tener acceso al material anterior publicado por las editoriales tradicionales. Pero creo que hay que considerar seriamente esta opción.


La opción menos radical. Un acuerdo con Elsevier que refleje lo que queremos y necesitamos 

Si queremos mantener una relación de trabajo con Elsevier, tenemos que asegurarnos de que obtenemos una buena relación calidad-precio y de que nos dan lo que queremos.

Una de las formas en que no lo hacen es a través de los acuerdos de derechos de autor que exigen a los autores. Estoy de acuerdo con Sally Rumsey en que cualquier editorial que no permita a un autor conservar los derechos de su propia obra es problemática. Además, es preocupante que incluso si Elsevier dijera que está de acuerdo con la retención de los derechos del autor, seguiría adoptando prácticas que engañarían a los autores para que cedieran sus derechos.

Otra cuestión es cómo los editores tratan los asuntos relacionados con el mal comportamiento de los editores y los autores. Tenemos una serie de problemas graves con el sistema de publicación académica que se han ido desarrollando durante años, y que se han puesto de manifiesto con la pandemia. Las publicaciones en revistas son una especie de moneda académica, con recompensas potencialmente enormes en términos de promoción, salario y permanencia del personal académico. Desgraciadamente, esto significa que algunas personas harán todo lo posible para conseguir publicaciones, y esto puede incluir medios fraudulentos. Una editorial de prestigio debería reconocer y anticiparse a estos problemas y tomar medidas para resolverlos. Elsevier ha sido notablemente pobre en hacerlo. Daré un puñado de ejemplos.

En los últimos años se ha descubierto un enorme problema con las llamadas "paper mills", una forma de engaño industrializado que consiste en generar literalmente miles de artículos falsos.  Este fenómeno se debatió en una reunión celebrada este verano, la Computational Research Integrity Conference (CRI-Conf), que reunió a algunos de los científicos que descubrieron las fábricas de artículos y a representantes de editoriales (incluida Elsevier) y responsables de integridad de las universidades. Una de las quejas reiteradas de los "detectives de los datos" (científicos que descubrieron las fábricas de artículos) fue que cuando los problemas se señalaban a los editores o a las editoriales, normalmente no se hacía nada (typically nothing was done).  Algunos de estos artículos son muy citados y tienen implicaciones médicas; véase, por ejemplo, el trabajo de Jennifer Byrne y Cyril Labbé sobre la biología del cáncer (Jennifer Byrne and Cyril Labbé on cancer biology), o el de Elisabeth Bik sobre la manipulación de imágenes (Elisabeth Bik on image manipulations).

Hay que reconocer que Elsevier ha actuado recientemente con prontitud cuando se descubrió un conjunto de artículos sin sentido en los números especiales (a cache of nonsense papers in special issues was uncovered), pero todavía hay que preguntarse cómo estos artículos, algunos de los cuales eran un completo galimatías, pasaron originalmente por el supuestamente riguroso proceso de revisión por pares. Para otro ejemplo reciente, véase aquí.

Parte del problema parece ser que hay muy poca supervisión de los editores.  La primera vez que me di cuenta de la actitud laxa de Elsevier respecto a la integridad de la investigación fue cuando descubrí una red de editores (a ring of editors). Había pruebas abrumadoras de que un conjunto de editores estaban publicando en sus revistas los artículos de otros, con plazos de publicación tan breves que indicaban que no había habido revisión por pares. Los correos electrónicos enviados a Elsevier no obtuvieron respuesta, por lo que empecé a informar de los hechos en mi blog. Esto creó tal publicidad que Elsevier publicó una respuesta, pero inicialmente negó que se hubieran publicado artículos sin revisión por pares. 

Finalmente, a medida que se acumulaban las pruebas, se vieron obligados a reconocer el problema y afirmaron que lo estaban investigando, pero en ningún momento se comunicaron conmigo, y su investigación se prolongó durante años y nunca tuvo consecuencias. Uno de los editores infractores, Johnny Matson, desapareció discretamente sin hacer comentarios y ahora edita otra revista para otra editorial. Los artículos no revisados, muchos de los cuales se refieren a la intervención en niños con trastornos del desarrollo, siguen en la literatura.  

Más recientemente hice un análisis bibliométrico de los editores (bibliometric analysis of editors of psychology journals) de revistas de psicología que publican prolíficamente en sus propias revistas, y desglosé los resultados por editor. Elsevier tenía el mayor número de editores jefe en esta categoría,

Un caso relacionado en otro campo es el de Didier Raoult, que fue autor principal de un artículo que defendía la hidroxicloroquina como tratamiento para el Covid-19 y que apareció en 2020 en una revista de Elsevier de la que era editor jefe. Posteriormente se demostró que estaba plagado de errores metodológicos (riddled with methodological errors), pero, aunque Elsevier afirmó estar investigándolo en abril de 2020, no se ha retractado.

En la CRI-Conf los editores dijeron que estaban haciendo todo lo posible, pero que el problema de las prácticas falsas y fraudulentas era tan grande que no se podía esperar que lo abordaran todo. Sin embargo, sabemos que los editores obtienen enormes beneficios, así que ¿por qué no se esfuerzan más en comprobar la integridad de los trabajos que publican y en resolver rápidamente los problemas que se les señalan? Elsevier no es la única gran editorial que se ve afectada, pero si quiere ser considerada líder en este campo, debería reconocer que la integridad del material publicado es de suma importancia, especialmente en los campos clínicos en los que la salud y el bienestar de las personas pueden verse afectados (como en los casos de Raoult y Matson mencionados anteriormente). 

