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martes, 22 de agosto de 2023

ARGENTINA: Elecciones primarias hacen peligrar la ciencia local

Publicado en SciDevNet
https://www.scidev.net/america-latina/news/elecciones-primarias-en-argentina-hacen-peligrar-la-ciencia-local/?utm_source=SciDev.Net&utm_medium=email&utm_campaign=14080973_2023-08-22%20Weekly%20Email%20Digest%20-%20Am%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20Template.%20For%20no%20topic%20preferences&dm_i=1SCG,8DSY5,665LFG,YKPCR,1



22/08/23

Elecciones primarias en Argentina hacen peligrar la ciencia local

De un vistazo
  • El ganador en las primarias presidenciales de Argentina dice que cerrará el Ministerio de Ciencia
  • El ultraliberal Javier Milei propone cerrar también el organismo que nuclea a la mayoría de los científicos
  • La comunidad científica organizó marchas y alzó su voz en rechazo unánime

[BUENOS AIRES] El sector científico argentino vive días de conmoción luego de que Javier Milei —el candidato a presidente más votado en las elecciones primarias del 13 de agosto— ratificara su intención de cerrar los ministerios de Ciencia, Ambiente y Salud, y de privatizar el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Con una inflación superior al 100 por ciento, índices de pobreza del 40% y rechazo creciente a las dos fuerzas políticas que gobiernan desde 2003, el partido ultraliberal La Libertad Avanza —fundado por Milei en 2021— obtuvo el 30 por ciento de los votos, dos puntos por encima del opositor Juntos por el Cambio y tres del oficialista Unión por la Patria, que nuclea al Peronismo. Todos volverán a competir en los comicios generales del 22 octubre.

Conocido por un perfil provocador, que incluye estar a favor de la compraventa de órganos, la portación de armas y la negación del cambio climático, Milei —economista y profesor universitario de 52 años— argumenta que la ciencia es “algo del sector privado” y la educación pública, “adoctrinamiento”.

Luego del triunfo, el actual diputado nacional aseguró que privatizará el CONICET porque sus trabajadores no generan “productividad” y representan un gasto estatal excesivo.

“Si se cerrara el ministerio (de Ciencia), del cual dependemos, se eliminarían muchas instituciones de ciencia y tecnología, con lo cual tampoco podría continuar la investigación en universidades”. Ana Franchi, directora del CONICET

Fundado en 1958 por el Premio Nobel Bernardo Houssay, el organismo tiene casi 24.000 investigadores y becarios que trabajan en más de 300 institutos en todo el país. En 2022 encabezó el ranking SCImago de las mejores instituciones de ciencia en Latinoamérica.

“Si se cerrara el ministerio (de Ciencia), del cual dependemos, se eliminarían muchas instituciones de ciencia y tecnología, con lo cual tampoco podría continuar la investigación en universidades”, advierte la directora del CONICET, Ana Franchi, en diálogo con SciDev.Net.

“La tecnología nos atraviesa en todas las facetas de la vida: lo que comemos, cómo viajamos, qué energía usamos”, agrega. “Por otra parte, quienes trabajan en el sector se caracterizan por su pensamiento crítico, que sin estas instituciones disminuiría sensiblemente”.

La funcionaria considera que las propuestas del diputado son un ataque al propio Estado, ya que las naciones desarrolladas priorizan la ciencia y la tecnología como sectores estratégicos.

De hecho, tres de los países más elogiados por Milei —Estados Unidos, Israel y Corea del Sur— invierten entre 2,5 y 6 por ciento de sus productos brutos internos en investigación.

La cifra no llega al 0,35 por ciento en Argentina, y la gestión de Juntos por el Cambio (2015-2019) la dejó en un piso del 0,22 por ciento. Una ley votada hace dos años establece un incremento progresivo hasta alcanzar 1 por ciento en 2032.

Franchi recuerda que los especialistas del CONICET no solo permanecen en oficinas públicas, sino que se insertan en compañías farmacéuticas, de saludagroenergía y comunicaciones.

La entidad “es un ejemplo virtuoso de la colaboración público-privada”, insiste. “Es lo que pasa en el mundo: desarrollos como internet y los celulares tuvieron una inversión estatal inicial y después los tomaron las empresas”.

Pero si Milei avanzara con sus planes, la contracción del sector podría ser brutal en el país sudamericano, donde la inversión estatal supera el 70 por ciento.

En este contexto, “es muy necesario incrementar la inversión privada, que es insignificante por el desconocimiento de los empresarios sobre el rol de la ciencia en el desarrollo”, critica la presidenta de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, Susana Hernández.

En relación con los aspectos a mejorar dentro del CONICET, resalta la importancia de fortalecer iniciativas de transferencia tecnológica y de que “las investigaciones básicas se ocupen de orientar algunas líneas en favor de una aplicación que redunde en beneficio de la sociedad”.

Franchi también reconoce la necesidad de alcanzar una mayor federalización, para dar respuesta a demandas sobre problemáticas sociales, industrialización e impacto ambiental en las provincias y pueblos más postergados.

