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lunes, 25 de septiembre de 2023

ARGENTINA: rankings y factor de impacto son la prioridad para elegir dónde publicar

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Ranking, reconocimiento y cargos por publicación (APC): criterios priorizados por investigadores del CONICET para elegir dónde publicar

Zukerfeld, Mariano and Unzurrunzaga, Carolina and Monti, Carolina Ranking, reconocimiento y cargos por publicación (APC): criterios priorizados por investigadores del CONICET para elegir dónde publicar. Palabra Clave (La Plata), 2023, vol. 12, n. 2, pp. 1-19. [Journal article (Paginated)]



Text PCe183.pdf - Accepted version
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    English abstract

    This article studies the criteria prioritized by the researchers of the National Council for Scientific and Technical Research(CONICET, acronym in Spanish) to choose where to publish. For this, a survey was used whose results were analyzed usingdescriptive statistics. Predictably, it was found that these researchers prioritize ranking and impact indicators above all (73%) and,as a finding, that, in second order, the fact that journals do not charge for publishing (54%) -value with greater representationin biology, agricultural sciences and engineering-. Meanwhile, open access policies that allow maximum diffusion are somewhat undervalued in general (11%). e investigation carried out confirms the relevance of the evaluative cultures and the dynamics ofthe disciplinary fields as structuring of the priorities to select publications. Likewise, it manages to demonstrate from the supplyside that the APC collected present difficulties and non-payment is an important criterion for authors in Argentina. It is concludedthat the expansion of open access under business models that consider knowledge as merchandise is not only a risk for developingcountries, but that this expansion and the onerous costs of APC are already modifying the practices of those who do science andlimiting a true free circulation of knowledge.


    Spanish abstract

    En este artículo se estudian los criterios priorizados por los/as investigadores/as del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) para elegir dónde publicar. Para esto se recurrió a una encuesta cuyos resultados se analizaron usando estadística descriptiva. Previsiblemente, se encontró que estos/as investigadores/as priorizan ante todo el ranking y los indicadores de impacto (73%) y, como hallazgo, que, en segundo orden el que las revistas no cobren por publicar (54%) -valor con mayor representación en biología, ciencias agrarias y las ingenierías-. En tanto, las políticas de acceso abierto que permitan la máxima difusión son poco valoradas en general (11%). La indagación realizada confirma la relevancia de las culturas evaluativas y de las dinámicas de los campos disciplinares como estructurantes de las prioridades para seleccionar publicaciones. Asimismo, logra evidenciar desde el lado de la oferta, que los APC cobrados presentan dificultades y el no pago se constituye como un criterio importante para los/as autores/as de Argentina. Se concluye que la expansión del acceso abierto bajo modelos de negocios que consideran al conocimiento como mercancía no solo es un riesgo para países en desarrollo, sino que esta expansión y los onerosos costos de los APC ya están modificando las prácticas de quienes hacemos ciencia y limitando una verdadera libre circulación del conocimiento.


    Item type: 
    Journal article (Paginated)
    Keywords: 
    Scientific publication, Scientific evaluation, Access to scientific production, Argentina, Publicación científica, Evaluación científica, Acceso a la producción científica
    Subjects: 
    E. Publishing and legal issues.
    Depositing user: 
    Palabra Clave
    Date deposited: 
    25 Aug 2023 13:15
    Last modified: 
    25 Aug 2023 13:15
    URI: 
    http://hdl.handle.net/10760/44650

    miércoles, 13 de septiembre de 2023

    ESPAÑA se rebela. ANECA en la encrucijada: el final del reino del factor de impacto

    Publicado en El Diario de la Educación
    https://eldiariodelaeducacion.com/2023/09/12/aneca-en-la-encrucijada-el-final-del-reino-del-factor-de-impacto/



    ANECA en la encrucijada: el final del reino del factor de impacto

    por Luis Mariano Torrego Egido
    María Verdeja
    Ana de Castro
    Enrique Díez
    12/09/2023



    Hasta ahora el sistema de evaluación y acreditación de la carrera profesional del profesorado universitario la realiza la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación) premiando la acumulación de publicaciones cuantificables y comercializables.

    Este sistema ha consolidado un modelo de universidad y de ciencia que se caracteriza por basarse en el factor de impacto y por la utilización de los rankings de revistas como criterio principal de evaluación de la investigación. En otras palabras, el éxito científico consiste en publicar artículos (papers) en revistas “internacionales” indexadas en los primeros cuartiles de los rankings bibliométricos derivados de la Web of Science (JCR) o Scopus (SJR), establecidos por dos multinacionales extranjeras, Clarivate y Elsevier.