Si las universidades del Reino Unido llegan a un acuerdo con Elsevier, deberían aprovechar la oportunidad para incluir en las condiciones de cualquier contrato futuro requisitos como los siguientes 

(a) Elsevier permita a los autores conservar los derechos de sus publicaciones y  

(b) proporcione anualmente un informe abierto sobre el número de problemas de integridad que se han planteado sobre sus publicaciones y cómo se han resuelto. 

Esto contribuiría a garantizar que obtenemos una buena relación calidad-precio y que no nos limitamos a aumentar los beneficios de una empresa cuya ética subyacente no está alineada con la promoción de la calidad científica.

Las universidades se han mostrado históricamente muy dóciles a la hora de aceptar las condiciones impuestas por las grandes editoriales, que a su vez han tratado a los académicos como una vaca lechera. Nosotros, por un lado, producimos gratuitamente el producto que ellos venden, y luego pagamos por publicarlo y leerlo. Ellos no pueden sobrevivir sin la investigación que se crea en las universidades: deberíamos empezar a reconocer que no tenemos que doblegarnos a sus exigencias.

ACLARACIÓN: Escribo a título personal y no como representante de la Universidad de Oxford.

14/11/21

P.D. Me han señalado en Twitter otros ejemplos de problemas de integridad de Elsevier:


Geoff Frampton (@Geoff_Frampton) señaló que "Elsevier tenía la mayor cuota de mercado entre los editores de artículos retractados de Covid-19 en nuestro estudio (our study)

Patricia Murray (@PMurray_65) tuiteó: Elsevier no se ha retractado de este artículo de Lancet de 2008 que se sabe que es fraudulento y supone un riesgo para los pacientes: https://thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(08)61598-6/references 

El artículo afirmaba que la supuesta vía aérea de "bioingeniería" tenía "una apariencia y propiedades mecánicas normales a los 4 meses." 

Resulta especialmente chocante que el editor siga poniendo a disposición este artículo (a un coste de 31 dólares) dado que el autor tuvo una condena de prisión por investigación falsa (a prison sentence for faked research), y realizó experimentos poco éticos en pacientes gravemente enfermos: ver este informe (this report). 

PPS - se pone peor. Se ha intentado enérgicamente que la revista se retracte del artículo, sin éxito. Esto ha llegado a las noticias nacionales en el Reino Unido (national news in the UK).

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Sunday, 14 November 2021

Universities vs Elsevier: who has the upper hand?

 

The academic publisher Elsevier is currently negotiating a deal with UK universities. In Oxford, as in other universities, there have been extensive discussions about the proposed deal; the goals are to reduce costs to sustainable levels and to provide full and immediate open access to UK research. I have a nasty feeling that we could end up in the situation of those at the COP summit: with a deal that where the publishers feel they are giving away a huge amount, while the consumers are still unsatisfied. 

In the print era, publishers already had a large profit margin.  I was a journal editor when electronic publishing first came in, and I remember discussions with the publisher - who was clearly very nervous about how this might damage their bottom line. With some clever business practices, such as bundling, they managed to keep going, making more rather than less money.

Other new developments - the advance of metrics and requirements for open access publishing - also pose challenges to them, but their response, like any savvy business, is to take control of these new developments and find a way to profit from them as well.

So should we go along with this? The discussions have largely centred around money, and this is a real concern. Publishers charge massively inflated subscription charges, taking as profit money that our libraries could otherwise put to good use. But the problems go way beyond that, including blocking open access to authors' own work, and giving poor quality and even fraudulent material a veneer of respectability. The publisher currently has considerable power over what gets published but takes little responsibility when things go wrong.

But we also have power, and I think it's time we started to wield it. I have two proposals: one radical and the other less so, both of which go beyond what is currently being considered in the JISC discussions.

The radical option: move publishing in-house  

In an ideal world, we would not have any deals with for-profit publishers. Universities would take control of academic publishing. A model which I have found works well is the Wellcome Trust journal Wellcome Open Research (WOR). I served on its Editorial Advisory Board in the first years of its operation and I have published eight papers in WOR.

Quality control is maintained by requiring that work published in WOR has been Wellcome-Trust funded. The platform is paid for by the Wellcome Trust, and all material is Open Access, with no charge to authors.

Universities could use this as a model for developing their own platforms for publishing work of their researchers. As with Wellcome Trust, researchers would be encouraged rather than required to publish there. Setting up and maintaining the platform would cost money, but this might be covered by savings from stepping back from deals with big publishers. This is not a perfect solution, of course; we would still want access to past material published by traditional publishers. But I feel this option should be given serious consideration. 

The less radical option. An agreement with Elsevier that reflects what we want and need 

If we are to retain a working relationship with Elsevier, then we need to ensure that we are getting value for money, and that they are delivering what we want.

One way in which they fail to do this is through the copyright agreements that they require authors to sign. I agree with Sally Rumsey that any publisher that does not allow an author to retain rights to their own work is problematic. Furthermore, there is concern that even if Elsevier were to say they agreed to author rights retention, they would continue to adopt practices that would mislead authors into signing away their rights.

