Publicado en ELSEVIER
https://newsdirect.com/news/elseviers-scopus-expands-to-include-ssrn-preprints-551974321
Noticias sobre publicación, comunicación, evaluación y política científica y tecnológica
viernes, 24 de septiembre de 2021
SCOPUS indizará más de un millón de preprints [ arXiv, ChemRxiv, bioRxiv, medRxiv y ahora arXiv, ChemRxiv, bioRxiv y SSRN ]
Ciencia abierta en FRANCIA: cien acciones para acelerar la apertura de la investigación
Publicado en Blok de Bid
http://www.ub.edu/blokdebid/es/node/1145
Ciro Llueca
Director de Biblioteca y Recursos de Aprendizaje
Director Editorial UOC
Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
France. Ministère de l’Enseignement Supérieur, de la Recherche et de l’Innovation (2021). Ouvrir la science!: bilan du Plan national pour la science ouverte 2018-2021. [Paris: le Ministère]. Disponible en: <https://cache.media.enseignementsup-recherche.gouv.fr/file/science_ouverte/24/3/Bilan_PNSO_v2_1414243.pdf>. [Consulta 16/09/2021].
France. Ministère de l’Enseignement Supérieur, de la Recherche et de l’Innovation (2021). Deuxième Plan national pour la science ouverte: généraliser la science ouverte en France 2021-2024. [Paris: le Ministère]. Disponible en: <https://cache.media.enseignementsup-recherche.gouv.fr/file/science_ouverte/20/9/MEN_brochure_PNSO_web_1415209.pdf>. [Consulta 16/09/2021].
La actualización del plan francés de ciencia abierta fue presentada por Frédérique Vidal, ministra francesa de Enseñanza superior, de la Investigación y de la Innovación, desde 2017, con la mirada al periodo 2021 a 2024 y los objetivos de generalizar la práctica científica en abierto, la compartición y apertura de datos de investigación, la incorporación de la investigación en abierto a la evaluación, y la promoción del software libre surgido de la investigación.
Los antecedentes de este Plan 2021-2024 se sitúan en su versión anterior, el Plan 2017-2021, y previamente en la Ley 1674/2020, de programación de la investigación 2021-2030, así como en el Plan national pour la Science ouverte (2018), y el Amsterdam Call for Action on Open Science (2016).
Analicemos en primer lugar el balance del Plan 2017-2021, cuyo elemento más visible ha sido la creación del BSO, el Barómetro de la Ciencia Abierta en Francia, que permite comprobar que la tasa de publicación científica en abierto se sitúa en el 56 %.
Pero hay otros elementos que presentan también un balance razonablemente positivo:
Acceso abierto a las publicaciones. Las
principales agencias francesas ya solicitan el archivo en abierto de los
artículos científicos que financian y, en general, alientan a la
publicación en abierto. Otras medidas son valoradas positivamente (por
ejemplo, la consolidación de HAL,
un agregador francés de contenidos publicados en abierto en revistas y
repositorios), aunque no han sido completadas. El reconocimiento de la
ciencia abierta en la evaluación de la investigación también presenta
acciones moderadas de progreso. Como se ha mencionado, la creación del
Barómetro, el BSO, permite comprobar que la tasa de publicación
científica en abierto ha pasado del 41 % en el año 2017 al 56 % en 2019,
si bien con particularidades: Matemáticas, Biología y Físicas se sitúan
en la franja alta, entre el 67 % y el 75 % de la publicación en
abierto; mientras que las Humanidades en el 45 % y las Ciencias Sociales
en el 42 %.
Datos de investigación. En 2016 se incorporó a la legislación francesa la obligatoriedad de la difusión de los datos de investigación en abierto y, en coherencia también con la demanda europea, ya se obliga a presentar un plan de gestión de datos en los proyectos financiados con recursos públicos. Se ha creado la figura profesional de administración de datos para garantizar la implantación del modelo abierto, y se han publicado políticas y recomendaciones. Una llamada específica dotada con 2,4 M € para acelerar la adopción de los principios FAIR se saldó con 25 proyectos aprobados y en marcha.
Ciencia abierta en la práctica científica. Se han llevado a cabo acciones formativas y divulgativas en las escuelas de doctorado y en las universidades francesas. Lógicamente, se ha participado activamente en el EOSC (European Open Science Cloud) y se han creado redes internacionales de fomento de la ciencia abierta, con un presupuesto de 562.000 €. Este apartado cuenta con un espacio específico dedicado a los datos gubernamentales en abierto.
Acciones COVID. La llegada de la pandemia ha propiciado acciones de emergencia, que se incorporan en el balance. Así, proyectos específicos en el ámbito de la salud han contado con acento «abierto»: el ejemplo más evidente, el barómetro de la ciencia abierta en salud.
De acuerdo con el balance, el presupuesto destinado a las diversas acciones del Plan asciende a 15,8 M € en el periodo 2018-2021. La actualización del Plan apunta a triplicar estos recursos, hasta 45 M € de 2021 a 2024. Debemos saludar con admiración la incorporación de la previsión presupuestaria en la comunicación del Plan.
