jueves, 24 de marzo de 2022

Datos de investigación en abierto [ Boletín Investiga no. 35, 2022 - Universidad de Sevilla ]

Publicado en Boletín Investiga no. 35, 2022 - Universidad de Sevilla


Datos de investigación en abierto  

Introducción

El pasado mes de noviembre, la UNESCO, aprobó su Recomendación sobre Ciencia Abierta en la que eleva la cultura open a la categoría de derecho humano universal vinculándola a los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre la base del beneficio de la humanidad y la sostenibilidad del planeta. La Declaración de Budapest en favor del acceso abierto acaba de conmemorar su veinte aniversario definiéndolo como medio para la equidad, la calidad, la utilidad y la sostenibilidad de la investigación. Como vemos, en estos veinte años el acceso abierto ha evolucionado a un concepto más amplio, el de la Ciencia abierta, que abarca la apertura de todos los aspectos de la investigación en aras de una mayor transparencia y reproductibilidad, igualdad de oportunidades, rendición de cuentas, impulso de la transferencia e impacto social de la investigación, así como el fomento de la participación y la ciencia ciudadana.  




En esta ocasión, vamos a centrarnos en los datos de investigación, ya que, cada vez más agencias financiadoras e instituciones incluyen recomendaciones o incluso requerimientos sobre la libre disponibilidad y acceso, no sólo a los resultados de la investigación, sino también a los datos que respaldan esas publicaciones. Incluso revistas y editores están generalizando la adopción de políticas de datos de investigación que obligan a los investigadores a incluir declaraciones de disponibilidad de datos (DAS) en los que se informa de dónde y cómo se pueden obtener los datos que respaldan esa publicación: si están en un repositorio, en el propio artículo como información complementaria, disponibles sólo previa solicitud privada o no accesibles en absoluto. Vamos a dedicar este monográfico a aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de datos de investigación, tipologías, formatos y buenas prácticas en su gestión que nos facilitarán, no sólo su generación y uso durante el proceso investigador, sino también la producción de un conjunto de datos apto para su depósito y reutilización.  

Qué son los datos de investigación

Los datos de investigación son aquellos materiales generados o recolectados durante el transcurso de una investigación. En general, es todo aquello que un investigador o investigadora necesita para validar los resultados obtenidos en esa investigación. Los datos incluyen: cuadernos de laboratorio, cuadernos de campo, datos de investigación primaria, cuestionarios, cintas de audio, videos, desarrollo de modelos, fotografías, películas, objetos digitales, algoritmos, scripts, bases de datos, metadatos y esquemas de metadatos, configuraciones de software y las comprobaciones y las respuestas de la prueba. (FECYT, 2012). No son considerados datos finales de investigación: las notas de laboratorio, los sets de datos parciales, análisis preliminares, borradores de trabajos, planes para investigaciones futuras, comunicaciones con colegas, objetos físicos y ejemplares de laboratorio.  

Clasificación de los datos

Los datos pueden ser numéricos, descriptivos o visuales Según su naturaleza: cualitativos o cuantitativos Según su nivel de procesamiento: en estado bruto (datos primarios), procesados o analizados. Según la fuente de la que provienen pueden ser experimentales (ej. cromatografías), observacionales (ej. encuestas) y computacionales (obtenidos mediante simulación). Según su forma o tipo: documentos de texto electrónico, planillas de datos, cuadernos de campo o anotaciones de laboratorio, cuestionarios o transcripciones, fotografías o películas, registros sonoros, muestras, artefactos, especímenes, objetos digitales, modelos, algoritmos, scripts, bases de datos, metadatos, esquemas de metadatos, configuraciones de software, archivos de pre o post procesamiento de software. Según su formato: Textuales (Wod, PDF, RTF, etc.), Numéricos (Excel, CSV, etc.), Multimedia (JPEG, MPEG, WAV, etc.), Estructurados (XML, MySQL, etc.), Código de software (Java, C, etc.), Específicos de un software (Mesh, 3D CAD, modelo estadístico, etc.), específicos de una disciplina o instrumento.

 Cómo se gestionan los datos de investigación

La Gestión de datos de investigación o Research Data Management (RDM) es un término general que cubre cómo se organiza, estructura, almacena y cuida la información utilizada o generada durante un proyecto de investigación. Los datos se deben gestionar desde el inicio de su ciclo de vida.

Con la gestión de los datos la comunidad científica se beneficia de:

 - La validación de los resultados de la investigación. Asegurar que los datos sean localizables, accesibles, interoperables y reutilizables. (Principios FAIR).

- Mejorar la calidad de los datos, asegurando que éstos sean precisos, completos, auténticos y fidedignos. 

- Mejorar el perfil del personal investigador, el impacto y la visibilidad de la investigación.

