miércoles, 8 de noviembre de 2023

ESPAÑA: Los investigadores podrán eludir la 'dictadura de los papers' y las revistas científicas

Publicado en elDiario.es
https://www.eldiario.es/sociedad/investigadores-podran-eludir-dictadura-papers-revistas-cientificas_1_10661432.html



Los investigadores podrán eludir la 'dictadura de los papers' y las revistas científicas

La Aneca 'reabre' la ciencia y propone que también se puedan acreditar sexenios de investigación con méritos como patentes, informes, dictámenes, trabajos técnicos o artísticos, exposiciones, catalogaciones o conjuntos de datos, excavaciones arqueológicas o metodologías

Entrevista — Pilar Paneque: “La exigencia de publicar constantemente lleva a un sistema científico de cantidad, no de calidad


Es posible que nunca antes haya habido tanta expectación por algo con un nombre tan poco atractivo como Resolución de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora por la que se publican los criterios específicos aprobados para cada uno de los campos de evaluación. Pero en este documento, que publica cada año la Aneca (la agencia encargada de evaluar la carrera académica del profesorado) para reconocer sexenios de investigación (periodos de seis años, que otorgan al investigador un bono económico y le permiten prosperar en la academia), está buena parte de la clave para cambiar la ciencia, sumida en una espiral cuantitativa que provoca disfunciones y merma la calidad de la investigación.

La nueva directora de la Aneca había prometido hacerlo para sacar a investigadores y universidades de “la dictadura de los papers" que rige el sistema de producción de ciencia. Del temido (y odiado) factor de impacto de las revistas. Este lunes se ha publicado por fin el borrador de la resolución, que además por primera vez sale a consulta pública, (hasta el 19 de noviembre). Y que avanza hacia ese cambio admitiendo nuevos formatos y nuevos soportes como méritos de investigación reconocibles más allá del artículo. Como ya recogía una orden de 1994, hoy olvidada.

Dice el texto: “Se amplía (...) el abanico de aportaciones y posibles medios de difusión que pueden justificar una actividad investigadora durante el periodo evaluado”. Y enumera nuevos posibles soportes: “Publicaciones, patentes, informes, estudios, dictámenes, trabajos técnicos, trabajos artísticos, exposiciones, excavaciones arqueológicas, catalogaciones, etc.”. Añade la Aneca que ante “la situación general de la ciencia en España (...) pueden justificar actividad investigadora los conjuntos de datos, las metodologías y el código de las aplicaciones informáticas desarrolladas”.

Esto quiere decir que la Aneca dejará de valorar exclusivamente como mérito los artículos científicos, donde únicamente se tiene en cuenta la revista de publicación como indicador de la calidad del paper en cuestión. El sistema ya fue así, pero se fue restringiendo con el paso de los años para acabar centrado exclusivamente en las revistas (más cómodo para el evaluador, que solo tenía que ver dónde se publicaba un artículo para valorarlo). Con esta nueva orden, que pedía la comunidad científica, se armoniza la evaluación con la acreditación para ser profesor universitario, abierta ahora al software, la creación artística o los congresos, entre otros nuevos méritos.

“Se realiza un reajuste en la combinación de los métodos cualitativos y los indicadores cuantitativos utilizados para la valoración de las aportaciones presentadas”, sostiene el borrador de resolución.

Otro aspecto novedoso de la propuesta de la Aneca es que “los resultados de la investigación (...) estén disponibles en acceso abierto, cuyo acceso gratuito y libre debe fomentarse mediante el desarrollo de repositorios institucionales o temáticos de acceso abierto, propios o compartidos”. Actualmente, si las revistas donde se publica son de acceso abierto es porque el investigador ha pagado previamente; si no, se paga por leer. Pero alguien suele pagar, y en ocasiones se hace dos veces. En España, en la inmensa mayoría de los casos es siempre dinero público. También es habitual colgar los trabajos en repositorios de acceso restringido (como ResearchGate o Academia)

Entre las novedades de la propuesta de la Aneca de este año está también la creación de un nuevo campo de conocimiento (los sexenios se entregan por áreas) que será interdisciplinar para la actividad investigadora de carácter más transversal y difícil de cuadrar en un campo concreto.

Sin ruptura con lo anterior

Pero el texto tampoco supone una ruptura completa –los sexenios de investigación afectan a un periodo de seis años y no se pueden cambiar las normas de juego a mitad de la partida, según defiende Paneque–, por lo que la resolución mantiene también la estructura anterior: publicar en las revistas que el “ecosistema científico” ha decidido que son las más relevantes (las que más se citan en el sector) sigue siendo un mérito en sí mismo (es la revista la que hace la criba: una vez publicado, se da por bueno que el artículo es de calidad), aunque tampoco será exactamente igual porque habrá que justificar la publicación, como explica la bibliotecaria Amelia López en este hilo.