El nuevo Plan (2021-2024) se estructura en 4 ejes, 12 medidas, y casi cien acciones específicas, en las que constan elementos fundamentales y otros ornamentales. Contempla aspectos muy consolidados en la ciencia abierta, como la voluntad de crecimiento en publicaciones científicas en abierto o la transformación cualitativa de la evaluación de la investigación, pero también marca perfil propio como alternativa a los modelos típicamente comerciales. Así, el Plan incorpora el apoyo a la edición de libros, la defensa del plurilingüismo en la difusión de la investigación, reivindica el software libre y pone el foco en el autoarchivo, al tiempo que rechaza los acuerdos transformativos. He aquí una síntesis de estos elementos:
Acceso abierto a las publicaciones
- Se aspira al 100 % de la publicación científica en abierto en 2030,
mediante la generalización de la obligatoriedad para artículos y libros
financiados con fondos públicos. Se prevé la mejora del sistema de
depósito al agregador HAL.
- Se promueve el modelo «diamante»: la publicación
sin costes para las personas autoras, a la vez que se rechaza
explícitamente el modelo de revistas híbridas (revistas de pago por
suscripción con algunos artículos en abierto mediante tasas APC o
similares). Se confirma la adhesión al Plan S.
- Se favorece el multilingüismo o, mejor dicho, el
uso de la lengua francesa, promoviendo plataformas de traducción
automatizada, así como el estímulo al uso de la investigación francesa
en Wikipedia.
- Se quiere contribuir a modernizar la edición científica de libros,
mediante ayudas al sector editorial específico, el desarrollo de un
órgano público de difusión y distribución de libros impresos y
digitales, así como la creación de un observatorio de la edición
científica.
- En Humanidades y Ciencias Sociales se fomenta el uso de imágenes patrimoniales para usos no comerciales, así como otros elementos de apoyo específico.
Datos de investigación
- Se prevé la obligatoriedad de la difusión en abierto de datos de
la investigación financiada por fondos públicos. Para facilitarlo, se
crea una plataforma estatal federada de datos de investigación,
Recherche Data Gouv, al estilo de la que ya existe para datos
gubernamentales, data.gouv.fr. Asimismo, se pretende la generalización de los planes de gestión de datos.
- Se valora la oportunidad de regular en clave «abierta» la minería de datos y de texto,
objeto de incorporación a la legislación de los países UE por
transposición de la Directiva Europea sobre los Derechos de Autor en el
Mercado Único Digital (DEMUD).
- Se promueve la adopción de políticas de datos FAIR, con acciones de formación mediante una red territorial de talleres de datos, y la creación de centros de referencia temáticos.
- En Ciencias de la Salud se contemplan acciones específicas para la apertura de datos de investigación.
Software libre
- Se fomenta la difusión en licencias abiertas del código fuente surgido en la investigación financiada con dinero público.
- Se reconoce el software libre como contribución a la investigación, tanto en la evaluación del personal investigador como en el análisis del impacto social de la apertura del código fuente.
- Se impulsa el cruce entre ciencia abierta e inteligencia artificial.
Ciencia abierta por defecto
- Se reconoce la ciencia abierta en la evaluación de la investigación con acciones como la reducción de la influencia del factor de impacto, incluyendo su supresión en las convocatorias de proyectos y plazas de personal investigador. También se prevé el uso de narrativas de impacto en los currículos, para reducir la evaluación cuantitativa.
- Se fomenta la formación en competencias en ciencia abierta, tanto en programas específicos como transversales en los programas ya existentes.
- Se promueve la adopción de políticas de ciencia abierta en las universidades. Se menciona explícitamente el compromiso con DORA.
- Se aspira, literalmente, a simplificar la vida del personal investigador mediante
la adopción de políticas abiertas, por ejemplo facilitando su acceso a
datos públicos o a datos privados de interés general.
- Se prevé la evolución del Barómetro, incorporando mención específica a los ensayos clínicos, el gasto en publicación de artículos y libros, etc.
- En la investigación dedicada al cambio climático se apuesta específicamente por la ciencia abierta.
- Complementariamente, se apunta a las diversas infraestructuras existentes o futuras, así como la participación en iniciativas europeas e internacionales.
Visto el balance 2018-2021, y especialmente el Plan 2021-2024, podemos afirmar que aunque el nuevo Plan francés por la ciencia abierta participe de la retórica política, también tiene numerosas virtudes: presenta una planificación exhaustiva, ordenada y priorizada, con conocimiento de causa, con elementos de perfil propio, con visión integrada y con ambición internacional. Además de marcar el paso de la aceleración francesa en la búsqueda abierta, el Plan también iluminará a otros países que transitan más lentamente su evolución hacia una ciencia abierta.
miércoles, 22 de septiembre de 2021
THE LANCET retoma teoría "conspirativa" de la fuga del laboratorio
Publicado en The Economic Times
https://economictimes.indiatimes.com/news/science/covid-origins-probe-the-lancet-does-u-turn-over-lab-leak-theory/articleshow/86357438.cms
Investigación de los orígenes de Covid: The Lancet da un giro sobre la teoría de la fuga del laboratorio
En febrero del año pasado, The Lancet publicó una carta abierta en la que "condenaba enérgicamente las teorías conspirativas" en torno al brote de coronavirus de Wuhan, que sugerían que el Covid-19 no tiene un origen natural.
Después de enfrentarse a las críticas por su cobertura de los orígenes de la pandemia de Covid, la aclamada revista científica The Lancet ha publicado una "visión alternativa" de 16 científicos.