- Proteger y preservar los datos: al gestionar y depositar los datos en repositorios apropiados podrás resguardarlos de forma segura a lo largo del tiempo, protegiendo tu inversión de tiempo y recursos y permitiendo que puedan servir a nuevas investigaciones y descubrimientos en el futuro.

- Facilitar la reutilización de los datos que has generado o recopilado: la correcta gestión y documentación de los datos a lo largo de su ciclo vital permitirá que estos se mantengan exactos, completos, auténticos y fiables. 

Estos atributos permitirán que puedan ser comprendidos y utilizados por otras personas. Cumplir con las exigencias de agencias de financiamiento: cada vez son más las agencias que exigen la presentación de planes de gestión de datos y/o el depósito de datos en repositorios como requisitos para la financiación de investigaciones  
  

Infografía elaborada por el Servei de Biblioteques, Publicacións i Arxius de la Universitat Politècnica de Catalunya y traducida en la Sección de Información y Referencia del Servicio de Biblioteca de la Universidade da Coruña) 

Una adecuada gestión de los datos científicos supone una ayuda al personal investigador a la hora de planificar su trabajo. 

En primer lugar, si es necesario recopilar datos sobre un determinado campo científico debe conocer qué herramientas tiene a su alcance para poder consultar o reutilizar los datos ya almacenados por otros investigadores o investigadoras. 

Algunas herramientas de búsqueda de datos de investigación que están a disposición de la comunidad investigadora son, entre otras: 

 - Dimensions: indexa los datos de una gran cantidad de fuentes para facilitar el acceso a los datos depositados en repositorios y bases de datos inconexas. 

DataCiteSearch: buscador generalista de datasets abiertos con DOI. 

Google Dataset Search: buscador de datasets en repositorios de datos científicos, bases de datos de gobiernos locales y nacionales, sitios web de editores/as y autores/as y otras fuentes. 

Zenodo: buscador de datos de investigación de la Unión Europea. Desarrollado por CERN Data Center e Invenio. 

Re3data: es una herramienta para la identificación de los repositorios adecuados para almacenar datos de investigación, que permite buscar y visualizar los principales repositorios de datos de investigación por disciplina, materia, país, contenidos, formatos, licencias, lenguaje, metadatos, etc.   

 Además, es indispensable que el conjunto de datos utilizados en el transcurso de una investigación (ya sean reutilizados o generados de nuevo) estén organizados y documentados. 

Para ello, es importante seguir una serie de recomendaciones en cuanto al formato, estructura, control de versiones, organización de carpetas, nombre de los archivos, etc. que garanticen todo el proceso de uso, almacenamiento y preservación de los datos de investigación.

Otro aspecto a considerar es la forma en que se almacenarán y compartirán los datos durante la investigación.

Los datos se pueden almacenar en: 

 - PC/Ordenador portátil Almacenamiento óptico (CDs, DVDs).

- Unidades externas (USB, Disco duros) 

- Servicio de almacenamiento institucional

- Almacenamiento en la nube (Onedrive, Google drive...)  

A la hora de seleccionar una opción, es fundamental tener en cuenta la seguridad; los medios de almacenamiento deben garantizar la protección de los derechos de propiedad y si se trata con datos personales hay que controlar el acceso a los mismos, así como el intercambio y compartición de copias. 

Se recomienda instalar antivirus, no utilizar el correo electrónico para enviar datos personales, utilizar contraseñas robustas capaces de resistir ataques informáticos y encriptar datos altamente sensibles.

El depósito y la reutilización de datos

Finalizada la investigación se debe decidir qué datos se van a mantener y archivar y cuales se van a eliminar, dónde se van a depositar, cuanto tiempo deben ser conservados, cómo será el acceso a estos datos, posibles periodos de embargo, etc. Para facilitar el acceso y preservación de los datos se recomienda depositarlos en repositorios institucionales o temáticos, dependiendo de las disciplinas y requerimientos de las agencias y organismos financiadores.   

Depósito de datos en idUS  

- Cumplir con la obligatoriedad de garantizar el acceso abierto a los datos producidos en el seno de proyectos de investigación financiados por Horizonte Europa o la Agencia Española de investigación. 

- El requerimiento por parte de algunos editores/as de la disponibilidad en abierto de los datos vinculados a la publicación. 

- La valoración por parte de ANECA del acceso abierto a los mismos. 

Junto al depósito de datos es indispensable adjuntar un documento que ayude a otros investigadores o investigadoras a reutilizarlos de forma rápida y adecuada. Se trata de un archivo readme.txt para documentar los datos, en el que se incluya la información sobre quién creó los datos y por qué, una descripción de los datos, la metodología, las unidades de medida y las definiciones de códigos, etc. También puede incluir referencias a datos relacionados o al software. 