    Este sistema no profundiza en el valor de los artículos en sí, ni en su relevancia científica o social. Además, ha fomentado una extraordinaria competitividad en el seno de las universidades para aumentar la cantidad de papers en las clasificaciones y ha propiciado prácticas faltas de ética que han sido noticia: investigadores que reciben dinero por figurar en el plantel de instituciones universitarias de Arabia Saudí para que éstas asciendan en los rankings o que publican un artículo “científico” cada 37 horas.

    Se ha generado así un innegable proceso de capitalismo académico, caracterizado por el oligopolio de las grandes editoriales y distribuidoras de la producción científica, el incremento de los costes por publicación —los autores o sus instituciones pagan por publicar sus artículos— y las conductas oportunistas de buena parte de las multinacionales de las revistas científicas.

    Por otra parte, esta espiral de inflación de papers que casi nadie lee, pero que es el “patrón oro” de nuestro sistema de evaluación, ha llevado a convertir la función docente, esencial en la universidad, en un obstáculo para la promoción académica, una “carga docente”. Lo cual devalúa una finalidad clave de la universidad que es proporcionar una formación de calidad a su alumnado.

    Además, este modelo incumple los acuerdos internacionales que en materia de ciencia han sido suscritos por los organismos oficiales españoles, desde la Declaración de San Francisco sobre la evaluación científica (DORA), hasta el Manifiesto de Leiden sobre indicadores de investigación, pasando por la Iniciativa Helsinki sobre multilingüísmo en la comunidad científica, así como los principios de CoARA.

    Frente a este enfoque productivista y mercantil, necesitamos un modelo de universidad pública al servicio del bien común y comprometida socialmente, así como un sistema de evaluación y acreditación del profesorado universitario que responda a un modelo de ciencia abierta para el bien común.

    Por eso el colectivo de profesorado universitario, Uni-Digna, en reunión con la nueva directora de la ANECA, le ha trasladado la urgencia de dar pasos decididos, de una forma negociada y consensuada con los representantes de la comunidad académica universitaria, para establecer un sistema de evaluación de la docencia y de la investigación más justo, que responda a este modelo de ciencia para el bien común, concretados en cuatro propuestas:

    • Que la acreditación del profesorado descarte el uso de métricas basadas en revistas, en especial el denominado factor de impacto.
    • Que colabore en la configuración de una Ciencia Abierta Pública, que elimine los acuerdos transformativos que están suscribiendo las universidades públicas con las editoras transnacionales para financiar con dinero público la publicación de papers (APC: cargos por procesamiento de artículos) que exigen las revistas privadas.
    • Evaluar, desde una visión global, la investigación, concediendo un peso fundamental a su impacto social, para que contribuya a una ciencia para una sociedad sostenible e inclusiva y comprometida con los derechos de los colectivos más vulnerables.
    • Potenciar la investigación de relevancia local y democratizar la evaluación, poniendo en marcha, entre otras medidas, un proceso independiente, democrático y participativo para evaluar “el sistema de evaluación”.

    * Colectivo Uni-Digna: Luis Torrego (catedrático de la Universidad de Valladolid); María Verdeja (profesora contratada doctora de la Universidad de Oviedo); Ana de Castro (profesora de la Universidad La Florida – Valencia) y Enrique-Javier Díez-Gutiérrez (profesor titular de la Universidad de León). Forman parte del Colectivo Uni-Digna, colectivo compuesto por profesorado de diversas ramas de conocimiento de las universidades públicas españolas que se han unido para reivindicar un sistema de evaluación y acreditación del profesorado universitario comprensivo, razonable y justo. Su web: https://unidigna.wordpress.com/



    viernes, 11 de agosto de 2023

    RANKINGS: Universidades de América Latina: ¿Cuáles son las mejores?

    Publicado en DW
    https://www.dw.com/es/universidades-de-am%C3%A9rica-latina-cu%C3%A1les-son-las-mejores/a-66513435


    Universidades de América Latina: ¿Cuáles son las mejores?

    José Ospina-Valencia

    A la hora de elegir una universidad millones de jóvenes en América Latina se preguntan sobre la calidad de los planteles de la educación superior. ¿En cuál rango se ubican las universidades latinoamericanas?

    Chile, Brasil, México y Argentina destacan por la calidad de diversas universidades en América Latina y el mundo. Según QS Latin America University Rankings 2023 de la firma Quacquarelli Symonds, dos de las tres mejores universidades de la región se encuentran en Chile. Con un total de 100 puntos, la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) ocupa el primer lugar, mientras que la Universidad de Chile se sitúa tercera con 96,5.