El equipo internacional de expertos en salud, en la carta abierta, hace un llamamiento al "debate científico objetivo, abierto y transparente sobre el origen del SARS-CoV-2".
Los científicos "necesitan evaluar todas las hipótesis sobre una base racional, y sopesar su probabilidad sobre la base de hechos y pruebas, desprovistos de especulaciones sobre posibles impactos políticos", escribieron los autores.
En febrero del año pasado, The Lancet publicó una carta abierta en la que "condenaba enérgicamente las teorías conspirativas" en torno al brote de coronavirus en Wuhan, sugiriendo que el Covid-19 no tiene un origen natural.
A principios de este año, se reveló que Peter Daszak -científico británico y presidente de la organización sin ánimo de lucro EcoHealth Alliance, con sede en Estados Unidos y que tiene una conexión directa con China- había orquestado en secreto la ahora famosa carta. La empresa también ha financiado investigaciones en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV).
En la nueva carta abierta, los científicos discuten la posibilidad de que la investigación en el laboratorio haya desempeñado un papel en la aparición del virus del SARS-CoV-2.
"Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas que sugieren que el Covid-19 no tiene un origen natural", afirmaron, en una declaración que "impartió un efecto silenciador en el debate científico más amplio".
Sin embargo, "no existe un apoyo directo al origen natural del SARS-CoV-2, y es plausible un accidente relacionado con el laboratorio", afirmaron los autores.
"Puede parecer poca cosa, pero después de 18 meses de negación total, el mero hecho de que [The] Lancet acepte publicar esta carta en la que se reconoce que el origen del Covid-19 sigue siendo un veredicto abierto, es algo muy importante", declaró a Daily Mail on Sunday el profesor Nikolai Petrovsky, de la Universidad Flinders de Adelaida (Australia), uno de los firmantes.
"Que una revista médica de primera línea como Lancet acceda a abrir por fin sus puertas a una carta de los científicos en la que se pone de manifiesto el origen aún incierto del Covid-19, indica lo mucho que hemos avanzado en 18 meses en la petición de un debate científico abierto sobre el tema, pero también indica lo mucho que nos queda por recorrer", añadió.
Además, la nueva carta también implora a China que se abra y permita el acceso a una investigación adecuada. Mientras que el primer estudio conjunto de la Organización Mundial de la Salud y China concluyó que el origen de laboratorio era "extremadamente improbable", el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado que todas las hipótesis siguen sobre la mesa, incluida la de una fuga de laboratorio.
Mientras tanto, China se ha resistido a una segunda investigación completa y sin restricciones de los orígenes del brote por parte de la OMS, acusando al organismo sanitario mundial de "arrogancia" y una "falta de respeto por el sentido común".
"Aunque necesitamos más pruebas, el mundo seguirá sumido en la disputa sin un compromiso total de China, que incluya el acceso abierto a los datos primarios, los documentos y el material relevante almacenado para permitir una búsqueda exhaustiva, transparente y objetiva de todas las pruebas pertinentes", escribieron los autores.
martes, 21 de septiembre de 2021
CIENCIA ABIERTA: Cuidado con la reproducibilidad simulada
Publicado en Nature
https://www.nature.com/
⦁ Un cambio sólido y sostenible depende de si los valores culturales subyacentes se han alterado, no sólo las señales superficiales. Si no lo han hecho, las prácticas de la ciencia abierta pueden convertirse en un obstáculo más, una forma de señalización de la virtud o una cortina de humo.
⦁ Me preocupa que, al adoptar los adornos de la reproducibilidad, el trabajo de mala calidad pueda parecer que ha adoptado las mejores prácticas. El problema es que el trabajo descuidado está impulsado por una cultura científica que pone demasiado énfasis en los hallazgos interesantes. Cuando los financiadores y las revistas recompensan las afirmaciones llamativas en detrimento de los métodos rigurosos y los resultados reproducibles, las reformas para cambiar la práctica pueden resultar contraproducentes. Las nuevas prácticas, normas y políticas útiles se transforman en formalidades sin sentido para seguir acaparando titulares a cualquier precio.
⦁ Dicho esto, veo que los valores están cambiando... algunos investigadores reaccionaron con abierta hostilidad, utilizando frases como "policía de la replicación". Ahora esas críticas son poco frecuentes (al menos en público). Y en algunas comunidades, los investigadores dan ahora prioridad al trabajo que otros pueden aprovechar. Por ejemplo, organizaciones como la Society for Improving Psychological Science (Sociedad para la Mejora de la Ciencia Psicológica) encarnan una oleada de energía e idealismo por parte de investigadores, en su mayoría jóvenes.
Cuidado con la reproducibilidad simulada
Los cambios bien intencionados para mejorar la ciencia podrían convertirse en gestos vacíos si no cambian los valores subyacentes.
Stuart Buck
Hace casi una década, en Arnold Ventures -una organización filantrópica de 2.000 millones de dólares en Houston, Texas- nos dimos cuenta de que utilizar la evidencia para dirigir nuestras donaciones requería tener más confianza en la propia evidencia. Como vicepresidente de investigación, me encontré inmerso en los esfuerzos por mejorar la ciencia, dispersando más de 60 millones de dólares en subvenciones para garantizar que los investigadores pudieran aprovechar los resultados de otros. Participé en los debates que condujeron a la adopción generalizada de directrices que promueven la transparencia y la apertura, al repositorio de ensayos clínicos Vivli y al lanzamiento del Centro para la Ciencia Abierta, una organización sin ánimo de lucro en Charlottesville, Virginia.