Para elaborar este archivo puedes utilizar la plantilla de idUS, o también otras como la del Consorcio Madroño o la de DigitalCSIC.

Consulta aquí toda la información para depositar tus datos de investigación en idUS.  

 Licencias

Para establecer las condiciones de utilización de los datos deben asignarse licencias de uso. Las más conocidas son las Creative Commons (CC), y las Open Data Commons, más específicas para datos. 

Los datos derivados de proyectos de investigación financiados deben depositarse con licencias CC-BY o CC0.   

 Citas   

 Los datos deben citarse correctamente, siguiendo un formato de citas específico y deben aparecer con el resto de las referencias bibliográficas de la publicación resultante. 

DOI Citation Formatter es un servicio ofrecido por DataCite que construye automáticamente las citas conforme al estilo que seleccionemos a partir del DOI asignado a los datos. 

Creador / s (Año de publicación). Título [Dataset]. Editor. Identificador (DOI/ Handle). 

Infografía de REBIUN  




 Aspectos éticos y protección de datos  

 Los aspectos éticos afectan a los datos que se pueden mostrar, el tiempo y el anonimato de las personas implicadas, respetando la dignidad y la integridad para garantizar la privacidad y la confidencialidad. 

Si la investigación implica experimentación con animales o seres humanos debe contar con la autorización, en el caso de la Universidad de Sevilla, del Comité ético, y si se va a trabajar con datos personales o sensibles es necesario contactar con la delegada de Protección de datos para cumplir con los requisitos del Tratamiento de Datos Personales en Actividades de Investigación

Otra cuestión importante es informar y pedir consentimientos a los y las participantes en los estudios o investigaciones y, si es necesario, anonimizar los datos personales y/o sensibles antes de depositarlos y compartirlos. OpenAire recomienda utilizar la herramienta Amnesia.  


  


ELSEVIER : en conflicto de interés con industria petrolera

Publicado en The Guardian
https://www.theguardian.com/environment/2022/feb/24/elsevier-publishing-climate-science-fossil-fuels 


Revelado: la principal editorial de investigación climática ayuda a alimentar las perforaciones de petróleo y gas

El trabajo de Elsevier con las empresas de combustibles fósiles "nos arrastra hacia el desastre", dice un investigador del clima

Los científicos que trabajan con una de las mayores editoriales de investigación sobre el clima del mundo afirman estar cada vez más alarmados por el hecho de que la empresa trabaje con la industria de los combustibles fósiles para ayudar a aumentar las perforaciones de petróleo y gas, según revela The Guardian.

Elsevier, una empresa holandesa que está detrás de muchas revistas científicas de renombre, como Lancet y Global Environmental Change, es también uno de los principales editores de libros destinados a ampliar la producción de combustibles fósiles.

Durante más de una década, la empresa ha apoyado los esfuerzos de la industria energética para optimizar la extracción de petróleo y gas. Encarga a autores, editores y miembros del consejo asesor de la revista que sean empleados de las principales empresas petroleras. Elsevier también comercializa algunos de sus portales de investigación y servicios de datos directamente a la industria del petróleo y el gas para ayudar a "aumentar las probabilidades de éxito de la exploración".

Varios antiguos y actuales empleados afirman que, desde hace un año, decenas de trabajadores se han manifestado internamente y en ayuntamientos de toda la empresa para instar a Elsevier a reconsiderar su relación con la industria de los combustibles fósiles.

"Cuando empecé, oí hablar mucho de los compromisos climáticos de la empresa", dijo un antiguo editor de revistas de Elsevier que accedió a hablar bajo condición de anonimato. 

"Con el tiempo me di cuenta de que todo era marketing, lo que es realmente molesto porque Elsevier ha publicado toda la investigación que necesita para saber exactamente qué hacer si quiere marcar una diferencia significativa".

Lo que hace que los vínculos de Elsevier con la industria de los combustibles fósiles sean especialmente alarmantes para sus críticos es que es una de las pocas empresas que publican investigaciones sobre el clima revisadas por expertos. Los científicos y académicos dicen que les preocupa que los intereses comerciales conflictivos de Elsevier puedan socavar su trabajo. 

Varios antiguos y actuales empleados afirman que, desde hace un año, decenas de trabajadores se han manifestado internamente y en ayuntamientos de toda la empresa para instar a Elsevier a reconsiderar su relación con la industria de los combustibles fósiles.

"Cuando empecé, oí hablar mucho de los compromisos climáticos de la empresa", dijo un antiguo editor de revistas de Elsevier que accedió a hablar bajo condición de anonimato. 

"Con el tiempo me di cuenta de que todo era marketing, lo que es realmente molesto porque Elsevier ha publicado toda la investigación que necesita para saber exactamente qué hacer si quiere marcar una diferencia significativa".

