jueves, 29 de mayo de 2025

BRICS establecen directrices comunes para la gobernanza de la economía de datos del Sur Global

Publicado en Geodigital AI Insights
https://mailchi.mp/b30ee8006106/cul-es-la-oferta-de-amrica-latina-para-participar-en-el-suministro-de-semiconductores-6261234?e=a6afd1df06





BRICS establecen directrices comunes para la gobernanza de la economía de datos

Los países del BRICS aprobaron un marco conjunto para la gobernanza de la economía de los datos durante la 15ª Reunión de Ministros de Comercio, celebrada en Brasilia. El documento establece principios comunes que valorizan la soberanía nacional, fomentan la interoperabilidad, promueven el uso estratégico de los datos para la innovación y la inclusión, y proponen mecanismos de coordinación voluntaria entre los países del bloque. Entre los compromisos están la creación de plataformas digitales locales, el estímulo a la portabilidad de datos y el fortalecimiento de la infraestructura digital pública. La medida busca superar la fragmentación regulatoria internacional y facilitar la integración de los países del Sur Global en la economía digital mundial.

Al proponer directrices comunes para la economía de los datos, los BRICS ensayan un movimiento coordinado que desafía la fragmentación regulatoria internacional y expresa una búsqueda de mayor protagonismo del Sur Global en la gobernanza digital. Aunque no se trata de normas obligatorias, el marco refleja la intención del bloque de reducir la dependencia de estructuras dominadas por potencias desarrolladas y de afirmar su autonomía digital. En este contexto, Brasil adquiere protagonismo al ocupar la presidencia rotativa del grupo en 2025 y liderar una agenda centrada en la inclusión y la cooperación multilateral en el entorno digital.

miércoles, 28 de mayo de 2025

¿Una revista depredadora? Cómo la élite editorial convierte el vocabulario en un arma

Publicado en Research Information
https://www.researchinformation.info/analysis-opinion/predatory-journal-how-the-publishing-elite-weaponise-vocabulary/ 




¿Una revista depredadora? Cómo la élite editorial convierte el vocabulario en un arma


21 de mayo de 2025


El Prof. Emmanuel Andrès escribe que los actores establecidos utilizan este término para desacreditar a los recién llegados y preservar su territorio.


En la última década, un nuevo monstruo se ha colado en el mundo de la publicación académica: la revista depredadora.


Esta criatura se alimenta de la ambición de la comunidad investigadora, a la que atrae con la promesa de una publicación rápida y una revisión por pares que apenas deja rastro. Es peligroso, poco ético, incluso criminal, nos dicen. Un auténtico parásito científico.


Pero espere: ¿de qué estamos hablando exactamente? 


Cuanto más se analiza este debate, más claro resulta: «depredador» se ha convertido menos en un descriptor significativo que en una etiqueta conveniente, utilizada, a menudo agresivamente, por los actores establecidos para desacreditar a los recién llegados y preservar su territorio. Sí, las revistas depredadoras como las descritas anteriormente existen. Sin embargo, el problema al que nos enfrentamos ahora es que cada vez se confunden más -quizá intencionadamente- con las revistas legítimas no depredadoras. Aquellas que pretenden desafiar el modelo heredado de publicación académica con muros de pago.


El monstruo conveniente


El término «revista depredadora» se acuñó en un contexto específico: el auge de los modelos de acceso abierto, la proliferación de plataformas en línea y la interrupción de la edición tradicional. Jeffrey Beall, un bibliotecario académico bienintencionado, publicó una lista negra de editoriales cuestionables, que pronto se convirtió en una herramienta para trazar los límites de la ciencia «legítima». En 2017, después de mucho debate, él mismo retiró la lista, tras lo cual no se han realizado actualizaciones. Aun así, hoy en día se siguen utilizando copias desfasadas de la Lista de Beall como punto de referencia. 


Desde entonces, el término se ha utilizado como un arma. Sin garantías procesales, sin derecho de réplica, sólo con un hierro de marcar. Si se califica a una revista de «depredadora», se puede descartar por completo. No es necesario evaluar su calidad editorial, su proceso de revisión por pares, su estado de indexación o su tasa de rechazo. Basta con sospechar.


¿La ironía? Hoy en día, muchas revistas «depredadoras» están indexadas en PubMed, Web of Science o DOAJ; declaran sus factores de impacto, aplican la revisión por pares y siguen las directrices del Comité de Ética en las Publicaciones (COPE). Sin embargo, algunas siguen siendo objeto de acusaciones, no por sus defectos, sino por atreverse a trastocar el ancien régime.