He visto muchos cambios positivos desde entonces. Pero a veces me preocupa que podamos acabar con el peor de los mundos: la pretensión de reproducibilidad sin la realidad.
En 2012, muy poca gente había oído hablar del prerregistro, la práctica antibacteriana de especificar, por escrito, los análisis e hipótesis previstos al comienzo de un experimento. Hacerlo era un requisito para nuestros becarios.
Hoy en día, parece que todos los científicos saben lo que es el prerregistro. La mayoría está de acuerdo en que puede ayudar a reducir el sesgo de publicación y el "P-hacking", cuando los datos se ajustan para producir valores P significativos. Las principales sociedades profesionales respaldan ahora esta práctica: el registro de la Asociación Americana de Economía cuenta con más de 4.700 estudios, y la Asociación Americana de Psicología ha creado un conjunto de "Normas de prerregistro para la investigación cuantitativa en psicología". De hecho, hay unos 75.000 proyectos de investigación registrados en el repositorio Open Science Framework del Center for Open Science.
Nuestra obsesión por la eminencia distorsiona la investigación
Se puede contar una historia similar sobre el intercambio de datos a través de Zenodo del CERN, el laboratorio europeo de física de partículas cerca de Ginebra (Suiza); Figshare de la empresa de análisis londinense Digital Science; muchos repositorios de los Institutos Nacionales de Salud; y otros. Aunque todavía está lejos de ser una rutina en muchas disciplinas, el ritmo al que los artículos académicos comparten sus datos subyacentes está creciendo: un estudio lo sitúa en un aumento de alrededor del 0% en 2000 a casi el 20% en 2018 (S. Serghiou et al. PLoS Biol. 19, e3001107; 2021).
Pero un cambio sólido y sostenible depende de si los valores culturales subyacentes se han alterado, no solo las señales superficiales. Si no lo han hecho, las prácticas de la ciencia abierta pueden convertirse en un obstáculo más, una forma de señalización de la virtud o una cortina de humo.
Lo he visto. En una conferencia celebrada unos meses antes de la pandemia, un académico me contó cómo, en su departamento, todo el mundo escribía largos planes de preanálisis que, en teoría, limitarían el hackeo P. En la práctica, admitió, los investigadores podían dar rienda suelta al "cherry picking", contando con que nadie tiene tiempo o paciencia para leer un plan de preanálisis de 100 páginas y compararlo con la publicación posterior.
Las pruebas más sistemáticas proceden del Proyecto COMPare, dirigido por Ben Goldacre en la Universidad de Oxford (Reino Unido), un esfuerzo financiado por mi departamento. Ese equipo revisó las publicaciones de 67 ensayos clínicos en las principales revistas médicas y las comparó con las descripciones originales. Sólo 9 coincidieron. De los demás, 354 resultados prerregistrados no se informaron; otros 357 resultados se "añadieron silenciosamente" (B. Goldacre et al. Trials 20, 118; 2019).
Mientras tanto, muchos prerregistros son demasiado vagos. En un estudio, se pidió a los revisores que contaran el número de hipótesis en 106 prerregistros. Sólo estuvieron de acuerdo el 14% de las veces (M. Bakker et al. PLoS Biol. 18, e3000937; 2020).
¿Qué pasa con el intercambio de datos? Los principios FAIR estipulan que los datos compartidos deben ser "localizables, accesibles, interoperables y reutilizables". Un análisis realizado en 2020 en 15 revistas de psicología concluyó que la mayoría de los conjuntos de datos "no estaban completos ni eran reutilizables" (J. N. Towse et al. Behav. Res. https://doi.org/gkzk; 2020).
Me preocupa que, al adoptar los adornos de la reproducibilidad, el trabajo de mala calidad pueda parecer que ha adoptado las mejores prácticas. El problema es que el trabajo descuidado está impulsado por una cultura científica que pone demasiado énfasis en los hallazgos interesantes. Cuando los financiadores y las revistas recompensan las afirmaciones llamativas en detrimento de los métodos rigurosos y los resultados reproducibles, las reformas para cambiar la práctica pueden resultar contraproducentes. Las nuevas prácticas, normas y políticas útiles se transforman en formalidades sin sentido para seguir acaparando titulares a cualquier precio.
Dicho esto, veo que los valores están cambiando. En los primeros años en que Arnold Ventures comenzó a apoyar estos esfuerzos, algunos investigadores reaccionaron con abierta hostilidad, utilizando frases como "policía de la replicación". Ahora esas críticas son poco frecuentes (al menos en público). Y en algunas comunidades, los investigadores dan ahora prioridad al trabajo que otros pueden aprovechar. Por ejemplo, organizaciones como la Society for Improving Psychological Science (Sociedad para la Mejora de la Ciencia Psicológica) encarnan una oleada de energía e idealismo por parte de investigadores, en su mayoría jóvenes.