Lo que hace que los vínculos de Elsevier con la industria de los combustibles fósiles sean especialmente alarmantes para sus críticos es que es una de las pocas empresas que publican investigaciones sobre el clima revisadas por expertos. Los científicos y académicos dicen que les preocupa que los intereses comerciales conflictivos de Elsevier puedan socavar su trabajo. 

"Reconocemos que somos imperfectos y que tenemos que hacer más, pero eso no debe anular todo el increíble trabajo que hemos realizado en los últimos 15 años", declaró a The Guardian Márcia Balisciano, jefa global fundadora de responsabilidad corporativa de RELX.

De las más de 2.000 revistas académicas que publica Elsevier, sólo siete son específicas de la extracción de combustibles fósiles (14 si se cuentan las publicaciones especiales y las filiales). Entre esas revistas se encuentran Upstream Oil and Gas Technology, cuyo redactor jefe trabaja para Shell, y Unconventional Resources, dirigida por un investigador de Chevron. También dirige una editorial subsidiaria, Gulf Publishing, que incluye títulos como The Shale Oil and Gas Handbook y Strategies for Optimizing Petroleum Exploration.

Elsevier también ofrece servicios de consultoría a clientes corporativos. Desde hace 12 años, comercializa una herramienta llamada Geofacets para las empresas de combustibles fósiles. Geofacets combina miles de mapas y estudios para facilitar la búsqueda y el acceso a las reservas de petróleo y gas, además de la ubicación de parques eólicos o instalaciones de almacenamiento de carbono.

La empresa afirma que la herramienta reduce el tiempo de investigación en un 50% y ayuda a identificar "zonas más arriesgadas y remotas que antes eran inaccesibles".  

Sin embargo, los principales científicos del clima, incluidos los que publican en las propias revistas de Elsevier, afirman que debe ocurrir justo lo contrario para evitar una catástrofe climática. Limitar el calentamiento a 1,5C o menos requiere una disminución mundial de la producción de combustibles fósiles con más del 80% de todas las reservas probadas en el suelo.

"No vamos a comentar las prácticas de las empresas individuales, pero cualquier acción que apoye activamente la expansión del desarrollo de los combustibles fósiles es realmente incompatible" con los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, dijo Sherri Aldis, subdirectora en funciones del departamento de comunicaciones globales de la ONU.

RELX es una empresa asombrosamente rentable, con unos ingresos anuales que superan los 9.800 millones de dólares, un tercio de los cuales son aportados por Elsevier. Balisciano subraya que el contenido de los combustibles fósiles representa menos del 1% de los ingresos editoriales de Elsevier, y menos de la mitad de los ingresos de Geofacets, que a su vez representa sólo un 2% de los beneficios de Elsevier.

RELX y Elsevier afirman que la mayor parte de su trabajo apoya y permite una transición energética mediante publicaciones centradas en la energía limpia. "No queremos trazar una línea binaria y no creemos que se pueda pulsar un interruptor, pero hemos reducido nuestra participación en las actividades relacionadas con los combustibles fósiles al tiempo que hemos aumentado la cantidad de investigaciones que publicamos sobre el clima y la energía limpia", dijo Esra Erkal, vicepresidenta ejecutiva de comunicaciones de Elsevier.

Elsevier no es la única empresa que mantiene relaciones tanto con los investigadores del clima como con los ejecutivos de los combustibles fósiles. Otros muchos editores de investigaciones climáticas revisadas por pares han firmado el Pacto de Editores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, al tiempo que se han asociado con la industria del petróleo y el gas de diversas maneras.

La editorial británica Taylor & Francis, por ejemplo, firmó el compromiso de la ONU y publicó sus propios compromisos de cero emisiones, al tiempo que promocionaba su asociación editorial con el "líder de la industria" ExxonMobil, la empresa petrolera más vinculada al obstruccionismo sobre el clima en la conciencia pública. Otra de las principales editoriales sobre el clima, Wiley, también se adhirió al pacto de sostenibilidad al tiempo que publicaba múltiples libros y revistas destinados a ayudar a la industria a encontrar y perforar más petróleo y gas.

"Es problemático", dijo la Dra. Kimberly Nicholas, profesora asociada de Ciencias de la Sostenibilidad en la Universidad de Lund (Suecia), y señaló que, aunque el lavado verde de las empresas está muy extendido en muchos sectores, los editores de investigaciones climáticas revisadas por expertos tienen una responsabilidad única. 

"Si el mismo editor que publica los documentos que demuestran que no podemos quemar más combustibles fósiles y mantenernos dentro de este presupuesto de carbono también está ayudando a la industria de los combustibles fósiles a hacer precisamente eso, ¿qué hace esto a toda la premisa de validez en torno a la investigación del clima? Eso es lo más preocupante de estos conflictos", dijo.