Uno de los principales problemas que provoca este método, llevan años advirtiendo los expertos, es la deriva que ha sufrido el sector en los últimos años: de pagar por leer, los investigadores han pasado a pagar por publicar, lo que ha generando un mercado de revistas que publican casi todo porque, para ellas, publicar es ganar dinero. También ha provocado que se haga investigación solo para publicar y acumular méritos, según han detectado algunos estudios, sin aportar nada realmente novedoso a la ciencia.

Tras los pasos de Dora y Coara

El movimiento de la Aneca sigue las últimas recomendaciones internacionales, que proponen realizar cambios en la manera en que se evalúa la producción científica. “Aconseja integrar ya en esta convocatoria las orientaciones del movimiento internacional de reforma de la evaluación de la investigación, al que se ha incorporado Aneca en este año 2023 a través de su adhesión a la San Francisco Declaration on Research Assessment (DORA) y a los acuerdos y principios de la Coalition for Advancing Research Assessment (CoARA). En los diversos campos y subcampos de evaluación esto se concreta, conforme a las reglas aplicables a cada disciplina científica, en la solicitud de una narración justificativa de los indicios de relevancia e impacto de cada aportación (métodos cualitativos), apoyados por un uso responsable de indicadores cuantitativos”, explica la agencia.

El texto propone que cada investigador justifique el impacto de su aportación cuando esta se produzca fuera del ecosistema de las revistas tradicionales. También en ellas, de hecho. Esta práctica se realizará por el momento a través de las “aportaciones extraordinarias” que, como su nombre indica, habitualmente han de ser escasas o especiales, pero que este año –o en el ínterin que dure la transición hacia el nuevo sistema– se aceptará con carácter general.

El proceso de evaluación de los méritos presentados, con “criterios y metodologías de evaluación cualitativas y cuantitativas”, tomará como referencia “la narrativa aportada por la persona solicitante en los 'indicios de relevancia e impacto' de cada aportación”, explica el texto. Y pone ejemplos: “Se defenderá el impacto científico de la aportación a través de citas recibidas contextualizadas excluyendo autocitas, de su proyección internacional, de los proyectos nacionales o internacionales que han financiado la investigación o que se han derivado de ella, de los premios recibidos, de las traducciones de la obra, entre otros; y/o la contribución de dicha aportación a la generación de impacto social evidenciado, por ejemplo, a través de aportaciones al diseño e implementación de políticas públicas, contribución al desarrollo de productos y servicios o cualquier otro aspecto que se considere relevante”. Y se recomienda hacer un “uso responsable de indicadores cuantitativos (indicadores bibliométricos normalizados, entre otros)”, en alusión al sistema de revistas.

Según el borrador, que incluye un apéndice con varios cuadros para explicar el nuevo sistema, se permitirán las clásicas métricas de citación, pero también de uso y lectura (volumen de descargas, visualizaciones o visitas), las métricas de influencia o adopción social (menciones a fuentes externas del ámbito académico) y métricas de visibilidad social (plataformas sociales en línea, “preferentemente académicas y especializadas”). También se informa de que se valorará la difusión de las aportaciones en abierto o compartir datos brutos, metodologías, etc. “de forma abierta y transparente”.


martes, 7 de noviembre de 2023

Los editores de revistas publican unas orientaciones sobre el uso de la IA en la publicación científica

Publicado en blog Universo abierto
https://universoabierto.org/2023/11/02/los-editores-de-revistas-publican-orientaciones-sobre-el-uso-de-la-ia-en-la-publicacion-cientifica/



Los editores de revistas publican unas orientaciones sobre el uso de la IA en la publicación científica

Kaebnick, Gregory E., David Christopher Magnus, Audiey Kao, Mohammad Hosseini, David Resnik, Veljko Dubljević, Christy Rentmeester, Bert Gordijn, y Mark J. Cherry. «Editors’ Statement on the Responsible Use of Generative AI Technologies in Scholarly Journal Publishing». Hastings Center Report n/a, n.o n/a. Accedido 2 de noviembre de 2023. https://doi.org/10.1002/hast.1507.

Los editores de siete revistas académicas publicaron recomendaciones sobre el uso responsable de herramientas de inteligencia artificial generativa por parte de autores, revisores y editores. Las recomendaciones prohíben que las herramientas de IA generativa sean consideradas como autores, pero permiten su uso para generar texto e ilustraciones.