Another issue is how publishers deal with matters related to misbehaviour by editors and authors. We have a number of serious problems with the academic publishing system that have been developing for years, and have been thrown into stark relief by the pandemic. Publications in journals are a kind of academic currency, with potentially huge rewards in terms of promotion, pay and tenure of academic staff. Unfortunately, this means that some people will go to great lengths to procure publications, and this can include fraudulent means. A reputable publisher should recognise and indeed anticipate such problems and take steps to deal with them. Elsevier has been notably poor in doing so. I will give a handful of examples. 

Clearly erroneous/fraudulent work remains in the literature In recent years, a massive problem has been discovered with so-called paper mills - a form of industrialised cheating that involves generation of literally thousands of fake papers.  This phenomenon was discussed at a meeting this summer, the Computational Research Integrity Conference (CRI-Conf), which brought together some of the scientists who uncovered paper mills and representatives of publishers (including Elsevier) and university integrity officers. A repeated complaint of the 'data sleuths' (scientists who uncovered the paper mills) was that when the problems were drawn to the attention of the editors or publishers, typically nothing was done.  Some of these papers are highly cited and have medical implications - see, for instance work by Jennifer Byrne and Cyril Labbé on cancer biology, or by Elisabeth Bik on image manipulations.

To its credit, Elsevier was recently cited as acting promptly when a cache of nonsense papers in special issues was uncovered, but one still has to ask how these papers, some of which were complete gibberish, originally got through the supposedly rigorous peer-review process. For another recent example, see here.

Part of the problem seems to be that there is very little oversight of editors.  I first became aware of Elsevier's lax attitude to research integrity when I discovered a ring of editors. There was overwhelming evidence that a set of editors were publishing one another's papers in their journals, with publication lags so brief as to indicate there had not been peer review. Emails to Elsevier received no reply, and so I started reporting the events on my blog. This created such publicity that Elsevier then posted a reply, but initially they denied that any papers had been published without peer review. Eventually, as the evidence mounted up, they were forced to acknowledge the problem, and claimed to be investigating it, but at no point did they communicate with me, and their investigation went on for years and has never led to any consequences. One of the offending editors, Johnny Matson, quietly disappeared without comment and is now editing another journal for another publisher. The unreviewed papers, many of which are concerned with intervention for children with developmental disorders, remain in the literature.  

More recently I did a bibliometric analysis of editors of psychology journals who publish prolifically in their own journals, and broke down the results by publisher. Elsevier had the highest number of editors-in-chief in this category,

A related case in another field is that of Didier Raoult, who was senior author on a paper advocating hydroxychloroquine as a treatment for Covid-19 that appeared in 2020 in an Elsevier journal for which he was Editor-in-Chief. It has subsequently been shown to be riddled with methodological errors, but, although Elsevier claimed to be investigating it in April 2020, it has not been retracted.

At the CRI-Conf publishers said that they were doing their best, but the problem of fake and fraudulent practices was so huge they could not be expected to tackle all of it. Yet we know publishers make enormous profits, so why aren't they putting more effort into checking the integrity of the work they publish - and dealing promptly with the problems that are drawn to their attention? Elsevier is not the only large publisher to be affected, but if it wants to be seen as a leader in the field, it should recognise that integrity of published material is of supreme importance - especially in clinical fields where people's health and wellbeing can be affected (as in the cases of Raoult and Matson noted above). 

If UK Universities do strike a deal with Elsevier, then they should take the opportunity to include in any future contract conditions requirements that: 

(a) Elsevier allows authors the retention of the rights to their publications and  

(b) it provides annually an open report on the number of integrity issues that have been raised about its publications and how these have been dealt with. 

This would go some way toward ensuring that we get value for money, and are not simply adding to the profits of a company whose underlying ethos is not aligned with promoting scientific quality.

Universities have historically been extremely meek in accepting the terms and conditions imposed by big publishers, who have in turn treated academics as a cash cow. We on the one hand produce for free the product that they sell, and then pay to publish and read it. They cannot survive without the research created in Universities: we should start recognising that we need not bow down to their demands.

DISCLAIMER: I am writing in a personal capacity and not as a representative of the University of Oxford.


14/11/21

P.S. Some further examples of integrity problems with Elsevier have been pointed out to me on Twitter:

Geoff Frampton (@Geoff_Frampton) noted 'Elsevier had the largest market share among the publishers of retracted Covid-19 articles in our study

Patricia Murray (@PMurray_65) tweeted: Elsevier have failed to retract this 2008 Lancet paper that is known to be fraudulent and poses a risk to patients: https://thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(08)61598-6/references

The paper stated the so-called 'bioengineered' airway had "a normal appearance and mechanical properties at 4 months." 

It is particularly shocking that the publisher is still making this article available (at a cost of $31) given that the author had a prison sentence for faked research, and conducted unethical experiments on seriously ill patients: see this report. 