Un ejemplo: Journal of Clinical Medicine


Tomemos como ejemplo la revista Journal of Clinical Medicine (J. Clin. Med.), de la que soy editor jefe desde 2018, publicada por MDPI. La revista está indexada en las principales bases de datos, tiene un factor de impacto respetable (>3), cuenta con un sólido proceso de revisión y publica miles de artículos revisados por pares anualmente. Es miembro de la COPE, participa en la OASPA, el ICMJE y otros marcos éticos, mantiene una política editorial transparente y divulga las tasas de rechazo y los plazos de revisión por pares.


También cuenta con un consejo editorial internacional, un comité de ética y un mecanismo formal de corrección posterior a la publicación. Sin embargo, a menudo se la incluye en el grupo de las «depredadoras». ¿Por qué? Porque publica rápido. Porque acepta contribuciones de regiones infrarrepresentadas. Porque no pretende ser un club de caballeros para unos pocos elegidos.   


La respetabilidad como monopolio


Seamos claros: las estafas académicas existen. Hay revistas verdaderamente fraudulentas, con direcciones falsas, consejos editoriales inventados y sin una verdadera revisión por pares. Pero, ¿debemos pretender que el extremo opuesto -algunas revistas tradicionales que cobran más de 10.000 dólares por el acceso abierto y recurren a revisores no remunerados- es un modelo de virtud?


Hay que preguntarse: si una revista de bajo coste ofrece una rápida revisión por pares, procesos transparentes y está ampliamente indexada, y aun así se la califica de «depredadora», ¿es por su ética? ¿O porque amenaza un ecosistema cerrado?


La palabra «depredador» se ha convertido en un dispositivo de control. Una palabra de higiene social. Preserva los privilegios de los que tenían los medios, el tiempo y las redes para publicar en revistas con una cola de dos años. Deslegitima a los recién llegados, especialmente a los que proceden de instituciones con escasa financiación, del Sur Global o de universidades que no son de élite.


¿Quién teme al acceso abierto? 


Quizá el verdadero problema no sea el fraude, sino el acceso. El pecado de las llamadas revistas depredadoras no es la mala calidad, sino la accesibilidad. Es la asequibilidad. Es la rapidez. Y en la mente de algunos guardianes, estos rasgos son descalificadores. Porque si cualquiera puede publicar, ¿qué pasa con el prestigio?


Debemos reconocer que la publicación científica no es sólo una meritocracia, sino una economía simbólica. Una en la que la jerarquía importa. Una en la que quién publica dónde es moneda de cambio. En este contexto, el término «depredador» no es neutro. Es una herramienta económica y política.


No se trata de una defensa ingenua de la mala ciencia. Las revistas basura existen y hay que denunciarlas. Pero una sospecha generalizada hacia todas las revistas de acceso abierto, de revisión rápida y nativas digitales -especialmente las que se publican fuera de la anglosfera- es una pereza intelectual que ya no nos podemos permitir. 


Antes de tachar una revista de «depredadora», pregúntese:


  ¿Está indexada en bases de datos reconocidas?

  ¿Es miembro de COPE?

  ¿Es verificable mediante el recurso Think.Check.Submit?

  ¿Divulga su política editorial y de revisión por pares?

  ¿Tiene una estructura de tarifas transparente?

  ¿Sus artículos son visibles, citables y corregidos cuando es necesario?


Si la respuesta es afirmativa, tal vez la revista no sea un depredador. Tal vez sólo sea un extraño. Y en el estratificado mundo de la publicación académica, eso a veces es peor. 


En conclusión: leamos antes de juzgar


Entonces, ¿debe publicar en una revista depredadora? Por supuesto que no. Pero, ¿debería confiar en las voces más ruidosas de esta caza de brujas? En absoluto.


Al fin y al cabo, un sistema verdaderamente depredador es aquel que se beneficia del control de acceso, monopoliza el prestigio y castiga la visibilidad que llega sin permiso. Tal vez el verdadero depredador sea el que llama a los demás por ese nombre.


El Profesor Emmanuel Andrès es Catedrático de Medicina Interna en el Hospital Universitario de Estrasburgo (Francia). Es redactor jefe de la Revista de Medicina Clínica.


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Predatory journal? How the publishing elite weaponise vocabulary

21 May 2025


The term is used by established actors to discredit newcomers and preserve their turf, writes Prof. Emmanuel Andrès

Over the past decade, a new monster has crept into the world of scholarly publishing: the predatory journal.

Lurking beneath suspicious emails, crouched behind over-polished websites and generic editorial boards, this creature feeds on the ambition of the research community, luring them with promises of fast publication and peer review so quick it barely leaves a trace. It’s dangerous, unethical, even criminal, we’re told. A true scientific parasite.

But wait: what are we talking about, exactly? 