Ben Franta, investigador de la Universidad de Stanford que también ha publicado estudios en revistas de Elsevier, señala que la relación de la editorial con las empresas petroleras es un indicio de lo entrelazada que está la industria con muchos otros aspectos de la sociedad.

"Todo esto sucede sin que el público en general lo sepa, y opera para afianzar la industria", dijo. "Para llevar a cabo una rápida sustitución de los combustibles fósiles, creo que estos enredos tendrán que ser expuestos y reformados".

Elsevier, por su parte, destaca el papel de la independencia editorial. "No queremos decir a los editores de revistas lo que pueden y no pueden publicar", dijo Balisciano. Sin embargo, estos conflictos suelen poner a los investigadores en una situación difícil de sortear.

James Dyke, director adjunto del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter, se mostró sorprendido de que Elsevier se empeñara en contradecir a los investigadores del clima de esta manera.

"Es difícil de creer que una empresa que publica investigaciones sobre los peligros de la crisis climática y ecológica sea la misma que trabaja activamente con las empresas petroleras y de gas para extraer más combustibles fósiles, lo que nos arrastra hacia el desastre", dijo.

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Revealed: leading climate research publisher helps fuel oil and gas drilling

Elsevier’s work with fossil fuel companies ‘drags us towards disaster’, climate researcher says

Scientists working with one of the world’s largest climate research publishers say they’re increasingly alarmed that the company works with the fossil fuel industry to help increase oil and gas drilling, the Guardian can reveal.

Elsevier, a Dutch company behind many renowned peer-reviewed scientific journals, including the Lancet and Global Environmental Change, is also one of the top publishers of books aimed at expanding fossil fuel production.

For more than a decade, the company has supported the energy industry’s efforts to optimize oil and gas extraction. It commissions authors, editors and journal advisory board members who are employees at top oil firms. Elsevier also markets some of its research portals and data services directly to the oil and gas industry to help “increase the odds of exploration success”.

Several former and current employees say that for the past year, dozens of workers have spoken out internally and at company-wide town halls to urge Elsevier to reconsider its relationship with the fossil fuel industry.

“When I first started, I heard a lot about the company’s climate commitments,” said a former Elsevier journal editor who agreed to speak on condition of anonymity. “Eventually I just realized it was all marketing, which is really upsetting because Elsevier has published all the research it needs to know exactly what to do if it wants to make a meaningful difference.”

What makes Elsevier’s ties to the fossil fuel industry particularly alarming to its critics is that it is one of a handful of companies that publish peer-reviewed climate research. Scientists and academics say they’re concerned that Elsevier’s conflicting business interests risk undermining their work. 

Julia Steinberger, a social ecologist and ecological economist at the Université de Lausanne who has published studies in several Elsevier journals, said she was shocked to hear that the company took an active role in expanding fossil fuel extraction.

“Elsevier is the publisher of some of the most important journals in the environmental space,” she said. “They cannot claim ignorance of the facts of climate change and the urgent necessity to move away from fossil fuels.”

She added: “Their business model seems to be to profit from publishing climate and energy science, while disregarding the most basic fact of climate action: the urgent need to move away from fossil fuels.”

Elsevier and its parent company, RELX, say they are committed to supporting the fossil fuel industry as it transitions toward clean energy. And while Elsevier has emerged as an industry leader with its own climate pledges, a spokesperson for the company said they are not prepared to draw a line between the transition away from fossil fuels and the expansion of oil and gas extraction. She voiced concern about publishers boycotting or “canceling” oil and gas firms. 

“We recognize that we are imperfect and we have to do more, but that shouldn’t negate all of the amazing work we have done over the past 15 years,” Márcia Balisciano, founding global head of corporate responsibility at RELX, told the Guardian.

Of the more than 2,000 scholarly journals that Elsevier publishes, only seven are specific to fossil fuel extraction (14 if you count special publications and subsidiaries). Those journals include Upstream Oil and Gas Technology, the editor-in-chief of which works for Shell, and Unconventional Resources, which is edited by a Chevron researcher. It also runs a subsidiary book publisher, Gulf Publishing, which includes titles such as The Shale Oil and Gas Handbook and Strategies for Optimizing Petroleum Exploration.

Elsevier also provides consultancy services to corporate clients. For the past 12 years, it has marketed a tool called Geofacets to fossil fuel companies. Geofacets combines thousands of maps and studies to make it easier to find and access oil and gas reserves, in addition to locations for wind farms or carbon storage facilities. 


The company claims the tool cuts research time by 50% and helps identify “riskier, more remote areas that had previously been inaccessible”.  