«Estas restricciones son necesarias en parte para proteger la calidad académica, como han señalado otras declaraciones, pero también son vitales por razones sociales más amplias», afirmó Gregory E. Kaebnick, autor principal de las recomendaciones y editor del Informe del Hastings Center.

Estas herramientas «tienen el potencial de transformar la publicación académica de maneras que pueden ser perjudiciales pero también valiosas», dice la declaración, que fue publicada en varias de las revistas de bioética y humanidades editadas por los autores y firmantes. Entre los firmantes se encuentran Karen J. Maschke, editora de la revista Ética e Investigación Humana del Hastings Center, y Laura Haupt, editora jefe del Informe del Hastings Center y Ética e Investigación Humana. Seis editores adicionales también son firmantes.

Las cinco recomendaciones son las siguientes:

  1. Las LLMs [modelos de lenguaje grandes] u otras herramientas de IA generativa no deben figurar como autores en los artículos.
  2. Los autores deben ser transparentes sobre su uso de la IA generativa, y los editores deben tener acceso a herramientas y estrategias para garantizar la transparencia de los autores.
  3. Los editores y revisores no deben depender únicamente de la IA generativa para revisar los artículos enviados.
  4. Los editores tienen la responsabilidad final de seleccionar revisores y deben ejercer una supervisión activa de esa tarea.
  5. La responsabilidad final de la edición de un artículo recae en los autores y editores humanos.

Si bien estas recomendaciones son coherentes con las tomadas por el Comité de Ética en Publicación y muchos editores de revistas, difieren en algunos aspectos. Por un lado, abordan las responsabilidades de los revisores hacia los autores. Además, la nueva declaración toma una posición diferente a la de la revista Science, que sostiene que no solo una herramienta de IA generativa no puede ser considerada autora, sino que «el texto generado por ChatGPT (u otras herramientas de IA) no puede ser utilizado en el trabajo, ni pueden los gráficos, imágenes o ilustraciones ser producto de tales herramientas».

«Una prohibición así es demasiado amplia y puede ser imposible de hacer cumplir, en nuestra opinión», afirma la nueva declaración.

Las recomendaciones son preliminares. «No pretendemos haber resuelto las numerosas cuestiones sociales que creemos que la IA generativa plantea para la publicación académica, pero en aras de fomentar una conversación más amplia sobre estas cuestiones, hemos desarrollado un conjunto preliminar de recomendaciones sobre la IA generativa en la publicación académica», señala la declaración. «Esperamos que las recomendaciones y argumentos aquí establecidos ayuden a la comunidad académica a avanzar hacia una comprensión más profunda de las fortalezas, limitaciones y desafíos de la IA para el trabajo académico responsable».



Comité de Ética en Investigación pone orden: los autores deben poner primero la principal Universidad en la que trabajan

Publicado en europapress
https://www.europapress.es/sociedad/noticia-comite-etica-investigacion-pone-orden-autores-deben-poner-primero-principal-universidad-trabajan-20231103143557.html



Comité de Ética en Investigación pone orden: los autores deben poner primero la principal Universidad en la que trabajan

El Comité Español de Ética de la Investigación ha señalado que, cuando los autores declaran más de una afiliación, "es importante el orden o prioridad con el que se declaran dichas afiliaciones, que debe corresponderse con la relación contractual del autor".



TIPS: Orientaciones sobre el uso de IA en publicaciones científicas

Publicado por ARCA Tips
https://x.com/ArcaFFYL/status/1721931844424225109?s=20




Ciencia, productivismo y meritocracia: Investigación y ciencia desde el malestar y el deseo

Publicado en El Salto
https://www.elsaltodiario.com/investigacion/investigacion-ciencia-malestar-deseo




INVESTIGACIÓN

Investigación y ciencia desde el malestar y el deseo

El modelo de gestión de la ciencia se puede redefinir situando al personal de investigación y sus condiciones materiales como origen de toda la significación científica.


Ciudad Universitaria Universidad 


Guillermo Muñoz Matutano
Investigador del Instituto de Ciencias de los Materiales de la Universitat de València. Especialista en tecnologías cuánticas con semiconductores. Miembro de la asociación Piratas de la Ciencia, integrada en Marea Roja de la Investigación.

4 NOV 2023

La acción y la defensa de la actividad en la ciencia necesita nuevos sentidos que la impulsen. Una importante influencia en esta búsqueda de sentidos la podemos encontrar en el área de investigación clasificada como la historia desde abajo, que aborda “la historia colocando a los trabajadores comunes en el centro del estudio”. Siguiendo este ejemplo, el modelo de gestión de la ciencia se puede redefinir situando al personal de investigación y sus condiciones materiales como origen de toda la significación científica. La propuesta de fuentes de sentido guiadas por estas premisas queda enmarcada en el seno de las luchas internacionales para mejorar las condiciones del conjunto de la sociedad trabajadora.