The more one looks into this debate, the clearer it becomes: “predatory” has become less a meaningful descriptor than a convenient label – used, often aggressively, by established actors to discredit newcomers and preserve their turf. Yes, predatory journals as described above do exist. However, the issue we now face is that these are increasingly – perhaps intentionally – conflated with legitimate, non-predatory journals. Those that seek to challenge the legacy, paywalled model of academic publishing

The convenient monster

The term “predatory journal” was coined in a specific context: the rise of open-access models, the proliferation of online platforms, and the disruption of legacy publishing. Jeffrey Beall, a well-meaning academic librarian, published a blacklist of questionable publishers, which soon became a tool for drawing the boundaries of “legitimate” science. In 2017, after much debate, he removed the list himself, after which no updates have been made. Yet, outdated copies of Beall’s List continue to be used as a point of reference today.  

Since then, the term has been wielded like a weapon. No due process, no right of reply – just a branding iron. Label a journal “predatory,” and you can dismiss it entirely. No need to assess its editorial quality, its peer-review process, its indexing status, or its rejection rate. Suspicion alone is sufficient.

The irony? Many “predatory” journals today are indexed in PubMed, Web of Science, or DOAJ; they declare their impact factors, enforce peer review, and follow Committee on Publication Ethics (COPE) guidelines. Yet some still face accusations – not for their flaws, but for daring to disrupt the ancien régime.

Case in point: Journal of Clinical Medicine

Take the Journal of Clinical Medicine (J. Clin. Med.), of which I have been Editor-in-Chief since 2018, published by MDPI. The journal is indexed in major databases, has a respectable impact factor (>3), has a robust review process, and publishes thousands of peer-reviewed articles annually. It is a member of the COPE, participates in OASPA, ICMJE, and other ethical frameworks, maintains a transparent editorial policy, and discloses rejection rates and peer-review timelines.

It also has an international editorial board, an ethics committee, and a formal post-publication correction mechanism. And yet it is often lumped into the “predatory” pile. Why? Because it publishes quickly. Because it accepts submissions from under-represented regions. Because it doesn’t pretend to be a gentlemen’s club for a select few.   

Respectability as a monopoly

Let us be clear: academic scams do exist. There are truly fraudulent journals, with fake addresses, fabricated editorial boards, and no real peer review. But must we pretend that the opposite extreme – some legacy journals charging more than $10,000 for open access while relying on unpaid reviewers – is a model of virtue?

One must ask: if a lower-cost journal offers rapid peer review, transparent processes, and is widely indexed – yet is still called “predatory” – is it because of its ethics? Or because it threatens a closed ecosystem?

The word “predatory” has become a gatekeeping device. A word that performs social hygiene. It preserves the privileges of those who had the means, time, and networks to publish in journals with a two-year queue. It delegitimises the newcomers, especially those from underfunded institutions, the Global South, or non-elite universities.

Who’s afraid of open access?  

The real issue, perhaps, is not fraud, but access. The sin of so-called predatory journals is not poor quality – it is accessibility. It is affordability. It is speed. And in the minds of some gatekeepers, these traits are disqualifying. Because if anyone can publish, what becomes of the prestige?

We must recognise that scientific publishing is not only a meritocracy – it is a symbolic economy. One in which hierarchy matters. One where who publishes where is a currency. In this context, the term “predatory” is not neutral. It is an economic and political tool.

This is not a naïve defence of bad science. Junk journals exist, and they should be called out. But a blanket suspicion toward all open-access, fast-review, digitally native journals – especially those run outside the Anglosphere – is an intellectual laziness we can no longer afford. 

Before dismissing a journal as “predatory,” ask:

  •   Is it indexed in recognised databases?

  •   Is it a member of COPE?

  •   Is it verifiable using the Think.Check.Submit resource?

  •   Does it disclose its editorial and peer-review policies?

  •   Does it have a transparent fee structure?

  •   Are its articles visible, citable, and corrected when needed?

If the answer is yes, then maybe the journal is not a predator. Maybe it’s just an outsider. And in the stratified world of academic publishing, that’s sometimes worse.  

In conclusion: let’s read before we judge

So, should you publish in a predatory journal? Absolutely not. But should you trust the loudest voices in this witch hunt? Also absolutely not.

In the end, a truly predatory system is one that profits from gatekeeping, monopolises prestige, and punishes visibility that comes without permission. Perhaps the real predator is the one calling others by that name.

Prof. Emmanuel Andrès is Professor of Internal Medicine at the University Hospital of Strasbourg in France. He is Editor-in-Chief at the Journal of Clinical Medicine.



viernes, 23 de mayo de 2025

U.S.A.: Trump prohíbe a Univ. Harvard recibir estudiantes extranjeros por su antisemitismo y vinculación al partido comunista chino

Publicado en El Universal
https://www.eluniversal.com.mx/mundo/trump-da-nuevo-golpe-a-harvard-le-prohibe-inscribir-a-estudiantes-extranjeros/


22/05/2025

Trump da nuevo golpe a Harvard; le prohíbe inscribir a estudiantes extranjeros

Alega que permite que "agitadores" ataquen a estudiantes judíos y acusa presunto nexo con el Partido Comunista chino

Nueva York. El gobierno de Donald Trump prohibió a la Universidad de Harvard matricular en adelante a estudiantes extranjeros, en una grave escalada en el conflicto que los enfrenta desde hace varios meses.