Top climate scientists, including those published in Elsevier’s own journals, however, say just the opposite must happen in order to avert a climate catastrophe. Limiting warming to 1.5C or less requires a worldwide decrease in fossil fuel production with more than 80% of all proven reserves left in the ground.

“We will not comment on the practices of individual companies, but any actions actively supporting the expansion of fossil fuel development are indeed inconsistent” with the United Nations’ sustainable development goals, said Sherri Aldis, acting deputy director for the UN department of global communications.

RELX is an astoundingly profitable company, with annual revenues topping $9.8bn, about a third of which are brought in by Elsevier. Balisciano emphasizes that fossil fuel content represents less than 1% of Elsevier’s publishing revenue, and less than half of Geofacets’ revenue, which itself represents only about 2% of Elsevier’s earnings.  

RELX and Elsevier say the bulk of their work supports and enables an energy transition via publications centered on clean energy. “We don’t want to draw a binary and we don’t think you can just flip a switch, but we have been reducing our involvement with fossil fuel activities while increasing the amount of research we publish on climate and clean energy,” said Esra Erkal, executive vice president of communications at Elsevier.

Elsevier is not alone in navigating relationships with both climate researchers and fossil fuel executives. Multiple other publishers of peer-reviewed climate research have signed on to the UN’s Sustainable Development Goals Publishers Compact while also partnering with the oil and gas industry in various ways.


The UK-based publisher Taylor & Francis, for example, signed the UN pledge and released its own net-zero commitments while also touting its publishing partnership with “industry leader” ExxonMobil, the oil company most linked to obstructionism on climate in the public consciousness. Another top climate publisher, Wiley, also signed on to the sustainability compact while publishing multiple books and journals aimed at helping the industry find and drill for more oil and gas.

“It’s problematic,” said Dr Kimberly Nicholas, associate professor of sustainability science at Lund University in Sweden, noting that while corporate greenwashing is rampant across multiple industries, the publishers of peer-reviewed climate research have a unique responsibility. 

“If the same publisher putting out the papers that show definitively we can’t burn any more fossil fuels and stay within this carbon budget is also helping the fossil fuel industry do just that, what does that do to the whole premise of validity around the climate research? That is what’s deeply concerning about these conflicts,” she said.

Ben Franta, a researcher at Stanford University who has also published studies in Elsevier journals, notes that the publisher’s relationship with oil firms is indicative of just how entwined that industry is with so many other aspects of society.

“This all happens without the broader public knowing, and it operates to entrench the industry,” he said. “To effect a rapid replacement of fossil fuels, I believe these entanglements will need to be exposed and reformed.”

Elsevier, for its part, emphasizes the role of editorial independence. “We wouldn’t want to tell journal editors what they can and can’t publish,” Balisciano said. However, such conflicts often place researchers in a tough position to navigate.

James Dyke, assistant director of the Global Systems Institute at the University of Exeter, was surprised that Elsevier would be working to contradict climate researchers in this way.

“It’s hard to believe that a company that publishes research about the dangers of the climate and ecological crises is the very same company that actively works with oil and gas companies to extract more fossil fuels, which drags us towards disaster,” he said.


De la Ciencia Abierta y de sus implicaciones en la Universidad

Publicado en Universídad. Una conversación pública sobre la universidad

https://www.universidadsi.es/ciencia-abierta-y-sus-implicaciones-en-la-universidad/



De la Ciencia Abierta y de sus implicaciones en la Universidad


 La ciencia cambiará y se desarrollará y, al hacerlo, dejará de ser una disciplina especial de unos pocos elegidos y se convertirá en patrimonio común de la humanidad.

John D. Bernal (1939) The Social Function of Science

La ciencia abierta se define como un constructo inclusivo que combina diversos movimientos y prácticas con el fin de que los conocimientos científicos multilingües estén abiertamente disponibles y sean accesibles para todos, así como reutilizables por todos, se incrementen las colaboraciones científicas y el intercambio de información en beneficio de la ciencia y la sociedad, y se abran los procesos de creación, evaluación y comunicación de los conocimientos científicos a los agentes sociales más allá de la comunidad científica tradicional.

Recomendación de la UNESCO sobre la Ciencia Abierta (noviembre de 2021)

Acceso Abierto y Ciencia Abierta

En una entrada reciente sobre Ciencia Abierta, en este blog, la autora plantea dos cuestiones principales, a saber, que no hay una definición consensuada de Ciencia Abierta (Open Science) y que no se la debe confundir con el Acceso Abierto (Open Access).

Ambas muy pertinentes en unos momentos en que la ciencia abierta se está abriendo paso en la legislación sobre la ciencia y las universidades.

El acceso abierto (prescindo de las mayúsculas iniciales de aquí en adelante), es un componente de la ciencia abierta, pero esta tiene también otros ingredientes.