Este sentido crítico nace desde un malestar cronificado, compartido y sufrido durante décadas. Un malestar que señala a la precariedad como etiqueta de época y adjetivo de cualquier entorno laboral actual. Sin embargo, el malestar se constituye como etapa previa para dar pasos hacia los procesos de emancipación. Es durante esta transición cuando aparecen preguntas que nos permiten reencontramos con una fuente de sentido, como aquella que nos cuestiona: ¿es esto vivir? En la respuesta aparece una propuesta política que nos transforma desde sujetos definidos por los malestares hacia sujetos de resistencia activa. En palabras de López Petit: “El malestar hay que politizarlo. El malestar no es sólo lo que nos pasa a nosotros individualmente, sino la apertura a otras posibilidades de existencia”.

No son los resultados finales, ni la abstracción más generalista de la ciencia lo que sostiene la producción de la investigación, sino el conjunto del personal de investigación y su dignidad laboral
La adquisición de sentido crítico aparece como un discreto desplazamiento de coordenadas. No son los resultados finales, ni la abstracción más generalista de la ciencia lo que sostiene la producción de la investigación, sino el conjunto del personal de investigación y su dignidad laboral. Marina Garcés ya nos advertía que “solo se puede enseñar a pensar con valentía desde las condiciones materiales y las relaciones laborales dignas”. Por tanto, solo podremos pensar en producir ciencia de alto valor social al resignificar el contexto de la ciencia, ofreciendo alternativas de transferencia como opciones de dignidad social y laboral. Es esta dignificación del trabajo la que revierte los efectos de la servidumbre, obstáculo de toda innovación. Porque desde este contexto, innovación y transferencia social deben significar “redistribuir el poder”.

La redistribución del poder afecta directamente a los modos de producción, pero, hoy, a la vez debe ampliar los espacios de lucha hacia las condiciones de la habitabilidad. Como señala el político chileno Daniel Jadue, “la cultura de lo productivo ha acabado equivaliendo a lo destructivo”. La ideología ilimitada de lo productivo ha acabado chocando con la finitud cultural de la materia y de la vida. La incorporación de las condiciones de habitabilidad frente a las de productividad reconfigura el marco desde donde consolidar los múltiples conflictos que hoy están activados desde el feminismo, el ecologismo, el postcolonialismo, pero también como lecturas críticas y transformadoras del papel de lo tecnológico y su relación con el entorno laboral. La defensa por la habitabilidad abre un frente de lucha que hoy es transversal y multipolar.

El problema de la habitabilidad en la ciencia y la investigación exige revisar el propio papel de nuestra producción y gestión científica

Pero esta posición destacada de la habitabilidad debe proyectarse localmente sobre el día a día de nuestras prácticas y la gestión de los recursos compartidos. La habitabilidad, de esta manera, cuestiona el funcionamiento diario de nuestras instituciones. Como advierte Diego Sztulwark, “el problema de la forma de vida es inseparable de las instituciones colectivas. Instituciones de lo común y vida virtuosa van juntas”. En concreto, el problema de la habitabilidad en la ciencia y la investigación exige revisar el propio papel de nuestra producción y gestión científica.

Una revisión que debe incidir sobre el concepto de proyecto civilizador, como señala Stengers, pero formulada desde la más íntima materialidad de la práctica de nuestras instituciones. Debe constituir una crítica sobre el propio sentido de investigar. La adquisición y consolidación de dignidad y derechos ha de implicar una transformación desde un sistema de ciencia basado en el rendimiento, la capitalización y la competición, hacia otro sostenido por parámetros de habitabilidad, redistribución y cooperación.

La elaboración y formación de sentido debe venir acompañada por el tiempo de la atención. Una atención que también aparece como espacio de conflicto y de tensión social con una doble vertiente analógica y digital. El origen de la actual crisis de atención no puede situarse en los medios tecnológicos, sino en el contexto de sus usos y los posicionamientos previos. Unos medios y tecnologías que en ciencia e investigación quedan dominados por el negocio de la publicación de artículos. Con la irrupción de la IA y los modelos generativos, hoy la dominación se proyecta sobre la explotación comercial del proceso de escritura y de la edición de textos e imágenes. En el análisis de la atención, Franco “Bifo” Berardi asocia estos espacios digitales con una comunicación conectiva acotada por el intercambio de sintaxis informativa. Esta conectividad, sin embargo, deja de lado los aspectos caracterizados por la formación de vínculos y afectos, propia de la atención producida en una comunicación presencial conjuntiva.

