miércoles, 22 de septiembre de 2021

THE LANCET retoma teoría "conspirativa" de la fuga del laboratorio

Publicado en The Economic Times
https://economictimes.indiatimes.com/news/science/covid-origins-probe-the-lancet-does-u-turn-over-lab-leak-theory/articleshow/86357438.cms 


Investigación de los orígenes de Covid: The Lancet da un giro sobre la teoría de la fuga del laboratorio

En febrero del año pasado, The Lancet publicó una carta abierta en la que "condenaba enérgicamente las teorías conspirativas" en torno al brote de coronavirus de Wuhan, que sugerían que el Covid-19 no tiene un origen natural.

Después de enfrentarse a las críticas por su cobertura de los orígenes de la pandemia de Covid, la aclamada revista científica The Lancet ha publicado una "visión alternativa" de 16 científicos.

El equipo internacional de expertos en salud, en la carta abierta, hace un llamamiento al "debate científico objetivo, abierto y transparente sobre el origen del SARS-CoV-2".

Los científicos "necesitan evaluar todas las hipótesis sobre una base racional, y sopesar su probabilidad sobre la base de hechos y pruebas, desprovistos de especulaciones sobre posibles impactos políticos", escribieron los autores. 

En febrero del año pasado, The Lancet publicó una carta abierta en la que "condenaba enérgicamente las teorías conspirativas" en torno al brote de coronavirus en Wuhan, sugiriendo que el Covid-19 no tiene un origen natural.

A principios de este año, se reveló que Peter Daszak -científico británico y presidente de la organización sin ánimo de lucro EcoHealth Alliance, con sede en Estados Unidos y que tiene una conexión directa con China- había orquestado en secreto la ahora famosa carta. La empresa también ha financiado investigaciones en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV).

En la nueva carta abierta, los científicos discuten la posibilidad de que la investigación en el laboratorio haya desempeñado un papel en la aparición del virus del SARS-CoV-2.

"Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas que sugieren que el Covid-19 no tiene un origen natural", afirmaron, en una declaración que "impartió un efecto silenciador en el debate científico más amplio".

Sin embargo, "no existe un apoyo directo al origen natural del SARS-CoV-2, y es plausible un accidente relacionado con el laboratorio", afirmaron los autores.

"Puede parecer poca cosa, pero después de 18 meses de negación total, el mero hecho de que [The] Lancet acepte publicar esta carta en la que se reconoce que el origen del Covid-19 sigue siendo un veredicto abierto, es algo muy importante", declaró a Daily Mail on Sunday el profesor Nikolai Petrovsky, de la Universidad Flinders de Adelaida (Australia), uno de los firmantes.

"Que una revista médica de primera línea como Lancet acceda a abrir por fin sus puertas a una carta de los científicos en la que se pone de manifiesto el origen aún incierto del Covid-19, indica lo mucho que hemos avanzado en 18 meses en la petición de un debate científico abierto sobre el tema, pero también indica lo mucho que nos queda por recorrer", añadió.

Además, la nueva carta también implora a China que se abra y permita el acceso a una investigación adecuada. Mientras que el primer estudio conjunto de la Organización Mundial de la Salud y China concluyó que el origen de laboratorio era "extremadamente improbable", el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado que todas las hipótesis siguen sobre la mesa, incluida la de una fuga de laboratorio.

Mientras tanto, China se ha resistido a una segunda investigación completa y sin restricciones de los orígenes del brote por parte de la OMS, acusando al organismo sanitario mundial de "arrogancia" y una "falta de respeto por el sentido común".

"Aunque necesitamos más pruebas, el mundo seguirá sumido en la disputa sin un compromiso total de China, que incluya el acceso abierto a los datos primarios, los documentos y el material relevante almacenado para permitir una búsqueda exhaustiva, transparente y objetiva de todas las pruebas pertinentes", escribieron los autores.


martes, 21 de septiembre de 2021

CIENCIA ABIERTA: Cuidado con la reproducibilidad simulada

Publicado en Nature
https://www.nature.com/articles/d41586-021-01824-z 


⦁ Un cambio sólido y sostenible depende de si los valores culturales subyacentes se han alterado, no sólo las señales superficiales. Si no lo han hecho, las prácticas de la ciencia abierta pueden convertirse en un obstáculo más, una forma de señalización de la virtud o una cortina de humo.