PPS - it gets worse. There have been strenuous attempts to get the journal to retract the paper, to no avail. This has made the national news in the UK.


lunes, 22 de noviembre de 2021

Libro: Manual de edición científica por KSJ

 

Descarga. Manual de edición científica por KSJ

Knight Science Journalism Program at MIT, 2020. Manual de edición científica por KSJ. Cambridge, Mass.: Instituto Tecnológico de Massachusetts. https://ksjhandbook.org.

https://journalismcourses.org/wp-content/uploads/2021/11/KSJ-Handbook-Spanish.pdf?fbclid=IwAR09SCwrWW2t6ZQ99E5eIhorIJeut1L-p_pYO4QqLkXQIDEOCFwUR696Lec




LIBRO: Communicating Science: A Global Perspective [ Broks, Peter, et al., editores. Communicating Science: A Global Perspective. ANU Press, 2020 ]

Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2021/11/22/comunicar-la-ciencia-una-perspectiva-global/



Comunicar la ciencia: una perspectiva global.

Broks, Peter, et al., editores. Communicating Science: A Global Perspective. ANU Press, 2020



Texto completo

La comunicación científica moderna ha surgido en el siglo XX como un campo de estudio, un cuerpo de práctica y una profesión, y es una práctica con profundas raíces históricas. Hemos asistido al nacimiento de los centros científicos interactivos, a las primeras acciones universitarias en la enseñanza y la realización de investigaciones, y a un fuerte crecimiento del empleo de comunicadores científicos. Esta colección traza el surgimiento de la comunicación científica moderna en todo el mundo. Se trata del primer volumen que traza un mapa de las inversiones realizadas en todo el mundo en centros científicos, cursos universitarios e investigación, publicaciones y conferencias, además de contar las historias nacionales de la comunicación científica. ¿Cómo empezó todo? ¿Cómo ha variado el desarrollo de un país a otro? ¿Qué motivó a los gobiernos, las instituciones y las personas a considerar la comunicación de la ciencia como una respuesta a las preguntas sobre el lugar social de la ciencia? Communicating Science describe los caminos seguidos por 39 países diferentes. Están representados todos los continentes y muchas culturas. Para algunos países, es la primera vez que se cuenta su historia de comunicación científica.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Las revisiones por pares de las revistas: un subsidio de mil millones de dólares para las editoriales comerciales

Publicado en Universo abierto
https://universoabierto.org/2021/11/19/estimacion-del-coste-del-tiempo-que-los-investigadores-dedican-a-la-revision-por-pares-una-donacion-de-mil-millones-de-dolares/



Estimación del coste del tiempo que los investigadores dedican a la revisión por pares: una donación de mil millones de dólares

Aczel, B., Szaszi, B. & Holcombe, A.O. A billion-dollar donation: estimating the cost of researchers’ time spent on peer reviewRes Integr Peer Rev 6, 14 (2021). https://doi.org/10.1186/s41073-021-00118-2

Texto completo


La cantidad y el valor del trabajo de revisión por pares de los investigadores es fundamental para el mundo académico y la publicación de revistas. Sin embargo, este trabajo está poco reconocido, se desconoce su magnitud y rara vez se consideran formas alternativas de organizar el trabajo de revisión por pares. Utilizando datos disponibles públicamente, se proporciona una estimación del tiempo de los investigadores y la contribución basada en el salario al sistema de revisión por pares de las revistas.

Se encontró que el tiempo total que los revisores trabajaron globalmente en revisiones por pares fue de más de 100 millones de horas en 2020, equivalente a más de 15 mil años. El valor monetario estimado del tiempo que los revisores de Estados Unidos dedicaron a las revisiones fue de más de 1.500 millones de dólares en 2020. Para los revisores de China, la estimación es de más de 600 millones de dólares estadounidenses, y para los del Reino Unido, cerca de 400 millones de dólares estadounidenses.

Conclusiones: Por su diseño, es muy probable que nuestros resultados estén subestimados, ya que sólo reflejan una parte del número total de revistas en todo el mundo. Las cifras ponen de manifiesto la enorme cantidad de trabajo y tiempo que los investigadores aportan al sistema de publicación, así como la importancia de considerar formas alternativas de estructurar y pagar la revisión por pares. Se fomenta este proceso discutiendo algunos modelos alternativos que pretenden potenciar los beneficios de la revisión por pares, mejorando así su relación coste-beneficio.





Mejores prácticas en los metadatos de las revistas

Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2021/10/25/mejores-practicas-en-los-metadatos-de-las-revistas/




Mejores prácticas en los metadatos de las revistas

Better Practices in Journal Metadata. Coalition Publica, 2021

Better Practices in Journal Metadata

Metadata Feedback for Coalition Publica

Los metadatos son un aspecto esencial de la publicación académica. Garantizan la identificación precisa del contenido de una revista y pueden mejorar la capacidad de descubrimiento, el acceso, la difusión, la preservación y, posiblemente, el impacto de la investigación.


Dado el importante papel de los metadatos en la publicación académica digital, Coalition Publica se complace en anunciar la publicación de dos importantes informes elaborados por su Grupo de Trabajo sobre Metadatos.

  • La guía Better Practices in Journal Metadata debería ser un recurso inestimable para los editores de revistas que utilizan OJS, así como para los proveedores de alojamiento que los apoyan. Esta guía se añadirá al PKP Docs Hub, donde se mantendrá en cooperación con la comunidad de usuarios de PKP.
  • El informe técnico Metadata Feedback for Coalition Publica proporciona una valiosa visión sobre las nuevas tendencias en los metadatos de las publicaciones académicas que Coalition Publica puede necesitar integrar en los próximos años.