No obstante, son frecuentes los documentos en que la discusión sobre la ciencia abierta la acaba reduciendo al acceso abierto, tal vez con consideraciones adicionales relativas a cómo debe evaluarse la actividad investigadora. Por ejemplo, en una web universitaria se puede encontrar una nota (¿Qué entendemos por acceso abierto o ciencia abierta?) cuyo título equipara una cosa con la otra y que en su contenido se refiere exclusivamente al acceso abierto.

Esta confusión se explica porque en el origen del auge del movimiento pro ciencia abierta se encuentran los manifiestos Budapest Open Access Initiative (BOAI, de 2002), Bethesda Statement on Open Access (2003)  y Berlin Declaration on Open Access to Knowledge in the Science and Humanities (2003), todos los cuales se refieren, como se ve, al acceso abierto.

Este consiste básicamente, como se dice en la declaración de Budapest, en “la disponibilidad gratuita [de artículos en revistas y preprints] en Internet, que permita a cualquier usuario leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o usarlos con cualquier propósito legal, sin ninguna barrera financiera, legal o técnica”. Lo cual, desde luego, no es trivial y es una parte de la ciencia abierta, pero esta, si aceptamos provisionalmente la definición que recomienda la UNESCO, va mucho más allá que el mero acceso abierto.

Suscitó tales manifiestos el hecho de que, para acceder a los resultados de la investigación que se han obtenido en universidades y centros públicos, unas y otros tienen que desembolsar grandes sumas a las empresas privadas que editan las revistas de mayor prestigio. Y, sin duda, universidades y gobiernos deben poner su empeño en corregir tales prácticas.

Pero, en mi opinión, la cuestión clave no es que se pueda acceder sin pagar a los resultados publicados, sino que se publiquen todos los resultados.

¿Qué se entiende, pues, por ciencia abierta?

Como queda dicho anteriormente, no hay una definición consensuada de ciencia abierta, de lo que resulta, como señala la profesora de la Torre en su entrada, que es muy posible que cuando nos hablan de ciencia abierta no sepamos exactamente de qué nos están hablando. No en vano, el documento Pacte nacional per a la societat del coneixement (2020), de la Generalitat de Cataluña, en el capítulo sobre ciencia abierta establece como primer objetivo “definir ciencia abierta”.

Ya hemos visto que es bastante común la identificación de ciencia abierta con acceso abierto.

Pero hay otras definiciones o aproximaciones, como, por ejemplo, las que indico a continuación.

El director de la Unidad de Ciencia Abierta de la UE, Konstantinos Glinos, en una conferencia en la Universidad de Barcelona, a principios del pasado febrero, identificó la ciencia abierta con la compartición de conocimientos, datos y herramientas, tan pronto como sea posible en el proceso de investigación, en abierta colaboración con todos los actores relevantes del conocimiento. Y relacionó el concepto con una necesaria reforma de los procedimientos de evaluación, que deberían incorporar, junto a los cuantitativos, indicadores cualitativos.

En el documento de la Generalitat a que me he referido pueden encontrarse hasta tres aproximaciones al concepto: (A1) con muchos puntos de contacto con la de K. Glinos, “un nuevo enfoque del proceso científico, basado en el trabajo cooperativo entre actores académicos y no académicos y en nuevas formas de difundir el conocimiento mediante el uso de tecnologías digitales y de nuevas herramientas colaborativas”; (A2) “todas las publicaciones del sistema catalán de investigación producto de actividades financiadas con fondos públicos deberán encontrarse en acceso abierto desde una plataforma de publicación, un repositorio, una revista o un libro”; (A3) “los datos y los resultados de la investigación financiada públicamente han de llegar a ser un activo público”.

A2 y A3 tienen un sujeto común: la investigación financiada con fondos públicos. Pero A3 (que no define “activo público”) se refiere a los datos y resultados y A2 solo a las publicaciones (y no a los resultados que, por una u otra razón, no se publiquen).

Por su parte, Dídac Ramírez, en una de sus entradas sobre el tema, afirma que si un proyecto científico ha sido subvencionado con dinero público el resultado debe ser de acceso público.

La definición que recomienda la UNESCO es más compleja que todas las anteriores y engloba elementos de algunas de ellas. Y no limita la aplicación del concepto a la investigación financiada con fondos públicos. En este sentido, se encuentra en sintonía con el vaticinio, o deseo, de Bernal, de que toda la ciencia llegara a ser patrimonio común de la humanidad.

Dado que la idea de ciencia abierta va cobrando impulso y empieza a emerger en textos legales o que pueden inspirarlos, es urgente definirla de forma precisa y generalmente aceptada. Para ello, la recomendación de la UNESCO es seguramente el mejor punto de partida, sin perjuicio de que no es realista pensar que, hoy por hoy, el concepto pueda aplicarse a la investigación financiada exclusivamente con fondos privados.