Aun así, lo que realmente importa es que los científicos se sientan capacitados y recompensados por hacer un trabajo sólido, publicar resultados negativos y seguir los datos. El idealismo de los científicos que inician su carrera debe ir acompañado de señales firmes por parte de los directivos y las instituciones de que es posible ser contratado y obtener la titularidad mientras se aplican las mejores prácticas. Una señal esperanzadora es que en los anuncios de empleo de algunas universidades se pregunta por el compromiso de los candidatos con las prácticas de la ciencia abierta.
Este tipo de cambio cultural es el verdadero reto.
A la caza de revistas científicas falsas que no cumplen las reglas
Publicado en Chicago Tribune
https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-caza-revistas-cientificas-falsas-no-cumplen-reglas-20210920-n25fnjh5nree7ef7vpi4qe6d6e-story.html?fbclid=IwAR1m0O2S0xYqPQ8tZdbb_fW-4I5L-64eKDs81RCHs5Wr9J-qUM6Q7SeFenQ
A la caza de revistas científicas falsas que no cumplen las reglas
AUSTIN, TEXAS — Al igual que los Texas Rangers de antaño que perseguían a las bandas de ladrones de ganado y pistoleros, otro grupo de Texas encabezado por Kathleen Berryman persigue a otro tipo de delincuentes: los estafadores en el salvaje oeste de las estafas por correo electrónico.
Pero los estafadores a los que Berryman sigue la pista llevan a cabo un sofisticado plan dirigido al único grupo de personas que uno pensaría que lo conoce mejor: los científicos.
La estafa es sencilla: Crear una revista académica falsa y animar a los científicos a que envíen sus trabajos a ella. Cuando lo hacen, solicitan a los investigadores que les paguen cientos de dólares en concepto de honorarios. A continuación, recaudan hasta 150 millones de dólares, según algunas estimaciones (la mayor parte suministrada por los contribuyentes), sin hacer nada por el avance de la ciencia y perjudicándola bastante.
Y son verdaderos forajidos: Estas revistas han sido declaradas culpables de violar la legislación estadounidense. En un caso, un juez federal en 2019 ordenó al editor de revistas Srinubabu Gedela y sus empresas (OMICS Group Inc, iMedPub LLC, Conference Series LLC) pagar más de 50.1 millones de dólares para resolver las acusaciones de la Federal Trade Commission de que hicieron afirmaciones engañosas a los académicos e investigadores sobre la naturaleza de sus conferencias y publicaciones, y ocultaron las altas tarifas de publicación.
Berryman y su pequeño equipo de detectores de fraudes de la empresa Cabells International, con sede en Beaumont, son algunas de las únicas personas del mundo que hacen algo contra estos tiburones. Las universidades, las bibliotecas y los científicos individuales pueden pagar a Cabells por el acceso a su base de datos de revistas.
La base de datos consta de dos partes: una mitad es de análisis sobre las revistas reales (clasificación de las mismas, división en campos, cómo presentar trabajos a las diferentes revistas y cosas por el estilo), la otra mitad son “informes de depredadores”, su lista de revistas que han resultado falsas.
Están peinando minuciosamente los perfiles en línea de las revistas científicas para encontrar y señalar a los editores “depredadores”. Pero está por verse si su trabajo desbarata esta estafa multimillonaria que, en ocasiones, ha sembrado la desinformación a gran escala.
Así funciona la estafa
Desde la segunda mitad del siglo XX, el sistema de intercambio de conocimientos científicos ha seguido un guión establecido. Un científico realiza un experimento, redacta sus resultados y envía el documento a una revista académica como Nature o The Lancet. Estas revistas examinan el documento enviándolo a algunos de los colegas del científico. Este proceso se conoce como revisión de pares. Si los colegas consideran que el artículo es adecuado, se publicará en el siguiente número de la revista junto con un puñado de otros estudios que también fueron aprobados.
Pero en las últimas décadas, algo cambió.
“En algún momento, los académicos empezaron a darse cuenta de que había revistas que no hacían lo que decían hacer”, explicó Berryman. “Afirman hacer esta revisión de pares, pero o no se hace en absoluto o es una falsa revisión de pares, como un teatro de revisión de pares”.
Estos editores depredadores, muchos de ellos con sede en países asiáticos como China, India y Pakistán, se aprovechan del ego de los científicos, enviándoles correos electrónicos halagadores y pidiéndoles que envíen sus investigaciones a la revista.
Cuando un científico acepta (a veces porque es engañado, a veces porque sólo busca una forma fácil de engrosar su historial de publicaciones), la “revista” lo publica en línea casi inmediatamente, a menudo sin siquiera leer el artículo. A continuación, la revista pide una cuantiosa tarifa de publicación, algo a lo que los científicos acceden porque están acostumbrados a hacer estos pagos a las revistas legítimas.
“Estas tarifas pueden ascender a miles de dólares, y luego publican 100 o más artículos al año”, dijo Berryman. “Generan toneladas de dinero”.
Ese dinero suele salir de las becas de investigación de los científicos de instituciones financiadas con fondos públicos como la National Science Foundation o los National Institutes of Health, lo que significa que los contribuyentes están pagando la factura de este elaborado fraude.
Se trata de un plan inteligente, ya que el funcionamiento de una de estas estafas requiere poco más que el costo del alojamiento de un sitio web.
“Algunas de estas revistas depredadoras están formadas por una sola persona detrás de una computadora que las publica en la web, por lo que los gastos generales son casi nulos”, afirma Berryman.