El Grupo de Trabajo de Metadatos fue convocado a principios de 2019 con un mandato de dos años para:

  • Proporcionar orientación y asesoramiento sobre las mejores prácticas para la calidad de los metadatos en las revistas académicas alojadas en la biblioteca para garantizar una mayor capacidad de descubrimiento, especialmente para el servicio de difusión de Coalition Publica;
  • Desarrollar procedimientos y documentación para guiar a los bibliotecarios y editores en la asistencia a las revistas en la creación de metadatos de alta calidad;
  • Proporcionar recomendaciones al Comité de Operaciones de Coalition Publica para mejorar y fomentar mejores metadatos en las plataformas de PKP y Érudit.



Revistas científicas: un negocio milmillonario con márgenes de beneficio de cerca de 40%

Publicado en The Conversation
https://theconversation.com/como-publicar-ciencia-todo-el-mundo-paga-menos-las-editoriales-171271



Cómo publicar ciencia: todo el mundo paga, menos las editoriales

Noviembre 18, 2021

Cuántas veces hemos leído una noticia comenzar por: “Según un estudio”. Se utiliza esta fórmula para dar credibilidad, pero ¿son todas las publicaciones científicas veraces?

En un siglo hemos multiplicado por cien el número de publicaciones. Actualmente se publican más de 6 millones de artículos científicos al año y en cada una de las últimas dos décadas hemos duplicado la productividad (Figura 1). Aunque eso podría parecer un síntoma de que la ciencia avanza a un ritmo vertiginoso, también esconde peligros.



Para analizar estos peligros debemos recordar cómo se generan los artículos científicos y por qué son necesarios. Los científicos observamos los fenómenos de nuestro alrededor y, para explicarlos de forma racional, planteamos hipótesis cuyas comprobaciones nos permiten llegar a determinadas conclusiones.

Si el proceso terminara aquí, nadie conocería los hallazgos obtenidos y el progreso se ralentizaría, puesto que estaríamos reinventando la rueda continuamente. Para evitarlo debemos comunicar nuestros resultados para que lleguen a otros científicos. Isaac Newton lo resumió diciendo que “había podido ver más allá gracias a que se había aupado a hombros de gigantes”. Esto significa que los descubrimientos, por importantes que sean, se basan en conocimientos previos.

La comunicación entre científicos ha sido clave para el desarrollo de la ciencia. Es famosa la correspondencia entre Darwin, en Inglaterra, y Wallace, en Malasia, acerca de la variación y distribución de las especies. Ésta contribuyó significativamente a la comprensión y desarrollo de la teoría de la evolución. En aquellos tiempos cada carta tardaba un par de meses en llegar a su destinatario, por lo que para acelerar este proceso, y sobre todo para ampliar el número de receptores, las Sociedades Científicas crearon las primeras revistas académicas.

¿Cuál es el proceso que sigue una publicación científica?

Los descubrimientos científicos hay que describirlos para que los demás los entiendan, puedan ser reproducidos y, así, se validen. Cuando disponemos del manuscrito, se envía a una revista científica. El equipo editorial decidirá si el trabajo es interesante y se ajusta a la política editorial y área de conocimiento de la revista. Si no cumple alguno de estos requisitos el editor lo devuelve con algunos comentarios y generalmente los autores lo envían a otra revista.

Si el editor decide que el trabajo es interesante y se ajusta al ámbito de la revista, lo reenvía a los revisores, que son otros científicos no vinculados ni con el trabajo ni con sus autores. Estos realizan una revisión concienzuda y emiten un informe detallado con comentarios y recomendaciones al editor. Este sistema permite, en algunos casos, una mejora significativa de los artículos.

Si tras este proceso, que puede incluir varias rondas de experimentos y discusiones entre autores y revisores, el trabajo es aceptado finalmente por el editor, se procede a su publicación.

Un detalle importante es que los costes derivados de la producción, maquetación e impresión de las publicaciones corren a cargo de los autores. Contrariamente a lo que la gente cree, los autores no cobramos por publicar, sino que pagamos por ello.

Entonces, ¿por qué queremos publicar?

Porque además de impulsar el engranaje del conocimiento, en la actualidad el mundo de la ciencia pivota sobre las publicaciones científicas. La obtención de fondos se basa en gran medida en las publicaciones de los investigadores, así como sus promociones profesionales y se convierte en un ciclo en el que, si publicas, obtienes financiación que usas para realizar experimentos que te permitan publicar y obtener más financiación y mejores puestos de trabajo, y así sucesivamente.

El famoso “publica o perece” que se ha convertido en un mantra en el mundo académico.

Revistas científicas: un negocio milmillonario

En los años 90, con la aparición de internet, este sistema basado en las revistas publicadas en papel fue cuestionado. De hecho, se llegó incluso a plantear su supervivencia. Si bien, no ha sido este el caso: las ganancias obtenidas por las editoriales científicas no han hecho más que crecer. En la actualidad esta industria tiene un volumen de negocio de más de 25 000 millones de dólares anuales con un margen de beneficio cercano al 40 % (Figura 2). 


¿Cómo pueden tener un margen tan elevado? Por un lado, los autores pagamos por proporcionar los manuscritos, la materia prima del negocio. Si hacemos un símil con un supermercado, sería como si el agricultor que le ofrece las naranjas no solo no cobrara por ellas, sino que pagara. Los revisores tampoco cobran por su trabajo, sería el equivalente a que el transportista que lleva esas naranjas desde los huertos hasta el supermercado no cobrara por ello e incluso corriera con los gastos de combustible.