La resignificación de la identidad investigadora debe ser entendida como una apuesta clara contra la cultura competitiva y meritocrática
Para Berardi, estar atentos significa habitar el presente. Este será uno de los requisitos en la formación de sentido, ir más allá de definirnos como sujetos que proyectan su identidad como posibilidad de futuro, esencialmente productivista. En ciencia e investigación hemos de abandonar la idea de identidad como currículo en expansión y en constante aceleración. La resignificación de la identidad investigadora debe ser entendida como una apuesta clara contra la cultura competitiva y meritocrática, ampliamente analizadas por autores como Michael Sandel. La cultura del éxito es mucho menos creativa, sorprendente y cooperativa que las ricas e importantes lecciones que se desprenden de las experiencias, en palabras de Jack Halberstam, de “fracasar, perder, olvidar, desmontar, deshacer, no llegar a ser, no saber…”. Experiencias, todas ellas, que cualquier profesional de la investigación experimenta cotidianamente. Recuperar la atención debe significar habilitar vacíos que liberen espacio para el pensamiento y la resistencia.

Sin embargo, para que el sentido crítico desencadenado por la atención sea efectivo y afectivo no puede estar únicamente motivado por el malestar. La liberación de los espacios debe estar acompañada por una experiencia de placer y alegría. Fue Simone Weil quien defendió que “la inteligencia no puede ser movida más que por el deseo. Para que haya deseo, es preciso que haya placer y alegría. La inteligencia crece y proporciona sus frutos solamente en la alegría”.

Pero, ¿qué significa esa alegría? La irrupción de las nuevas vidas-trabajo ampliamente descritas por autoras como Remedios Zafra en el análisis de la precariedad de las profesiones creativas, vincula los fenómenos de la hiper-productividad con cualidades emotivistas, como vocación, motivación y entusiasmo. Por tanto, esta alegría asociada a la recuperación del sentido y de la atención va mucho más allá de una confrontación simple entre pesimismo y optimismo. La mezcla entre lo privado, lo personal y lo laboral multiplica y complica los términos. Hoy hablamos de optimismo cruel, pesimismo irónico, hedonía depresiva, fatiga afirmativa…

Carla Bergman y Nick Montgomery comentan que “el concepto de alegría de Spinoza no es una emoción, sino que implica un aumento del poder de afectar y ser afectado”. En consecuencia, la alegría puede ser entendida como herramienta emancipadora que proporciona agencia colectiva e individual anti-productivista, pero que hoy se manifiesta a través de una enorme variedad de formas, incluso contradictorias. La capacidad de recuperar sentido necesita tanto de las formas de análisis pesimista, para estrechar el valor de la alianza, como de los afectos, de los vínculos comunitarios y del deseo humano.

El sujeto investigador como elemento individual de rendimiento está claramente vehiculado por una cultura hegemónica y simplista de la producción empresarial
Son precisamente esos afectos formados como vínculos colectivos los que experimentamos con la conjuntividad que subraya Berardi. De ahí nace su sugerencia por trabajar en la construcción de una nueva ética de la relación social. Los nuevos sentidos de la investigación han de ser sensibles a esta emergencia de la ética relacional. Los equipos de investigación y de trabajo de los proyectos científicos hoy en día atraviesan las paredes del laboratorio y se completan con personal de gestión, de administración, de comunicación... Las dinámicas de co-creación y co-investigación apuntan a estrategias de colaboración con el conjunto de la ciudadanía. El sujeto de la investigación es un sujeto colectivo. Visibilizar esta apuesta política, como base misma de la generación de sentido en la ciencia, supone una alternativa frontal a la idea de sujeto investigador como elemento individual de rendimiento, claramente vehiculado por una cultura hegemónica y simplista de la producción empresarial.

El modelo de producción de subjetividades lo podríamos encontrar en el contexto de la crisis del estado nación: “Los pueblos, las comunidades y los movimientos sociales han de convertirse en sujetos, no meros objetos de derecho, reconstruyendo formas de acción colectiva que trasciendan la visión clásica del Estado”. La recuperación de sentido en el seno de la investigación y la ciencia ha de ejercerse desde esta producción de subjetividades colectivas que nacen desde abajo.