⦁ Me preocupa que, al adoptar los adornos de la reproducibilidad, el trabajo de mala calidad pueda parecer que ha adoptado las mejores prácticas. El problema es que el trabajo descuidado está impulsado por una cultura científica que pone demasiado énfasis en los hallazgos interesantes. Cuando los financiadores y las revistas recompensan las afirmaciones llamativas en detrimento de los métodos rigurosos y los resultados reproducibles, las reformas para cambiar la práctica pueden resultar contraproducentes. Las nuevas prácticas, normas y políticas útiles se transforman en formalidades sin sentido para seguir acaparando titulares a cualquier precio. 

⦁ Dicho esto, veo que los valores están cambiando... algunos investigadores reaccionaron con abierta hostilidad, utilizando frases como "policía de la replicación". Ahora esas críticas son poco frecuentes (al menos en público). Y en algunas comunidades, los investigadores dan ahora prioridad al trabajo que otros pueden aprovechar. Por ejemplo, organizaciones como la Society for Improving Psychological Science (Sociedad para la Mejora de la Ciencia Psicológica) encarnan una oleada de energía e idealismo por parte de investigadores, en su mayoría jóvenes.


Cuidado con la reproducibilidad simulada

Los cambios bien intencionados para mejorar la ciencia podrían convertirse en gestos vacíos si no cambian los valores subyacentes.

Stuart Buck

Hace casi una década, en Arnold Ventures -una organización filantrópica de 2.000 millones de dólares en Houston, Texas- nos dimos cuenta de que utilizar la evidencia para dirigir nuestras donaciones requería tener más confianza en la propia evidencia. Como vicepresidente de investigación, me encontré inmerso en los esfuerzos por mejorar la ciencia, dispersando más de 60 millones de dólares en subvenciones para garantizar que los investigadores pudieran aprovechar los resultados de otros. Participé en los debates que condujeron a la adopción generalizada de directrices que promueven la transparencia y la apertura, al repositorio de ensayos clínicos Vivli y al lanzamiento del Centro para la Ciencia Abierta, una organización sin ánimo de lucro en Charlottesville, Virginia.

He visto muchos cambios positivos desde entonces. Pero a veces me preocupa que podamos acabar con el peor de los mundos: la pretensión de reproducibilidad sin la realidad.

En 2012, muy poca gente había oído hablar del prerregistro, la práctica antibacteriana de especificar, por escrito, los análisis e hipótesis previstos al comienzo de un experimento. Hacerlo era un requisito para nuestros becarios.

Hoy en día, parece que todos los científicos saben lo que es el prerregistro. La mayoría está de acuerdo en que puede ayudar a reducir el sesgo de publicación y el "P-hacking", cuando los datos se ajustan para producir valores P significativos. Las principales sociedades profesionales respaldan ahora esta práctica: el registro de la Asociación Americana de Economía cuenta con más de 4.700 estudios, y la Asociación Americana de Psicología ha creado un conjunto de "Normas de prerregistro para la investigación cuantitativa en psicología". De hecho, hay unos 75.000 proyectos de investigación registrados en el repositorio Open Science Framework del Center for Open Science.


Nuestra obsesión por la eminencia distorsiona la investigación

Se puede contar una historia similar sobre el intercambio de datos a través de Zenodo del CERN, el laboratorio europeo de física de partículas cerca de Ginebra (Suiza); Figshare de la empresa de análisis londinense Digital Science; muchos repositorios de los Institutos Nacionales de Salud; y otros. Aunque todavía está lejos de ser una rutina en muchas disciplinas, el ritmo al que los artículos académicos comparten sus datos subyacentes está creciendo: un estudio lo sitúa en un aumento de alrededor del 0% en 2000 a casi el 20% en 2018 (S. Serghiou et al. PLoS Biol. 19, e3001107; 2021).