    Tres instituciones brasileñas, la Universidade de São Paulo (USP), la Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP) y la Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), se situaron entre las diez primeras. México con la UNAM y el Tecnológico de Monterrey y Colombia también están bien representados por dos de las mejores cada uno. En noveno lugar, está la Universidad de Buenos Aires, que fue la única institución argentina entre las primeras de la lista.

    Estas son las 10 mejores en América Latina:

    Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), de Santiago, Chile
    Universidade de São Paulo, Brasil
    Universidad de Chile, Santiago de Chile
    Tecnológico de Monterrey, Monterrey, México
    Universidade Estadual de Campinas, Brasil
    Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia
    Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ciudad de México
    Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil
    Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina
    Universidad Nacional, Colombia

    Esta clasificación es el resultado de la evaluación de la reputación académica de la institución, la empleabilidad de sus graduados, la cantidad y relevancia de las publicaciones y citaciones científicas, así como su apertura a la cooperación internacional en investigación.

    La mejores universidades de América Latina en el mundo
    Por otra parte, las universidades latinoamericanas mejor ubicadas en la escala mundial, según el QS World University Rankings 2024, son:

    85. Universidade de São Paulo, Brasil
    93. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ciudad de México
    95. Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina
    103. Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), Santiago, Chile
    159. Universidad de Chile, Santiago de Chile
    184. Tecnológico de Monterrey, Monterrey, México
    198. Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia
    220. Universidade Estadual de Campinas (Unicamp), Brasil
    226. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia
    336. Pontificia Universidad Catolica del Perú, Lima
    347. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia
    371. Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil
    410. Universidad de Santiago de Chile (USACH), Santiago, Chile


    Los cinco países con más universidades reconocidas en el mundo
    Con 144 Estados Unidos es el país con el mayor número de universidades reconocidas. El segundo puesto lo ocupa el Reino Unido con 70 planteles superiores. España ocupa el tercer lugar con 55, Alemania con 42 y Francia con 41.



    lunes, 10 de julio de 2023

    Así funcionan los ‘rankings’ universitarios internacionales

    Publicado en El País
    https://elpais.com/economia/formacion/2023-07-07/asi-funcionan-los-rankings-universitarios-internacionales.html 


    Así funcionan los ‘rankings’ universitarios internacionales La presencia en las clasificaciones internacionales refleja el prestigio de las instituciones, analizando aspectos que van desde la investigación y la reputación académica a la empleabilidad y la sostenibilidad

    Nacho Meneses

    Madrid - 07 jul 2023 


    Harvard, MIT, Cambridge, Oxford, Stanford... Cada vez que sale una nueva edición de cualquiera de los rankings internacionales de educación superior (ya sea el de Shanghái (ARWU), el QS o el Times Higher Education (THE), por citar tres de los más conocidos) destacando las mejores universidades del mundo, el hecho de no encontrar ninguna universidad española entre las 100 primeras levanta invariablemente muchas cejas, y la reflexión es la misma: ¿dónde están las instituciones españolas?

    Tomando, como ejemplo, el ranking de QS, la primera institución académica española es la Universidad de Barcelona, en el puesto 149. Después vienen la Autónoma de Barcelona (164), la Complutense de Madrid (171) y la Autónoma de Madrid (199). Sería muy fácil argumentar que ello solo evidencia una falta de calidad académica y de relevancia internacional, pero sería una conclusión tan fácil de articular como profundamente errónea. ¿Los motivos? Son muchos, pero los trataremos de explicar a continuación.

    Lo primero es poner los datos en una perspectiva correcta: “Si hay unas 20.000 universidades en el mundo con docencia e investigación reconocidas, estar en el Top 200 mundial es estar en el 1 % de las mejores. Y estar entre las 1.000 primeras es pertenecer al 5 % de las mejores”, explican desde CRUE Universidades Españolas. Una evaluación que comparten tanto en QS como en THE: “Aparecer en la lista ya es tener una posición fuerte, y estar en las 200 primeras es un logro espectacular. Pero lo mismo se puede decir del Top 500, donde hay 14 universidades españolas”, recuerda Ben Sowter, vicepresidente sénior de QS.

    Otros indicadores sirven también para evidenciar la relevancia del sistema universitario español: es, para empezar, uno de los sistemas de enseñanza superior más sostenibles de Europa, con cuatro universidades en el Top 100. Además, si alrededor del 20 % de la investigación mundial se realiza, en la actualidad, gracias a la colaboración internacional, en España ese porcentaje se eleva al 50 %, ya que la mitad de su investigación se lleva a cabo con socios transfronterizos.

    En lo que respecta a sus publicaciones científicas, el 30 % de los trabajos españoles se publica en el 10 % de las revistas académicas de mayor impacto, un 6 % más que la media mundial, según explican desde QS. Solo entre 2018 y 2022, España ha producido unos 420.000 artículos académicos y generado más de 2,5 millones de citas.