De hecho, un estudio reciente ha estimado que las horas que dedican los revisores a hacer este trabajo gratuito en 2020 representaron 1 500 millones de dólares solo en Estados Unidos.

Por si esto fuera poco, las editoriales cobran a las universidades y centros de investigación para que sus investigadores tengan acceso a las publicaciones en un formato de suscripciones cuyos precios no son públicos. Como si en nuestro ejemplo no supiéramos lo que paga otro cliente del mismo supermercado por un kilogramo de naranjas.

Todo ello con el agravante que este sistema puede tener en los países más desfavorecidos en los que sus instituciones no pueden afrontar facturas en muchos casos millonarias.

Ciencia abierta

En las últimas décadas ha aparecido el movimiento de acceso abierto (open access). Aunque esto es una buena idea puesto que los lectores no pagan por acceder a las publicaciones, no parece ser la solución definitiva (Figura 3), dado que las editoriales cobran a los autores o a sus fuentes de financiación para proporcionar este acceso libre.


Este movimiento, junto con la digitalización, ha abonado el terreno a la aparición de nuevas editoriales científicas que han visto un jugoso nicho de mercado y que compiten con las editoriales clásicas. Esto ha dado lugar a
 la aparición de revistas y editoriales depredadoras. Si los científicos necesitan publicar para conseguir financiación y promoción profesional, este tipo de fórmulas permiten, previo pago, publicar artículos poco rigurosos o incluso fraudulentos.

El “publica o perece” se ha convertido en un “paga y publica basura”.

En principio, este tipo de publicaciones no deberían representar un peligro porque tienen poca repercusión. De hecho, casi el 60 % nunca se citan. Sí esconden un enorme peligro derivado de la disminución drástica del rigor científico y abonan el terreno a la pseudociencia, la aparición de bulos, falsas noticias, pseudoterapias y demás problemas relacionados que, en situaciones como la pandemia, hemos visto que pueden ser extremadamente peligrosas.

Editor invitado

Una última tendencia que ha surgido en el mundo de las publicaciones científicas son los números “especiales”. Las editoriales han descubierto la estrategia de invitar a científicos de prestigio a ser editores de números especiales de sus revistas. Estos se encargan de reclutar, generalmente entre sus colegas, un número suficiente de artículos que completen estas ediciones, por supuesto pagando por dicha publicación.

Esta práctica ha crecido exponencialmente en los últimos años y, a menudo, los científicos aceptamos estas invitaciones por respeto al editor invitado.

De alguna forma debemos entre todos intentar revertir estas tendencias, bien mediante repositorios de trabajos prepublicados (pre-prints) como arXivbioRxivmedRxiv y similares, o bien buscando nuevas fórmulas de publicación, probablemente más basadas en las sociedades científicas como un bonito guiño a los inicios.

Sobre todo debemos estar alerta y no engordar a la bestia. Si no le ponemos remedio, nos puede llevar del “publica o perece” al “publica y perece”.



jueves, 18 de noviembre de 2021

APCs = pago por el prestigio: Por qué el precio de las publicaciones académicas es mucho más alto que el coste

Publicado en blog Sauropod Vertebra Picture of the Week
https://svpow.com/ 


Por qué el precio de las publicaciones académicas es mucho más alto que el coste

18 de octubre de 2021

La última vez examinamos la diferencia entre coste (Last time, we looked at the difference between cost, value and price), valor y precio, y aplicamos esos conceptos a mercados sencillos, como el de las sillas, y al complejo mercado de la publicación académica. Terminamos con la observación de que el precio que nuestra comunidad paga por la publicación de un artículo (unos 3.333 dólares de media) es entre 3 y 7 veces superior a lo que cuesta publicarlo (entre $500-$1000).


¿Cómo es posible? Una parte de la respuesta es que el valor de un artículo publicado para la comunidad es aún mayor: si no fuera así, nadie pagaría. Pero esa no puede ser la única razón.


En un mercado eficiente, los proveedores de un bien que compiten entre sí tratarán de rebajar sus precios hasta que los que cobran se acerquen al coste. Si, por ejemplo, Elsevier y Springer-Nature compitieran en un mercado libre y saludable, cada una de ellas cobraría un tercio de lo que cobra ahora, por miedo a ser superada por su competidor de menor precio. (La mitad de esos recortes de precios se absorberían simplemente disminuyendo los enormes márgenes de beneficio (the huge profit margins); el resto tendría que provenir de la racionalización de los procesos empresariales, en particular de cosas como los costes de mantenimiento de los muros de pago (costs of maintaining paywalls) y los medios para atravesarlos).


Entonces, ¿por qué la Mano Invisible (the Invisible Hand) no actúa sobre las editoriales académicas? Porque no compiten realmente. Las suscripciones no son bienes sustituibles porque cada artículo publicado es único. Si necesito leer un artículo de una revista de Elsevier, no sirve de nada que compre una suscripción a Springer-Nature de menor precio: no me dará acceso al artículo que necesito.


(Ésta es una de las razones por las que el modelo basado en el APC -a pesar de sus verdaderos inconvenientes- es mejor que el modelo de suscripción: porque los servicios editoriales y de publicación ofrecidos por Elsevier y Springer-Nature son sustituibles. Si uno de ellos ofrece el servicio por 3.000 dólares y el otro por 2.000 dólares, puedo acudir al proveedor de mayor valor. Y si alguna otra editorial lo ofrece por 1.000 o 500 dólares, puedo acudir a ella). 