Pero un cambio sólido y sostenible depende de si los valores culturales subyacentes se han alterado, no solo las señales superficiales. Si no lo han hecho, las prácticas de la ciencia abierta pueden convertirse en un obstáculo más, una forma de señalización de la virtud o una cortina de humo.

Lo he visto. En una conferencia celebrada unos meses antes de la pandemia, un académico me contó cómo, en su departamento, todo el mundo escribía largos planes de preanálisis que, en teoría, limitarían el hackeo P. En la práctica, admitió, los investigadores podían dar rienda suelta al "cherry picking", contando con que nadie tiene tiempo o paciencia para leer un plan de preanálisis de 100 páginas y compararlo con la publicación posterior.

Las pruebas más sistemáticas proceden del Proyecto COMPare, dirigido por Ben Goldacre en la Universidad de Oxford (Reino Unido), un esfuerzo financiado por mi departamento. Ese equipo revisó las publicaciones de 67 ensayos clínicos en las principales revistas médicas y las comparó con las descripciones originales. Sólo 9 coincidieron. De los demás, 354 resultados prerregistrados no se informaron; otros 357 resultados se "añadieron silenciosamente" (B. Goldacre et al. Trials 20, 118; 2019).

Mientras tanto, muchos prerregistros son demasiado vagos. En un estudio, se pidió a los revisores que contaran el número de hipótesis en 106 prerregistros. Sólo estuvieron de acuerdo el 14% de las veces (M. Bakker et al. PLoS Biol. 18, e3000937; 2020).

¿Qué pasa con el intercambio de datos? Los principios FAIR estipulan que los datos compartidos deben ser "localizables, accesibles, interoperables y reutilizables". Un análisis realizado en 2020 en 15 revistas de psicología concluyó que la mayoría de los conjuntos de datos "no estaban completos ni eran reutilizables" (J. N. Towse et al. Behav. Res. https://doi.org/gkzk; 2020).

Me preocupa que, al adoptar los adornos de la reproducibilidad, el trabajo de mala calidad pueda parecer que ha adoptado las mejores prácticas. El problema es que el trabajo descuidado está impulsado por una cultura científica que pone demasiado énfasis en los hallazgos interesantes. Cuando los financiadores y las revistas recompensan las afirmaciones llamativas en detrimento de los métodos rigurosos y los resultados reproducibles, las reformas para cambiar la práctica pueden resultar contraproducentes. Las nuevas prácticas, normas y políticas útiles se transforman en formalidades sin sentido para seguir acaparando titulares a cualquier precio. 

Dicho esto, veo que los valores están cambiando. En los primeros años en que Arnold Ventures comenzó a apoyar estos esfuerzos, algunos investigadores reaccionaron con abierta hostilidad, utilizando frases como "policía de la replicación". Ahora esas críticas son poco frecuentes (al menos en público). Y en algunas comunidades, los investigadores dan ahora prioridad al trabajo que otros pueden aprovechar. Por ejemplo, organizaciones como la Society for Improving Psychological Science (Sociedad para la Mejora de la Ciencia Psicológica) encarnan una oleada de energía e idealismo por parte de investigadores, en su mayoría jóvenes.

Aun así, lo que realmente importa es que los científicos se sientan capacitados y recompensados por hacer un trabajo sólido, publicar resultados negativos y seguir los datos. El idealismo de los científicos que inician su carrera debe ir acompañado de señales firmes por parte de los directivos y las instituciones de que es posible ser contratado y obtener la titularidad mientras se aplican las mejores prácticas. Una señal esperanzadora es que en los anuncios de empleo de algunas universidades se pregunta por el compromiso de los candidatos con las prácticas de la ciencia abierta.

Este tipo de cambio cultural es el verdadero reto.