Más allá de esos matices, la controversia que generó Milei despertó una defensa casi unánime de la ciencia pública argentina.

El biólogo Diego Golombek —uno de los divulgadores más influyentes del país— recordó que el sector agropecuario depende de la biotecnología; el de comunicaciones, de comprender los alcances en inteligencia artificial; el de energía, de físicos e ingenieros especialistas en fuentes renovables.

Alberto Kornblihtt, investigador superior del CONICET, ponderó al organismo por haber creado vacunas, kits de diagnóstico, barbijos inteligentes y respiradores contra la pandemia de COVID-19, siempre en articulación con el sector privado.

Sus científicos desarrollaron alimentos fortificados con probióticos, cultivos resistentes a las sequías, métodos de explotación de hidrocarburos y tecnologías para producir cannabis con fines medicinales.

Lino Barañao, ministro de Ciencia entre 2007 y 2018, también los elogió por producir “como los del Primer Mundo”, pero con salarios “paupérrimos” que no suelen alcanzar los 500.000 pesos (unos 700 dólares).

Para sintetizar la trascendencia del desafío que enfrenta el país, el actual ministro de Ciencia Daniel Filmus recurrió a una cita del propio Houssay: “La ciencia no es cara; cara es la ignorancia”.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net

viernes, 18 de junio de 2021

Acceso a la literatura científica en Argentina: Rutas y percepciones de investigadores del CONICET

Publicado en blog Acceso Abierto en Movimiento

http://accesoabierto.fahce.unlp.edu.ar/entradas/acceso-a-la-literatura-cientifica-en-argentina-rutas-y-percepciones-de-investigadores-del-conicet


Acceso a la literatura científica en Argentina: Rutas y percepciones de investigadores del CONICET

Por Carolina Monti (04/05/2021)

Seguramente, lectora/lector de este blog, no se sorprenda si le digo que el sistema de publicación científica se encuentra en crisis desde hace varios años. Como profesionales de la información, bibliotecarias/os y defensores del acceso abierto ya tenemos muy en claro que el problema se encuentra en mayor medida en el actual modelo de negocio basado en suscripciones y publicación paga, que trata a las publicaciones como mercancías. Asimismo, sabemos que el Movimiento Internacional de Acceso Abierto ha sentado las bases para lo que por ahora sigue siendo el camino a seguir para lograr un cambio radical hacia un sistema de publicaciones enteramente en acceso abierto. Conocemos las iniciativas como AmeliCa en América Latina y el Plan S en Europa (cOAlition S /Plan S). También, conocemos casos de universidades o consorcios de instituciones académicas importantes que han terminado sus acuerdos comerciales con las grandes editoriales académicas comerciales. Pero ¿es todo esto suficiente? Parece que todavía resulta lejano revertir esta situación: un estudio estima que aún el 69% de los artículos publicados con DOI siguen estando solo accesibles a través de pago (Piwowar, Priem y Orr, 2019).

Entre tanto, otros estudios destaparon la olla: las y los científicas/os están usando sitios de descargas ilegales y redes sociales académicas para proveerse de la literatura científica necesaria para sus trabajos. Lo hacen sabiendo que muchas de estas formas son ilegales y existe evidencia de su uso en todas partes del mundo, incluyendo en nuestro país: un estudio que realizamos recientemente sobre el uso del sitio Sci-Hub mostró que las descargas realizadas desde Argentina tuvieron un gran aumento de 2015 a 2017, año en el que las descargas fueron más de un millón -un 1% de las registradas a nivel mundial- y las demandas respondieron en su mayor parte a trabajos publicados por las grandes editoriales comerciales internacionales y a temas relacionados con la salud.

Parecería ser que la piratería se ha convertido en una parte inevitable de la comunicación científica. Aunque suelen ser rechazadas por varios autores dentro del Movimiento de Acceso Abierto (Suber, 2012,; Piwowar et al., 2018; Machin-Mastromatteo, J. D., Uribe-Tirado, A., y Romero-Ortiz, M. E., 2016, entre otros), las herramientas y estrategias ilegales o ”piratas” también pueden ser consideradas dentro del mismo, como otra posible víaAcceso Abierto Alternativo o Paralelo (Penn, 2018), Acceso Abierto Negro (Bjork, 2017) o Acceso Abierto Guerrilla (Swart, 2008).

Las abanderadas de esta vía, son las llamadas bibliotecas en la sombra (1), que comparten, entre otros, un objetivo común al de los repositorios institucionales: dar difusión abierta a los artículos publicados en revistas científicas por suscripción y también suelen ser un producto de la cooperación entre académicos/as. Con su permiso, ¿me dejarían decir que las bibliotecas en la sombra representan un enfoque radical de la vía verde del acceso abierto? Según Bodó, Anta y Puha (2020), estas son una aproximación física al ideal platónico de compartir el conocimiento que existiría si no hubiera barreras legales, económicas o institucionales a la circulación del conocimiento académico. En esta misma línea se ubica el pensamiento de Alexandra Elbakyan, la creadora de Sci-Hub, quien ha declarado ser defensora del Acceso Abierto y ha dicho que para que sitios como el suyo puedan funcionar sin tener problemas, hay que cambiar el sistema (Elbakyan, 2016). Viéndolo así, Sci-Hub ¿podría ser considerado como un futuro repositorio digital mundial?