Hasta ahora, Cabells ha encontrado casi 15 mil revistas científicas fraudulentas, y el número crece cada día.
Más que robar dinero
Pero a diferencia de una estafa normal por correo electrónico, los estafadores de revistas depredadoras hacen algo más que robar el dinero de la gente. También pueden contribuir a una forma de desinformación especialmente pestilente.
“Si los artículos no están siendo revisados por pares, entonces no sabemos con seguridad si se trata de una buena investigación”, dijo Berryman. “Un artículo, que me viene a la cabeza, decía que el 5G provoca COVID, como un crecimiento espontáneo de COVID en el cuerpo”.
Ese absurdo artículo se publicó en una revista depredadora y sus resultados se compartieron miles de veces en redes sociales e incluso llegaron al sitio web de teoría conspiradora Infowars, con sede en Austin.
Si un grupo quiere difundir desinformación, las revistas depredadoras permiten a cualquiera lavar la desinformación a través de un molino que convierte una idea descabellada en un hecho científicamente verificado, o al menos en algo que lo parece.
Para combatir el problema de la ciencia falsa, lo que Berryman hace para Cabells es separar el trigo de la paja (las revistas “reales” de las impostoras) analizando su sitio web en busca de signos de prácticas depredadoras. Esto permite a los científicos y a las bibliotecas que se suscriben a su servicio saber si una revista es legítima o no.
“Somos como la policía de las revistas”, dice.
Sin embargo, no solo Cabells está luchando contra estos estafadores. Los propios científicos se toman la justicia por su mano y envían deliberadamente trabajos sin sentido a las revistas sospechosas de ser depredadoras para demostrar que las publicaciones no practican la revisión por pares.
Josh Gunn, profesor de estudios de comunicación en la Universidad de Texas, envió uno de estos artículos a la revista “Open Access Library Journal” cuando la revista no dejaba de acosarle con correos electrónicos. El artículo de Gunn está escrito con una jerga académica que suena convincente, pero es un auténtico garabato.
Una línea característicamente opaca dice: “... encarnamos las periferias existenciales de nuestra existencia archivística desmaterializada, como la exigencia utópica tautológica del Papa ‘en’ Twitter”.
Pese a los evidentes errores, la revista publicó rápidamente el artículo. Gunn repitió la maniobra un año después con otra revista depredadora. Tras la publicación, se le pidió que enviara cientos de dólares por Western Union a algún lugar de Bangladesh, algo que se negó a hacer.
Aunque el artículo de Gunn pretendía ser una tontería, dijo que otros artículos publicados en estas revistas “podrían resultar en la pérdida de vidas”, si la gente aceptara como verdad una información potencialmente incorrecta.
“Me han invitado a publicar en revistas médicas”, dijo Gunn, que tiene un doctorado en estudios retóricos. “No tengo absolutamente ninguna experiencia en estos campos. Si escribiera algo para estos campos me preocuparía que alguien lo tomara en serio”.
Berryman estuvo de acuerdo.
“Es muy peligroso”, dijo. “Si los artículos no son revisados por pares, no sabemos con seguridad si se trata de una buena investigación, si se hizo correctamente”.
Berryman confirmó que la “Open Access Library Journal” estaba en su base de datos de revistas depredadoras por violar varios de sus 74 indicadores diferentes que sugieren que una revista es depredadora, incluyendo la ocultación de información sobre su empresa matriz y la publicación de artículos del mismo autor una y otra vez.
“Es increíble la basura que publican las revistas”, dijo.
Aunque no es común que un artículo de una revista depredadora se comparta ampliamente en línea, sí ocurre. Berryman afirma que comprobar quién está asociado a una publicación concreta puede ayudar a descubrir una revista depredadora. Dado que los científicos auténticos no quieren tener nada que ver con estas publicaciones, las revistas suelen maquillar a los miembros de sus consejos de redacción o utilizar a científicos que ya no están vivos.
“Una vez encontramos a ‘Yosemite Sam’, que es ‘profesor de Yale’, en un consejo editorial. Fue muy divertido”, dice Berryman.
Sin embargo, separar lo bueno de lo malo (las revistas dudosas de las legítimas) requiere práctica, y ahí es donde Berryman y su equipo entran en acción. El trabajo proporciona una cierta satisfacción romántica en un mundo que rara vez es tan sencillo.
“Me encanta mi trabajo. Y me hace sentir que contribuyo a mejorar la investigación”, dice Berryman. “Tal vez si puedo advertir a la gente de que no sometan artículos a revistas depredadoras, entonces no habrá tanta basura ahí fuera”.
Para tomar en cuenta
Cabells ofrece una lista de señales que pueden ser banderas rojas de una fuente de información que no es creíble.
- La revista afirma falsamente estar incluida en cualquier servicio de indexación de revistas académicas o base de datos de citas como Cabells, Scopus, Journal Citation Reports, DOAJ, etc.
- El consejo editorial contiene nombres falsos o con credenciales/afiliaciones inventadas o falsificadas.
- Los miembros del consejo editorial desconocen su posición en el consejo editorial de la revista.
- La revista promete una publicación muy rápida o una revisión por pares inusualmente rápida (por ejemplo, publicación en menos de cuatro semanas desde el envío).