    ¿Para qué sirven los ‘rankings’?

    La relevancia, para CRUE, es evidente, “dado que contribuyen a la reputación internacional de la institución y favorecen la movilidad académica y la atracción y captación del talento. No obstante, esto último, en el caso del profesorado, está muy condicionado por las contribuciones y recursos que puedan ofrecer nuestras universidades, que están lejos de las mejores universidades del mundo”. Así, mientras las universidades españolas tienen un gran atractivo entre el estudiantado internacional, no sucede lo mismo entre el profesorado de otros países. Y es que “España gasta, en sus universidades, del orden de un 20 % menos por estudiante sobre el PIB que la media de la OCDE. Y si hablamos del Top 150, entre tres y cuatro veces menos de media”, señalan desde CRUE.

    ¿Qué impacto tiene disponer de un claustro internacional? Para Sowter, un profesorado internacional planta la semilla necesaria para una colaboración académica entre universidades de distintos países, lo que a su vez mejorará la reputación académica internacional y atraerá un mayor número de citas.

    De cara a los estudiantes, este tipo de clasificaciones puede constituir una valiosa herramienta a la hora de decidir dónde estudiar, ya sea en su propio país o en el extranjero. Para el profesorado, puede servir para buscar empleo en instituciones que perciben como más destacadas en sus respectivos campos. Para los Gobiernos, constituyen una fuente de información a tener en cuenta al dar forma a su política educativa. Y, en las instituciones, pueden promover un diálogo constructivo sobre su propio rendimiento: según una encuesta de liderazgo universitario elaborada por la OCDE, un 68 % los usa como una herramienta interna para implementar cambios organizativos, de gestión o académicos, además de ser instrumentales a la hora de identificar otras instituciones con las que asociarse.

    ¿Qué aspectos analizan?

    Para elaborar estas tablas, las organizaciones responsables de los distintos rankings analizan una gran cantidad de información que va desde el prestigio internacional a la producción científica, la reputación académica, la empleabilidad e incluso la sostenibilidad de las instituciones. No todos lo hacen de la misma manera ni con el mismo enfoque: si la clasificación de Shanghái, para algunos la más relevante, se basa en métricas de producción y notoriedad científica (publicaciones, premios Nóbel, etcétera), en THE existe un enfoque más académico y de producción científica, y en QS se incorporan además indicadores relacionados con los resultados laborales y la sostenibilidad. En los dos últimos casos, una gran parte de la evaluación proviene de encuestas de reputación internacionales.

    En el caso del ranking de Times Higher Educacion (THE), un 33 % de la puntuación proviene precisamente de una encuesta de reputación académica internacional que sirve para analizar tanto el entorno de aprendizaje como la calidad y cantidad de su investigación. Aquí se examina el prestigio percibido en la enseñanza de las instituciones (por ejemplo, un alto porcentaje de estudiantes de posgrado es indicativo de educación efectiva en los niveles más altos). Un 30 % adicional analiza la influencia de su investigación en trabajos académicos de otras partes del mundo (es decir, cuántas veces aparecen citados). Mientras, en el QS, un 30 % corresponde a la reputación académica percibida y un 20 % a la reputación de los empleadores.

    “Las citas nos muestran cuánto contribuye cada universidad a la suma del conocimiento humano: nos dice qué investigaciones han destacado, cuáles han sido recogidas y desarrolladas por otros académicos y, lo que es más importante, destaca aquello que se ha compartido más globalmente para expandir los límites de nuestro conocimiento, independientemente de la disciplina que se trate”, cuenta Phil Baty, director de Asuntos Globales en THE. Solo en su ranking se examinaron 121 millones de citas en 15,5 millones de publicaciones de distinto tipo.

    Los ‘rankings’ importan, pero hay más

    Uno de los aspectos que conviene tener en cuenta a la hora de considerar estas clasificaciones es que no se trata (ni pretenden ser) el único baremo al que acudir, como recuerda Sowter: “No son ninguna autoridad en la elección individual de nadie. Deberían tomarse como una fuente de información más entre muchos otros factores que usen [por ejemplo] los estudiantes a la hora de tomar la decisión correcta y que son personales para cada uno de ellos (…). Se trata de que la opinión que se formen de la calidad de una determinada institución se base en su propia definición, y no en otra universal para todos elaborada por una organización de rankings que puede hallarse a miles de kilómetros de ellos”.