En los últimos años se han producido grandes y bienvenidos avances hacia el establecimiento del acceso abierto como modo dominante de publicación de trabajos académicos, y en la actualidad la producción se divide más o menos al 50% entre el acceso de pago y el abierto. Podemos esperar que el acceso abierto domine cada vez más en los próximos años. En muchos aspectos, la batalla por el AA está ganada: aún no hemos llegado al Día de la Victoria, pero el Desembarco del Día D ya está hecho.


Sin embargo, los APCs de los grandes editores todavía se sitúan en el rango de 3000 a 5000 dólares en lugar de converger en 500 a 1000 dólares. ¿Por qué?


Björn Brembs lleva años escribiendo (Björn Brembs has been writing for years) sobre el hecho de que cada mercado tiene un segmento de lujo (every market has a luxury segment): se puede comprar un reloj de pulsera perfectamente funcional por 10 dólares, pero la gente se gasta miles en relojes de alta gama. Hace tiempo que le preocupa que si las publicaciones académicas se convierten en APC, la gente hará cola para pagar los 9.500 euros de APC por Nature, en lo que se convertiría en un trato directo de pago por prestigio (queuing up to pay the €9,500 APC for Nature in what would become a straightforward pay-for-prestige deal). Y tiene razón: dada la forma extraordinariamente estúpida en que evaluamos a los investigadores para los puestos de trabajo, la promoción y la titularidad, mucha gente pagará un recargo de 10 veces por el distintivo "he sido publicado en Nature", aunque los artículos de Nature sean una forma objetivamente mala de comunicar la investigación. 


Pero da la sensación de que aquí está ocurriendo algo más extraño. Es casi como si todo el maldito mercado fuera un segmento de lujo. El promedio de APC financiado por el Wellcome Trust en 2018/19 (unded by the Wellcome Trust in 2018/19) fue de 2.410 libras esterlinas, actualmente unos 3.300 dólares. Lo que es casi exactamente el coste medio de los artículos de 3.333 dólares que hemos calculado antes. Lo que sucede es que los grandes editores han aterrizado en los APC a tasas que preservan el nivel de ingresos anterior. Eso es comprensible por su parte, pero lo que quiero saber es ¿por qué seguimos pagándoles? ¿Por qué todos los becarios de Wellcome no se alejan de Elsevier y Springer-Nature y publican en alternativas mucho más baratas?


En otras palabras, ¿por qué no actúan las fuerzas del mercado?


Se me ocurren tres razones por las que los investigadores prefieren gastar 3.000 dólares en lugar de 1.000:


  1. Podría ser que realmente obtuvieran un servicio tres veces mejor de las grandes editoriales. Menciono esto por puro interés, ya que no hay pruebas que respalden la hipótesis. No parece haber ninguna correlación entre el precio y la calidad del servicio.

  1. Los investigadores se dejan llevar por la inercia y siguen enviando sus trabajos a las revistas que solían enviar en los viejos tiempos de las suscripciones. No estoy del todo exento de simpatía por esto: hay comodidad en la familiaridad, y conveniencia en conocer el sabor de una revista, las expectativas y el consejo editorial. Pero, ¿merecen estas cosas un aumento del 200%?

  2. Los investigadores compran prestigio, o al menos lo que perciben como tal. (En realidad, no estoy convencido de que los artículos de las revistas no excepcionales de Elsevier o Springer-Nature se consideren más prestigiosos que los de las revistas más baratas pero mejor nacidas de Acceso Abierto. Pero para que esto ocurra, sólo hace falta que la gente piense que las revistas antiguas son más prestigiosas, no hace falta que tengan razón). 


Pero detrás de todas estas razones para acudir a una editorial más cara hay una muy importante para no molestarse en acudir a una editorial más barata: los investigadores están gastando el dinero de otras personas. No es de extrañar que no les importen los miles de libras adicionales.


¿Cómo pueden los financiadores arreglar esto y conseguir que los APCs bajen a niveles que se aproximen al coste de publicación? Veo al menos tres posibilidades.


En primer lugar, podrían dejar de pagar los APC a sus beneficiarios. En su lugar, podrían añadir una cantidad fija a todas las subvenciones que conceden -1.500 dólares, por ejemplo- y dejar a los investigadores la decisión de gastar más en una editorial heredada (complementando los 1.500 dólares con otras fuentes propias) o gastar menos en una editorial más barata y redistribuir el exceso en otro lugar.


En segundo lugar, los financiadores podrían simplemente publicar los artículos ellos mismos. Para ser justos, varios grandes financiadores están haciendo esto ahora, así que tenemos Wellcome Open Research, Gates Open Research, etc. Pero, ¿no parece un poco absurdo separar la investigación según el organismo que haya concedido la subvención que la haya financiado? ¿Y qué pasa con los autores que no tienen una subvención de uno de estos organismos, o incluso ninguna subvención? 


Por eso creo que la tercera solución es la mejor. Me gustaría que los financiadores dejaran de pagar los APC y de crear sus propias soluciones de publicación, y que en su lugar colaboraran en la creación y el mantenimiento de una solución de publicación global que todos los investigadores pudieran utilizar con independencia de su condición de beneficiarios de subvenciones. Tengo mucho que decir sobre cómo debería ser esa solución, pero eso es para otra ocasión.