- No existe una política de revisión por pares o la política de revisión por pares no define claramente quién revisa los envíos, cuántos revisores leen cada envío y los posibles resultados del proceso de revisión por pares.
viernes, 17 de septiembre de 2021
Nuevos «rankings» para viejas necesidades
Publicado en blog Universídad
https://www.universidadsi.es/nuevos-rankings-para-viejas-necesidades/
—
Las clasificaciones de universidades al uso (principalmente ARWU, THE-WUR y QS WUR) son productos que están sujetos a numerosas críticas. Se les reprocha los conceptos vagos que miden y la existencia de conocidos sesgos, como son el uso de ciertas fuentes bibliográficas elaboradas y consumidas con perspectiva básicamente occidental; la excesiva orientación hacia el rendimiento en investigación; o el diseño de metodologías basadas en la ponderación arbitraria de indicadores para generar indicadores sintéticos, malinterpretados por una gran parte de sus lectores.
La variedad de rankings globales de universidades es amplia y diversa. Se pueden distinguir los rankings puramente bibliométricos (ej. ARWU, Leiden Ranking, Scimago Institutions Ranking), centrados en evaluar la excelencia científica de las universidades como centros generadores de nuevo conocimiento; los rankings integrales (ej. THE-WUR, QS-WUR), centrados en medir la reputación internacional de las universidades a través de todas sus misiones mediante datos tanto cuantitativos (investigación) como cualitativos (encuestas); y los rankings de características especiales, centrados en medir entidades (escuelas, facultades), servicios (bibliotecas, instalaciones deportivas), la penetración en impacto de las universidades en la web (por ejemplo, webometrics) o valores (empleabilidad) concretos de las universidades.
Repensando los finesLa mayoría de estas clasificaciones globales no tienen en cuenta (o lo hacen de forma muy minoritaria) aspectos y actividades sociales, como por ejemplo iniciativas de ciencia abierta, sostenibilidad o diversidad, que podrían encuadrarse dentro de la llamada tercera misión. Esta circunstancia ha llevado a la comunidad a reclamar clasificaciones más justas y responsables.
Algunas de estas clasificaciones globales no incluyen actividades vinculadas a la tercera misión de las instituciones de Educación Superior.
Esta nueva sensibilidad se vio reflejada en el interesante webinar celebrado en enero de 2021, presentado por los expertos internacionales Alex Usher y Ellen Hazelkorn, y patrocinado por el CIHE (Center for Higher Education Boston College), en el que se formulaba la siguiente pregunta: «¿Las clasificaciones siguen siendo adecuadas para su propósito? (Are rankings still fit for purpose?, fue su título en inglés).
Una de las conclusiones más repetidas fue que se necesitan nuevas métricas para evaluar el papel cada vez más importante de las universidades en sus sociedades.
La discusión concluyó también destacando señaló que “las clasificaciones del siglo XXI todavía se basan en los roles de la universidad en el siglo XX”.
Nuevas tendenciasPrecisamente, este hueco es el que reclaman dos nuevas clasificaciones, el MosIUR y el Impact Rankings (THE-IR), editado por Times Higher Education, responsable de la edición de un amplio catálogo de rankings. Se trata de dos rankings jóvenes de universidades a nivel global ya que solo cuentan con tres ediciones hasta la fecha. Como el resto de sus competidores, tienen su metodología (que a lo largo de tres ediciones ha ido cambiando) y, por supuesto, sus partidarios y sus detractores, entre los que se pueden identificar los distintos grupos de interés que hay detrás de los mismos, y los intereses de los países u organizaciones que los auspician.
Aun cuando estos nuevos rankings presentan importantes limitaciones metodológicas, la audiencia se ve atrapada por su encanto, tal como Ulises ante el canto de las sirenas en su camino hacia Ítaca. Mientras el THE-IR mide la contribución de las universidades a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), el MosIUR se caracteriza por su objetivo de medir las tres dimensiones universitarias, especialmente la transferencia.
Del análisis de estos dos rankings se desprenden dos aspectos que consideramos de interés: un cambio geopolítico y un cambio metodológico.
Carrera geopolítica a través de los rankings universitarios globalesEn el panorama de la educación superior se ha “colado” la geopolítica; los rankings “nuevos” (al igual que los “viejos”) están planteando su interpretación en términos de efecto país (geopolitical race) y de políticas universitarias, más que en el impacto sobre las estrategias de las propias instituciones de Educación Superior.
Los sistemas universitarios y las universidades que los integran quieren ser más “brillantes” no sólo en investigación y docencia, sino en otros temas transversales como la diversidad, la sostenibilidad o la ciencia abierta, porque esto redundará en una mayor reputación de sus universidades y de sus agendas de educación superior, lo que facilitará la captación de estudiantado internacional, y de ingresos.
Estrategias de visibilidadEn este contexto de cambio, hemos observado que la representación de los países en estos dos nuevos rankings es muy diferente de la observada en los rankings globales tradicionales.
El análisis comparativo de THE-IR y THE-WUR que hemos realizado, y cuyos resultados preliminares se discutieron en el marco de la 5th International Conference on Public Policy celebrada en Barcelona en julio de 2021, nos muestra que los sistemas universitarios que ocupan las primeras posiciones en THE-WUR no están participando en THE-IR con el mismo nivel de intensidad.