Sobre nuestra geografía más cercana encontramos una emergencia de colectivos sociales vinculados a la defensa de los derechos y las condiciones del personal de investigación, como son la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI-Precarios), FPU Investiga, InvestiGal, Asemblea de Investigadoras de Compostela, Coordinadora Valenciana de Treballadores de la Ciència, Ciencia con Futuro, Investigación en Lucha, Jóvenes por la Investigación de Tenerife, Dignidad Investigadora, Asociación Nacional de Investigadores Hospitalarios, Red de doctorand@s del CSIC, FPI en lucha, Piratas de la Ciencia, o el sindicato CCOO-CSIC… todas ellas integrantes de la coordinadora Marea Roja de la Investigación. La acción desde estas organizaciones, intensamente dedicadas a ofrecer sentido, se proyecta sobre las necesidades del otro, y no solo desde las del yo.  

Una de las actividades desarrolladas en colaboración por todos estos colectivos son las Jornadas de Cultura Laboral en Investigación (J-CLI), cuya primera edición tuvo lugar en Santiago de Compostela, Valencia y Madrid, en semanas consecutivas de octubre de 2022. En ellas se puso en práctica todas estas formas de recuperación de sentido: el análisis del malestar y de la habitabilidad, los aspectos cooperativos, la formación de nuevos sujetos colectivos por medio de vínculos y afectos, la politización del ocio, las redes de apoyo e información… Remedios Zafra abría una de las jornadas organizadas en Valencia, y su propuesta quedaba comprimida con tres conceptos de resistencia: conciencia, alianza e imaginación. Conciencia crítica que nos permita situar al malestar. Alianza que nos ayude a formar estos nuevos sujetos colectivos. Imaginación, como acción que activa la alegría de esa inteligencia conjuntiva. Marea Roja de la Investigación prepara la segunda edición de J-CLI durante este mes de noviembre, repitiendo actividades en las mismas ciudades. Esta vez el lema de Zafra, “conciencia, alianza e imaginación”, se incluye como condensado de intenciones de las jornadas.   

viernes, 3 de noviembre de 2023

El retorcido negocio de comprar revistas científicas: "Me ofrecieron 300.000 dólares"

Publicado en El Confidencial
https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2023-11-01/negocio-compra-revistas-cientificas_3765552/

 

TESTIMONIO ESPAÑOL

El retorcido negocio de comprar revistas científicas: "Me ofrecieron 300.000 dólares"


Algunas empresas se dedican a comprar publicaciones y revenderlas a grandes editoriales científicas, que aprovechan su prestigio para ampliar su negocio cobrando por publicar el contenido

Por José Pichel
01/11/2023

 

Las malas prácticas no dejan de acumularse en el sistema científico. Compartir el conocimiento a través de artículos revisados por pares es uno de sus fundamentos, pero últimamente el fraude parece asomar por todas partes: revistas que publican cualquier cosa a cambio de cobrar importantes sumas de dinero, empresas que elaboran estudios falsos y los venden al mejor postor, investigadores que engordan sus currículos aprovechándose de los puntos flacos de todo este entramado y otros que se ven obligados a trabajar gratis o regalar horas.

Menos conocida es la última vuelta de tuerca de este negocio: la compra de revistas científicas por parte de empresas que acaban vendiéndolas a grandes editoriales. Pandelis Perakakis, profesor del área de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), se quedó muy sorprendido cuando recibió un correo electrónico en calidad de responsable de la revista Psicológica, que edita desde 1998 la Sociedad Española de Psicología Experimental (Sepex). Una empresa con sede en Singapur le ofrecía adquirir esta publicación, de manera que todos los derechos legales serían cedidos a un nuevo editor. ¿A cambio de qué? El punto de partida de las negociaciones era de 80.000 dólares. “Conozco mucho otros aspectos de este negocio, pero esto nunca lo había imaginado”, afirma en declaraciones a El Confidencial, “así que me propuse tirar del hilo”.

Tras concertar una entrevista online con el CEO de esa empresa, no solo pudo comprobar que la propuesta iba en serio, sino que su interlocutor elevó la oferta hasta los 300.000 dólares. La cantidad llama más la atención teniendo en cuenta que Psicológica está clasificada como Q4. Al hacer un listado de todas las revistas de un área y ordenarlas de mayor a menor por su índice de impacto, se dividen en cuatro cuartiles (Q1, Q2, Q3 y Q4) según su importancia, aunque este índice no siempre es representativo de la calidad. Es decir, en este caso, la publicación de la Sepex está entre el 25% con menor relevancia dentro de su campo de estudio y, a pesar de todo, la misteriosa compañía asiática estaba dispuesta a pagar por ella una cantidad que los científicos españoles no suelen manejar ni en sus mejores proyectos de investigación.