    Por otro lado, las organizaciones responsables de elaborar estos rankings tienen también en cuenta la sensibilidad y los intereses tanto de los alumnos como de la sociedad en general. Por eso, tanto QS como THE incluyen en sus distintas clasificaciones aspectos como la sostenibilidad o la inserción laboral [si bien desde QS afirman ser los únicos que incluyen dichas consideraciones en su ranking principal]: “Esta es una generación de estudiantes que se enfrentan a un mercado laboral muy difícil y a numerosas fuerzas disruptivas; una generación muy concienciada con la sostenibilidad y con la necesidad de que tanto las instituciones a las que acudan, como la educación que reciban, reflejen esos valores”, añade Jessica Turner, CEO de QS.

    Cómo mejorar en las clasificaciones

    En lo que respecta a las universidades españolas, cabe preguntarse qué pasos podrían tomar para mejorar su posición de cara al futuro. Pero lo cierto es que no hay una única estrategia para ello. No se trata, por un lado, de simplemente publicar más, sino de que la calidad de esas publicaciones sea lo suficientemente buena como para tener un impacto en la comunidad académica global. Por otro lado, “se puede contratar más profesores, o comunicar con mayor eficiencia las capacidades y la reputación de cada universidad... Pero realmente no tiene sentido enfocarse solo en los aspectos medidos por los rankings, ya que hay muchas otras cosas que se interrelacionan con ellos. Así que la mejor manera de mejorar en una clasificación es mejorar la propia universidad, no según los baremos de ningún ranking, sino según el que cada institución haya elaborado para ellos mismos”, reflexiona Sowter.

    Entre esos factores, precisa, las peculiaridades de cada universidad constituyen una dimensión crítica que se acabará viendo reflejada en las clasificaciones. “Nosotros usamos dos grandes encuestas universitarias para evaluar la reputación de cada universidad. Y esas encuestas responden no solo a la destreza y el prestigio, sino también a la innovación y a la existencia de un carácter distintivo, según el cual las instituciones entiendan en qué son mejores y sean capaces de ofrecer una identidad propia a su comunidad y a cualquier parte interesada”.

    En cualquier caso, como recuerdan desde CRUE, es importante no perder de vista si una universidad realmente contribuye, y en qué medida, “a una verdadera transformación social que mejore la calidad de vida de las personas, con una mayor equidad y sostenibilidad”.

    lunes, 8 de mayo de 2023

    El 'efecto cobra', o por qué la obsesión por los rankings y las métricas genera corrupción

    Publicado en El Mundo
    https://www.elmundo.es/tecnologia/innovacion/working-progress/2023/04/30/644d3fcefc6c8301178b456f.html


    El 'efecto cobra', o por qué la obsesión por los rankings y las métricas genera corrupción

    • JUANJO BECERRA
    • ULISES CULEBRO (ILUSTRACIÓN)
    Actualizado Martes, 2 mayo 2023

    El soborno a investigadores españoles para escalar en los rankings universitarios usando su impacto científico es el último ejemplo de cómo la obsesión por medirlo todo para optimizar las decisiones políticas y económicas suele provocar el efecto contrario.

    Suele decirse que lo que no se evalúa, se devalúa. Que lo que no se mide, acaba por tener una desmedida tendencia a empobrecerse. Pero no habla de eso este reportaje, sino de lo contrario: de cómo la obsesión actual por reducir la realidad a métricas, rankings y parámetros no solo propicia igualmente la mediocridad, sino que acaba por corromper la realidad que se pretende medir.

    El último ejemplo de ello es la revelación de que Arabia Saudí ha estado pagando a científicos españoles de alto impacto para que firmaran sus artículos como si trabajaran en ese país en lugar de los centros españoles en los que están contratados. Todo ello, como forma de subir en los rankings internacionales de universidades.

    Lo cierto es que la tiranía de los escalafones y las métricas impera en la vida universitaria desde que se consagró hace un par de décadas la cultura de la evaluación de la calidad, la financiación y los incentivos por méritos académicos.

    De repente, había que medirlo todo: la satisfacción de los estudiantes, la productividad de los investigadores, el prestigio de las facultades... Se consideraba la mejor manera de promover la excelencia, aunque al final ha provocado, en muchos casos, el efecto contrario.

    LAS MÉTRICAS Y EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

    «Con los rankings está pasando algo parecido al principio de incertidumbre de Heisenberg, que habla de cómo la observación de la realidad interfiere con las partículas que pretendes observar y las modifica», plantea Manuel Febrero Bande, catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Santiago de Compostela.

    «Cuando eres consciente de que estás siendo evaluado con un modelo que es una simplificación de la realidad, acabas dedicando más esfuerzos a mejorar en ese modelo que a tu labor como científico, por ejemplo», completa.

    Algo similar plantea Carlos Elías, también catedrático, aunque en este caso de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M): «La excelencia científica jamás la medirán las citas o rankings, sino la historia de la ciencia: teoremas, teorías, nuevas moléculas relevantes, leyes físicas nuevas que salgan de esa universidad o ese país... y eso sólo puede decirlo el tiempo y los historiadores de cada disciplina».