Sólo 4 instituciones de las 50 mejores universidades del THE-WUR también están incluidas en el THE-IR en la edición de 2021.
Conclusiones similares han sido expuestas recientemente por Calderón (2021). Lo mismo ocurre en el MosIUR, donde Rusia y China brillan como los sistemas universitarios con más universidades, en comparación con sus posiciones en el ARWU, THE, QS, SIR, etc. (como se puede ver en Orduña-Malea y Perez-Esparrells, 2021).
Esta situación puede explicarse por las estrategias geopolíticas específicas de los países y de las propias universidades por obtener más visibilidad en una familia de rankings que en otras, como es el caso muy llamativo de algunas instituciones ubicadas en América Latina.
Nuevas métricas en los rankings universitarios globalesTanto MosIUR como THE-IR incorporan una amplia variedad de nuevas métricas. MosIUR se caracteriza por el uso de fuentes de datos alternativas, no anglosajonas, y en gran medida de naturaleza web, incluyendo motores de búsqueda y fuentes de información web internas (sitios web de la universidad) y externas (ej., Wikipedia).
La llegada de rankings orientados a medir aspectos sociales era una necesidad palpable.
Por su parte, THE-IR incorpora un conjunto de indicadores para cada uno de los ODS, cubriendo tanto actividades de investigación como aspectos estructurales de las propias universidades relacionados con su sostenibilidad, medida esta también en tanto que organizaciones.
La llegada de rankings orientados a medir aspectos sociales, utilizando herramientas que permitieran una mayor visibilidad a todas las regiones del mundo, era una necesidad palpable. Recientemente, Ruth A. Pagell, emérita de la Emory University en los Estados Unidos y experta en rankings, nos comentaba en correspondencia privada el entusiasmo inicial con el que había recibido el nuevo ranking MosIUR, porque incorporaba algunos de los aspectos clave del papel de una universidad que no se incluyen en otras clasificaciones.
De forma similar, se celebraba el lanzamiento del THE-IR, por cuanto suponía disponer de una herramienta que permitiera mapear el “viaje” de desarrollo sostenible de las universidades (Calderón, 2021). Sin embargo, limitaciones metodológicas, tanto clásicas (sesgos en la confección de indicadores combinados) como nuevas (sesgos de las nuevas fuentes, prevalencia de las nuevas métricas) deben frenar cualquier euforia respecto a estas nuevas herramientas.
¿Transformación o nueva promoción?Tras la pandemia, los sistemas universitarios de los países han intensificado sus retos; las universidades que los conforman han acelerado los cambios y las transformaciones, lo que ha llevado a nuevas formas de entender las misiones de la universidad, nuevas preguntas ante los nuevos valores (por ejemplo, la sostenibilidad o fuentes y métricas alternativas, en los casos observados en este breve texto).
Estos nuevos rankings están siendo sensibles ante esa necesidad de incorporar nuevas fuentes, métricas y actividades universitarias. Con ello están tratando de romper con la hegemonía de rankings globales que muestran una educación superior dominada por las grandes potencias mundiales (principalmente el mundo anglosajón).
En estas últimas clasificaciones se observan ligeros pero continuos cambios geopolíticos, incorporando a más universidades de países en vías de desarrollo, lo que podría estar evidenciando la generación de nuevas estrategias activas de visibilidad en rankings dentro del mercado global de la educación superior.
Los rankings más recientes se están convirtiendo en nuevas formas de promocionar la reputación de las universidades y, por ende, de los países donde se localizan.
Nuevas necesidades y nuevos retos para la medida de las instituciones de ESNo queremos resultar pesimistas, sino todo lo contrario. Creemos firmemente que los rankings jóvenes irrumpen con fuerza en una dirección: la necesidad de medir cosas distintas y de medir mediante métricas distintas. Pero detectamos al mismo tiempo una revolución silenciosa en el sector de la educación superior donde ciertos países y regiones tratan de generar nuevos espacios que no ocupan las universidades tradicionales, aprovechando las grietas existentes en el diseño metodológico de estas clasificaciones.
La principal duda es si estos nuevos rankings serán espacios idóneos para medir las necesidades y los retos del siglo XXI de las instituciones de Educación Superior, o se convertirán en un nuevo canal de comunicación para cubrir viejas necesidades de reputación.
LIBRO: En diálogo con editores: un panorama de la edición independiente en Latinoamérica
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Disponible en Ediciones UAEM - Librería Digital
En diálogo con editores: un panorama de la edición independiente en Latinoamérica
Acceso Abierto
Esta obra es una aportación de alumnos de la décima generación de la Maestría en Producción Editorial del Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales de la UAEM. Se trata de una compilación de entrevistas hechas a editores de México y Colombia, que da cuenta de la diversidad del oficio de la edición. El objetivo es visibilizar la especialización de las artes de la edición, su diversidad y su necesaria existencia, así como orientar, mediante las experiencias vertidas en estos diálogos, a todos aquellos que se encuentran en procesos de formación —tanto formales como independientes— para convertirse en editores.
Autor: Catherine Rendón Galvis, Montserrat Ruíz-Cabañas Chávez
Editorial: UAEM
Colección: Sin colección
Año: 2021
Número de páginas: 106
ISBN: 978-607-8784-21-9
Edición: Primera edición
Idioma: Español
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