Para avanzar en la discusión de estos temas en Argentina hace falta más evidencia empírica. Es por eso que junto a un grupo de investigadores del CONICETUmaiFLACSO y UNLP, realizamos una encuesta entre investigadores y becarios/as del CONICET a fin de contribuir con la búsqueda de respuestas a las cuestiones planteadas. Los primeros resultados difundidos pueden consultarse completos aquí.

En esta encuesta los y las investigadoras nos dijeron que descargan unos 11 documentos por semana y en el transcurso del 2020, un 57% accedió a más de 100 trabajos. La vía de acceso ilegal e impaga fue la más usada: el 90% señalaron usar sitios como Sci-Hub, LibGen y similares. Incluso, el 85% afirmó hacer un uso frecuente y muy frecuente. Le sigue el uso frecuente y muy frecuente de los sitios de acceso abierto (66%). Por otro lado, el uso de sitios de descarga legales pagos (mediante recursos propios, con subsidios de proyectos, usando servicios bibliográficos pagados por instituciones, como por ejemplo, la Biblioteca Electrónica de Ciencia y Tecnología, BECYT) fue mucho menor, sólo un 24% declara uso frecuente o muy frecuente, mientras que un 60% señala que las usa raramente o nunca. También observamos que muchos/as (un 59%) no pueden distinguir desde donde accedieron a los documentos.


    (Gráfico 1 Modalidades de acceso a la literatura científica)

Ahora bien, ¿por qué parecen usar más las vías ilegales e impagas que otras modalidades de acceso? Según esta encuesta, las razones prácticas son esenciales: la imposibilidad de acceder de otra forma fue la razón más elegida (un 75%), y además encuentran una facilidad relativa frente a otros servicios legales (un 38%). Por otro lado, también fueron seleccionadas motivaciones asociadas a creencias valorativas que se expresaron en buena medida en las ideas de que la literatura científica no debe tener barreras de pago (67%), que estos servicios ilegales contribuyen al progreso de la ciencia (61%) y la oposición al aprovechamiento por parte de las editoriales de autores y evaluadores (42%).

Pero ¿está mal usar estos sitios? ¿Es siempre ilegal? La encuesta nos aproximó a las representaciones de legalidad y moralidad sobre el acceso y la difusión de información científica que tienen los y las investigadoras del CONICET y si varían según si el trabajo es propio o ajeno, si se descarga o se comparte. Entre el 64% y el 95% -variando según cada uno de los cuatro escenarios propuestos-, consideró correcto o parcialmente correcto, descargar y circular la literatura científica de la forma que sea (Sci-Hub, redes académicas, redes sociales, etc.). En apariencia, hay una separación entre legalidad y corrección moral y las representaciones de una acción como ilegal no impide considerarla moralmente correcta.

Si bien deberíamos ver que está sucediendo en otros ámbitos académicos, como en nuestras universidades, centros e institutos, este estudio nos aporta evidencia empírica de que al menos una parte de los y las científicas argentinas están efectivamente usando -y mucho- los sitios de descarga ilegal e impago para poder acceder a la literatura que necesitan. No solo eso, sino que también parece ser la forma elegida entre otras -incluidos los sitios que proveen literatura de acceso abierto y/o modalidades pagas, como suscripciones institucionales-, y a sabiendas de que son ilegales, sin considerarlas por ello moralmente incorrectas.

Me pregunto - y nos pregunto- ante este panorama que se vislumbra ¿debemos seguir desconociendo a la vía negra o alternativa como acceso abierto? Como profesionales de la información, ¿echamos luz sobre esas sombras?

El informe completo puede leerse aquí:

Zukerfeld, M., Liaudat, S., Terlizzi, M.S., Monti, C. y Unzurrunzaga, C. (2021, abril). Un fantasma recorre la ciencia, el fantasma de la piratería. Prácticas y representaciones acerca del acceso a la literatura científica [Informe preliminar de investigación]. Recuperado de http://bit.ly/PyDG21

Nota:

(1) Como Sci-Hub, Libgen y muchas -más pequeñas- que existen en las periferias de los ámbitos académicos.

Créditos de las imágenes, en orden de aparición:

Imagen 1. Sketching science https://sketchingscience.org/

Gráfico 1. Zukerfeld, Liaudat, Terlizzi, Monti, C. y Unzurrunzaga, C. (2021, abril)

Imagen 2. Elaboración propia

Referencias:


ESPAÑA: profesores de la Complutense llevan más de 300 firmas al Rectorado para que corte relaciones con empresas y academias cercanas a ISRAEL

Publicado en El País https://elpais.com/espana/madrid/2024-05-10/los-maestros-de-la-complutense-llevan-mas-de-300-firmas-al-rectorado-para-...