A la caza de revistas científicas falsas que no cumplen las reglas

Publicado en Chicago Tribune
https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-caza-revistas-cientificas-falsas-no-cumplen-reglas-20210920-n25fnjh5nree7ef7vpi4qe6d6e-story.html?fbclid=IwAR1m0O2S0xYqPQ8tZdbb_fW-4I5L-64eKDs81RCHs5Wr9J-qUM6Q7SeFenQ


A la caza de revistas científicas falsas que no cumplen las reglas

viernes, 17 de septiembre de 2021

Nuevos «rankings» para viejas necesidades

Publicado en blog Univerdad

https://www.universidadsi.es/nuevos-rankings-para-viejas-necesidades/


Nuevos «rankings» para viejas necesidades


La palabra “ranking” atrae la atención del público lector, trate de lo que trate dicha clasificación ordinal. En el caso de rankings de universidades, futuros estudiantes, profesorado, personal de investigación, equipos rectorales, responsables de distintas políticas públicas (y no sólo de educación e investigación), empresas (especialmente de base tecnológica) y otros grupos de interés se sienten atrapados por los listados de instituciones universitarias que aparecen anualmente, transformando estas herramientas en puentes de comunicación masivos que conectan las universidades con su audiencia.

Un breve repaso a los rankings de universidades

Las clasificaciones de universidades al uso (principalmente ARWUTHE-WUR y QS WUR) son productos que están sujetos a numerosas críticas. Se les reprocha los conceptos vagos que miden y la existencia de conocidos sesgos, como son el uso de ciertas fuentes bibliográficas elaboradas y consumidas con perspectiva básicamente occidental;  la excesiva orientación hacia el rendimiento en investigación;  o el diseño de metodologías basadas en la ponderación arbitraria de indicadores para generar indicadores sintéticos, malinterpretados por una gran parte de sus lectores.

La variedad de rankings globales de universidades es amplia y diversa. Se pueden distinguir los rankings puramente bibliométricos (ej. ARWU, Leiden RankingScimago Institutions Ranking), centrados en evaluar la excelencia científica de las universidades como centros generadores de nuevo conocimiento; los rankings integrales (ej. THE-WUR, QS-WUR), centrados en medir la reputación internacional de las universidades a través de todas sus misiones mediante datos tanto cuantitativos (investigación) como cualitativos (encuestas); y los rankings de características especiales, centrados en medir entidades (escuelas, facultades), servicios (bibliotecas, instalaciones deportivas), la penetración en impacto de las universidades en la web (por ejemplo, webometrics) o valores (empleabilidad) concretos de las universidades.

Repensando los fines

La mayoría de estas clasificaciones globales no tienen en cuenta (o lo hacen de forma muy minoritaria) aspectos y actividades sociales, como por ejemplo iniciativas de ciencia abierta, sostenibilidad o diversidad, que podrían encuadrarse dentro de la llamada tercera misión. Esta circunstancia ha llevado a la comunidad a reclamar clasificaciones más justas y responsables.

Algunas de estas clasificaciones globales no incluyen actividades vinculadas a la tercera misión de las instituciones de Educación Superior

Esta nueva sensibilidad se vio reflejada en el interesante webinar celebrado en enero de 2021, presentado por los expertos internacionales Alex Usher y Ellen Hazelkorn, y patrocinado por el CIHE (Center for Higher Education Boston College), en el que se formulaba la siguiente pregunta: «¿Las clasificaciones siguen siendo adecuadas para su propósito? (Are rankings still fit for purpose?, fue su título en inglés).

Una de las conclusiones más repetidas fue que se necesitan nuevas métricas para evaluar el papel cada vez más importante de las universidades en sus sociedades.

La discusión concluyó también destacando señaló que “las clasificaciones del siglo XXI todavía se basan en los roles de la universidad en el siglo XX”.

Nuevas tendencias 

Precisamente, este hueco es el que reclaman dos nuevas clasificaciones, el MosIUR y el Impact Rankings (THE-IR), editado por Times Higher Education, responsable de la edición de un amplio catálogo de rankings. Se trata de dos rankings jóvenes de universidades a nivel global ya que solo cuentan con tres ediciones hasta la fecha. Como el resto de sus competidores,  tienen su metodología (que a lo largo de tres ediciones ha ido cambiando) y, por supuesto, sus partidarios y sus detractores, entre los que se pueden identificar los distintos grupos de interés que hay detrás de los mismos, y los intereses de los países u organizaciones que los auspician.