    SOBORNAR A LOS CLIENTES PARA RECIBIR CINCO ESTRELLAS

    Hace apenas unas semanas, Elías concurrió a las elecciones al Rectorado de la UC3M denunciando la inversión de prioridades que se está produciendo en los campus. «En mi programa, que pronto publicaré como libro, denunciaba cómo políticas como los grados en inglés o la segregación por notas altas se adoptan sólo para estar mejor posicionados en los rankings, olvidando la función social de una universidad pública», subraya.

    Pero lo cierto es que los campus o la ciencia no son los únicos que están gravemente enfermos de métricas, sino que es un fenómeno cada vez más generalizado en el mundo digital. Basta con hacer un repaso rápido de las decisiones que usted mismo toma en el día a día para darse cuenta de que muchas de ellas están influidas (¿intoxicadas?) por todo tipo de mediciones, escalafones o parámetros.

    ¿No suele comparar el número de estrellas de los market places antes de decidir qué producto compra? ¿No busca en Internet listas de los mejores restaurantes de la ciudad? ¿No fía al número de retuits de una persona en redes sociales la decisión de si es relevante? Todos lo hacemos. Y, sin embargo, muchas empresas de consumo sobornan a los clientes para garantizarles a sus productos las deseadas cinco estrellas; la influencia en redes está inflada a menudo por legiones de bots; y se han denunciado varios casos de restaurantes ficticios que, con muy poco, engañaron al algoritmo de webs como Tripadvisor para convertirse en los mejores de su municipio.

    «Las métricas, y más aún con el big data, que es el nuevo petróleo, dominan la sociedad e incluso se pueden manipular sentimientos, opiniones, rankings...», sostiene Irene Marroquín, profesora de Inteligencia de Negocios en la Universidad CEU-San Pablo. Y esa es la paradoja: ponerle número a todo nos hace creer que vivimos en un mundo medido y bajo control, cuando en realidad se trata de una ficción paralela. A menudo, manipulada. ¿Por qué? Por diversos motivos.

    El primero tiene que ver con ese principio de incertidumbre al que aludía Febrero Bande y que en sociología se conoce como Ley de Goodhart, Ley de Campbell o efecto cobra. Este último nombre se debe a una anécdota de la India colonial, donde se intentó reducir las poblaciones de este tipo de serpiente venenosa premiando su aniquilación. Se consiguió justo lo contrario, ya que muchos cazarrecompensas las criaban para matarlas y cobrar. Así, cuando se eliminaron los incentivos por cada cobra muerta, esos criadores liberaron a las que tenían y aumentó su población.

    ¿SE PUEDE MEDIR TODO?

    La segunda explicación es que estamos obsesionados en medir incluso aquello que no es fácil de traducir en parámetros con rigor. «Más que una hipermedición, hay una hipersimplificación de la realidad», matiza Febrero Bande. «Yo no creo que haya cuestiones imposibles de cuantificar, sino que a veces resulta muy caro y se opta por modelos ultra simples para medir de forma rápida la calidad pese a dejar muchas zonas oscuras», añade.

    Sin embargo, este es un punto en el que los académicos no se ponen de acuerdo entre sí. «Las ciencias sociales, incluida la economía, jamás serán como las naturales, porque no pueden hacer predicciones, sino profecías, que son puntos de vista con sesgos políticos», plantea Elías. «Eso no es malo en absoluto, peor es creer que es una verdad objetiva y que no lo sea», precisa.

    El tercer peligro de las métricas es que a menudo se convierten en objetivos en sí mismas más que en herramientas para calcular cómo de cerca o de lejos estás de tus verdaderos objetivos. «Eso es muy peligroso a nivel empresa y en todos los sectores, pero cuando lo haces desde los gobiernos acabas corrompiendo políticamente el sistema», argumenta Marroquín.

    La ficción ha dado buena cuenta de ello. Por ejemplo, The Wire, una de las mejores series de la historia, donde la Policía acaba ocultando cadáveres para maquillar las estadísticas sobre homicidios y no perjudicar las ambiciones del alcalde Carcetti.

    Tampoco en el mundo real faltan ejemplos. Uno de ellos es la llamada falacia de McNamara. El secretario de Defensa de EEUU definió una serie de indicadores que garantizarían la victoria. Entre ellos, infligir un determinado número de bajas enemigas, lo que animó a los soldados a contabilizar cadáveres de campesinos. La consecuencia: se alcanzaron todos los objetivos numéricos de Robert McNamara, pero se perdió la guerra.