Publicado por Mike Taylor



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Why the price of scholarly publishing is so much higher than the cost

October 18, 2021

Last time, we looked at the difference between cost, value and price, and applied those concepts to simple markets like the one for chairs, and the complex market that is scholarly publication. We finished with the observation that the price our community pays for the publication of a paper (about $3,333 on average) is about 3–7 times as much as its costs to publish ($500-$1000)?

How is this possible? One part of the answer is that the value of a published paper to the commnity is higher still: were it not so, no-one would be paying. But that can’t be the whole reason.

In an efficient market, competing providers of a good will each try to undercut each other until the prices they charge approach the cost. If, for example, Elsevier and Springer-Nature were competing in a healthy free market, they would each be charging prices around one third of what they are charging now, for fear of being outcompeted by their lower-priced competitor. (Half of those price-cuts would be absorbed just by decreasing the huge profit margins; the rest would have to come from streamlining business processes, in particular things like the costs of maintaining paywalls and the means of passing through them.) 

So why doesn’t the Invisible Hand operate on scholarly publishers? Because they are not really in competition. Subscriptions are not substitutable goods because each published article is unique. If I need to read an article in an Elsevier journal then it’s no good my buying a lower-priced Springer-Nature subscription instead: it won’t give me access to the article I need.

(This is one of the reasons why the APC-based model — despite its very real drawbacks — is better than the subscription model: because the editorial-and-publication services offered by Elsevier and Springer-Nature are substitutable. If one offers the service for $3000 and the other for $2000, I can go to the better-value provider. And if some other publisher offers it for $1000 or $500, I can go there instead.) 

The last few years have seen huge and welcome strides towards establishing open access as the dominant mode of publication for scholarly works, and currently output is split more or less 50/50 between paywalled and open. We can expect OA to dominate increasingly in future years. In many respects, the battle for OA is won: we’ve not got to VE Day yet, but the D-Day Landings have been accomplished.

Yet big-publisher APCs still sit in the $3000–$5000 range instead of converging on $500-$1000. Why?

Björn Brembs has been writing for years about the fact that every market has a luxury segment: you can buy a perfectly functional wristwatch for $10, yet people spend thousands on high-end watches. He’s long been concerned that if scholarly publishing goes APC-only, then people will be queuing up to pay the €9,500 APC for Nature in what would become a straightforward pay-for-prestige deal. And he’s right: given the outstandingly stupid way we evaluate reseachers for jobs, promotion and tenure, lots of people will pay a 10x markup for the “I was published in Nature” badge even though Nature papers are an objectively bad way to communicate research.

But it feels like something stranger is happening here. It’s almost as though the whole darned market is a luxury segment. The average APC funded by the Wellcome Trust in 2018/19 was £2,410 — currently about $3,300. Which is almost exactly the average article cost of $3,333 that we calculated earlier. What’s happening is that the big publishers have landed on APCs at rates that preserve the previous level of income. That is understandable on their part, but what I want to know is why are we still paying them? Why are all Wellcome’s grantees not walking away from Elsevier and Springer-Nature, and publishing in much cheaper alternatives?

Why, in other words, are market forces not operating here?

I can think of three reasons why researchers prefer to spend $3000 instead of $1000:

  1. It could be that they are genuinely getting a three-times-better service from the big publishers. I mention this purely for completeness, as no evidence supports the hypothesis. There seems to be absolutely no correlation between price and quality of service.

  2. Researchers are coasting on sheer inertia, continuing to submit to the journals they used to submit to back in the bad old days of subscriptions. I am not entirely without sympathy for this: there is comfort in familiarity, and convenience in knowing a journal’s flavour, expectations and editorial board. But are those things worth a 200% markup?

  3. Researchers are buying prestige — or at least what they perceive as prestige. (In reality, I am not convinced that papers in non-exceptional Elsevier or Springer-Nature journals are at all thought of as more prestigous than those in cheaper but better born-OA journals. But for this to happen, it only needs people to think the old journals are more prestigious, it doesn’t need them to be right.) 

But underlying all these reasons to go to a more expensive publishers is one very important reason not to bother going to a cheaper publisher: researchers are spending other people’s money. No wonder they don’t care about the extra few thousand pounds.

How can funders fix this, and get APCs down to levels that approximate publishing cost? I see at least three possibilities.

First, they could stop paying APCs for their grantees. Instead, they could add a fixed sum onto all grants they make — $1,500, say — and leave it up to the researchers whether to spend more on a legacy publisher (supplementing the $1,500 from other sources of their own) or to spend less on a cheaper born-OA publisher and redistribute the excess elsewhere.

Second, funders could simply publish the papes themselves. To be fair several big funders are doing this now, so we have Wellcome Open Research, Gates Open Research, etc. But doesn’t it seem a bit silly to silo research according to what body awarded the grant that funded it? And what about authors who don’t have a grant from one of these bodies, or indeed any grant at all?

That’s why I think the third solution is best. I would like to see funders stop paying APCs and stop building their own publishing solutions, and instead collaborate to build and maintain a global publishing solution that all researchers could use irrespective of grant-recipient status. I have much to say on what such a solution should look like, but that is for another time.

Posted by Mike Taylor


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