Aun cuando estos nuevos rankings presentan importantes limitaciones metodológicas, la audiencia se ve atrapada por su encanto, tal como Ulises ante el canto de las sirenas en su camino hacia Ítaca. Mientras el THE-IR mide la contribución de las universidades a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), el MosIUR se caracteriza por su objetivo de medir las tres dimensiones universitarias, especialmente la transferencia.

Del análisis de estos dos rankings se desprenden dos aspectos que consideramos de interés: un cambio geopolítico y un cambio metodológico.

Carrera geopolítica a través de los rankings universitarios globales

En el panorama de la educación superior se ha “colado” la geopolítica; los rankings “nuevos” (al igual que los “viejos”) están planteando su interpretación en términos de efecto país (geopolitical race) y de políticas universitarias, más que en el impacto sobre las estrategias de las propias instituciones de Educación Superior.

Los sistemas universitarios y las universidades que los integran quieren ser más “brillantes” no sólo en investigación y docencia, sino en otros temas transversales como la diversidad, la sostenibilidad o la ciencia abierta, porque esto redundará en una mayor reputación de sus universidades y de sus agendas de educación superior, lo que facilitará la captación de estudiantado internacional, y de ingresos.

Estrategias de visibilidad 

En este contexto de cambio, hemos observado que la representación de los países en estos dos nuevos rankings es muy diferente de la observada en los rankings globales tradicionales.

El análisis comparativo de THE-IR y THE-WUR que hemos realizado, y cuyos resultados preliminares se discutieron en el marco de la 5th International Conference on Public Policy celebrada en Barcelona en julio de 2021, nos muestra que los sistemas universitarios que ocupan las primeras posiciones en THE-WUR no están participando en THE-IR con el mismo nivel de intensidad.

Sólo 4 instituciones de las 50 mejores universidades del THE-WUR también están incluidas en el THE-IR en la edición de 2021.

Conclusiones similares han sido expuestas recientemente por Calderón (2021). Lo mismo ocurre en el MosIUR, donde Rusia y China brillan como los sistemas universitarios con más universidades, en comparación con sus posiciones en el ARWU, THE, QS, SIR, etc. (como se puede ver en Orduña-Malea y Perez-Esparrells, 2021).

Esta situación puede explicarse por las estrategias geopolíticas específicas de los países y de las propias universidades por obtener más visibilidad en una familia de rankings que en otras, como es el caso muy llamativo de algunas instituciones ubicadas en América Latina.

Nuevas métricas en los rankings universitarios globales

Tanto MosIUR como THE-IR incorporan una amplia variedad de nuevas métricas. MosIUR se caracteriza por el uso de fuentes de datos alternativas, no anglosajonas, y en gran medida de naturaleza web, incluyendo motores de búsqueda y fuentes de información web internas (sitios web de la universidad) y externas (ej., Wikipedia).

La llegada de rankings orientados a medir aspectos sociales era una necesidad palpable. 

Por su parte, THE-IR incorpora un conjunto de indicadores para cada uno de los ODS, cubriendo tanto actividades de investigación como aspectos estructurales de las propias universidades relacionados con su sostenibilidad, medida esta también en tanto que organizaciones.

La llegada de rankings orientados a medir aspectos sociales, utilizando herramientas que permitieran una mayor visibilidad a todas las regiones del mundo, era una necesidad palpable. Recientemente, Ruth A. Pagell, emérita de la Emory University en los Estados Unidos y experta en rankings, nos comentaba en correspondencia privada el entusiasmo inicial con el que había recibido el nuevo ranking MosIUR, porque incorporaba algunos de los aspectos clave del papel de una universidad que no se incluyen en otras clasificaciones.