    Basta con extrapolar este ejemplo a otros terrenos para darse cuenta de los enormes riesgos que conlleva convertir las métricas en religión. «Introducir KPIs (indicadores clave de rendimiento, por sus siglas en inglés) en la medicina puede llevar a que un médico no quiera asumir un caso muy grave porque si se le muere el paciente durante la operación empeoran sus KPIs y su valoración profesional», sugiere Marroquín. ¿Querrían que un cirujano estuviera pensando en su productividad o su tasa de éxito mientras les opera?

    Pero, pese a todos estos peligros y a la sensación de que las métricas nos construyen un mundo de mentira, los expertos consultados las consideran una herramienta insustituible para tomar decisiones. La clave, como en tantas otras cosas, es la educación. Que todos seamos conscientes al utilizarlas, de sus limitaciones, sus perversiones y sus riesgos.


    miércoles, 26 de abril de 2023

    La trama saudí-española y la ley de Campbell: cuando el indicador corrompe tanto al indicador como a lo que se mide

    Publicado en El País
    https://elpais.com/ciencia/2023-04-22/la-ley-de-campbell-y-el-poder-blando-que-explican-la-trama-saudi-para-corromper-cientificos.html



    "La ley de Campbell viene a decir que cuanto más se utilice un indicador para la toma de decisiones, más probable será que se corrompa tanto el indicador como la actividad que quiere medir."

    ÉTICA CIENTÍFICA
    ANÁLISIS


    La ley de Campbell y el poder blando que explican la trama saudí para corromper científicos

    El sistema necesita reformas que fortalezcan el papel de los investigadores y las instituciones frente a quienes tratan de comprar su prestigio

    JAVIER SALAS
    22 ABR 2023 - 03:09 CST

    Hablemos de la ley de Campbell y del poder blando. De petrodólares y de cómo compran prestigio aprovechando nuestras vulnerabilidades. De la trama que ha destapado mi compañero Manuel Ansede en EL PAÍS, pero ampliando el foco para entender mejor el contexto.

    La ley de Campbell viene a decir que cuanto más se utilice un indicador para la toma de decisiones, más probable será que se corrompa tanto el indicador como la actividad que quiere medir. En el mundo de la ciencia, un ejemplo claro es el llamado “publica o perece”: para ser alguien y tener derecho a plazas y contratos, debes mantener un ritmo insostenible de publicación de estudios.

    Eso, como indica Campbell con su ley, provoca innumerables derivadas problemáticas: como el científico español con el récord de estudios retractados (tumbados) por ser basura académica: repetidos, manipulados o lo que fuere, con tal de aumentar su cuenta de papers.

    O como el más reciente caso de Rafael Luque, que publica un estudio cada 37 horas y, sin sonrojarse, reconoce que los “pule” usando el famoso ChatGPT (que falla como escopeta de feria). Este químico lleva cinco años en la lista de investigadores más citados del mundo, elaborada por la empresa especializada Clarivate. Una lista que determina la posición en el ranking de universidades más prestigioso, el de Shangái: cuantos más científicos “muy citados” tienes en plantilla, mejor universidad eres. Para estas instituciones, la posición en ese listado es esencial; hoy lo encabeza la de Harvard.

    Y como determina la ley de Campbell, es tan decisivo ese ranking que tenía todas las papeletas para corromperse: el sistema y quienes lo conforman.

    Por eso, saltamos de Luque al listado de “muy citados” de Clarivate y a quienes tratan de manipularlo. Ansede descubrió que Luque, junto a otros muchos investigadores españoles, había declarado que su lugar de trabajo principal eran universidades saudíes para las que no trabajan. ¿Y por qué lo hacen? Por dinero. Las instituciones científicas de Arabia Saudí pagan bien para adquirir prestigio internacional; a algunos investigadores los fichan, directamente. Cero pegas a eso. Pero en este escándalo hablamos de corrupción: de recibir dinero a cambio de mentir y decirle a Clarivate que trabajas en la Universidad Rey Abdulaziz, aunque no hayas pisado en tu vida la península Arábiga.

    España, por desgracia, es potencia mundial en eso: con 11 investigadores, somos el segundo país con más científicos que cambiaron su filiación a cambio de petrodólares, sabiendo que era mentira y que, además, perjudicaban a la universidad que verdaderamente les paga el sueldo a fin de mes.

    En esta trama saudí, como en todas, hay que seguir el rastro del dinero. Y al hacerlo descubrimos a un personaje, un catedrático que hace de intermediario y que montó una empresa para enriquecerse como mediador entre estas universidades saudíes y los científicos españoles “muy citados” que se pudieran comprar.