 ¿Por qué tanto interés en una modesta publicación? ¿Cuánto están dispuestos a desembolsar por la compra de otras revistas de mayor prestigio? Lo cierto es que no es un caso aislado. Desde que Perakakis publicó este caso en redes sociales, otros responsables de revistas y expertos del ámbito de la publicación científica le han confirmado que este tipo de ofrecimientos se han convertido en habituales, aunque muchos no se toman en serio la oferta o, simplemente, no responden, sin indagar más allá.

 

Sin embargo, el profesor de la UCM quería conocer cuál era la intención oculta de la empresa de Singapur. Frente al modelo clásico de revista científica, Psicológica no cobra ni a los autores de los artículos ni a los lectores, ya que pertenece a un modelo de acceso abierto sin tasas conocido como diamond open access. A pesar de todo, el CEO no puso ninguna objeción. “Lo único que querían era cambiar la titularidad de la revista, nosotros podíamos seguir con nuestro trabajo y con el mismo nombre, vinculado a la sociedad científica”, explica. Entonces, ¿qué ganarían los nuevos dueños?

Su estrategia es comprar una gran cantidad de revistas para luego venderlas a alguna de las grandes editoriales, como Elsevier, Wiley o Springer. Estos gigantes de la publicación científica ofrecen paquetes de revistas, algunas de gran prestigio, que todo el mundo quiere consultar, pero también otras que sirven para rellenar y aumentar el precio de todo el pack. “Este procedimiento era conocido, lo que yo no sabía es que el proceso de compraventa previo se lo encargan a otras empresas más pequeñas. No te llama directamente la editorial grande, lo que generaría más resistencia, sino una pequeña empresa que parece ser honesta y que, aparte de ofrecerte una gran suma, dice que te deja seguir con tu trabajo”, comenta.

El problema es que, en realidad, a la hora de la verdad “tienen el derecho a venderte a un gigante, al que acabas perteneciendo casi sin darte cuenta”. De hecho, el responsable de la compañía de Singapur “me dijo textualmente que estaban construyendo un imperio”, relata el profesor de la UCM, “no sé si para venderlo o para fusionarse, pero querían hacerse con unas 100 revistas”. Aunque no pudo confirmar más detalles, Perakakis sospecha que probablemente tengan acuerdos previos con alguna editorial, ya que la inversión para lograr este objetivo es enorme.

La raíz del problema

 

Las editoriales grandes tienen cogida por el mango la sartén del sistema científico. Antes, sus clientes eran las bibliotecas universitarias o de centros de investigación, que no tenían más remedio que suscribirse porque los científicos necesitan consultar las novedades de sus respectivas disciplinas. Ahora, ha cambiado el negocio y son los autores de los trabajos que se publican quienes sostienen el modelo, aunque lo hacen indirectamente, a través de las agencias y entidades gubernamentales que financian la investigación. Por ejemplo, “cuando pides un proyecto a Europa, te dan una partida para publicar en las revistas”, apunta el investigador.

Publicar artículos es la manera de evaluar y validar el trabajo de los investigadores. Las editoriales se aprovechan de esa necesidad, aunque en muchas ocasiones los estudios sean de dudosa calidad. Su objetivo es publicar una gran cantidad de artículos para sostener el negocio, lo que coincide con los intereses particulares de los científicos, que indirectamente pagan por ello, pero se contrapone con los verdaderos intereses generales de la ciencia y de la sociedad, que deberían fomentar la investigación de buena calidad para conseguir verdaderos avances.

Desde comienzos del siglo XXI, el movimiento de acceso abierto y gratuito trata de buscar un mejor modelo, pero las editoriales han conseguido adaptar esa idea para sostener su negocio, cambiando las suscripciones para el acceso por nuevas tasas para quien publica. “La solución ha sido peor, porque antes, al menos, los investigadores podían publicar donde querían”, apunta. En cambio, ahora las opciones son limitadas, ya que las agencias de financiación, que son las que cubren esos costes, solo llegan a acuerdos con determinadas editoriales (sin transparencia, denuncian los expertos), generando monopolios y obligando a los científicos a dar a conocer sus trabajos solo en determinadas revistas. 


"Pueden hacer lo que quieran"

En este contexto, ¿qué pasa cuando una revista acepta su venta? “El CEO me envió los enlaces de otras revistas para convencerme de que no pasa nada, de que mantenían su nombre y su funcionamiento y que no ha habido ninguna repercusión negativa”, comenta Perakakis. Aunque finalmente admitió que la venta era el objetivo final, “en un primer paso no cambia nada, nosotros seríamos la revista de la Sepex y seguiríamos con nuestro modelo”, pero “una vez que pasas a ser propiedad de la editorial grande, tienen el poder de hacer lo que quieran”.