De forma similar, se celebraba el lanzamiento del THE-IR, por cuanto suponía disponer de una herramienta que permitiera mapear el “viaje” de desarrollo sostenible de las universidades (Calderón, 2021). Sin embargo, limitaciones metodológicas, tanto clásicas (sesgos en la confección de indicadores combinados) como nuevas (sesgos de las nuevas fuentes, prevalencia de las nuevas métricas)  deben frenar cualquier euforia respecto a estas nuevas herramientas.

¿Transformación o nueva promoción?

Tras la pandemia, los sistemas universitarios de los países han intensificado sus retos; las universidades que los conforman han acelerado los cambios y las transformaciones, lo que ha llevado a nuevas formas de entender las misiones de la universidad, nuevas preguntas ante los nuevos valores (por ejemplo, la sostenibilidad o fuentes y métricas alternativas, en los casos observados en este breve texto).

Estos nuevos rankings están siendo sensibles ante esa necesidad de incorporar nuevas fuentes, métricas y actividades universitarias. Con ello están tratando de romper con la hegemonía de rankings globales que muestran una educación superior dominada por las grandes potencias mundiales (principalmente el mundo anglosajón).

En estas últimas clasificaciones  se observan ligeros pero continuos cambios geopolíticos, incorporando a más universidades de países en vías de desarrollo, lo que podría estar evidenciando la generación de nuevas estrategias activas de visibilidad en rankings dentro del mercado global de la educación superior.

Los rankings más recientes se están convirtiendo en nuevas formas de promocionar la reputación de las universidades y, por ende, de los países donde se localizan.

Nuevas necesidades y nuevos retos para la medida de las instituciones de ES

No queremos resultar pesimistas, sino todo lo contrario. Creemos firmemente  que los rankings jóvenes irrumpen con fuerza en una dirección: la necesidad de medir cosas distintas y de medir mediante métricas distintas. Pero detectamos al mismo tiempo una revolución silenciosa en el sector de la educación superior donde ciertos países y regiones tratan de generar nuevos espacios que no ocupan las universidades tradicionales, aprovechando las grietas existentes en el diseño metodológico de estas clasificaciones.

La principal duda es si estos nuevos rankings serán espacios idóneos para medir las necesidades y los retos del siglo XXI de las instituciones de Educación Superior, o se convertirán en un nuevo canal de comunicación para cubrir viejas necesidades de reputación.

LIBRO: En diálogo con editores: un panorama de la edición independiente en Latinoamérica

LIBRO: En diálogo con editores: un panorama de la edición independiente en Latinoamérica

Disponible en Ediciones UAEM - Librería Digital   



En diálogo con editores: un panorama de la edición independiente en Latinoamérica

Acceso Abierto

Esta obra es una aportación de alumnos de la décima generación de la Maestría en Producción Editorial del Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales de la UAEM. Se trata de una compilación de entrevistas hechas a editores de México y Colombia, que da cuenta de la diversidad del oficio de la edición. El objetivo es visibilizar la especialización de las artes de la edición, su diversidad y su necesaria existencia, así como orientar, mediante las experiencias vertidas en estos diálogos, a todos aquellos que se encuentran en procesos de formación —tanto formales como independientes— para convertirse en editores.


Autor: Catherine Rendón Galvis, Montserrat Ruíz-Cabañas Chávez

Editorial: UAEM

Colección: Sin colección

Año: 2021

Número de páginas: 106

ISBN: 978-607-8784-21-9

Edición: Primera edición

Idioma: Español



jueves, 16 de septiembre de 2021

El ISBN, el ISSN y otros números internacionales que debes conocer sobre normalización

Publicado en Comunidad Baratz
https://www.comunidadbaratz.com/blog/el-isbn-el-issn-y-otros-numeros-internacionales-que-debes-conocer-sobre-normalizacion/




21 julio, 2021 

La normalización es el proceso de elaboración, aplicación y mejora de las normas que se aplican a distintas actividades científicas, industriales o económicas con el fin de ordenarlas y mejorarlas. Casi todos los autores coinciden en que para que exista normalización, tiene que haber una base científica consolidada, unas experiencias previas y unos resultados comprobados.