La decisión fue comunicada en una carta remitida a Harvard y firmada por la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, que señala: "Les escribo para notificarles que, con efecto inmediato, el programa de la Universidad de Harvard de Estudiantes y Visitantes Extranjeros ha sido revocado".

El Departamento de Seguridad Nacional argumentó que Harvard ha creado un entorno inseguro en el campus al permitir que "agitadores antiestadounidenses y proterroristas" ataquen a estudiantes judíos en el campus.

"La consecuencia es que Harvard ya no puede inscribir a estudiantes extranjeros y los estudiantes extranjeros existentes deben transferirse o perder su estatus legal", indicó la agencia en un comunicado.

Harvard inscribe a casi 6 mil 800 estudiantes extranjeros en su campus en Cambridge, Massachusetts, representando más de una cuarta parte de su cuerpo estudiantil. La mayoría son estudiantes de posgrado, provenientes de más de 100 países.

“Esta administración está responsabilizando a Harvard por fomentar la violencia, el antisemitismo y coordinarse con el Partido Comunista Chino en su campus”, expresó la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en un comunicado, sin ofrecer pruebas de su acusación.

La administración revocó la certificación de Harvard en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio, que le da a la escuela la capacidad de patrocinar a estudiantes internacionales para obtener sus visas y asistir a la escuela en Estados Unidos.

La decisión se produce en un momento de grave escalada entre Harvard y el gobierno en Washington por las acusaciones de este último de que el recinto tolera el antisemitismo en el campus, no da cabida a discursos "alternativos" y se empeña en aplicar programas de inclusividad sexual y racial, entre otras cosas.



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Publicado en El Universal


Gobierno de Trump da 72 horas a Harvard si quiere volver a matricular extranjeros; deberá informar sobre "actividades violentas" de alumnos

Harvard es una de las universidades que han visto amenazada su financiación por informes del 'Grupo de trabajo federal para combatir el antisemitismo'

Mundo| 22/05/2025


Nueva York. El gobierno de Estados Unidos ha dado 72 horas a la Universidad de Harvard para proporcionar información sobre actividades "violentas" y protestas en las que hayan participado sus alumnos si quiere recuperar su programa de matriculación de extranjeros, revocado hoy por la Administración del presidente Donald Trump.

La secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, indicó a la institución en una carta que podía reinstaurar su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio si cumplía con una serie de requisitos en 72 horas.

Entre otras cosas, el DHS pide a la prestigiosa institución académica que facilite vídeos, imágenes o audios de protestas y actividades "ilegales" y "violentas" que hayan tenido lugar dentro o fuera del campus en los últimos cinco años y en las que hayan participado alumnos con visas de los tipos J1 y F.

Noem incidió en que este es "un mensaje claro para Harvard y todas las universidades de que la Administración Trump hará cumplir la ley y erradicará los males del antisemitismo y el antiamericanismo en la sociedad y los campus".

En un comunicado divulgado esta mañana, el DHS especificó que Harvard "ya no puede matricular a estudiantes extranjeros y que los actuales deben transferirse o perderán su estatus legal", alegando que la universidad ha permitido "que agitadores antiestadounidenses y proterroristas acosen y agredan físicamente a personas, entre ellas muchos alumnos judíos".

Trump vs Harvard Secretary Kristi Noem.png

La revocación de su capacidad para matricular a extranjeros supone una escalada de la tensión entre el Gobierno y la universidad, que el pasado abril demandó a la Administración republicana con el fin de recuperar su financiación federal, congelada por incurrir en supuestas conductas antisemitas.

Harvard es una de las universidades -además de Columbia y Princeton, entre otras- que han visto amenazada su financiación por informes del 'Grupo de trabajo federal para combatir el antisemitismo', creado por Trump, por aplicar políticas de 'discriminación positiva' o por no dar cabida a lo que el gobierno de Trump califica como "diversidad de ideas".

Las acusaciones de antisemitismo vertidas por Trump hacen referencia sobre todo a las protestas propalestinas que tuvieron lugar el año pasado en la Universidad de Columbia (Nueva York) y que se extendieron a otras facultades estadounidenses.

ALEMANIA busca su "soberanía digital" sustituyendo Microsoft con Linux y software libre

Publicado en  Hipertextual https://hipertextual.com/2025/06/alemania-abandona-microsoft-windows-usara-linux-software-libre Alemania abandona...