    ¿En qué punto estamos? Hay abiertas investigaciones en marcha, declaraciones de algunos políticos —¿pero dónde está la ministra de Ciencia?—, mucho revuelo soterrado en las instituciones científicas, nervios entre personas que se corrompieron, dimisiones y más ceses que quizá estén al caer.

    Reformar el sistema científico
    Como en toda actividad colectiva, en la ciencia también hay flaquezas humanas y tentaciones muy carnales que se deslizan por las grietas de sistemas que no son perfectos, ni de lejos: el de estos rankings, los índices de valoración de científicos, las publicaciones al peso en revistas... Necesitan una reforma urgente porque la ciencia está muy expuesta a la ley de Campbell que, como vemos, es una de las leyes de las ciencias sociales que se cumple con mayor rotundidad.

    Sobre todo cuando hay actores que pretenden sacarle todo el jugo. Aquí es donde entra eso que mencionaba del poder blando, esa forma de ganar influencia a través del prestigio cultural o intelectual y no con las armas y las agresiones financieras (el poder duro). El que quieren ejercer, lo estamos viendo estos años, países como Qatar o Arabia Saudí. No soy experto en geopolítica, pero tampoco hace falta ser Henry Kissinger para ver lo que está pasando.

    Hace un par de semanas, España anunció su acuerdo de colaboración con un instituto de investigación en inteligencia artificial de Emiratos Árabes Unidos, ADIA Lab, que había elegido Granada como ubicación para su sede europea. Y dimitieron varios de los consejeros elegidos por el Gobierno español para asesorarle en este campo porque es un centro científico “financiado por un Gobierno [Emiratos Árabes Unidos] que no reconoce la independencia de la ciencia, que pisotea los derechos humanos, en especial de mujeres, de las comunidades LGTBQI+ e inmigrantes”.

    Esta semana entrevistamos a la responsable de este conflicto, la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas. Y su respuesta, en pleno escándalo saudí, llama la atención: “No hay ningún conflicto ético. Esto es una financiación, no para un gobierno, no para un centro, sino para los científicos españoles”, aseguró, porque “una cosa son las relaciones diplomáticas, otra el activismo y otra la ciencia”. Y añadió: “¿O alguien pone en duda que un científico español, si es que se siente mínimamente dirigido en su investigación, no va a levantar la mano y va a decir que ya no quiere colaborar más con ellos? Los científicos son los que tienen libertad de decidir”.

    Petrodólares en el espacio
    La “libertad de decidir” tiene un punto controvertido cuando dejamos que reinen los petrodólares, como demuestran Luque y los demás científicos que se dejaron comprar. Como decía el editorial de EL PAÍS, la consecuencia más potente de la investigación de este periódico debe ser que “los responsables de confeccionar esos rankings revisen los criterios que aplican, sobre todo porque algunas de las universidades más prestigiosas del mundo pueden ver afectado su crédito ante la causa real de los altos puestos de algunas de ellas: dinero”.

    El Mundial de fútbol comprado por Qatar y la celebración de partidos de campeonatos españoles en Riad, la capital saudí, pertenecen al mismo relato. Dictaduras que cabalgan sobre petrodólares en los terrenos más populares para limpiar su imagen internacional, como el deporte o la ciencia.

    O el espacio. El próximo ejemplo tiene fecha: el 8 de mayo volarán a la Estación Espacial Internacional dos astronautas de Arabia Saudí. El piloto Ali Al Qarni y la científica Rayyanah Barnawi, especialista en cáncer, que se convertirá en la primera mujer saudí en el espacio, despegarán en un cohete Falcon 9 de SpaceX desde Florida como parte de la misión Axiom 2. Las misiones de Axiom son turismo espacial para forrados; los magnates de la Axiom 1 pagaron 50 millones de dólares cada uno y ahora paga el sátrapa saudí Mohamed bin Salmán. Gracias a los pasajes que proporciona Elon Musk, Bin Salmán podrá decir que su país ya ha puesto a una mujer en el espacio, al mismo nivel que Francia, Italia o Reino Unido, y algo que no han logrado Alemania o España.

    Con las manos manchadas por la sangre del periodista Jamal Khashoggi, el príncipe saudí Bin Salmán saludaba el lunes a la joven investigadora Barnawi, pero esta vez con la sonrisa amable del poder blando. La de las supercopas de fútbol, las universidades prestigiosas y las mujeres astronautas. Nosotros seguiremos contando lo que hay detrás, porque apesta.

    ESPAÑA: profesores de la Complutense llevan más de 300 firmas al Rectorado para que corte relaciones con empresas y academias cercanas a ISRAEL

    Publicado en El País https://elpais.com/espana/madrid/2024-05-10/los-maestros-de-la-complutense-llevan-mas-de-300-firmas-al-rectorado-para-...