La normalización persigue fundamentalmente tres objetivos: la simplificación, es decir, tratar de reducir los modelos quedándose únicamente con los más necesarios; la unificación, para permitir la intercambiabilidad a nivel internacional; y la especificación, intentar evitar errores de identificación creando un lenguaje claro y preciso.

Los distintos números de normalización a tener en cuenta en bibliotecas y archivos

ISBN

El ISBN (International Standard Book Number) es un número que se asigna a los libros y que hace las veces de DNI en las personas. Es un número unívoco e irrepetible de identificación de los libros para que estos tengan identidad propia y se eviten confusiones por semejanzas de títulos, autores, etc. Además, se consigue una normalización efectiva.

En 1972 se publicó la norma ISO 2108 que establecía el concepto de ISBN: coordinar y homologar internacionalmente la utilización de un sistema de numeración de libros. En 1987 se creó la Agencia Española del ISBN, pero, a partir de 2010, la gestión de la Agencia Española del ISBN fue asumida por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), aunque el Ministerio de Cultura mantuvo su titularidad hasta principios de 2015. En 2015, la FGEE firmó un contrato con la Agencia Internacional del ISBN. Desde ese momento, tanto la titularidad como la gestión del ISBN corresponden en exclusiva a dicha institución.

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Cambios del ISBN en enero de 2007

Hasta enero de 2007, el número ISBN estaba formado por las siglas ISBN y 10 dígitos (los diez dígitos se dividían en cuatro grupos separados por guiones), pero en enero de 2007 el ISBN pasó a tener 13 dígitos; los ISBN existentes pasaron a ser precedidos por el número 978; el ISBN pasó a ser idéntico al Bookland/ISBN, el cual utiliza el código de barras EAN-13Antes de 2007, en España el ISBN era obligatorio para cualquier publicación, excepto en agendas y publicidad; en impresiones artísticas y carpetas sin portadas ni texto; en grabaciones de sonido; y en publicaciones seriadas. A día de hoy, el ISBN no es obligatorio, el Real Decreto 2063/2008 del Ministerio de Cultura sobre el ISBN derogó la obligatoriedad de consignar el ISBN en las publicaciones.

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ISSN

El ISSN (International Standard Serial Number) es el código internacional de identificación de las publicaciones seriadas (revistas, periódicos, boletines, series de monografías, etc.). Es el equivalente para las publicaciones seriadas de lo que el ISBN es para las publicaciones monográficas. Para la adjudicación de cada ISSN se creó la Red ISSN de la que España forma parte desde 1978. El ISSN aparece como norma ISO 3297-1986 (UNE 50-107).

El ISSN consta de 8 cifrasISSN e ISBN pueden ser compatibles, por ejemplo, en series de monografías, en cuyo caso habrá un ISSN para la serie y un ISBN para cada volumen; el ISSN no es obligatorio, es opcional. El editor no está legalmente obligado a utilizarlo, pero conlleva muchas ventajas.

El Centro Nacional Español del ISSN

En 1978 se creó el Centro Nacional Español del ISSN, actualmente integrado en el Departamento de Control Bibliográfico de Revistas de la Biblioteca Nacional. En virtud del Real Decreto 1405/2007, las empresas y las entidades editoras asentadas en Cataluña deben dirigirse a la Biblioteca de Cataluña para solicitar el número ISSN.

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NIPO

El NIPO es el número de identificación de las publicaciones oficiales. Es un código utilizado en España por la Administración General del Estado para identificar las publicaciones oficiales, tanto impresas como electrónicas. El Ministerio de la Presidencia de España, a través de la Secretaría de la Junta de Coordinación de Publicaciones Oficiales, se encarga de la tramitación de la asignación del NIPO previa solicitud de la unidad u organismo editor. El NIPO está formado por 9 dígitos distribuidos en cuatro grupos separados por guiones. Las publicaciones oficiales también deben cumplir la normativa vigente en materia de ISBN y depósito legal.