Por ejemplo, pueden aprovecharse del prestigio de la revista para incluirla en sus servicios dentro de un paquete de publicaciones, pero también cambiarla de nombre o empezar a cobrar por ella. “Lo que les interesa es que estamos indexados por las agencias que elaboran el factor de impacto”, destaca el profesor de la UCM. A partir de ahí, podrían cambiar el modelo para ser de pago o pasar de publicar 15 artículos al año a publicar 500. No les faltarían clientes, porque “el mercado internacional de investigadores que necesitan publicar es enorme, pero si empiezas de cero pueden pasar años hasta que una agencia de indexación acepta una nueva revista y, de esta forma, ya la tienes”. Incluso si los cambios afectan a esa clasificación, pasará el tiempo suficiente como para que la revista haya hecho un buen negocio.

Frente a estos abusos, muchos investigadores se están moviendo, incluyendo los responsables de Psicológica. “Publicamos la revista en el repositorio del CSIC, financiado con dinero público, una colaboración entre investigadores y la comunidad de los científicos de la documentación. Nosotros optamos por esta vía, que demuestra que no necesitamos otra infraestructura externa”, explica. El modelo que proponen, basado en la colaboración entre instituciones públicas y asociaciones científicas (en este caso, los psicólogos experimentales de España), evita pasar por las editoriales y, según explican, es viable y está ganando adeptos. CSIC, financiado con dinero público, una colaboración entre investigadores y la comunidad de los científicos de la documentación. Nosotros optamos por esta vía, que demuestra que no necesitamos otra infraestructura externa”, explica. El modelo que proponen, basado en la colaboración entre instituciones públicas y asociaciones científicas (en este caso, los psicólogos experimentales de España), evita pasar por las editoriales y, según explican, es viable y está ganando adeptos.

PERÚ: escándalo de compra de coautorías

Publicado en El Comercio 
https://elcomercio.pe/lima/sucesos/peru-profesores-universitarios-pagan-para-aparecer-como-coautores-de-investigaciones-y-asi-acceder-a-bonos-videos-ultimas-noticia/#google_vignette



Revelan que profesores universitarios pagan para aparecer como coautores de investigaciones cíentificas y así acceder a bonos

Un reportaje mostró que algunos docentes pagan para que sus nombres aparezcan en estudios científicos de otros países.

30/10/2023 

Un reportaje periodístico evidenció que algunos docentes de universidades peruanas han optado por pagar sumas de dinero para aparecer como coautores en investigaciones científicas, ya que eso les permite acceder a bonos que otorga sus centros de estudios.

El programa “Punto Final” indicó que las universidades privadas otorgan bonos de 5 mil a 9 mil soles a los profesores que publiquen investigaciones en revistas científicas internacionales, mientras que en las universidades nacionales se entrega medio sueldo extra.

De acuerdo con el informe, docentes pagan para aparecer como coautores de investigaciones realizadas en otros países y sus supuestos coautores son de Irak, Irán, Arabia Saudita y Uzbekistán.

Concytec indicó que tiene conocimiento de la denominada ‘granja de científicos’ bamba, pero que todavía no tiene capacidad sancionadora. “Nosotros tenemos información que busca nuestro propio personal aquí en Concytec y hacia fuera. Todavía no tenemos la capacidad sancionadora operativizada, pero esperamos que con esta tríada de documentos podamos hacer algo más”, expresó Claudia Córdova, directora de Concytec.

Infiltración en chat

El reportero José Miguel Hidalgo logró ingresar a un chat de WhatsApp en el que se ofrecían las mencionadas coautorías. Él pagó 550 dólares para aparecer en una investigación sobre un análisis de lectoría en estudiantes, pero lo más llamativo es que se trata de alumnos de Grecia.

Otro punto es que los otros coautores de la investigación son de nacionalidad peruana y pertenecen a universidades de Lima, Moquegua, Madre de Dios y de Tumbes.

Caso particular

“Punto Final” mostró el caso de Rosario Mireya Romero Parra, quien cuenta con una licenciatura en Educación, una maestría en Educación Superior y un doctorado en Ciencias de la Educación, pero lo más resaltante es que aparece como coautora en decenas de investigaciones científicas en temas principalmente de medicina. Estas están indexadas a revistas y ella las firma con el sello de la universidad Continental. Al ser consultada, Romero no supo explicar cuál fue su aporte a la investigación y no recordaba los nombres de sus coautores.

Sin embargo, la Universidad Continental señaló que tomó conocimiento sobre la compra de coautorías científicas y la halló responsable, por lo que la separó en agosto.

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Publicado en National Union of Journalists https://www.nuj.org.uk/resource/nature-staff-hold-unprecedented-vote-on-industrial-action.html   ...