La ciencia abierta en las leyes y proyectos de ley en España

La ley 14/2011, de la Ciencia, en su artículo 37 (“Difusión en acceso abierto”), establece que “el personal de investigación cuya actividad investigadora esté financiada mayoritariamente con fondos de los Presupuestos Generales del Estado hará pública una versión digital de la versión final de los contenidos que le hayan sido aceptados para publicación en publicaciones de investigación seriadas o periódicas”.

Una formulación, como se ve, más bien tímida, ya que se limita a las actividades financiadas mayoritariamente por los PGE y a los contenidos aceptados para ser publicados en revistas. Pero no obliga a publicar todos los resultados obtenidos. Por otra parte, en el apartado 37.6 indica que “lo anterior se entiende sin perjuicio de “acuerdos de transferencia de derechos” o cuando los resultados “sean susceptibles de protección”.

El anteproyecto de ley de modificación de la 14/2011 (enero de 2022) reconoce en su preámbulo “el valor de la ciencia como bien común” y propone cambios significativos en el artículo 37. Se añadiría al apartado 37.5 que “se impulsará la ciencia abierta en la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación, reconociendo el valor de la ciencia como bien común” y el texto actual del 37.6 se substituiría por el siguiente: “Además del acceso abierto y siempre con el objetivo de hacer la ciencia más abierta, accesible, eficiente, transparente y beneficiosa  para la sociedad, el Ministerio de Ciencia e Innovación  promoverá también otras iniciativas orientadas a facilitar el libre acceso a los datos […] a desarrollar infraestructuras y plataformas abiertas y a fomentar la participación abierta de la sociedad en los procesos científicos […]” .

El preámbulo del último borrador conocido del anteproyecto de LOSU dice que “se fomenta la Ciencia Abierta y la democratización del conocimiento mediante el acceso a publicaciones, datos, códigos y metodologías que garanticen la comunicación de la investigación” e incluye este fragmento en su artículo 50 (“Fomento de la Ciencia Abierta”) en el cual se declara asimismo que “el conocimiento científico debe ser considerado un bien público” y que “las Administraciones Públicas promoverán la accesibilidad de los resultados de la producción científica en los proyectos de investigación financiados por las mismas”.

Estas propuestas legislativas, de ser aprobadas, supondrían progresos conceptuales y normativos muy relevantes en la relación de la ciencia con la sociedad.

Pero, a mi parecer, deberían ser más taxativas en cuanto a establecer el carácter público (sin otras excepciones que las que puedan especificarse, en la línea de lo indicado en el punto 8 de la Recomendación de la UNESCO) de todos los resultados obtenidos en las universidades públicas y las entidades financiadas total o parcialmente con fondos públicos, con independencia de su naturaleza jurídica, ya que tales resultados, y no solo los derivados de proyectos vinculados a planes de investigación, se obtienen con personal e instalaciones sufragados por fondos públicos.

Además, considerada la ciencia como bien público, la normativa también debería ser aplicable a las universidades privadas.

Y sus implicaciones en el quehacer universitario

Hay que esperar el resultado del proceso legislativo para dilucidar cómo afectará a las universidades públicas, en el bien entendido que todas sus actividades están financiadas total o parcialmente con fondos públicos.

Pero no parece aventurado suponer que los cambios implicarán un aumento en la accesibilidad de los datos y los nuevos conocimientos obtenidos como resultado de la actividad académica.

Es decir, los que se deriven de:

  • Proyectos de investigación o en general de las actividades de investigación de personas o grupos.
  • Tesis doctorales, incluidas las de los denominados doctorados industriales.
  • Trabajos de fin de estudios.
  • La actividad en el marco de cátedras de empresa.
  • Los contratos celebrados al amparo del artículo 83 de la LOU.

Lo importante, insisto, no es tanto que se pueda acceder sin coste a las publicaciones sobre los resultados, sino que se publiquen todos los resultados.  Si las leyes así lo establecen, el personal universitario tendrá que asumir un cierto cambio cultural y las universidades deberán revisar las normas relativas a las actividades antes enumeradas.

La ciencia abierta es un concepto potente y progresista. Y hay que evitar que sea relegada al atestado desván de retóricos eslóganes vacíos.  Al contrario, su implantación debe suponer un gran paso para la mejora de la sociedad y la de la propia ciencia.

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ESPAÑA: profesores de la Complutense llevan más de 300 firmas al Rectorado para que corte relaciones con empresas y academias cercanas a ISRAEL

Publicado en El País https://elpais.com/espana/madrid/2024-05-10/los-maestros-de-la-complutense-llevan-mas-de-300-firmas-al-rectorado-para-...