El NIPO fue introducido en una orden de 1985.  Desde entonces, ha estado regulado por sucesivas órdenes emitidas en 1993, 2011​ y 2015. A día de hoy, está regulado por la Orden PRE/2418/2015.

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DOI

El DOI (Digital Object Identifier) es un enlace permanente en forma de código alfanumérico que identifica, de forma única, un contenido electrónico. Es el indicador que más se utiliza para los artículos científicos electrónicos, revistas completas, partes de artículos, audio, videos, imágenes e incluso software para la normalización, ya que garantiza un acceso directo y permanente al objeto que identifica mediante un enlace único para cada producto o recurso. DOI refleja los metadatos esenciales del artículo, la revista etc., empleando un esquema XML, es decir, mediante una estructura interoperable (entendible por cualquier sistema informático o base de datos relacional).

Los principales editores de contenidos digitales científicos lo crearon en 1996 como un código único para el reconocimiento de la propiedad intelectual de los recursos electrónicos. Su creación se debió a la necesidad del seguimiento de los derechos de propiedad intelectual a través de Internet.

Los editores deben solicitarlo de oficio a la Agencia de Registro correspondiente. Una vez que el número es asignado a un artículo, una revista o una imagen, por ejemplo, se puede utilizar como enlace seguro para ir directamente al artículo, con la finalidad de completar los datos bibliográficos sobre el mismo o para seleccionar, marcar y compartir la información, etc. Por ello es esencial citar utilizando el número DOI y no la URL.

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ISMN

El ISMN (International Standard Music Number) es el Número Internacional de Identificación de Publicaciones de Música Escrita. Se asigna a través de laNorma ISO 10957:1993.

Identifica todas las publicaciones de música impresa (a diferencia del ISWC que se refiere únicamente a la creación musical) tanto si se destinan a la venta, al alquiler o son gratuitas. Facilita su normalización en el tratamiento de la música impresa y los datos bibliográficos para compositores, editores, productores y distribuidores de música, así como para bibliotecasarchivos y centros de documentación especializados en música. Consta de 13 dígitos, agrupados en cinco elementos.

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ISWC

El ISWC (International Standard Works Code(traducido como Código de Normas Internacionales) permite que una obra musical sea identificada internacionalmente de forma unívoca, pero no como producto (impreso o digital), sino la creación en sí de cara a la protección de la propiedad intelectual de las obras, incluidas en los repertorios CISAC (Confederación Internacional de Autores y Compositores). El ISWC comienza con la letra T y va seguido de un número único de 9 dígitos.

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ISRC

El ISRC (International Standard Recording Code) es el Código Internacional Normalizado para Grabaciones (Norma ISO 3901:2001), empleado como estándar internacional para identificar grabaciones de sonido y videograbaciones. Identifica la grabación en sí, pero no la canción o la pieza instrumental. Es administrado por la IFPI, la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. El código se compone de 12 caracteres, agrupados en cuatro secciones.

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ISAN

El ISAN (International Standard Audiovisual Number) es un código numérico  internacional de identificación de registros audiovisuales: películas, documentales, cortos, series, episodios de series, eventos deportivos, etc.

Es un sistema de numeración voluntario para la identificación de obras audiovisuales, el cual es único y permanente, independientemente del idioma o del formato de la obra. Dicho número permite ayudar a los productores, a los distribuidores o a los artistas en aspectos referentes a la protección de los derechos de autor, la promoción y la difusión. La asignación de este número se realiza por medio de Internet. Consta de 24 dígitos hexadecimales y se divide en tres partes.

El ISAN Version permite identificar todas las versiones de un trabajo audiovisual y sus posibles variantes: idioma, ediciones, clips, material promocional, bandas sonoras, etc.

ESPAÑA: profesores de la Complutense llevan más de 300 firmas al Rectorado para que corte relaciones con empresas y academias cercanas a ISRAEL

Publicado en El País https://elpais.com/espana/madrid/2024-05-10/los-maestros-de-la-complutense-llevan-mas-de-300-firmas-al-rectorado-para-...